Obras, artistas, socios, pequeñas historias…
Por Mª Dolores Barreda Pérez
Carlos Sáenz de Tejada y Lezama
SAENZ DE TEJADA Y LEZAMA, Carlos p 1918 MADRID
Presidente de la Asociación de Dibujantes, fusionada con la AEPE
Autorretrato, 1929
Carlos Sáenz de Tejada y Lezama
Nació el 22 de junio de 1897 en Tánger, cuando éste todavía era protectorado español, en el seno de una familia de diplomáticos y periodistas.
Su padre, Carlos Sáenz de Tejada y Groizard, era vicecónsul de España en Tánger, y su madre, María de Lezama y González del Campillo, provenía de una familia de periodistas y escritores estrechamente vinculados con la política liberal progresista de finales del siglo XIX y principios del XX.
La diversidad cultural que conoció de niño, gracias al oficio de su padre, ascendido a cónsul en 1902, y la amplitud de miras político-culturales ofrecida por la familia materna, hicieron que conociera varios idiomas y realidades sociales diferentes a la suya.
Sus primeros dibujos, como la serie dedicada en 1906 al Hospital de Sangre de Orán, muestran un interés especial por captar la esencia del mundo suburbial de los diferentes países en los que vivió.
Distintas fotografías del artista
En 1910 se estableció en Madrid, alojándose en casa de sus tíos Antonio Mora y Consuelo de Lezama.
Su primer profesor de Dibujo y Pintura fue el sorollista Daniel Cortés, del que tomará lecciones en 1908 en Orán.
Allí comenzó sus estudios en el Instituto Calderón de la Barca.
Durante este primer período madrileño, asistió también a las clases en el Fomento de las Artes desde 1911 hasta 1913.
Ya en 1913, Carlos Sáenz de Tejada decidió que quería dedicarse a la pintura, por lo que eligió como preparador de su ingreso en la Escuela de Bellas Artes al que fuera Presidente de la AEPE, José María López Mezquita.
Una vez matriculado como alumno en San Fernando, mantuvo una relación de admiración y cariño hacia su profesor, el Presidente de la AEPE, Joaquín Sorolla, quien lo distinguió entre sus discípulos con varios premios a sus trabajos y con el también Presidente de la AEPE, Fernando Álvarez de Sotomayor.
Dibujos que acompañaban a sus crónicas
Cabe destacar la importancia de estos años de formación, pues es cuando se inició en la ilustración de revistas con colaboraciones en La Esfera y en el suplemento del diario El Liberal, La Hoja de Parra, y también en Elegancias, donde colaboró, por primera vez, como dibujante de moda.
Alquiló un estudio en la calle Horno de la Mata junto a otros compañeros de San Fernando, que fue muy frecuentado por personalidades de las vanguardias, como su primo Ramón Gómez de la Serna y Sonia Delaunay. En este estudio creó interesantes obras pictóricas, que nunca llegaron al gran público debido al incendio que destruyó el lugar en 1925, lo que provocó su participación en la Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos del mismo año con tan sólo tres obras, El pim, pam, pum, La niña de la careta y Retrato de Paco Santacruz, todas ellas de 1924.
Este suceso ocasionó además su abandono de la pintura de caballete y su casi total dedicación a la ilustración y pintura decorativa y mural, para lo cual solicitó a la Junta de Ampliación de Estudios una beca para formarse en estas modalidades en París, que le fue concedida, por lo que abandonó España en 1926, al poco tiempo de haber contraído matrimonio con Luz Benvenuti.
Durante su estancia en París, mantuvo contacto casi permanente con su amigo Ismael Cuesta, antiguo compañero de su estudio de pintura, y con Ramón Gómez de la Serna, aparte de sus colaboraciones en las revistas Elegancias, Por esos mundos y Alas, entre otras, y con el diario La Libertad y ABC.
Una vez allí, sus trabajos se internacionalizaron entre 1926 y 1933, diseñando los carteles del espectáculo de baile de La Argentina y los decorados escenográficos de montajes de la ópera Carmen y el Bolero de Ravel.
1941 Boceto de mural para el Castillo de la Mota, Valladolid
Trabajó para editoriales como La Pléyade, Chiffrin o Draegger, colaboró con publicaciones de Londres, Berlín y Nueva York, en La Pettite Illustration, en revistas de moda como Modes et Trabaux, la alemana Elegante Welt, y las estadounidenses Goodhouse Keeping, Nash Pall Mall y Harper`s Bazaar, Robe, Femina, Jardin des Modes y Vogue entre muchas otras.
