Obras, artistas, socios, pequeñas historias…
Por Mª Dolores Barreda Pérez
José Aguiar López
AGUIAR GARCIA, José P 1934 1898 CUBA MADRID 1976
Vicepresidente de la AEPE
Autorretrato
José Aguiar García nació en Santa Clara, Cuba, en 1895, pero al poco tiempo, su familia se trasladó a Agulo, municipio de la isla de La Gomera, de Santa Cruz de Tenerife, de donde sus padres eran originarios y donde fue bautizado.
Acudió a la escuela de La Laguna para sus estudios de bachillerato y en 1914, viajará a Madrid para estudiar la carrera de derecho durante dos años, si bien pronto abandonará esos estudios, atraído por el arte, asistiendo a clases libres en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde recibirá clases del socio de la AEPE José Pinazo Martínez.
En 1918 regresa a La Gomera para contraer matrimonio con su prima, Ana García Cabrera, que poco después fallecerá a causa de la epidemia mundial de gripe.
En 1920 participa en su primera Exposición Nacional de Bellas Artes, con su obra Comadres de La Gomera, que es rechazada por el jurado.
Regresa a Madrid, donde trasladará su residencia, y en 1924 se casa con Encarnación Carmona y Albella, unión de durará hasta la Guerra Civil.
En 1924 presentará obra a la Exposición Nacional de Bellas Artes.
Autorretratos
Comienza una etapa artística en la que sus pinturas recogen el mundo rural de las islas, lleno de color y exuberancia, encuadrándose su obra en el movimiento regionalista.
En 1926 nace su hija, María Concepción de los Ángeles, y cuatro años después, su hijo Waldo, que seguirá sus pasos artísticos.
En 1929 logró la Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Barcelona por su obra Mujeres del sur.
En 1930 se afiliará a la masonería en la logia de Azaña de Santa Cruz de Tenerife, motivo por el que fue represaliado al finalizar la contienda, pero según sus biógrafos, “No era falangista, al menos en la práctica. Él era artista. Era un muralista. Era un talento puramente expresionista. Y a su regreso a Canarias, retrató a otro masón como Marrero Regalado con un compás, uno de los símbolos de la orden del gran arquitecto”.
Ese mismo año, obtiene una beca del Cabildo de La Gomera para estudiar en Florencia, ciudad en la que permanecerá durante dos años estudiando la estética del Renacimiento. Allí se perfilará su interés por la pintura mural, descubriendo la encáustica, técnica que utilizará y sobre la que investigará arduamente.
En Italia descubrirá también al colectivo Novecento, el movimiento artístico italiano iniciado en 1922 por un grupo de artistas en torno a la galería Pesaro de Milán.
Retratando a Miguel de Unamuno en Salamanca
Desnudo, presentado al XX Salón de Otoño
A la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1931 presentó también obra, consolidándose como un gran pintor a nivel nacional.
Participará también en la Exposición Colectiva Internacional de Oslo, Noruega, siendo invitado por dicha ciudad para exponer de forma individual.
En 1933 obtendrá una plaza de profesor de dibujo artístico en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla, pero un año más tarde regresará a Italia, al lograr cambiar una beca para viajar por el norte de África por una ayuda para permanecer en Florencia, ciudad que le apasiona.
Muralista por excelencia, es en este campo donde desarrolla una gran producción. De los murales realizados en los años treinta para distintas entidades, destaca el Friso isleño para el casino de Santa Cruz de Tenerife. El carácter rural y festivo de estas pinturas refleja el vivir cálido en las islas.
Entre los años 30 y 40 participará en numerosas exposiciones, exponiendo su obra en el Museo de Arte Moderno de Madrid, en la Sala Gaspar de Barcelona, en la Galería Buchholz de Madrid, en el Museo de Arte Moderno de Barcelona, el Palacio Municipal de La Coruña y la Galería Ribera.
En 1936 exhibe su obra en la Exposición colectiva de Arte Español Contemporáneo, celebrada en el museo Jeu de Paume de París.
Verano, presentado al XX Salón de Otoño
En Salamanca, realizará el retrato de Miguel de Unamuno.
En 1938 participará en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Valencia.
A lo largo de su vida escribe numerosos textos sobre arte. En 1940 publica uno de los primeros en la revista Vértice: “Carta a los artistas españoles sobre un estilo”, donde habla de su postura antivanguardista y su preferencia por el dominio de la forma.
Una vez finalizada la Guerra Civil española, su obra mural se convierte en alegórica y heroica. Esta expresión artística es ideal para exaltar las bondades del régimen político español, y así es aprovechada.
Aguiar realiza toda una serie de escenas narrativas que sirven de propaganda política. Las más conocidas, aunque no las llega a terminar y actualmente no se conoce su paradero, son las que pinta entre 1943 y 1945 para la Secretaría General del Movimiento en Madrid.
En 1943, participa en la exposición colectiva de pintura y escultura española que organiza, en Lisboa, el Ministerio de Asuntos Exteriores.
En 1946, realiza un viaje pintoresco por Castilla, viajando tanto en burro, como en carro o en tren. Realiza en Ávila una serie de estudios al natural de los campesinos de la región, dando como resultado su obra “Hombres de Palacios de Goda” en 1947, año que establece definitivamente su estudio en Pozuelo de Alarcón, en Madrid.
