Firmas con sello de lujo: Tomás Paredes

La reina Ana y su gato Laki

 

No, no se trata de un cuento de reinas, hadas y felinos de compañía. No estamos en la corte inglesa con reinas empolvadas y con peluca. Voy a hablar de arte. Ana es Ana Barriga, la reina del pop, y Laki, su obra más importante hasta el momento y más prometedora. Un gato que va a dar mucho que comentar, porque además de su sonrisa displicente, caza ratones. Ana venía dedicándose, con excelente aprovechamiento, a la pintura, pero ha roto la baraja y ha dicho: ¡aquí me planto, o sacamos el gato a pasear o le pedimos a Luis de la Pica que nos cante unas bulerías, como lo segundo es complejo, saco el gato de paseo!

Ana Barriga

 

Ana Barriga, Jerez de la Frontera 1984, antes de reina fue princesa, nereida a lomos de un unicornio que repartía juguetes y caricias. Y antes de enamorar con sus gatos y sus gestos se hizo técnico superior de Diseño de Mobiliario y de Artes Aplicadas. Se licenció en Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y para rematar la puesta a punto, Máster de Arte Idea y Producción. Es decir, llega al glamour muy hecha, pertrechada y exigida, aseada y dispuesta, oliendo a limpio y con desparpajo.

Su presencia multicolor, lúdica, irónica, guay, podría hacernos pensar que se trata de una joven con la cabeza a pájaros. Nada más lejos de la realidad. Tras su mirada de seda y su sonrisa laki se esconde una mujer inteligente, rigurosa, centrada en su trabajo, con ideas y decisiones de quien quiere, no comerse el mundo, sino que el mundo no la engulla a ella. Sabe unir y administrar belleza, arte y eficacia; sabe que sabe cruzar el peligro sin arder, y eso la fortalece.

Antes de terminar la Facultad, en 2013, Ana se puso las pilas y comenzó a ser dueña de sus actos y sus obras. Es un ejemplo a seguir, que no tuerce el gesto ante las complicaciones. Tiene conciencia de su presente y de lo que hace y su intención es seguir pintando, no llegar, sino hacer un camino que engrandezca su presencia. Ya aseguraba Camus, el lúcido Albert Camus, en El hombre rebelde que “la verdadera generosidad para con el futuro consiste en entregarlo todo al presente”.

Y ahí está la reina Ana, entregándolo todo al presente y en la generosidad más cercana y eficiente. ¿Ha visto alguien, de la rama que sea, una joven que se preocupe de sus colegas y que haya instituido una beca personal, y sin publicidad alguna, para un artista que comienza? Ahí está la reina Ana, siempre rodeada de sus becarios, de poetas, músicos, fotógrafos, regalando alegría con naturalidad pasmosa.

Nada de coleguillas, fumetas y demás ralea; su entorno es el poeta Constantino Molina, dimensión y ausencia de frivolidad, hurmiento y canción; León Benavente y su música que crece; José Carlos Naranjo, pintorazo de la noche; Peño, mágico con el barro y el fuego; El Niño de Elche, que ha escrito el texto de la actual exhibición; Laura Vinarós con miel y espliego en los ojos. Ana se envuelve en la melodía en la que danza el arte, la música, el cante y el canto.

Ana y sus galeristas

 

Un día perfeto, su actual exposición en We Collect, C/ Conde de Aranda 20, Madrid, teléfono 910 111 451, abierta hasta el 12 de julio, consta de tres pinturas gran formato, cuatro de medio, dos pequeñas, una breve escultura y la gran sorpresa: el Laki Kat. Obra suficiente como para ver qué hace y cómo lo hace. La escultura pequeña es un corazón de aluminio y laqueado cerámico para sahumar incienso. Primera virtud, el montaje: despojado, oportuno, límpido, mínimo, permitiendo que se pueda contemplar la obra con idoneidad.

LAKI KAT, 2021, resina, fibra de vidrio y madera, pintura de poliuretano y flocado; 186x100x105 cm, es pieza única y tiene un precio de 45.000 euros. El afortunado que la adquiera tendrá un símbolo pop, de hoy, una imagen que interrelaciona la actualidad, y un geiser de donde brota una idea de vida y de futuro ¡Y como el gato salga cantando flamenco, se va a liar! En el texto referido escribe El Niño de Elche: “La vida como constante acto creativo, el arte como constante acto vital, una fiesta constante con uno mismo, como el gato de Ana Barriga, ese que sabe que un día perfecto es en el que has podido apreciar el milagro diario que tiene guardado tu ángel para ti”.

