por Mª Dolores Barreda Pérez
Mientras preparo la documentación para realizar la biografía de la artista Mª Luisa Pérez Herrero, descubro algunas bromas que hacían los periodistas de la época, algo habitual respecto a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes.
Entonces, recuerdo varios libros de los que colecciono, en los que se hace una crítica de todos y cada uno de los cuadros y esculturas presentados a una Exposición Nacional de Bellas Artes, apuntes cómicos que comentan de forma irónica escenas que describen los cuadros, muchas de ellas en prosa, pero con abundantes rimas, que lo mismo se ríen crudamente del tema tratado, como del pintor, de algún fallo en la ejecución… aunque también aplauden cuando a juicio del autor, lo merece la obra.
Para los jóvenes, traduciendo un poco todo esto, se trataría de auténticos “memes” de la época. Vamos a ponernos en situación: finales del siglo XIX y principios del XX, la prensa escrita, como hoy el teléfono móvil, lo es todo. Quien no sale en los periódicos, no es nadie.
Periódicos de tamaños imposibles, de letra más imposible aún de leer, con escasas fotografías y textos grandilocuentes, repletos de continuas metáforas y descripciones.
Al igual que hoy con los móviles, había multitud de periódicos de todo tipo, serios, políticos, dirigidos a la mujer, cómicos, satíricos, de provincias, ilustrados,… pero no voy a entrar en más detalles porque nos llevaría a un estudio mucho más detallado y exhaustivo que no es el propósito de este artículo.
El ambiente de la época es más o menos este: la población que trabaja no suele leer la prensa; la burguesía tiene mucho tiempo para hacerlo y siguen a los auténticos “influencer” del momento, es decir, los periodistas. Cada uno de ellos, con un estilo propio, con seguidores, que trabaja para un medio distinto y pese a que hay muchos diferentes, la competencia es atroz.
En estas circunstancias, dejando aparte el clima social y político, y por resumir muchísimo y centrarnos más en el tema, hay periodistas, incluso aficionados, que intentan ser “originales”, y para ello, deben ir más allá que el resto.
Así que algunos prueban a comentar la visita del momento, sea a una Exposición Nacional o a un banquete o a cualquier otro acto social de gran afluencia de público, de forma distinta y curiosa.
Revista cómica
Es así como surge el comentario jocoso-satírico de los cuadros incluidos en una Exposición Nacional de Bellas Artes, hecho que se repetirá en bastantes de ellas, y algunos lo hacen explicando que …”el autor de estas líneas, que no es pintor ni es crítico… ha visitado la Exposición en concepto de curioso… (que ya por aquel entonces también los había). Uno de los amigos que me acompañó tuvo la curiosidad de escribir y coleccionar las poéticas impresiones que, en un rato de buen humor, le produjeron los cuadros, dando lugar a esta obra, que no pretende ser de ningún modo una colección de juicios, y menos hoy que todos los españoles lo hemos perdido”…
Como vemos, un grupo de amigos visita una exposición, igual que ahora se hace, y “echan allí el día”, o la tarde, o la mañana, y con un poco de humor, surgen comentarios de todo tipo.
En la actualidad, haríamos una fotografía y lanzaríamos a las redes sociales nuestras notas y coletillas, si bien es verdad que nos “cortaríamos” mucho a la hora de poner calificativo a algunas cosas que en el arte se ven… (me acuerdo en este momento de ARCO, en donde siempre hay controversias con algunas obras), hasta haríamos “memes” al respecto.
A tener en cuenta que en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes se presentaban casi un millar de obras. Sí, sí, he dicho bien, no es como ahora con poco más de 50 obras expuestas. No, allí se exhibían centenares de cuadros y esculturas de todo tipo. Sería como el ARCO actual: quien quería triunfar en el arte, tenía que estar allí, y las aspiraciones a veces se desinflaban, pero todos lo intentaban presentando uno o varios cuadros a la exposición.
En otro de los libros aparecen los preparativos de la “Expo” también en verso, diciendo realidades de plena actualidad como:
…”Primer escollo ¡y qué escollo!
casi, casi insuperable:
entrar en la Exposición
unos cuantos días antes
de abrirse, para ir sacando
notas, datos y detalles
de las obras presentadas,
que son cien mil y la madre.
