Emotiva presentación del libro «Las Medallas de Honor» de Mª Dolores Barreda Pérez

En la tarde del 25 de octubre de 2024, en la sede social de la Asociación Española de Pintores y Escultores, tuvo lugar el acto de presentación del libro «Las Medallas de Honor», de la Secretaria General de la AEPE y Secretaria Perpetua, Mª Dolores Barreda Pérez.

El acto estuvo presidido por el Presidente de la entidad, José Gabriel Astudillo López y por Alejandro Aguilar Soria, autor de la ilustración de portada del libro, así como por los miembros de la Junta Directiva: Juan Manuel López Reina, Paloma Casado, Jesús Alcolea y Manuel Díaz Meré.

Y entre los numerosos socios y amigos, se encontraban presentes algunos de los medallados como  Tomás Paredes, Eduardo Naranjo, Rafael Canogar y Paula Varona. Y ante las ausencias irremediables, nos acompañaron también el hijo de Juan Alcalde, el de Venancio Blanco y la hija de José Luis Galicia.

Abrió el acto José Gabriel Astudillo, que recordó lo importante que es para la AEPE contar con todos ellos siempre y haberles entregado el máximo galardón que otorga la entidad.

El Presidente se dirigió a los presentes con las siguientes palabras:

«Todo hombre bueno es libre.

Y son luz, fuente de luz y sirven de luz a los demás.

Entre los muchos y magníficos recuerdos que guardo de los diez años de celebración y entrega de la Medalla de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores, uno de los que me acompaña de manera más intensa es la imagen de los galardonados que han intervenido en los mismos.

Son sus reflexiones, sus consejos, sus opiniones y advertencias, todos los sueños que han ido desgranando, los que configuran en buena medida la historia de esta Asociación Española de Pintores y Escultores y construyen un edificio hecho de grandeza, de arte, de cultura, de espíritu positivo y de ideales.

Las Medallas de Honor han crecido, y nosotros con ellos, acompañados por la palabra directa, emotiva y sincera de quienes han sido con ellas galardonados, personas sabias, comprometidas y valientes. Y ese cúmulo de enseñanzas forma parte destacada e inolvidable del nuestra entidad.

Este volumen es además evocador y su lectura causa cierta nostalgia. Sucede siempre que se echa la vista atrás y se traen al presente anécdotas y vivencias como las que yo atesoro de todo este tiempo.

Los diferentes detalles que van revelando la intrahistoria de nuestra institución, el recurso a las citas poéticas, siempre tan sugerentes. Y, por encima de todo ello, la constatación de que en mis intervenciones una palabra se repite más que ninguna otra: artistas.

Este dato me hace sentir una profunda emoción y un sincero orgullo.

Aquí está el arte y los artistas esperanzados, comprometidos, diversos y unidos. El arte y los artistas en incesante progreso. Y en diálogo con el arte, su brillante historia, su fortaleza, la grandeza de su viaje milenario, su fraternidad y la tantas veces probada solidaridad de los artistas; su búsqueda del bienestar común, su alto sentido de la belleza, su convencido reconocimiento en la sociedad y sus vínculos históricos y entrañables con ella.

Valores y virtudes que nuestra institución tiene y que se reflejan cada año en el acto de entrega de la Medalla de Honor.

Una Medalla cuya esencia, todo lo que los ha impulsado, prestigiado y hecho crecer, permanecerá incólume. Como incólumes quedarán las palabras de quienes han sido y son los verdaderos protagonistas de su entrega: nuestros galardonados.

Testigos privilegiados de este tiempo, amantes de la belleza, comprometidos con el ser humano, fieles a sus principios y valores, ellos infunden sentido a estos textos que, reunidos, simbolizan los deseos que nos mueven, ejemplifican los objetivos para los que nació la Medalla de Honor y representan nuestras esperanzas«.

Después, dio paso a la autora, que explicó que el libro nacía de la necesidad de conservar la memoria de tan importantes momentos protagonizados por los más importantes artistas y personalidades que han tenido relación con la Asociación Española de Pintores y Escultores.

«Cuando ocupé la Secretaría General de la AEPE, creía que iba a encontrar un archivo maravilloso de los cientos de actos que de este tipo, habría realizado la entidad centenaria. Pero la realidad era tristemente reveladora de que nada se había conservado. Y comentando un día con el Presidente, me vino a decir que nosotros estábamos haciendo lo mismo, habíamos otorgado unos premios que en el futuro nadie recordaría, así que me animó a recopilar esas historias en el libro que hoy presentamos«.

Agradeció especialmente la autora «al Socio de Honor, compañero y amigo, Alejandro Aguilar Soria, por su desinteresada participación en la edición del libro, aportando la maravillosa ilustración de portada y el espíritu con el que siempre ha colaborado en esta casa«.

Y quiso después que los galardonados presentes, pudieran comentar lo que para ellos supuso la entrega de la Medalla de Honor de la AEPE.

Así que uno por uno, fueron agradeciendo a la entidad una distinción de la que destacaron, se entregaba entre iguales, entre compañeros artistas, que entienden del sufrimiento de la profesión y de los sinsabores y alegrías que la misma puede dar.

