Por Begoña Alcalá-Galiano Ferrer
Nieta y especialista en su obra
Pintura mural en edificios particulares
Tras el paréntesis veraniego, volvemos de nuevo a encontrarnos con el pintor. Esta vez serán las residencias-palacios de particulares en Madrid, a la sazón su residencia habitual.
Ya desde muy joven el futuro pintor muestra en sus obras una gran cantidad de edificios tales como caseríos, iglesias, cobertizos, puentes, los cuales forman parte del entorno que rodea la casa torre de los Vildósola en Yurre-Vizcaya o de los viajes que realiza con su madre desde niño.
En estas obras se observa ya la simetría y el gusto por los detalles, que caracterizan la obra pictórica de Alcalá-Galiano.
A finales del XVIII, fija su residencia habitual en Madrid. Es aquí donde tras unos años de estancia, realiza las pinturas en varios edificios oficiales, ya mencionadas en el capítulo anterior.
Posteriormente, en 1904, a su habitual modo de pintura del natural y en su estudio, añade el pintor la decoración de viviendas de lujo en Madrid y recibe el encargo de la decoración interior de las casas de algunos personajes ilustres de la Villa.
Alcalá-Galiano realiza la decoración pictórica en la mansión del señor Hernández de Figueroa, de la calle Fomento del Madrid de los Austrias. Esta mansión fue adquirida posteriormente por el Embajador de Filipinas. En este caso se trata de los techos del oratorio, que representan un tondo con el cielo muy característico del pintor y los muros del oratorio titulados la Advocación de Santa Teresa de Jesús.
Escena de la vida de San Lorenzo y Santa Isabel de Hungría
Alcalá-Galiano realiza la pintura de unos paneles en casa de los señores de Villalón; aunque la reproducción de las escenas de la vida de San Carlos Borromeo es de muy mala calidad, se ha debido a la imposibilidad de encontrar o realizar mejores imágenes de las que aquí se presentan; sin embargo, parecen de interés para el estudio de la obra del pintor.
Entre estas importantes mansiones podemos resaltar la del Palacio de D. Tomás Allende, actualmente sede del Ayuntamiento de Madrid Centro cuya decoración fue realizada en 1905.
Tomás Allende, famoso industrial de origen bilbaíno, fue también Senador por León, gran banquero y miembro de numerosas asociaciones financieras, sociales y culturales.
Esta mansión del número 72 de la calle Mayor de Madrid fue posteriormente adquirida por el Ayuntamiento de Madrid, como sede de Madrid centro y en ella se conservan las pinturas de techos y murales realizados por Álvaro Alcalá-Galiano.
El arquitecto de este palacio fue Leonardo Rucabado; contiene la decoración de las pinturas de Alcalá-Galiano, y las obras del famoso vidrierista francés Jules Pierre Maumejean, así como las del ceramista español Daniel de Zuloaga y Boneta, quien se encargó de los azulejos y cerámicas y Alcalá-Galiano de las pinturas del mural de la galería, de sus techos y del techo de uno de los gabinetes.
La pintura mural de Alcalá-Galiano está inspirada en la antigüedad clásica y en las fiestas báquicas. La escena se desarrolla a manera de friso corrido por las tres paredes de la galería (la otra pared está acristalada con las vidrieras de Maumejean) salvando las puertas y llegando hasta donde comienza el techo. La escena principal está pintada sobre el zócalo de azulejos del pavo real, entre las dos puertas y representa un joven tocando la doble flauta, seguido por un grupo de bacantes con túnicas blancas y guirnaldas de flores en el pelo y entre las manos con fondo de paisaje marino. A la izquierda, al otro lado de la puerta, se representa a una joven tras una valla de madera que parece agacharse a coger unos lirios y al fondo un altar en forma de escultura de Hermes báquico.
A la derecha, al otro lado de la puerta se representan dos jóvenes vestidas con túnicas blancas, junto a un árbol en flor, del que una de las jóvenes arranca ramos que le da a la otra que está sentada.
El techo de la galería está pintado simulando un emparrado formado por círculos entrelazados que dejan ver el cielo azul con nubes por el que trepan las ramas en flor. El estilo se corresponde con el de las pinturas de las paredes por lo que se le atribuye también al pintor.
También es obra del pintor Alcalá-Galiano el techo del salón de reuniones del Gerente, donde unas figuras femeninas semidesnudas muy estilizadas, alegorías de la pintura y la música, revolotean con un fondo de puesta de sol, que dota a la escena de unos colores irreales, muy del gusto simbolista y que nos recuerdan a cuatro pinturas murales del techo del salón de los Pasos Perdidos del Palacio de Justicia de Madrid, sede del tribunal Supremo, también pintadas por Alcalá-Galiano.
Esta similitud nos lleva a atribuirle también la pintura mural del techo de la secretaría del gerente ya que presenta trazos semejantes muy significativos como la forma de hacer las ramas con flores que trepan por las barandillas caladas, así como el cielo y las nubes tan características de este pintor.