Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

Dylan Thomas, 70 años después

1953 fue un año ajetreado y fatídico para el poeta. El 31 de marzo aparecía en los EE.UU. Collected Poems. El 9 de abril debuta en el programa televisivo Home Town Swansea, estando por vez primera en la pantalla de la BBC. El 21 inicia gira por EE.UU., tercer viaje. El 14 de mayo Dent publica en tierras americanas The Doctor and The Devils, guion cinematográfico, y presenta, en el auditorio Kaufmann de Nueva York, Under Milk Wood, pieza radiofónica.

El 2 de junio lleva a cabo su segunda grabación con Caedmon Records y el 3 regresa a Londres, día siguiente a la coronación de la Reina Isabel II. El 10 de agosto, BBC TV retransmite su única aparición en solitario en pantalla, lectura de A Story. En septiembre marcha a Laugharne, Gales, acompañado del profesor Bill Read y el fotógrafo Rollie Mckenna. El 9 de octubre se reúnen en Londres con Harry y Cordelia Locke, para viajar a EE.UU. Dylan irá sin Caitlin MacNamara.

El 19 de octubre Dylan llega a Nueva York, cuarto viaje, para hacer otra gira y trabajar con Stravisnky en un guion. Díez días luego, celebra una lectura en el City College, será la última vez que se le vea en público. El 5 de noviembre sufre una crisis etílica en el Chelsea Hotel. Es trasladado al Hospital St.Vincent. Comunican por telegrama a Caitlin su hospitalización. El 9 de noviembre, 12’40 horas, Dylan Thomas muere, mientras una enfermera le aseaba, en presencia del poeta John Berryman. Tenía 39 años.

 

Dylan Thomas

 

Tras recibir el telegrama, Caitlin se traslada a Londres para coger el primer avión, pero se marcha al Soho y bebe hasta emborracharse. El fotógrafo John Deakin quiso consolarla y le lanzó una botella a la cabeza, que pudo esquivar. La llevaron al avión, donde siguió bebiendo. Cuando llegó al Hospital neoyorquino, al ver a Dylan en coma, se lanzó sobre él y comenzó a arañarle la cara y quitarle los tubos de oxígeno, en un ataque de pánico. Hizo añicos y pisoteó la imagen de una Virgen que había en la habitación, entrando en un estado neurótico, que precisó camisa de fuerza y llevarla al Sanatorio Rivercrest, donde recibiría la noticia de la muerte de su marido.

El día 10 le dan el alta y se aloja en casa de Rose y David Slivka, amigo del poeta, que le había hecho una mascarilla tras su fallecimiento. Se organizó una misa en memoria de Dylan a la que asistieron los tres y muchos personajes conocidos como Tennessee Williams, e.e.cummigns, William Faulkner, Berryman, Ruthven Todd. Tras pelearse con la embajadora británica, Caitlin logró los visados necesarios para repatriar el cuerpo de Dylan, que fue embarcado a bordo del SS United States.

Durante el viaje, su delirio aumentó y Caitlin, poseída por los acontecimientos, profería insultos, gritos y blasfemias. Siguió bebiendo y se puso a bailar frenética. La tripulación estaba sorprendida y horrorizada. Pero, ignoraba que ella era bailarina y que utilizaba la danza como terapia; con el nerviosismo, no dejaba de danzar con contorsiones poco ortodoxas. Los pasajeros protestaron y los médicos tuvieron que ponerle, de nuevo, una camisa de fuerza para apaciguarla. Cuando se le pasó el ataque, se sentó cabe el féretro y no se movió de allí, imbele, hasta tocar puerto. Thomas fue inhumado en Laugharne el 25 de noviembre.

Dylan y Caitlin MacNamara

 

Su muerte generó toda clase de sospechas y bulos. Se ha escrito novelas y hecho películas especulativas. Para unos, se trata de un suicido, debido a un estado depresivo. Para otros, una consecuencia de su vida al límite, después de beberse no sé cuántos whiskies o cervezas. Aún, alguno piensa que fue víctima de una negligencia médica, al inyectarle una dosis de cortisona y medio gramo de morfina a un mix de anfetas y alcohol. Comenzaba a ser una leyenda, pero, tras su muerte, se convirtió en un mito.

En 1952 graba un L.P. para la Caedmon Records con cinco poemas, pero se queda corto y añade A Child`s Christmas in Wales y se convierte en el éxito de Reading Volume I, que vendió cuatrocientas mil copias; seguirían más L.P. Fue musicado por varios cantantes. Robert Allen Zimmerman, acabó llamándose Bob Dylan en su honor. En 1967, The Beatles incluyen a Dylan Thomas en la portada de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.

En el obituario que publicó The New Yotker de Lou Reed, afirma Patti Smith: “Antes de dormirme busqué el significado de la fecha 27 de octubre, que era el cumpleaños de Dylan Thomas y Sylvia Plath”. Oficialmente, Lou Reed falleció el día 27 de octubre de 2013, a causa de un problema hepático tras haberle realizado un trasplante de hígado.

Un poeta de culto, no por todas estas circunstancias, sino debido a la dimensión de su poesía. Nos ha dado mucho más de lo que recibió. Nos ha dejado un legado universal y eterno a cambio de una vida a salto de mata y menosprecios adunia. En poesía no hay ranking, ni puntuaciones, pero está entre los poetas más brillantes del siglo XX en Inglaterra y más allá. Pamela Hansford recuerda la impresión acre que tuvo el día que conoció a T. S. Eliot: “<Me ha tratado…Me ha tratado…como si yo fuese un chico minero aspirante a poeta”>, le confesó Dylan.

