Por Mª Dolores Barreda Pérez
LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA
ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES
Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.
Lola González Rodríguez
GONZALEZ RODRIGUEZ, Lola P 1934 CANARIAS MADRID Calle Cardenal Cisneros, 23, Madrid
La única fotografía que se tiene de la artista
Dolores González Rodríguez, conocida como Lola, era natural del municipio tinerfeño de Valverde del Hierro, en el que tiene dedicada una calle a su memoria y donde nació el 2 de febrero de 1890.
Hija de Manuel González Cejas, era la mayor de una familia de siete hermanos: Luciano, Salomé, Manuel, Jesús, Jorgina y Felipa, destacando desde muy niña su afición al dibujo y la pintura.
Prima hermana suya era la poetisa grancanaria Pino Valido Rodríguez.
En 1903 ya logró un Primer Premio en la sección de dibujo de plano a plano sombreado, en la Clase Especial de Señoritas, según informaba El Guadalete.
En 1907 fue Premio de Honor del curso de la Clase Especial de Señoritas, sección del antiguo, de la Academia de Bellas Artes de Santo Domingo, recibiendo el Primer Premio en el año 1908.
Siendo muy niña, la familia se traslada a vivir a Las Palmas de Gran Canaria, donde cursará estudios de Bellas Artes, teniendo como maestro al profesor de Bellas Artes de la Real Academia de San Fernando de Madrid, Federico Valido Guerra.
En 1915 la familia emprende su traslado a la capital cubana, en la que ingresa en la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro, recibiendo premios y distinciones en todas las asignaturas.
Allí tiene como maestros a los pintores cubanos Leopoldo Romañach Guillén, considerado uno de los grandes maestros cubanos de la plástica de los siglos XIX y XX.
En 1916 consigue Premio en Dibujo Elemental de la Academia de Bellas Artes de San Alejandro.
En 1924 en La Gaceta de Tenerife, aparece un artículo titulado “El triunfo de una paisana”, que recoge la admiración artística que en La Habana está cosechando Dolores y por el que sabemos que tenía …”excepcionales condiciones para la pintura… discípula predilecta del maestro Romañac… el colorido de sus cuadros, la precisión en las líneas, son especialidades de ella… el dibujo en la figura, la composición artística de sus obras es insuperable”…
En 1925 realizó su primera exposición individual en la Asociación de Pintores y Escultores de Cuba, institución nacida en el año 1916, donde presenta medio centenar de telas, algunas de las cuales son consideradas como de “una espléndida y rotunda justificación del Salón inaugurado”, recibiendo numerosas felicitaciones del público y la crítica.
En 1927 se traslada a Nueva York, estudiando dibujo en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York, situada en Manhattan, y teniendo como profesor a George Bridgman, maestro de otros estudiantes como Will Eisner o el ilustrador Norman Rockwell.
La popularidad de la Liga de Estudiantes está más que justificada, ya que a sus clases asistieron artistas como Pollock y otros vanguardistas que alcanzarían la fama en los años 40.
Por esos años, la Hispanic Society of America, tan conocida en España gracias a los encargos que realizara a artistas como Sorolla y Benlliure, adquiere algunas de sus obras.
Allí realizó una exposición individual en el International Housse de Nueva York, una especie de “Residencia de Estudiantes” a la americana, fundada en 1924 donde se daban cita estudiantes de todo el mundo gracias al mecenazgo de John. D. Rockefeller Jr. y por el que han pasado desde ganadores del Premio Nobel, jefes de estado, autores premiados, cantantes, actores y directores ejecutivos, hasta maestros, médicos, propietarios de pequeñas empresas, líderes comunitarios y voluntarios en todo el mundo.
En 1928 expuso en los Salones del Diario La Marina de La Habana. Una muestra de la que se ocupó su hermano y en la que la crítica comentó que la “señorita González tiene buena vista, dibuja mucho y maneja los colores admirablemente. Las flores que pinta son iguales a las que se ven en la casa Lang-withe y Cº y si pintara una vajilla cual las que detalla La Copa, se vería brillar la loza finísima con mucha naturalidad… “Contemplación” es otro cuadro magnífico… un derroche de luz y colorido admirablemente manejado. Aquella agua se mueve, se ondula, da reuma… por eso solo quiero felicitar a la ya ilustre pintora y a su insigne maestro que ha dado a la humanidad una discípula digna de su portentoso cerebro”.
En febrero de 1929 expuso nuevamente en el Diario La Marina de La Habana, donde envió desde las Canarias unos lienzos que demostraban que Lola González “sigue siendo la artista admirable del pincel que sabe ver y plasmar las cosas en el lienzo tal y como son. En sus cuadros deja plasmados la naturaleza tal y como la ven los sabios y los ignorantes. Los paisajes que ha mandado de Canarias son verdaderamente admirables por su técnica y colorido. Hay pueblos inundados de luz donde se contemplan sembrados, casas, montañas, arroyos, carreteras polvorientas, etc. Tal y como la naturaleza nos los presenta a nuestra vista. Ello indica que la ideal artista sigue viendo bien y, lo que es más difícil, trasladando al lienzo lo que contempla con asombrosa veracidad, que es lo que la hace ser tan admirada en todas partes donde exhibe sus lienzos. Reciba la señorita González mi entusiasta felicitación en el lejano y simpático Madrid donde está dando cima a sus estudios”.
Son años de continuos viajes en los que llegó a Madrid, donde terminó sus estudios de arte mientras estaba domiciliada en la Calle Rafael Calvo, 28, 3º, hasta que en 1930 regresa a Cuba.
En 1931 expuso en el Salón Dardo de Madrid, donde también exponía otro artista canario que en aquella época vivía en la capital de España, Guillermo Sureda.
En 1933 presentará obra al XIII Salón de Otoño, y también al XV de 1935, en el que Luis de Galinsoga reseñará en el ABC que …“Otra artista canaria, Dolores González, muestra un gran sentido decorativo y una excelente técnica del color”.
Nada sabemos de ella en los años de la contienda nacional, pero en 1943 participó en la Exposición de Artistas de la provincia de Tenerife que se celebró en Madrid, en el Museo de Arte Moderno, y estaba formada por 156 cuadros de 30 artistas, entre los que se encontraba Dolores González Rodríguez, además de 18 esculturas de 4 artistas diferentes.
Concurrió a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1945 y participó en la Exposición Regional de Bellas Artes del Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria en sus ediciones de 1946, 1956 y 1958.
Exhibió sus obras de forma individual en el Museo de Arte Moderno de Madrid en 1948.
Su obra estuvo presente en la Exposición de Homenaje a Canarias celebrada en el Museo Municipal de Madrid en mayo de 1963
Comenta su biógrafo que murió soltera y sólo le obsesionaba su quehacer pictórico. Amena, de agradable conversación, afable y sencilla, de porte señorial, de constante amor a su tierra, a su isla, y la de ser herreña.
Falleció el 25 de marzo de 1972 en Madrid, a los 82 años de edad.
Uno de sus cuadros, titulado La violetera y donado por la artista, se conserva en el Casino de Valverde.
El Cabildo Insular de El Hierro publicó un libro titulado “Dolores González Rodríguez, una pintora herreña”, obra de José Ayala Zamora
Firmaba todas sus obras con el nombre de “Lola González”.
La hortelana, presentada al XV Salón de Otoño de 1935
Lola González Rodríguez y la AEPE
Al XIII Salón de Otoño de 1933 presentó dos obras: Desnudo y Huerfanitas madrileñas.
Al XV Salón de Otoño de 1935: La hortelana y Bodegón
La violetera, Casino de Valverde