Recogida del carnet de los nuevos socios de la AEPE

Coincidiendo con los actos que se vienen realizando de forma periódica en la sede social de la AEPE, el pasado día 9 de enero, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores hizo entrega de sus carnets de socios a los nuevos miembros que pasan a formar parte de esta gran familia que formamos quienes integramos la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Ante un numeroso público compuesto de socios y amigos y bajo la atenta mirada de la Junta Directiva, José Gabriel Astudillo López hizo entrega del carnet que les acredita como socios de la centenaria institución a Esteban Barba, María Pilar Cortés López, María Nieves Pezzi Sanz, Francisco M. Sanz y María Padial Gallego.

Esteban Barba recoge su carnet bajo la atenta mirada de los miembros de la Junta Directiva de la AEPE

Esteban Barba del Río, María Pilar Cortés López, José Gabriel Astudillo López, Joaquín Lorente y María Nieves Pezzi Sanz

Francisco M. Sanz conversa con el Presidente, José Gabriel Astudillo

María Nieves Pezzi Sanz recogió su carnet de socia de la AEPE

María Padial Gallego recogió su carnet que la acredita como socia de la AEPE

María Pilar Cortés López recoge su carnet de socia de la AEPE

La socia Marta Bleda-Soler triunfa a los 15 años

Nuestra socia más joven, Marta Bleda Soler, recibió en la pasada edición del XXXVI Certamen de Pequeño Formato que organiza esta Asociación Española de Pintores y Escultores, una Mención de Honor que se suma a otros galardones y méritos que ya atesora en su corta vida artística, así como la realización de varias exposiciones.

La joven de Alahaurín de la Torre consiguió colgar su obra en el tradicional certamen en lo que ella misma consideró como una “victoria emocionante que confirma y acrecienta sus ganas de seguir pintando”. Y es que fue la única menor de edad seleccionada para participar y que además consiguió una Mención de Honor.

Leemos acerca de ella en varias publicaciones que se han hecho eco de la noticia, así como de su ilusión y empeño en ser parte del mundo del arte, pero sobre todo, su orgullo de pertenecer a una entidad como la Asociación Española de Pintores y Escultores, un ejemplo del que todos deberíamos tomar buena nota.

Mención de Honor del XXXVI Certamen de Pequeño Formato de la AEPE: Marta Bleda Soler ¿Qué miras? Óleo y acrílico / lienzo 22 x 33

 

https://m.youtube.com/watch?feature=youtu.be&v=i0qXgR3pQeo

https://www.diariosur.es/culturas/sociedad-valora-estudiamos-20171208235608-nt.html?ns_campaign=APPWA&ns_source=BT&ns_linkname=Bottom&ns_fee=0&ns_mchannel=EM

El Síndrome de Down retratado

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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OBRAS DE ARTE EN LAS QUE SE RETRATA

A PERSONAS CON SINDROME DE DOWN

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El Síndrome de Down es una alteración genética que se produce por la presencia de un cromosoma extra o una parte de él.

Contrariamente a lo que pueda creerse, el Síndrome de Down no es una enfermedad y por tanto no puede curarse. El efecto que la presencia de esta alteración produce en cada persona es muy variable, por lo que el individuo afectado tendrá algún grado de discapacidad intelectual y mostrará algunas características típicas de este síndrome. Pero cada individuo es singular, con una apariencia, personalidad y habilidades únicas.

Esta alteración congénita se produce de forma espontánea, sin que exista una causa aparente sobre la que se pueda actuar para impedirlo. Una alteración en el equilibrio genético que altera el funcionamiento normal del organismo, ocasionando un desarrollo más lento.

El Síndrome de Down es una alteración que se produce en todas las etnias y en todos los países del mundo, con una incidencia de una por cada 600-700 concepciones en el mundo. Se viene produciendo además, desde la más remota antigüedad, como ahora veremos. Fue el Doctor John Langdon Down quien describió el síndrome que lleva su apellido, en 1866 en Gran Bretaña.

 

Síndrome de Down en la Prehistoria

Restos arqueológicos del Paleolítico, de alrededor de 18.000 años de antigüedad, muestran ya el taurodontismo, rasgo  bastante común en los dientes del hombre Neandertal y que en menor medida se encuentra en el hombre actual, sobre todo relacionado con el cromosoma extra o con el síndrome Prader Willi.

Vestigios de un ídolo neolítico de West Thessaly, Grecia, fechado entre los años 7000 y 5000 aC, pueden constituir la representación más antigua del Síndrome de Down en la cultura. Las imágenes A y B muestran vista anterior y lateral de un ídolo sospechoso de tener características similares a las del Down.

Tablillas de arcilla datadas en la Babilonia del año 4.000 aC, recogen también una serie de malformaciones congénitas humanas en las que se describe a personas con Síndrome de Down.

La cultura Omeca, datada entre 1.500 a 500 aC en México, centrada en el culto al jaguar, nos ha dejado además algunas representaciones de hombres-jaguar cuyos rasgos se relacionan con los propios del Síndrome de Down.