Rafael Canogar destacó la dicha de trabajar y que otros artistas celebren tu obra; Tomás Paredes alabó la inmensa actividad que da vida a la AEPE y que demuestra que sigue viva porque es necesaria, mientras que Eduardo Naranjo quiso expresar su disposición a colaborar en cuantas actividades realiza la institución, para la que deseó un largo y fructífero futuro; por su parte, Paula Varona se mostró entusiasmada con una asociación que no para de trabajar y proporcionar actividades a los artistas, que según dijo, es lo más importante que se puede hacer por quienes aman el mundo del arte.

Tomó también la palabra también a Francisco Blanco, hijo del escultor Venancio Blanco, que agradeció no sólo la invitación, sino la Medalla que recibió su padre en vida, que tan feliz le hizo. De manera similar, Juan Alcalde agradeció el recuerdo y la evocación de su padre, la invitación y la memoria que con actos de este tipo se intenta rescatar y recuperar.

Mª Dolores Barreda hizo mención al desaparecido Julio López, cuyas hijas no habían podido acudir al acto, disculpó la asistencia de Rafael Botí, a quien todos echaron de menos porque no suele perderse los actos que realiza la AEPE, de Soledad Lorenzo, que se encontraba fuera de Madrid, y de José Luis Galicia, cuya hija acudió a la presentación y agradeció no sólo la Medalla otorgada a su padre, sino la propuesta que para éste, hizo la AEPE al Ministerio de Cultura para obtener el Premio Nacional de Artes Plásticas que finalmente, no consiguió.

Tuvo también la autora un recuerdo especial para el IES «José Mª Infante» y la maravillosa obra que realiza, así como para los Delegados de la AEPE en Sevilla, Joaquín Fernández Igual y el recientemente fallecido Manuel Tabernero, quienes hicieron entrega de la distinción en nombre de todos los socios.

Finalizó su intervención evocando que «lo que recuerdo de cada uno de ellos siempre es la cara de felicidad, la sonrisa en los labios, la emoción de todos ellos, la alegría que irradiaban, la inmensa dicha de verse frente a otros artistas, recibiendo el reconocimiento que sólo dan quienes comparten alegrías y tristezas, y sabiendo lo importante que es que sean los propios artistas los que distinguen así a otro artista. Y me quedo con eso, con su sonrisa«.

Fue un acto espontáneo, sumamente sentido que emocionó a muchos de los asistentes, que disfrutaron de la presencia de tanto arte y tan grandes artistas, brindando al final de la tarde por todo ellos y por la Asociación Española de Pintores y Escultores.

De izquierda a derecha:

Alejandro Aguilar Soria, Paula Varona, Francisco Blanco, José Gabriel Astudillo, Mª Dolores Barreda Pérez, Eduardo Naranjo, Juan Luis Alcalde, Tomás Paredes y Rafael Canogar

 

 

El 25 de octubre se presenta el libro «Las Medallas de Honor»

Recopiladas por Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la AEPE

Mª Dolores Barreda Pérez ha recopilado en un libro los últimos galardonados con la Medalla de Honor de la AEPE, bajo el título de LAS MEDALLAS DE HONOR de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Este libro representa la necesidad de dejar constancia tangible de las distinciones que la entidad ha dado en los últimos años, para que no se pierdan en el olvido.

El libro, no incluye los discursos de los medallados. Imposible recogerlos. Muchos no trajeron nada escrito, fue improvisado y no se ha logrado recoger sus palabras, a veces inconexas, a veces emocionadas… Pero sí se incluye su biografía, esa que va más allá de lo que en cualquier entrada de internet se puede encontrar.

Y por supuesto, las palabras solemnes de nuestro Presidente haciendo entrega del máximo galardón que una entidad puede conceder entre iguales de profesión, quizás por eso sean más sentidas y acogidas por quienes lo reciben.

Al acto de presentación asistirán quienes son motivo de nuestro orgullo, los galardonados con LAS MEDALLAS DE HONOR de la AEPE, o sus descendientes, puesto que algunos nos dejaron ya: Julio López, Tomás Paredes, Eduardo Naranjo, Juan Alcalde, Venancio Blanco, Rafael Canogar, Rafael Botí, Soledad Lorenzo, IES «José Mª Infante», José Luis Galicia y Paula Varona.

Contamos, además, con una portada maravillosa, obra de Alejandro Aguilar Soria, especialmente realizada para esta publicación.

 

Presentación del libro “LAS MEDALLAS DE HONOR”

Mª Dolores Barreda Pérez

Viernes 25 de octubre de 2024, 19 h.

Sede AEPE

C/ Infantas, 30, 2º drcha.

28004 Madrid

 

Fallece Juan Alcalde, “el último de París”

Medalla de Honor de la AEPE en 2016

El pintor y grabador Juan Alcalde, uno de los máximos exponentes de la Escuela de París, falleció el pasado domingo 31 de mayo de 2020 en Madrid, rodeado de su familia, cuando contaba con 102 años de edad.

El artista había recibido hace cuatro años la Medalla de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores, un galardón que reconoce a aquellos artistas que se han distinguido de modo sobresaliente en el mundo de la creación artística, y que resultó ser el último galardón y acto al que asistió.

Hace apenas 15 días, en su estudio de una céntrica calle madrileña, presumía ante la Medalla de la AEPE, que preside la chimenea del salón, reconociendo que le hizo mucha ilusión recibirla y reencontrarse en aquel acto con otros artistas, celebrado en el año 2016, con multitud de amigos que quisieron acompañarle en un momento tan especial que contó también con la asistencia de la Infanta Elena de Borbón, amiga y admiradora de la obra del pintor.

