Rosario Suárez Castiello

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

Rosario Suárez-Castiello

SUAREZ-CASTIELLO, Rosario  P         1925  MADRID        MADRID

 

Rosario Suárez-Castiello y Mumbert se inscribió en nuestra entidad en 1925 como pintora, con domicilio en la Calle Lista, 87 de Madrid.

Rosario Suárez-Castiello en su juventud

 

Su nieta, Concha Gil García, nos confirma que nació el 30 de septiembre de 1893 y falleció el 18 de enero de 1986, cuando contaba con 93 años de edad.

Era hija de Manuel José María Suárez Castiello y Espada (fallecido en el año 1900)  guatemalteco de origen asturiano, y de Ester Mumbert y López de Arbona, de origen catalán, fallecida en 1960; el matrimonio tuvo cuatro hijos: Guillermo, Trinidad, Carmen y Rosario.

Pasó su infancia en Madrid, rodeada de un ambiente académico y culto en el que el arte y la cultura eran enseñanzas habituales de su progenitor, con quien compartió su pasión por la pintura.

Su padre, socio fundador de la Sociedad Fotográfica de Madrid, de la que llegó a ser su primer Presidente, estaba muy al día de los avances de la técnica, inmerso además en el ambiente artístico de finales del siglo XIX, y contaba con grandes amigos artistas, como Timoteo Pérez Rubio, miembro de la Asociación de Pintores y Escultores y discípulo del también socio Adelardo Covarsi, y del paisajista José Franco Cordero.

Retrato inacabado de su padre

 

Además, también pintaba y acudía al estudio del afamado Casado del Alisal, uno de los socios Fundadores de la AEPE, si bien el descubrimiento de las técnicas fotográficas le hicieron decantarse por esta disciplina.

En un ambiente propicio para las artes, Rosario comenzó a dibujar y acudió a distintas academias particulares de bellas artes, pero no en una enseñanza oficial y reglada, sino más bien desarrollando una afición especial que finalmente la cautivó.

Copia de la Venus de Tiziano del Museo del Prado

 

Rosario se casó muy joven y quedó viuda muy joven también. Su esposo, Adrián Gil, algo mayor que ella, falleció en unas vacaciones estivales en San Sebastián, debido a la gripe de 1918, dejando al cuidado de la joven artista a dos hijos: Rosarito, que nació ese mismo año y falleció en 1992, y Adrián, que contaba con solo tres años (1915- 19/03/2004, casado con Conchita García Reguera y con hijos Concha, Paloma y Adrián).

A partir de ese momento, la vida de Rosario cambió, y pese a no tener estrecheces económicas, se dedicó por completo a sus hijos.

Cuando ya habían dejado atrás su niñez, Rosario retoma la pintura y frecuenta el ambiente artístico de la época.

En febrero de 1928 participará como jurado en el concurso de belleza infantil organizado por la revista “La Moda Práctica”, en el que la niña “Rosarito Gil y Suárez Castiello” resulta ganadora del segundo premio (medalla de plata).

Folleto de la exposición en el Lyceum

 

En abril de 1928 realizó una exposición en el Club Femenino Lyceum, en la que presentó diez cuadros de paisajes y retratos en los que ya se apuntó que “la paleta de la inspirada pintora es rica en claridades de luz y de color, que juegan, en su mano, ágilmente, según una técnica de tipo moderno. En los paisajes, de Alcudia y de La Granja están resueltos los arduos problemas pictóricos del género, de una manera reveladora de la emoción con que los ha sentido la artista; uno de ellos, en armonías de amarillos insinuados, es un acierto cabal”.

Recogida la información en distintos medios como el ABC, en el periódico El Heraldo de Madrid aparece una reproducción de la obra más notable de la muestra, titulada “Ritmo”, mientras que en La Nación, se especifica que la artista es la “viuda de Gil”.

Blanco y Negro, «Mi hija Rosario»

 

Los cuadros que presentó en aquella ocasión fueron: “Los olivos y el valle” (Alcudia), “Tarde de primavera”, “Mañana de primavera”, “El Palacio de San Ildefonso”, “La casita olvidada”, “Verja escondida”, “Ritmo”, “Juventud”, “Sol de septiembre” y “Carmencita Ayza” (retrato).