Evidencias también pueden verse en la figurita egipcia fechada alrededor del año 100 dC que  representa un rostro que se sospecha tiene características del Síndrome de Down.

La presencia de este síndrome en comunidades prehispánicas americanas ha sido recientemente documentada en la más reciente cultura Tolteca de México, de unos 500 años dC .

Son también muy curiosas las cerámicas de las culturas Tumaco – La Tolita, en la actual costa Pacífica entre Colombia y Ecuador, que muestran rasgos relacionados con el cromosoma extra y están datadas entre los años 300 y 600 dC. Obras que plasmaron con un realismo impresionante diferentes patologías que padecían estas poblaciones, así como distintos procesos de envejecimiento y muerte.

En la siguiente fotografía puede verse representado a un individuo de sexo masculino, joven, con características típicas del síndrome de Down, forma cerámica que puede ser la primera representación de Síndrome de Down que conocemos.

En la Estatuilla de la diosa con turbante hecho de perlas, fechada entre los años 400 a 800 d.D. encontrada en Monte Albán, en México, se representa una diosa cuyas características cualitativas asociadas al Síndrome de Down merecen especial atención.

El Florero de cerámica de Perú , fechado entre los años 1200 y 1500 d.C , exhibe una pieza de cerámica cruda, con características  del Síndrome de Down.

Síndrome de Down en la Edad Moderna

El dato arqueológico más antiguo del que se tiene noticia sobre el Síndrome de Down es el hallazgo de un cráneo sajón del siglo VII, con anomalías estructurales compatibles con un varón con dicho síndrome.

Pero como alteración que acompaña a la humanidad desde tiempos inciertos, ha sido igualmente recogida en pinturas analizadas por expertos artistas y médicos, como Zellweger, Cone, Mirkinson, Kunze, Nippert Andrew Levitas y Cheryl Reid, entablando pedagógicas discusiones en las que unos aportan pruebas y conclusiones y otros rebaten y participan con datos opuestos. Presentamos aquí algunos de los cuadros que han merecido atención en estas discusiones.

En un lateral de la pintura titulada “Ecce-homo”, atribuida al artesano del altar de Aquisgrán, fechada alrededor del año 1505, muestra la imagen de un niño con características faciales similares al Síndrome de Down, al que un mono está arreglando el cabello. Una imagen con una fuerte evidencia de que el niño retratado sufriera Síndrome de Down.

“La Adoración del pastor”,  de Jacob Jordaens (1593-1678), fechada alrededor del año 1618 muestra a la Virgen sosteniendo a un niño con similares sospechas de características faciales del Síndrome de Down. Algún investigador ha afirmado que Jordaens y su esposa Catherine Van Noort tuvieron una hija llamada Elizabeth, que tenía Síndrome de Down, si bien es sólo una conjetura sin prueba alguna.

“La adoración del Niño Jesús” (1515) realizada por un seguidor de Jan Joest of Kalkar, representa a Jesús y a dos ángeles con características del Síndrome de Down.  Una de las características más esenciales de esta obra es la exquisita transparencia de sus colores  así como la forma tan delicada y sutil de modelar los rostros.

El óleo, (Metropolitan Museum of Art de Nueva York), presenta a un ángel junto a la Virgen y a otro que abraza una columna junto a un pastor, y ambos parecen mostrar las anormalidades faciales del Síndrome de Down, y puede ser una de las primeras representaciones del Down en el arte occidental.  El artista tomó la decisión de pintar el ángel a la izquierda de María con rasgos faciales distintivos de los otros ángeles (y de María), y también, con el pastor. Retratar a dos personas con los rasgos faciales asociados con el Síndrome de Down, establece que la pintura del ángel y el pastor en la escena nocturna fue intencionada. El artista pretendía retratar individuos con características distintivas de las otras caras que se muestran.

Durante la mayor parte de la historia humana, particularmente en la civilización occidental, las personas con síndrome de Down han sido ocultadas y excluidas de la sociedad. La importancia de esta pintura residiría en que busca desafiar esta segregación.

La pintura es un mensaje de hace 500 años del artista, o del mecenas que encargó la pintura, de lo que ellos ven como el cielo aquí en la tierra: donde las personas con Síndrome de Down son incluidas y respetadas, como todos los demás.

“Sátiro con campesinos” es otra obra de Jacob Jordaens  fechada entre 1635-1640 en la que una mujer sostiene a un bebé con las mismas sospechas de Síndrome de Down.  Curiosamente, esta pintura data de aproximadamente 20 años después de la pintura original, lo que llevó a otro investigador a conjeturar que estas dos pinturas pueden representar la primera instancia registrada de múltiples casos de Síndrome de Down en una familia, lo que rara vez ocurre incluso hoy en día.

Andrea Mantegna (1430-1506)  pintó dos cuadros de “La Virgen y el Niño” en los que los rasgos de los  infantes son similares al Síndrome de Down, incluyendo el síndrome de ojos oblicuos, pliegues epicánticos, pequeña nariz y otras evidencias que respaldarían esta tesis, y otro más titulado “Virgen con Santo Jerome y Luis de Toulouse” (1455) que fue pintado en la misma época. Si bien los tres niños exhiben  varias  características  asociadas con el Síndrome de Down, es posible que el artista utilizara el mismo modelo para las tres pinturas, sin embargo, se especula que Mantegna pintaba a su propia hija o bien a un hijo de los ricos de la poderosa familia Gonzaga de Mantua, Italia.