En agosto de 1947, como delegado de la “Exposición Nacional de Arte Contemporáneo Español” junto a Eduardo Llorent y Fernando Álvarez de Sotomayor, realiza la selección de artistas y obras en Buenos Aires y Río de Janeiro. Organizada por la Dirección General de Bellas Artes y el Instituto de Cultura Hispánica, su estancia en estos países se prolonga durante todo un año.
En 1950, participa en la “Exposición Arte Español en El Cairo”, una muestra organizada por la Dirección General de Relaciones Culturales donde se reúnen artistas españoles del siglo XIX y XX. Sus lienzos son seleccionados junto a obras de Goya, Dalí, Cossío, Sorolla, Madrazo, Picasso o Vázquez Díaz, entre otros.
Es al año siguiente, 1951, cuando recibe el encargo para decorar el salón de actos del Cabildo de Tenerife.
Asiste en 1954, a la “II Bienal Hispanoamericana de Arte” celebrada en La Habana y viaja a Nueva York para exponer en la Galería Gutan.
Desnudos
En 1958, realiza el mural para la sede madrileña de la Confederación de Cajas de Ahorros de España y le es otorgada una beca de la Fundación Juan March.
Siendo miembro de la Hispanic Society of America en 1959, al año siguiente es también nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En su presentación, titula su discurso “Breve análisis de la angustia en el arte contemporáneo”.
En 1959 comienza los frescos decorativos de la Basílica de Candelaria en Tenerife, destacando por su expresividad la obra “El Milagro de los panes y los peces” (1962).
En 1964, expone sus obras en la Galería Schumacher de Múnich.
No llega a concluir los murales, pues le sorprende la muerte el 14 de febrero de 1976 en Madrid. Es su hijo, Waldo Aguiar, quien los finaliza siguiendo sus bocetos.
Fiesta
Bodegón de peces
Aguiar es, ante todo, un muralista que refleja el regionalismo tradicional, una imagen idílica del campesinado canario. Un trabajo artístico de lo más complejo en el que pinta grandes narraciones, escenas en las que refleja a una gran cantidad de figuras que convergen en un costumbrismo entre lo alegórico y heroico, interesándole, más que el paisaje, los personajes que lo habitan, a través de una paleta vibrante y luminosa. Vestidos con trajes típicos, sus rostros muestran ausencia, grandes colosos que aparentan cansancio como en “Frutos de la tierra” (1924), una pintura que rinde tributo a las islas, a su abundancia y su misticismo.
El pintor gomero también aborda la temática religiosa en grandes murales de figuras expresivas, de rostros angustiados y poses patéticas, con la idea de representar la miseria que conlleva la vida terrenal. Con el paso de los años su pintura va cambiando, madura, su pincelada se vuelve más desenfadada y el uso de la paleta de colores, virtuoso. Sus murales muestran un vigoroso expresionismo que se atenúa con los años.
El formato monumental no es el único que utiliza, ya que, además de las decoraciones murales, cultiva también el paisaje y el retrato. No se considera retratista, aunque pinta por encargo un gran número de retratos, tanto a personajes de la vida cotidiana de la isla de La Gomera —mujeres y hombres trabajadores de la tierra—, como a miembros destacados de la sociedad isleña. Miembros de la Iglesia, políticos y militares posan para él. Entre ellos, destacan un retrato de Unamuno y dos retratos de Francisco Franco que actualmente se encuentran en el Ayuntamiento de Salamanca y en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. A lo largo de su vida escribe numerosos textos sobre arte en los que deja clara su postura antivanguardista.
Frutos de la tierra
Alfombra de flores
Romería
Otra de las temáticas preferidas por José Aguiar fue el desnudo.
Sus trabajos se conservan actualmente en numerosas colecciones, tanto particulares como institucionales: City of London Corporation, la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, el Museo Municipal de Bellas Artes de Tenerife, el Cabildo Insular de Tenerife, el Cabildo Insular de La Gomera, el Casino de Santa Cruz, en la Basílica de Candelaria en Tenerife, el Museo de Arte Moderno de Barcelona, el Ministerio de Justicia, las Cajas de Ahorros Confederadas y el Ayuntamiento de Madrid.
El milagro de los peces y los panes (fragmento)
Crucifixión
En reconocimiento del artista, se creó la Cátedra José Aguiar de la Universidad de La Laguna y el Cabildo de Tenerife.
Gomeros
Miseria y prosperidad
El milagro de los peces y los panes
Entrenamiento en la playa
José Aguiar García y la AEPE
Elegido Vicepresidente de la Asociación de Pintores y Escultores en 1939, Enrique Estévez Ortega le dedicó un artículo en la Gaceta de Bellas Artes en 1936, donde se publicaron sus obras: Desnudos juntos; Desnudo; Ansotanos; Figuras de pueblo; Poema de Canarias, Mural. También se publicó otro comentario en 1944.
Pronunció varias conferencias, entre ellas, en un ciclo organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores que tuvo lugar en la Escuela de San Fernando, en mayo de 1944.
Participó en los Salones de Otoño:
II Salón de Otoño de 1921: Retrato gris e Impresión de danza
XX Salón de Otoño de 1946: El hombre de Palacios de Goda, Verano, Naturaleza muerta en rojo, Desnudo, Frutas, Muchachas junto al mar y Retrato de Ms. Liw Watson
XXXVIII Salón de Otoño de 1967: Primavera, Composición y Toledo
Salón noble del Cabildo de Tenerife
Diferentes retratos