Las Medallas de la AEPE: Juan Espina y Capo

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de su creador y en qué galardones se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones.

 

Medalla Juan Espina y Capo

del Salón de Otoño

 

En la Junta Directiva del 2 de abril de 1990 se aprobó la creación de la Medalla especial para dibujo y grabado “Juan Espina y Capo”, con similar categoría a las ya existentes Medallas Eduardo Chicharro, Mateo Inurria y José Prados López, acordándose que llevase el nombre del que fuera Secretario General de la Asociación Española de Pintores y Escultores, artífice del Primer Congreso Nacional de Bellas Artes en 1918, creador del Salón de Otoño en 1920 y excelente grabador e ilustrador.

En el año 1999, y para la disciplina de dibujo, se acordó además la creación de la Medalla de Dibujo “Roberto Fernández Balbuena” para los Salones de Otoño, motivo que hizo que la Medalla “Juan Espina y Capo” se mantuviera únicamente para la disciplina de grabado, especialidad del artista de quien toma el nombre.

En 2017 y gracias a la propuesta que realizara el Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo, bajo el título de “La plenitud de los nombres”, se acordaba la reorganización de los premios y galardones que otorgaba la institución en los distintos certámenes y concursos habituales.

Con el ánimo de honrar la memoria de los fundadores de la AEPE, para el Salón de Otoño se sustituyeron los premios de primera, segunda y tercera medalla, reservados únicamente a los socios, otorgándoles el nombre de los grandes maestros fundadores de la centenaria institución.

Fue en el 84 Salón de Otoño de 2017 cuando se establecieron los premios: Medalla de Pintura Joaquin Sorolla y Bastida, Medalla de Escultura Mariano Benlliure y Gil, Medalla de Pintura Cecilio Pla y Gallardo, Medalla de Escultura Miguel Blay y Fabregas, Medalla de Pintura Marcelina Poncela de Jardiel y Medalla de Escultura Carmen Alcoverro y Lopez.

Juan Espina y Capo

ESPINA Y CAPO, Juan  P.G 1910(F124)   1848 TORREJON VELASCO  MADRID  15.dic.1933

Socio Fundador de la AEPE

Vocal de la AEPE

Artífice del I Congreso Nacional de Bellas Artes

Secretario General de la AEPE

Fundador del Salón de Otoño

Juan Espina y Capo retratado por Joaquín Sorolla

 

Juan Espina y Capo nació en 1848 en el madrileño municipio de Torrejón de Velasco.

Era hijo del doctor Pedro Espina Martínez, prestigioso médico del Hospital Provincial de Madrid en 1852, condecorado con la cruz de la Orden Civil de la Beneficencia de primera clase por sus servicios en las epidemias de cólera ocurridas en Madrid en 1855 y 1865.

Hermano de Antonio Espina y Capo, también médico, pionero de la radiología en España, ya que fue el primero en usar los rayos X en Madrid y propuso utilizar el término «radiografía» en lugar de «fotografía» o «electrofotografía», y que fuera también académico y senador.

Padre del escritor, poeta, narrador, ensayista y periodista vanguardista,  incluido entre los escritores del novecentismo, Antonio Espina García.

Hizo el Bachillerato en el Instituto de San Isidro, en Madrid, y en 1863, cuando contaba con quince años, fue becado por la Diputación madrileña, marchando a París para ampliar estudios y entrando en contacto con las nuevas corrientes pictóricas francesas.

Sin haber cumplido 20 años, participa en la sublevación del cuartel de artillería de San Gil, el motín contra la reina Isabel II que se produjo el 22 de junio de 1866 en Madrid, con la intención de derribar la monarquía y que acabó en un rotundo fracaso. La sublevación contó con un amplio movimiento cívico-militar encabezado por Juan Prim y que contaba entre los civiles con personalidades como Mateo Sagasta.

