Terrorismo artístico: crimen de guerra

Mª Dolores Barreda Pérez

Secretaria General

Secretaria Perpetua de la AEPE

 

Los talibanes del arte lo han vuelto a hacer. Esta vez la víctima ha sido la obra titulada “Primer homenaje a Cristóbal Colón”, un cuadro original de uno de los Socios Fundadores de la Asociación Española de Pintores y Escultores: José Santiago Garnelo y Alda (https://apintoresyescultores.es/los-directores-de-la-gaceta-de-bellas-artes-de-la-aepe-jose-santiago-garnelo-y-alda/)

Socio Fundador Nº 96, Subdirector del Museo del Prado, Director de la Academia Española en Roma y Director de la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, ahí es nada.

La pintura, que se realizó en 1892 y se presentó en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Madrid, que conmemoraba el IV Centenario del Descubrimiento de América, no destacó especialmente en aquella convocatoria y sin embargo, y tras algunos retoques, obtuvo la Medalla de Oro en la Exposición Universal de Chicago de 1893.

La obra inmortaliza la llegada de Colón a la isla de San Salvador, en el archipiélago de los Lucayos, mostrando el instante en que los indígenas entregan obsequios al Almirante de la Mar Océana.

Su calidad y técnica y el delicado juego de contrastes y sombras, son claves en esta obra que rezuma el gusto por el detalle, la minuciosidad en la representación de las calidades, el estudio arqueológico de los objetos y la predilección por la escena al aire libre.

Inspirada en el diario del navegante, contiene todas las particularidades de la escena relatada por Colón, no en vano el artista pertenece a la segunda generación de pintores de historia que tan bien reflejaron artísticamente hechos concretos del pasado.

El cuadro no es sólo una “fotografía” de la época, sino una reflexión sobre el encuentro de dos mundos, el poder de la fe y la ambición humana.

En la mañana del día 12 de octubre de 2025, dos terroristas llamadas Luna Lagos y Victoria Domingo, pertenecientes al movimiento de desobediencia civil no violenta Futuro Vegetal (qué contradicción entre el nombre del movimiento y la violencia ejercida contra el cuadro), irrumpieron en el Museo Naval de Madrid, en protesta por la celebración de la Fiesta Nacional.

Una vez ante la obra, lanzaron pintura roja biodegradable y ecológica contra el cuadro, y pese a que en casi todos los medios de comunicación se dice que el cuadro ha sido ya restaurado, lo cierto es que ha resultado dañando seriamente y su restauración costará al Estado, a todos los españoles, mucho dinero, sin mencionar las reacciones alérgicas que algunos miembros del personal del museo han tenido al haber estado en contacto con esa pintura “biodegradable y ecológica”.

Y es que reparar las muchas filtraciones de la pintura roja, barnices dañados, arrastre de polución y pérdidas de antiguas restauraciones, costará miles de euros (soles, lechugas, chistorras…) que tendremos que pagar todos los españoles.

Lo grave de todo este asunto no es ya en sí el dinero que costará, que también, sino la justificación del delito que se hace a todos los niveles al no haber producido el daño que se buscaba. Lo justifica así la prensa, las autoridades y las opiniones de influencers y youtubers, del público en general, que no encuentran en el hecho gravedad “real” y que además señalan que ya está “restaurado”.

 

En el centro del debate vuelve a estar la vulnerabilidad del arte ante la protesta. Del arte y de los artistas, que ya sabemos por experiencia cuánto sufren y lo que están pasando y lo poco que eso importa a los poderes públicos y estamentos oficiales.

Pero en realidad estamos hablando de terrorismo, de un crimen de guerra perpetrado contra el patrimonio mundial al ser un acto deliberado de destrucción, motivado por una ideología extremista que pretende destruir una parte de la cultura, la identidad y la historia nacional. Y es que defender la diversidad cultural es una obligación fundamental para construir sociedades más pacíficas, justo lo contrario a la acción que estas dos criminales realizaron.

Y digo bien y lo considero un crimen de guerra puesto que tras la destrucción del patrimonio cultural en Tombuctú, en el año 2012, la comunidad internacional reconoció que la destrucción intencional del patrimonio cultural era un crimen de guerra.

Pero claro, las dos criminales dicen que la pintura es biodegrabable y con esto ya todos disculpan su acción, puesto que no se han cargado el cuadro. Revelador. Yo quería robar en una tienda, pero como me han pillado, pues estoy disculpada y quería matar a fulanito, pero como no se ha dejado, pues no pasa nada. No he causado daño y por tanto, no hay delito.

Como ciudadana reconozco que esta forma de terrorismo, a base de destrozar patrimonio, es eso mismo, terrorismo y crimen de guerra, y que entre matar gente un día y manchar un cuadro con pintura otro, hay un universo de posibilidades, todas ellas delictivas.

No hay justificación posible para su acto. No me vale el sufrimiento que las dos criminales dicen estar atravesando por los indígenas del siglo XVI y sobre todo, y más preocupante, por las condiciones de cautiverio que atraviesan. Y es que las dos veganas, han denunciado que no les sirven comida sin ingredientes de origen animal, y eso para ellas, es un auténtico crimen abominable y denunciable.

Lo más grave de este asunto es el silencio taimado del Ministro de Cultura, que no ha abierto la boca, el twiter, ni las redes sociales, ni a título personal ni como cabeza del ministerio, para condenar la acción. Ni una palabra, ni una línea, ni un gesto. La Ministra de Defensa visitó el Museo para agradecer a las restauradoras y personal la rápida intervención, insistiendo en la importancia de preservar y proteger el patrimonio histórico que custodian las Fuerzas Armadas. Pero ni un reproche, ni una condena, ni una crítica, ni una línea de reprobación a la acción vandálica sobre este asunto inaceptable que demuestra una falta de respeto absoluta hacia la memoria artística e histórica de España y sus gentes.

Y el mundo de la cultura, ¿qué dice al respecto? Pues más de lo mismo. Nada. Como  cantantes, cineastas, actores y demás progres han utilizado su arte para la propaganda, ven natural que el ataque a los bienes artísticos sea otro medio más de propaganda, y como además acciones como esta no terminan haciendo ningún daño, pues parece ser que todo queda justificado.

Vandalizar el arte en nombre de cualquier reivindicación no es aceptable y termina restando credibilidad a la exigencia, pero mientras las condenas no sean públicas, notorias, enérgicas y ejemplarizantes, seguirán dejando la puerta abierta para repetirlas.

Es un riego gravísimo para el patrimonio, ningunear estos ataques con los que fomentar que el arte siga convirtiéndose en un objetivo de reivindicaciones.

Vivimos décadas de corrupción intelectual en las que reina la ignorancia, eso ya lo he dicho en más de una ocasión, y mientras sigamos a vueltas con la lucha de la conciencia histórica, reescribiendo hechos en aras de la conciencia social dominante en la actualidad, nada bueno saldrá de arruinar obras de arte únicas, porque además de un crimen de guerra, es un atentado continuo al futuro de la humanidad.

Nuestra identidad representada en objetos artísticos e históricos debería ser intocable, innegociable y penalizado fuertemente, pero a estas alturas de la película, mucho me temo que Luna Lagos y Victoria Domingo estén tan felices y comiendo perdices, perdón, lechugas de las del huerto y también de las “otras” en su casa.

Recordando… Nicanor Piñole Rodríguez

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Nicanor Piñole Rodríguez

PIÑOLE RODRIGUEZ, Nicanor           P       1911(F  )       6.ene.1878      GIJON     GIJON      18.ene.1978

Socio Fundador de la AEPE

Autorretrato. Nicanor Piñole

 

Nicanor Pedro Vicente Piñole Rodríguez nació el 6 de enero de 1878 en Gijón.

