La AEPE en la exposición del Museo ABC “Dibujantas”

A través del trabajo aportado por la Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez

La exposición de las artistas pioneras de la ilustración es la primera muestra colectiva que reúne un total de 138 obras de maestras

La exposición ‘Dibujantas. Pioneras de la ilustración’, que desde el pasado 28 de mayo y hasta el 22 de septiembre se podrá visitar en el Museo ABC de Madrid, reúne por primera vez el trabajo de 42 de las 105 ilustradoras que colaboraron con las publicaciones ‘Blanco y Negro’ y ‘ABC’ desde su fundación en 1891 y en la que se incluyen algunas de las primeras socias de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

La muestra está comisariada por Marta González Orbegozo y Josefina Alix, con las que ha colaborado estrechamente la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, proporcionando la información y los datos biográficos necesarios para completar las biografías de Mª Ángeles López Roberts y Muguiro, Victorina Durán Cebrián o Rosario de Velasco Belausteguigoitia.

Algunos miembros de la Junta Directiva de la AEPE acudieron al acto de inauguración, especialmente invitados por la organización.
De izquierda a derecha: Fernando de Marta, Juan Manuel López-Reina, José Gabriel Astudillo, Ana Martínez, Mª Dolores Barreda Pérez y Paloma Casado

De esta forma, la Asociación Española de Pintores y Escultores, a través de su Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba”, de su página web www.apintoresyescultores.es y del portal-buscador www.gacetadebellasartes.es han quedado reflejados en el catálogo editado con motivo de la exposición, en el que también aparece reflejada la Secretaria General, en los títulos de agradecimiento.

Las comisarias de la exposición han buceado entre las 150.000 piezas de la colección del Museo ABC, escogiendo las 138 de mayor calidad, es decir, aquellas que a su modo de ver, demuestran maestría en el dibujo y el uso del color y que son un reflejo de la época en la que fueron hechas.

La Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, posando ante una de las obras

Entre las protagonistas de la muestra, cuyo nombre hace referencia al «I Salón de Dibujantas» que tuvo lugar en el Lyceum Club Femenino en 1931, están desde las pioneras de finales del siglo XIX, como A.T.C, Piti Bartolozzi, Maruja Mallo o Marga Gil Roësset, las que despuntaron ya avanzado el siglo XX como María Rosa Bendala, hasta las más modernas de la década de los noventa, como Coti (Lucrecia Martínez Feduchi) o Mar Ferrero, la más joven de todas ellas.

Las comisarias, además, han llevado a cabo un vasto trabajo de investigación y documentación para elaborar el catálogo que reúne las biografías de cada una de las artistas seleccionadas, reivindicando así el papel invisible de la mujer en el campo de la ilustración durante los siglos XIX y XX. En la actualidad hay muchas y muy buenas ilustradoras, pero en el periodo que abarca la exposición prácticamente pasaron desapercibidas y no jugaron ningún papel relevante.

Obras de Mª Ángeles López Roberts y Muguiro, Victorina Durán Cebrián o Rosario de Velasco Belausteguigoitia

En la muestra también se incluyen obras de socias actuales de la Asociación Española de Pintores y Escultores como son Ana Muñoz y Adriana Zapisek.

Rosario de Velasco Belausteguigoitia

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

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Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

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Rosario de Velasco Belausteguigoitia

 

Rosario de Velasco Belausteguigoitia nació en Madrid el 20 de mayo de 1904 y falleció en Barcelona, el 2 de marzo de 1991.

 

En su juventud formó parte de la Sociedad de Artistas Ibéricos, creada en 1924 con el fin de incorporar el arte español a las vanguardias, introduciendo el arte cubista  y de la que formaban parte escritores como Eugenio d’Ors, Ortega y Gasset, Gómez de la Serna… y artistas (y socios también de la AEPE) como Juan Adsuara, José Capuz, Fernández Balbuena, Angel Ferrant, Gutiérrez Solana, Victorio Macho, Benjamín Palencia, Pichot, Piñole, los Zubiaurre… y otros nombres como Dalí y Picasso.

Rosario era hija de Antonio de Velasco, oficial de caballería y de la también llamada Rosario Belausteguigoitia, una vasca descendiente de carlistas y de fuertes convicciones religiosas, que formaron una familia junto a sus hijos Luis, Rosario y Lola y residían en Madrid.

A principios de los años 30, Rosario se manifestó ideológicamente cercana a Falange Española de las JONS, coincidiendo con su creación.

Un día en la calle “Guzmán el Bueno” Rosario vio desde el balcón cómo unos republicanos sacaban a las monjas de un convento para fusilarlas, ella inmediatamente cogió unas bombillas de gas, las juntó en un trapo y las lanzó a los republicanos, estos huyeron del lugar, pero esta acción le pasaría factura un tiempo más tarde.

Ella acabó la escuela de arte y ya era pintora de oficio. Unos amigos de Barcelona, los Gili, editores, mecenas y coleccionistas de arte español, le encargaron pintar unos retratos de madre e hija, trabajo para el que tuvo que trasladarse a veranear a Llavaneras, donde conoció a su marido Javier Farrerons Co, un médico vocacional que junto a Carlos Jiménez Díaz y a Carlos Lahoz Marqués fundaría la Sociedad Española de Alergia, el 31 de mayo de 1947, fecha que marca un hito histórico para los alergólogos actuales, pues supone un antes y un después en el afianzamiento científico de una materia de conocimiento en el vasto campo de la Sanidad.

En Madrid sucedía una historia paralela, la vecina de su piso en la capital acusó a Rosario de Falangista y un día llamaron a la puerta de Rosario en Llavaneres y unos agentes de la CNT se la llevaron a la cárcel Modelo de Barcelona para fusilarla al día siguiente.

