Recordando… Aurelio Ureña Tortosa

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Aurelio Ureña Tortosa

UREÑA TORTOSA, Aurelio             E       1911(F  )                   VALENCIA(Colón, 14)

Socio Fundador de la AEPE

 

 

Aurelio Ureña Tortosa fotografiado en 1889

 

Aurelio Ureña Tortosa nació en 1861 en el pueblo valenciano de Ontinyent y tenía dos hermanos: Andrés y Modesta.

En 1874, con tan solo trece años, abandonará su localidad natal para desplazarse hasta Valencia, donde comenzará sus estudios artísticos en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, en la que estudiará entre los años 1874 y 1877 y teniendo como compañeros a algunos grandes artistas y socios de la AEPE como Joaquín Sorolla, Cecilio Pla, José Mongrell, Antonio Fillol o Fernando Cabrera Cantó, José Gerique Chust, Enrique Bellido, Juan Dorado Brisa o José Romero Tena.

Aurelio alternó sus estudios con el trabajo en el taller de los escultores Modesto y Damián Pastor, donde pasó doce años ejerciendo como primer oficial.

El maestro de Aurelio, Damían Pastor, en 1888

 

Años después, el artista se estableció por su cuenta, en el taller de la Calle Colón, 14 de Valencia, donde trabajaría toda su vida.

Su primer encargo lo hizo para su pueblo natal, una hermosa Virgen del Sagrado Corazón con la que logró la admiración de iglesias y ciudades, para las que trabajó a partir de ese momento con infinidad de obras que a consecuencia de la Guerra Civil, han desaparecido.

En 1896 y para Alicante, realizó dos Inmaculadas y un Sagrado Corazón. Poco después, se asociará con el también escultor formado en la Academia de San Carlos, Eugenio Carbonell Mir, asociaciones artísticas que fueron muy comunes entre los imagineros valencianos.

Niño Jesús mostrando su Sagrado Corazón, Aurelio Ureña Tortosa y Eugenio Carbonell

De manos de los dos, se conservan distintas esculturas como la imagen de San José de la colegiata de San Nicolás de Alicante, una imagen de la Virgen de Guadalupe para la catedral de Coria, carrozas para la batalla de flores de la Feria de Julio de Valencia o un Niño Jesús encargado por el arzobispo de Toledo, imagen que fue muy del agrado del público, presentando una actitud dinámica, donde se aproxima al espectador caminando sobre un lecho de nubes, suspendida en el aire, uniendo elegancia formal y compositiva, un lenguaje clásico y una serena belleza en las facciones, una buena muestra de la calidad de las obras que alcanzó esta asociación de artistas.

Un clasicismo que se extenderá a la policromía, en la que se emplean detalles decorativos propios del neoclasicismo, con cenefas en las que se representan motivos vegetales y roleos, combinados con elementos propios del rococó, contraste de estilos que estará presente en todas las obras realizadas por Aurelio Ureña.

En torno a 1908 Carbonell se estableció con taller propio, firmando a partir de entonces Aurelio sus obras en solitario. Separación que vivieron de mutuo acuerdo, ya que para no interferir en sus trabajos, decidieron que Ureña trabajaría la madera y Carbonell la piedra.

Los encargos se sucedieron: un San José para la ermita de Alcoy, una Inmaculada para América, una Purísima para Barrax, Albacete, un trono para la imagen de la Virgen de la Esperanza de Málaga, trabajo ganado en un concurso nacional convocado expresamente, la decoración del camarín de la patrona de Alicante…

Y en Valencia, una Virgen de la Correa para un convento de Agustinas, la Santa Teresa del altar del crucero de la iglesia de los padres Carmelitas; el San Antonio de Padua de la iglesia de San Lorenzo; la Virgen de los Desamparados de las Escuelas Pías; en el colegio de Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer; en el Colegio de Nuestra Señora de Loreto…

También durante esta época iniciaría su relación artística con la ciudad de Cartagena, para la que haría un conjunto de obras que culminarían en 1931 con la ejecución del trono de la Samaritana para la Cofradía California, dos imágenes del Sagrado Corazón.

