Por Mª Dolores Barreda Pérez
Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes
de la Asociación Española de Pintores y Escultores
La Gaceta de Bellas Artes 1929: José Francés
Con el nuevo año dio también nuevo cambio la orientación de la Gaceta de Bellas Artes, que ahora dirigía el escritor, crítico de arte, Académico de Bellas Artes de San Fernando y Presidente de la Asociación, José Francés.
Comenzó en enero con un Propósito en el que expresaba querer ampliar el número de páginas, las perspectivas ideológico-estéticas y sus legítimas aspiraciones de difusión como revista profesional y popular a la vez. Había una parte de noticiario artístico cada vez menos apoyada en las noticias oficiales, que publicaban la Gaceta de Madrid o los boletines ministeriales, y centrada más en lo referente a los asociados en cuanto a artistas. La nueva Gaceta, con 16 páginas en couché y otra en papel pluma, costaba 375 pesetas.
José Francés y Sánchez Heredero ingresó en la Asociación de Pintores y Escultores en 1915 y desde el primer momento, se involucró en las actividades de la entidad.
Así, en 1915, siendo Presidente José María López Mezquita, en la exposición que la AEPE celebró en Zaragoza de artistas aragoneses, que incluía 26 obras del maestro Zuloaga, aragonés por adopción, se dio a la inauguración una excepcional importancia, impartiendo una conferencia de presentación del acto José Francés.
Además de las colaboraciones en la Gaceta de Bellas Artes, en 1924 José Francés respondió ante la Academia de Bellas Artes de San Fernando informando sobre las actividades de la AEPE, como trámite para la concesión de subvenciones y a petición del subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Entonces, ya decía entre otras cosas: …”Casi paralela a esta labor tan fructífera y bien orientada del Salón de Otoño, la Asociación de Pintores y Escultores viene realizando la otra, no menos feliz y didáctica de su revista”…
En 1928, la Asamblea General de la AEPE votó el cargo de Presidente, que recayó en José Francés. La Junta Directiva organizó entones comisiones de Reforma de Reglamento, Cooperativa, Gaceta de Bellas Artes, Salón Nancy, etc. y se hicieron gestiones acerca del Presidente del Consejo de Ministros para encontrar un local adecuado para la Asociación de Pintores y Escultores, quien respondió mediante oficio dándose por enterado, pero diciendo que el local pedido, el llamado Palacio de Hielo, dependía del Ministerio de Marina. Se pensaba como local en el llamado Palacio de Hielo.
El Presidente, José Francés, dimitió a mitad de año por razones personales que explicó en una larga nota, que se leyó en junta directiva de 6 de junio, que …”Con verdadero sentimiento y luego de haber meditado bastante … y motivado por el poco tiempo de que dispongo para actuar por entero a favor de nuestra Asociación y el abandono en que tengo desde hace años mi obra literaria personal de cuyo producto vivo únicamente” …
Pese a su dimisión, José Francés no estuvo nunca alejado de la entidad, participando y colaborando a través de sus escritos y de sus múltiples gestiones en beneficio de la institución que un día presidió, impartiendo conferencias, participando en homenajes y de una u otra forma, se mantuvo estrechamente ligado a la Asociación de Pintores y Escultores.
Su colaboración permanente en la Gaceta de Bellas Artes es todo un referente, como el número que en 1934 dedicó la Gaceta a Pinazo, escrito íntegramente por José Francés.
José Francés y Sánchez Heredero
FRANCES SANCHEZ HEREDERO, José Cr. 1915 22.jul.1883 MADRID 10.set.1964
Presidente de la AEPE
Socio de Honor
Retrato de José Francés, por José María López Mezquita
José Francés y Sánchez-Heredero nació en Madrid el 22 de julio de 1883. De ascendencia asturiana, su padre, José Francés y Álvarez de la Perera, era funcionario del gobierno (comisario de policía) que también ejerció de periodista y publicó el libro compendio de sus artículos, “Galeradas”. Su madre, Teodora Sánchez Heredero González Posada, era valenciana.
