Juan Van Halen
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Hay momentos en los que se conjura la gracia, el duende, la grandeza y el azul y producen una serie de sensaciones, que se convierten en espléndida vida vivida, si no en sentida poesía. Uno de esos momentos mágicos, guiados por las alas de un ángel, tuvo lugar el pasado lunes, día 20 de mayo, en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, ¡famosa Torre de los Lujanes! Allí, a las siete y media, se reunía un conjunto de personalidades y amigos para celebrar al poeta Juan Van-Halen Acedo-onmis honor et gloria-, notario mayor de la luz guadarrameña y zahorí de las sombras.
La “Matritense”, cuyo emblema es “Socorre enseñando”, decana de las asociaciones culturales de Madrid, fue creada por Carlos III en 1775. Su sede, histórica por tantas razones, -prisión de Francisco I tras la batalla de Pavía, vencido por el emperador Carlos- abrió con la bendición de Campomanes y su sexto presidente fue Jovellanos. Madrid, sus instituciones públicas, saben que ahí tienen una joya y deberían cuidarla, porque la cultura, la historia, el arte, la poesía son de todos, aunque no todos las cuiden, y no debería vivir al aire de las ideologías, del poder y de la mendicidad.
López de Arenosa, T. Paredes, G. De Luis con Anson
Juan Van-Halen- ¡sería una renuncia explicar qué representa! -es muchas pasiones en una, un horizonte de almas en una blanca alma, muchos corazones en un desbordado y noble corazón. Entre tantos afanes y destinos, ha presidido durante veinte años la prestigiada Asociación de Escritores y Aristas Españoles. Ante su renuncia, la AEAE le agradece con un gesto intelectual y emotivo su dedicación y sus valores, al tiempo que se presentaba el retrato que le ha hecho José Sánchez Carralero, ilustre catedrático de la UCM y vicepresidente de la AEAE, por sobre todo, pintor, ¡maître Carralero!.
El profesor Carralero, probado paisajista de alcurnia y retratista de abolengo lo ha efigiado con el doble acierto de unir el parecido a una pintura mollar. No puedo dejar de citar a Rafael Martínez Díaz, hablando de Carralero, que ha heredado las virtudes cromáticas y felices de su maestro. El retrato es un asunto muy traidor, porque si se parece, el espectador dice que es muy bueno, pero si no, por feraz que sea la pintura se menosprecia. El retrato de Van-Halen, óleo sobre lienzo, 81×65 el bastidor, óvalo de 73×61 cm. realizado por Carralero, es una ambueza de rica pintura y se parece al retratado, en trance con sus sueños. De modo que, ¡miel sobre hojuelas!
Esa imagen colorida y doliente de Van-Halen se va a unir a una galería de magníficos retratos de la AEAE, conviviendo con otros de Benlliure, Manuel Benedito, Marceliano Santa María, José Garnelo, Juan Comba, Enrique Segura y otro del propio Carralero. Conozco otros retratos de Van-Halen, los de Álvaro Delgado, los de José Gabriel Astudillo, Grau Santos, cada uno con los caprichos del pincel que lo pintó. Creo que éste de Carralero aúna la altivez del político y la sensación augural del poeta, la solemnidad del prócer y la inocencia del imbele.
Retrato de J. Van-Halen de J.Sánchez-Carralero
Abrió la sesión Manuel Rodríguez Alcayna, presidente de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, saludando a la concurrencia y concediendo la palabra al alcalde de Madrid, Excmo. Sr. D, José Luis Martínez-Almeida, que presidió el acto. Martínez-Almeida destacó la labor de servidor público del homenajeado, recordando su paso por el Senado y por la Presidencia de la Asamblea de la Comunidad de Madrid, aireando anécdotas personales e incidiendo en la calidez humana de Van-Halen más allá de su prestigio de tribuno, de académico y literato plural.
Tras sus palabras, el burgomaestre con ayuda de Carralero, descubrieron el cuadro, cubierto hasta ese momento y situado a la derecha del estrado, entonces se produjo una ovación atronadora, que arreciaba con el abrazo de los maestros Carralero y Van-Halen. Fue un momento emotivo, con sensaciones distintas para cada uno de los que aplaudían; rebosantes los artistas, ante la imagen epítome de una andadura: una vida en un icono.
En la mesa, también el presidente de la Asamblea de Madrid, Excmo. Sr. D. Enrique Ossorio, que recordó la vieja amistad dentrambos, así como su afición a los libros de historia, comentando algunos de los títulos de la autoría de Van-Halen como Memoria secreta del hermano Leviatán, su preferido, y aclarando que, en muchos apartes, tras las sesiones de la Cámara, trataban de temas históricos, cuando los demás creían que conspiraban.
El ilustre senador, J. Van-Halen, dando las gracias
Gonzalo de Luis, columna vertebral de la AEAE y su Secretario General, leyó el acta en la que se acordó este evento y dio paso a María José López de Arenosa y José Luis Morales, que hicieron la laudatio compartida del polímata Van-Halen. López de Arenosa, que hace su tesis doctoral sobre la obra periodística de Van-Halen, con voz argéntea nos ilustró de sus andanzas fedatarias, corresponsal de guerra y cronista de las bellezas y miserias del orbe, así como sus crónicas de Vietnam y su paso por cabeceras: El Alcázar, Arriba, ABC, La Razón, amén de numerosas revistas, radios y televisiones.
