A vueltas con la cultura

Mª Dolores Barreda Pérez

Secretaria General

Secretaria Perpetua de la AEPE

A vueltas con la cultura

 

El pasado mes de marzo, el Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, compareció ante la Comisión de Cultura del Senado para explicar las medidas, planes, ayudas y líneas de trabajo de su ministerio, una sesión que ha pasado desapercibida ante los acontecimientos diarios tan vertiginosos que vivimos, pero que analizamos ahora.

No podía faltar. Una de las primeras medidas que detalló fue la creación de una nueva Dirección General de Derechos Culturales. Ya sabemos, nuevo director general, nuevos funcionarios a su cargo, nuevos asesores y consejeros, y en definitiva, nueva burocracia muy bien pagada para progres de a tres mil euros al mes, con funciones de “diseño de políticas públicas”.

Sí, la nueva dirección trazará un Plan de Derechos Culturales que se nos presenta como una “hoja de ruta para la garantía y protección de los derechos culturales en España”, que debe ser que para eso no sirve ya la Constitución… bueno, para eso y casi ya, para nada.

¿Y qué competencias tendrá? De eso no se habla, sólo dice que garantizará la libertad de expresión (yo creía que eso ya lo teníamos garantizado), la promoción de condiciones dignas para el trabajo cultural (que no sé por qué pensaba yo que para eso estaban los sindicatos y el ministerio de trabajo), la igualdad de todos los ciudadanos al acceso equitativo de recursos y oportunidades culturales (mira que estoy tonta pensando en el artículo 14 de la constitución), la interconexión entre educación y cultura para fortalecer la presencia de ésta en el sistema educativo (ahí entramos ya en los jardines de la ley Celaá), y la vertebración territorial con la redistribución de recursos culturales para garantizar que todas las regiones dispongan de infraestructuras y apoyos necesarios (que entraría en contradicción con los presupuestos generales del estado y su “redistribución política” al albur de los gobernantes y sus pactos políticos y coaliciones).

En la comparecencia habló también del PITEC, el Plan de Impulso Territorial a los Equipamientos Culturales, para la cohesión cultural, reforzando aquellos que sean estratégicos independientemente de su propiedad.

Es decir, que si la comisión del PITEC, que estará formada por burócratas y lambones, determina que el Museo Nacional de Arte de Cataluña necesita reforzar su importancia respecto a otro museo, pues le lloverán los millones repartidos por el ministerio en base al Plan, sin tener en cuenta el dinero ya aportado por el Estado y resto de organismos públicos a dicha institución, convirtiéndose esa lluvia de millones en una carta de pago que favorece los pactos políticos del gobierno en el poder.

El ministro mencionó además otras acciones del Ministerio de Cultura para favorecer la cohesión territorial a través del PRTR, Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, agrupadas en el proyecto “Ecosistema Cultura Territorio”, todo muy verde y muy sostenible y con transición ecológica, destacando los trabajos del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) para impulsar la Comisión Interterritorial del Cine y el Audiovisual (C.O.M.I.C.A.), que cuenta con un grupo de trabajo para plantear y coordinar actuaciones conjuntas en el ámbito de la sostenibilidad en los rodajes…

Pues sí, ya salieron los del cine.

Así que nos enteramos de que hay otra Comisión del Cine creada, con vete tú a saber cuántos miembros chupando de la teta de la vaca del estado, que solo plantea y coordina actuaciones sostenibles… total, que tenemos un ministerio de transición ecológica que debe ser que no trata estos temas y por eso ha sido necesario crear la Comisión.

… y el impulso de los festivales de cine españoles en su doble transición verde y digital, con la celebración del Día del Cine Español y un programa de cine y espacio rural.

Busco en internet la COMICA (desde luego, no se han esforzado mucho en buscarle nombre), y encuentro en la propia página del Ministerio de Cultura, que se han creado los siguientes grupos de trabajo activos de la Conferencia Sectorial de Cultura:

Grupo de trabajo sobre estadísticas culturales; Grupo técnico de seguimiento de la estadística de museos y colecciones museográficas; Grupo técnico de estadística de financiación y gasto público en cultura; Grupo de trabajo sobre la participación de las Comunidades Autónomas en la Delegación española en el Consejo de Ministros de Educación, Cultura y Juventud de la Unión Europea; Grupo de trabajo de circo; Comisión de estudio sobre las posibilidades de intervención en materia de reventa de entradas para espectáculos culturales; COMICA: Comisión Interterritorial de Cinematografía y Audiovisual (constituida el 29/01/2019); Mesa de trabajo permanente de la Administración General del Estado y de las Comunidades Autónomas con el sector del videojuego en España (constituido el 15/12/2017); Grupo de trabajo sobre Cultura y Agenda 2030 (constituido el 16/12/2020); Grupo de trabajo para la coordinación de acciones culturales de todos los Caminos de Santiago en el marco del Xacobeo 2021 (constituido el 05/11/2020).

