Por Mª Dolores Barreda Pérez
Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes
de la Asociación Española de Pintores y Escultores
La Gaceta de Bellas Artes 1929: Jesús María Perdigón
Al dejar la presidencia José Francés, la revista siguió con el comité de redacción formado por Jesús María Perdigón, Angel Vegué, Ramón Pulido y Pedro Gª. Camio, como secretario, al que después se incorporó Antonio Ortíz de Echagüe como Presidente, pero no como director de la Gaceta.
En la Junta General de 17 de febrero, tras las elecciones reglamentarias, resultó elegido Presidente Antonio Ortiz de Echagüe y Julio Moisés como Vicepresidente, siguiendo Pedro García Camio como Secretario General.
Meses más tarde, Ortiz de Echagüe dimitió por residir más tiempo fuera de Madrid que en la capital, siendo sustituido en el cargo de Presidente por Julio Moisés.
El Secretario General, Pedro García Camio, dimitió meses después, ocupando ese cargo Jesús María Perdigón, quien terminaría también dimitiendo. Se nombró provisionalmente a Roberto Fernández Balbuena, si bien la Asamblea General celebrada el 31 de mayo, eligió definitivamente a Emilio Romero Barrero, pintor y desde febrero médico oficial de la Asociación.
Jesús María Perdigón Hernández
PERDIGON HERNANDEZ, Jesús Mª E 1919 17.ene.1888 LA OROTAVA MADRID 1979
Socio de Mérito
Jesús María Perdigón Hernández nació en la villa de La Orotava, de la isla de Tenerife, el 17 de enero de 1888.
Hijo de Nicolás Perdigón Oramas y Jorgina Hernández y González.
Nicolás Perdigón era un buen escultor, heredero no sólo del arte y el estilo de su precursor, el gran imaginero orotavense Fernando Estévez, sino incluso de algunas esculturas del tallista de la Virgen de la Candelaria. La mayoría de la producción escultórica de Nicolás Perdigón se centró en imágenes procesionales. Buen estofador y pintor dorador, de su actividad como restaurador de imágenes ha quedado también huella en todas las islas.
Jesús María se sintió desde muy joven atraído por la escultura, motivo por el que su formación inicial, junto al influjo paterno, la acrecentara su tío Francisco Perdigón Oramas, también natural de La Orotava y muerto en Argentina, adonde había emigrado, y de cuyo talento escultórico ha dejado alguna buena muestra que se conserva en el museo de la Casa de los Balcones.
En 1906 es nombrado bibliotecario del Liceo de Taoro.
En esta época, alternó las aficiones escultóricas con la labor de pintor, especialmente como retratista y, en efecto, la prensa se hace eco de la realización de algunos de ellos hacia 1908.
Ese año, el Ayuntamiento de La Orotava aprueba una subvención que permitirá a Jesús María perfeccionar sus conocimientos de pintura en la capital.
El Sol, 1922
Gracias al apoyo municipal se veían colmadas sus aspiraciones a poder estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid: …”Es el joven Perdigón un verdadero artista, de excepcionales actitudes, que hace tiempo merecía el premio que hoy se le otorga. Sus facultades artísticas, harto conocidas por todos cuantos le han tratado y han visto sus ya numerosas obras, necesitaban un amplio desarrollo, y una elevada educación que en nuestra tierra no puede lograrse por los escasísimos medios de que aquí se dispone para ello. Y constituye una falta de lesa patria que, cuando un joven como Perdigón descuella en el divino arte, y dispone de un caudal de méritos como los que él posee, no se le proteja y muevan esas facultades relevantes en medio de la indiferencia de quienes están llamados a velar por lo que honra a su pueblo o región”.
El constante esfuerzo de Perdigón se vio con prontitud recompensado. En 1911 obtuvo el segundo premio en un concurso abierto por el Círculo de Bellas Artes de Madrid con el fin de elegir un proyecto de monumento a Alberto Aguilera, y el primero en otro celebrado por la misma sociedad en el que participaron los socios asistentes a la clase de Dibujo del Natural.