Como desde hace dos años
el PALACIO DE LAS ARTES
no se ha abierto para nada
y no se ha ocupado nadie
de dar por allí una vuelta
a ver si los temporales
han causado desperfectos,
como era de sospecharse,
se encontraron, al abrirle,
que no tenía cristales,
que algunos muros estaban,
por las lluvias, agrietándose,
que estaba podrida y rota
gran parte del maderamen
que no había ni una teja;
en fin, ¡la mar de percances!”…
Pero si solo comento esta curiosidad de forma tan genérica, nada se ve ni resulta significativo, por eso, he intentado hacer una recopilación que incluya una variedad de casos, para que el lector pueda juzgar la interpretación “periodística”, equivalente a una crítica de arte, a un “meme” actual, que muchos tildarán de poco seria, pero ya sabemos todos que a veces, medio en broma, medio en serio, se aportan opiniones reales que sólo así pueden decirse… o nos atrevemos a decir.
Igualmente hay que tener en cuenta que algunos autores incluyen el apellido del artista sobre el que hacen el comentario, si bien otros lo callan, diciendo únicamente el título de la obra para evitar así conflictos mayores… y que muchos libros de este calado se publicaron bajo pseudónimo, si bien también había valientes que sin ningún pudor, ostentaban y relacionaban sus apellidos.
Veamos algunos ejemplos:
Sala I, entrando a la derecha:
“Preparando la red”. S. Mañá.
Sí, prepárela; pero me parece que los Jurados no caen en ella y menos si se enteran de que los peces le han comido a usted el muslo izquierdo.
“Ciencias y Caridad”. Ruiz
Siento ante tanto dolor
Reírme como un bergante,
Pero el caso es superior:
¿pues no está el señor doctor
Tomándole el pulso a un guante?
“Labrando la tierra”. L. Millás
Me hizo el mismo efecto
Cuando vi este cuadro,
Que si comer viese
Los limones agrios;
Se me aguó la boca,
Me sentí crispado
Y se me pusieron
Los dientes muy largos.
“¡Pobre viuda!”. Verget (C)
Hombre: pues le diré a usté,
Será pobre y viuda y todo,
Pero se aprieta el corsé.
“Defensa de Manila”. E. Santos
Me parece poca defensa. Bien dicen que los indios tienen el don de la imitación; no hay más que verlo. Está en la misma postura que el fraile, sólo que sin lantaca.
“Retrato de niño”. Pinazo
Hay pocos retratos buenos
Como aquel del coronel;
Pero éste no es como aquel,
No, señor, ¡ni mucho menos!
“Paisaje”. Espina
Hermosísimo, como lo son también los apuntes que tiene usted enfrente.
Mu bien pintao,
Choquela usté,
Eso se llama
Tener pincel.
No tienen malo
Ni tanto así.
-Está usté en todo.
-¡Claro que sí!
Sala segunda, Entrando á la derecha.
“Pintura literaria”. Rusiñol
Lo confieso ingenuamente: yo he sido de los más encarnizados enemigos de usted como pintor; le fui cobrando antipatía por convicción propia, en presencia de sus cuadros, no sugerida ó por insuflación oficiosa, como la cobran otros. Su impresionismo me rayaba las tripas; aquel Patio azul de la EXPOSICIÓN pasada completó mi odio. Sí, Sr. Rusiñol; le odiaba como artista. Pero he visto esos medios puntos que significan una adivinación» un ensueño de la pintura de los siglos XÍII y XIV con toda la pureza de su misticismo naturalista, reflejo de las primeras luchas entre la fixiología y la teodicea, que entonces latían en el fondo del corazón amordazadas por la tiranía y desdibujadas por la ignorancia y que más tarde habían de irse vigorizando, hasta llegar de auto de fe en auto de fe á la Enciclopedia, germen de todos esos cuadros, que tienen por fondo el obscuro recinto de una fábrica y que hoy llenan las salas de todas las Exposiciones; he visto estos medios puntos que le revelan á usted como pintor erudito {rara avis),y sobretodo he visto el patio del Seminario que exhibe usted en este mismo muro de la Sala, al otro lado de la puerta, lienzo que le revela como observador de la naturaleza y como colorista honrado que pinta lo que es, á despecho del gusto y de la tendencia general, y confieso, Sr. Rusiñol, que me va usted convenciendo. Yo he visto esa luz á la caída de la tarde, cuando el sol se filtra en el zenit por entre nubes de color de fuego; yo he visto teñirse de ese color las faldas de las montañas, los muros de las torres que miran á Occidente, y es así de crudo y así de agrio. Yo he visto la penumbra del tal créspulo que envuelve á los seminaristas de su cuadro, y es de esa diáfana tristeza que en él se nota. Yo encuentro todo eso muy )usto de color, y confieso ingenuamente que usted me ha convencido.
