Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

…Y Toledo

La Fundación Obra Pía de los Pizarro, que preside el Vizconde de Amaya, Hernando de Orellana -Pizarro, es una fundación privada, con sede en Trujillo, Cáceres, cuyo objetivo global es acrecentar y cultivar relaciones de España-Extremadura con Perú y Sudamérica. Dedica sus fondos a conservar patrimonio histórico y a tejer una relación intercultural de exposiciones, conferencias, debates, biblioteca, publicaciones y factura de una colección de arte hispanoamericano.

Acaba de clausurar la exposición Romeral…Y Toledo, patrocinada por la Fundación Obra Pía de los Pizarro, en colaboración con Arte Trujillo Perú Contemporáneo, obra de Romeral y comisariada por mí. La muestra, en el palacio de los Barrantes-Cervantes, se acompañaba de un magnífico catálogo. El palacio, s. XVII, rehabilitado, con un cuidado extremo, por la Fundación es la sede oficial de la misma y una de las joyas renacentistas de Trujillo.

He tomado parte en varias de sus actividades, percibiendo siempre un aire de soledad oficial. Ni la Junta de Extremadura, ni el Ayuntamiento de Trujillo, ni los trujillanos, entienden ni sienten este importante proyecto que una empresa privada, a su absoluta coste, viene haciendo en Extremadura. Y no hablo de subvenciones, que ni las piden ni las quieren, sino de una mera atención personal a un desarrollo cultural generoso. ¿Qué le pasa al PP con la cultura? Y digo al PP, porque en este caso es quien gobierna. ¿Qué ocurre en Trujillo para que una manifestación así no suscite la atención de sus vecinos?

Toledo vista de Sorolla, oleo a tabla 53×122 (2000)

 

Trujillo, el gran joyel de Extremadura, ensartado de iglesias y palacios del barroco y el renacimiento, agoniza, entre el descuido de quienes deberían privilegiarlo y el desencanto de quienes lo viven. No es fácil vivificar una ciudad media como esta, lo sé, pero sus dirigentes públicos y empresas privadas espabilan o se encontraron todos lamentándose en el funeral. ¡Una urbe tan hermosa, tan noble, con tanto abolengo, tan mágica en sus inesperados rincones, merece una atención, que ahora no tiene!

La exposición ROMERAL, pintura-escultura-dibujo, mostraba a pasos de gigante, su desarrollo plástico en cincuenta años de oficio. En su poema “Andalucía”, Manuel Machado, “banderillero de Apolo/ supo, cantó y está solo”- y así sigue solo, merced a una sociedad que está a otra cosa- después de cantar a siete capitales andaluzas, deja para el final a Sevilla, sin más, cual materia inefable: “Y Sevilla”, ¡ahí queda eso!

Pues bien, visto Romeral en varias etapas, técnicas y tentativas, cerraba su propuesta con su canto icónico a Toledo, cumpliendo con los cánones de su idiolecto. Y así, reproduzco varias vistas de “La peñascosa pesadumbre estable/ ni se derrumba ni se precipita!”, como inicia el poema de Jorge Guillén. ¡El milagro de Toledo es consustancial a su hechizo, a su sobriedad imperial, a la obra hecha por los siglos!

Toledo de oro y noche (poliptico) mixta a  lienzo144x100(1980)

 

No ha gozado Toledo del favor de los poetas, ha tenido otras fortunas. Desde el s. XI hasta la fecha, todos los que suenan, lo nombran. Pero, no hay un soneto incontestable, broncíneo, sobre Toledo; no existe un poema que pongan en pinganitos su condición de topacio ascensional, ahormado con la meguez de los canjilones del tiempo. ¿Cómo no lo harían Fray Luis o Tirso de Molina, con tanto que lo citan en sus liras o comedias?

Además, Toledo es la capital del hito manriqueño. Ahí se casa el poeta, 1470, con doña Guiomar Castañeda Meneses. En Toledo es nombrado capitán de la Hermandad de Toledo por gracia de la Reina Católica. Y Juan de Borgoña lo retratará más tarde, ya instalado en la penumbra. Jorge Manrique es nuestra luminaria anterrenacentista, Con sólo una canción, con solo una estrofa bastaría para respetarle:

                                                    Con dolorido cuidado,

                                                    desgrado, pena y dolor,

                                                    parto yo, triste amador,

                                                    de amores desamparado,

                                                   de amores, que no de amor….

¿Les suena?, “…no me podrán quitar el dolorido/ sentir si ya del todo quitan el sentido”, Égloga I de Garcilaso. Caballero de las armas y las letras, murió en una escaramuza ante el castillo de Garcimuñoz en Santa María del Campo Rus, antes de los 39 años, como quieren los dioses para los poetas cimeros. Lo distingue en su “Glosa”, Antonio Machado: “Entre los poetas míos / tiene Manrique un altar”.                                                

El poeta Jesús Cobo, maestro y amigo, zahorí del hurmiento toledano, uno de los conspicuos exégetas de la pintura de Romeral, ya publicó “Toledo como tema poético”, Archivo Secreto, nº 3, Toledo 2006, pp. 294-319, una antología de poemas y unos comentarios tan acertados como brillantes sobre este asunto.

