Daniel Rod: Cristalografías XXIV

Marcelo Daniel Rodríguez, más conocido en el mundo del arte como Daniel Rod, es un uruguayo que a muy pronta edad se interesó por el arte, principalmente por el dibujo. Con el paso de los años ha ido experimentando diferentes etapas pictóricas.

En el año 2010 se muda a España, eligiendo Madrid como ciudad de residencia.  Participa activamente en la vida artística de la capital española tanto de una manera libre, como a través de la Asociación Española de Pintores y Escultores. De hecho, el 7 de noviembre del 2017, presentó su obra titulada Cristalografías XXIV (tinta sobre papel de 91 x 62 cm) al II Salón de Dibujo de la AEPE celebrado en la Sala de Exposiciones del Centro Cultural Nicolás Salmerón de Madrid. En dicho certamen, ganó la Medalla de Dibujo Marceliano Santamaría Sedano.

A primera vista, sin prestarle atención al título, se diría que se trata de un iceberg o un témpano de hielo, es decir una gran masa de hielo flotante desprendido de un glaciar o una banquisa, que sobresale en parte de la superficie del mar. Pero su título hace referencia a otra cosa. La cristalografía, es la ciencia que se dedica al estudio y la resolución de estructuras cristalinas. Prácticamente todos los minerales adoptan formas cristalinas cuando se forman en condiciones favorables, y la cristalografía es el estudio del crecimiento, la forma y la geometría de éstos.  Por lo tanto, conocidos estos datos, la manera de ver la obra cambia por completo.

Esta pieza, se podría relacionar con una metáfora acerca de la vida. La parte superior de la obra podría verse como una montaña rocosa, con distintos picos, con distintas dificultades en el camino de la vida hasta llegar a la cima, que sería el sueño, el objetivo, por el que tanto se ha luchado desde el momento en el que comenzamos a tener uso de conciencia. La que podríamos denominar como la parte física, es decir, en la que estamos presentes tanto de cuerpo y alma e interactuamos con otras personas.

En cambio, la parte de la obra oculta, que parece sumergida en un líquido, trasmite tranquilidad. La tranquilidad y serenidad que te da el silencio cuando te sumerges en el agua y  puedes abstraerte de todo lo que está a tu alrededor, dando así prioridad a nuestros pensamientos y sentimientos. Esta es la que sería el mundo espiritual, en la que el cuerpo no importa, únicamente, tiene importancia todo lo que nos transmiten nuestro cerebro y nuestro corazón, solo estamos nosotros con nosotros mismos

Ambos aspectos están relacionados, la vida comienza con el mineral en bruto, aún no está transformado. El tiempo, es el que nos hace que ambos mundos crezcan y aprendamos a convivir con los dos.

A través de un dibujo tan básico, ha logrado crear un macro-contenido en el que resume todas sus experiencias y pone de manifiesto su propio estilo personal.

Cristalografías XXIV, tinta sobre papel (91 x 62 cm)

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