Pero no fue eso todo pues en mayo volvió a lograr un primer premio en reñida oposición de la Academia Oficial de Bellas Artes y, en julio, recibió de su profesor, el célebre escultor Miguel Blay Fábregas, igual distinción, de entre sus alumnos de Modelado en la Escuela de Pintura, Dibujo y Grabado.
Al año siguiente modeló el busto de un canario ilustre residente en Madrid, el escritor Luis Maffiotte La Roche, cuyo exacto parecido, lo notable de la ejecución, el conocimiento perfecto de los secretos del arte, hacen de esta obra una escultura digna del éxito que ha alcanzado.
El escultor trabajando en su estudio
En mayo envió a su padre el retrato del abogado y político Eduardo Domínguez Alfonso con el fin de que éste lo entregara al alcalde, Tomás Pérez Acosta, para que se colgara en los salones del Ayuntamiento de La Orotava.
Durante su permanencia en Madrid el prestigio alcanzado por el joven escultor se consolida y constituye un motivo de orgullo para sus comprovincianos: …”El hecho de ser en este año uno de los pocos pensionados por el Círculo de Bellas Artes de Madrid para seguir sus estudios en Roma, revela a todas luces que el señor Perdigón no corresponde a ese montón anónimo de artistas que a Madrid van y de Madrid vuelven, sin otros conocimientos que los que la práctica les ha enseñado. El joven señor Perdigón lleva consigo lo que es imprescindible en todo artista; lo que hace al artista: la inspiración, ese don inapreciable del alma. Nos congratulamos, pues, de este nuevo triunfo logrado por el señor Perdigón, y de todas veras deseamos que el éxito definitivo corone los esfuerzos de este esclarecido paisano que no necesita estar adornado de la grave distinción inglesa para llegar adonde sólo llegan los privilegiados”.
Pensionado nuevamente por la Diputación Provincial de Canarias para proseguir sus estudios en Madrid, comienza a realizar el busto del culto pedagogo Viera y Clavijo que, diez años más tarde, se instalaría en un elegante pedestal en el recinto ajardinado por el que se accede al Instituto de Canarias en San Cristóbal de La Laguna.
Será en este año de 1915 cuando Jesús María Perdigón obtenga sus primeras críticas, en extremo favorables y alentadoras, escritas por conocidos comentaristas de arte establecidos en la Villa y Corte, que inmediatamente generaron otras debidas a plumas no menos conspicuas, habituales en la prensa del archipiélago.
Busto de Viera. Los Realejos. Tenerife
A finales del curso expuso en el salón de que disponía el Círculo de Bellas Artes en la calle del Prado junto con otros tres artistas.
José Francés publicó en La Esfera un artículo profusamente ilustrado con numerosas fotografías entre las que figuraban un retrato del artista y dos reproducciones de obras suyas. De Jesús María Perdigón podía leerse: …”pensionado del Círculo de Bellas Artes, ha celebrado, con otro compañero suyo y los dos paisajistas Robledano y García Lesmes, una exposición de varias obras suyas, en el saloncito que posee el Círculo en la calle del Príncipe. Dos retratos, una cabeza de estudio y un desnudo, constituían el envío de Perdigón. Las cuatro obras responden al credo estético de la serenidad, de un reposo tranquilo, verdaderamente estatuario. Modela con mano firme, con una gran sobriedad de planos que hacen presentir el futuro artista enamorado de la simplificación, de la estilización. El desnudo titulado Ofrenda, revela, además, sensibilidad y buen gusto. Causa en el espectador la sensación plácida, aquietadora, que sigue siendo, y seguirá por los siglos de los siglos, la cualidad primordial de la escultura. En las otras tres obras se manifiesta más clara esta buena orientación estética del joven artista canario. Lo mismo en la Cabeza de muchacho que en el Retrato de mi padre, hay una limpia y pura sobriedad, que luego, en la Cabeza de mujer, se acusa y afirma, estilizando hasta un extremo que sólo pueden alcanzar los que dominan la técnica de su arte”…
