Recordando… Eliseo Meifrén Roig

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Eliseo Meifrén Roig

MEIFREN ROIG, Eliseo            P       1911(F )           24.dic.1859     BARCELONA                   BARCELONA(Balmes, 67)            5.feb.1940

Socio Fundador

 

Eliseo Meifrén

 

Eliseo Meifrén y Roig nació el 24 de diciembre de 1857 en Barcelona.

Hijo primogénito de José Meifrén, odontólogo culto y aficionado a las artes, y Elisea Roig. Tras terminar sus estudios de bachillerato en los escolapios de Mataró en 1872, se matriculó dos años después en la Facultad de Medicina de Barcelona, aunque los apuntes y caricaturas realizados, con gran aceptación entre sus compañeros de clase, no hicieron sino encauzarle hacia su auténtica vocación. Abandonó, pues, sus estudios médicos para entrar en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, donde Antonio Caba, reconocido retratista, ejercía como profesor de Colorido y Composición. De formación estrictamente académica, su magisterio apenas influyó en las maneras del joven alumno, aunque sí sirvió para dotarle de unos sólidos recursos técnicos.

Otro maestro en dicho centro era Ramón Martí Alsina, con quien comenzó a ejecutar sus primeros paisajes, de romántica expresión y acabada factura.

Autorretrato

 

A los diecinueve años fue a París para ampliar sus estudios, y completó la pequeña ayuda económica de su familia con la venta de pequeñas composiciones que reflejaban calles y edificios de la urbe. Tras un primer contacto con la estética de los impresionistas, sus trabajos anteriores, de concepción académica y romántica, mostraban ahora un innegable gusto por la pintura al aire libre, no desdeñando tampoco las aportaciones de la escuela de Barbizón en lo que al tratamiento de cielos y boscajes se refiere.

En 1879 recorrió Italia y visitó Nápoles, Florencia, Venecia y Roma. De regreso a España, ese mismo año presentó en la Exposición Regional Valenciana una obra con la que obtuvo una Medalla de Oro, pronto acompañada de un primer premio en otra exposición regional, la de Villanueva y Geltrú, localidad natal de su madre.

A continuación remitió algunos paisajes costeros, a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1881, certamen al que acudió asiduamente hasta casi el final de su carrera. A lo largo del año siguiente envió diversas piezas a la Sala Parés, entidad en la que también sería expositor habitual.

En 1883 regresó a París, esta vez con su flamante esposa, Dolores Pajarín. A través de un renovado y personal acercamiento a los ideales impresionistas, llenó su álbum de apuntes con plazas y paseos de la ciudad a diferentes horas del día, siempre en busca de nuevos efectos de luz y color. Algunos de estos trabajos los trasladó al lienzo con gran acogida entre la crítica y el público galo, mostrando un innegable gusto por la paleta clara, composición luminosa de atractivo y suave verdor.

Inició luego una serie de vistas de interior que ocuparon gran parte de su actividad en los próximos años, pero demostró su predilección por lugares donde el agua era la protagonista, realizando frondosos rincones de riachuelos o lagos, estanques y marismas donde las tranquilas aguas, con sus constantes y variados reflejos, denotan su gusto por captar lo espontáneo y mudable de la naturaleza, siempre con gran minuciosidad al tratar las rocas del primer término o la vegetación de las orillas. Al tiempo, la incipiente luz crepuscular que invade el amplio horizonte incrementa la peculiar atmósfera presente en estas escenas, donde la soledad y el silencio se dan la mano.

Tras exhibir en 1885 abundante obra en el Centro de Acuarelistas de Barcelona, entidad de la que era socio fundador, no tardó en recorrer el norte de Gerona para descubrir panoramas tan diversos como la montañosa zona cercana a Ripoll o la costera población de Cadaqués y la cercana cala de Port-Lligat, realizando obras que protagonizaron dos muestras colectivas de la Sala Parés en 1886 y 1887. Ese último año presentó en la Nacional algunas obras, obteniendo una Tercera Medalla.

 

En 1888 participó en la Exposición Universal de Barcelona con diversas marinas de grandes dimensiones, y en la Universal de París del año siguiente aportó lienzos situados por la crítica francesa entre las mejores realizaciones de la sección española y con los que obtuvo una Tercera Medalla.

Ese mismo año montó en la Sala Parés su primera muestra individual con sesenta cuadros, que incluían, desde una antología de variadas situaciones del mar, ya plácido o tempestuoso, a paisajes de diversa índole donde, y escenas con marineros.

En 1890 viajó por Normandía antes de recorrer nuevamente Italia, desde Venecia, donde recogió, a pequeño formato, canales y fachadas. A su regreso, envió a la correspondiente Nacional obras, volviendo a obtener la Tercera Medalla.

