Por Begoña Alcalá-Galiano Ferrer
Nieta y especialista en su obra
Pintura mural de Álvaro Alcalá-Galiano
En 1902 es la primera ocasión en que el pintor Alcalá-Galiano decide realizar pintura mural, con motivo del proyecto de realización de las pinturas decorativas de los techos del recientemente construido palacio de la Diputación de Vizcaya, situado en la Gran Vía de Bilbao.
Al acabar las obras de construcción del Palacio se iniciaron las conversaciones para proceder a su decoración interior.
La Comisión Provincial de Vizcaya inició el año pasado la idea de que la grandiosidad y lujo con que está decorado el Nuevo Palacio Provincial exigen imperiosamente la pintura de los techos del salón de Recepciones, igualmente que de los contiguos y propuso que se encargara a los reputados artistas vascongados… esperamos que los cuadros corresponderán a la justa fama que gozan los señores Echena, Guinea, Zuloaga y Alcalá-Galiano y que el decorado del Palacio Provincial ha de resultar una verdadera riqueza artística.
Esta reseña aparecía en la prensa bilbaína en noviembre de 1902. Antes de que finalizara el año, la Diputación de Vizcaya encargó a Alcalá-Galiano que pintara el techo del Salón del Trono del Palacio Provincial. Aquí compartiría la tarea de decoración del palacio con otros afamados pintores vascos, tales como: Anselmo Guinea, José Echenagusia e Ignacio Zuloaga.
Se trataba de elegir a algunos artistas vascos y a su vez de dar un apoyo a la modernidad. Los artistas se iban ofreciendo para ser ellos los realizadores de las obras pictóricas y se tiene constancia de que Regoyos, Losada y Zuloaga, así lo hicieron.
Algunos de estos artistas vascos, pertenecientes a la Asociación de Pintores y Escultores, se habían asomado a París y aportaban a España lo aprendido en aquella ciudad, siendo introductores de ciertas tendencias allí aprendidas. Quizás esta fuera una de las razones para que en una segunda elección de los artistas que iban a decorar con su pintura el palacio, uno de ellos fuera Alcalá-Galiano, ya que este pintor había acudido a Paris en varias ocasiones y además, era miembro de la mencionada Asociación de Pintores Españoles. El encargo supuso un gran reconocimiento a la carrera artística del pintor y conviene resaltar que es una de sus pocas obras que se le conocen en Bilbao.
La luz disipando la niebla. Salón de la Comisión Provincial
«Cuando la Comisión de Hacienda confirmó que sí había dinero para pagarles apareció el nombre de Alcalá-Galiano quien hasta ese momento no había sido citado en ningún documento. Esta Comisión económica estaba integrada por los diputados Fernando Carranza y Miguel Azaola y Nicasio Beristain. El caso es que Ignacio Zuloaga, alegando que sus amigos no habían sido tenidos en cuenta, rechazó la oferta que se le hizo, con lo que su parte (de hecho, dos de los salones principales) se dividió entre Echena y Alcalá-Galiano. El acuerdo definitivo de la Comisión Provincial (con Zuloaga) se adoptó el 26 noviembre de 1902…
Tras el rechazo de Zuloaga… el salón de la Comisión Provincial paso a manos de Alcalá-Galiano, resultando al final que con respecto a los planes iniciales que, A-G restó un salón a Echena y a Guinea respectivamente. En cuanto a los temas, conservó el previsto por Guinea para el Salón del trono, pero cambió el que Echena había concebido para el salón de la Comisión Provincial introduciendo el asunto: “La luz disipando las tinieblas”
Todos los pintores que habían participado de alguna manera en la adjudicación de la factura de los techos de la Diputación habían sido compañeros como alumnos en el taller del maestro Lecuona, por tanto, todos ellos se conocían, incluido Álvaro Alcalá-Galiano.
La Monarquía ahuyentando los vicios y protegiendo las virtudes. Salón del Trono
El techo pintado por Alcalá-Galiano representa la España monárquica, rodeada de figuras alegóricas que simbolizan la Justicia, el Trabajo, la Agricultura, las Ciencias y las Artes… (La Época, 10 de junio 1904).