Además, la revista Gran Mundo, la presenta bajo el subtítulo de “Las artistas que triunfan”, en la que se dice que “hace algún tiempo ya Royal (el nombre del periodista que escribe la nota) tuvo el honor de ocuparse de las obras pictóricas y literarias de esta artista de sensibilidad exquisita y de arte depurado que se llama Rosario Suárez Castiello, reconociéndola como una legítima esperanza de la pintura española. Ahora podemos decir que ya no es una esperanza, sino una realidad; como lo ha probado en la exposición que ha hecho este mes de mayo pasado en el saloncito de exposiciones del Lyceum-Club Español, la que ha llamado justamente la atención de todos los grandes críticos y del público culto y artista que acude a estos certámenes. Rosario Suárez Castiello ha presentado varios cuadros de figura y de paisaje que son un verdadero encanto de técnica y de arte concienzudo. Entre los paisajes, es un alarde de suave finura y de verdad en su luz y también en su técnica el titulado “Tarde de primavera”. Entre sus cuadros de figura, siendo todos muy apreciables, son dignos de mención el retrato de niña que titula “Carmen Aiza” y su gran cuadro, el que podemos considerar como el “clou” de su obra y que se llama “Ritmo”. En esta elegante y bellísima figura de mujer, que es un alarde de buen gusto y de perfecto conocimiento de la pintura, en la cual con tonos suavísimos hace resaltar una figura vigorosa de una mujer engalanada a la española, que tiene además de muchas cualidades, todas estimables, la de hacer ver que Rosario no pinta imitando a nadie y que nadie influye sobre ella, no más que la verdad en la pintura y un amor por el arte ferviente y único. Felicitamos a la artista que en tan poco tiempo ha triunfado tan definitivamente y esperamos que la nueva vez que nos regale nuestra vista con la exposición de sus nuevas obras, tendremos como ahora igual motivo para felicitarla y llamarla “Maestra”, ya de un modo rotundo y para siempre”.

Revista Gran Mundo

 

En 1929 aparece una reseña en el Blanco y Negro de la nueva exposición de Rosario, en la que se recuerda que en la exposición del Lyceum presentó una gran obra titulada “Ritmo”, que también se exhibe en esa ocasión, junto a obras que sostienen “con gran firmeza su fuerza expresiva. Un retrato titulado “Mi hija Rosario”, ofrece interesantes calidades”…

Ritmo

 

Por una información publicada en el Heraldo de Madrid en junio de 1929, sabemos de una nueva exposición colectiva celebrada en el “Salón de El Heraldo”, en la que participará junto a otras artistas como Marousia Valero, María Luisa Pérez Herrero, Amparo González Figueroa, Marisa Roeset, Gisella Eiffnusi, María de los Angeles López Roberts y Lola de la Vega. Lo interesante de la muestra es que es de obras femeninas por vez primera agrupadas en Madrid y organizada por Teresa de Nyssen, quien seleccionó las pintoras que debían formar parte de la muestra.

El Heraldo de Madrid, la artista es la tercera por la izquierda

 

La información incluye una fotografía en la que aparecen todas las artistas participantes, aunque sin identificarlas, si bien gracias a la familia, sabemos que Rosario es la tercera por la izquierda.

Socia del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid entre los años 1930 y 1935, en la que aparece inscrita como pintora.

En 1932 surge la revista cultural Noreste, en Zaragoza, a iniciativa de , en cuyo décimo número participa, un ejemplar dedicado a las mujeres heroínas de vanguardia, aquellas «Heroínas españolas modernas son las mujeres que desafían la desapacibilidad del actual vivir, consagrándose a una gimnasia espiritual que produce frutos sólidos y duraderos. Como las artes y la poesía se enriquecen cuanto que se alegran con sus aportaciones, creímos procedente ofrecerles un sencillo homenaje en nuestras páginas […]».

Distintos paisajes de la artista

 

En 1934, participa en el Salón de Otoño, como así lo recoge el ABC, destacando que es una artista que está “inspirada en sus retratos”.

En la publicación de 1935 aparecen recogidos los trabajos de escritoras y artistas como Carmen Conde, María Luisa M. de Buendía, Elena Fortún, Margarita de Pedroso, Juana de Ibarbourou, Rosario Suárez-Castiello, Josefina de la Torre, María Cegarra Salcedo, María Dolores Arana, María Teresa Roca de Togores, Maruja Falena, Ruth Velázquez, Menchu Gal, Rosario de Velasco, Ángeles Santos, Norah Borges,  Dionisia Masdeu,…

De hecho, la revista publica en ese número una poesía de Rosario y además la fotografía de uno de sus cuadros titulado “Retrato”.

