¿Qué es el arte contemporáneo? ¿Cumple las mismas funciones que el arte de otras épocas? Antes de comenzar a entrar en materia, deberíamos aclarar qué es el arte en sí. Antiguamente, era un artesano que hacía bien la obra y cobraba, como los trabajadores de otros gremios. Actualmente, según muchas fuentes como la Real Academia de la Lengua, el arte es la manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros[1].
Desde mi punto de vista, es una buena definición, pero incompleta, ya que no tiene en cuenta aspectos importantes que también deberían estar incluidos en la explicación, como son, la necesidad que tiene el arte de tener un espectador para que la obra esté totalmente completa; los sentimientos, pensamientos o sensaciones, tanto buenos como malos, que este medio de comunicación transmite; y el objetivo del arte que consiste en quedar grabado en la memoria del visitante. El poeta Eugenio Montale (1896-1981) define este impacto en el espectador como la “segunda vida del arte”.
Como en muchas otras expresiones artísticas, literarias, etc. existen diversos movimientos, y el arte no podía ser menos; así surge el arte contemporáneo, el que se crea hoy en día. Cuando un estilo artístico se impone, los artistas se adhieren a él, dándose así una fase de trabajo acumulativo. Durante este proceso, surgen múltiples artistas, que van aportando novedades al movimiento. De hecho, las innovaciones de muchos de ellos son tales que dan pie a la creación de movimientos nuevos.
Un claro ejemplo de ello es Miguel Ángel Buonarroti. No cabe duda de que fue un brillante artista, al igual que otros muchos renacentistas. Pero en concreto, su aportación al mundo del arte con sus Sibilas de la Capilla Sixtina, fueron uno de los motivos por los que se encendió la mecha del manierismo.
Sibila Délfica de la Capilla Sixtina[1]
A lo largo de la historia, no todo podía pasar por arte, existían una serie de características que debían de cumplir y era el público el que decidía lo que era y lo que no era arte.
Aunque desgraciadamente, en el arte actual la situación ha cambiado. Todo comenzó con el marchante de arte Daniel-Henry Kahnweiler. Él junto con Marcel Duchamp fueron los que dieron la vuelta a la tortilla, es decir, a partir de entonces los marchantes, galeristas, etc eran los que conferían valor a las piezas y además su peso económico aumentaba o disminuía dependiendo de la galería, las críticas que tuviera o quién comprara esa obra. Esta complejidad del arte, se pudo ver ya en los Salones de Otoño de París de 1978, lo que más tarde se llamaría posmodernidad.
Así pues, éste fue el desencadenante. Como dice Mario Vargas Llosa, en el arte actual “todo vale”, y existe una ausencia de criterios para poder juzgar las piezas[1]. Luis Racionero en su libro “Los Tiburones del Arte”, añade: con esta ausencia de criterios, es muy difícil saber si algo es bueno, malo o mediocre, el único criterio válido actualmente para juzgar el arte es a través de “su segunda vida”.
Un claro ejemplo de esta situación es el vaso de agua medio lleno que se vendió en ARCO por 20.000 € en el año 2015[2]. No cumple la definición de arte como tal, no transmite ningún tipo de sentimiento, pensamiento o sensación, ni tampoco se queda grabado en la retina, como lo podría hacer una obra de Joaquín Sorolla. Tan solo es arte porque lo dicen diferentes agentes del mercado del arte.
Otro ejemplo muy parecido es el del artista británico, Damien Hirst, y su obra “The Dream” (“El sueño”). De hecho, su obra hizo que dos mundos se juntaran, la especulación financiera y el arte. Este artista británico organizó una subasta en el 2008 en Sotheby´s en la que se vendía su obra, ahorrándose así las comisiones de los galeristas. Esta subasta tuvo una característica particular, y es que el propio Hirst y sus amigos pujaron en el evento para subir sus precios.
“The Dream”, una de las obras que Damien Hirst subastó en Sotheby´s en el 2008
Otra de las características del arte actual es la inaccesibilidad a la población, es decir, no es lo mismo “comprender” una obra de Velázquez que una de Hirst. De este modo reducen el target, el público objetivo.
Todo esto no quiere decir que el arte contemporáneo sea malo, ni mucho menos. Lo único que demuestra, es cómo ha cambiado la situación del arte actual y cómo las obras que más visibilidad tiene son, por lo general, las de mayor coste económico. Y como ya hemos mencionado anteriormente, el precio lo fijan las galerías, críticos, etc.
Existen un gran número de artistas contemporáneos muy buenos tanto a nivel nacional como internacional pero que, por desgracia, en muchas ocasiones están a la sombra de artistas que manipulan el mercado del arte, como en el caso de Damien Hirst, o de obras que no cumplen ningún tipo de criterio.
Me encanta el arte, de cualquier estilo o tendencia, pero creo que este tipo de casos “dañan” la imagen del arte. El arte debería de ser accesible a todo el mundo, y con ello no quiero decir que las entradas a museos, exposiciones, etc sean gratuitas. Uno de los problemas fundamentales del arte actual, consiste en hacer creer a quienes no lo entienden o no se emocionan con él, que son unos ignorantes y que solo “unos pocos intelectuales” son los que lo comprenden. El arte debe provocar emociones en cualquiera y tiene que ser accesible a todos, de ahí que sean necesarios una serie de criterios definidos fijos para valorar las obras.
Esta situación provoca un profundo desinterés del público hacia el arte. E incluso en ocasiones, lleva a hacer comentarios como “Bellas Artes, la carrera de pinta y colorea”, o “Pintas una línea en un cuadro y titulas el cuadro “Soledad”” o “Eso lo puedo pintar yo con los ojos cerrados”.
Vivimos un tiempo complicado en el que se intenta masificar la cultura, hacer llegar el arte al público. Pero… ¿Realmente lo estamos haciendo bien? Desde mi humilde punto de vista, creo que no.
[1] DÍAZ DE QUIJANO, Fernando, “Luis Racionero: “El arte contemporáneo es una enorme maniobra de propaganda””, en: El Cultural; 4 de marzo de 2015. [En línea] URL <
https://www.elcultural.com/noticias/letras/Luis-Racionero-El-arte-contemporaneo-es-una-enorme-maniobra-de-propaganda/7481 > (Última revisión: 17/01/2018)
[2] H. RIAÑO, Peio, “Medio vaso de agua por 20.000€”, en: El Confidencia; 26 de febrero de 2015. [En línea] URL < https://www.elconfidencial.com/cultura/2015-02-26/medio-vaso-de-agua-por-20-000-euros_718416/ > (Última revisión: 17/01/2018)
[1]WIKIPEDIA, “Síbila Délfica”, en: Wikipedia. [En línea] URL < https://es.wikipedia.org/wiki/B%C3%B3veda_de_la_Capilla_Sixtina#/media/File:DelphicSibylByMichelangelo.jpg > (Última revisión: 17/01/2018)
[1] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. [En línea] URL <https://dle.rae.es/?id=3q9w3lk > (Última revisión: 17/01/2018)