Ricardo Renedo, protagonista de octubre
Tal y como venimos informando desde el pasado mes de abril, la AEPE firmó en el mes de marzo un convenio de colaboración con el Museo Cromática de Toledo, mediante el cual éste último se comprometía a la cesión por dos meses íntegros al año, del espacio destinado para la realización de dos exposiciones individuales de los socios de la AEPE.
De esta forma, la centenaria entidad pasaría de forma anual al Museo Cromática de Toledo, una propuesta con cinco artistas socios, que habrían sido seleccionados por un jurado formado por la Junta Directiva de la AEPE, de entre los que la dirección del Museo Cromática de Toledo elegiría a los dos artistas que protagonizarán las exposiciones.
Tras la llegada de las propuestas expositivas, casi medio centenar con sus correspondientes dossieres, la Junta Directiva seleccionó a los cinco artistas socios que presentó a la deliberación final de la dirección del Museo Cromática de Toledo, que finalmente ha decidido ofrecer dichos espacios a Pilar Navamuel y Valeriano Cortázar.
De esta forma, el próximo día 14 de octubre, a las 19 h. tendrá lugar el acto de inauguración de la exposición de la socia Pilar Navamuel, la primera de las elegidas por el Museo Cromática de Toledo, a la que todos los socios están invitados a asistir.
Igualmente, ante la calidad de las propuestas presentadas por la Junta Directiva de la AEPE al Museo Cromática, éste último ha decidido ceder el lienzo de una pared para exhibir además, de forma mensual, una obra de un socio de la centenaria entidad, de manera que se ofrece una nueva oportunidad también para nuestros artistas.
Bajo el título de La obra del mes, en este octubre se ha seleccionado una de Ricardo Renedo, que nos presenta así Elena Sousa:
RICARDO RENEDO O CUANDO LO COTIDIANO SE CONVIERTE EN ARTE
Encontrar belleza en la decrepitud. Retroceder el reloj y admirar lo viejo, volver la vista al pasado con el amor que se desprende del apego. Cuando miro la pintura de Renedo me sumerjo en un mundo que no he conocido y sin embargo recuerdo. Descrito por voces antiguas, en sus cuadros, se suceden los relatos.
La luz, sigilosa, indiscreta, ilumina objetos abandonados, desvencijados, desahuciados, rescatados del olvido y transformados en una suerte de poesía visual.
La imaginación vuela ante un libro que quedó abierto, como un reloj parado, siempre en la misma página. La eternidad en una pila de loza sucia y apilada, en unas botas
descompuestas, en juguetes de otros tiempos. El ayer perenne que nos mira en los retratos.
Puntillas laboriosamente ejecutadas otrora por hábiles manos, hoy inmortalizadas por un pincel increíblemente exquisito y preciso. Las personas que no están y están al
mismo tiempo, invisibles a los ojos y visibles en el alma.
La belleza de la luz cuando atraviesa un cristal, cuando se refleja en una baldosa, en un azulejo, en la madera pulida de un instrumento, en el metal de una carrocería, en el
agua mansa de un lago. Reflejos que parecen más bellos, más nítidos, más luminosos y mágicos en el lienzo.
Y en contraste a la nostalgia, a las luces tenues y las sombras, óleos luminosos de naturaleza viva, pájaros, árboles, paisajes vibrantes bañados de sol. La mirada
juguetona del pintor que nos entretiene y divierte con los trampantojos.
La obra de Renedo es historia contemporánea, sin pretensiones. Una visión del mundo extremadamente sensible, llena de amor y apego por la existencia.