De izquierda a derecha: Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la AEPE y miembro de AECA, José Gabriel Astudillo, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, Juan Alcalde y la Infanta Doña Elena, en el último acto público en el que recibió la Medalla de Honor de la AEPE

Juan Alcalde se sintió indispuesto hace menos de una semana, ingresando en el Hospital Clínico de San Carlos, donde un fallo renal terminó con su vida. Sus hijos Juan Luis y Sergio, que han estado con él hasta el último momento,  han respetado sus más íntimos deseos de discreción. Tras su exposición en el tanatorio madrileño de San Isidro, esta misma mañana ha sido llevado la crematorio de La Almudena, tras lo cual recibirá sepultura en una ceremonia íntima y familiar.

Recordarmos las intervenciones que en el acto de entrega de la Medalla de Honor de la AEPE realizaron la Secretaria General y miembro de AECA, Mª Dolores Barreda Pérez, y el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, repletas de referencias sobre su vida y su trabajo.

Mª Dolores Barreda Pérez, realizó un breve recorrido por la trayectoria artística y profesional del reconocido pintor haciendo especial hincapié en proporcionar a los presentes un bosquejo resumido de cómo es Juan Alcalde, y no sólo de su biografía, con datos y fechas frías y distantes, sino introduciendo a los presentes en la vida, el pensamiento y un poquito en el alma mágica del artista.

“Una gran persona y un excelente pintor es el motivo que hoy nos reúne para hacer un sencillo y emotivo homenaje, como los que hacemos en esta centenaria institución.

Podría esbozaros aquí una biografía y leer detenidamente fechas y sucesos de su larga vida, y no haría más que ahorraros acudir a las enciclopedias de arte, en donde podréis encontrar todo lo relacionado con su vida artística, incontable número de exposiciones, podría además desgranar su azarosa vida y su fructífero trabajo.

Pero si hiciera todo esto, seguiríais sin conocer de verdad al hombre al que hoy rendimos tributo, así es que voy a intentar hablar del hombre, del artista y de cómo es su trabajo.

Juan Alcalde Alonso es castizo, aquí diríamos que es un auténtico gato, nacido en el Rastro, cerca de Cascorro, y con unos padres que lejos de caer en el tipismo, no hacen sino reforzar esa estampa: su padre, zapatero, y su madre, cigarrera de la fábrica de tabacos de la calle Embajadores, al lado del portillo, (Ahí es nada).

Llegados a este punto, quizás me podría especificar la calle y el número exacto donde nació, para que sea esta Asociación Española de Pintores y Escultores quien solicite al Ayuntamiento de Madrid que en la fachada de dicho portal, se coloque una placa conmemorativa dentro del Plan Memoria de Madrid, que recuerde el feliz acontecimiento.

Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, con Agustín L. González, en el Museo de Reproducciones Artísticas y en el Círculo de Bellas Artes, y más tarde ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, teniendo entre otros profesores a Aurelio Arteta, que fue su valedor para el Premio “Molina Higueras”, que le concede la Academia de San Fernando, con una pintura que él propio Juan definió como de un “realismo decadente”, si bien es cierto que ya se le daba muy bien.

El Director de la Real Academia, el Conde de Romanones, le promete una beca para estudiar en París, planes que se verán truncados por el inicio de la guerra civil, donde luchará en el frente de Madrid.

Tiene que retirarse a Francia, siendo internado en un campo de concentración en donde está a punto de morir de disentería, hasta que es ingresado en un viejo hospital de Perpiñán en el que convive con enfermos mentales.

En 1944 regresa a Madrid donde se casa con Conchita Moreda y prosigue su difícil vida de pintor, teniendo que pintar carteleras cinematográficas para cubrir sus mínimas necesidades.

En 1950 emigra a Caracas, donde consigue vivir bien de su profesión de pintor, realiza encargos y exposiciones, pinta paisajes, hace ilustraciones… allí nacen sus hijos Juan Luis y Sergio.

Sin embargo, no se siente a gusto, el éxito fácil le incomoda y decide regresar a París, hacer realidad su sueño dorado y pintar las gabarras que recorren el Sena, las tabernas, los trabajadores de la orilla del río.

Allí se encuentra con otros miembros de la Escuela Española de París como Baltasar Lobo, Joaquín Peinado o Hernando Viñes y conoce a grandes amigos, como Marcel Marceau, Picasso, Neruda,…

Las muestras y exposiciones se suceden en Madrid, Londres, París, Caracas,…

En 1979 fallece su esposa que tantos sueños y dificultades había compartido con él. Durante cuatro años, Juan Alcalde no vuelve a exponer, hasta el año 1983, que lo hace en Madrid.

En 1984 contrae matrimonio con Patrocinio Molero, junto a la que inicia una nueva e importante etapa de su vida.

Hasta aquí, sintetizados y resumidos, unos pocos datos biográficos que esbozan una intensa vida, pero nada aún que pueda mostrarnos su rica vida interior, su pensamiento y personalidad.

De él se ha escrito, no seré yo quien diga que bastante poco, pero con palabras realmente bellas y admirables, que describen así su trabajo:

“Despojada de todo artificio innecesario, hermoso en su absoluta desnudez, es una pintura esencial, en la más exacta acepción del término. En sus cuadros hallamos la soledad, mas no la desesperación”.

