Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

Bernard Noël

¡Por favor, retengan este nombre!

Verán que hay razones adunia para reconocerle y retener su nombre. Ha sido bastante traducido al español, pero su presencia pasa de puntillas por nuestra actualidad y estimo que los motivos para tenerle en nuestro aprecio son muchos, incluso para ponerlo en el altar donde se venera la dignidad del ser humano, ahora que eso suena tan extraño en el lodazal político-social que nos acosa.

Bernard Noël, brillante intelectual francés de amplísima bibliografía, es poeta, novelista, dramaturgo narrador, crítico de arte, ensayista, conferenciante, dibujante; conjunta un legado impresionante al que me referiré en partes. Mas, en lo que más voy a incidir es en su actitud personal, en su proceder como hombre, en su conducta acorde con su pensamiento. ¡Cuando la dignidad del hombre se ha deturpado, enfangado, empecinado, viene muy recordar vidas que se guiaron con la dignidad, la decencia y la epiqueya!

Comienza a publicar poesía inicios de los cincuenta, pero es un desconocido, hasta que edita Le château de Cène/El castillo de Cena, por el proceso que genera y por su contenido erótico, siendo calificada como una obra excepcional, para alguno un tanto pornográfica. Esta novela, en parte, responde a su posición contra la guerra sucia del Estado francés en el conflicto argelino, pero es mucho más.

Situémonos dentro de lo posible. 1956, Sala Wagram de París, Noël asiste a un mitin acerca de la libertad de prensa. En el acto uno grupo pro argelino entra en la sala, lanzas gases y se forma la marimorena, viene la policía y detiene a los asistentes, los pone contra la pared, cacheos, amenazas y ritual de caricias. Noël se aleja, cuando puede, impresionado. Él milita contra el colonialismo y está a favor de la liberación de Argelia, algunos le llamarán más tarde recadero del FNL.

 

Bernard Noël

 

En 1958 escribe un primer borrador de Le Château de Céne, pero no le convence del todo y lo guarda. Con el mote de “Mao”, se asocia a una red pro Argelia y ejerce funciones de correo y alberga a algún activista. Denunciado por un torturado, en 1961 le detienen y encarcelan en mazmorras, que utilizó la Gestapo en la ocupación, y oye los gritos de los torturados. Un comité de escritores lo saca de prisión. No podrá escribir durante siete años, impedido por esos aullidos humanos, el dolor y la miseria.

Participa en las revueltas de mayo del 68, en mítines y algaradas estudiantiles. Inicia su obra Dictionaire de la Commune. Atormentado por la situación, a final de enero 1969 se enclaustra tres semanas y escribe de un tirón Le Château de Cène, que aparecerá el 27 de junio, ediciones Jèrôme Martineau, con el pseudónimo Urbain d’ Orlhac y dedicado a Pierre Morion, máscara de André Pieyre de Mandiargues, que siempre le había alentado. Se hace un tiraje de tête –ejemplares singulares que abren la primer edición-, 50 copias con un grabado de François Lunven para las ediciones de Fata Morgana.

Comienzan las pesquisas para descubrir quién es el tal Urbain d’Orlhac, las defensas y refutaciones de la novela, hasta el punto de prohibirla y secuestrarla en 1970. El 23 de noviembre de 1971 aparece una nueva edición del “Castillo” ya firmado por Bernard Noël, editado por Jean-Jacques Pauvert.

Lo denuncian por atentar contra la moral y “las buenas costumbres” y en 1973 se produce la primera vista en el juzgado. Un grupo de amigos contacta con el abogado Robert Badinter, famoso por oponerse y luchar contra la pena de muerte, más tarde ministro de Justicia. Noël le dice que no puede pagarle, pero él insiste en defenderle gratis. Al juicio acceden como testigos de Noël: Raymond Abellio, Jacques Derrida, Pierre Dumayet, Claude Gallimard, Pierre Madaule, Claude Roy y Philippe Sollers.

Después, no sin fina ironía, Noël narrará secuencias del juicio, señalando como a Philippe Sollers le expulsaron par gesticular y contestar con sorna o como el juez se conturbó cuando llamó a Derrida y cuando tuvo que hacer que se identificara Claude Gallimard, preguntándole que a qué se dedicaba, siendo tan conocido.

Noél se indignó con su abogado porque alegó en su defensa que era muy buen escritor y que eso es inofensivo, matizando: “Creo que escribir es eso: ser ofensivo contra todo y contra todos”.  No embargante, le condenan a una multa y a prisión. Más que su erotismo salvaje, lo que molestó era la defensa de una Argelia libre. En 1975 se acoge a la ley de amnistía concedida por la elección de Valéry Giscard d’ Estaing.

30 de abril 1975, nueva edición de “El castillo” con Jean-Jacques Pauvert, enriquecida con L’Outrage aux mots/ El ultraje a las palabras, donde aparece por vez primera la palabra sensure- que Valente traduce como sensura– que inventa Noël para designar la privación del sentido que caracteriza a la nueva forma de dominación sin coerción y sin violencia del llamado mundo libre y que identifica al poder que hace creer en la libertad de expresión, pero que violenta la lengua desnaturalizándola. ¡Les suena algo todo esto!