Ingresó a los cuatro años en el colegio de monjas del Santo Ángel de Gijón, ​ y con doce pasó al Colegio de la Inmaculada, que en aquel entonces dependía aún del Real Instituto Jovellanos para sus estudios de segunda enseñanza, y que acababa de ser inaugurado en 1890, bajo la dirección de los jesuitas.

Con 14 años, en 1892, se traslada con su tío a Madrid para comenzar su formación artística en la  Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde tuvo como profesores a los también socios de la AEPE, Carlos de Haes, Dióscoro de la Puebla, Antonio Muñoz Degrain, Alejandro Ferrant y Fischermans y Nemesio Lavilla.

Así obtendría un premio especial de paisaje en 1897, ingresando en el estudio de Alejandro Ferrant, donde entabló amistad con los socios hermanos Valentín y Ramón Zubiaurre y Cristóbal Ruiz.

Tras un breve período en su ciudad natal, en 1900 se trasladó a Roma, donde compartió un estudio con Gili y Roig en Villa Straufera y fue asiduo del Círculo Internacional de Bellas Artes. Las experiencias vividas en Roma y su paso previo por París ejercieron una influencia determinante en su obra. En esta época conoce también en Francia al que habría de ser su gran amigo Pablo Picasso, dándose la circunstancia de que el primer premio que obtuvo Piñole lo compartió con él. Sin embargo, no tenía demasiado interés en continuar en París.

Autorretratos del artista

 

En este período, su personalidad artística queda plenamente definida en Familia pobre que presentó a la Exposición de Arte Moderno celebrada en Roma en 1902, a la Nacional de 1904 y a la Internacional de Buenos Aires de 1910, donde obtuvo una Medalla de Bronce. El tema central es una maternidad recogida y melancólica en la que Piñole deja constancia de su opción estética, basada en la sobriedad cromática, con un dominio de tonos ocres delicadamente matizados, y una sabia aplicación de las manchas de color que estructuran sólidamente el conjunto de la composición.

En 1902 regresó a Gijón, donde estableció su residencia definitiva, alternándola con prolongadas visitas a Madrid, ciudad en la que frecuentó tanto el Círculo de Bellas Artes, como las tertulias madrileñas de renovación artística. En estos lugares, trabó amistad con figuras tan representativas como Santiago Rusiñol, Ricardo Baroja y Miguel Anselmo Nieto, entre otros.

Vinculado a los concejos de Gijón y Carreño, y muy especialmente a la Quinta de Chor, residencia estival del pintor, cultivó con asiduidad la pintura de paisaje al aire libre. Son obras de pequeño formato, pintadas al óleo sobre cartón, en las que el soporte adquiere protagonismo cuando la pincelada se alarga y aligera de materia, en contraste con otras zonas en las que el trazo es más rico en empaste, corto y dinámico. Son visiones vitales y hedonistas, con una clara delimitación entre la zona ajardinada y la naturaleza abierta del valle de Prendes, que le servirán para desarrollar obras de mayor envergadura, alguna de las cuales presentó a la Exposición Nacional de 1904.

Retrato de Manuel Prendes

Familia pobre

La calle de los Moros al caer la tarde

A partir de 1912, con motivo de sus excursiones al puerto de Tarna y Pajares, comenzó a pintar sus primeros paisajes de montaña, tema que será recurrente en su producción posterior y muy especialmente a partir de 1941, cuando inició su amistad con José Ramón Lueje y se integró en la Agrupación Montañera Astur Torrecerredo. En ellos parte de una observación rigurosa de la realidad, pero trasciende su descripción meticulosa, en favor de lo esencial de una naturaleza intensamente vivida.

El retrato es otro de los géneros que Piñole cultivó con mayor asiduidad. De primera época son una espléndida serie de retratos de su madre, Brígida Rodríguez Prendes, sus tíos, Manuel y Manuela Prendes, sus primos y amigos más íntimos, protagonistas absolutos de gran número de dibujos con los que el pintor perseguía la rápida comprensión de lo esencial del carácter. Estos trabajos harán posible la extraordinaria profundidad psicológica y perfección técnica de sus retratos al óleo. En este género, Piñole es un claro exponente de la tendencia velazqueña que dominaba la pintura de aquellos años, especialmente destacable en el retrato que pintó a su tío Manuel Prendes en 1914, con el que obtuvo una Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917. A la influencia de Velázquez, incorporó la de Goya, cuyas obras copió en el Museo del Prado, y muy especialmente la de James McNeill Whistler, cuyos retratos pudo admirar a su paso por París. En ellos se inspiró para los retratos de Félix Fernández Balbuena y Felipe Mon Camarasa que presentó a la Nacional de 1912, y para el de sus primos Ramón y Pepita Prendes de 1904, uno de sus mejores retratos. La austeridad de la paleta, la ligereza de la capa pictórica, que deja entrevista la textura de la trama del soporte, y las composiciones meticulosamente estudiadas, son algunas de las características más destacadas. Además, dentro de este género cabe destacar los numerosos autorretratos que realizó a lo largo de toda su vida con técnicas diversas, como lápiz, pastel, acuarela, tinta y óleo.

Las romerías y otras escenas de carácter popular, rural o marinero, fueron abordadas por Piñole en obras de gran formato, en la mayor parte de los casos concebidas para ser presentadas a las Exposiciones Nacionales.

El tratamiento retratístico de los personajes y la fidelidad en la recreación paisajística, destaca en estas composiciones, sólidamente construidas, con las que el pintor perseguía una visión renovada de los temas regionalistas que se alejara definitivamente de la pintura realista costumbrista de finales de siglo. Marineros en el puerto de Gijón (1906), La barraca (1916), De promesa al Cristo de Candás (1920), Recogiendo la manzana (1922), La primavera (1924), La hija del patrón (1924) y Estibadores (1927), son algunas de las obras más significativas con las que Piñole participó no sólo en las Nacionales, sino también en los llamados frentes de vanguardia, como la exposición celebrada en Madrid, en 1925, por la Sociedad de Artistas Ibéricos y las promovidas por la Fundación Carnegie de Pittsburgh en Estados Unidos.

Paisaje desde la Quinta de Chor

Segando hierba

Subiendo la montaña

 

Frente a ellas, destacan sus obras más íntimas, aquellas que se inspiran en la realidad cotidiana, en la que Piñole buscaba captar la belleza del pequeño detalle, en un canto poético que no está exento de melancolía.

Son escenas de la vida cotidiana familiar, de mujeres charlando en la playa y de niños en rincones urbanos, en las que priman unos valores formales que dotan a la obra de un profundo lirismo. En algunas, como Bazar o vida gris (1929), los objetos adquieren un inquietante significado, una presencia que va desplazando al elemento humano hasta llegar a la serie de “naturalezas muertas” que pintó entre 1927 y 1935, con la ayuda de unos muñecos articulados. Son obras que se vinculan a las corrientes plástico-literarias en boga a finales de la década de 1920, con las que Piñole entró en contacto a través del poeta Gerardo Diego.

A partir de la Guerra Civil el pintor se retiró definitivamente a Gijón, donde vivió junto a su madre, de la que realizó un magnífico retrato en 1951. El final de la contienda marcó el inicio de un período tranquilo y de aislamiento, dedicado a la pintura, que se verá interrumpido en la década de 1950 por la llegada del reconocimiento oficial.

Recogiendo la manzana

La Rula

Bueyes en la Plaza de Cibeles

En el puerto de Gijón

 

Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio

En 1972 Nicanor Piñole se casó con la asturiana Enriqueta Ceñal Costales (1924-1994), teniendo ella 49 años y él 94, aunque su relación se originó en 1942. Ella donó al Ayuntamiento de Gijón más de 700 obras y objetos del autor, con los que se inauguraría en 1991 el Museo Nicanor Piñole, en el antiguo edificio del Asilo Pola.

Falleció el 18 de enero de 1978 en Gijón, siendo enterrado en el cementerio de Ceares.

Su obra se adscribe al postimpresionismo y junto a Evaristo Valle, se le considera el principal responsable de la renovación del panorama artístico regional asturiano, y se expone en el Museo Nicanor Piñole de Gijón.