“La obra de Juan Alcalde, plena de inteligencia y de sensibilidad, posee una carga poética que trasciende debajo de su aparente frialdad”.

“Pintura de personalísima factura, sin antecedentes en el devenir de nuestra creación artística y sin influencias miméticas de otros grandes maestros contemporáneos”.

“Es poética la pintura de Alcalde. Lírica de los sentimientos hechos luz; por los versos libres del color. Sin académica rima que lo amarre. Sin otra métrica que la suya. La de las pocas cosas que se pintan en su pintura”.

“Juan Alcalde es un clásico por encima de las academias y los convencionales equilibrios de los escritores porque, a solas con su corazón, con su paleta y con su soledad, Juan Alcalde sabe pintarnos el mundo de primera mano y con el trazo atenazador –y sobrecogedor- de la más sabia y angélica de todas las inocencias: la del artista que tiene la gracia mágica –e incluso dolorosa- de convertir en velocísimo y maduro arte cuanto toca”.

“Alcalde pinta cosas que hacen de un hombre, un artista, un asceta esencial y esencialista en pintura, un enamorado de la realidad y de la vida, un hombre delicioso y natural”.

“La pintura de Alcalde es de las que llegan a lo más hondo sin necesidad de trascendentalismos. Siente lo que dice y lo transmite con la sencillez de lo que resulta importante”.

“Alcalde aborda temas clásicos figurativos: paisaje, bodegón, bodegones inmersos en un trasfondo de ciudades muy originales y distintivos, maternidades, desnudos y figura humana en general, tratándolos con gran belleza en un estilo lleno de misticismo, armonía, delicadeza y suavidad, cualidades que afectan tanto a su forma como a su fondo, y por supuesto al colorido, abundante en blancos. Pero además, las formas se hallan simplificadas y sintetizadas”.

Podría seguir relatándoles retazos de escritos que giran alrededor de su obra, pero creo que es más interesante saber qué piensa de él mismo y cómo se define.

“Trabajo con óleos porque el aceite vive como el ser humano, no se queda perpetuo. El óleo trabaja por sí mismo y tengo la certeza de que mis cuadros no son lo que serán”.

Su inagotable vitalismo se refleja en la frase: «No me gustaría morir sabiendo, me gustaría morir aprendiendo».

Para Juan Alcalde, el arte es la búsqueda de sí mismo.

Su vida es una continua incertidumbre, pero como él mismo admite, «las desgracias pueden traer gracias».

«Lo peor que le puede pasar al ser humano es no tener gracia ni desgracia», añade.

«Los problemas son los que generan el pensamiento; sin ellos, el cerebro se muere», asiente con rotundidad.

“Cada día que pienso en rejuvenecerme, quisiera ser algo menos figurativo, pero no soy capaz de abstraerme del todo, no soy capaz de llegar a la abstracción pura. Llevo en las espaldas un peso muy grande, que no puedo descargarme, aunque lo intente. Me interesa la abstracción de Velázquez, de Goya. Los figurativos malos del siglo pasado hacen daño, aunque también está Rosales, que es fabuloso. Importa lo que es puro, lo que sale del espíritu del alma, del interior del hombre”…  La sensibilidad sobre todo.

Hablar de Juan es hablar de su pulgar. Como él mismo asegura, su pulgar es más importante que los pinceles, es el que conduce los colores al lienzo, y tiene además un componente sensual que no tiene el pincel, y en sus propias palabras, “es que cuando tú pones el pulgar en una tela, ahí está tu sensibilidad, la proyección de tu espíritu en el dedo, casi como un autorretrato”.

Juan ha sido su propio mecenas, se ha respaldado a sí mismo, ha creído en él, porque lo único que ha tratado de ser toda su vida es Juan Alcalde.

Por eso, lejos de escuelas, lejos de influencias, lejos de comparaciones o amigos que interfieran en esta semblanza, lejos de similitudes y analogías, hoy homenajeamos a quien ha tratado de ser toda su vida, y yo diría que lo ha conseguido, Juan Alcalde”.

Por su parte, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, recordó a todos que su arte está caracterizado por el personal estilo que ha hecho de este pintor un referente para las nuevas generaciones creadoras en una disertación en la que explicó por qué Juan Alcalde se ha hecho merecedor de este galardón:

“Este reconocimiento a un artista como Juan Alcalde, es el testimonio inequívoco del constante compromiso de la Asociación Española de Pintores y Escultores con la cultura, y es además, nuestro más decidido apoyo a sus creadores y difusores.

Esta Medalla reconoce una vida, un camino personal que nos vienes así a transmitir en las obras realizadas, una referencia visible en la que nos ofreces, al revivirlas y contemplarlas, la posibilidad de ser también artistas.

Tu obra, todo tu trabajo, es además una fuente inequívoca de esperanza, porque has ejercido como pintor y grabador, un oficio en el que no sólo se ve la carga entusiasta y optimista que desprenden tus blancos, sino que llega al público y al espectador con una nueva mirada, como un gesto de aliento y estímulo en el que demostrar que en sus vidas y obras puede hacerse realidad la idea de que en multitud de ocasiones, es en las dificultades y limitaciones donde la creatividad se expresa con especial intensidad.