Andrea Mantegna tuvo 14 niños, uno de los cuales tenía Síndrome de Down. Al mismo tiempo se sabe que la familia Gonzaga, que era su mecenas, también tenian un hijo con una condición no identificada pero que posiblemente era el Síndrome de Down.  Gonzaga y Mantegna apreciaron la humanidad de estos niños a los que algunos podrían haber preferido esconder  o dejar morir, pero la sensibilidad compartida por ambos hicieron que sus pinturas tuvieran un “sentido de propósito” con respecto a la discapacidad que se les agradece ya que ha sido olvidado por nuestra sociedad.

Para Mantegna, las cualidades del amor, el perdón y la inocencia que reconoció más fácilmente en estos niños, eran la mejor representación de Cristo.

“Retrato de Lady Cockburn con sus tres hijos” (1773) es un óleo sobre lienzo de estilo rococó de Sir Joshua Reynolds en el que aparece uno de los hijos con rasgos faciales típicos del Síndrome de Down y que se exhiben en la National Gallery de Londres.

Reynolds pintaba a sus modelos de manera un poco idealizada e inspirándose en modelos precedentes de la pintura barroca. En este caso, por ejemplo, se basó en una obra de Van Dyck, “Caridad”  y se cree que también en la “Venus del espejo” de Velázquez, en lo que se refiere a la representación de los niños, análoga a la del Cupido de la obra  velazqueña.

Lady Cockburn se casó a los 20 años y se convirtió en la segunda esposa de un hombre que ya tenía tres hijas. Así que aquí está representada como madrastra, si bien posteriormente tuvo también sus propios hijos.

Hoy en día, las personas con Síndrome de Down han dejado de aparecer en escenas y pinturas para ser protagonistas absolutos en su creación, ya que la potencialidad extraordinaria de sus habilidades está siendo reconocida a nivel mundial, especialmente por la originalidad en su forma de percepción y en sus fantasías, en donde la capacidad creadora desborda y se revela como una necesidad de expresión que a todos cautiva y sorprende.

Al igual que el resto de artistas, las personas con Síndrome de Down desbordan en sus creaciones sus sentimientos, emociones, pensamientos y vivencias, estableciendo unos estrechos lazos entre su mundo interno y externo.

La frescura y espontaneidad de las obras realizadas por personas con Síndrome de Down han supuesto un nueva conquista en la creación artística al tratar las obras desde una clara independencia del clásico ideal de belleza, para dejar paso a la expresividad y subjetividad del creador frente a la tradicional interpretación del concepto y a la habitual utilización de métodos y técnicas artísticas, dando paso a una expresión emocional única y propia, que alcanza elevados índices de sensibilidad y calidad que hacen de estos artistas unos auténticos genios interpretativos de escenas, colores y formas que a todos nos asombran.

Se trata de un arte nuevo, libre de convencionalismos y cánones culturales y sociales, que une la independencia de sus formas, la subjetividad de sus colores y la espontaneidad y frescura de sus trazos, a la maravillosa capacidad creativa que les brinda el amor infinito e incondicional que nos ofrecen, la pura alegría con que nos regalan, el entusiasmo que encierran todas sus obras, la determinación con que se afanan en un cada nuevo logro y la grandeza de unos corazones de infinita ternura y exquisita sensibilidad que todo artista querría poseer para acrecentar su concepto de arte y que toda persona “normal” debería tener en cuenta para afianzar su concepto de exepcional humanidad.

Las personas “normales y corrientes” no tenemos la suerte de tener la extraordinaria sensibilidad de los Síndrome de Down. Sin embargo, la Asociación Española de Pintores y Escultores sí ha demostrado en el pasado Salón de Otoño, que los artistas con Síndrome de Down son merecedores de ser incluidos en una gran exposición como lo es la convocatoria artística más antigua y prestigiosa de las que se convocan en España.

La plena inclusión de los artistas Down, es motivo de orgullo para todos los que hemos contribuido a su reconocimiento, constituyendo de esta forma la primera oportunidad real que una centenaria institución como la nuestra, da a un colectivo que nos reserva aún muchas sorpresas en un futuro que auguro muy prometedor.

Medalla De Pintura Down Madrid del 84 Salón de Otoño

de la Asociación Española de Pintores y Escultores 2017

Rafael González Calderón. «El comedor». Óleo sobre lienzo 65 x 50 cms.

 

Carmen Rodríguez de Legísima

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

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CARMEN RODRIGUEZ DE LEGISIMA

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RODRIGUEZ DE LEGISIMA (Carmen Legisima)  P  1914  1896 LOUSADO VIGO/ORENSE      1980

Carmen Rodríguez de Legísima (firmaba sus obras como Carmen Legísima) nació en 1896 en el Pazo de Lousado, en la parroquia de Loeda, concejo orensano de Piñor de Cea, en la comarca de Carballiño. Allí, aún se conservan los caballetes que sostenían sus lienzos y en los cuales expresaba todo su mundo interior.

