Por Begoña Alcalá-Galiano Ferrer
Nieta y especialista en su obra
Semblanza
ÁLVARO ALCALÁ-GALIANO VILDÓSOLA 1873-1936
PINTOR DE MARINAS
Álvaro Alcalá-Galiano y Vildósola, hijo de Jesús Alcalá-Galiano y Eguía y de Mercedes Vildósola y Coste, nace en Bilbao el 21 de mayo de 1873.
Pasa la mayor parte de su infancia en la casa solariega de los Vildósola en Igorre (Yurre). Muy temprano manifiesta su afición por la pintura, realizando numerosos dibujos de su entorno más cercano: ríos, bosques, montañas, caseríos, iglesias y torres. También dibuja muchos retratos, de jóvenes, mujeres del campo, ancianos y varios autorretratos.
Dibuja y pinta a mujeres de su familia, a su abuela materna Matilde Privat de Coste y, sobre todo, a su madre, Mercedes Vildósola, a la que admira sobremanera y con la que mantiene una estrecha relación a lo largo de su vida.
Al morir su padre en 1886, su madre regresa con él a Bilbao, donde estudia Bachillerato, inglés, francés y euskera, en el Instituto de la villa. Terminados sus estudios, decide dedicar su vida a la pintura. En Bilbao es discípulo de Antonio María Lecuona Echaniz y más tarde de Adolfo Guiard Larrauri, 1886.
Se traslada a Madrid en 1892 para continuar sus estudios y allí se inicia en el taller del pintor José Jiménez Aranda. En 1894 realiza su primera exposición en el Salón del Círculo de Bellas Artes de Madrid con las obras: Vieja de Mondéjar y Tipo vizcaíno. Poco después se incorpora, como discípulo, al taller del entonces joven pintor Joaquín Sorolla y Bastida.
Mientras trabaja con este nuevo maestro participa en la Exposición General de Bellas Artes de 1897, con su cuadro El Rancho. Esta obra es adquirida por el Estado español para el Museo de Arte Moderno de Madrid.
En 1899 acude de nuevo a la Exposición General de Bellas Artes de Madrid con cuatro cuadros y más tarde a la Exposición de Bellas Artes del Liceo de Málaga, en la que coincide con un joven Pablo Picasso. El éxito obtenido en estas dos exposiciones marca definitivamente su fama como pintor.
Tras pasar el invierno en Córdoba, abandona el estudio de Sorolla y decide viajar a Holanda. De su estancia en Holanda han quedado un buen número de marinas, personajes y escenas costumbristas. Es una época muy fecunda de su producción. Dos de las obras pintadas allí, Puerto de Volendam y Sobre cubierta, obtuvieron sendos premios en 1900 en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid.
Al año siguiente se traslada a la Bretaña francesa, donde pinta marinas, paisajes y un buen número de retratos.
El pintor regresa a Madrid en enero de 1902 donde realiza una exposición de 18 cuadros pintados en Holanda y en Bretaña. El éxito de esta exposición suscita el reconocimiento de Joaquín Sorolla, que había sido su maestro.
“… de Sorolla adquiere, por ejemplo, la manera genial de ver y de interpretar la luz; pero no queda convertido en un imitador del incomparable, sino que da a aquel sentido de visión y de interpretación una personalísima la de sentir e interpretar luces, claridades difusas, exóticas para retina española, tales como las brumas de Holanda y las de Bretaña, que el pintor representa en su cuadro: “La fiesta del mar”[1].
Exposición tras exposición, su fama se extiende y decide regresar a Bilbao. En su ciudad recibe, en 1903, el encargo de pintar los techos del salón del trono y del salón de Vizcaínos ilustres del Palacio de la Diputación Foral de Bizkaia, en la Gran Vía de Bilbao.
Ese mismo año, se inaugura el ¨Salón de la Société des Artistes Français¨ en el “Grand Palais” de los Campos Elíseos de Paris. En el Salón Durand-Rouel expone un lienzo de gran formato, la Bendición del mar en Bretaña, una de sus obras más conocidas.
Gracias al reconocimiento de su obra recibe encargos privados y de organismos oficiales. Es entonces cuando comienza la pintura de los techos del Ministerio de Marina de Madrid. Durante su estancia en la capital, amplía su actividad cultural a otros ámbitos. Escribe en periódicos y revistas, en el diario ABC y en la Revista Blanco y Negro. Estas publicaciones reproducen en su portada y páginas algunos de las obras realizadas por el pintor.
Escribe e ilustra en las revistas la Esfera y Hermes y también en la revista Idearium del Ateneo de Bilbao.