Sus figurines y dibujos de moda difundieron la imagen femenina estilizada y deportiva propia de la modernidad de los años treinta, de forma similar a lo que contemporáneamente hacía el también socio de la AEPE, Rafael de Penagos.
A finales de 1933 regresó a España, donde continuó colaborando con La Libertad, ABC, Blanco y Negro, y enviando además sus ilustraciones a las revistas internacionales anteriormente nombradas.
En 1935 diseñaría un cartel para el Círculo de Bellas Artes.
Durante la guerra alcanzó un gran protagonismo artístico, a partir del momento en que el general Francisco Gómez-Jordana y de Sousa, encontró interesantes los dibujos de tema bélico que Sáenz de Tejada había enviado a distintas revistas internacionales. Incorporado al Servicio de Prensa y Propaganda del Ejército Nacional en Salamanca, su obra pasó a ser un referente iconográfico.
Batalla de Álava
Distintos dibujos para las portadas de ABC
Trabajó además como cronista de guerra para el agente londinense A. E. Jonson hasta 1937, con dibujos para el Illustrated London News y The Sphere.
Esta época coincidió con su contrato con Prensa y Propaganda para la revista Vértice, colaboración que duró hasta mayo de 1938, y que fue rota por el artista debido a los numerosos retoques de sus obras por parte de la publicación.
Estos trabajos se completan con dos carteles para Auxilio Social, dependiente de la Sección Femenina, cuyos resultados finales tampoco fueron del gusto de Tejada debido a los añadidos realizados por mano de otros artistas en los dibujos originales presentados, y con sus ilustraciones para La canción de la Falange (1939), trabajo realizado a cambio del acceso a su petición de ser el ilustrador de otras obras como el Himno del Requeté (1940).
Además, continuó con su labor ilustradora en libros como El amigo enemigo (1937), Retaguardia (1937) y Poema de la Bestia y al Ángel (1938), de José María Pemán, aunque en este último no figura su firma.
En 1938 fue nombrado Hijo Adoptivo de la localidad alavesa de Laguardia, donde pasaba las temporadas veraniegas en su casa familiar.
Calendario de las Bodegas Pedro Domecq
En el mes de julio de 1938, Ediciones Españolas le ofreció la dirección artística de una Historia Contemporánea de España, que en julio de 1939 pasó a llamarse Historia de la Cruzada, de Joaquín Arrarás, desempeñando su labor de dirección en este proyecto hasta su abandono en 1941, nuevamente descontento con el uso de sus ilustraciones.
Tras el fallecimiento de Sáenz de Tejada, Joaquín de Arrarás decía de él que era «fantástico e inagotable. Fui algunas veces testigo de la iniciación, desarrollo y remate de los dibujos de Carlos Sáenz de Tejada. Vi cómo su lápiz vagaba indeciso sobre el papel sujeto al tablero, en vuelo de golondrinas, trazando tenues e imprecisos arabescos. Con aquellos ensayos el artista se asomaba a los umbrales del ensueño. De allí partís su fantasía hacia mundos irreales para regresar cargada de impresiones que el lápiz o el pincel interpretarían en láminas o cuadros que dan constancia de sus alucinantes navegaciones por reinos quiméricos. Tal un fumador de opio describiría al despertar de sus paseos por los paraísos artificiales.
Sáenz de Tejada, alto y fino, con un sello innato de distinción y un aire romántico y ausente para cuanto le rodeaba, tenía siempre el aspecto de un deslumbrado por el espejismo. Hasta su pronunciación entrecortada, su hablar a medias palabras completaban la sensación del artista arrobado, con dificultad para expresar sus visiones”…
Durante la posguerra, continuó realizando obras en artes gráficas, ilustrando la publicación de la revista Vértice, de San Sebastián, de las delegaciones de Prensa y Propaganda.
Además, restauró distintas obras de arte para la Diputación Foral de Álava y desarrolló un amplio programa de muralismo en distintos edificios públicos de Vitoria, el Valle de los Caídos y en el Instituto de Investigaciones Agronómicas de la Universidad Complutense de Madrid.
Cada año entre 1939 y 1950 ilustró el calendario del Banco Central.
Mural para el Castillo de La Mota
Cartel publicitario
Ejerció la dirección artística de La Moda en España (1943-1947) y de la Editorial Fournier en 1948, cargo que desempeñó hasta su muerte.