 

La fuente

Corpus en Carrió

Retrato de doña Brígida Rodríguez

 

Nicanor Piñole y la AEPE                            

Participó en el XV Salón de Otoño de 1931 con la obra titulada Bazar

Desnudo

Catedral

Rafael y Pepita Prendes

La Gran Vía

Londres

De promesa al Cristo de Candás

La vuelta de la romería

Pepita en la playa

El refugio

El torito

Romería

El viejo autobús

Estibadores

Distintas fotografías del artista en su madurez

 

Museo Nicanor Piñole

 

Plaza de Europa, 28, Centro

33205 Gijón

Asturias

Martes a viernes: 9.30 a 14.00 y de 17.00 a 19.30 horas,
Sábados, domingos y festivos: de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 19.30 horas.
Cierre: Todos los lunes del año. 1 y 6 de enero, martes de carnaval, 15 de agosto, 24, 25 y 31 de diciembre.

Creado en 1991 para acoger la colección de pinturas y dibujos que la viuda de Nicanor Piñole, Enriqueta Ceñal Costales, donó a la ciudad de Gijón. Su misión principal  es el estudio, conservación y difusión de la obra de este artista, uno de los principales responsables de la renovación de la pintura asturiana en el primer tercio del siglo XX.

Ubicado en  el antiguo Asilo Pola, la exposición permanente presenta una  amplia selección de óleos, bocetos, apuntes y dibujos de Nicanor Piñole, siguiendo criterios cronológicos y temáticos. Junto a las obras más relevantes de su carrera artística, se exponen objetos personales y una amplia selección dibujos que ofrecen una visión intimista del artista y de su entorno familiar.

El fondo  del museo lo integran la colección donada por la viuda del pintor y los depósitos del Museo Casa Natal de Jovellanos, Museo de Bellas Artes de Asturias y Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Dentro de la colección se encuentran representados todos los géneros que Piñole cultivó a lo largo de su dilatada trayectoria artística, el retrato, fundamentalmente autorretratos y retratos familiares, el paisaje, las naturalezas muertas y las escenas de carácter costumbrista, temática en la que aborda de forma original y renovadora el paisaje y paisanaje asturianos.

Un aspecto destacado de la colección del museo son los más de cinco mil dibujos, bocetos, apuntes, diseños de cartel, ilustraciones, etc. que aportan las claves fundamentales para interpretar  el proceso creativo de este artista de marcada vocación realista.

La colección pone de manifiesto la maestría del artista en el retrato, género que cultivó a lo largo de toda su carrera artística. Los más de trescientos autorretratos, además de los retratos de su madre y otros miembros de su familia, destacan por la captación psicológica de los modelos y por la delicada mirada que proyecta sobre los mismos.

El museo cuenta a su vez con una serie de objetos personales del artista entre los que destacan sus útiles de pintura, las medallas y reconocimiento que recibe a lo largo de su carrera, el archivo fotográfico de la familia,  su biblioteca y el mobiliario de su casa.

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Emilio Pina Lupiáñez

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

Emilio Pina Lupiáñez

 

PINA LUPIAÑEZ, Emilio             P       1979        25.jun.1937     MADRID           MADRID

 

Vicepresidente de la AEPE

Secretario General de la AEPE

Socio de Honor de la AEPE

 

Emilio Pina recibiendo el título de Socio de Honor en el 84 Salón de Otoño de 2017

 

Emilio Pina Lupiáñez (Madrid, 25 de junio de 1937 – Madrid, 8 de agosto de 2020) fue un pintor español.

Nació el 25 de junio de 1937 en la calle de Galileo del distrito de Chamberí de Madrid, cerca de la finca donde se encontraba el pequeño negocio familiar.

Su padre, Emilio Pina de Andrés, disponía de una buena formación como dibujante y había montado un pequeño taller artesanal dedicado a la producción de muestras y carteles publicitarios para los comercios, sobre todo de Madrid.

Su madre, Carmen Lupiáñez Pérez, era hija del pintor paisajista malagueño y también socio de la AEPE, José Lupiáñez y Carrasco.

El artista crece así en un ambiente familiar relacionado con el arte en el que la afición por la pintura y la música siempre estará presente durante toda su infancia y adolescencia.

Realizó sus primeros estudios en el Grupo Escolar Ramiro de Maeztu de la calle Fernando el Católico, e inició el bachillerato en el Colegio de los Hermanos Maristas de la calle Fuencarral, terminándolo en el Colegio Veyllón de la calle García de Paredes y examinándose en el Instituto Cardenal Cisneros.

Ya desde muy pequeño muestra interés por el dibujo y la pintura, iniciando en 1954 los estudios de música, su otra pasión, en el Real Conservatorio de Madrid, donde estudia solfeo, armonía y cinco cursos de piano.

Allí conocerá a Áurea Barba Rodríguez, pianista y sobrina del pintor Juan Barba, con quien contraerá matrimonio en 1962 y fruto del cual nacerán dos hijos, Emilio y Áurea.

El cupón de la ONCE

Vecindario

 

Durante tres años asiste a clases de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos  de la calle de la Palma. A su formación ayudó sin duda su trabajo en el taller de muestras y carteles publicitarios de su padre. En ese taller ejercitó técnicas de dibujo y, sobre todo, de pintura. El empleo de útiles, pigmentos, barnices y disolventes le aportará un sólido conocimiento de la técnica pictórica que se manifiesta en toda su obra.

Durante algún tiempo colaboró con el decorador polaco Janutz Worsnawsky, realizando trabajos de diseño gráfico y muestras publicitarias. En los años 60, las visitas y las conversaciones en el estudio de Juan Barba, tío de su mujer, ejercerán una gran influencia en su trabajo posterior.

La primera exposición de su obra tuvo lugar en 1966, en la Galería de Arte Berriobeña, situada en la calle Zorrilla, en la que expondrá después otras cuatro veces más.

En 1968 ingresa como socio en la Asociación Española de Pintores y Escultores,  llegando a ser  un miembro activo, lo que le permite relacionarse con otros pintores y, sobre todo, estar al corriente de su obra.

Entre 1984 y 1987 es nombrado Vicepresidente y desde 1990 hasta 1995 es Secretario General de dicha Asociación.

En 1974, tras cerrar su padre el taller, es contratado por una empresa de ingeniería para realizar perspectivas de grandes infraestructuras.

Guiñol

Casas

Autobús

El tren

 

En 1986 decide dedicarse exclusivamente a la pintura. Desde entonces su producción aumenta considerablemente y también sus exposiciones, que se multiplican por diversas ciudades españolas.

Tras más de 40 años de actividad pictórica, la enfermedad de Áurea, su mujer, le obliga a ir abandonando paulatinamente la pintura, actividad que cesa definitivamente en torno al año 2010.

Emilio Pina Lupiáñez falleció en Madrid el 8 de agosto de 2020.

La pintura de Pina Lupiáñez puede integrarse en la tradición de cierto costumbrismo madrileño de autores como Goya, Alenza, Eugenio Lucas y Juan Barba, entre otros. Un costumbrismo poético y, a veces, nostálgico y evocador de un Madrid castizo anterior al desarrollo y al cosmopolitismo.

Un Madrid casi primigenio de corralas, portalones, pequeños comercios y talleres artesanos, fiestas populares, guiñoles y tiovivos, aunque exento de tintes folclóricos.

Un Madrid, cuyos personajes sencillos e inocentes marcan, en gran medida, sus intereses y su temática como pintor. También el paisaje es motivo de atención, pero siempre interpretado de un modo personal.

El tiovivo

La taberna

 

Especial relevancia tiene el paisaje urbano: estaciones de ferrocarril, antiguos comercios, arrabales, siempre evocadores de un pasado prácticamente extinguido. Pina Lupiáñez pinta sin modelo, la mayor parte de su obra es fruto de su imaginación, su paleta de colores es amplia pero muy elaborada, y apenas hace uso de los colores puros.

