Bajo el título de “Galicia y el camino”, el socio Rafael Gil Cerracín expondrá a lo largo del próximo mes de diciembre, sus últimas pinturas y dibujos en la Casa de Galicia en Madrid.
La exposición nos la presenta así Inmaculada Gil Ruiz, Historiadora del Arte y Estilista de indumentaria:
Galicia y el Camino
Hace mas de cinco años que Rafael Gil Cerracin hizo la exposición en la Casa de Galicia con el nombre Estampas de Galicia. Pintura, dibujo y fotografía con el común denominador de este pedazo de tierra de España de la que se enamoró pasando una temporada, hace años, en las Rías Bajas.
Luego vino el recorrido por el Camino francés a Compostela, en el jacobeo de 2010.
A partir de ahí, año tras año, veraneos en Panxón, Ramallosa,… con la cámara de fotos
siempre dispuesta para captar la instantánea y tratar de plasmar aquello en un lienzo u hoja de papel. Por ello se siente en deuda y quiere mostrar su belleza a todo aquel que quiera contemplarla.
Sus cuadros son una mezcla de luz, color y sobre todo creatividad, innovando como a lo largo de toda su carrera como pintor para desembocar en la nueva muestra en la Casa de Galicia, con la que él se siente identificado. En esta ocasión se ha centrado en la pintura y el dibujo, dejando la fotografía en segundo plano, ha dado protagonismo al color y a la ausencia del mismo.
Utizando colores muy puros inspirados en la naturaleza, reflejo de las impresiones del artista en este entorno, de manera mas simbólica que académica. En ello encontramos semejanza con la obra del pintor simbolista Marc Chagall, que utilizaba la pintura como expresión de diferentes sentimientos en especial del amor.
“El color se utiliza de forma simbólica, en especial el místico violeta que lo inunda todo, pero también el rojo luminoso, el verde reluciente, el azul cerúleo o el óxido azul verdoso de Chagall, esta emocionante gama de colores fascinó a los expresionistas, quienes, como a los surrealistas y en menor grado los cubistas, consideraron a Chagall su hermano espiritual”.
Las Islas Cíes, Playa de Patos, Nigrán, Vigo, Baiona,…y sobre todo Santiago, van llenando los cuadros de Rafael Gil Cerracín, en el que se nota ese sentimiento con las tierras gallegas de un madrileño con “morriña” cada vez que abandona Galicia.