LAKI KAT es un ensamblaje de piezas, tiene forma de gato sentado que sonríe relamiéndose. Pieza hecha a base de encajar pequeños objetos y formas: una nariz de payaso, un corazón, un elefantito, los bigotes, una sirena, un trébol de cuatro hojas, una rosa, el mar de Cádiz en unos ojos, muchos besos ocultos en las heridas. Son elementos de la obra de Ana Barriga: objetos infantiles, fetiches, juego, fragmentos, humor, ironía, emoción, pellizco y meguez, alegría, la sana alegría de Ana. Ya lo dice Constantino Molina: ¡no se puede robar la alegría!

 

Hay más que el gato Laki. Un día perfecto, pintura que da título a esta entrega, 160×260 cm, óleo, esmalte, rotulador sobre tela. Y 1 Mississippi, 2 Mississippi, 3 Mississippi, lienzo de 130×235 cm. Y otras pocas obras, que ocasionan esta algarabía lúdica de colores, una fiesta por alegrías que el tiempo canta ajeno a los miserables, porque como dice El Niño de Elche: “Ana Barriga no ha llegado a nuestro mundo para pintarnos una realidad materialista siempre subjetiva, sino para recordarnos la posibilidad imaginativa de nuestros corazones”.

Ana es un paraguas multicolor en el que nos podemos resguardar, en el que se cobijan muchos amigos, admiradores, coleccionistas, galeristas, gestores, porque si lo abre, lo mismo les guarece del sol que de la lluvia. Es así, es su carácter, filoneísta, diáfana, nadaísta, transparente, apasionada, altruista, nefelibata, las palmas abiertas para recibir, para abrazar, para aplaudir. Y es así porque funciona, pero funciona porque es así.

Nadaísta y puntera. En 1958, en Medellín, Colombia, Gonzalo Arango funda el NADAÍSMO, un movimiento existencial y literarios cuyo objetivo era no destruir el sistema establecido, sino desacreditarlo, para establecer una nueva forma de sentir. Fue como una suerte de huracán que pretendía limpiar una sociedad que apestaba a rancio, a feudalismo, a cera y sacristía. Es eviterno, porque sabemos cuándo nació, pero no tiene fin y se ha prolongado en el tiempo por países de Latinoamérica. Su más conspicuo representante, el poeta Jaime Jaramillo Escobar o X-504.

A veces, la música del color se mueve al compás de la armonía de las formas y la plenitud y es cuando aparece ella. A veces, el corazón reta a la inteligencia y ésta lo asume para ir donde la razón no reina. A veces, se consuma el milagro de la gracia y la aventura, de la empatía y el deslumbramiento, y emerge una sonrisa aromada de ángel. A veces, el arte es aburrido y se hace desafecto, pero entonces aparece la reina Ana para decirnos que no, que el arte no es aburrido, que el arte es esa cometa que juega con el destino para anunciarnos que la vida también es de otra manera, sin dejar de ser auténtica, comprometida.

Agasajando siempre la pintura y la vida que va en serio, Ana Barriga busca una transformación, no desde la reacción como muchos pretendidos revolucionarios, sino desde la promoción y acción de la efectividad y la excelencia. No sólo está dotada para la expresión plástica, sino que se ha formado para ello y ejecuta cada acción con un cálculo de ingeniera.

Una fiesta cromática, formal, conceptual, rítmica, su obra; salvaje y dulce como el cante de Agujetas. Una danza de formas que se abrazan para bailar una coreografía de claridades. Pero es que, contemplar cómo se mueve, cómo se orienta, cómo siente la vida entregándose, es un tango de Astor Piazolla bailado por una rebelión de arco iris en el azabache de una noche de misterio. Y como el arte es oxígeno para la vida, aquí tenéis una ayuda para respirar, un profundo aliento vestido de alegría, un clamor de presencias, una danza que no podéis dejar de bailar.

Hay galerías activas y otras que languidecen, espacios con mucha vida y otros moribundos. Amaia de Meñaka y Enrique del Río, dos jóvenes solventes profesionales, han sabido hacer de We Collect un ámbito dinámico y atractivo para el arte. Han acertado a proponer un proyecto triunfador, con algunos celebrando su primera exposición, en el que destaca el reinado de Ana y su emblemático gato.

                                                                                                                   Tomás Paredes

                                                                                    Presidente de honor de AICA Spain

Fotografías: Uxío da Vila

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