Su obra se caracteriza por la representación de atmósferas y ambientes en los que se desarrolla la vida cotidiana de los más humildes. En este sentido, la obra de Pina Lupiáñez posee también cierta carga social. Con el tiempo, la temática se hace más compleja, aunque dentro de la misma línea, al tiempo que hace un empleo más sofisticado del color.

Su trabajo como pintor se complementa con su labor como dibujante, dentro de la misma temática y con un trazo intenso y vigoroso.

Tiene obra expuesta en el Palacio de Manuel Godoy de Villaviciosa de Odón, Madrid, y en colecciones  privadas de Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón, República Dominicana, Rusia y Venezuela.

Sobre su pintura han escrito, entre otros, Juan José Alonso Millán, Marcelino Cuevas, Elena Flórez, Sol García Conde, Amalia García Rubí, Victoria Gassané, Paloma Herrero Antón, ​ Conchita Kindelan, Edorta Kortadi, Antonio Morales, José Luis Morales y Marín, Tomás Paredes, José Pérez Guerra, José Prados López, Wifredo Rincón García, Guillermo Rodríguez Mingorance, Javier Rubio Nomblot, Felicidad Sánchez Pacheco, Camino Sayago, ​ Juan Antonio Tinte, Ana Ustáriz,​ y María Aurora Viloria.

La obra de Emilio Pina Lupiáñez ha sido comentada en las revistas de arte: Arteguía, Artesfera, Anticuaria, Biométrica, Correo del Arte, El Punto de las Artes, Espiral de las Artes, Gaceta de Bellas Artes. Así como en los diarios: ABC, Arriba, Cinco Días, El Alcázar, El Mundo, El País, Expansión, Madrid, Pueblo, YA, Diario de Burgos, Faro de Vigo, Atlántico.

Exposiciones Individuales: 1966-1974 Sala Berriobeña. Madrid 1979-1981 Galería Torres Begué. Madrid 1980 Ayuntamiento de Sigüenza (Guadalajara); 1981 Diputación Provincial de Córdoba; 1984-1988 Galería Mayte Muñoz. Madrid; 1991 Galería Echeberría. San Sebastián (Guipúzcoa); 1993-2006 Galería Castelló 120. Madrid

 

Colectivas: Ediciones entre 1974 y 1991 delSalón de Otoño de la Asociación Española de Pintores y Escultores;   1976 Palacio de la Virreina de Barcelona; 1981 Exposiciones de Invierno, Galería Griffé & Escoda. Barcelona; 1982 Círculo Catalán de Madrid; 1988 VI Bienal Iberoamericana de Arte, Palacio de Bellas Artes, México, DF; 1989 Exposición “Cinco Pintores Madrileños de Hoy en Homenaje a Cinco Pintores Madrileños de Ayer”. Caja de Madrid. Barcelona; 1990-1991 I y II Certamen de Carnaval Casa del Reloj. Ayuntamiento de Madrid; 1991-1994 XIX Certamen Nacional de Pintura Caja de Madrid; 1994-1996  “Nueve Expresiones”. Madrid, Valladolid, Valencia y Vigo.

Ha sido galardonado con los siguientes premios: Accésit en el Certamen La Vaguada 1990; Accésit en el Certamen Cajamadrid 1991; Segundo premio Circulo Catalán en 1992; Mención de Honor en el Certamen Villa de Parla 1992; Premio Nido Textil en Pequeño Formato 1988; Primer premio Certamen Tema Jardines 1990; Tercer premio Certamen Tema Carnaval 1990; Primer premio Minicuadros 1991; Premio Casa del Reloj en el Certamen tema Carnaval 1991; Tercera medalla de dibujo Salón de Otoño 1979. Segunda medalla en 1981. Premio Araceli Treceño 1981; Premio Excmo. Ayuntamiento de Madrid Certamen de San Isidro 1981. Medalla Antonio Casero en 1987. Premio El Corte Inglés en 1992; Tercera medalla de Pintura en el Salón de Otoño 1984. Premio Ruiz Vargas 1984. Segunda medalla Pintura 1985. Premio Galería Xaloc, Caballete de Oro en 1985. Premio Santiago de Santiago en 1989; Primera medalla de Pintura en el Salón de Otoño de 1986. Premio Excmo. Ayuntamiento de Madrid 1986. Premio Santiago de Santiago y Medalla Eduardo Chicharro en 1989; Premio Extraordinario Reina Sofía en el Salón de Otoño de 1993 y Premio Espiral de las Artes.

Guiñol

La Tienda

Taberna

Sorpresa

Emilio Pina y la AEPE

Vicepresidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores de 1984 a 1987.

Secretario de la Asociación Española de Pintores y Escultores desde 1989 a 1996.

Fur Printer publicó un libro sobre su obra en 1996, figurando en el titulado Nueve Expresiones, editado en 1994.

Nombrado Socio de Honor en el 84 Salón de Otoño de 20017.

Participó en las siguientes ediciones del Salón de Otoño:

47 Salón de Otoño de 1979: Marionetas

48 Salón de Otoño de 1980: El violinista, La venta, La loca de los gatos y La posesa

49 Salón de Otoño de 1981: Los gigantones, La doncella y las máscaras, El monumento y La lección

Salón de Bellas Artes de 1982: Paisaje, Casi libres, Grandes ideas y Sueños fantásticos

50 Salón de Otoño de 1983: Amor eterno, Loca con gatos y La sorpresa

51 Salón de Otoño de 1984: Noticias, Duelo a la luz de la luna,, Lo tendrá todo y Todo tiene precio

52 Salón de Otoño de 1985: Arrepentimiento, Cazatalentos, Vecindad y Árboles

53 Salón de Otoño de 1986: Dibujo I, Dibujo II y El tren

54 Salón de Otoño de 1987: Los curritos

55 Salón de Otoño de 1989: El baile

56 Salón de Otoño de 1989: Entrada al cine

57 Salón de Otoño de 1990: Carnavalada

58 Salón de Otoño de 1991: Enamorada

59 Salón de Otoño de 1992: Sin título

60 Salón de Otoño de 1993: Publicidad

62 Salón de Otoño de 1995: Charanga

Pídola

Portalón

Paisaje

Nevada

Globos

El baile

Payaso

Figuras en la playa

Playa

Esperanza Huertas Izquierdo

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

Esperanza Huertas Izquierdo

HUERTAS IZQUIERDO, Esperanza    P       1977     24.oct.1925     Sta. CRUZ MUDELA      MADRID        set. 2014

 

Esperanza Huertas nació el 24 de octubre de 1925 en Santa Cruz de Mudela, Ciudad Real.

Era la sexta hija del matrimonio formado por Francisco Huertas, hijo de un maestro de escuela,  y Vicenta Izquierdo, hija del guardia civil Antonio Izquierdo, que tuvieron también otros hijos: Juan, Francisco, Daniel y María Paz.

El cabeza de familia trabajaba en Obras Públicas, estando destinado en Logroño, donde nacerían sus hermanos, y en Ciudad Real, donde nacería la artista.

La familia pasó la Guerra Civil en Santa Cruz de Mudela, donde su padre fue fusilado en 1936, en Carrión de Calatrava.

Tras la contienda, se instalaron en Madrid y Esperanza estudió en las Teresianas de la calle Goya, donde aprendería nociones básicas de pintura.

Pasó después por la Escuela de Artes Decorativas.

En 1943 se casó, a los 18 años, con el fiscal de tasas, Valeriano Rodríguez Olleros, que con el tiempo fue Decano de los Magistrados de Trabajo y miembro del Tribunal Central de Trabajo. Tuvieron tres hijas: Esperanza, Cristina y Ana. En 1971 falleció el marido.

Tras el fallecimiento de su marido, en 1971, retomó su vocación de pintora y recorrió numerosos pueblos de Madrid, La Mancha y Extremadura.