Retrato

 

 

Y es que Rosario, además de pintar también escribe. Recogemos una de sus poesías, publicada en este número, y titulada “Capricho azul

¡Azulada florecilla,

Miosotis,

Que a la orilla de un remanso del riachuelo te acoges;

Con los azules del cielo

Te pintaron los colores,

Y de estrellitas se hicieron

Tus corolas, Miosotis!

Entre la yerba olorosa surge tu linda turquesa

Ávida del fresco borde,

Miosotis,

¡Bello marco del espejo

Que con primor te recoge,

Como absorbe de los cielos

Sus azules, Miosotis!

De ese color de infinito son los ojos de mi bella,

Que yo he de hacer que se antoje,

Miosotis,

Del encanto de tu espejo…

¡Quiero provocar el roce

De tres azules tan bellos

Y nítidos como soles!

Y en la florida mañana, ella vendrá a la pradera,

Toda temblando de goce,

Y yo veré cuando moje

El oro de sus cabellos

Haciendo vibrar las aguas que, constantes, te recogen…

¿Comprendes ya, Miosotis?…

¡Indefinible momento!

En su cristal, al fin calmo, surgirá el reflejo dócil:

La armonía clara, suave, de tres azules concordes,

Tu Flor, sus Ojos, el Cielo… ¡Todo lo que amo, Miosotis!

En mayo de 1935, la Librería Internacional de Zaragoza montó un escaparate especial que dedicó exclusivamente a jóvenes mujeres artistas y escritoras, en donde estaba incluida la artista junto a otras como Rosario de Velasco o Josefina de la Torre, miembros también de la Asociación de Pintores y Escultores.

Escaparate de la Librería Internacional de Zaragoza

 

La guerra fue un duro golpe para Rosario, que vivió en Madrid junto a su hija Rosarito, que arrastraba distintos problemas de salud que mantuvo a lo largo de toda su vida, y con su hijo Adrián en el frente.

La posguerra fue una etapa de superación interior y dedicación plena nuevamente a su familia, que la apartó de su vocación artística de forma pública.

El Liberal

 

Los momentos vividos en el frente por su hijo hicieron mella también en su salud, que logró recuperar gracias a sus constantes cuidados.

Página de Blanco y Negro en donde apareció una reseña de  la artista

 

Sí tenemos noticias suyas del mes de marzo de 1946, gracias al artículo publicado en La Vanguardia Española y firmado por José Francés, quien fuera Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, respecto al Primer Salón Femenino de Bellas Artes, en el que se subraya su participación, si bien no se especifica si es con un paisaje o bodegón. Organizado por el semanario “Domingo” y patrocinado por la Dirección General de Bellas Artes, se llevó a cabo en el Museo de Arte Moderno.

El pintor Román Bonet Sintes, conocido como Bon, le hizo una caricatura que conocemos también  gracias a su nieta Concha Gil.

 

Escritora de distintas revistas y publicaciones literarias y culturales, principalmente en la década de los años veinte y treinta, que firmaba como Soledad Montes, publicó bajo ese pseudónimo dos novelas, la titulada “El punto de partida. Novela de psicología normales”, de 1951 y “Tres Romances ensoñados”, de julio de 1953.

 

Su familia conserva manuscritas sin publicar, otras dos tituladas “El otro Julio. Historia de un hondo amor” y “La tremenda historia”.

Vivió para sus hijos, ocupándose de ellos en distintas etapas de una vida dedicada a los demás. Era independiente y moderna para su tiempo, pero la tristeza vivida y las penurias provocadas por la guerra civil, fueron cicatrices que marcaron para siempre su existencia.

Retrato de mi hija Rosario

 

Rosario Suárez-Castiello y la AEPE

* En el VI Salón de Otoño de 1925 figuró inscrita como Dª Rosario Suárez-Castiello, natural de Madrid, donde reside, en Claudio Coello, 116. Al mismo presentó las obras:

314.- “La fuente de Latona” (Jardines de San Ildefonso), óleo, 77 x 87

315.-  “La carretera (San Ildefonso)”, óleo, 57 x 70

316.- “Encinar de Alcudia” (Ciudad Real), óleo, 50 x 65

* Al VIII Salón de Otoño de 1928 concurrió con la obra:

247.- “Carmencita Ayza” (Retrato, óleo) 0,75 x 0,67

* Al XIII Salón de Otoño de 1933 presentó dos obras:

Sala VII, 128.- “Sus libros”

Sala VIII 137.- “Abstracción”

 

Obra presentada al VI Salón de Otoño

 

Obra presentada al VI Salón de Otoño

 

«Rosario»

«Mi hijo Adrián»

«Rosario»

 

«Retrato»

«Adrián»

«Mujer con mantilla»

 

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