2.Retrato de S. M. el Rey
El asunto es inviolable;
la ejecución criminal;
el delito cometido
es de lesa-magestad.
- La tarde en los mismos alrededores
Sobra niebla y falta luz;
hay nubes cual cataratas
y un pato con unas patas
que parece un avestruz.
- Suplicio del Justicia de Aragón don Juán de Lanuza
El suplicio de Lanuza;
cuadro angustioso v solemne.
fía y hombres predestinados
á que los maten dos veces.
- Barcelona mirada desde la montaña del Montjuic
La vista… muy bien tomada;
efecto… bastante fuerte;
luz… rara hasta cierto punto;
color… de café con leche.
- Paisajes
Telégrafo, tren, luz, vía,
están muertos, sin color,
y hasta se advierten los síntomas
de la descomposición.
- Estudio de cabeza
Por doble sistema estudias
pues haces en la obra misma
un estudio de cabeza
y, al mismo tiempo, de risa.
- Naranjas
Si la entera es igual á la empezada,
no se la coma Vd., que está pasada.
- Monje cartujo en su vida contemplativa
Falta verdad y color;
¿es un niño ó un embudo?
Para fraile tan menudo
ese es mucho resplandor.
- Retrato del autor
Agradable de color,
en el ojal sobra cinta…
usted es un gran pintor,
que aunque no pinte, la-pinta,
- Prisión del trovador
Solo veo pretensiones
al contemplar este cuadro;
de todo lo que contiene
lo más bonito es el marco.
- Maja
Un brazo de vara y media;
sin tenerse que encojer,
la que baja del vehículo
puede agarrarse los pies.
- Pensionista
Señora respetable, lujosa pieza.
¡Ayl si fuera verdad tanta belleza.
- Retrato de una señorita
Ese retrato se muere
víctima de un asesino
que lo envenenó al ponerlo
en fondo de cardenillo.
“Marina”. Martínez Abades
No vuelva usted á mandar
los lienzos en un paquete
como las piezas de tela
están en los almacenes,
porque luego, al desdoblarlos,
se le notan los dobleces
y algunos se deshilachan
como ha ocurrido con éste,
porque va usted á obligar
en la Exposición que viene
á que traigan un anafre,
á que las planchas calienten
y á que se planchen los cuadros
y el autor si le conviene.
“Viva página de gloria”. Butragueño
Lo será, menos para el autor.
“Silencio”. Álvarez (D. B )
¡Bueno!…. Pues, callemos. No vaya á decir el autor que contrariamos su indicación.
- Estudio del natural. Retrato del autor
Se ha retratado difunto,
ó en el acto de espirar.
¡Ay! qué hará Vd. con el prójimo
tratándose Vd. tan mal.
- Picador
—No te acerques, Baldomera,
que si estira un poco el brazo,
nos va á encajar un puyazo
en mitad de la sesera.
- La paz=Vuelta al hogar
¡Qué cara la del soldado!
¡vaya un humor que padece!
para volver de ese modo
mejor fuera no volviese.
- La muerte de César
Mucho senador… de esquina,
poco pintor, grande asunto,
los asesinos de César,
todos me parecen Brutos.
- Galileo en la Inquisición
Color malo, muy violenta
la figura en ciertas partes,
piernas de bronce ó asfalto
de todo, menos de carne.
- El toque de la oración
El toque de la oración
es un cuadro de gran mérito,
un verdadero tesoro
de poesía y sentimiento.
La campana, la mendiga,
la ermita, la luz, el cielo,
todo es sublime, expresivo,
fácil, natural y bello.
El que pase ante tu obra
y nada sienta en su pecho,
es un hombre sin creencia,
sin corazón ó está ciego.
- Prisión de la última reina de Mallorca
Al verla así tan blanquita
y tan ligera de ropa,
dudo si vá á la prisión
ó si se marcha á la alcoba.
Parece un pilón de azúcar
de esos pilones de arroba,
¡Jesús! en paños menores
una reina de Mallorca.