El periodista canario Mariano Daranas, colaborador del diario madrileño La Acción, envió a la Gaceta de Tenerife, un extenso comentario en el que trazaba un detallado retrato del artista: …”El físico y la indumentaria de Perdigón son, en cierto modo, absurdos. Me explicaré, ante el probable casi seguro signo de extrañeza que hará el lector. Perdigón no tiene melenas, ni lleva chalina, ni usa sombrero rembrandt. Todo ello, y algún otro detalle suyo que conozco, nos dice, bien elocuentemente que Perdigón no es un extravagante ni un rebelde, ni un inquieto. Su arte es franco, diáfano y trasparente como un rostro sonrosado de niña. Su porte, su conversación y su gesto dentro están siempre de los límites de la corrección y la sencillez. Ni exagera las maneras ni extrema el aliño y acicalamiento de su persona como Néstor ni está reñido con el peluquero y con algunas otras cosas más, como un núcleo, más o menos numeroso de pintores, escultores, músicos, poetas y caricaturistas, ferviente admirador de Carrere, el príncipe-cantor de la Bohemia. Y ello habla bien de nuestro amigo. Ello quiere decir que abriga el sano criterio de que para triunfar y asirse a la Gloria no es preciso salirse violentamente —grotescamente, nos atreveríamos a decir— del plano del trato social, común a todos los hombres… Perdigón es un enamorado de la Belleza plácida, serena, tranquila, como la comba azul de nuestro cielo y el pomposo y tierno paisaje de su lugar natal. Florece en sus esculturas un semiquietismo que da al espíritu una impresión de bienestar y pureza. No son sus obras de las que subvierten e inquietan el ánimo de quien las contempla ni de las que aguijonean la carne y la encienden su ansias impuras, no. La sensación que producen es de reposo, de mansedumbre y de sosiego, en una palabra: la emoción estética, elemento indispensable, esencial, capital de toda obra artística. El modelado de Perdigón es firme y seguro, sin languideces ni brusquedades. Los trazos del retrato de su padre están virilmente acusados, y revelan una técnica exquisita y depurada. El desnudo que titula Aroma es realmente cautivador. Consiste en una joven que aspira con deleite el perfume de unas flores, prisioneras de sus manos. La línea en esta figura es un soberbio alarde de sobriedad y buen gusto. La expresión es de una castidad y limpidez, verdaderamente inefables. El triunfo de Perdigón ha sido resonante, definitivo. Todos los diarios de esta corte, las revistas ilustradas y los críticos más eminentes proclaman a Perdigón de los primeros escultores jóvenes de España, augurándole cercanos días de gloria. El nombre de este artista canario, representa, ya, pues un positivo y sólido valor”…
Adolfo Cabrera-Pinto y Pérez
Aspirante a la plaza de profesor de modelado en 1917, prosigue su formación en Madrid y, ya en abril de 1918 vuelve a exponer, en esta ocasión en las salas del Ateneo de Santa Cruz de Tenerife, un busto del abogado y político Emilio Calzadilla Dugour que acaba de dar por terminado.
El Círculo de Bellas Artes de Madrid le encomendó, en noviembre de 1918, la ejecución de una lápida conmemorativa para que fuera colocada en la casa en la que había fallecido el músico Manuel Fernández Caballero y al año siguiente, se recibieron en La Habana los bustos de Viera y Clavijo y Galdós que le había encargado la Asociación Canaria establecida en dicha ciudad.
La esculturas de Perdigón fueron transportadas de Madrid a La Habana sin gastos de ningún género, pues tanto los ferrocarriles españoles con la Compañía Trasatlántica se negaron a cobrar los gastos de envío de las mismas. Estos monumentos no fueron inaugurados hasta 1930.
En 1921 contrajo matrimonio Jesús María Perdigón con Virginia González-Pola, hija del escultor Julio González-Pola y García, vicepresidente del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y al año siguiente se le premia con una segunda medalla en la Exposición Nacional de este año.