Juan Alcalde es un gran artista, y lo es porque domina lo que encierra su corazón, y sólo el que mejor comprende y conoce sus afectos y pasiones, llega a ser un gran artista; un artista que domina la luz y la forma a través de la sensibilidad.

Esa parte esencial de su alma de artista es la que logra unir la materia a lo inmaterial, dando forma al espíritu. Decía mi siempre admirado Sorolla, quien honró esta institución cuando fue su Presidente, que la pintura es un “estado del alma”, una frase que se ajusta perfectamente al arte que nos regala Juan Alcalde.

Juan es un gran artista, un pintor que ha hecho de su trabajo un estilo de vida, un pintor que pinta todo el día, todos los días del año, que pinta hasta cuando no pinta. Que cuando duerme pinta y cuando vela pinta. Porque el regalo que nos ha hecho a todos los que amamos el arte, el regalo de ser pintor, lleva escondido el veneno y la carga dulce de la total dedicación y entrega con que ha regido su vida.

El mundo de la cultura, la sociedad en general, no podemos sino agradecer su contribución y reconocer el arte creador que subyace en el reverso de toda su obra, en la que late la ilusión más originaria que cabe por la vida, la de hacer de la vida pura belleza.

Eso es lo que pretende esta Medalla que hoy te entregamos, ser la mirada compartida de lo que eres y de lo que queremos ser a través de tu obra. Decía Miguel de Unamuno, cuya sensibilidad comparten todas y cada una de las obras de Juan Alcalde, que “el artista y sobre todo el hombre, seguirá hablando a través de su obra, para beneficio y goce de muchas generaciones”.

Ese es el ejemplo que dejas y que de forma sencilla, agradecemos.

Hoy rendimos homenaje a quien como decía antes la Secretaria General, ha conseguido ser Juan Alcalde. Que este momento compartido quede siempre en tu corazón, como quedará en nuestra historia y nuestra memoria.

Que quede grabado en oro. Para siempre, querido Juan. No hay medalla que pueda hacerse de la aleación de cariño, amistad y agradecimiento, con la que simbólicamente está hecha esta Medalla que hoy te entregamos de la Asociación Española de Pintores y Escultores”.

A continuación, el Presidente entregó la Medalla de Honor a Juan Alcalde, quien la recibió emocionado y dirigió unas palabras a los asistentes en las que sólo pudo agradecer el honor y declararse feliz y emocionado por el hecho de estar allí, y saberse de verdad objeto de una atención tan especial.

Fue después requerido para que firmara en el Libro de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores, y lo hizo con letra firme, clara y pulcra, ante la expectación de los presentes por los comentarios que en todo momento el homenajeado realizó y en los que jocosamente trataba sobre los 99 años que había ya cumplido.

La Infanta Doña Elena, sentada hasta ese momento entre el público, acudió a felicitar al amigo y artista y de forma cariñosa posó con los integrantes de la mesa presidencial, así con cuantos asistentes y amigos se encontraban en el acto.

Cabe recordar las múltiples ocasiones en las que la familia real ha asistido a actos organizados por la Asociación Española de Pintores y Escultores, teniendo en cuenta que SS.MM. los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía son los Presidentes de Honor de la centenaria entidad, que está a punto de convocar el 52 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura.

Firmó después la Infanta en el Libro de Honor de la entidad, justo debajo de la firma que en el año 90 dedicara con motivo de su visita al tradicional Salón de Otoño, y prometió asistir en la medida de sus posibilidades, a otros actos de la entidad.

D.E.P.

Rafael Canogar recibe mañana la Medalla de Honor de la AEPE

En un acto que se celebrará el próximo día 26 de enero, a las 19 h. en la sede institucional de la Asociación Española de Pintores y Escultores, el artista Rafael Canogar recibirá la “Medalla de Honor” de la institución, que le será otorgada de manos de su Presidente José Gabriel Astudillo, en reconocimiento a su aportación extraordinaria al mundo del arte.

Al acto, al que se espera que acudan innumerables socios y amigos, así como algunos de los máximos representantes del mundo del arte académico y la crítica, será presentado por la Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores, Mª Dolores Barreda Pérez, quien realizará un breve recorrido por la trayectoria biográfica y artística del homenajeado, para a modo de introducción, dar paso al homenaje espontáneo, nacido del corazón de todos los que forman la Asociación Española de Pintores y Escultores, desvelando no sólo al extraordinario profesional, sino haciendo especial hincapié en los valores humanos que rodean a la persona de Rafael Canogar.

Por su parte, José Gabriel Astudillo, Presidente de la centenaria entidad, dará paso a un discurso emotivo en el destacará que “Rafael Canogar siempre ha sido un pintor valiente a la hora de defender sus valores artísticos, y a pesar de las dificultades que haya podido encontrar a lo largo de su trayectoria, pero que los sacrificios que ha realizado, las alegrías que ha experimentado, el singular significado que para este artista tiene el conjunto de su producción y experiencia artística y profesional, son hoy ejemplo para muchos artistas y creadores, para muchos de nuestros socios. Por eso, el ejemplo de tu vida nos interesa a todos”.

Se verificará así la entrega de la Medalla y del Diploma acreditativo, tras la cual, Rafael Canogar dirigirá unas palabras a los asistentes y firmará en el Libro de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

La Medalla de Honor de la AEPE se ha concedido en anteriores ocasiones a Julio López Hernández, Tomás Paredes, Eduardo Naranjo, Juan Alcalde y Venancio Blanco.