Este mismo año fue nombrado profesor de la asignatura de Dibujo Artístico (Proyectos) en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.
Su trabajo en el campo de la pintura mural le valió en la Escuela de Artes y Oficios la asignatura de Pintura Mural a partir de 1942, y su prestigio alcanzado como ilustrador le llevó en 1943 a la Escuela de San Fernando, como profesor de Dibujo de Ilustración, que se transformó en 1955 en Ilustración del Libro.
El tonto del pueblo
Niña triste
En el bar
Junto a sus tareas docentes, Tejada resultó ser un artista muy activo, puesto que hasta 1958, año de su muerte, realizó multitud de trabajos aparte de los recogidos, colaborando en la ilustración de libros como Zogoibi, de Enrique Larreta (1944), Don Juan Tenorio, de José Zorrilla (1946), El bosque animado, de Wenceslao Fernández Flórez (1947), La española inglesa (1948), Los intereses creados (1950), Gaspar de la noche (1951) y su último libro Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez (1958), entre muchos otros.
En 1947 recibió la Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Artes Decorativas.
En 1949 consiguió el Premio de Dibujo en el Concurso de Dibujos y Grabados de Escenas y Libros Militares.
En 1950 recibe la Medalla de Plata de Bellas Artes, y es nombrado presidente de la Asociación de Dibujantes.
En 1951 trabaja en bocetos y figurines para el Teatro Español y organiza, con la Asociación de Dibujantes, el I Salón de Ilustradores.
Mañana de verbena o el pim, pam, pum
En 1955 recibe la Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes y es nombrado vocal del Consejo de Cultura de la Diputación Foral de Álava.
También decoró con sus pinturas murales lugares tan variopintos como el Instituto de Investigaciones Agronómicas (1945), los barcos Juan Sebastián Elcano, Explorador Iradier y Conde de Argelejo, el hall de la nueva fábrica de Fournier, y el salón y bar americano del Hotel Emperador de Madrid, obras todas estas realizadas en 1950; pero también trabajó en el hall del Alto Estado Mayor del Ejército (1954) y el Teatro Amaya de Vitoria (1955). Aunque aquí no se recoge la totalidad de su obra mural.
En la madrugada del 23 de febrero de 1958 falleció Carlos Sáenz de Tejada Lezama, siempre le gustó usar sus dos apellidos, un hombre que muy pocos saben de su existencia, salvo los que hayan seguido las crónicas de arte. Sin embargo un día antes de su fallecimiento, El Diario Oficial del Estado publicaba una orden del Ministerio del Ejército por la que se le concedía la Cruz de la Orden del Mérito Militar con distintivo blanco.
También, hacía pocos días, ya gravemente enfermo, pero con plena lucidez, se le informó que el Gobierno de España le había otorgado la Enmienda con placa de Alfonso X el Sabio. La noticia la recibió con júbilo y emoción, como no podía ser de otra manera.
Murió en Madrid, rodeado de su esposa Luz Benvenuty, y de sus hijos María de la Luz, nacida en París en 1928 y también pintora, María Teresa y Carlos, cuya hija, Judith, es también pintora. El entierro tuvo lugar al día siguiente, desde su domicilio, en Madrid, a la Sacramental de la Almudena. A las once de la mañana, fue colocado el féretro en el coche fúnebre y la comitiva se puso en marcha, precedida por el clero parroquial.
La presidencia del duelo estaba integrada por su hijo e hijos políticos; el director general de Bellas Artes; el marqués de Luca de Tena; el presidente de la Diputación foral de Álava; el secretario perpetuo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, etc.
En la plaza de la República Argentina se rezó un responso y se despidió el duelo, continuando después hasta el cementerio, donde los restos mortales de Sáenz de Tejada, un hombre que había sido un maestro de la ilustración, un artista de impar exquisitez, fueron inhumados.
Sus restos descansan en la capilla familiar de Santa María de los Reyes de la localidad alavesa de Laguardia.
Niño moro al sol
El portalón
Retrato de Luz Benvenuti González del Castillo
Su obra maestra absoluta, va por ese lado: un cuadro de dos metros por dos, fechado en 1924, expuesto al año siguiente en la decisiva Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos, y hoy propiedad del Reina Sofía. Titulado Mañana de verbena o el pim pam pum, en él el pintor procede a evocar, con estilo escueto, con carboncillo, con colores pálidos, el universo de la verbena madrileña.