La vinculación del escultor con Cartagena, parece que estuvo favorecida por la presencia en esta ciudad de su hermano, el sacerdote Andrés Ureña, quien desde el año 1910 ejercía el cargo de organista de la iglesia de la Caridad de esta ciudad, alternando su actividad musical con la docencia.

Detalles de la Caridad, perteneciente al trono de la Samaritana de Cartagena

 

Aurelio Ureña fotografiado en la década de los 20

 

Con la proclamación de la Segunda República, la demanda de obra religiosa en su taller debió decaer considerablemente.

El artista sobrevivió a la Guerra Civil, falleciendo tan solo un mes después de haber finalizado la contienda, el 9 de mayo de 1939, en su domicilio de la calle Doctor Sumsi de Valencia, cuando contaba con setenta y ocho años de edad.

Estaba casado con Maria Camarasa Catalán, con quien tuvo cuatro hijos: Aurelio, Maria, Carmen y Juan Ureña Camarasa.

Inmaculada Concepción, Aurelio Ureña Tortosa, 1896, Concatedral de San Nicolás, Alicante

 

La Inmaculada Concepción de la concatedral de San Nicolás de Alicante, de 1896, es la obra más representativa del escultor, una bellísima imagen que muestra la calidad que ya había alcanzado el trabajo de Ureña en fechas tan tempranas. Una imagen que es compendio de las mejores cualidades del escultor que quedan patentes en la exquisitez con la que están tratados todos los detalles de la escultura. Especialmente destaca el clasicismo con el que está concebida, lo que evidencia la influencia recibida durante su formación académica y en los años que pasó en el taller de su maestro Damián Pastor. Ese clasicismo se enfatiza en la contención expresiva que presenta la imagen, que queda suavizada con la idealización de los rasgos, la elegancia de los gestos y la actitud cercana a la contemplación mística de la Virgen. También destaca el naturalismo de la obra, que se hace presente en la forma en la que están concebidos los pliegues de la túnica y la caída del manto, en los que se prescinde intencionadamente de recursos que pudieran aportarle movimiento e inestabilidad. Llama la atención la delicadeza con la que el artista dispone los pliegues de la túnica sobre los pies de la imagen y la forma en la que está recogido el manto a su derecha, lo que nos muestra la predilección de Ureña por cuidar los detalles de la obra: los mechones de pelo simétricos, la orla realizada a barbotina que imita el bordado a realce, con motivos neoclásicos…

Aurelio Ureña fotografiado ante una de sus obras más famosas

 

Hacia 1920 se aprecia en sus obras una cierta evolución artística en el escultor, algo que puede verse en el tratamiento de las cabezas, donde el artista se aproxima a una estética cercana al modernismo, con un modelado más evanescente en base a grandes volúmenes, pero que se resumirán en las cualidades propias de su trabajo: como la idealización, el gusto por el detalle y la elegancia formal que queda reflejada en el equilibrio compositivo y en el movimiento mesurado de los gestos y las posiciones corporales.

El camarín de Ntra. Sra. del Remedio en 1921izquierda y en la actualidad, Aurelio Ureña Tortosa, 1921, Concatedral de San Nicolás, Alicante

El trono de Ntra. Sra. de la Esperanza de Málaga a su llegada en 1916

San José, Aurelio Ureña Tortosa y Eugenio Carbonell Mir, 1900, Concatedral de San Nicolás, Alicante

Sagrado Corazón de Jesús, Aurelio Ureña Tortosa, 1897, Concatedral de San Nicolás, Alicante

Parroquia de San Carlos Borromeo, Ontinyent

Relieve de la Resurrección de la hija de Jairo del trono de la Samaritana

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