El príncipe tiene un pié
que es media vara y aun sobra!’
de lejos parece un
pimiento de la Ríoja.
Se cae de puro bueno
el rey con toda su cólera,
hay dos coros de ambos sexos
de sayones y sayonas.
Nicasio Serret. Prisión de la última reina de Mallorca. Exposición Nacional de Bellas Artes de 1876
- Boceto de unas casas
Si el boceto está bien hecho,
lo cual me parece fácil
no vivía en esas casas
aunque las dieran de valde.
- Retrato de un capitán
¡Un escaparate pide!
Lacre todo al rededor.
No tiene luz por temor
de que el fondo se liquide.
Figura poco animada,
expresión del color, fría:
es una fotografía
de á peseta, iluminada.
- Capilla de San Jorge
Bastante dura,
mucho barniz;
esta pintura
me hace feliz.
322, 323, 324, 325, 326, 327, 328… Cuadritos del Sr. Pérez Rubio
Verdad, corrección, vigor;
fecundo en buenas ideas,
¡cómo lamento que seas
un artista al por menor.
Manía tan extremada
hará que pintes, sin gloria,
toda la moderna historia
en cuadritos de á pulgada.
- Niña jugando con una gallina
Juego que no entiendo yo,
ni nadie lo entenderá
la niña jugando está,
mas con la gallina, nó.
- Los héroes de la Independencia española
Daoiz y Velarde, sublimes,
el cura no tiene precio,
la maja siento que ponga
la mano izquierda en el suelo.
Las otras figuras, buenas,
menos una qué va huyendo,
un color… de circunstancias;
el cuadro merece un premio.
- Aldeana
¡Jesús, qué manos, qué pies!
ese estilo me amedrenta,
esta debe ser parienta
del ciento noventa y tres.
- El Jaleo
No es malo, pero en el fondo
hay un brazo y una mano,
que bien pudieran pasar
por un tenedor de palo.
- Las primeras Joyas
Algo de bueno se vé,
una idea muy bonita;
lástima que la aldeanita
tenga un uñero en el pié.
- El «quinientos sesenta y ocho» en la casa de maternidad de Barcelona
El niño estaba robusto,
ese ya no mama… come;
si se descuidan un poco
le presentan con bigote.
- Las blancas dan mate en tres jugadas
Estudia más el asunto,
y aunque no lo pintes bien,
al fin serás con el tiempo…
gran jugador de ajedrez.
- Cigarrera
¿Cigarreras? ¿dónde están?
solo hay una ciudadana;
pues si todas son así
no me gustan… ni pintadas.
- Italianas
Negruzca, vieja, ordinaria:
esta es una italiana,
nacida en Cangas de Onís,
qué va dé siega á la Alcarria.
- Una suerte de vara en la plaza de Madrid
Regular; tiene una falta:
las piernas de los toreros.
Cómo luce aquel que salta
sus espárragos trigueros.
Nunca he visto unas canillas
más delgaduchas y tiernas.
—¡¡Que tocan á banderillas!!
—Pues cójase usted las piernas.
- Retrato de la hija del autor
Aunque el color no es muy bueno
ni la tela está muy propia,
me parece que tu hija
es la mejor de tus obras.
- Niña cosiendo
No espere usted que le riña;
ni palabra le diré,
En cambio dígame usté
en donde vive esa niña.
- Baile de máscaras
Un baile de medio pelo
donde abundan los horteras.
Este de fijo en Setiembre
lo venderás en la feria.
- Escena de la vida artística
Hecho por todo lo alto
tiene verdad y salero;
es cuadro muy español
y con algo de flamenco.
- Interior del coro de la catedral de Toledo
Un interior bien pintado,
con una luz sorprendente.
Me gustará mucho más
cuando se vaya la gente.
Gedeón. Parodias visuales de las esculturas Velázquez de Aniceto Marinas y La mina de carbón de Mateo Inurria
19O y 191. Canal de Mancorbo y costa de Lequeitio
—Paisajes bellos, divinos;
esto sí que es natural…
—¿De quién es?
—De Carlos Haes.
—Pues no me diga usted más,
—¡Qué agua!
—¿Si será de veras?
—No te acerques mucho, Juan,
no sea que nos salpique
y me moje el delantal.