Para Noël: “La privación de sentido es la forma más sutil del lavado de cerebro, pues ella opera sin el conocimiento de su víctima”. Contraria a la censura de Estado la sensura del mundo occidental es imperceptible, creando un vacío mental mediante la abundancia de información y de espectáculo. “¡Si no puedes convencer, confúndelos!”, Harry S. Truman. Lo estamos viviendo sin percatarnos.

En 1977 el libro es rehabilitado. Para Bernard Noël, la democracia se basa en la delegación del poder;” y la delegación del poder aleja siempre al poder mismo de los ciudadanos y lo vuelve intocable […] Hoy la democracia no es más que una firma de índices de audiencia que están absolutamente manipulados […]La cultura es, a pesar de todo, una forma de anticomunismo…La mediocridad desgasta la sensibilidad al mismo tiempo que el juicio”.

“Yo escribo para proponer textos que no me hagan pensar en otra cosa”, confesó en México, 1994. Urbain Bernard Fernand Noël viene a nacer en Sainte-Geneviève-sur-Argence en 1930, Aveyron. Proteico asaz, tenaz, vitalista, polígrafo con más de cien títulos que se asoman a todos los géneros, es complicada la síntesis de su legado y de su actividad. Editor, dramaturgo, artista visual, ensayista, traductor del italiano y el inglés: uno de los intelectuales más brillantes de su tiempo y poeta de consideración.

La acción política y el oro del pensamiento van a ser la columna vertebral de su obra. Intelectual crítico, sarcástico, ácido, lúcido, agudo, dispuesto contra el poder. Otorgó un sentido peyorativo a la palabra populismo, que, hasta entonces había tenido una valoración positiva. Fue voz de la conciencia del ser ante el desastre de la guerra y de la banalización de la sociedad.

Entre sus obras de calado: Extraits du corps, 1958, poesía en prosa, ópera prima; La face du silence, 1967; El resto del viaje y otros poemas; Diccionario de la Comuna, 1971; La castración mental, 1997; La Chute des temps, 1983, libro capital; Le rumeur de l’air, 1986…. Premio Antonin Artaud 1967, Nacional de Poesía 1992, Premio Max Jacob 2004, P. Roberto Ganzo 2010, Premio Gabriele D’Annunzio 2011. “Para mí, -aseguró- la poesía es una suerte de tormenta mental que hace llover el verbo, el movimiento, un movimiento de violenta unidad entre el afuera y el adentro”.

“…la oscuridad es a la luz lo que el olvido al recuerdo”. En París, estudia psicología y periodismo, las deja para trabajar, empleándose como redactor de diccionarios y enciclopedias, editorial Robert Laffont.. Director literario de Delpire; en 1977 crea la colección “Clasiques abregés”, con gran éxito en la enseñanza media; en 1977/83 está en Flammarion. Debe mucho a Nerval, Bataille y Blanchot. Se inventa los Seminarios de Traducción de la Fondation Royaumont, cuyos “Cahiers” dirige hasta 1990.  En 1995 es elegido para festejar el centenario de Paul Eluard y recogiendo múltiples voces, publica: Qu’est-ce que la poesie. Muere a los 91 años en Laon, 2021.

Puso en valor y rescató del olvido las obras de Georges Bataille, Jacques Prevel- no confundir con Jacques Prevert-, Colette Peignot, Mina Loy, Colette Thomas. Fue editor y prologuista de Gît-le-Coeur, recuerdos parisinos del poeta checo Vitêzslav Nezval; también, de Amour à mort, poemario póstumo de César Moro y prologó una edición francesa de Emilio Adolfo Westphalen.

De 1973 a 2015 escribe 9 Monologues, relatos donde todas las frases comienzan por un pronombre personal, destacando Nosotros. En 1975 edita Lettres verticales, poemas experimentales escritos con acrósticos de los dedicatarios. Mantuvo una interesante Correspondance con Georges. A veces está próximo a Merleau-Ponty.

Lean La castración mental, Huerga &Fierro, Madrid 1998, con pobre prólogo de José Ángel Valente y traducción de Daniel Sarasola. No es un consejo es un regalo. Un conjunto de veintidós textos breves, apenas 155 páginas. Insisto, p.31: “La privación de sentido- o sensura- es el arma por antonomasia de la democracia. Permite engañar la conciencia y vaciar las cabezas sin turbar la pasividad de las víctimas”.  

No confundir a Bernard Noël con Marie Noël, pseudónimo de Marie Rouget (1883-1967), poeta francesa católica, en eterna pelea de amor con Dios, que ahora proponen canonizar y hacer santa y que gozó de una enrome popularidad.

Sabemos que hay intelectuales por el mundo. ¿Hay intelectuales en España? ¿Dónde se esconden? ¡El intelectual no se reivindica con el silencio! Si se está al servicio de una ideología, la razón se anula y crece la oscuridad, por eso hay un exceso de personas oscuras inter nos. ¡Bernard Noël, no olviden este nombre! ¡ Comprometido, visionario, uno de los últimos condenados por vapulear las buenas costumbres, Bernard Noël!

(1820- 1910) Nadar- Retrato de Gerard de Nerval, escritor francés (1808-1855) – (MeisterDrucke-914587)

 

Tomás Paredes

                                                                                                    Presidente H. AICA Spain

 

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