Bodegón del asombro

Bodegón del te

 

En 1977 expuso sus óleos en la Sala Macarrón de Madrid. Con este motivo, el diario Pueblo publicó una reseña que firmaba Conchita de Kindelán, en la que se leía: “Esperanza Huertas siente la pintura desde muy joven, y es una gran artista, pero sus deberes de familia, que los antepone, como mujer que es, a los de su carrera, no la dejan consagrarse a ella, hasta que, más libre ya, decide dedicarse a la pintura y atrapar con gran rapidez y tenacidad el tiempo perdido. Notándose las buenas enseñanzas, bien asimiladas, del gran profesor que tuvo en la Escuela de Artes Decorativas, las obras de Esperanza son sencillas, muy realistas, pero con una gran sensibilidad y su pintura, muy cuajada, es la de un pintor que no ha dejado de serlo, sentirlo y trabajarlo toda su vida, y por esto dan esta sensación de obras definitivas, estudiadas y logradas. Sus pueblos, sus pobres y viejas casas, sus desvencijadas puertas, sillas, lozas, patios, ambientes humildes y cotidianos, porque Esperanza es manchega, y su alma vibra con pasión ante estas realidades rurales que ama y esta fuerza la transmite a sus bodegones y paisajes con vigorosas y seguras pinceladas. Y con la espátula, a estas viejas maderas, ruinosas paredes, a la noble loza de Talavera y a las jugosas frutas. Pinta con gran valentía, sin concesiones femeninas o suaves cromáticas. Pintura auténtica, sin trampa, tal como ve las cosas, y las ve reales y bien, con el ojo y el trazo seguro de consumada artista, pero sin olvidar de poner esa gran pasión, alma y lirismo que le brota y hace adorable su obra, porque sabe frenarla y encauzarla como una veterana. Esperamos que siga su brillante carrera y consiga todo el éxito de público que merece, porque en las críticas ya lo tiene”.

En La Estafeta Literaria también se pudo leer: …”Plasma en sus lienzos escenas representativas de un costumbrismo rural: hombres y mujeres, interiores de viviendas, rincones de callejuelas y fachadas de esa rústica arquitectura que tanto encanto conservan es armonioso el dibujo  apasionado el color, aun cuando éste aparece embebido en tonalidades evanescentes que dan constancia de una luz intensa, amortiguada en delicadas gamas. Dada su honestidad en el bien hacer, en el plasmar e interpretar la realidad que contempla, se puede esperar mucho de esta pintora que, aun alejada de la actividad expositora por unos años, hace patente en su obra actual que no ha perdido fuerza su vocación pictórica”.

En 1981 se presentó al IX Certamen Nacional de Arte Caja de Ahorro de Guadalajara, Premio de Pintura 1981.

En 1982 presentó una exposición de óleos en la Galería Kreisler de Madrid. En las escuetas reseñas de la muestra, se dice que la autora ha sido seleccionada en varias bienales nacionales e internaciones y finalista de diferentes premios: “Esta artista pinta las cosas que ama para infundirles así un signo imperecedero”.

En 1983 consiguió la Medalla de Plata del XI Certamen Nacional de Arte de la Caja de Ahorros de Guadalajara, Premio de Pintura 1983 por su obra titulada “Cosas mías”.

Calor de primavera

Conviven en armonía

Cosas de mi taller

 

Seleccionada del I Premio de Pintura Durán de 1984.

En 1985 participó en la III Bienal de Pintura de la institución Gran Duque de Alba de la Diputación Provincial de Madrid.

En 1986 figuró como seleccionada en el VIII Certamen Nacional de Pintura Adaja, celebrada en la Sala de Arte Reyes Católicos de la Caja de Ahorros de Ávila.

En 1992 expuso sus cuadros figurativos en la Galería Espalter de Madrid.

En 1993 fue seleccionada en el II Premio de Pintura “López Villaseñor” de Ciudad Real.

En 1995 presentó sus obras en Caja Salamanca y Soria de Palencia. Con este motivo, El Diario Palentino publicaba: “Esperanza Huertas nos ofrece sus interiores y bodegones llenos de objetos familiares y amados. Son entornos desordenados por el uso… esta exposición forma parte de una itinerante, iniciada el 17 de febrero en Valladolid, que podrá verse en Palencia hasta el 29 de marzo y posteriormente visitará Salamanca y Zamora”.

También se decía que la muestra la componían veintiún óleos que …”nos introducen en un mundo personal, en un universo hecho de interiores y bodegones donde las flores “rabian” de color e intensidad y los objetos nos invitan a mirarlos desde su propia mirada… Hoy, cuando pocas cosas parecen sorprendernos, esta pintora lo hace con su amalgama de objetos amados, su color y la fuerza de sus composiciones… Es una sinfonía de objetos amados –repetidos incluso- llenos de vida por el contacto y el uso que sugieren, una sinfonía de colores y pinceles intensos, una particular oda a las cosas”…

En 1996 fue seleccionada en la exposición itinerante del X Premio de Pintura BMW, que recorrió distintas ciudades españolas.

En 1997 fue seleccionada para la exposición de obras del Premio Villa de Madrid de pintura, celebrada en el CC Conde Duque.

Falleció en Madrid, el 10 de septiembre de 2014.

Bodegón de invierno

Algo singular

 

Sus obras, en una gran mayoría bodegones, muy peculiares y singulares, aprovechan todos los objetos de su alrededor para composiciones personales alejadas de cualquier corriente pictórica que los críticos han llegado a llamar «antibodegones».

La pintura de esta artista transmite un concepto resuelto a base de elementos elegidos o cotidianos a su entorno. Humor e ironía se filtran en esta pintura que suele dialogar con el arte del pasado, en una suerte de citas u homenajes a los pintores y escritores que admira.
Una pintura en la que se refleja su visión del mundo a base de reflexiones sobre la condición humana, manifiestas a veces en los títulos expresivos de sus cuadros. Naturalezas muertas, bodegones de instrumentos musicales, objetos domésticos, muñecos o bibelots que cobran el papel de personajes antes sus referencias personales, culturales o literarias. Pensamientos sobre el paso del tiempo y la vanagloria del mundo y sus cosas, por lo que algunos de sus cuadros cobran el valor expresivo de las vanitas del Barroco.

 La pintora busca sus objetos en el campo de tiendas insólitas, antigüedades, almonedas, mercadillos o vejerías, donde encuentra los modelos adecuados para la historia que desea contar, para la composición que va a desplegar en sus cuadros. Un mundo propio que aflora con fuerza en una pintura, siempre al óleo, dibujada y colorista.

Ganó entre otros galardones, Premio Goya de Pintura del Ayuntamiento de Madrid en 1991; Premio Molino de Oro 1990, en Valdepeñas; Premio Extraordinario Reina Sofía en 1989; Premio Caja Madrid 1986; Medalla Eduardo Chicharro del 52 Salón de Otoño; Primera medalla del 50 Salón de Otoño en 1983; Premio Pámpana de Plata 1983, en Valdepeñas o V Certamen de Pintura 2010 Mutualidad General Judicial.

Baúles

Bodegón de la pajarita pinta

 

Realizó su primera exposición individual en la galería Madelca de Salamanca a la que siguieron otras en las galerías Macarrón, Kreisler, Alfama y Espalter de Madrid. Igualmente expuso en el palacio Casa de los Botines de León (1999); en el Centro Cultural Conde Duque (1997) o en la Sala de la Caja de Salamanca y Soria, Valladolid, Palencia, Salamanca y Zamora (1995); Fundación Gulbenkian, Lisboa, 1988. También lo hizo en el Museo de Bellas Artes de Ciudad Real (2002). En 2003 tuvo una exposición antológica itinerante por los museos de la Comunidad de Castilla-La Mancha como el Museo de Arte Contemporáneo de Albacete o Museo de Valdepeñas (Ciudad Real).

