Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

¿Alta y baja cultura?

Llegó el informe PISA y todos han puesto el grito en el cielo ¡Hipócritas! ¡Cuando se menosprecia la formación, qué podemos esperar? España lleva años cambiando sistemas educativos sin rumbo y nadie ignora que los olmos no dan peras ¡El colmo ha sido el sanchavismo! La ley Celáa, una ministra de Educación que dice “traducieron”, una vicepresidenta analfabeta radical y un ministro de cultura, que es un furtivo, aunque sea guapo, como destacan sus gregarias. ¡Mal se aviene el don con el Turuleque!

Para los rezagados- ¡no se hagan ilusión, nada que ver con Italia y su torre inclinada, si con las siglas de la denominación en inglés-, el informe PISA, Programa de Evaluación Internacional de los Estudiantes, es un estudio de la OCDE a escala mundial, que mide el nivel de los alumnos, a partir de 15 años, en matemáticas, ciencias y compresión lectora. Hace unos días se hacía público y los resultados para España son lamentables.

El bochorno de Cataluña ha tenido una respuesta racista de la Generalitat, hasta que han caído en la cuenta y han rectificado. Cada periódico, para contentar a sus secuaces, ha retorcido las cifras, ninguno tan servil como El País. No se trata de diferenciar Madrid de Cataluña o de Castilla-León, debemos estar preocupados por España: un país que alardea de cultura, de tierra de artistas y de un gobierno, que dice haber pasado por la Universidad. ¡Si la Universidad hubiere pasado por ellos!

Los columnistas hablan con diuturnidad de alta y baja cultura, como de un concepto novedoso, recién parido. El término high culture aparece por vez primer en la obra Culture and Anarchy, 1869, de Matthew Arnold. En esa obra determinante, defendía la cultura como “el empeño desinteresado por la perfección del hombre”. ¡Hermoso! Más adelante matiza que su significación u objeto es “conocer lo mejor de lo que se ha dicho y pensado en el mundo”.

Matthew Arnold, 1822-1888-, poeta, crítico, teólogo e inspector de escuelas, es una luminaria del s. XIX en Inglaterra, coetáneo de Tennyson y Browning, que le arruinaron su presente como vate; pero, él tenía fe en remontar y ¡vaya si lo ha hecho! En contraposición a la alta cultura estaba la low culture, la cultura baja, popular o de masas.

T.S. Eliot, ese soberbio crítico, más conocido por La tierra baldía, en Notas para la definición de la cultura, 1948, defiende la cultura completa, the complete culture, compuesta por alta y la baja cultura. Existen diversas culturas, en el tiempo y en el espacio, pero no una baja y una alta cultura. La cultura es la herramienta del hombre para configurarse, para ahormar su identidad con conocimientos y actitud. O se adquiere o se carece de ella, se es culto o inculto, no hay tintas medias.

Lo que sentimos, lo que conocemos, cómo nos comportamos determina nuestra cultura. No es cuestión de títulos, ni de erudición, ni de creencias, ni de poderes, ni de dinero, se trata de una actitud en la vida, orientada por la ética, el juicio, el respecto al otro y el amor a la libertad. Como liberal que soy, siempre defenderé que el fin no justifica los medios; que el otro es mi igual y tiene el mismo derecho; que la buena educación es imprescindible para la convivencia y que no todo lo que no está prohibido es legítimo llevarlo a cabo. Por tanto, no creo ni en el azar ni en las tutelas ni en las añagazas. ¡Cuanto menos Estado, menos vividores, más privacidad, más libertad, más desarrollo del talento humano! Aseguraba Arnold que “sólo aquellos que no esperan nada del azar son dueños de su destino”.

La Escuela de Atenas, Rafael Sanzio

 

Me estremece ver, sobre todo a los jóvenes, que sacan su tarjeta de crédito hasta para pagar un café, cuando protestan de los bancos y de Hacienda. Les están dando a esas instituciones el control completo de sus vidas. Yo debo cooperar a la vida en común, pagar impuestos, cumplir las leyes, pero no estoy a favor de la extorsión que hacen los poderes públicos para su autobombo, ni de que controlen hasta donde tomo el café.

¿Acaso creen los columnistas que, cuando escriben lawfare, trending topic, cool, community manager, casting, fake, linck, catering, spoiler, cruising, comunican algo? Esos términos en inglés, ¿qué significan para el lector medio? Nada, no entienden, porque no conocen lo que leen. ¿No sería mejor hablar de acoso a los jueces, tendencia, administrador, audición, falso, enlace, tentempié, descubrir o cancaneo? ¿Por qué emplear, con tanta incultura, e-book, hater, pendrive, chat, ranking, coach, feedback, si tenemos, documento, odiador, archivo, charla, clasificación, instructor, retorno?

Ha poco, un presentador preguntó a una señora si sabía qué era el cruising. Creía que era una carrera en el campo y se rieron de la respuesta. Cruising significa practicar sexo ocasional en cualquier especio público entre personas lgtbi; el palabro tiene su origen en un bar, Booze ‘n’ Cruise, ruta 66, Albuquerque, EE.UU., donde se reúnen homosexuales en encuentros sexuales efímeros. Hay otra palabra para lo mismo entre heterosexuales: dogging, que se relaciona con hábitos de los canes, que copulan en cualquier espacio público. ¡Qué pintan estas preciosidades en nuestra lengua!