Francisco Fajardo
Sus preocupaciones artísticas le llevaron a divulgar desde La Gaceta de Bellas Artes y desde la prensa madrileña algunos de los valores artísticos de la imaginería y pintura de su isla natal con especial interés en la obra de Roldán, Luján Pérez, Fernando Estévez o Luis de la Cruz, aportando en alguno de ellos datos de particular interés para la historiografía artística.
En 1922 presentó obra a la Exposición Nacional de Bellas Artes, logrando la Segunda Medalla con la obra “Niña ciega”.
En 1923 es profesor de modelado del Instituto Nacional de Sordomudos, con un sueldo de 3.000 pesetas, plaza que ganó por oposición.
Un año más tarde, gana el concurso organizado por el Círculo de Bellas Artes para dedicar una placa a Bretón.
En 1925 el Museo de Arte Moderno adquiere su “Cabeza de ciego” por 1.500 pesetas.
A la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1926 presentó la obra “Madonna”. En La Correspondencia Militar se leía acerca de la misma: …”se traía de un bello grupo admirablemente concebido en el que el gran artista quiere dar una delicada idea del sentimiento maternal, logrando, sin recurrir a efectivismos teatrales, emocionarnos y convencernos plenamente. Con amplitud de técnica están modeladlas las figuras; pero, en nuestra opinión, hay más acierto en la de la madre, que nos recuerda en su serenidad las hermosas Tanagrinas helénicas.
En 1927 Jesús María Perdigón realizó un busto en bronce del historiador de Canarias José de Viera y Clavijo, natural del Realejo Alto. El escultor viajó a la isla en compañía de su esposa y su pequeña hija.
Un amplio grupo de artistas e intelectuales de Tenerife, vinculados al Círculo de Bellas Artes, organizó antes de su marcha un banquete en su homenaje que tuvo lugar, en el Hotel Aguere de La Laguna, al que asistieron también varios representantes de otras instituciones políticas y culturales de la Isla.
Agustín de Bethencourt y Molina, Puerto de la Cruz, Tenerife
En 1927 Perdigón participó en la Exposición Internacional de Arte Moderno de Barcelona, a la que había enviado varias piezas, entre ellas una titulada Maternidad y el busto de su padre, que merecieron elogios de la crítica, muestra en la que actuaría de jurado dos años más tarde.
En la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, actuó como Jurado en representación de la Asociación de Pintores y Escultores.
Quizá la obra popularmente más conocida de Perdigón sea el busto de Mariano José de Larra, Fígaro, que por iniciativa del Circulo de Bellas Artes de Madrid se levanta en la actualidad sobre un pedestal de granito en los jardines de la calle de Bailén, frente a la catedral de La Almudena, que fue inaugurado en 1930.
El busto del arcediano Viera, vaciado en bronce por encargo de la Asociación Canaria de La Habana en 1918, fue finalmente instalado en una plazoleta de los jardines del sanatorio Nuestra Señora de la Candelaria, frente a la iglesia, en la quinta edificada por dicha sociedad e inaugurado el 9 de diciembre de 1930.
Emilio Calzadilla, Parque García Sanabria, Santa Cruz Tenerife
Poco antes había tenido lugar un acto semejante con el otro busto encargado a Perdigón, retrato de Benito Pérez Galdós, que se ubicó en la Casa de Salud de la repetida institución.
Jesús María Perdigón era ya profesor de Modelado y Vaciado en la Escuela Central de Artes y Oficios Artísticos de la que fue, durante años, secretario.
En 1932, el director de la Escuela de Artes y Oficios regaló al Ayuntamiento de Madrid un busto en piedra del gran artista madrileño Leonardo Alenza Nieto, ejecutado por los alumnos de la clase de modelado de dicho centro, bajo la dirección de Jesús María Perdigón. Fue situado en el parque del Retiro y dos años después se le nombró vocal del Consejo Nacional de Cultura, con cuyo motivo le fue ofrecido un banquete-homenaje por sus compañeros.