Era la hija pequeña de una familia numerosa acomodada, de juristas terratenientes y tradicional por conservadora y católica, en la que el padre, militar, se veía obligado a trasladar constantemente el domicilio desde las vecinas Tui, La Coruña, Vigo, etc. hasta que su jubilación permitió a la familia establecerse en el pazo de Lousado, en el municipio de Piñor de Cea.

Autorretrato (Diputación de Orense)

Al fallecer sus padres y uno de sus hermanos, el resto de la familia se traslada a Vigo.

Retrato de su padre

Uno de sus hermanos se dedicó a la vida religiosa, llegando hasta las altas jerarquías y siendo nombrado conservador de los llamados Santos Lugares de Jerusalén.

Apunte del Monasterio de Oseira

Su hermano Eduardo Rodríguez de Legísima, fue el autor del proyecto y planos, y el supervisor de la construcción de la nueva iglesia de San Payo de Loeda, y otra hermana suya era también religiosa, motivo por el que la espiritualidad unida a la convicción religiosa de la familia, aportaron un gran influjo en su obra y su espacialidad.

Desde niña muestra interés por la meditación y el misticismo, lo que la llevan a trasladar esas inquietudes a través de la pintura, vocación que comparte además con otra de sus hermanas mayores llamada Matilde.

La desahogada situación económica de la familia permitió que Carmen estudiara magisterio en Madrid, si bien no ejerció nunca de maestra y aprendió a pintar de forma totalmente autodidacta. En esos años en la capital, consolida su vocación artística y se une a la Asociación de Pintores y Escultores.

En los años 40 comienza a ser reconocida como pintora, aunque en su Galicia natal esto no ocurre hasta los años 60.

De los retratos que salen de la mano de la pintora, el más aplaudido es “Mi hermana”, en el que aparece su hermana Obdulia dentro de su celda como monja y que presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1944 y por el que obtuvo una Primera Medalla de Plata.

Mi hermana

En el año 1943 realiza su primera exposición en la Sala Macarrón de Madrid, animada por el pintor Salaverría, un éxito que no esperaba y del que surgió una participación en otra muestra colectiva celebrada ese mismo año en Londres.

Entre 1945 y 1962 expuso ocasionalmente en Lisboa, Londres y Roma y participó en el XXXIX Salón de Otoño de 1968, con dos óleos de naturalezas muertas.

Bodegón con bandeja

En 1965 volvió a exponer en la Sala Macarrón de Madrid, pero no fue hasta 1979 cuando realizó su primera gran exposición antológica, en el Caixavigo Hall, que volvería a repetirse en 1985, a título póstumo, en la Sala de Exposiciones del Centro Cultural Caja de Ahorros de Vigo, del 27 de mayo al 20 de junio, con motivo de la exposición monográfica a ella dedicada.

 

En familia

Pintó hasta los últimos días de su vida, pese a la cruel enfermedad que le inmovilizó todo el lado derecho del cuerpo y siendo diestra, aprendió a pintar con la mano izquierda para seguir creando hasta el final.

Falleció el 10 de julio de 1980 en Vigo. Sus restos descansan en el panteón familiar de Lousado.

Bodegón con bandeja de plata

El Pazo de Lousado conserva decenas de cuadros de Carmen. Retratos de familiares, de santos, de miembros de la iglesia, bodegones y flores y paisajes de pueblos de Piñor. Contiene además los retratos de su hermana Matilde, que como decíamos también compartía con Carmen la ilusión de la pintura, si bien nunca alcanzó el mismo reconocimiento que ella.

El historiador del arte especializado en la pintura española, Enrique Lafuente Ferrari, sentenció a Carmen, de quien dijo que era «La Solana Femenina».

Bodegón de frutas

Bodegón del pan

Bodegón con porcelana

Los retratos y bodegones de Carmen Legísima, como solía firmar sus obras, contienen  pinceladas pesadas y coloridas, características más destacadas en sus temas más recurrentes: el retrato y el bodegón.  Son éstos últimos humildes, sencillos, pese a estar repletos de flores y porcelanas.

Hay quien ha vinculado estos trabajos austeros, con los del barroco Sánchez Cotán, vislumbrando además un cierto parecido a las naturalezas muertas de Cézanne en cuanto a las gamas cromáticas y el tipo de pinceladas.

El gato de la casa

Esta mezcla de estilos convierte las obras de Carmen en algo dramático y dulce; inquietas y serenas… en donde la artista vuelca todos sus sentimientos.

Su obra se exhibe en el Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid, en el Museo de Castrelos, en Vigo, y en colecciones institucionales y particulares.

Autógrafo en una de sus obras

Florero

Flores

Lilas en florero de Sevres

 Niña en la galería

Nocturno

 

Apunte del Monasterio de Oseira

Divina pastora

Santa Teresiña

 

Segundo plástico gallegoPintura en GaliciaDiccionario de mujeres gallegas,

Personajes ilustres de Piñor en la página del ayuntamiento y el archivo de la Colección de Colundivación.