La represión del levantamiento fue muy dura, siendo fusiladas 66 personas, en su inmensa mayoría sargentos de artillería, y también algunos soldados, de entre los más de mil detenidos.

Como participante de la sublevación, Juan Espina y Capo huye de Madrid y se refugia en la serranía de Cuenca, tras ser incluido en la sentencia de muerte por haberse batido a favor de los artilleros sublevados.  La amnistía posterior a los civiles, le alcanzó de lleno, retomando su formación artística, si bien seguía siendo una persona comprometida social y políticamente.

Tras su formación en París, regresa a Madrid e ingresa en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, siendo discípulo del paisajista Carlos de Haes.

En 1872 fue pensionado para la Academia de España en Roma, donde pasará tres años de estudios y continuos viajes a París.

Caricatura de Juan Espina y Capo aparecida en Blanco y Negro

 

Nuevamente en 1873 participa en la rebelión cantonal con núcleo en Cartagena, que sufrió España durante la I República, mientras mantenía tres guerras civiles simultáneas. El Gobierno republicano español se enfrentaba a la tercera guerra carlista, en el norte, y a una guerra civil en Cuba, la de los 10 años, en la que españoles luchaban contra españoles pues en las Antillas no había población nativa. A estas dos guerras tenemos que sumar la rebelión cantonal que se produjo entre julio de 1873 y enero de 1874.

A resultas de esta nueva participación, Juan Espina se exilia a tierras del norte de África.

A partir de entonces, la dedicación al arte se concreta y define de manera absoluta.

Participante activo en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, en la de 1881 obtiene una Tercera Medalla con “Paisajes”.

Atardecer

Después de la tempestad

 

Jardín

 

En la de 1884 consigue la Segunda Medalla con “La tarde”, y un año después, también la Segunda Medalla con “La tarde en El Pardo”.

Al margen del ámbito de las nacionales, fue galardonado en la Exposición Literario-Artística de Madrid en 1885 y en las regionales de Zaragoza y Cádiz de 1887.

En la sección de grabado, logró la Segunda Medalla en 1906 y también en 1908, alzándose con la Primera Medalla en la de 1926.

Se especializó en temas de paisaje, siguiendo las líneas de la Escuela de Barbizon, que tuvo a Théodore Rousseau como inspirador, utilizando una técnica minuciosa al servicio de un lenguaje rea­lista, con una especial valoración del ambiente y un tratamiento lumínico característico.

En el campo internacional, actuó como delegado de España en las Exposiciones Internacionales de Berlín de 1866, la de Viena de 1892 y en la de Chicago de 1893, y representó a España en las Exposiciones de Suecia y Noruega de 1890.

A lo largo de su vida desarrolló una intensa actividad académica, fue un artista viajero y asiduo visitante de los museos europeos.

Celebró numerosas exposiciones individuales y participó en muchas colectivas, presentando sus lienzos en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en las gale­rías Hernández y Bosch.

Mundo Gráfico, 1928, inauguración de la exposición de obras de Juan Espina y Capo  y su hijo ,en el Círculo de Bellas Artes

 

En julio de 1925 realizó una exposición en el Museo de Arte Moderno que recogió la prensa, como La Esfera, que  comentaba que “ha reunido la más diversa y fecunda serie de obras de pintura y grabado: óleos, temples, acuarelas, aguafuertes, etc., y una importantísima colección de apuntes hechos con la lozanía juvenil, con la frescura espontánea que el notabilísimo maestro pone en cuanto realiza. Los apuntes de Espina, como sus grabados, tienen sobre la tradicional solidez de una educación clásica, realzando la seguridad técnica de una larga vida consagrada concienzudamente al arte, esa generosa modernidad que le hace eternamente joven”…

Deshielo

 

Fue designado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1931, versando su discurso de ingreso acerca de «Belleza, libertad y fraternidad», verdadera profesión de fe artística: «Nada más hermoso que las obras de arte engendradas por la belleza en colaboración con la libertad y la fraternidad.» Simultáneamente,  impartía clases en el Centro Instructivo Obrero y del Fomento de las Artes.