El matrimonio tuvo otra hija, Amalia, que nació en Manila, Filipinas, el 26 de abril de 1885.
Los continuos destinos que el trabajo de su padre tenía, hicieron que comenzara los estudios elementales en Madrid, los continuara en Granada y que el bachillerato estuviera a caballo entre el instituto Cardenal Cisneros de Madrid, León, Ciudad Real y Oviedo, donde se graduó.
José Francés quiso ser pintor, más concretamente quería ser caricaturista, utilizaba incluso el pseudónimo de “Córcholis”, pero se dio cuenta que no tenía buenas facultades y decidió escribir sobre arte.
Con diecisiete años comienza a publicar sus primeros cuentos en las revistas Gente Conocida y Vida Galante, teniendo como guía, consejero y amigo a Eduardo Zamacois, y en Alma Española, a partir de 1903.
Sus preferencias son la literatura, el arte y la caricatura, y ya en 1904 realiza algunas críticas de arte sobre la Exposición Nacional de Bellas Artes.
Retrato de José Francés, por Marceliano Santa María
Mientras iniciaba su actividad en el Madrid literario de esos años, preparó unas oposiciones al Cuerpo de Correos, en el que ingresó el 15 de enero de 1904.
Hacia 1905 trabajó en La República de las Letra, semanario fundado por Blasco Ibáñez, bien con colaboraciones literarias, bien con traducciones.
En esta época se pusieron muy de moda las colecciones de novelas cortas y de cuentos, publicaciones literarias asequibles al público, por su precio y por su contenido y extensión.
En 1904 uno de sus cuentos es premiado por la revista Blanco y Negro y dos años más tarde, obtiene el segundo premio de cuentos de El Liberal.
Trabajador, honesto, altruista, lo describen también como un ácrata romántico, apasionado y radical, poco a poco fue publicando sus cuentos, críticas literarias y escritos en los mejores diarios nacionales y revistas del momento: Nuevo Mundo, La Lectura, Renacimiento, Nuestro Tiempo, Heraldo de Madrid, Los lunes de El Imparcial, Blanco y Negro, Revista Crítica, Ilustración Española y Americana, Ilustración Artística, Vida Socialista, Letras y El Fígaro, de la Habana.
En 1907 publica un libro de cuentos, Miedo, y Guignol, teatro para leer. Este último supone un nuevo reto, el teatro. José Francés presenta su primera obra escénica en 1908: “Cuando las hojas caen. Comedia en un acto y en prosa”, estrenada en el Teatro de Arte.
En el reparto de la obra, aparecía la actriz granadina Rosario Acosta, de la que se enamora perdidamente y con la que se casará en primeras nupcias.
Dirigió el teatro Cervantes de Madrid durante los años 1909 y 1910. Estaba situado en la Corredera Baja de San Pablo, 39, y era el competidor de su vecino, el teatro Lara.
Dos Retratos de José Francés, por Antonio Solís Ávila
En 1910 se encuentra ya dedicado de lleno a la novela y a la crítica de arte, iniciando su labor de conferenciante, lo que muestra ya a un José Francés con capacidad o deseo de liderazgo, de hacerse notar, de facilidad de palabra. A lo largo de su vida pronunciaría más de dos millones de ponencias tanto en España como en el resto de Europa.
Trabajador incansable, tradujo numerosas obras de Gorki, Sir Arthur Conan Doyle, Clemenceau, Merejkowsky, Edgar Allan Poe, Baudelaire, Nietzsche, Alejo Kuprin, Paul Hervieu, Faguet, Stendhal, y hasta Las canciones de Bilitis, los poemas eróticos de Pierre Louÿs.
José Francés había comenzado su carrera con un realismo costumbrista, pero fue tornando hacia la estética modernista de la valoración de lo accesorio, a la importancia de las sensaciones, de la sinestesia, de las descripciones sensoriales, con una prosa que tiene retórica y preciosismo, y de la que son ingredientes fundamentales tanto el lenguaje castizo y popular, como las palabras cultas clásicas y neologismos, asimismo, cultos.
En 1913 publica la novela La danza del corazón, que le consagra como escritor literario. Se describe en ella el mundo bohemio de la farándula, el cual conocía Francés a la perfección.
En 1914 el crítico Ventura García Calderón en la Revista de América, observa el cambio producido en la obra y en la personalidad de Francés: …“Mientras España está matando el tiempo, este hombre vive cada minuto intensamente por la fiesta de concebir. Pocos nos dan mejor la imagen de caldera a alta presión, de fuerza en marcha. Con igual acierto escribe crónicas, críticas de arte, novelas, cuentos, comedias. Como Galdós va elevándose un monumento de libros. ¿Son treinta ya? Periodista de lo raro, de los contados que concilian la profesión con el arte de buen decir y original pensar, logra tener talento cada día. Sus crónicas son frescas, matinales. Están ágilmente escritas en una prosa jaspeada y anhelante, como no vemos en España con frecuencia. Parecen improvisaciones admirables, la abundancia mental de un espíritu colmado que se desborda en frases rápidas”…
Fotografía de José Francés
Ese mismo año, comienza la publicación de la revista La Esfera, una publicación de corte conservador que trataba de armonizar la tradición y la modernidad en todos los terrenos, pero sobre todo en el artístico, ya que el tema político estaba ausente. Una revista que contribuyó a formar en el gran público el interés por los temas de cultura, conocimiento del arte, exposiciones, patrimonio artístico español…
José Francés en La Esfera firma muchos artículos con su nombre, pero otros muchos con el seudónimo de Silvio Lago. Esto le posibilitaba escribir en diversos medios a la vez, publicando incluso artículos similares.
Silvio Lago era el nombre del protagonista de una novela de Emilia Pardo Bazán, y José Francés lo adoptó para firmar sus críticas de arte, con las que se consagró.
Pero Francés utilizó además otros seudónimos. En algunas cartas firmaba como Diego de Mañara, en otras como Juan Postal, utilizado al escribir sobre temas relacionados con Correos, y muchos otros textos que podrían ser suyos, por su estilo característico y que, sin embargo, aparecen sin firmar.
José Francés era el crítico de La Esfera, al igual que Manuel Abril lo era de Blanco y Negro o Juan de la Encina, de la revista España, las grandes publicaciones del momento, que provocaban una cierta competencia entre sus escritos artísticos y que redundó sin duda alguna, en beneficio del arte y las letras.
Francés continúa su labor como crítico de arte y como conferenciante. AI finalizar el año 1914 inicia una de las empresas más queridas por él, acorde con su defensa de la caricatura como Bella Arte. Organiza una exposición de humoristas, bajo el título de Salón de Humoristas, como defensor y alentador de los artistas que a ellos se presentan.
En 1915 inicia la publicación de El Año Artístico, volumen que recoge el comentario del autor sobre los acontecimientos artísticos anuales más importantes desde su punto de vista. Esta obra aparecerá, año por año, hasta 1926, en que deja de publicarse por dificultades editoriales.
Retrato de José Francés, de Rafael Barradas
En marzo de 1917 participó activamente en la preparación de la Exposición Nacional de Bellas Artes, iniciando así una actividad en torno a estas muestras que se hará cada vez más frecuente.
Su prestigio en el terreno artístico ya está consolidado cuando en 1919 se publica el cuarto tomo de El Año Artístico 1918, cuya obra es declarada libro de texto en tres universidades americanas, como historia del arte moderno español.
Francés se centra entonces en la divulgación de una serie de monografías de artistas, empresa en la que colabora con Martínez Sierra, alcanzado la madurez y el éxito. Ya es requerido por personas e instituciones de importancia, que le consideran una persona con criterio.
Simultanea la actividad novelística y artística, en los años en los que la novela corta triunfa en España frente a la novela folletinesca y por entregas. José Francés es uno de esos novelistas cuyo nombre se repite constantemente en estas colecciones, y que contribuyó en esta etapa de la literatura española a dar un impulso grande a un género muy español.
En estos años 20 José Francés vivía en Madrid en la calle de Goya, 2. Su esposa, Rosario, se trastorna y es internada en un sanatorio.
José Francés y su primera esposa, Rosario Acosta en su casa, en 1925
Y José Francés redobla su actividad. Crea su propia tertulia en un Café de Jorge Juan, en la que sus componentes eran fundamentalmente humoristas y donde se trataba de animar y mejorar la ilustración editorial, el arte decorativo, el dibujo, el arte de la caricatura. Concurrían a ella Bartolozzi, Xaudaró, Ramírez Angel, José Pinazo, Victorio Macho, Fresno, Luis de Tapia, Sáenz de Tejada, Sancha, Bujados, Baldrich, Echea, Manchón, Solana, K-Hito, Nestor y otros más.
Retrato de José Francés, por Bernardino de Pantorba
José Francés gusta también reunir a sus amigos en casa para conversar sobre temas literarios, artísticos y culturales, en general. A ella acuden escritores como Diego San José, Pedro Mata Domínguez, Pedro de Répide, José María Carretero o El Caballero Audaz, Ballesteros de Martos, Victorio Macho, y otros escritores y colaboradores de La Esfera, y artistas de todo tipo.
En 1922 es elegido miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, cargo en el que realizará un espléndido trabajo como Secretario Perpetuo a lo largo del resto de su vida.
En esa época, en una representación en el Teatro del Liceo de Barcelona, conoce a Áurea de Sarrá Adriá, una bailarina clásica con la que convive a partir de entonces y con la que se casa tras divorciarse de su primera esposa, internada en un sanatorio mental. Además, adoptó al hijo de Áurea en 1922, el catedrático de psicología social en la Universidad de Columbia, en Nueva York y funcionario de la Organización de los Estados Americanos, Alberto Francés.
Vinculado a Avilés, donde solía pasar la temporada estival desde 1921, fue mecenas de algunos artistas locales, como el escultor Antonio Rodríguez García, y su Ayuntamiento lo nombró hijo adoptivo en 1926.
En 1931 publica Almanaque. Escolios del año, recopilación de escritos breves sobre muy diversos temas, entre ellos el recuerdo de Asturias y sus costumbres, muy conocido por Francés pues era el lugar de veraneo habitual de estos años, aparte de estar ligado a la región por vínculos familiares, sobre todo con Avilés.
José Francés en 1930
Otra de sus aspiraciones se ve también colmada, al ser llamado como miembro de los Jurados de las Exposiciones Nacionales, trabajando siempre por mejorarlas a través de sus comentarios y propuestas.
Al comenzar la guerra civil, José Francés permanecerá en principio en Madrid junto a su familia. Presenciando algunos horrores de la guerra, sobrevivió gracias a la ayuda que le prestaron los carteros, y en un momento dado, tuvieron que refugiarse en la Embajada de Rumanía, ya que fueron a buscar a Áurea para asesinarla debido a su condición de terrateniente.
Fue una época de absoluta tristeza. La sobrina de su esposa Rosario Acosta, Constanza, a la que José Francés quería como a una hija, estaba casada con Enrique Estévez Ortega, quien también dirigió la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE. Su asesinato el 29 de agosto de 1936 lo vivió como un suceso atroz: fue sacado a la fuerza de su domicilio y su cuerpo no fue encontrado hasta el 5 de septiembre en la Ciudad Universitaria, horriblemente mutilado.
Ya viuda, Constanza convivió siempre con su tío y con Áurea.
En 1937 falleció su madre y solo un año después, su hermana Amalia y también su padre.
Quizás lo que más caracterizó a Francés durante la guerra fue el temor vivido por todos aquellos hechos que le hicieron quedar como sin vida, apagado, escuálido y empalidecido.
Desconocemos en que momento de la guerra civil la familia tuvo que salir de Madrid, pero la situación económica de Aurea de Sarrá, que poseía una gran fortuna y fincas en Cataluña, hacían temer lo peor. Y allí se dirigió la familia.
Cuando volvieron a Madrid se encontraron con que habían entrado en su casa y ya José Francés no quiso recordar la guerra civil nunca más. Era amarga para revivirla y le atemorizaba la censura. Nunca escribió sobre ello. Según parece, económicamente tampoco lo necesitaba. Consiguió vender algunas casas que poseía la familia en Cuba, lo que unido al patrimonio de Aurea de Sarrá les permitió vivir holgadamente.
La posguerra ocupa a José Francés en la organización y reactivación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y sobre todo, en la puesta en marcha y funcionamiento de la actividad artística. La crítica de arte quedaría todavía relegada a segundo término durante unos años.
Tras la guerra, los veranos los pasaría en la torre de Arenys d’Empordà, que se convirtió en el lugar de encuentro veraniego de artistas, en torno a la luz influyente de José Francés, que llevó a la torre muchas de sus pinturas de los salones de su palacio de Madrid y también la biblioteca.
José Francés impartiendo una conferencia en 1947
Los años cuarenta comenzaron con una dedicación amplia a la Academia de Bellas Artes y sus actividades, en general, desde su cargo de Secretario Perpetuo, participando como Jurado en distintas Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, organizando otras exposiciones, como los Salones de Humoristas y otras instituciones como el Circulo de Bellas Artes.
No abandona su actividad como escritor ni como crítico de arte, aunque no con la profusión que lo hacía en los años anteriores a la guerra, y en colaboraciones puntuales en revistas especializadas en temas artísticos.
Quien le conoce no duda en calificarle de trabajador incansable, madrugador, constante en el trabajo cotidiano y capaz de diversificarse entre su actividad en Correos, donde llega a ser Jefe de Administración de Primera Clase y Jefe de la Biblioteca y Museo Postales de la Dirección General de Correos y Telecomunicación, y sus actividades relacionadas con el ámbito artístico.
En el año 1941 escribe Judith, tragedia con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura.
En 1950 fallece su esposa, Rosario Rodríguez Acosta, de la que se había divorciado antes de la guerra, divorcio que quedó anulado con el nuevo régimen. Es entonces cuando contrae matrimonio con Áurea de Sarrá, con la que convivía desde los años treinta. Él tenía sesenta y siete años, ella sesenta y uno.
El 25 de junio de 1963 la Academia de Bellas Artes de San Fernando le rindió un homenaje con motivo del 40 aniversario de su ingreso y su dedicación como Secretado Perpetuo de la misma. Se le entregó una bandeja de plata con las firmas de los Académicos participantes y el evento casi coincidió con su ochenta cumpleaños. Dedicó la mitad de su vida a la Academia y ésta se lo agradecía.
En su casa de Madrid, junto a Áurea de Sarrá
Académico de Bellas Artes de San Femando, era correspondiente de la Real Academia de San Carlos de Valencia, de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, de Bellas Artes de San Jorge, de la Academia Nacional de Artes y Letras de la República de Cuba, Académico de Honor de la Academia Iberoamericana de Historia Postal, Jefe de administración de primera clase del cuerpo de Correos y Jefe de la Biblioteca y Museo Postales de la dirección General de Correos y telecomunicación, Miembro Honorario del Comité Cultural Argentino, Miembro Correspondiente de la Hispanic Society de América, Socio de Honor de la Asociación de Pintores y Escritores de Madrid, del Círculo de Bellas Artes, además fue Vicepresidente Primero, del Círculo Artístico de Barcelona, del Círculo de Bellas Artes de Valencia, Socio de Honor y Medalla de Honor de Amigos de los Museos de Barcelona, Presidente de la Asociación de Pintores y Escritores, Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, Presidente de la Unión de Dibujantes Españoles, Presidente del Patronato del Museo de Reproducciones Artísticas, Hermano Mayor de la Fervorosa Hermandad de la Cinematografia, Presidente de Honor de El Consejo Nacional de la Acuarela, Caballero con la categoría de Comendador de la Orden de Africa, Socio de Honor de la Sociedad Popular de Cultura e Higiene de La Calzada de Gijón y Presidente honorario de su Biblioteca circulante, Caballero de L’Ordre National de la Légion D’Honor, Sirum Laudisde Bellas Artes de Hungría, oficial de la Legión de Honor y Comendador de las Ordenes de la Corona, de Italia, de la Corona de Bélgica, del Mérito Civil, de España, y del Mérito del Ecuador…
El 10 de septiembre de 1964 y después de una larga enfermedad de varios meses, fallecía José Francés en su residencia de Madrid, de la calle General Goded, 19 (actual calle General Arrando), rodeado de su esposa, su hijo y su sobrina Constanza.
En la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que fue Secretario Perpetuo, se instaló la capilla ardiente, desde donde fueron conducidos sus restos hasta el cementerio de la Almudena.
Le sobrevivió Áurea, que fijó su residencia en Arenys, donde vivió treinta años más en la penumbra, teniendo que vender la colección de arte del crítico para sobrevivir, y que vivirá sus últimos días en la soledad del olvido.
La casa de Arenys d’Empordà es desde entonces conocida como la “Casa Francés”, pasando a manos del único hijo de estos, Alberto Francés.
Hoy en día, la casa está abandonada y en ruinas, teniendo una gran actividad paranormal que incluye la aparición de un misterioso fantasma femenino que se podría identificar como Áurea.
A lo largo de su vida acumuló una biblioteca de diez mil volúmenes y fundó con Marés un museo en el Ampurdán.
Su autoridad como crítico de arte fue indiscutible, igual que como periodista, traductor y novelista.
Fue de los pocos críticos de arte en considerar la fotografía como un arte, publicando al respecto la obra La fotografía artística.
José Francés y Áurea de Sarrá en un acto en 1935
En 2018 se celebró en Avilés la Exposición de Filatelia ExfiAvilés, en el Palacio de Valdecarzana, muestra que rindió homenaje a José Francés.
Correos y el Grupo Filatélico Avilesino emitieron un matasellos homenaje en el 135 aniversario de su nacimiento en Madrid y también pusieron en circulación un sello personalizado.
Novelas
Dos cegueras, Madrid: Fernando Fe, 1903. Abrazo mortal, Barcelona: Sopena, 1903. El alma viajera, 1908 y Madrid: Mundo Latino, 1923. La guarida, Madrid: Renacimiento, 1910. La débil fortaleza, 1913. La danza del corazón, Madrid: Llorca y Compañía, 1913. La mujer de nadie, Madrid: SGELP, 1915. Como los pájaros de bronce, Madrid: Renacimiento, 1917. El hijo de la noche, Madrid: Mundo Latino, 1922. La raíz flotante, 1922. Dos hombres y dos mujeres. (Vidas en penumbra). Madrid: Ed. Mundo Latino, 1923. El café donde se ama, Madrid: Mundo Latino, 1924. Los muertos vivos, 1930 Rostros en la niebla. Madrid: Ed. Renacimiento, 1931. Los muertos viven. Madrid: Ed. Renacimiento, 1933. Su Majestad, s. a. La peregrina enamorada. Novela en quince episodios, Madrid: Calleja, s. a.
Cuentos y colecciones de novelas cortas
Miedo, Valencia: Prometeo, 1908 (colección de cuentos). Páginas de amor, 1912 (colección de cuentos). La ruta del sol, 1912 (cuentos). La estatua de carne, Madrid: SGELP, 1915. El misterio del Kursaal, 1916. 2.ª ed. Madrid: Mundo Latino, 1923. El muerto, novelas cortas. Madrid: Mundo Latino, 1920. Sortilegio, novelas cortas El espejo del diablo, cuentos. Madrid: Librería internacional, 1917. Cuentos del mar y de la tierra, Entre el fauno y la sirena, cuentos. Adán y Eva.
Teatro
Guignol. Teatro para leer’. Madrid: M. Pérez de Villavicencio, 1907. Más allá del honor. Comedia dramática en un acto. Madrid: Imp. S. Velasco, 1908. La doble vida, drama en dos actos y en prosa. Madrid: Imp. S. Velasco, 1910. Libro de estampas. Paso de comedia. Madrid: Imp. S. Velasco, 1910. El corazón despierta. Comedia en un acto y en prosa. Madrid: Imp. S. Velasco, 1911. La bondad en el engaño. Comedia en un acto y en prosa. Madrid: Imp. S. Velasco, 1909. La moral del mar. Comedia en un acto y en prosa, Madrid: Imp. S. Velasco, 1909. Cuando las hojas caen, Madrid: Imp. S. Velasco, 1909. Con Federico Leal, Lista de Correos, sainete. Judith. Tragedia en seis jornadas, Madrid: Afrodisio Aguado, 1944, Premio nacional de literatura dramática.
Otros
Miradas sobre la vida. Escoliario. Madrid: Biblioteca Hispana, 1925. De la condición del escritor. Madrid: Ed. Páez, 1930, ensayos sobre escritores admirados. El hombre y el río. Madrid: Ed. Aguilar, 1954. Mientras el mundo rueda. Glosario sentimental. Madrid: V. H. de Sanz Calleja, Editores, s. a.
Crítica de arte(no se incluyen sus catálogos, conferencias y discursos)
Eduardo Rosales. Monografías de arte. Madrid: Biblioteca Estrella (c. 1919-1920). Federico Beltrán Masses. Monografías de arte, Madrid: Biblioteca Estrella (c. 1919-1920). Gustavo de Maeztu. Monografías de arte. Madrid: Biblioteca Estrella (c. 1919-1920). José Clará. Noticia biográfica y crítica. Monografías de arte. Biblioteca Estrella, (c. 1919-1920). José María López Mezquita. Monografías de arte. Madrid: Biblioteca Estrella, (c. 1919-1920). Manuel Benedito. Monografías de arte. Madrid: Biblioteca Estrella (c. 1919-1920). El mundo ríe. La caricatura universal en 1920. Madrid: Ed. Renacimiento, 1921. Senderos de belleza (Peregrinaciones estéticas). Madrid, Biblioteca Patria, 1923. Obra laureada con el Premio Conde de Mieres. El arte que sonríe y que castiga (Humoristas contemporáneos). Madrid: Ed. Internacional, 1924.
La caricatura. Madrid: Ed. Compañía Iberoamericana de Publicaciones, S. A., 1930. La fotografía artística. Madrid: Ed. Compañía Iberoamericana de Publicaciones, S. A., 1932. Los dibujantes e ilustradores contemporáneos. Madrid, 1945. Madre Asturias. Madrid: Ed. Afrodisio Aguado, 1945. Santiago Rusiñol y su obra. Madrid: Editores Gerona, 1945. Marceliano Santa María. Monografías de arte. Madrid: Ed. Purcalla, (c. 1945). Gutiérrez Solana y su obra (1886-1945) Madrid: Editores Gerona, 1947. Eduardo Chicharro. Barcelona, 1948.
José María Rodríguez Acosta. Madrid: Ed. Espasa Calpe, 1948. El Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Apuntes para una sucínta noticia). Madrid: Instituto de Estudios Madrileños, 1954. El año artístico… Madrid: Mundo Latino (publicó los de 1915, 1916, 1917, 1918, 1919, 1920, 19121, 1922, 1923, 1924, 1925 y 1926).
José Francés y la AEPE
En 1925 fue nombrado Vocal de la Junta Directiva que creó el Directorio para redactar la Ley sobre Protección del Patrimonio Artístico y Cultural.
Representó a la Asociación, y a España, en el Congreso de la Propiedad Artística y Literaria en París, en junio de 1925.
Elegido Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores en 31 enero 1929, dimitiendo en junio de 1929 por tener abandonado aquello que me permite sobrevivir.
En 1929 representó a la Asociación como jurado, entre otras, en la Exposición Internacional de Barcelona, en el Homenaje a María Guerrero, y fue Delegado, en el Congreso de Cooperación Artística Paneuropeo.
Con la AEPE pronunció múltiples conferencias.
En 1934, un número de la Gaceta de Bellas Artes se dedicó a Pinazo, escrito íntegramente por J. Francés.
En 1935 fue nombrado Socio de Honor, título que se acordó conceder después en 1940, seguramente por no haber quedado reflejado la primera vez.