En 1908 contrae matrimonio con Isabel Chavarri Aldecoa, hija de Benigno Chavarri y Salazar, marqués de Chavarri y senador por Bizkaia y de Juana Aldecoa. De este matrimonio nacen sus cuatro hijos, Alfonso, Isabel, Alberto y Jaime.
En 1909 ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando como correspondiente en Bilbao.
Portada de Galería artística, Hemeroteca abc.es, Madrid, 20 enero 1924.
En 1910, su óleo titulado La Bendición del mar en Bretaña, es presentada a la Exposición Internacional del Arte Centenario de Buenos Aires, siendo premiado en la misma, lo que hace que la fama del pintor se extienda por el continente americano, en países como Panamá y EE.UU.
En 1912, vuelve a ver premiadas dos de sus obras: Vendedor de naranjas y Plaza de León en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid.
En 1914 participa en la Exposición de Artes e Industrias en Eibar junto a Ignacio Zuloaga, siendo un gran éxito el alcanzado en esta exposición.
Miembro, vicepresidente y presidente de la Sociedad Española de Pintores y Escultores 1914 -1926.
Participa activamente en el mundo de las Artes y de la cultura, siendo uno de los fundadores del Ateneo de Bilbao. En 1915 ocupa el cargo de presidente de dicha sociedad.
En 1917 se descubre la cueva de Basondo (Santimamiñe, Bizkaia). El artista realiza 7 calcos al carboncillo de las pinturas prehistóricas de la cueva. Estos calcos se publican en el primer Boletín de Monumentos de Vizcaya y él es nombrado miembro de la Comisión de dicho organismo un año después.
Calcos de los dibujos de la cueva de Basondo, Santimamiñe
En 1918, consigue premio en la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada en el Palacio del Retiro de Madrid con su obra La Bendición del mar.
Forma parte del Comité Ejecutivo del I Congreso Nacional de BB.AA.
En 1920 presenta su obra La Senda en otra edición de la Exposición Nacional de BB. AA y alcanza la Primera Medalla, consolidando su fama de pintor.
En 1922, forma parte del jurado en varias exposiciones, entre otras en la Exposición Nacional.
En 1923, con ocasión de la apertura del III Congreso de Estudios Vascos en la Casa de Juntas de Gernika y por encargo de la Diputación Foral de Bizkaia, pinta el cuadro del Almirante Juan Martínez de Recalde.
Los encargos se suceden y en 1924 recibe el de realizar las pinturas de los techos de la Sala de los Pasos Perdidos del Palacio de Justicia de Madrid sede del Tribunal Supremo.
En enero de ese mismo año aparece en la portada del diario ABC la imagen de uno de sus cuadros Después de la Vendimia. Desde muy joven, el pintor siente una gran admiración por Diego de Velázquez, quien ejerce una evidente influencia como se puede apreciar en esta obra.
El articulista menciona el famoso cuadro del insigne pintor que sirvió a Alcalá-Galiano de inspiración.
“El pintor, del sol y del mar…arranca raudales de luz y de color a su paleta…no será posible a ningún espectador… eludir la evocación de la joya pictórica que nos legó el arte glorioso de Velázquez, que se llama Los borrachos. …que ha inspirado esta creación de Alcalá-Galiano. Después de la vendimia es, como alguien ha escrito, una rapsodia de Los borrachos[1].
En 1925 se crea en Madrid, bajo la presidencia de D. Pedro Muñoz Seca, la Unión de Autores Españoles (futura Sociedad General de Autores). Alcalá-Galiano, completamente inmerso en el mundo de las artes y de la cultura, forma parte de la Junta Directiva como presidente de la sección de artes plásticas.
En 1926 forma parte del jurado en el concurso Nacional de Arte Decorativo y en la Bienal de Venecia.
Ese año y el siguiente 1927, el pintor se dedica a la decoración del salón de actos del Nuevo Ministerio de Marina de Madrid.
En 1927 es nombrado presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores.
En 1928, como delegado de la A.E.P.E organiza la Exposición Internacional de Primavera, sobre Arte Francés e Italiano y Libro Alemán, en el Palacio del Retiro de Madrid. El Estado Francés le concede la Orden Nacional de la Legión de Honor Francesa por su impecable labor en la realización de esta exposición.
En 1931 se traslada de nuevo a Madrid y allí pinta murales por encargo, en las casas de algunos personajes ilustres de la Villa: la capilla propiedad del Sr. Hernández de Figueroa en la calle Fomento de Madrid, paneles en casa de los señores de Villalón, murales y techos en el palacio de D. Tomás Allende, actual sede del Ayuntamiento de Madrid en la calle Mayor.