Nada dice de sus integrantes, que imagino serán altos funcionarios de carácter político y representantes de comunidades autónomas, o personas en quienes deleguen, con sus correspondientes anotaciones en las nóminas mensuales por formar parte de estas mesas de trabajo. Nada sabemos de la regularidad de sus reuniones, de los resultados de sus estudios, de sus planteamientos y coordinaciones sostenibles…

Sigue el ministro hablando de las Ayudas para la Creación Literaria, que apoyan la creación en cualquiera de las lenguas oficiales; la celebración de los foros anuales Cultura y Ruralidades y Cultura y Ciudadanía; la vertebración territorial como pilar de acción de la Dirección General del Libro, el Cómic y la Lectura; el Consejo de Cooperación Bibliotecaria; el servicio bibliotecario en línea eBiblio; las ayudas para la promoción de la lectura en el ámbito rural; el programa de animación lectora María Moliner…

Y respecto a la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, el ministro puso de relieve las acciones de sostenibilidad y transición ecológica el “Libro verde para la gestión sostenible del patrimonio cultural”, el “Protocolo español para la implantación de energías renovables en bienes del patrimonio cultural”; el cuidado y la inversión patrimonial que realiza el Ministerio a través del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), poniendo en marcha herramientas para favorecer la gestión transversal, salvaguarda, conservación, protección y difusión del patrimonio…

Por supuesto, un apartado especial para la protección de la diversidad lingüística en el mundo audiovisual, editorial y en los espacios de creación, producción y exhibición cultural, con la divulgación de obra y conocimiento de autoras que se expresan en gallego, catalán, euskera, aragonés y asturiano.

Y hasta aquí puedo leer. ¿Y los artistas? ¿Dónde están aquí los artistas reflejados? ¿Los intercambios artísticos? ¿El apoyo a nuestros artistas en el extranjero? ¿El fomento de la creación artística? ¿Las muestras y exposiciones?

Una comparecencia muy pobre que se ha olvidado de reseñar lo más básico que necesita la cultura y el arte de España.

A mi modo de ver y en primer lugar, reinstaurar las humanidades clásicas en la formación de las nuevas generaciones, de forma que se eduque en arte y en la necesidad humana del mismo.

Fundamental que se promulgue de una vez la ley de mecenazgo, el completo desarrollo de la Ley del Artista y la reforma del INAEM, Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, con la supresión de tanta burocracia duplicada.

Es urgente hacer del libro un auténtico objeto de cultura y no considerarlo como algo primitivo y contaminante, poco sostenible y sustituible.

Es apremiante fomentar acuerdos internacionales para que se apliquen a la Inteligencia Artificial las leyes de la robótica de Isaac Asimov y delimitar cuanto antes la edad a la que los niños pueden comenzar a usar un móvil.

Fomentar el respeto por la propiedad intelectual, la lucha contra la piratería.

Presumir de nuestro pasado cultural y artístico y fomentar nuestro presente, lo que ayudaría para llevar a cabo una proyección exterior del arte español en los institutos y agencias culturales de todo el mundo.

Es esencial hacer de España un referente cultural internacional de primer orden, exportando nuestra lengua a través de nuestro teatro en un mercado potencial de seiscientos millones de hispanohablantes.

El Ministerio de Cultura debería trabajar en la mejora de los instrumentos legislativos y administrativos que puedan contemplar la especifidad y necesidades de los artistas.

La recuperación del patrimonio musical español, de quienes lo investigan y preservan para su difusión.

Sería lógico también acabar con la corrección política, esa forma moderna de censura posmoderna incompatible con la creatividad, la libertad de expresión artística y la cultura que sólo nos lleva a la autocensura.

Por supuesto, la cultura debe ser independiente, sin partidismos, sin discursos de odio o rechazo, y debe ser igualitaria, defendiendo todas las manifestaciones artísticas pese a que no sean del gusto de ciertos sectores.

De todo esto y muchísimas cosas más, se ha olvidado el ministro, llenando su declaración de eufemismos acordes a la agenda 2030 que rige ahora nuestra sociedad.

Frente al lenguaje utilizado en las comparecencias y ruedas de prensa, repletas de eufemismos absurdos, he intentado ser lo más clara posible, resumiendo unas líneas básicas de acción. Porque, ¿me explica alguien eso de la vertebración territorial? ¿La cohesión cultural? ¿Resiliencia, transformación? ¿Sostenibilidad en los rodajes? ¿Gestión transversal?

Lo único claro al analizar este discurso, es que en España no hacemos más que crear comisiones y mesas de trabajo que se dedican a estudiar y estudiar programas sin ser el Ministerio de Educación. Más les valdría aprobar algo para variar, en lugar de seguir suspendiendo en tantas y tantas materias.

Con cerca de 800 asesores, el gobierno no tiene bastante nunca y crea nuevas direcciones generales, nuevos eventuales de elevadas nóminas y nuevos cargos de confianza de carácter político que vienen a engrosar la abultada nómina de incultos, que nos gobiernan y adoctrinan precisamente en cultura y en arte.

Lástima de España…

 

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