- Muerte de Cleopatra
Algo bueno hay en tu obra,
pero te haré una advertencia;
según nos dicen las crónicas
Cleopatra no era tan fea.
- Estudio del natural
Como estudio no está mal.
Cuando palotes hacia
yo estudiaba y no escribía.
Tú buenas cosas preludias
y no pintas pero estudias.
1253, 1254, 1255, 1256, 1257. Estudios de los alrededores de Madrid
—¡Magníficos! ¿Y esa gasa?
—Es que se ha muerto el autor.
—No me extraña, que lo bueno
siempre se lo lleva Dios.
- Hablando con la zagala
Dada la altura del mozo
y el tamaño de la moza,
debe Vd. poner por título
«Hablando con una mosca.»
- Burlado y vencido. Saint-Aubin
Cuadro de gran interés,
que está muy bien presentado
de la cabeza á los pies,
y á mí me parece que es
lo mejor que usté ha pintado.
- Paisaje de Ampuero. Conejo
No, señor; gazapo.
652-653. Marinas. Meiffren
Me carga este Meiffren
porque siempre pinta bien.
- Violeta. Escoriaza
Sí, señor; violeta y negro.
Un retrato
Qué mujer! encantadora,
hermosa, dulce, buen tono,
y unos ojos!… pero cómo
me gusta a mi esta señora
Y algunos libros finalizan con epílogos que también lo dicen todo:
“Al ver la noche venir
del Pabellón al salir,
cuando ya iban á cerrar
quise otras obras mirar,
quise volverme á reír.
Mas noté que embellecían
conforme la luz perdían,
y al verlos de sombra llenos
de lejos… me parecían
todos los cuadros muy buenos.
¡Cubra del arte el local
la noche con su capuz…
la Exposición Nacional
no debe tener rival,
vista de noche y sin luz!”
Pero como todo en esta vida, los “memes” evolucionaron. En los años treinta ya no se llevaba la rima ni la prosa, ni las críticas pomposas. Perdón, me ha salido un verso después de leer tantos…
Así que se impuso el “periodismo” más sofisticado, de la mano de literatos en los que la pluma era algo mucho más interesante de leer. Y así llegamos a lo que comentaba al principio de este reportaje, cuando estaba investigando acerca de la pintora Mª Luisa Pérez Herrero.
Se trata de una noticia aparecida en El Heraldo de Madrid en 1930, firmada por el periodista vallisoletano José Luis Salado, muy popular en el Madrid republicano, sobre todo en los ambientes de la farándula teatral y cinematográfica, que apostó por la modernidad, la frivolidad, la renovación y una actitud contraria al lastre de la tradición en el mundo del espectáculo.
El entonces joven autor de novelas galantes, que había trabajado en París se convirtió en azote de los ahuecaos, cronista de guerra y crítico teatral, sin olvidar el costumbrismo de los tranvías o los baches del pavimento en un Madrid en plena guerra.
Y lo hacía con humor, con un fino humor que mantuvo hasta su salida de Madrid, sin dejar de protestar por el precio de las entradas al teatro o la calidad de las representaciones, dejando por el camino algunas vedettes y tanguistas, evocadas con una sonrisa porque prefería los sones de un foxtrot.
Fruto de esa personalidad, publicaba una noticia bajo el epígrafe de “El reportero en la Exposición”, cuyo titular era “La Sociedad de Amigos Íntimos del Otoño va a procesar a un paisajista”, el subtítulo: “Porque se le ha ocurrido pintar un paisaje claro”.
El texto, en el que reconocerán el humor del que antes hablaba, lo copio literal, puesto que la conservación del ejemplar es algo deficiente.
¿Sabían ustedes que desde hace algún tiempo funciona en España la Sociedad de Amigos Íntimos del Otoño? Pues sí; funciona. Tiene su Junta directiva: su presidente, sus vocales, su secretario… Tiene delegaciones en Aranjuez, en Granada. Tiene incluso señoritas en la lista –bien nutrida- de socios: la señorita María Luisa Pérez Herrero. (María Luisa Pérez Herrero, que ha instalado su estudio en un palacio comercial de la Gran Vía –timbres telefónicos, subir y bajar de ascensores, bullicio de “dactylos”; la prisa urbana, que habría cantado Verhaëren-, como Enrique Suárez de Deza escribe comedias en otra colmena de la acera de enfrente…)
-¿Y para qué sirve la Sociedad de Amigos Íntimos del Otoño?