Su estilo fue ecléctico, abarcando desde el costumbrismo a la épica naturalista, incluyendo ocasionalmente experimentaciones vanguardistas de carácter neocubista.
A la hora de realizar sus pinturas, Sáenz de Tejada se remite a los murales de José María Sert, de los que toma la técnica de la grisalla o la apoteosis de sus representaciones. Al igual que Sert, idea la composición y la traslada al papel en un dibujo de pequeño tamaño. Después convertía el boceto al carbón y, por medio de una cuadrícula, transportaba la escena a un lienzo previamente dorado.
Estos estudios previos servían no sólo para concebir, sino también para madurar la obra hasta dar lugar al gran mural.
Junto a un interés por el realismo, Saénz de Tejada se preocupa por el decorativismo de la escena, a la que dota de un sentido escenográfico que enlaza con sus trabajos teatrales.
Carlos Sáenz de Tejada fue un pintor con una sólida base académica. Y su dominio pictórico es visible en la composición de sus dibujos. reparará inmediatamente en el sentido arquitectural de sus composiciones, repletas de mujeres que se mueven, se entrecruzan, se obstaculizan en el silencio del lujo. Sáenz de Tejada crea un espacio dinámico sacado de la realidad, a continuación lo inmoviliza y congela la secuencia narrativa. Sólo queda entonces adivinar el roce de la seda o del satén. Esas mujeres no son materia tangible. Son apariencias mistificadoras. Pertenecen al mundo de las ensoñaciones.
El talento iconográfico de Sáenz de Tejada consiste precisamente en que crea una narración visual. Y lo logra a través de un constante desplazamiento de volúmenes corpóreos, que se superponen y que recuerdan el uso barroco del espacio. La verticalidad y la elevación de los cuerpos femeninos son obsesiones oníricas, una y otra vez repetidas. El juego de plano y contraplano capta un momento único: el del esplendor de la mujer adulta.
Son cuerpos etéreos y de una imponente feminidad. Es la trampa y la habilidad del mago que, con un solo trazo, línea o raya, inventa un emblema erótico. Sáenz de Tejada construye una historia con el arte de la metonimia: una copa de cristal, una coctelera, un guante de golf, unas gafas de pasta gruesa, un sombrero Fedora (borsalino), la proa de un barco, la columna de la Place Vendôme desdibujada entre la neblina.
Picador
Retrato de su hija Mª Teresa
Tras dedicársele una exposición antológica en Vitoria en 1967, la obra de Sáenz de Tejada pasó por una época de olvido, intensificada con la llegada de la democracia.
El Ayuntamiento de Vitoria le dedicó en 1977 una calle entre Abendaño y Bustinzuri.
En los últimos años, se ha avanzado mucho en el conocimiento del talento de Sáenz de Tejada total, más allá de los tópicos. La marcha la abrieron Francisco Calvo Serraller y Ángel González García, con la retrospectiva que organizaron en 1977 para la desaparecida Galería Multitud, de Madrid.
Más recientemente, importantes contribuciones han realizado al respecto otros historiadores del arte como Gabriel Ureña, Santiago Arcediano, José Antonio García Díez, María Escribano, Jaime Brihuega, Javier Pérez Segura o Penélope Ramírez.
Los dibujos para La Libertad se han visto primero en Madrid (en Mapfre, 1998), y luego, en 2006, en Artium, de Vitoria.
En 2010 se realizó la exposición “Dibujos de guerra” e la galería de arte José de la Mano de Madrid.
Luisita
Retrato de su hijo Carlos
En 2012 en el Museo ABC se llevó a cabo una exposición con más de 300 ilustraciones y dibujos que realizó para las revistas Blanco y Negro, Actualidades,Vogue o Harper’s Bazaar.
Y es de esperar que algún día, se haga una exposición verdaderamente completa de su obra toda.
La mejor colección de su obra es propiedad de la Caja Vital.
Carlos Sáenz de Tejada y la APE
En el I Salón de Otoño de 1920: Desnudo de mujer, Desnudo de niña y Retrato de niña M. Teresa Díaz Canedo
En el IV Salón de Otoño de 1923: El escritor D. Antonio de Lezama, Castilla, La Plaza de la Villa, El señor Juan y El criado del domador (el cuarto oso, estudio)
La plaza de la villa, del IV Salón de Otoño