Citaré en primer término, el magnífico techo que para el salón del trono de la Diputación de Vizcaya ha pintado el distinguido y aristocrático artista Álvaro Alcalá-Galiano. Representa la España monárquica, rodeada de figuras alegóricas que simbolizan la Justicia, el Trabajo, la Agricultura, las Ciencias y las Artes predominando y venciendo vicios y errores. Es una composición de grandes vuelos en la que el autor hace gala de sus excepcionales condiciones de colorista apasionado y vigoroso. Distinguida de líneas, perfectamente distribuidos los grupos que la constituyen, luminosa y brillante, producirá indudable buen efecto cuando esté colocada en el sitio para el que se pintó.” Cánovas del Castillo
El 17 de mayo de 1904 tiene lugar una Exposición Nacional en el palacio del hipódromo de Madrid en la que se expone la pintura, realizada por Alcalá-Galiano, de un techo para la Diputación de Bilbao y así queda reflejada en la prensa de la época.
El laureado pintor señor Alcalá-Galiano, Conde del Real Aprecio y mayordomo de S.M. el rey, que figuraba en la comitiva regia que ha ido a la inauguración de la exposición, ha oído de labios de la familia real calurosos elogios por el techo que ha pintado con destino al salón del trono de la Diputación provincial de Vizcaya” (Noticiero Bilbaíno 17 de mayo de 1904).
La vulgarísima frase de “no sabíamos lo que teníamos en casa” es de un españolismo tan evidente, que a diario surgen ocasiones donde poder aplicarla y es que en este país de la ignorancia y de los colmos, constituye un verdadero colmo esto de ignorar lo que se tiene dentro del propio domicilio….
Pues bien, algo de esto le sucede también al pintor vizcaíno, Álvaro Alcalá-Galiano, otra de las víctimas de la proverbial ignorancia española, y que lo es en mayor grado aún por una de las muchas preocupaciones insensatas que padecemos.
Es esta la de creer que todo “señorito”, por el mero hecho de serlo, es tonto de remate, holgazán incorregible y orgulloso hasta dejarlo de sobra. La fantasía popular en cuanto ve a un hombre con la cara limpia, el pelo atusado, el bigote a “lo Kaiser” y vestido “a la última”, le juzga ya incapaz de saber cuál es su mano derecha. Y otra fantasía que no tiene nada de popular, cuando sabe que alguien adopta una profesión sin necesitarla para vivir, opina que ese alguien será un discreto aficionado, pero nada más. Es decir, que, de las excepciones, una y otra fantasía hacen regla tan absoluta como disparatada.
Con estos inconvenientes, unidos a los primeramente apuntados, ha tenido que luchar el genio indomable de Alcalá-Galiano. Y en verdad que en un hombre de sus condiciones es gran virtud la de trabajar con tal empeño.
Muchacho joven, de posición muy desahogada, con título nobiliario, mayordomo del Real Alcázar(errata) hijo único y por ende, mimado y complacido en todo, ¿qué extraño hubiera sido verle cifrar sus mayores afanes en dirigir un cotillón y no dar vueltecitas en la Carrera de San Jerónimo?
Y, sin embargo, no es así. Puede ir al teatro y no va por acostarse temprano y madrugar; puede asistir a las reuniones del “gran mundo” y renuncia a ello, quizá por no saturarse de frivolidad; puede pasearse por el Retiro o por la Castellana y prefiere meterse en su atelier; puede veranear en Biarritz y se marcha a Holanda con sus lienzos y sus pinceles.
¿No es una gran virtud? Y si además de luchar tan tenazmente, triunfa y pregonan su fama los críticos extranjeros ¿no es un gran mérito?
Pues “ecce homo”. Yo lo he visto más de una vez en esta temporada trabajando con verdad, pero ardimiento, mientras muchos coetáneos suyos, de las mismas condiciones materiales que él, estarían tumbados a la bartola, o jugándose el pelo en el Casino o explotando el físico desde el timón de un “40 Mercedes”.
El trabajo que de tal modo le absorbía era la decoración de un techo que la Diputación Provincial de Vizcaya habíale encargado con destino a su grandioso palacio de Bilbao. Y allí iban metros de lienzo y figuras y modelos y estudios de composición y efectos de luz…
Y hoy, terminada tan magnífica obra, producto de poderosa imaginación y de labor magistral y concienzuda, es objeto de grandes elogios por parte de los inteligentes que visitan la Exposición de Bellas Artes.
Pronto irá el techo a la invicta villa para ser colocado en el lugar que le guardan, y entonces podrán los bilbaínos admirar una de las obras más bellas de uno de sus más ilustres paisanos. Muchachos como Álvaro Alcalá-Galiano, que tan gallardamente camina en la escuela moderna, son los que hacen falta para honrar a su patria y para reanudar las glorias de aquellos genios que se llamaron Goya y Velázquez (El Liberal, Cyrano. Bilbao, 27 de mayo de 1904). Cyrano
A partir del año1908, tras contraer matrimonio en Bilbao, encontramos un Álvaro Alcalá-Galiano diferente que comparte su vida familiar, con participación muy activa en actividades culturales y siempre sin abandonar su profesión y dedicación a la pintura y al arte en general.