Directivo de la Asociación de Pintores y Escultores, participó en el consejo de redacción de la revista Gaceta de Bellas Artes, en la que publicó, aparte de otros trabajos, diferentes artículos sobre los escultores canarios Luján Pérez y Fernando Estévez, el pintor de cámara Luis de la Cruz y Ríos, etc., que contribuyeron a divulgar entre los lectores madrileños algunos de nuestros valores artísticos insulares.
En un importante artículo que publicó en Abc en 1943, dio a conocer como obra de Pedro Roldán, con la colaboración de su hija Luisa la Roldana, el magnífico Cristo de la Columna de la iglesia de San Juan de La Orotava, traído de Sevilla en 1689 por el canónigo de Canarias Francisco Leonardo Guerra.
Firma del artista
Monumento a Viera, Quinta Canaria de La Habana
Jubilado desde 1958, falleció Jesús María Perdigón, en Madrid, el día 30 de septiembre de 1970.
De su necrológica, firmada por el doctor Hernández Perera, reproducimos los últimos párrafos:
…”De su producción escultórica obrada en Madrid proceden bastantes bronces que pueden verse en las plazas de Tenerife, como el de Viera y Clavijo en la del Realejo Alto, el de don Enrique Fajardo [sic por Francisco] en el parque de Lorenzo-Cáceres en Icod, el busto de don Emilio Calzadilla que hace poco se colocó en el parque municipal de Santa Cruz de Tenerife, o el excelente monumento a don Agustín de Béthencourt y Molina, acaso su última obra, que le encargó el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz y se alza frente a la casa natal del gran inventor e ingeniero. De bronce es también la Niña ciega y Cabeza de anciana que se guardan en el Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife. Una Virgen de Candelaria suya fue donada por la colonia canaria de Madrid al obispo Pérez Cáceres, con ocasión de su consagración episcopal.
Otras obras, imágenes religiosas, han quedado en Madrid, tales la Virgen del Carmen de la capilla del Ministerio de Marina, Iglesia del Caballero de Gracia, o la Piedad que proyectó para el Valle de los Caídos [réplica, policromada en madera, en la Colección Muguruza] y no llegó a tallarse en granito, sustituida por la de Juan de Ávalos que corona la portada de la basílica de Cuelgamuros. Centro de una tertulia a la que acudían artistas y críticos y en la que tanto él como su entrañable amigo el catedrático Rafael Láinez Alcalá mantenían vivo el recuerdo y la estimación del arte canario. Perdigón sorprendía e ilustraba a todos con su memoria prodigiosa y unos conocimientos históricos poco comunes. A la Universidad de Tenerife donó libros y revistas de arte y una colección de fotografías de escultura española, singularmente granadina, que han engrosado el fichero del Departamento de Arte. Desde su hogar madrileño de la calle Alcalá 155, mantuvo hasta el fin un insobornable cariño a su tierra, de cuyas riquezas artísticas y naturales fue propagandista apasionado”…
En Madrid vivía en la calle Jordán, 9
Busto de Mariano José de Larra situado en los jardines de la calle de Bailén, frente a la catedral de La Almudena de Madrid
Galdós. Busto de la Asociación Canaria de Cuba
Jesús María Perdigón y la AEPE
Ejerció de crítico de arte con el seudónimo de Perdreau, en varias publicaciones, como Arte Español y la Gaceta de Bellas Artes, de la que formaba parte del comité de redacción.
Nombrado Socio de Mérito en el Salón de Otoño de 1925.
Fu además Vocal de la Junta directiva de la Asociación de Pintores y Escultores del 25 de febrero de 1927 a 1929, siendo secretario interino en 1927.
Presentó obra al V Salón de Otoño de 1924:
444.- Cristino, busto en mármol.
Al VI Salón de Otoño de 1925 presentó:
436.- Estudio de torso, yeso.
437.- Retrato, yeso.
Luis Francisco Benítez de Lugo, marqués de la Florida
Maternidad
Algunas de sus obras fueron publicadas en La Esfera
Más información en https://lopedeclavijo.blogspot.com/2015/03/jesus-maria-perdigon-1888-1970-algunas.html