En 2002 el Ayuntamiento de Santa Cruz de Mudela la nombró hija predilecta y adquirió una de sus obras. Además, puso su nombre a una calle céntrica. Esperanza leyó un pregón de fiestas del pueblo en 2002.

Han escrito sobre su obra Antonio Bonet Correa, Antonio María Campoy, Victoriano Cremer, Juan Adrianssens, Juan Manuel Bonet, Carlos García-Osuna, Carmen Pallarés, Francisco Nieva, Francisco Prados de la Plaza, José Marín Medina y otros.

Sus cuadros se encuentran en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid; Museo Municipal Arte Contemporáneo de Madrid (Centro Cultural Conde Duque); Museo Municipal de Valdepeñas; Museo de la Guardia Civil, Madrid; Museo Calouste Gulbenkian, Lisboa, (Portugal)… También se encuentra su obra en colecciones privadas de España (colección Jesús Bárcena en Valdepeñas), Gran Bretaña, Francia, Alemania, Portugal, Suiza y Estados Unidos de América.

Interpretación de la madre de Edipo

 

Esperanza Huertas y la AEPE

Participó en la Exposición de Bellas Artes de 1976 con la obra titulada En la calle Mayor de Candelario

45 Salón de Otoño: La silla baja y Baúles

46 Salón de Otoño: Un rincón de mi taller

47 Salón de Otoño: Pájara pinta

48 Salón de Otoño: Macetas y Bodegón del tronco

49 Salón de Otoño: Bodegón de la mesa y Cosas mías

Salón de Bellas Artes de 1982: Uso y Abuso

50 Salón de Otoño de 1983: Bodegón del asombro

51 Salón de Otoño: Cosas de mi taller

52 Salón de Otoño: Tiempo sosegado

55 Salón de Otoño: Septiembre (trabajo de chinos)

62 Salón de Otoño: Septiembre (trabajo de chinos)

Bodegón del verano

Bodegón hípico

El Diario Palentino 1995

Pueblo, 1977

AÑO SANTIAGO DE SANTIAGO: En el 100 aniversario de su nacimiento

Socio de Honor

Vicepresidente de la AEPE

La obra que se encuentra en la esquina izquierda del Teatro Campoamor de Oviedo con la calle Diecienueve de Julio, fue realizada en bronce pulido e inaugurada el 3 de mayo de 2011.

Con una altura de 2,35 metros y un peso de 165 kilogramos, fue donada por el escultor al Ayuntamiento ovetense (que se encargó de su fundición) y representa, apoyada en una peana, a una mujer ejecutando un paso de danza.

La obra transmite una sensación de ligereza que el escultor ha querido transmitir con la utilización del bronce pulido como material.

Bailarina, Oviedo

AÑO BOTÍ GAITÁN: En el 125 aniversario de su nacimiento

Socio de Honor

     Ya en las pinturas de la década de los 80, Botí se vuelve más austero y geométrico en los paisajes, tiende a desaparecer definitivamente la línea y queda el lienzo dividido en secciones y planos de color y breves trazos rápidos y repetitivos de mancha rayando en el expresionismo abstracto, con francas semejanzas, por ejemplo, con el pintor luso Hilario Teixeira Lopes; un expresionismo que conjuga a la vez con una vuelta a lo posimpresionista y a pinturas que recuerdan a la amplia galería de árboles y bodegones florales de Van Gogh, y paisajes al modo de Cezanne.

Nota vespertina

AÑO BENEDITO VIVES: En el 150 aniversario de su nacimiento

Socio Fundador

Vocal de la Junta Constituyente

Socio de Honor

Tesorero de la AEPE

 

La afamada bailarina fue también retratada por Boldini,  que pintó su gracilidad y la coquetería de su feminidad, pero que Benedito transformó en sutileza y delicadeza, que sugiere siempre algo más allá, una melancólica y hasta tímida desazón art nouveau.

 Ingrávida, entre suavizados fondos azulados, marrones y ocre, liviana por estar representada en torno a fondos neutros, vacíos, sobrios, sin figuración, al estilo de algunos retratos de Velázquez, el cual fue la referencia principal del artista.

Cleo de Merode

 

AÑO ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR: En el 150 aniversario de su nacimiento

Presidente de la AEPE

Socio Fundador

Socio de Honor

Director del Museo del Prado

 

Es evidente el paralelismo del conjunto de este retrato de S.M. el Rey Alfonso XIII con el retrato de Felipe IV cazador, de Velázquez, pintor muy admirado por el gallego.
Fue encargado para el Ministerio de Instrucción Pública, donde presidió el despacho de la máxima autoridad ministerial hasta la proclamación de la Segunda República Española.

 

S.M. el Rey Alfonso XIII

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

¿Somos tan cultos como nos creemos?

 

Con toda evidencia, no. Es alarmante constatar el bajo nivel cultural de nuestra sociedad, desde las élites a las bases. ¿En qué fundamento esta conclusión? En los programas de las televisiones, en la prensa escrita, en el lodazal de internet, en las conversaciones cotidianas, en las preferencias mayoritarias de nuestros congéneres, en los libros que glorifican las ventas, en la polarización, en la chabacanería general, en los opinadores sin porqué, en el escaso y pobre lenguaje de comunicación…

No se trata de pesimismo, ni de negativismo. Pero, el sueño maravilloso de la vida (Quevedo), se merece otros soñadores, otra actitud humana. T.S. Eliot identificaba la cultura con aquello que hace que la vida merezca la pena ser vivida. Podemos pretender que todas las personas sean cultas, legítimo, pero no ocurre, la realidad es muy otra. Esta desafección cultural del momento es sintomática. Se ha perdido el sentido del pudor, del honor, del pundonor, la frescura de la naturalidad, la sencillez de la decencia.

¿Quién es una persona culta? Aquella que demuestra una amplia y sajelada comprensión del mundo, fundamentando sus razones gracias el desarrollo inteligente de sus facultades. Quien genera y tiene pensamiento, el que mantiene un deseo constante de aprender. No se trata de tener información, de ser un erudito, sino de saber conducirse en las circunstancias y cuestiones que plantea la vida, acertar en las interrelaciones de los elementos existenciales y contrastar las conclusiones.

Desarrollar la inteligencia, ejercitarla, pensar, corregirse, con sano acento crítico. Saber no es reunir datos, sino mantener la actitud acorde con tu aptitud; relacionar conocimientos y sentimientos con criterio. La sensibilidad se tiene, o se carece de ella; cuando se posee hay que cultivarla, exponerla, comprometerse para que se active y estilice. ¡Y qué hacemos con los sicarios, los gregarios, los servilones, los comprados!

Estoy construyendo una obra, que me exige conocimiento, pensamiento, decisiones críticas, de ámbito universal. Dadas su extensión y complejidad, me obliga a lecturas constantes, a consultas a colegas y especialistas, a revisiones, a estar en estado de centinela con lo que rodea cada tema. Si la obra tiene interés o no, se verá al final del proyecto y lo manifestarán sus lectores, si los hubiere.

Vengo indagando acerca del mundo oriental, el sur asiático, India. Y en concreto sobre la poesía en India durante el siglo XX y sus bordes. Y he podido comprobar cuánto desconocía yo y la ignorancia casi general sobre ese inmenso mundo. En España, en Europa, no interesa de modo manifiesto, con la excepción del Reino Unido, por razones obvias de colonización, donde hay publicaciones, ediciones y bibliografía suficiente.

Lo de España y el español es de traca, sobre todo en la poesía. Conocía: INDIA. Poesía Contemporánea, edición a cargo de Alfredo Villaverde y Shyama Prasad Ganguly, Ediciones Libertarias S.L., Madrid 1994. He releído esta breve antología, que pone algún orden en esa selvática sociedad; he vuelto a Tagore, Arun Kolatkar y referencias sueltas, pero todo muy en precario, pasando de puntillas. El resultado de las consultas, sin entrar en detalles, han sido desolador, misérrimo. ¡El desconocimiento es oceánico, la bibliografía inexistente, los especialistas fallidos!