Falleció el 15 de diciembre de 1933 en Madrid, hecho recogido por multitud de diarios de la época en los que se destacaba que … “por su talento y su arte, podía decirse que era una de las mis ilustres figuras de nuestra pintura contemporánea… modelo de laboriosidad, cultivó todos los géneros del dibujo, la pintura y el grabado… en una existencia consagrada a un arte en el que fue maestro… Espíritu independiente, con rebeldía, han sido 85 años vividos con una intensidad extraordinaria, derrochando inteligencia y corazón, siempre dispuesto a romper una lanza por el arte o por su ideal, extasiándose ante la hermosura de un paisaje o ante la belleza de una mujer”…

En otros, se lee que “a pesar de sus 85 años, estando cabal y entero, todavía se escapaba al campo para pintar acuarelas… idealista y apasionado, Don Juan Espina y Capo era uno de los mejores paisajistas españoles de todos los tiempos”…

El Pico de Peñalara

Gente en el parque

Bosque con figura

Paisaje

 

En su Torrejón de Velasco natal hay un Centro Cultural que lleva su nombre.

Demostró gran talento para las composiciones de rico cromatismo y luminosidad, especialmente en paisajes de atardeceres y auroras. Destacó también en el grabado al aguafuerte.

En sus ­paisajes hay una visión atenta de la ­realidad y un interés especial en el tratamiento del color lleno de vigor y entusiasmo, sin descuidar los valores compositivos.

Decía Juan Francés, a propósito del ingreso de Juan Espina y Capo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que “Juan ha sido siempre el inadaptado y el disconforme, el que consideró más bello ansiar la ruta recién abierta, violar los horizontes, que aceptar la sedentaria conformidad de los hallazgos fáciles y los caminos harto ejercidos… A él se le debe en gran parte el descubrimiento estético del Guadarrama… presente en su obra con la fidelidad lumínica y la melancolía augusta… la fuerza renovadora de espiritualismo que contiene ese afán de copiar nubes y cimas… la sutil percepción de la atmósfera, ese aprehender el aire limpio, puro, que otorga las líneas remotas y acusa lo que importa ver bien para los efectos del grabado… Una gran sensibilidad, puesta al servicio de un estilo suelto, fácil, gracioso y fluido en apuntes que se repiten sin monotonía ni fatiga… Los aguafuertes ratifican su calidad de precursor del renacentismo actual del grabado en España.

Paisaje en primavera 

Árboles

El puente 

Paisaje con cascada 

Dibujo de Segovia aparecido en La Ilustración Española y Americana

Juan Espina y Capo retratado por Francisco Maura

Juan Espina y Capo retratado por José Garnelo

Juan Espina y Capo y la AEPE

Socio fundador de la Asociación de Pintores y Escultores, de la que fue Vocal de la Junta Directiva y Secretario General.

Artífice del I Congreso Nacional de Bellas Artes que organizó la Asociación de Pintores y Escultores en 1918, que contó con el apoyo de todos los organismos oficiales, de todas las sociedades afines y los centros de enseñanza, bajo el patrocinio del Rey Alfonso XIII. El congreso se organizó con las secciones de Pintura, escultura, grabado, arte decorativo, museos, arquitectura, enseñanza y música, y en su clausura, el escultor, socio y Director General de Bellas Artes en aquellos momentos, Mariano Benlliure,  manifestó que “no sólo admiraba a los que habían realizado un acto de género desconocido en la patria española sino que, desde luego hacía suyas alguna de las conclusiones porque ya había, por coincidencia, elevado al Sr. Ministro algunas iguales y otras parecidas y que en cuanto a las restantes estaba a la disposición de sus compañeros, porque el sentimiento del arte y el amor al hermano en profesión era en él muy superior a cuanto pudiera ser en otro plano distinto de la vida”.