Anselmo López Morales en la Gran Enciclopedia Gallega Silverio Cañada y la tarjeta del Museo de Bellas Artes de A Coruña.
Dolores Villaverde Solar Sinxeleza, espiritualidade e art…  Álbum de Mulleres.

Niña de la galería óleo/lienzo, 95×68 cm, expuesta en la Galería Francisco Fernández del Riego.

El Síndrome de Down retratado

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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OBRAS DE ARTE EN LAS QUE SE RETRATA

A PERSONAS CON SINDROME DE DOWN

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El Síndrome de Down es una alteración genética que se produce por la presencia de un cromosoma extra o una parte de él.

Contrariamente a lo que pueda creerse, el Síndrome de Down no es una enfermedad y por tanto no puede curarse. El efecto que la presencia de esta alteración produce en cada persona es muy variable, por lo que el individuo afectado tendrá algún grado de discapacidad intelectual y mostrará algunas características típicas de este síndrome. Pero cada individuo es singular, con una apariencia, personalidad y habilidades únicas.

Esta alteración congénita se produce de forma espontánea, sin que exista una causa aparente sobre la que se pueda actuar para impedirlo. Una alteración en el equilibrio genético que altera el funcionamiento normal del organismo, ocasionando un desarrollo más lento.

El Síndrome de Down es una alteración que se produce en todas las etnias y en todos los países del mundo, con una incidencia de una por cada 600-700 concepciones en el mundo. Se viene produciendo además, desde la más remota antigüedad, como ahora veremos. Fue el Doctor John Langdon Down quien describió el síndrome que lleva su apellido, en 1866 en Gran Bretaña.

 

Síndrome de Down en la Prehistoria

Restos arqueológicos del Paleolítico, de alrededor de 18.000 años de antigüedad, muestran ya el taurodontismo, rasgo  bastante común en los dientes del hombre Neandertal y que en menor medida se encuentra en el hombre actual, sobre todo relacionado con el cromosoma extra o con el síndrome Prader Willi.

Vestigios de un ídolo neolítico de West Thessaly, Grecia, fechado entre los años 7000 y 5000 aC, pueden constituir la representación más antigua del Síndrome de Down en la cultura. Las imágenes A y B muestran vista anterior y lateral de un ídolo sospechoso de tener características similares a las del Down.

Tablillas de arcilla datadas en la Babilonia del año 4.000 aC, recogen también una serie de malformaciones congénitas humanas en las que se describe a personas con Síndrome de Down.

La cultura Omeca, datada entre 1.500 a 500 aC en México, centrada en el culto al jaguar, nos ha dejado además algunas representaciones de hombres-jaguar cuyos rasgos se relacionan con los propios del Síndrome de Down.

Evidencias también pueden verse en la figurita egipcia fechada alrededor del año 100 dC que  representa un rostro que se sospecha tiene características del Síndrome de Down.

La presencia de este síndrome en comunidades prehispánicas americanas ha sido recientemente documentada en la más reciente cultura Tolteca de México, de unos 500 años dC .

Son también muy curiosas las cerámicas de las culturas Tumaco – La Tolita, en la actual costa Pacífica entre Colombia y Ecuador, que muestran rasgos relacionados con el cromosoma extra y están datadas entre los años 300 y 600 dC. Obras que plasmaron con un realismo impresionante diferentes patologías que padecían estas poblaciones, así como distintos procesos de envejecimiento y muerte.

En la siguiente fotografía puede verse representado a un individuo de sexo masculino, joven, con características típicas del síndrome de Down, forma cerámica que puede ser la primera representación de Síndrome de Down que conocemos.

En la Estatuilla de la diosa con turbante hecho de perlas, fechada entre los años 400 a 800 d.D. encontrada en Monte Albán, en México, se representa una diosa cuyas características cualitativas asociadas al Síndrome de Down merecen especial atención.

El Florero de cerámica de Perú , fechado entre los años 1200 y 1500 d.C , exhibe una pieza de cerámica cruda, con características  del Síndrome de Down.

Síndrome de Down en la Edad Moderna

El dato arqueológico más antiguo del que se tiene noticia sobre el Síndrome de Down es el hallazgo de un cráneo sajón del siglo VII, con anomalías estructurales compatibles con un varón con dicho síndrome.

Pero como alteración que acompaña a la humanidad desde tiempos inciertos, ha sido igualmente recogida en pinturas analizadas por expertos artistas y médicos, como Zellweger, Cone, Mirkinson, Kunze, Nippert Andrew Levitas y Cheryl Reid, entablando pedagógicas discusiones en las que unos aportan pruebas y conclusiones y otros rebaten y participan con datos opuestos. Presentamos aquí algunos de los cuadros que han merecido atención en estas discusiones.

En un lateral de la pintura titulada “Ecce-homo”, atribuida al artesano del altar de Aquisgrán, fechada alrededor del año 1505, muestra la imagen de un niño con características faciales similares al Síndrome de Down, al que un mono está arreglando el cabello. Una imagen con una fuerte evidencia de que el niño retratado sufriera Síndrome de Down.