El artista sigue obteniendo más premios y reconocimientos con sus obras. Colaboró también con varias revistas y diarios de la época con sus ilustraciones y artículos sobre arte.
Álvaro Alcalá-Galiano fue merecedor de la Primera Medalla de la Exposición de Bellas Artes en 1920 con su oba titulada La Senda y varias medallas de 2ª y 3ª categoría en otras ediciones de la mencionada muestra.
Obtuvo numerosas medallas y menciones de honor en España y el extranjero, como el Gran Premio de Pintura de la Exposición de Panamá.
Caída la monarquía y proclamada la segunda república, Alcalá-Galiano pasa una temporada en su residencia de Yurre, Vizcaya. Finalizado el verano de 1936 vuelve a Madrid, donde a los pocos meses es detenido en su estudio de pintor y tras unos meses en la cárcel de San Antón, fallece en trágicas circunstancias fusilado en Paracuellos del Jarama, el 27 de noviembre a la edad de 63 años.
NOMBRAMIENTOS
Fue miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando desde 1909; socio fundador y miembro de la Junta Directiva y Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, socio y miembro de la Junta Directiva y Presidente del Círculo de Bellas Artes y Ateneo de Bilbao, socio y miembro de la Junta Directiva de la Comisión de Monumentos de Vizcaya, miembro de la Asociación Española de Pintores y Escultores, como delegado de pintura y Presidente. Miembro de la Junta Directiva de la Unión de Autores Españoles (actual Sociedad General de Autores Españoles).
TITULOS Y CONDECORACIONES
Le fueron concedidos en vida los títulos de Maestrante de la Real Orden de Zaragoza, Orden de Carlos III, Orden Nacional de la legión de Honor Francesa, Condecoración de la Orden de Leopoldo de Bélgica, Orden del León de Bélgica, Cruz de la Orden del Mérito Naval Española, Mayordomo de Semana del Rey Alfonso XIII, y el título, ligado a su familia, de Conde del Real Aprecio.
Después de la vendimia; La conversación; Pescador holandés; La siesta; Marina holandesa; Retrato de su hijo Alfonso; Techo del salón del trono; Diputación Foral de Bizkaia; Molino de viento holandés; Techo de salón; Diputación Foral de Bizkaia
[1] GALINSOGA, Luis de. En número extraordinario del diario A B C.
Estilos pictóricos en las obras de Álvaro Alcalá-Galiano
A caballo entre los siglos XIX y XX el pintor se mueve influenciado por las corrientes vanguardistas de su época: Romanticismo, Realismo e Impresionismo. Movimientos que se suceden con gran rapidez y a veces se superponen y coinciden en el tiempo. En la obra de Alcalá-Galiano esto se hace muy evidente; parece que el tiempo no cuenta para él y tras una obra de marcado estilo impresionista podemos encontrar otra que retorna al romanticismo.
La fuerza del romanticismo se puede apreciar en sus obras, exalta sus pasiones y sus sentimientos. Le atrae lo lejano y lo exótico y así, aunque muy joven, viaja a Europa en busca de la libertad de sus pinceles y la ruptura con las normas impuestas por sus maestros españoles.
Viaja a Volendam, Holanda y a la Bretaña francesa y convive con las colonias de artistas allí instaladas. Muchos de esos artistas proceden de Gran Bretaña y el joven Alcalá-Galiano se inspira en famosos paisajistas ingleses próximos a los impresionistas, como Turner y Constable y realiza composiciones dinámicas de los elementos marinos, mar y viento, teniendo en cuenta los cambios del paisaje en función de la luz. Estos cambios destacan en sus numerosas pinturas de barcos en el puerto de Volendam, entre las cuales se encuentran versiones que resultan casi idénticas a los ojos del espectador.
Ya no pinta tanto del natural y realiza muchas de sus obras en el taller, costumbre que recibe de los impresionistas. Para ello realiza estudios previos como bocetos o fotografías, de las cuales se conservan todavía un buen número.
La naturaleza se convierte para el pintor en una expresión infinita donde los objetos quedan envueltos en torbellinos de aire y luz. No hay más que observar los cielos y los mares de sus obras para constatar esto. Su obra: Molino del brujo en Bretaña es un claro ejemplo de esta influencia de la naturaleza en sus paisajes.
Alcalá-Galiano Reacciona contra el exceso de idealización del Romanticismo y hace un estudio más profundo de la realidad y de los problemas sociales, sumergiéndose en el costumbrismo: Canal de Bretaña. Lavanderas, Unidos por el pensamiento, o Campesinos recogiendo la mies…