Mascarilla de Dylan Thomas obra de David Slavki

 

En El Mapa del Amor, 1939, de uno de sus poemas, transcribo esta estrofa:

“Ruina, recodo de errores, cruz dejada caer,

abajo el mar amontonado y la sombra de pilares de agua,

sopesada en sudario roqueño, es mi altiva pirámide;

donde, envuelta en lino esmeralda y punzante viento

la cabeza del héroe yace raída por todas las leyendas,

 llega el anatomista del amor con mano de guante solar

y encierra al palpitante corazón en un diamante”. 

Nació en Swansea, Gales, 27 de octubre de 1914; estudió en el colegio en el que su padre era profesor. Mas, en lugar de ir a la Universidad, entró en un periódico y comenzó haciendo reportajes y críticas. A los veinte años ganó el Poetry Book Prize y eso le otorgó la condición de poeta y le abrió puertas. De carácter polémico, se fingió enfermo para esquivar el frente y así librarse de la guerra.

Trabajaba con el oído. Era su voz el imán, el talismán, poseía una voz deslumbrante, que se adherida al corazón de los oyentes; eso le dio plenitud de poeta oral y de chamán lírico. Es verdad que se creía un genio, pero leyendo algunos poemas de sus escasos libros, uno termina acariciando su genialidad, que asombró a cuantos le escuchaban. Un caso semejante a Oroza. En The Observer, Vita Sackville-West, escribió: “Resulta difícil expresar en pocas palabras la calidad de la poesía del Sr. Thomas, pues es, en el sentido literal del término, original […] Estos versos no son la descuidada y exuberante expresión que hace estallar la presa de la imaginación; al contrario: están cuidadosamente trabajados, son una extraña mezcla de vigor y virtuosismo”.

Para algunos, compulsivo bebedor de cerveza, que daba sablazos a los amigos y vivía de gorra. Para otros, genio que supo iluminar las palabras con un sonido y un esplendor desoído. Rechazaba la propiedad privada, pero se arrastraba ante sus protectoras para que le compraran una casa. Tenía la impronta de una estrella del rock y al tiempo rehuía presentarse a nombres importantes. ¡Fascinante, dipsómano, seductor, contradictorio, artero, ángel y demonio! Kingsley Amis lo retrata como “un hombre sumamente grosero”. Para su mujer, la escocesa Caitlin MacNamara,”Dylan era un cabronazo”.

Sus libros mayores: The Map of love, Deaths and Entrances, The Portrait of the Artist as a Young Dog, Under Milk Wood, 1954, y su correspondencia de interés. Ante todo, poeta, bardo de voz ardiente que conmovía los cimientos del ser; pero escribió críticas, cuentos, prosa testimonial, guiones radiofónicos y cinematográficos. Lo que no está nada mal para una vida desordenada, regada de alcohol y excesos y muy corta. El arte es una aspiración misteriosa, una obsesión perfeccionista; la moral, una conducta.

El primero en darle un trabajo, George Orwell. No fue poeta social, sino un ruiseñor universal. Admiraba a Harpo Marx, a quien decía parecerse, y le gustaba imitarlo. En un libro le asimilaban a los surrealistas y firmó “de ninguna manera superrealista”. En su visita a Hollywood coincidió con Shelley Winters y Marilyn y quiso conocer al creador de Charlot, pero fue a su casa completamente borracho, lo que molestó a Chaplin.

Han pasado setenta años de su muerte. Y su culto crece en cuanto a traducciones. Se ha vertido completo al español, con diversos títulos y editoriales varias, traducciones de Esteban Pujals, Piri Lugonés, Patricio Canto, Jorge Ferrer-Vidal, Ignacio Álvarez, Jori Oliver, Juan Ángel Cotta, Miguel Martínez-Lage, Patricia Cruzalegui, Marcelo Covián, Margarita Ardanaz Morán, Álvarez de Castro, Niall Binns y Vanesa Pérez-Sauquillo.

Existen numerosas ensayos y estudios biográficos, he manejado tres, pero al final el más completo y mejor construido resulta el de George Tremlett, libero de viejo de Laugharne, Dylan Thomas. Amparado por la gracia, traducción de Juan Abeleira, Circe, Barcelona 1996. No soy partidario de recomendar bibliografía, sólo la obra del poeta, pero Tremlett da muchas pistas para llegar a la intrincada soledad de Thomas.

El culto, lustroso; la lectura, pobre. Aún se sigue opinando y leyendo de oídas, con ideas recibidas. ¡A Thomas hay que leerlo! Muchos se acercarán a él, buscando el bohemio de vida al límite, el raro, el borracho desafecto a tradiciones, al Rimbaud de Cwmdonkin Drive. Da igual, lo importante es acercarse a este poeta gigante y bajito: los beneficios, infinitos; el esfuerzo, mínimo; el esplendor, absoluto. No es comparable a Eliot, Auden, Pound, Spender, a nadie. ¡Un riachuelo fresco y limpio que nace en las alturas y discurre por el barrizal sin enturbiarse, frente a guas estancas, fertilizadas, fósiles!

                                                                                                                    Tomás Paredes

                                                                                          Presidente de H. de AICA Spain

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