 

“La Adoración del pastor”,  de Jacob Jordaens (1593-1678), fechada alrededor del año 1618 muestra a la Virgen sosteniendo a un niño con similares sospechas de características faciales del Síndrome de Down. Algún investigador ha afirmado que Jordaens y su esposa Catherine Van Noort tuvieron una hija llamada Elizabeth, que tenía Síndrome de Down, si bien es sólo una conjetura sin prueba alguna.

“La adoración del Niño Jesús” (1515) realizada por un seguidor de Jan Joest of Kalkar, representa a Jesús y a dos ángeles con características del Síndrome de Down.  Una de las características más esenciales de esta obra es la exquisita transparencia de sus colores  así como la forma tan delicada y sutil de modelar los rostros.

El óleo, (Metropolitan Museum of Art de Nueva York), presenta a un ángel junto a la Virgen y a otro que abraza una columna junto a un pastor, y ambos parecen mostrar las anormalidades faciales del Síndrome de Down, y puede ser una de las primeras representaciones del Down en el arte occidental.  El artista tomó la decisión de pintar el ángel a la izquierda de María con rasgos faciales distintivos de los otros ángeles (y de María), y también, con el pastor. Retratar a dos personas con los rasgos faciales asociados con el Síndrome de Down, establece que la pintura del ángel y el pastor en la escena nocturna fue intencionada. El artista pretendía retratar individuos con características distintivas de las otras caras que se muestran.

Durante la mayor parte de la historia humana, particularmente en la civilización occidental, las personas con síndrome de Down han sido ocultadas y excluidas de la sociedad. La importancia de esta pintura residiría en que busca desafiar esta segregación.

La pintura es un mensaje de hace 500 años del artista, o del mecenas que encargó la pintura, de lo que ellos ven como el cielo aquí en la tierra: donde las personas con Síndrome de Down son incluidas y respetadas, como todos los demás.

 

“Sátiro con campesinos” es otra obra de Jacob Jordaens  fechada entre 1635-1640 en la que una mujer sostiene a un bebé con las mismas sospechas de Síndrome de Down.  Curiosamente, esta pintura data de aproximadamente 20 años después de la pintura original, lo que llevó a otro investigador a conjeturar que estas dos pinturas pueden representar la primera instancia registrada de múltiples casos de Síndrome de Down en una familia, lo que rara vez ocurre incluso hoy en día.

 

Andrea Mantegna (1430-1506)  pintó dos cuadros de “La Virgen y el Niño” en los que los rasgos de los  infantes son similares al Síndrome de Down, incluyendo el síndrome de ojos oblicuos, pliegues epicánticos, pequeña nariz y otras evidencias que respaldarían esta tesis, y otro más titulado “Virgen con Santo Jerome y Luis de Toulouse” (1455) que fue pintado en la misma época. Si bien los tres niños exhiben  varias  características  asociadas con el Síndrome de Down, es posible que el artista utilizara el mismo modelo para las tres pinturas, sin embargo, se especula que Mantegna pintaba a su propia hija o bien a un hijo de los ricos de la poderosa familia Gonzaga de Mantua, Italia.

Andrea Mantegna tuvo 14 niños, uno de los cuales tenía Síndrome de Down. Al mismo tiempo se sabe que la familia Gonzaga, que era su mecenas, también tenian un hijo con una condición no identificada pero que posiblemente era el Síndrome de Down.  Gonzaga y Mantegna apreciaron la humanidad de estos niños a los que algunos podrían haber preferido esconder  o dejar morir, pero la sensibilidad compartida por ambos hicieron que sus pinturas tuvieran un “sentido de propósito” con respecto a la discapacidad que se les agradece ya que ha sido olvidado por nuestra sociedad.

Para Mantegna, las cualidades del amor, el perdón y la inocencia que reconoció más fácilmente en estos niños, eran la mejor representación de Cristo.

 

“Retrato de Lady Cockburn con sus tres hijos” (1773) es un óleo sobre lienzo de estilo rococó de Sir Joshua Reynolds en el que aparece uno de los hijos con rasgos faciales típicos del Síndrome de Down y que se exhiben en la National Gallery de Londres.

Reynolds pintaba a sus modelos de manera un poco idealizada e inspirándose en modelos precedentes de la pintura barroca. En este caso, por ejemplo, se basó en una obra de Van Dyck, “Caridad”  y se cree que también en la “Venus del espejo” de Velázquez, en lo que se refiere a la representación de los niños, análoga a la del Cupido de la obra  velazqueña.

Lady Cockburn se casó a los 20 años y se convirtió en la segunda esposa de un hombre que ya tenía tres hijas. Así que aquí está representada como madrastra, si bien posteriormente tuvo también sus propios hijos.

 

Hoy en día, las personas con Síndrome de Down han dejado de aparecer en escenas y pinturas para ser protagonistas absolutos en su creación, ya que la potencialidad extraordinaria de sus habilidades está siendo reconocida a nivel mundial, especialmente por la originalidad en su forma de percepción y en sus fantasías, en donde la capacidad creadora desborda y se revela como una necesidad de expresión que a todos cautiva y sorprende.