Madre india, obra de R. Tagore

 

¿Cómo es posible que individuos que tienen una alta representación intelectual, que ocupan puestos de responsabilidad, que se tienen por doctos y cultivados, ignoren tanto de un casi continente como es la India?  Todos mencionan a Rabindranath Tagore, sin mucho convencimiento, pero poco más. ¿Hay intelectuales? ¿Dónde están?

 La rebelión de 1857 inicia el camino de la independencia del yugo inglés, que culmina en 1947. La República de la India o Bharat, consta de 28 estados y ocho territorios con una superficie de 3.287.265 km2, desde las cumbres del Himalaya al océano Índico. En ese espacio habitan 1.437 millones de personas, el país más poblado del mundo. La Constitución de 1950 reconoce dos lenguas oficiales: hindi e inglés y veintidós cooficiales. En reajustes posteriores las lenguas han tenido un influjo determinante.

Rabindranath Tagore

 

Un hermoso y vasto espacio de la tierra donde el colorido trata de tapar las diferencias sociales y los hedores. Pero, ¿cómo menospreciar un conglomerado humano cuyo pájaro nacional es el pavor real y su animal simbólico el tigre? La India es desequilibro cómplice, la no violencia de Mahatma Gandhi, el loto sagrado, el baniano, las vacas sacralizadas, la purificación en río contaminado, el misticismo y su fascinante, aromada, inabarcable y espiritual poesía. Se desgajaron Pakistán y Ceilán, la “lágrima de la India”, hoy Sri Lanka, donde el cingalés y el tamil son mayoritarios.

El reinado de Tagore, premio Nobel de Literatura en 1913, es indiscutible. Juan Ramón Jiménez y Cenobia Camprubí se prendaron de su obra y lo tradujeron del inglés y todos le hemos leído a través del filtro juanrramoniano.“Sé como el sándalo que perfuma el hacha del leñador que le hiere”. ¿Quién no ha leído, Ofrenda lírica, La luna nueva, El cartero del rey, Pájaros errantes, El asceta…?.

Rabindranath Tagore (1861-1941), poeta bengalí, también escribió en inglés; músico, pedagogo, filósofo, dramaturgo, pintor. En 1883 se casó con Mrinalini Devi, que tenía diez años. Fue un constante animador de la independencia, un polímata que extendió su fama al mundo, sobre todo a partir de 1913. Entre sus obras más conocidas: Hogar y el mundo, Gora,…Tagore muere en 1941 dejando una legado feracísimo y maravilloso.

Jibanananda Das

 

En España fue muy leído, gracias a Juan Ramón Jiménez y otras traducciones. La mejor de Gitanjali, la de Manuel Díaz Gárriz, En el XX era una estrella del mundo, ahora ha decaído, no se lee apenas. Pero, es el clásico del bengalí. Para situarnos con posibles de claridad en este bosque tupido de lenguas, creencias y tradiciones, hay que acometer la entrada a través de las lenguas; las principales son: hindi, inglés, bengalí, malayalam o malabar, punyabí, urdu, odia u oriya, télegu, gujarati, kannada, marathi, tamil, asamés…

Es preciso tener en cuenta los años de agitación independentista donde el acaloramiento político partidario ensombrece algunas obras. Desde 1857 se venía gestando un sentimiento de rechazo a los ingleses y eso creó nucleos revolucionarios muchas veces silenciados con las cárceles o la muerte. Voy a destacar a determinados autores cuya labor contrastada se ha destacado en el siglo XX, entrada la modernidad del verso libre, rompiendo una estricta tradición conservadora.

En lengua hindi hay que mencionar cumbres, ignoradas con rigor por los occidentales, nosotros, con valores estéticos y creativos excepcionales, como Suryakant Tripathi “Nirala”, Kunwar Narayan, Gajanand Madhar Muktibodh o Manglesh Dabral. Entre los poetas nativos que se han expresado en inglés: Nissim Ezekiel, Jayanta Mahapatra, Don Moraes, Shiv K. Kumar o Arun Kolatkar, el único traducido al español por David Puig, Kala goda/ Poemas de Bombay, Kriller 71 Ediciones, 2020, en gustosa edición.

El bengalí tiene una honda tradición y producción importante, lengua materna de Tagore, que también escribió en inglés. En ella se han escrito obras de consideración como las de Amiya Chandra Chakravarty, que fue secretario de Tagore; Jibanananda Das, uno de los más renombrados poetas bengalíes. Subhash Mukhopadhyay, Sankha Ghosh o Kabita Sinha la poeta que levantó la bandera en defensa de las mujeres.

En malabar o malayalam es de justicia mencionar a G Sankara Kurup, más conocido por Mahakavi G, con su galardonada antología Odakkuzhal / La flauta de bambú, 1950. Balamani Amma, conocida como “la poeta de la maternidad”, por los temas que frecuentó, falleció en 2004, padeciendo alzheimer desde 1999.  Kavalam Ayyappa Paniker, llamado Ayyappa Paniker(1930-2008), cuya obra Kurukshethram, 1960, fue un libro crucial en el devenir de la poesía malabar.

Nissim Ezekiel

Amrita Pritam

La lengua punyabí o panjabí, región del Punjab, con más de 100 millones de hablantes, es tonal y se escribe con un alfabeto gurmukhi, vinculado a la religión sij. Mohan Singh, que se tiene por el padre la literatura moderna punyabí. Amrita Pritam(1919-2005) nacida en el actual Pakistán y fallecida en Delhi, la poeta más considerada de esta lengua. Shiv Kumar Batatvi, tachado de romántico por su lírica amorosa.

El urdu es la lengua oficial de Pakistán y una de las cooficiales de la India. Es la lengua nativa de 70 millones de individuos y la segunda de 160 millones. Tiene influencia del persa y del árabe y se escribe de derecha a izquierda con caligrafía nastaliq. Mirza Ghalib (1797-1869) Escribe en persa y urdu, pero sienta las bases del urdu moderno, a través de sus cartas y sus ghazales, que los extiende mucho más allá de lo tradicional. Faiz Ahmed Faiz, Muhammad Iqbal, Ahmed Faraz, N.M. Rashed, Akhlaq Mohammed Khan, cuyo pseudónimo es Shahryar; Shamsur Rahman Faruqi(1935-2020).

Poemas de Bombay de Kolatkar

Tapa antologia de poesía

 

Parece suficiente la apertura de esta ventana a una inmensidad. Suerte de esbozo, que espero sea corregido y aumentado por aquellos que sepan más que yo de este mundo interminable de misterio y de belleza. Más que instruir, deseo advertir sobre un tesoro, crear inquietud en saber lo que hace inigualable ese palacio repleto de joyas preciosas. No busco especialistas, ni tragalibros, ni citadores digitales, sino curiosidad intelectual, sensibilidad, acciones que coadyuven a que esta vida merezca la pena ser vivida.

Cuando llueve, todo el que no se guarece, se moja. Los albañales partidarios, sectarios, están destruyendo la convivencia, haciéndonos olvidar lo fundamental para debatir el grado de fetidez de la basura. ¿Hay intelectuales? ¿Por qué no se manifiestan? Los mediocres no pueden conducirnos sino a su mediocridad, no tienen otro horizonte. “Ognuno sta solo sul cuor della terra / trafitto da un ragio di sole:/ ed é subito será”.

 

Tomás Paredes

                                                                                              Presidente H. de AICA Spain

Recordando: Mariano de Cossío Martínez Fortún

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Mariano de Cossío Martínez Fortún

COSSIO MARTINEZ FORTUN, Mariano      P       1930     2.ago.1890       VALLADOLID                PALENCIA/VALLADOLID        5.ene.1960

 

Autorretrato

 

El día 2 de agosto de 1890 nacía en Valladolid Mariano de Cossío, segundo de los cinco hijos que tuvieron Mariano de Cossío y Cuesta y Carmen Martínez- Fortún y Martínez-Talavera. Sin embargo, la familia Cossío residía habitualmente en Sepúlveda, la villa segoviana en la que su abuelo paterno, Francisco de Cossío y Salinas, había sido el último mayorazgo de esa dilatada familia.