Acto: Medalla de Honor de la AEPE
Fecha: 26 de enero de 2018
Lugar: Sede de la Asociación Española de Pintores y Escultores
C/ Infantas, 30, 2º drcha.
28004 Madrid

Juan Alcalde recibió la “Medalla de Honor” de la Asociación Española de Pintores y Escultores

El acto contó con la asistencia de la Infanta Elena

El último superviviente de la Escuela de París, el pintor y grabador Juan Alcalde, recibió ayer la Medalla de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores, rodeado de numerosos amigos y socios que no quisieron perderse este sencillo homenaje al que también acudió la Infanta Elena, amiga y admiradora del artista.

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De izquierda a derecha:

Tomás Paredes, Mª Dolores Barreda Pérez, Juan Alcalde, José Gabriel Astudillo y Juan de la Cruz Pallarés

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La mesa presidencial estaba formada por el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, por el Vicepresidente de la centenaria entidad, Juan de la Cruz Pallarés García, por el homenajeado, Juan Alcalde, la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez y por el Presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte, Tomás Paredes, que no quiso tampoco perderse el emotivo acto con tan gran creador.

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Mª Dolores Barreda Pérez,  José Gabriel Astudillo, Juan Alcalde y la Infanta doña Elena

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Además de uno de los hijos del homenajeado, en el acto estuvieron presentes distintos miembros de la Junta Directiva de la institución, como los Vocales Juan Manuel López-Reina, Alicia Sánchez Carmona, Alberto Martín Giraldo, Pedro Quesada, la Tesorera Ana Martínez Córdoba y el Bibliotecario Fernando de Marta y Sebastián, y la Asesora de Presidencia Itziar Zabalza Murillo, además de distintas personalidades como Francisco Molina, Director del Taller del Prado, el Director de Tritoma Gestión Cultural, José Luis Manzanares y multitud de artistas y socios de la entidad.

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De izquierda a derecha:

Tomás Paredes, Mª Dolores Barreda Pérez, Juan Alcalde, la Infanta doña Elena, José Gabriel Astudillo , Juan de la Cruz Pallarés y Francisco Molina

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Repleto de referencias personales y artísticas transcurrió un acto emocionado en el que a modo de introducción, la Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez, realizó un breve recorrido por la trayectoria artística y profesional del reconocido pintor haciendo especial hincapié en proporcionar a los presentes un bosquejo resumido de cómo es Juan Alcalde, y no sólo de su biografía, con datos y fechas frías y distantes, sino introduciendo a los presentes en la vida, el pensamiento y un poquito en el alma mágica del artista.

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“Una gran persona y un excelente pintor es el motivo que hoy nos reúne para hacer un sencillo y emotivo homenaje, como los que hacemos en esta centenaria institución.

Podría esbozaros aquí una biografía y leer detenidamente fechas y sucesos de su larga vida, y no haría más que ahorraros acudir a las enciclopedias de arte, en donde podréis encontrar todo lo relacionado con su vida artística, incontable número de exposiciones, podría además desgranar su azarosa vida y su fructífero trabajo.

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Pero si hiciera todo esto, seguiríais sin conocer de verdad al hombre al que hoy rendimos tributo, así es que voy a intentar hablar del hombre, del artista y de cómo es su trabajo.

Juan Alcalde Alonso es castizo, aquí diríamos que es un auténtico gato, nacido en el Rastro, cerca de Cascorro, y con unos padres que lejos de caer en el tipismo, no hacen sino reforzar esa estampa: su padre, zapatero, y su madre, cigarrera de la fábrica de tabacos de la calle Embajadores, al lado del portillo, (Ahí es nada).

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Llegados a este punto, quizás me podría especificar la calle y el número exacto donde nació, para que sea esta Asociación Española de Pintores y Escultores quien solicite al Ayuntamiento de Madrid que en la fachada de dicho portal, se coloque una placa conmemorativa dentro del Plan Memoria de Madrid, que recuerde el feliz acontecimiento.

Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, con Agustín L. González, en el Museo de Reproducciones Artísticas y en el Círculo de Bellas Artes, y más tarde ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, teniendo entre otros profesores a Aurelio Arteta, que fue su valedor para el Premio “Molina Higueras”, que le concede la Academia de San Fernando, con una pintura que él propio Juan definió como de un “realismo decadente”, si bien es cierto que ya se le daba muy bien.

El Director de la Real Academia, el Conde de Romanones, le promete una beca para estudiar en París, planes que se verán truncados por el inicio de la guerra civil, donde luchará en el frente de Madrid.

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Tiene que retirarse a Francia, siendo internado en un campo de concentración en donde está a punto de morir de disentería, hasta que es ingresado en un viejo hospital de Perpiñán en el que convive con enfermos mentales.

En 1944 regresa a Madrid donde se casa con Conchita Moreda y prosigue su difícil vida de pintor, teniendo que pintar carteleras cinematográficas para cubrir sus mínimas necesidades.

En 1950 emigra a Caracas, donde consigue vivir bien de su profesión de pintor, realiza encargos y exposiciones, pinta paisajes, hace ilustraciones… allí nacen sus hijos Juan Luis y Sergio.

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Sin embargo, no se siente a gusto, el éxito fácil le incomoda y decide regresar a París, hacer realidad su sueño dorado y pintar las gabarras que recorren el Sena, las tabernas, los trabajadores de la orilla del río.