Al igual que el resto de artistas, las personas con Síndrome de Down desbordan en sus creaciones sus sentimientos, emociones, pensamientos y vivencias, estableciendo unos estrechos lazos entre su mundo interno y externo.

La frescura y espontaneidad de las obras realizadas por personas con Síndrome de Down han supuesto un nueva conquista en la creación artística al tratar las obras desde una clara independencia del clásico ideal de belleza, para dejar paso a la expresividad y subjetividad del creador frente a la tradicional interpretación del concepto y a la habitual utilización de métodos y técnicas artísticas, dando paso a una expresión emocional única y propia, que alcanza elevados índices de sensibilidad y calidad que hacen de estos artistas unos auténticos genios interpretativos de escenas, colores y formas que a todos nos asombran.

Se trata de un arte nuevo, libre de convencionalismos y cánones culturales y sociales, que une la independencia de sus formas, la subjetividad de sus colores y la espontaneidad y frescura de sus trazos, a la maravillosa capacidad creativa que les brinda el amor infinito e incondicional que nos ofrecen, la pura alegría con que nos regalan, el entusiasmo que encierran todas sus obras, la determinación con que se afanan en un cada nuevo logro y la grandeza de unos corazones de infinita ternura y exquisita sensibilidad que todo artista querría poseer para acrecentar su concepto de arte y que toda persona “normal” debería tener en cuenta para afianzar su concepto de exepcional humanidad.

Las personas “normales y corrientes” no tenemos la suerte de tener la extraordinaria sensibilidad de los Síndrome de Down. Sin embargo, la Asociación Española de Pintores y Escultores sí ha demostrado en el pasado Salón de Otoño, que los artistas con Síndrome de Down son merecedores de ser incluidos en una gran exposición como lo es la convocatoria artística más antigua y prestigiosa de las que se convocan en España.

La plena inclusión de los artistas Down, es motivo de orgullo para todos los que hemos contribuido a su reconocimiento, constituyendo de esta forma la primera oportunidad real que una centenaria institución como la nuestra, da a un colectivo que nos reserva aún muchas sorpresas en un futuro que auguro muy prometedor.

 

Medalla De Pintura Down Madrid del 84 Salón de Otoño

de la Asociación Española de Pintores y Escultores 2017

 

Rafael González Calderón. «El comedor». Óleo sobre lienzo 65 x 50 cms.

Rosario de Velasco Belausteguigoitia

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

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Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

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Rosario de Velasco Belausteguigoitia

 

Rosario de Velasco Belausteguigoitia nació en Madrid el 20 de mayo de 1904 y falleció en Barcelona, el 2 de marzo de 1991.

 

En su juventud formó parte de la Sociedad de Artistas Ibéricos, creada en 1924 con el fin de incorporar el arte español a las vanguardias, introduciendo el arte cubista  y de la que formaban parte escritores como Eugenio d’Ors, Ortega y Gasset, Gómez de la Serna… y artistas (y socios también de la AEPE) como Juan Adsuara, José Capuz, Fernández Balbuena, Angel Ferrant, Gutiérrez Solana, Victorio Macho, Benjamín Palencia, Pichot, Piñole, los Zubiaurre… y otros nombres como Dalí y Picasso.

Rosario era hija de Antonio de Velasco, oficial de caballería y de la también llamada Rosario Belausteguigoitia, una vasca descendiente de carlistas y de fuertes convicciones religiosas, que formaron una familia junto a sus hijos Luis, Rosario y Lola y residían en Madrid.

A principios de los años 30, Rosario se manifestó ideológicamente cercana a Falange Española de las JONS, coincidiendo con su creación.

Un día en la calle “Guzmán el Bueno” Rosario vio desde el balcón cómo unos republicanos sacaban a las monjas de un convento para fusilarlas, ella inmediatamente cogió unas bombillas de gas, las juntó en un trapo y las lanzó a los republicanos, estos huyeron del lugar, pero esta acción le pasaría factura un tiempo más tarde.

Ella acabó la escuela de arte y ya era pintora de oficio. Unos amigos de Barcelona, los Gili, editores, mecenas y coleccionistas de arte español, le encargaron pintar unos retratos de madre e hija, trabajo para el que tuvo que trasladarse a veranear a Llavaneras, donde conoció a su marido Javier Farrerons Co, un médico vocacional que junto a Carlos Jiménez Díaz y a Carlos Lahoz Marqués fundaría la Sociedad Española de Alergia, el 31 de mayo de 1947, fecha que marca un hito histórico para los alergólogos actuales, pues supone un antes y un después en el afianzamiento científico de una materia de conocimiento en el vasto campo de la Sanidad.

En Madrid sucedía una historia paralela, la vecina de su piso en la capital acusó a Rosario de Falangista y un día llamaron a la puerta de Rosario en Llavaneres y unos agentes de la CNT se la llevaron a la cárcel Modelo de Barcelona para fusilarla al día siguiente.