Hermano del escritor y polígrafo José María de Cossío, y del escritor y periodista Francisco de Cossío.

En 1893, es decir, cuando Mariano tenía tres años, mueren, con pocos meses de diferencia, sus padres, produciendo un cambio brusco en su cortísima biografía.

Su abuela paterna, Dolores de la Cuesta Polanco, horrorizada por esta tragedia, recogió a los nietos y literalmente huyó de Sepúlveda, adonde no volvieron hasta que fueron mayores.

Estas son las circunstancias biográficas que muestran el segundo escenario geográfico de la niñez de los hermanos Cossío, que desde ese momento pasan los veranos en Tudanca, la aldea montañesa por donde discurre el río Nansa y apretada en un cerco formado por las impresionantes montañas de Cantabria.

Retrato de Mariano de Cossío, por Cristóbal Hall

Autorretrato

Caricatura de Mariano de Cossío, por Sancha

 

Terminado el bachillerato en el Colegio San José de los Jesuitas de Valladolid, Mariano de Cossío decide ir a Madrid a cursar Arquitectura. En esta ciudad permanece bajo la atenta mirada de su tío Manuel Bartolomé Cossío, moviéndose en el ambiente de la Institución Libre de Enseñanza, que en esos momentos había superado ya la fase de reforma.

Toda esta temporada de formación y estudio en Madrid significa, en primer lugar, un deslumbramiento, resultado de un doble encuentro: el trato con Manuel Bartolomé Cossío, que tanto influirá en él, y el del medio de la Institución, caracterizado desde siempre por una amplitud de criterio y, sobre todo, por un deseo de renovación absoluta.

La enseñanza oficial de la Arquitectura empieza a resultarle muy rutinaria y poco atractiva. Aun así, hace tres cursos, pero al mismo tiempo empieza a asistir a las clases de pintura del que fuera Presidente y Fundador de la AEPE, Eduardo Chicharro y, sobre todo, comienza su inmersión en el ambiente intelectual agrupado en torno a la idea de renovación.

Desnudo

Retrato de Santiago Pérez-Jaúregui

Mantilla canaria

El avaro

Al regresar a Valladolid, su entusiasmo por la pintura es enorme y, como continuación de sus estudios madrileños, se encierra literalmente en el Museo de Santa Cruz, donde copia febrilmente las tallas de Berruguete y Juni, en una búsqueda apasionada de volúmenes, escorzos y expresiones, en un ejercicio voluntario que añade el aliciente de proyectar los volúmenes en el plano y apurar el concepto del dibujo, así como el de recrearse en unas tallas puramente españolas y, más concretamente, castellanas.

Todo ello desembocará, unos pocos años más tarde, en una perfecta simbiosis entre la línea y la masa, además de en una estructura sobria y grandiosa. Esta etapa de formación y tanteos puede cerrarse con dos obras, una Reconstrucción del retablo de San Benito, hoy en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, y la otra, un dibujo a plumilla, La calle de la Lira, en una colección particular de Tenerife.

Sin embargo, el entusiasmo inicial decae y Cossío, ya casado con Ana Estremera de la Torre de Trasierra, se retira a vivir a su hacienda de Villada (Palencia), dedicado casi exclusivamente al cuidado de sus tierras, aunque con frecuentes viajes tanto a Valladolid como a Madrid, es decir, sin perder el contacto con el círculo intelectual al que pertenecía.

Sepulvedanos

El quirófano

 

Sin duda, el estímulo decisivo para volver a dedicarse íntegramente a la pintura fue la llegada a Valladolid del pintor inglés Cristóbal Hall, de quien se hizo gran amigo y a quien Cossío consideró siempre como su verdadero maestro.

Volvió, pues, a la pintura, decisión que le supuso trasladarse otra vez a Valladolid para preparar la primera exposición en Madrid.

Estos años, entre 1926 y 1936, son, sin duda, de gran plenitud, y Cossío pinta de la mañana a la noche y del modo más libre y desinteresado, obsesionado como estaba por el problema de la forma y recibiendo otros estímulos que provienen de sus frecuentes visitas a Madrid y en concreto a la Residencia de Estudiantes.

La obra presentada a esa primera exposición en 1928 consistía en un paisaje, Orillas del Pisuerga, varios retratos —entre los que cabe destacar el de La mujer del pintor— y muchas naturalezas muertas en las que se puede seguir cómo, a través de Vázquez Díaz, llega a un cubismo humanizado y sólidamente construido que le lleva hasta Cézanne.

En todos estos bodegones —Ramas y membrillos Limones en un plato de Talavera y otros muchos—, Cossío adopta la fórmula compositiva del maestro de Aix (Paul Cézanne) y presenta todos esos objetos vistos desde arriba y recreándose en sus volúmenes, con la diferencia de que el pintor vallisoletano conduce la recreación volumétrica propia de la corriente del nuevo realismo europeo, con la luz y, sobre todo, con su extraordinaria maestría para su matización y para saber jugarla en obsequio de la corporeidad de los objetos.

Después de esta exposición, Mariano de Cossío hizo otras varias en distintas ciudades como Santander, Palencia etc.

Mi mujer y mis hijos

Maternidad

Retrato de mi hija Carmen

 

Al X Salón de Otoño celebrado en 1930 presentó el lienzo Mi mujer y mis hijos (colección particular, La Laguna, Tenerife), que fue comentado en La Estampa por Gil Fillol.

A estos mismos años corresponden retratos como el de José María de Cossío o el de Jorge Guillén, así como un conjunto de tablas con diversas suertes de Ignacio Sánchez Mejías.

A principios de 1936 opositó a la cátedra de Dibujo en Enseñanzas Medias y eligió plaza en La Laguna, en la isla de Tenerife, adonde se trasladó inmediatamente.

La segunda parte de su vida y su obra tienen lugar en esa ciudad, con la que se compenetró absolutamente. Se dedicó con pasión a la enseñanza y siguió pintando.

Hizo paisajes, muchísimos retratos y tres conjuntos de pintura mural, el último de los cuales está en el techo del paraninfo de la Universidad de La Laguna; en él representa la unión de las artes y las ciencias y hace una galería de retratos de aquellos a quienes considera sus maestros, así como de los miembros más destacados de su generación.

En esta segunda etapa de su obra puede decirse que no hay una brusca ruptura con la anterior, sólo un desplazamiento de su realismo inicial hacia formas más suaves que se inscriben en unas estructuras compositivas que revelan una enorme madurez y que se apoyan en el lenguaje del clasicismo, cuyos solemnes acordes Cossío representa por doquier.

Gran aficionado a la tauromaquia, realizó varias obras de tema taurino.

Posiblemente por un capricho del destino, Mariano de Cossío murió en la misma habitación donde había nacido sesenta y nueve años antes, y después de llevar veinticinco años viviendo en La Laguna, el 5 de enero de 1960.

La Virgen con el Niño

Toros en Sepúlveda

Desnudo

La calle de la Lira

Mariano Cossío y la AEPE

Presentó las siguiente obras al X Salón de Otoño de 1930: Mi mujer y mis hijos, Naturaleza muerta e Interior.

Museo de Historia Natural

Retrato de la mujer del pintor

Retrato de José María de Cossío

Iglesia de Santo Domingo, La Laguna, detalle

Iglesia de Santo Domingo, La Laguna, fresco

Ayuntamiento de La Laguna,  detalle

Iglesia de Santo Domingo, La Laguna, detalle

Ayuntamiento de La Laguna

Bodegón

Firma autógrafa

Vista de La Laguna

Paisaje canario

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