Allí se encuentra con otros miembros de la Escuela Española de París como Baltasar Lobo, Joaquín Peinado o Hernando Viñes y conoce a grandes amigos, como Marcel Marceau, Picasso, Neruda,…

Las muestras y exposiciones se suceden en Madrid, Londres, París, Caracas,…

En 1979 fallece su esposa que tantos sueños y dificultades había compartido con él. Durante cuatro años, Juan Alcalde no vuelve a exponer, hasta el año 1983, que lo hace en Madrid.

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En 1984 contrae matrimonio con Patrocinio Molero, junto a la que inicia una nueva e importante etapa de su vida.

Hasta aquí, sintetizados y resumidos, unos pocos datos biográficos que esbozan una intensa vida, pero nada aún que pueda mostrarnos su rica vida interior, su pensamiento y personalidad.

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De él se ha escrito, no seré yo quien diga que bastante poco, pero con palabras realmente bellas y admirables, que describen así su trabajo:

“Despojada de todo artificio innecesario, hermoso en su absoluta desnudez, es una pintura esencial, en la más exacta acepción del término. En sus cuadros hallamos la soledad, mas no la desesperación”.

 “La Obra de Juan Alcalde, plena de inteligencia y de sensibilidad, posee una carga poética que trasciende debajo de su aparente frialdad”.

 “Pintura de personalísima factura, sin antecedentes en el devenir de nuestra creación artística y sin influencias miméticas de otros grandes maestros contemporáneos”.

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“Es poética la pintura de Alcalde. Lírica de los sentimientos hechos luz; por los versos libres del color. Sin académica rima que lo amarre. Sin otra métrica que la suya. La de las pocas cosas que se pintan en su pintura”.

“Juan Alcalde es un clásico por encima de las academias y los convencionales equilibrios de los escritores porque, a solas con su corazón, con su paleta y con su soledad, Juan Alcalde sabe pintarnos el mundo de primera mano y con el trazo atenazador –y sobrecogedor- de la más sabia y angélica de todas las inocencias: la del artista que tiene la gracia mágica –e incluso dolorosa- de convertir en velocísimo y maduro arte cuanto toca”.

 “Alcalde pinta cosas que hacen de un hombre, un artista, un asceta esencial y esencialista en pintura, un enamorado de la realidad y de la vida, un hombre delicioso y natural”.

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“La pintura de Alcalde es de las que llegan a lo más hondo sin necesidad de trascendentalismos. Siente lo que dice y lo transmite con la sencillez de lo que resulta importante”.

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“Alcalde aborda temas clásicos figurativos: paisaje, bodegón, bodegones inmersos en un trasfondo de ciudades muy originales y distintivos, maternidades, desnudos y figura humana en general, tratándolos con gran belleza en un estilo lleno de misticismo, armonía, delicadeza y suavidad, cualidades que afectan tanto a su forma como a su fondo, y por supuesto al colorido, abundante en blancos. Pero además, las formas se hallan simplificadas y sintetizadas”.

Podría seguir relatándoles retazos de escritos que giran alrededor de su obra, pero creo que es más interesante saber qué piensa de él mismo y cómo se define.

“Trabajo con óleos porque el aceite vive como el ser humano, no se queda perpetuo. El óleo trabaja por sí mismo y tengo la certeza de que mis cuadros no son lo que serán”.

Su inagotable vitalismo se refleja en la frase: «No me gustaría morir sabiendo, me gustaría morir aprendiendo».

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Para Juan Alcalde, el arte es la búsqueda de sí mismo.

Su vida es una continua incertidumbre, pero como él mismo admite, «las desgracias pueden traer gracias».

«Lo peor que le puede pasar al ser humano es no tener gracia ni desgracia», añade.

«Los problemas son los que generan el pensamiento; sin ellos, el cerebro se muere», asiente con rotundidad.

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 “Cada día que pienso en rejuvenecerme, quisiera ser algo menos figurativo, pero no soy capaz de abstraerme del todo, no soy capaz de llegar a la abstracción pura. Llevo en las espaldas un peso muy grande, que no puedo descargarme, aunque lo intente. Me interesa la abstracción de Velázquez, de Goya. Los figurativos malos del siglo pasado hacen daño, aunque también está Rosales, que es fabuloso. Importa lo que es puro, lo que sale del espíritu del alma, del interior del hombre”…  La sensibilidad sobre todo.

Hablar de Juan es hablar de su pulgar. Como él mismo asegura, su pulgar es más importante que los pinceles, es el que conduce los colores al lienzo, y tiene además un componente sensual que no tiene el pincel, y en sus propias palabras, “es que cuando tú pones el pulgar en una tela, ahí está tu sensibilidad, la proyección de tu espíritu en el dedo, casi como un autorretrato”.

Juan ha sido su propio mecenas, se ha respaldado a sí mismo, ha creído en él, porque lo único que ha tratado de ser toda su vida es Juan Alcalde.

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Por eso, lejos de escuelas, lejos de influencias, lejos de comparaciones o amigos que interfieran en esta semblanza, lejos de similitudes y analogías, hoy homenajeamos a quien ha tratado de ser toda su vida, y yo diría que lo ha conseguido, Juan Alcalde”.