En la AEPE organizó además del Certamen de Arte Español en San Petersburgo.

A iniciativa suya se creó en 1920 el Salón de Otoño. A finales de ese año, la  Asociación de Pintores y Escultores le dedicó un homenaje que se llevó a cabo en el domicilio de la entidad, como reconocimiento a su preocupación y desvelo por los intereses generales de los artistas, y en el que le fue concedida la Medalla de Oro que modelara generosamente Mariano Benlliure. La Medalla, una joya más salida de las manos de Benlliure, llevaba la inscripción «A Juan Espina y Capo, organizador del primer Salón de Otoño, sus amigos y expositores.—1920.»

Acompañó a la Medalla un cuaderno de pergamino con una preciosa cubierta de Agustín, en la que figuran las firmas de los asistentes al homenaje, entre ellas las de Alcalá Galiano, Anasagastí, Alcoy, Adsuara, Alvarez de la Puebla, Agudo Ayllón, Arroyo, Argeles, Alberti, Aguiiar, Benedito, Benlliure (Juan Antonio), Francisco Blanco, Blanco Recio, Bellver, Bermejo, Beríuchi, Bea, Cuartero, Comba, Comas, Campos, Cruz (Miguel de la), Cruz Herrera, Castillo y Soriano, Costa, Castaños, Dominguez (Lucía), Domínguez (Manuel), Dal Ré, Estringana, Estany, Ferrer, Francés (Juan), Gómez Aíarcón, García Lesraes, Gutiérrez (Ernesto), Gallegos, Hermoso, Ibaseta, Inurria, Llasera, López (Agusün), Leiva, Meifren, Marín Baldo, Medina, Marinas, Mingo, Morelli, Navarro (Eduardo), Ortiz de Tudeia, Ortells, Ortiz de Urbina, Palacios (Antonio), Pedrero, Piñols, Poggio, Pulido (Ramón), Poy Dalmau, Perdigón, Peña (Maximino), Flá, Pérez Rubio, Pedraza, Ribera (José), Salazar, Torre Estefanía, Urquiola, Vincent (Julio), Villegas, Bricva, Vegué, Vargas (Pura) y Vargas Machuca.

Mariano Benlliure entrega la Medalla a Juan Espina y Capo en el homenaje que recibió  de la Asociación Española de Pintores y Escultores, de manos de su Presidente, Pedro Poggio

 

El Presidente de la Asociación, Pedro Poggio, dio las gracias a Benlliure por la desinteresada ejecución de la obra artística y dijo que en la corta existencia de la Asociación se han escrito dos páginas brillantes en su historia: la del Congreso artístico y la del primer Salón de Otoño.

Terminó diciendo que la tercera página, el homenaje a Espina, iba escrita con el corazón, siendo muy aplaudido.

La prensa del momento, en palabras de Blanco Coris, recogió el acto, añadiendo que “es digno de cariño el ilustre artista, que con su cabeza de apóstol, tras de una vida de lucha continua y de amarguras sin cuento, logra con su perseverancia sus iniciativas y su entusiasmo por las Bellas Artes llevar a la realidad lo que para muchos ha sido constante pesadilla y aspiración continua. El acto de anoche es un triunfo definitivo para todos los que comulgan en el santo amoral arte patrio, y el homenaje a Espina es una demostración elocuente de que aún no ha muerto el espíritu de fraternidad y el de gratitud hacia los que como él sacrifican todos los impulsos de sus facultades a la exaltación de la causa e intereses de las Bellas Artes españolas”.

Una imagen de la Medalla obra de Benlliure

 

Participó en cinco Salones de Otoño.