El término cultura procede de agricultura, un concepto positivo del desarrollo humando que define la diferencia entre los campos salvajes y los campos roturados, cultivados. De los eriales poco o nada se aprovecha, en los cultivados se procura un producto útil al hombre, es la distancia que hay del acebuche al olivo. Fichte relaciona los conceptos de cultura y de nación, resumiendo que toda cultura exige un Estado, algo arbitrario en lo que se apoyan muchos nacionalismos, que confunden hábitos locales con cultura.

La Escuela de Doloriñas, Julia Minguillón

 

Gustavo Bueno escribió Mito de la cultura, para demostrar que la cultura es una realidad, no un mito. Un mito es construcción alegórica que en la antigua Grecia imponía su simbolismo. Y aduce la recreación de la caverna de Platón como un mito luminoso, en contraposición a los mitos tenebrosos, que mixtifican y confunden. La cultura es una realidad que el hombre ha ahormado para desarrollar su andadura con dignidad, creatividad y expectativas de perfección.

La alta cultura, para sus defensores, es la heredada de la Atenas de Pericles, de la edad de oro de Roma, cuando reinan Virgilio, Horacio, Cicerón. Engloba los conceptos de arte superior, música culta, cine de arte, ópera y danza, etc. Hay gran confusión con estos términos y entre cultura y espectáculo. No hay arte superior e inferior, hay arte o artesanía. No es culta sólo a la música clásica, culta es la buena música de cualquier época. No hay cine culto y cine de masas, hay películas que son una obra de arte- Angelopoulos, Oliveira, Dreyer, Renoir, Claire, Tornatore- y otras que son un aseado pasatiempo; unas debaten los enigmas de la existencia del hombre, la belleza, la libertad; otras, nos entretienen.

La educación, la formación debería llevarnos a conocer “lo mejor de lo que se ha dicho y pensado en el mundo” y a pensar sobre ello, en lugar de renunciar al conocimiento y halagar el deterioro ético y estético. Bourdieu afirmaba que la cultura dependía de las clases sociales. ¿Tan poco hemos avanzado? La educación pública nace con el objetivo de socializar la enseñanza, pero socializar no quiere decir vulgarizar, dirigir, sino proporcionar las mismas posibilidades a todos con independencia de su estatus. No se adelanta renunciando, sino esforzándose, trabajando con sentido de superación.

Me resisto a la existencia de la baja cultura. La cultura, depende del tiempo, el espacio y la persona. Pero no es baja, ni de masas, ni populachera, ya conocemos los resultados del comunismo, los seguimos comprobando. El comunismo es un repartidor de pobreza, de mediocridad, de incultura, de prohibiciones, cuando no de hechos letales.

Nerón , por Jan Styka

 

Asegura T. S. Eliot que “sólo hay buena poesía, mala poesía y caos”. Discrepo del ilustre. Hay poesía o su ausencia. Hay educación o zafiedad, porque se es educado o burdo. No existe un bajo arte y un arte alto. Las elites son grupos de presión que pretenden evidenciar su poder, pero no determina un nivel cultural. Un millonario puede ser tan hortera como un macarra, del mismo modo que un sujeto sin grandes medios económicos puede ser una persona culta.

Un ministro puede ser inculto y zafio, ¡tenemos ejemplos adunia!; en tanto con un ujier puede ser una persona culta. Querer justificar carencias, abandono, vulgarización, con una forma de cultura es una trampa innoble. Hoy por hoy todo español tiene acceso a la cultura, pero ocurre que los planes de estudios se van degradando, están empecinados, y en lugar de formar, proporcionan un barniz y al final, a lo que se accede es a ese barnizado que pretende semejar la cultura, pero que no deja de ser calderilla que hipoteca el futuro de nuestros jóvenes. ¿Por qué estamos a la cabeza del paro juvenil? ¿No tiene nada que ver con la falta de formación?

A pesar de la dureza de los hechos, los negamos. No sé por qué, recuerdo ahora el cesarato neroniano. Nerón es proclamado emperador el 13 de octubre del 54. Asistido por Seneca y Afranio Burro, consiguen el quinquenio áureo, por sus aciertos de gobierno. Cegado por su éxito, Nerón desplazó a sus estoicos asesores y se rodeó de palmeros, que ensalzaban sus dotes poéticas divinas. Se hizo tirano, monstruoso, corrupto. Mandó prender fuego a Roma, culpando a los cristianos para que se les persiguiera, y así fue. Al final, se vio sólo, proscrito, y se suicidó con ayuda, 9 de junio del 68. Tácito lo cuenta y asegura que “en un espíritu corrompido no cabe el honor”. ¡No importa tanto un loco, como quienes le jalean!

¿Si llamamos baja cultura a la chabacanería, a la mentira, a la ausencia de ética? ¿Qué estamos defendiendo? Le preguntan a Robert Creeley si la sinceridad determina la calidad poética: “No veo cómo no […]Los fanáticos son a menudo muy sinceros, pero yo me refiero a la sinceridad en el sentido de Pound, ese ideograma que forma: el hombre sostenido por su propia palabra”. ¡El hombre sostenido por su palabra! ¿Por qué habituarse al estiércol cuando hay tantos aromas sugerentes?

                                                                                                                    Tomás Paredes 

                                                                                              Presidente H. de AICA Sapin

Lenin y Stalin, Revolución de octubre

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad