Por Mª Dolores Barreda Pérez
LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA
ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES
Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.
Margarita de Frau
GONZALEZ DE FRAU, Margarita 1981 19.jun.1914 MADRID MADRID
Margarita en una fotografía de 1936
Margarita González Giraud, fue conocida en el mundo artístico como Margarita de Frau.
La fecha de su nacimiento varía dependiendo de la fuente consultada. En algunas se data en 1914, en otras, en 1919, fecha esta última que resulta del todo imposible, ya que si contrajo matrimonio en 1929, no podría haberse casado con solo 10 años. También hay textos en los se le adjudica el mismo lugar y fecha de nacimiento que su marido, José Frau Ruiz (Vigo, 1898). Pero, en su ficha del Registro Nacional de Extranjeros en México, se certifica que la pintora nació en Madrid en 1909.
Y aunque no se puede comprobar que ninguna de estas fechas sea correcta, esta última es la que resulta más convincente en relación con el resto de su biografía.
Pero también es cierto que en la ficha que rellenó cuando se hizo socia de la Asociación de Pintores y Escultores, consignó que había nacido en Madrid, el 19 de junio de 1914, y aunque habría que tener en cuenta que la coquetería reinante en la sociedad de la época, hacía que algunas mujeres se quitaran años, en principio, no tenemos por qué dudar de su palabra.
Hija de un mayordomo real de Alfonso XIII, se conservan dos reportajes en los que la autora explicaba que había comenzado a pintar en el estudio de su hermano mayor, quien al apreciar el talento de la joven, habría convencido a su padre para buscarle un profesor.
De esta manera, contrataron al pintor y también socio de la AEPE, José Frau Ruiz, que en 1929 se convertiría en esposo de Margarita.
Desde ese mismo momento, ella compartió todos sus logros con su marido, minimizando, en ocasiones, su propio mérito y adoptando el apellido de su marido para firmar sus obras, dándose a conocer entonces como “Margarita de Frau” o “Margarita Frau”.
Así, comienza a participar en exposiciones y certámenes públicos.
Interior
El abrazo de la hiedra
Sus primeras menciones en la prensa aparecen en 1932, con motivo de su participación en la Exposición Nacional de Bellas Artes, a la que presentó el lienzo Ventana que mira al puente, llamando la atención de algunos periódicos, que la describieron como “un prodigio de sencillez, de sobriedad y de sentimiento”.
En 1933, el matrimonio expuso en el Museo de Arte Moderno de Madrid, en una antológica dedicada exclusivamente a ellos. La institución se encontraba en un periodo de renovación y apertura hacia las actitudes vanguardistas, liderado por el recién nombrado director Juan de la Encina. De este modo, la exposición de los Frau se integró dentro de la nueva programación de muestras temporales dedicadas a artistas contemporáneos que estaba promoviendo el museo.
La revista Blanco y Negro reproduciría una de las obras más representativas de Margarita, un bodegón titulado Anunciación, y fotografías de El abrazo de la hiedra y otras obras de su marido.
En la Gaceta de Bellas Artes se citaban además, La casa de enfrente, Marina, El tren, Anunciación y Caracola, reproduciéndose estas dos últimas.
Por lo general, las críticas fueron positivas. Antonio de Lezama, por ejemplo, afirmó que la obra de Margarita era “muy moderna en la tendencia y en la técnica, sin que ello excluya la nota emotiva, sencilla y claramente expresada, ni una manera de pintar que acusa un temperamento artístico sólido y firme”.
Además, muchas de las crónicas coincidieron en advertir una evolución estilística opuesta en ambos artistas. Manuel Abril observó en José Frau un cambio hacia la depuración y la sobriedad, mientras que según el crítico, Margarita partía de un dibujo demasiado preciso, superficial y decorativista, para progresar hacia una mayor plasticidad.
La artista en una fotografía de 1934
En Blanco y Negro se decía de Margarita que no llevaba muchos años de pintora, si bien El abrazo de la hiedra contenía “en discreto equilibrio las mejoras de plástica que avanzan y la —aunque fina— excesiva simplificación decorativa que va paulatinamente desapareciendo en provecho de más hondas calidades”.
José Francés, por su parte, terminaba su artículo expresando que “Acompaña en la Exposición a su marido Margarita de Frau con una pequeña colección de diez notas delicadas y sutiles. Indudable discípula suya, orientada hacia un fin coincidente, ostenta, empero, rasgos distintos y anuncia un temperamento capaz de gustos distintos”.
Manuel Abril percibía “una fragancia poética de feminidad exquisita” en sus obras,mientras que en La Gaceta de Bellas Artes se afirmaba que la pintora prestaba “un encanto peculiar” a sus lienzos, en los que “su fina y aguda sensibilidad de mujer, en la que se adivinan ternuras infinitas, resplandece por entero. Sobre todo, en la elección de temas […], como el que titula Anunciación”.
La exposición resultó ser un gran éxito, teniendo en cuenta que él contaba con una trayectoria afianzada, mientras que ella todavía estaba dando unos firmes, pero primerizos pasos en el mundo de las exposiciones públicas. Con los años, la experiencia ganada por la pintora y el creciente interés de las instituciones por la labor de las mujeres artistas, hicieron que el reconocimiento de Margarita en prensa fuera cada vez más notable.
Retrato de Margarita de Frau pintado por su marido, el también socio de la AEPE, José Frau
En 1934, el matrimonio volvió a mostra al público sus obras en la Exposición Nacional de Bellas Artes y sus lienzos, descritos como “excelentes”. Margarita presentó Jardín y Tinta en plata.
En esta ocasión, Margarita logró un mayor reconocimiento que su marido. Su obra Jardines, se reprodujo en la portada del número de la Gaceta de Bellas Artes dedicado a la exposición y Tinta en plata fue merecedora de una medalla de tercera clase concedida por unanimidad, por lo que entró a formar parte de las colecciones del Museo de Arte Moderno, siendo alabada y reproducida en publicaciones como Mundo Gráfico, La Libertad, El Heraldo de Madrid, La Nación…
Estévez Ortega, por ejemplo, definía a la galardonada como “la discípula más predilecta y fiel” de Frau y apuntaba a las diferencias entre ambos: “Tan importante como el color suele ser la anécdota en la obra de Margarita, en a que se puede señalar cierta obsesión literaria puesta al servicio de su exquisita sensibilidad de mujer, plena de ternuras”…
En la misma línea, López Izquierdo señalaba, “La alta crítica quiso eludir el parecido extremo de la obra de Margarita, francamente identificada, o al menos tendenciosa, a la creada por José Frau. La influencia es natural y hasta lógica, y a nada raro obedece esa analogía. La sola diferencia es la que motiva la distancia temperamental del hombre a la mujer. De Frau solo puede decirse que no debe confundirse al apreciar sus lienzos la ingenuidad con la feminidad o delicadeza conceptiva. De Margarita digamos que es una promesa casi ya en sazón, de sana orientación y norma fija, llamada a integrar la airosa hueste de mujeres pintoras”.
Tinta en plata
El galardón obtenido fue celebrado en un homenaje que le dispensaron amigos y admiradores en el Hotel Ritz de Madrid, y al que asistieron Juan de la Encina, y socios de la AEPE como Marceliano Santa María, Julio Moisés, Julio Prieto Nespereira, José Francés, Manuel Abril, Estévez Ortega, Gil Fillol, Manuel Benedito, Timoteo Pérez Rubio, Gregorio Prieto, José Aguiar…
El triunfo y reconocimiento de las obras del matrimonio les llevaron a participar en las Exposiciones Internacionales de Pittsburgh, organizadas por el Instituto Carnegie, una muestra a la que sólo se accedía por invitación expresa de los organizadores y en la que el matrimonio estuvo presente en las ediciones de 1934, 1935, 1936 y 1937, mientras que a la de 1938, solo acudió Margarita.
Estas exposiciones también incluían la venta de obras, siendo además itinerantes por distintas ciudades de Estados Unidos, llegando a museos e instituciones como el Museo de Arte de San Francisco.
Bodegón con ventana
La selección de obras era bastante exclusiva, de forma que de cada país, se incluían solo 20 o 30. La encargada de escoger las obras en España era Margaret Palmer, que ya había asistido al homenaje a la artista en el Hotel Ritz con ocasión de lograr su medalla, quien comentaba siempre su selección a Homer Saint-Gaudens, director de Bellas Artes del Instituto Carnegie, que en alguna ocasión escribió que“esta Frau es más fuerte que su marido, o mejor, es mucho más encantadora”.
En estas exposiciones en EEUU, los Frau compartieron sala con artistas como Salvador Dalí, Picasso, Genaro Lahuerta, Daniel Vázquez Díaz, José de Togores o José Gutiérrez Solana.
A finales de 1934 Margarita participó en el XIV Salón de Otoño con las obras tituladas Ruinas y Cocina o interior, que fueron reproducidas en diferentes publicaciones. También lo hizo su marido con otras obras.
Para Estévez Ortega, Ruinas “era superior a Interior, ya que en el primero la autora conseguía definir su personalidad pictórica, también marcada por la emoción y el lirismo, aunque el segundo demostraba una infinita delicadeza, un temperamento sensible, de un lirismo exaltado y un sereno concepto del arte”.
Anunciación
Ramas sin hojas
Para Estévez Ortega, Ruinas “era superior a Interior, ya que en el primero la autora conseguía definir su personalidad pictórica, también marcada por la emoción y el lirismo, aunque el segundo demostraba una infinita delicadeza, un temperamento sensible, de un lirismo exaltado y un sereno concepto del arte”.
La revista Blanco y Negro publicaba: “Del matrimonio Frau, preferimos la obra de la esposa. No por galantería, sino por equidad”. En La Nación, se imprimió un reportaje dedicado casi en exclusiva a la pintora, mientras que la obra de su marido le valió la distinción de Socio de Mérito de la Asociación de Pintores y Escultores.
Gaceta de Bellas Artes, mayo-junio 1934
Ellas 10/7/1932
El matrimonio volvió a participar en el Salón de Otoño de 1935, al que Margarita presentó Anunciación y Paloma Mensajera.
Margarita de Frau, Gaceta de Bellas Artes, julio 1933
También se pudo ver obra de los dos en la Exposición de Arte Español Contemporáneo que en 1936 tuvo lugar en el Museo del Jeu de Paume de las Tullerías de París, donde se exhibieron obras de Picasso, Juan Gris María Blanchard, Zuloaga, Gargallo…
La prensa española destacó entonces su participación como parte del grupo de artistas de tendencia constructivista, neotradicionalista y humanista que figuraban en la muestra.
En 1936 el matrimonio participó también en la Exposición Nacional de Bellas Artes que quedó interrumpida por el estallido de la Guerra Civil.
José Frau se inscribiría en las Milicias de la Cultura, creadas por el Ministerio de Instrucción Pública con la finalidad de alfabetizar a los soldados, mientras que Margarita se afiliaría en calidad de “paisajista”, al Sindicato único de la Enseñanza de Madrid, ligado a la CNT.
Durante el conflicto, el propio bando republicano condenó a muerte a José Frau, ya que su colección de arte religioso levantó sospechas sobre sus relaciones con la iglesia.
Tanto José como Margarita procedían de familias bien posicionadas: el padre de José Frau había pertenecido a la Sección de Fronteras de la Guardia Civil y el de Margarita había sido mayordomo real. Y los reportajes de la época también dan a entender que la pareja pertenecía a la alta burguesía ya que, según describen, vivían en una enorme casa en Madrid, con jardín y servicio doméstico.
Las gestiones realizadas por Margarita lograron salvar la vida de su esposo, permitiendo continuar con su carrera artística una vez finalizado el conflicto, si bien emigraron a América por separado.
Antes, en 1940, realizó una exposición en la Galería Buchholz de Madrid.
Según el Registro Nacional de Extranjeros de México, Margarita de Frau y su hijo, que en aquel momento tenía cinco años, viajaron allí desde Buenos Aires en 1940.
En 1943 Margarita ganó la pensión de la Fundación Conde de Cartagena concedida por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que consistía en un viaje por Latinoamérica de un año, en el transcurso del cual, realizó doce óleos que se expusieron en solitario en el Salón Marabini de Madrid un año más tarde.
José permaneció en España, logrando en 1943 la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes, viajando en 1947 a Buenos Aires y de allí a Coyoacán, en México donde la familia estableció su residencia, entablando amistad con intelectuales exiliados.
José expondría en varios lugares de México, en Nueva York y otras ciudades americanas, y continuó participando en diferentes muestras españolas, sobre todo a partir de su regreso a Madrid en 1964.
Sobre Margarita de Frau, no se ha podido hallar ninguna actividad artística correspondiente a la etapa mexicana, aunque retomó su participación en exposiciones tras su regreso a España, donde continuó trabajando hasta su fallecimiento, ocurrido en1986, diez años después que su marido.
Paloma mensajera
Ruinas
Margarita de Frau y la AEPE
Participó en las siguientes ediciones:
XIV Salón de Otoño de 1934, con la obra Ruinas.
XV Salón de Otoño de 1935 con Paloma mensajera y Anunciación.