* Al I Salón de Otoño de 1920 se presentó inscrito como Juan Espina y Capo, natural de Torrejón de Velasco, Madrid; reside en Madrid, Calle de Toledo, número 55, y  concurrió con las obras:

238.- “Un encerradero de ganado en la Sierra”, óleo, 0,76 x 1,21

239.- “En las dehesas de Cercedilla”, óleo, 0,90 x 0,75

240.- “Puesta de sol”, óleo, 1,13 x 0,96

241.- “Tablero con doce apuntes”, óleo, 1,10 x 1,16

774.- “Quietud”, aguafuerte, 0,90 x 0,73

840.- “Aguafuerte” , 0,78 x 0,94

841.- “Aguafuerte” , 0,78 x 0,94

842.- “Aguafuerte” , 0,78 x 0,94

843.- “Aguafuerte” “Aguafuerte” , 0,78 x 0,94

844.- “Aguafuerte” , 0,78 x 0,94

* En el VII Salón de Otoño de 1927 figuró inscrito como Juan Espina y Capo, natural de Torrejón de Velasco, Madrid; reside en Madrid, Calle Alonso Cano, 13, y  presentó con las obras:

522.- “Molino serrano”, aguafuerte, 0,77 x 0,97

523.- “Riberas del Manzanares” ”, aguafuerte, 0,74 x 0,44

* Al VIII Salón de Otoño de 1928 presentó las obras

122.- “Sierra madrileña” (Guadarrama), óleo, 0,94 x 0,78

123.- “Ocaso” (Oriente), óleo, 0,81 x 0,60

124.- “Encerradero” (estudio), óleo, 0,42 x 0,30

326.- “Pinares (Navacerrada)”, grabado, 0,67 x 0,59

327.- “Pinares (Guadarrama)”, grabado, 0,67 x 0,59

328.- “Puesta de sol”, grabado en madera, 0,67 x 0,59

* En el IX Salón de Otoño de 1929 aparece ya como Socio de Honor de Salones anteriores, y presentó las obras:

58.- “Estudio (Guadarrama)”, óleo, 0,57 x 0,67

59.- “Estudio (Encerradero)”, óleo, 0,50 x 0,67

60.- “Apunte del natural”, óleo, 0,24 x 0,29

239.- “Bosque” (Grabado), aguafuerte, 0,65 x 0,52

240.- “Fresnos” (Grabado), aguafuerte, 0,40 x 0,44

241.- “Crepúsculo” (Grabado), aguafuerte, 0,29 x 0,37

* En el X Salón de Otoño de 1930 figuró inscrito como Juan Espina y Capo, natural de Torrejón de Velasco, Madrid; reside en Madrid, Calle Modesto Lafuente, 18, y  presentó la obra:

96.- “Camino de El Pardo”, (guache), 0,65 x 0,54

* En el XXII Salón de Otoño de 1948, y con motivo del centenario del nacimiento de Juan Espina y Capo, la Sala de Homenaje, en este caso la III, exhibió casi medio centenar de obras del artífice de los Salones: tres “Paisajes” propiedad del Círculo de Bellas Artes, “La perla de Cazorla”, “Orillas del Rhin”, “Marina (Vigo)”, “Carmen granadino”, “En el lago”, ocho acuarelas, veintiún grabados, “Retrato al óleo”, “Retrato a lápiz”, “El arroyo de Cantarranas”, “Paisaje de la Moncloa”, “Paisaje” y “Abanico”, todos ellos de colecciones particulares como la de Patricio Fernández, José María Lacruz, Sr. Clement Tribaldos, Hans O. Poppelreuther, Luciano Matos y Leopoldo Codina.

* El XXIV Salón de Otoño de 1950 dedicó una Sala a los Fundadores de la AEPE en la que se exhibieron las siguientes obras de Juan Espina y Capo:  “Paisaje madrileño”, “Nieve en la sierra” y “Marina, 1884”.

 

Distintas fotografías del artista aparecidas en la prensa de la época

 

Placa que le dedicó su pueblo natal, obra del también socio, el escultor Martínez Repullés

 

Distintos paisajes del artista y uno pintado en un país de abanico

 

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