En 1909 es nombrado miembro de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, como correspondiente en Bilbao.
También es miembro de la Comisión de Monumentos de Vizcaya, organismo de la Diputación de dicha provincia.
Socio fundador y presidente del Circulo de Bellas Artes y Ateneo de Bilbao.
Mayordomo de semana del rey Alfonso XIII
Socio y presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores
El 25 de mayo de 1923, encontramos en el diario ABC la noticia de la concesión de la Cruz del Mérito Naval a Álvaro Alcalá-Galiano y Vildósola, Conde del Real Aprecio.
En 1921,
El Rey Alberto ha concedido condecoraciones de la Orden de Leopoldo de Bélgica y del León de Bélgica a … al mayordomo que está al servicio de S.M. el Rey, señor Conde del Real Aprecio.
Tras haber conseguido la Primera Medalla en la sesión de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1920, en 1924 pasó a formar parte de los tribunales responsables de la adjudicación de los premios correspondientes a las secciones de pintura y de grabado de dicho certamen.
Es en 1924 cuando de nuevo entra en contacto con la pintura mural. Esta vez será en el Palacio de Justicia de Madrid.
El 19 de marzo de 1812, día de San José, se promulgó en Cádiz, la primera Constitución Española, conocida popularmente como “La Pepa”. Todo un símbolo en el complejo trayecto hacia la conquista de las libertades individuales y de un Estado de Derecho liberal en España. Su texto, fue redactado por los diputados reunidos en Cádiz. No olvidemos que Antonio Alcalá-Galiano y Villavicencio, hijo de Dionisio Alcalá-Galiano y A-G, el héroe de Trafalgar, fue uno de aquellos diputados que redactaron la Constitución. Francisco Ramón de Eguía y Letona era también, a la sazón, diputado en las Cortes de Cádiz y ambos antepasados de Álvaro. Del primero heredaría su apellido Alcalá-Galiano y su talante liberal y del segundo su título de Conde del Real Aprecio y su cariño por la tierra que le vio nacer. Por tanto, no sería de extrañar que estos hechos tuvieran alguna influencia en el momento de elegir al autor de las pinturas que adornarían varias estancias del futuro Palacio de Justicia de Madrid, Sede del Tribunal Supremo.
El Palacio de Justicia se encuentra en la Plaza de la Villa de Paris y calle de Bárbara de Braganza nºs 3 y 5 de Madrid.
Está situado sobre el antiguo monasterio de las Salesas Reales, fundado en 1748 por la Reina Dña. Barbara de Braganza, esposa del Rey Fernando VI, para la educación de niñas pertenecientes a la nobleza y como Palacio Real. La Reina quería tener allí su Palacio, ya que debido a la mala salud del Rey Fernando VI, ella preveía aquella como su última morada, pero ninguno de los dos llegó a habitarlo ya que la reina falleció en el Palacio de la Granja en 1758 y el Rey tan solo un año después.
El edificio, construido entre 1750 y 1757 fue obra de los arquitectos Francisco Carlier y Francisco Moradillo, consagrándose ese mismo año la iglesia por el inquisidor general Don Manuel Quintano. En este lugar estuvieron las monjas hasta que el 28 de octubre de 1870 se firmó el decreto de exclaustración y el convento se convirtió en Palacio de Justicia.
En un principio se instalaron en el edificio algunos juzgados, pero posteriormente pasó a albergar la sede del Tribunal Supremo, trasladándose desde su antiguo emplazamiento en el palacio del Duque de Uceda, actual Capitanía General de la calle Mayor.
Durante el mandato de José Canalejas, el antiguo monasterio de las Salesas también sirvió como sede de la Presidencia del Consejo de ministros, en concreto, utilizando la estancia que había sido destinada a residencia del presidente del Supremo.