– ¡Ah! Tiene una misión perfectamente definida que cumplir.
– ¿Y quién dice usted que es el presidente?
– Rusiñol.
La Sociedad tiene, por lo pronto, una relación de los jardines que hay en España. Una relación detalladísima, con toda clase de datos, casi a la manera con que “Azorín” describe –sin olvidarse de un solo árbol- el claro paisaje levantino. Jardines gallegos, jardines catalanes, jardines verdes de Asturias, jardines de Castilla. En la Sociedad de Amigos Íntimos del Otoño lo saben todo: cuántas rosas hay en cada jardín, el número de hormigas, los nombres de los guardas, sus gustos, sus inquietudes… Pero no se ha llegado a tal minuciosidad por un puro amor a la estadística, sino simplemente para darle un uniforme otoñal –un uniforme melancólico- a todos los jardines de España, ya que en las filas de la Sociedad forman los paisajistas de estirpe rusiñolesca…. Guerra al jardín en primavera, con las rosas desangrándose, con un olor caliente. La Sociedad de Amigos Íntimos del Otoño no acepta otro tipo de jardín que el jardín abandonado, en sombra, con ese reflejo de sol poniente que se refleja –lágrima aurirroja- en los macizos de boj sin recortar…
Y la Junta directiva, en sus reuniones, adopta acuerdos de verdadera trascendencia.
Por ejemplo:
-Hay que amonestar al guarda encargado del jardín que figura con el número 128 del catálogo.
-¿Qué ha hecho?
-Tener limpios todos los paseos.
-¿Pero ni una mala hoja seca?
-Como ustedes lo oyen.
-¡Con lo que decoran las hojas secas, que son, según el suspirante decir becqueriano, juguete del viento!…
Efectivamente, desde que Rusiñol descubrió el filón pictórico de Arajuez –mañanas del “Rana Verde”, junto al río sonoro- no hay paisajista que deje de dar su correspondiente glpecito a los bojes pintados de sol, a las avenidas con una alfombra de hojas rubias, y, en fin, a todos los elementos que constituyen la decoración nostálgica de los jardines por la otoñada. En la sala novena de la Exposición hay así, un cuadro –el titulado “Contraluz”, de D. Julio Barrera- que responde exactamente al patrón rusiñolesco: tres salas más allá –en la duodécima- aparecen otros dos paisajes melancólicos: uno de Francisco Planas; otro de Ros y Güell… Existe, en efecto, una masonería del paisaje en penumbra. Y la culpa es de la Sociedad de Amigos Íntimos del Otoño, que ha llegado incluso a formar tribunales de honor a los pintores que pintan paisajes claros. Mal va a pasarlo, por ejemplo, el expositor Manuel Moreno, que ha concurrido al certamen con un cuadro que titula, expresivamente, “Primavera en Mallorca”, y donde puede verse a un pastor poeta sobre el acreditado fondo mallorquín de almendros en flor. Pero es que éste de Mallorca es un pleito viejo. Los paisajistas de Mallorca se han mostrado siempre reacios a ingresar en la Sociedad de Amigos Íntimos del Otoño.
Había antes diálogos tremendos entre los cipreses de Rusiñol y los almendros de la isla dorada:
Los cipreses. -¿Por qué no queréis juntaros con nosotros?
Los almendros. -Porque derramáis tristeza.
Los cipreses. –No sabe ser triste sino quien es inteligente. A nosotros nos consta la fugacidad de la vida. A la puerta de cada cementerio vigila siempre una pareja de hermanos nuestros.
Los almendros. –Por lo oído, vosotros vais por parejas, como la Guardia civil y los Quintero…
Los cipreses. –Somos los notarios de la Muerte. Nuestras copas, finas y largas, parecen esa pluma con que firman los testamentos.
Los almendros. -¡Bah! Literatura, mala literatura.
Los cipreses. -¿Y habláis vosotros de literatura? Vosotros, que estáis cargados de madrigales cursis. Que si estáis nevados de azahar, que si vuestra flor es el velo nupcial de la primavera…
Los almendros. -¡Fúnebres!
Los cipreses. -¡Frívolos!
Pero se llegó a un acuerdo: un porcentaje. La Sociedad de Amigos Íntimos del Otoño, es así de diplomática en sus decisiones”.