Su futuro marido, el Dr. Farrerons, tenía un buen amigo en la cárcel Modelo, el Dr. Sala Perdis y juntos, y por la noche,  lograron meter a Rosario en una carretilla, logrando escapar de la muerte.

Lamentablemente, contaba Rosario, su compañera de celda fue fusilada al día siguiente, no pudiendo hacer nada para detener ese asesinato.

Poco después Javier Farrerons y Rosario se casaron por la iglesia en Barcelona, en una ceremonia casi clandestina y con sólo unos pocos amigos.

El matrimonio huyó a Francia, cruzando la frontera a pie para pasar a la zona sublevada, donde nació su única hija, María del Mar, que siguió los pasos de su padre en el campo de la medicina y la alergología y ejerce actualmente en Barcelona. Contrajo el tifus, enfermedad que la incapacitó para tener más descendencia.

Rosario colaboró con sus dibujos con la revista ilustrada Vértice (1937 a 1946) y proporcionó las ilustraciones de “Cuentos para soñar”, de María Teresa León (1928) y con posterioridad, de “Princesas del martirio” de Concha Espina.

Acabada la Guerra Civil la familia se estableció definitivamente en Barcelona, iniciando una etapa de intensa actividad pictórica aunque, bohemia y estrafalaria en el vestir, se mantuvo siempre alejada de las corrientes artísticas y rodeada de buenos amigos como Dionisio Ridruejo, Pere Pruna, Carmen Conde o Eugenio d’Ors, quien dijo de ella que era la Pola Negri (diva del cine mudo) de la pintura.​

Formada con Fernando Álvarez de Sotomayor (Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores en 1929) en 1924 participó por primera vez a la Exposición Nacional de Bellas Artes con dos óleos titulados “Vieja segoviana” y “El chico del cacharro”.​ En la de 1932, obtuvo la Segunda Medalla de Pintura con el óleo que marcó su carrera artística titulado “Adán y Eva”, y que se exhibe en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, obra representativa del retorno al clasicismo experimentado por las vanguardias europeas en el periodo de entreguerras que se caracteriza por un innovador tratamiento formal, que incluye los aspectos técnicos y el empleo del color, y con la que ese mismo año concurrió también a las exposiciones organizadas por la Sociedad de Artistas Ibéricos en Copenhague y Berlín.​

Con respecto a “Adán y Eva”, Francisco Umbral escribía en 2003 que tras la primera guerra mundial a España “…no nos llegó la guerra sí nos llegó la paz y con ella esa escuela pictórica que herboriza principalmente en el País Vasco, con la calidad de pan tierno que ya tuvieron los Zubiaurre y que encontramos en Rosario de Velasco, llena de una perfección de manzana verde entre un arte tan masculino como el vasco”…

Con la obra “El baño” (1931) participó en 1935 en la Exposición que la Librería Internacional de Zaragoza dedicó exclusivamente a jóvenes mujeres artistas y escritoras, con la colaboración de Carmen Conde, Norah Borges, Menchu Gal y Josefina de la Torre, entre otras, y en 1936 presentó a la frustrada Exposición Nacional de ese año “Los inocentes” o “La matanza de los inocentes”, que hoy se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Valencia, de un realismo calificado de intimista.

Rosario de Velasco quedó descrita por el ABC de Sevilla en 1932 como “una chicarrona de piel de pan tostado, de pelo negro a la greña, manos de movimientos dulces y ojos castaños en cuyo iris titila una gota de miel”, el autor del artículo evitaba clasificarla,  resaltaba el colorismo y la religiosidad de sus cuadros  y acusaba de vicio de los críticos cualquier intento encasillador, mientras reclamaba mirar la aportación original que todo artista tiene.

En 1937, Luis de Galinsoga, años antes de ser director de La Vanguardia española, se explayaba en alabar a la joven pintora con su producción Lavanderas: “masas pictóricas sueltas, pero armónicas y de composición resuelta magistralmente con dibujo somero, pero firme y con colores sencillos, pero expresionistas; un buen modelo, en fin, de arte moderno”.

En 1939 dibujó un sello para la emisión española: el sello de Homenaje al Ejército de 1939 en el Castillo de la Mota de Medina del Campo, cuyos beneficios fueron destinados a las mujeres falangistas de la Sección Femenina de la Falange Española y de las JONS.

Fue una fiel seguidora de Falange y de José Antonio Primo de Rivera. Estableció una estrecha amistad con Pilar Primo de Rivera y se sentía orgullosa de ser la última persona que fotografió a José Antonio con vida, antes de su asesinato.

Realizó las pinturas murales de la Capilla de la Residencia de Señoritas que en 1942 se rebautizó como Residencia de Señoritas Teresa de Cepeda. En el Altar Mayor, Rosario pinta una imagen de María, resuelta con un primor y belleza auténticamente renacentistas.

En 1968 obtuvo el Premio Sant Jordi por su obra “La casa roja”, representativa de la evolución de la pintora hacia perfiles desdibujados a base de transparencias que se aparta ya del clasicismo aunque sin renunciar a la figuración.

Continuó su actividad a lo largo de su vida y con el tiempo se fue deshaciendo del clasicismo, hizo paisajes, bodegones, óleos de vibrante ejecución incorporando nuevas técnicas, de gran riqueza en las texturas, “sin duda el periodo más creativo e interesante de la pintora.” Fue una gran artista, una mujer muy avanzada para su época, comprometida, de valores fuertes y ardiente fe católica.

 

www.Hispaninfo.com

www.mcnbiografías.com

https://www.uv.es/dep230/revista/PDF253.pdf

https://es.wikipedia.org/wiki/Rosario_de_Velasco

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