José Gabriel Astudillo López
Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores
Este año se cumple el 60 aniversario del nacimiento del Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura de la Asociación Española de Pintores y Escultores.
Se creó para el Salón de Otoño de 1964 bajo el nombre de “Premio Princesa Sofía”, siendo la mayor recompensa otorgada en el certamen, después de la Medalla de Honor, y sólo se concedía a los socios de la entidad.
En 1980 pasó a denominarse “Premio Extraordinario Reina Sofía”, conservando este título hasta el año 2013.
En 2015, en España se convocaban cinco premios bajo el nombre de “Premio Reina Sofía”, siendo el primero de todos el de la AEPE: los del Real Patronato sobre Discapacidad, del Ministerio de Sanidad, los premios contra las drogas convocados por la Fundación para la Atención a las Toxicomanías de la Cruz Roja Española, el de Composición Musical de la Fundación de Música Ferrer-Salat, y el de Poesía Iberoamericana, desarrollado por la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional.
En el año 2014, cuando el premio iba a cumplir 50 años, como Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, propuse a la Junta Directiva otorgar el tratamiento que merecía al Premio Extraordinario Reina Sofía, consiguiendo renovar el premio con un título acorde al prestigio que mantenía la centenaria entidad, por lo que pasó a llamarse PREMIO REINA SOFÍA DE PINTURA Y ESCULTURA.
La tarea más difícil de todas la logró nuestra Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez, consiguiendo el patrocinio, único en todo el mundo, de la internacional GOOGLE, que vio en nuestra entidad un ejemplo de buen hacer y desde el primer momento nos apoyó incondicionalmente, apostando por la riqueza en la variedad de criterios, formas de expresión y calidad técnica de un certamen que siempre defendió nuestro recordado Francisco Ruiz Antón, que merece también unas líneas en la historia de este premio.
Ha sido en estas once últimas convocatorias cuando la Secretaria Perpetua de la AEPE se ha revelado también como un referente mundial en la organización y la gestión cultural y artística, gracias al impagable trabajo, paciencia, tenacidad, indomable voluntad, lucha y profesionalismo que viene realizando en cada nueva edición y a quien, como siempre señalo, no podremos nunca agradecer lo suficiente sus desvelos.
Fue así como se situó como uno de los más prestigiosos de los que se convocan en España, internacionalizándose más tarde y convirtiéndose en una plataforma de promoción de los fantásticos artistas que a diario se esfuerzan e innovan, se ilusionan, nos aportan belleza y nos hacen llegar su increíble sensibilidad y su grandeza, contribuyendo con sus trabajos a la excelencia y prestigio de la convocatoria.
La libre concurrencia de los artistas de todo el mundo y la cabida de todas las tendencias y estilos hacen además de este premio un referente internacional que seguimos defendiendo desde una institución nacida hace 115 años y que atesora una historia y un prestigio únicos, dos pruebas más del desafío que supone este certamen.
El Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura es único en su género en todo el mundo. No sólo porque únicamente contempla estas dos grandiosas disciplinas, sino porque en este certamen nada importan los antecedentes de sus autores, ni su trayectoria profesional, ni su notoriedad o prestigio. Aquí sólo importa la obra, que se salva o condena por sí misma.
También lo hace único el hecho de que desde su primera edición en este nuevo formato, el jurado esté integrado en su mayoría por grandes artistas, es decir, por iguales en inquietudes y desvelos, por conocedores de fatigas y esfuerzos que poseen además una sensibilidad especial con la que mirar cada una de las obras y encontrar en ella ese destello de genialidad que las hace especiales y diferentes.
Un Premio avalado además por un jurado excepcional, auténticos profesionales del arte con diversas y muy distintas perspectivas sobre la creación, abarcando desde la teoría a la práctica del arte, e incluyendo el comisariado, la conservación, el periodismo… pero siempre con un vínculo muy especial y exclusivo con el ámbito del arte que representan.
Un jurado excelente por su diversidad y cualificación, excepcional por su incondicional apoyo a esta Asociación Española de Pintores y Escultores, con opiniones diferentes en un ejercicio versátil, dinámico y enriquecedor que ha sabido aunar la genialidad artística de los mejores artistas contemporáneos que han concurrido a las distintas convocatorias.
En el Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura todas y cada una de las obras se presentan al jurado identificadas únicamente con el número de inscripción, y para llegar a estar seleccionada finalmente y formar parte de la exposición, pasan hasta por tres turnos de visionado, asegurando y reafirmando así que su elección cuenta con la más amplia mayoría de votos de los jueces.
Un Jurado competente y prestigioso que se toma muy en serio las labores de deliberación, con apasionantes discusiones y provechosas sentencias que contemplan estilos muy distintos y técnicas muy dispares, cuya energía y dedicación han sido ejemplares y demuestran que el Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura se ha otorgado de una forma honesta y coherente.
En convocatorias como esta intentamos ayudar a crecer a los artistas, a su consolidación, brindándoles una excelente oportunidad para desarrollar, ampliar y mejorar su obra. El solo hecho de participar en este premio, sirve al artista de ayuda para forjarse un camino profesional. Estar entre los seleccionados supone un gran logro y ser el ganador, significa lograr un amplio reconocimiento al esfuerzo y trabajo creativo. Significa ganar fuerza, apoyo, confianza en uno mismo y el prestigio de estar respaldado por un jurado de excelencia para el que no tengo siempre suficientes palabras de agradecimiento por su estrecha colaboración y magnífico trabajo realizado.
En esta gran historia debo mencionar a dos personas que pusieron un importante granito de arena para hacer de la convocatoria un gran éxito: Javier Sierra, escritor profundamente relacionado con el mundo del arte a través de sus maravillosas obras e investigaciones, y Alejandro Aguilar Soria, artista multidisciplinar y creador de la imagen visual del premio, un elegante trono con las iniciales S y R, en homenaje a nuestra Presidenta de Honor, S.M. la Reina Doña Sofía.
La historia no estaría completa sin mencionar la colaboración que el Ayuntamiento de Madrid nos brinda, a través de la Junta Municipal de Retiro, al poner a disposición de tan importante certamen el CC Casa de Vacas del madrileño Parque del Buen Retiro. Más allá de esta contribución, la confianza que nos ha demostrado Dolores Chamero, directora del centro, también ha hecho posible que cada convocatoria supere el nivel expositivo en una magnífica sala unida ya para siempre al premio.
Por último, es ineludible no hacer mención al hecho de que S.M. la Reina Doña Sofía, Presidenta de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores, viene de forma habitual a apoyar con su presencia y su excelente ánimo esta iniciativa, en lo que ha sido la definición de toda su vida, el incansable apoyo incondicional al arte español, una labor fundamental que viene realizando para dar a conocer a los grandes artistas contemporáneos de nuestro panorama, comprometida siempre con el arte y los artistas, con la cultura y con España, que siempre nos ha demostrado su estima, aliento y sensibilidad y de la que nos sentimos especialmente orgullosos.