Entre 1891 y 1895 acudió regularmente a París para, ya como artista de prestigio, mostrar sus trabajos en los Salones, en la Societé des Amis des Arts, de Versalles, donde logró Medalla de Honor, o en el Salón de los Independientes, donde acudió junto a Casas y Rusiñol, a los que había visitado en sus estudios de Montmartre.

Hacia 1891, descubrió a Rusiñol la villa de Sitges, no tardando éste en formar, junto a Ramón Casas, Mas i Fondevila o Roig i Soler, un grupo denominado con el nombre de la localidad.

Abandonó París en 1895 y participó, durante la primavera, en la Exposición Artística del Palacio de Anglada junto a las mejores firmas españolas. En 1897, el canario Eusebio Navarro, recién nombrado presidente del Gabinete Literario de Las Palmas, le invitó a pintar en la isla, por lo que el maestro acudió a Las Palmas y elaboró once cuadros para la mencionada institución.

Ese mismo año figuró en el primer certamen de pintura española organizado por José Artal en Buenos Aires, mientras logró en la Nacional de 1899 una Segunda Medalla. Al año siguiente, logró la Medalla de Bronce en la Universal de París de 1900 y pasó a exponer individualmente en Buenos Aires y en Montevideo.

Asiduo a las tertulias de Els Quatre Gats, en 1902 exhibió en el Círculo Artístico de Barcelona numerosos paisajes de variada procedencia.

En la Nacional de 1904 alcanzó la Segunda Medalla que, según la crítica, debía haber sido de la primera.

Ya restablecido de una operación quirúrgica en 1905, el maestro pasó parte del verano en la costa cantábrica, por lo que, al año siguiente, no faltaron entre las telas presentadas en los madrileños Salones Amaré obras de Santander, Santillana del Mar o San Vicente de la Barquera, consiguiendo, por fin, en la correspondiente Nacional, una Primera Medalla.

En este año también colaboró en el gran Álbum recopilado por Alejandro de Riquer, con una cincuentena de sanguinas, pasteles y aguadas regalados por los artistas catalanes a los reyes de España con motivo de su boda, incluyendo las firmas de Casas, los Masriera, Urgell o Romá Ribera.

Atraído por Mallorca y sus parajes desde principios de siglo, en 1905 llegó a adquirir una casa en la ciudad de Palma, siendo nombrado, dos años después, director de la Escuela local de Bellas Artes, aunque sin permanecer mucho tiempo en el cargo.

En 1907 y 1909 expuso en los salones Witcomb de Buenos Aires lienzos realizados en la isla. Fueron, además, momentos en que su continua presencia en muestras del extranjero fue jalonada de todo tipo de premios, obteniendo los máximos galardones en las exposiciones de Santiago de Chile y Buenos Aires en 1910, participando, con excelentes críticas, en la internacional de Ámsterdam de 1912 y en el certamen de pintura española organizado por la Asociación de Pintores y Escultores celebrado en la localidad inglesa de Brighton dos años después, o exponiendo en Nueva York en 1915. Esta estancia en Estados Unidos terminó con pleno éxito tras lograr, consecutivamente, las Medallas de Honor en las Exposiciones Internacionales de San Francisco, en 1915, y San Diego, un año después.

Retornó en 1919 a Nueva York para exhibir sus óleos en las Galerías Anderson junto a los de Zuloaga o Sorolla, así como también a Londres en 1920 o a la Bienal de Venecia de 1924, momento en que murió Dolores Pajarín, su esposa.

Contrajo nuevas nupcias con Julia Marina. En 1926 recibió la Orden de caballero de la Legión de Honor, mientras sus telas eran analizadas por las más prestigiosas publicaciones.

Las obras de su última época hicieron de Cadaqués su motivo pictórico favorito.

Organizó en 1929 su más importante monográfica en la Sala Parés, con más de ochenta lienzos de todas las épocas, y acudió a la Bienal de Venecia de un año después, realizando en 1933.

En 1936 acudió por última vez a la Nacional con cuatro piezas, pero el estallido de la Guerra Civil hizo que se refugiera para trabajar en Manresa. Terminada la contienda, en 1939 se trasladó con su mujer a Valldemosa, donde pintó todo el verano, organizando la Sala Gaspar, a finales de año, una monográfica a la que el maestro no pudo acudir personalmente.

Murió de neumonía en Barcelona el 5 de febrero de 1940, recibiendo sepultura en el Cementerio de Poblenou.

Retrato de Eliseo Meifrén, por Ramón Casas

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