José Luis Morales, estudioso de la obra vanhaliana y poeta, hizo una visita guiada por su conspicuo jardín lírico con parada y fonda en el soneto. Van-Halen es un maestro del soneto, un virtuoso, lo ha ensayado en todos los metros silábicos. Decir eso en la patria de Garcilaso, Quevedo, Góngora y Lope, es mucho decir. Morales, taxonómico y sajelador, no sólo estableció su canon, sino que le dedicó un soneto hermosísimo a su amigo y maestro, ruiseñor de las choperas de Torrelodones y muñidor de sus estíos.
La tarde discurría estuosa de elogios y aprecios, en un salón repleto, tanto que, incluso algunos asociados, tuvieron que seguir el acto fuera de la sala. En esto, tomó la palabra Luis María Anson, Real Academia Española, que, con su solercia para la voz idónea y su portentosa memoria, émulo de Borges, le propuso a Juan un diálogo, de periodista a periodista, que luego fue un monólogo maravilloso, cenital, orientalista, tibar, apolíneo.
Carralero, J. Lamo de Espinosa, Alcayna, Ossorio, Anson, Mª J. López de Arenosa
Van-Halen confesó que “Anson era la persona que más le había ayudado” y detalló todas las referencias que la había proporcionado para su viaje a Vietnam y en otros. Entonces, Anson comenzó a desnudar el libro vanhaliano Cuaderno de Asia, recordando lo que cantaban los versos del poeta y lo que no habían contado. Recordó versos del emperador Le Thanh Tong, algunos opacados por el tiempo, y hermoseó el esplendor de la Bahía de Ha Long, donde liban las libélulas que se mecen en la Montaña Poema.
La sensibilidad se activaba como las caliptras de las raíces de las plantas que beben del rocío. La temperatura subió cuando Anson recitó versos del libro fundacional de Vietnam en su lengua original, sedosa y mágica como un yatagán hecho de megueces. Y vertía al español, con voz de jazmín, esas sentencias que ritualizan la belleza oriental. Le había oído, en otras ocasiones, breves poemas de la dinastía Tang, pero nunca ese énfasis con el que sonaba el vietnamita de terciopelo perla en la Torre de los Lujanes.
Y rememoró el Ramayana, y piropeó al Taj Mahal, “un poema en mármol”; y habló de la epopeya de Manás de Kirguistan, de los haikus de Basho, de Rizal, de Tagore; recitó a Darío y a Juan Ramón Jiménez: “Tú me mirarás llorando/ -será el tiempo de las flores-/ tú me mirarás llorando/ y yo te diré: no llores….”. Y siguió con los poemas de la tierra y el viento de Mao Tsé Tung. La ovación al soberbio monólogo de Anson fue honda y persistente, ardiente y suculenta, alerta y afanosa. ¡Qué memoria, que seguridad, qué sabor oral, qué gentil certería, qué oro purificado en su crisol!
Carralero y Van-Halen se abrazan ante el retrato del poeta
Como colofón, el senador, sentado en silla curul, agradecía el homenaje. Un Van-Halen, sonriente, tratando de sobreponerse a la emoción, daba las gracias a la Real Sociedad Económica Matritense -él fue el fundador de su revista Torre de los Lujanes!-, a cuya institución pertenece, y a la AEAE, y recordaba a todas las personas que habían sido importantes en su trayectoria, ante todo, poética: Luis María Anson, su cómplice; Luis Alberto de Cuenca, Carlos Murciano, José Luis Morales, sus antólogos; Chus Visor, Ángel González, Alberti…
Todos lo saben, pero reiteraré que la Asociación de Escritores y Artistas Españoles fue fundada en 1871, con la venia real, y que tuvo peso intelectual y artístico determinante, siendo presidida por varios premios Nobel, presidentes de Gobierno y egregios escritores y artistas como, José de Echegaray, Jacinto Benavente, Emilio Castelar, Canalejas, Benlliure, Benedito, Núñez de Arce, el arquitecto Luis Cervera Vera, Juan Van-Halen y ahora el preclaro cervantista y poeta castellano José López Martínez.
Rodríguez Alcayna, J.L. Martínez-Almeida, E. Ossorio, L.Mª Anson y G. de Luis
Y dicho todo esto, uno se pregunta: ¿dónde está la prensa, de qué informan los medios audiovisuales, en qué consiste el periodismo hoy? Porque, con la excepción de Telemadrid, no he visto la noticia en otras cabeceras. Los lectores tienen derecho a que sus respectivos diarios les informen de lo que ocurre, considerando eventos de cierta altura intelectual, vital y ciudadana. Y yo les aseguro que esta fue, no sólo un homenaje a un poeta, con ser importante, sino un ofrecimiento a la inteligencia, la belleza y la bondad del ser: un epinicio pindárico. Pero, mal se aviene el don con el turuleque.
Pero, a pesar de estas carencias de nuestra actualidad, de esa frivolidad enfangada, empecinada, que nos vulgariza, seguiremos leyendo a los poetas orientales, continuaremos admirando la sensibilidad de los nacidos en esas tierras que se asoman al Pacífico; persistiremos en admirar la destreza artística de Carralero, en leer a Anson; aprenderemos de memoria lo sonetos de Van-Halen, porque en ese cosmos se vive de otra manera y se respira distinto aroma al que desprende la jifa gansteril , hortera, de la política hodierna.
Tomás Paredes
Presidente de H. AICA Spain
J.G Astudillo, Juan Soler, Van-Halen y J.L.Morales