Por su parte, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, recordó a todos que su arte está caracterizado por el personal estilo que ha hecho de este pintor un referente para las nuevas generaciones creadoras en una disertación en la que explicó por qué Juan Alcalde se ha hecho merecedor de este galardón:

“Este reconocimiento a un artista como Juan Alcalde, es el testimonio inequívoco del constante compromiso de la Asociación Española de Pintores y Escultores con la cultura, y es además, nuestro más decidido apoyo a sus creadores y difusores.

Esta Medalla reconoce una vida, un camino personal que nos vienes así a transmitir en las obras realizadas, una referencia visible en la que nos ofreces, al revivirlas y contemplarlas, la posibilidad de ser también artistas.

Tu obra, todo tu trabajo, es además una fuente inequívoca de esperanza, porque has ejercido como pintor y grabador, un oficio en el que no sólo se ve la carga entusiasta y optimista que desprenden tus blancos, sino que llega al público y al espectador con una nueva mirada, como un gesto de aliento y estímulo en el que demostrar que en sus vidas y obras puede hacerse realidad la idea de que en multitud de ocasiones, es en las dificultades y limitaciones donde la creatividad se expresa con especial intensidad.

Juan Alcalde es un gran artista, y lo es porque domina lo que encierra su corazón, y sólo el que mejor comprende y conoce sus afectos y pasiones, llega a ser un gran artista; un artista que domina la luz y la forma a través de la sensibilidad.

Esa parte esencial de su alma de artista es la que logra unir la materia a lo inmaterial, dando forma al espíritu. Decía mi siempre admirado Sorolla, quien honró esta institución cuando fue su Presidente, que la pintura es un “estado del alma”, una frase que se ajusta perfectamente al arte que nos regala Juan Alcalde.

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Juan es un gran artista, un pintor que ha hecho de su trabajo un estilo de vida, un pintor que pinta todo el día, todos los días del año, que pinta hasta cuando no pinta. Que cuando duerme pinta y cuando vela pinta. Porque el regalo que nos ha hecho a todos los que amamos el arte, el regalo de ser pintor, lleva escondido el veneno y la carga dulce de la total dedicación y entrega con que ha regido su vida.

El mundo de la cultura, la sociedad en general, no podemos sino agradecer su contribución y reconocer el arte creador que subyace en el reverso de toda su obra, en la que late la ilusión más originaria que cabe por la vida, la de hacer de la vida pura belleza.

Eso es lo que pretende esta Medalla que hoy te entregamos, ser la mirada compartida de lo que eres y de lo que queremos ser a través de tu obra. Decía Miguel de Unamuno, cuya sensibilidad comparten todas y cada una de las obras de Juan Alcalde, que “el artista y sobre todo el hombre, seguirá hablando a través de su obra, para beneficio y goce de muchas generaciones”.

Ese es el ejemplo que dejas y que de forma sencilla, agradecemos.

Hoy rendimos homenaje a quien como decía antes la Secretaria General, ha conseguido ser Juan Alcalde. Que este momento compartido quede siempre en tu corazón, como quedará en nuestra historia y nuestra memoria.

Que quede grabado en oro. Para siempre, querido Juan. No hay medalla que pueda hacerse de la aleación de cariño, amistad y agradecimiento, con la que simbólicamente está hecha esta Medalla que hoy te entregamos de la Asociación Española de Pintores y Escultores”.

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A continuación, el Presidente entregó la Medalla de Honor a Juan Alcalde, quien la recibió emocionado y dirigió unas palabras a los asistentes en las que sólo pudo agradecer el honor y declararse feliz y emocionado por el hecho de estar allí, y saberse de verdad objeto de una atención tan especial.

Fue después requerido para que firmara en el Libro de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores, y lo hizo con letra firme, clara y pulcra, ante la expectación de los presentes por los comentarios que en todo momento el homenajeado realizó y en los que jocosamente trataba sobre los 99 años que había ya cumplido.

La Infanta Doña Elena, sentada hasta ese momento entre el público, acudió a felicitar al amigo y artista y de forma cariñosa posó con los integrantes de la mesa presidencial, así con cuantos asistentes y amigos se encontraban en el acto.

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Cabe recordar las múltiples ocasiones en las que la familia real ha asistido a actos organizados por la Asociación Española de Pintores y Escultores, teniendo en cuenta que SS.MM. los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía son los Presidentes de Honor de la centenaria entidad, que está a punto de convocar el 52 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura.

Firmó después la Infanta en el Libro de Honor de la entidad, justo debajo de la firma que en el año 90 dedicara con motivo de su visita al tradicional Salón de Otoño, y prometió asistir en la medida de sus posibilidades, a otros actos de la entidad.

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https://www.lavanguardia.com/vida/20161017/411074178022/juan-alcalde-recibe-manana-la-medalla-de-honor-de-la-asociacion-espanola-de-pintores-y-escultores.html

https://www.cuatro.com/noticias/cultura/Medalla-Asociacion-Espanola-Pintores-Escultores_0_2261175816.html

https://www.eleconomista.es/cultura/noticias/7896496/10/16/Juan-Alcalde-recibe-manana-la-Medalla-de-Honor-de-la-Asociacion-Espanola-de-Pintores-y-Escultores.html

https://www.lainformacion.com/arte-cultura-y-espectaculos/escultura/Medalla-Asociacion-Espanola-Pintores-Escultores_0_963504997.html

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