Toledo sueño  22×33 acuarela 1987

 

Es probable que su enigmático misterio, que el repujado cáliz de vida y piedra que circunda el Tajo intimide, hasta el punto de aturdir con su presencia milenaria. Porque desde el Romancero a Gonzalo de Berceo; el mago Garcilaso; Lope, Góngora, Quevedo; Bécquer y A buen juez mejor testigo de José Zorrilla; Galdós, Blasco Ibañez en sus novelas; Lorca, Jorge Guillén; Vivanco, Ridruejo, García Nieto, Villacañas… Todos pasean Toledo, pero pocos desnudan su alma con la estirpe del prodigio.

El mismo Cervantes no se excede. En Los Trabajos de Persiles y Segismunda, esa obra que tanto elogia Azorín, venera la capital del Tajo como “peñascosa pesadumbre, gloria de España y luz de las ciudades”. Pero, ¿y el silencio de Gabriel de Bocángel? Algunos lo refieren con la venustez que su entidad y su arquitectura encienden, con el valor de su historia, no todos con la grandeza enllamecida con la que lo exorna El Griego.

Toledo huele al amanecer con la enjundia mollar del tomillo. Pero es al anochecer, que las hordas se esfuman, cuando suena su silencio con el misterio de un tango de Antonia la Negra. Entre tinieblas y nieblas, Toledo es un tronío de los delirios del hombre. Es en ese denso callar, roto por la cita puntual de las campanas, cuando podemos cruzarnos con Garcilaso, con Bécquer o doña Isabel de Urbina, mujer de Lope, con Micaela Luján, su amante; con una sombra, que dibuje con sigilo el duende del misterio; con un arpegio mistérico de Paco de Lucía o la melodía undosa de eternidad de Juan de Yepes.

Toledo rojo oleo tabla 38×46 (1988)

 

Toledo, después de serlo todo, de cruzar varias civilizaciones y tantas heridas se ha convertido en materia poetizada, en paisaje poemático, en antesala gloriosa de cigarrales y montes aromados. No puedo obviar el soberbio ofrecimiento que construye Jesús Cobo, cuando comenta la visión, aparentemente abstracta de “Toledo” de Rafael Canogar, Museo de Arte Abstracto de Cuenca, revista Archivo Secreto. Rilke, aunque toledano confeso y convicto, más que cantarlo, lo interioriza su salmodia intelectual.

Juan Antonio Villacañas (1922-2001), toledano de Toledo, cultor de lira juanantoniana, por cuya sangre navegaba la ciudad tibar, invitó a Dante a conocerla y le sirvió de guía, emulando a Virgilio, dejando testimonio en El Dante en Toledo, 1980. Y por si se nos había pasado, Manuel García Chamorro hizo una glosa en ataujía sobre su viaje, Fantasía Toledana, Jaén 1983. Y entre realidades y fantasías se teje el misterio que acicala ese cofre de taracea donde se guarda el tiempo que es Toledo.

Verán a Toledo en todos los colores, por los pinceles de ROMERAL: azul, verde, oro, plata, bistre, bermellón, almagre, entre brumas o entre soles; perfumado de incienso y de cantueso. ¡Sereno, mágico, majestuoso, eterno, observando desde su alta atalaya como las generaciones se suceden, ante su soberana impronta!

Toledo nevado, 100×144 cm.,  mixta a tabla (2017), Colección de la Diputación de Toledo

 

He descubierto un soneto luciérnaga de Florbela Espanca, Soror Saudade y María das Quimeras, como ella se llamó, que, en su portugués original, fulge como fuego cuando arde, reproducido en el catálogo. ¡Al poeta siempre hay que agradecerle su canto, como intermediario sigiloso entre los dioses y los hombres, las hambres y los adioses!

“Romeral …Y Toledo”, ha sido una ocasión feliz para gozar del arte, de ese abrazo que se dan poesía y arte plástico, en esa ciudad de conquistadores, Trujillo, cuna de Pizarro, lecho de nobles emprendedores. En la accesible poética de José Ángel Buesa  -cubano de 1910, muerto en el exilio de Santo Domingo, en 1982-, en el segundo cuarteto, leemos:

                                 Así como el exceso de virtud hace el vicio,

                                el exceso de arte llega a ser artificio.

                                Escribe de tal modo que te entienda la gente,

                               igual si es ignorante que si es indiferente.

Lo esencial esta orientado por la esencia, es cortesía de la elegancia. No hay distancias cuando el amor se lo propone. Lo que nace oscuro, si auténtico, con el tiempo se aclara. Es distinto ennochecer la claridad para que no se vea, que despojar de máscaras y tinieblas la luz. Y no importa tanto el desafecto de los políticos a la cultura, como la afección de una dinámica elegante como la de la Fundación Obra Pía de los Pizarro, que mantiene su espléndida generosidad para con esta tierra tan huérfana de mecenas.

Toledo misterioso mixta tabla 81×100, 2016

                                                                                                                   Tomás Paredes

                                                                                                    Presidente H. AICA Spain

 

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