En cuanto al edificio, las Salesas Reales fue el monasterio más grandioso de los construidos en la ciudad durante el Antiguo Régimen y su construcción llegó a costar una desorbitada cifra para su época…
Para su conversión en Palacio de Justicia, durante los años del Sexenio Revolucionario, (desde el triunfo de la revolución de 1868; regencia del General Serrano, gobierno de Prim, reinado de Amadeo de Saboya y I República) el arquitecto Antonio Ruiz de Salces realizó una primera reforma en el edificio, pero la más importante se produjo a raíz del gran incendio ocurrido en 1915, encargándose Joaquín Rojí de su restauración y de darle su aspecto actual… (http://artedemadrid.wordpress.com/2011/06/10palacio-de-justicia-del-tribunal-supremo).
En la fotografía que se muestra a continuación, se observa el salón de los Pasos Perdidos, en cuyo techo, están representados: El Delito, la Riqueza, El Progreso y La Verdad Desnuda.
Techo del Salón de los Pasos Perdidos
El Delito
La Riqueza
El Progreso
La Verdad Desnuda
Aparte de las pinturas de los techos también se puede contemplar en las paredes de este salón del Palacio de Justicia, otras dos obras de Alcalá-Galiano, tituladas: La Ley Divina y La Ley humana. En la Ley Divina, vemos a Moisés recibiendo del Creador las tablas de la Ley.
La Ley Divina
La Ley humana
He aquí el entrañable artículo que publicó la revista Raza Española con motivo de la realización de las pinturas de “uno de sus colaboradores”. Conviene recordar que el pintor era en aquel momento el director de Arte de dicha publicación.
Tras el enorme éxito de las pinturas del Palacio de Justicia y de su actividad cultural y social, la fama del pintor sigue en aumento y así, es de nuevo requerido para decorar el techo y las paredes del salón de Actos del Cuartel General de la Armada o nuevo Ministerio de Marina en Madrid.
Este grandioso edificio es construido entre 1925 y 1928 en terrenos pertenecientes a los Jardines del Buen Retiro, en la calle Montalbán de Madrid, desde donde se divisa el Palacio de Justicia.
En aquellos terrenos se encontraba el antiguo Palacio Godoy cuya construcción se inició en 1775, reinando el Rey Carlos III, y como residencia del primer secretario de Estado, a la sazón el marqués de Grimaldi. La construcción de dicho edificio finalizó en 1782, siendo ocupado entonces por el ministro de Estado, el Conde de Floridablanca. En los últimos años del reinado de Carlos IV se le empezó a conocer como el Palacio Godoy. El llamado Príncipe de la Paz realizaría profundas reformas en el palacio a fin de mostrar su esplendor y el auge de su poder.
Una vez reconstruido, el nuevo edificio se convirtió en el Ministerio de Marina, recibiendo posteriormente el nombre de Cuartel General de la Armada. Parte de sus instalaciones son ocupadas hoy en día por el Museo Naval de Madrid.
El edificio antiguo estaba en un estado ruinoso y a propuesta del ministro de Hacienda Sr. Bugallal, el Rey Alfonso XIII en 1915, concedió el permiso para su demolición y la construcción del nuevo edificio. Este fue diseñado por los arquitectos José Espelius y Francisco Luque.
Entrada al Cuartel General de la Armada
Salón de Actos
En el salón de actos del edificio podemos contemplar las pinturas murales realizadas por el pintor Álvaro Alcalá-Galiano: un tondo y nueve paneles con óleo sobre lienzo. Se trata de una gran estancia de altos techos y grandes paredes en las cuales figuran frisos y paneles con figuras relacionadas con el mar y los navegantes.
En el centro del techo del Salón de Actos se encuentra un gran círculo, el tondo, con una mujer, Clío, la musa de la historia, que lleva por título la Historia escribiendo los hechos heroicos de la Marina Española. En las nubes se adivinan las siluetas de Oquendo, Recalde, D. Juan de Austria, Santa Cruz, Dionisio Alcalá-Galiano, Mendez-Nuñez, Cervera… todos ellos marinos ilustres de la Armada Española.
La Historia escribiendo los hechos heroicos de la Marina Española
Eolo, Belona y Neptuno y las alegorías de la Luna, Las estrellas y Las Corrientes. Pinturas de enorme formato representan efemérides gloriosas tales como: La Toma de Mallorca por Jaime I el Conquistador, el Almirante Oquendo volando la Santa Bárbara del buque enemigo en la batalla de Pernambuco o La Batalla de Lepanto.
Eolo
Belona
Neptuno
La Luna
Las estrellas
Las Corrientes
Desembarco en Mallorca por Jaime I el conquistador
Batalla de Lepanto
Álvaro Alcalá-Galiano realizó otras tantas pinturas murales decorativas en residencias particulares, las cuales merecen otro capítulo.