Su futuro marido, el Dr. Farrerons, tenía un buen amigo en la cárcel Modelo, el Dr. Sala Perdis y juntos, y por la noche,  lograron meter a Rosario en una carretilla, logrando escapar de la muerte.

Lamentablemente, contaba Rosario, su compañera de celda fue fusilada al día siguiente, no pudiendo hacer nada para detener ese asesinato.

Poco después Javier Farrerons y Rosario se casaron por la iglesia en Barcelona, en una ceremonia casi clandestina y con sólo unos pocos amigos.

El matrimonio huyó a Francia, cruzando la frontera a pie para pasar a la zona sublevada, donde nació su única hija, María del Mar, que siguió los pasos de su padre en el campo de la medicina y la alergología y ejerce actualmente en Barcelona. Contrajo el tifus, enfermedad que la incapacitó para tener más descendencia.

Rosario colaboró con sus dibujos con la revista ilustrada Vértice (1937 a 1946) y proporcionó las ilustraciones de “Cuentos para soñar”, de María Teresa León (1928) y con posterioridad, de “Princesas del martirio” de Concha Espina.

Acabada la Guerra Civil la familia se estableció definitivamente en Barcelona, iniciando una etapa de intensa actividad pictórica aunque, bohemia y estrafalaria en el vestir, se mantuvo siempre alejada de las corrientes artísticas y rodeada de buenos amigos como Dionisio Ridruejo, Pere Pruna, Carmen Conde o Eugenio d’Ors, quien dijo de ella que era la Pola Negri (diva del cine mudo) de la pintura.​

Formada con Fernando Álvarez de Sotomayor (Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores en 1929) en 1924 participó por primera vez a la Exposición Nacional de Bellas Artes con dos óleos titulados “Vieja segoviana” y “El chico del cacharro”.​ En la de 1932, obtuvo la Segunda Medalla de Pintura con el óleo que marcó su carrera artística titulado “Adán y Eva”, y que se exhibe en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, obra representativa del retorno al clasicismo experimentado por las vanguardias europeas en el periodo de entreguerras que se caracteriza por un innovador tratamiento formal, que incluye los aspectos técnicos y el empleo del color, y con la que ese mismo año concurrió también a las exposiciones organizadas por la Sociedad de Artistas Ibéricos en Copenhague y Berlín.​

Con respecto a “Adán y Eva”, Francisco Umbral escribía en 2003 que tras la primera guerra mundial a España “…no nos llegó la guerra sí nos llegó la paz y con ella esa escuela pictórica que herboriza principalmente en el País Vasco, con la calidad de pan tierno que ya tuvieron los Zubiaurre y que encontramos en Rosario de Velasco, llena de una perfección de manzana verde entre un arte tan masculino como el vasco”…

Con la obra “El baño” (1931) participó en 1935 en la Exposición que la Librería Internacional de Zaragoza dedicó exclusivamente a jóvenes mujeres artistas y escritoras, con la colaboración de Carmen Conde, Norah Borges, Menchu Gal y Josefina de la Torre, entre otras, y en 1936 presentó a la frustrada Exposición Nacional de ese año “Los inocentes” o “La matanza de los inocentes”, que hoy se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Valencia, de un realismo calificado de intimista.

Rosario de Velasco quedó descrita por el ABC de Sevilla en 1932 como “una chicarrona de piel de pan tostado, de pelo negro a la greña, manos de movimientos dulces y ojos castaños en cuyo iris titila una gota de miel”, el autor del artículo evitaba clasificarla,  resaltaba el colorismo y la religiosidad de sus cuadros  y acusaba de vicio de los críticos cualquier intento encasillador, mientras reclamaba mirar la aportación original que todo artista tiene.

En 1937, Luis de Galinsoga, años antes de ser director de La Vanguardia española, se explayaba en alabar a la joven pintora con su producción Lavanderas: “masas pictóricas sueltas, pero armónicas y de composición resuelta magistralmente con dibujo somero, pero firme y con colores sencillos, pero expresionistas; un buen modelo, en fin, de arte moderno”.

En 1939 dibujó un sello para la emisión española: el sello de Homenaje al Ejército de 1939 en el Castillo de la Mota de Medina del Campo, cuyos beneficios fueron destinados a las mujeres falangistas de la Sección Femenina de la Falange Española y de las JONS.

Fue una fiel seguidora de Falange y de José Antonio Primo de Rivera. Estableció una estrecha amistad con Pilar Primo de Rivera y se sentía orgullosa de ser la última persona que fotografió a José Antonio con vida, antes de su asesinato.

Realizó las pinturas murales de la Capilla de la Residencia de Señoritas que en 1942 se rebautizó como Residencia de Señoritas Teresa de Cepeda. En el Altar Mayor, Rosario pinta una imagen de María, resuelta con un primor y belleza auténticamente renacentistas.

En 1968 obtuvo el Premio Sant Jordi por su obra “La casa roja”, representativa de la evolución de la pintora hacia perfiles desdibujados a base de transparencias que se aparta ya del clasicismo aunque sin renunciar a la figuración.

Continuó su actividad a lo largo de su vida y con el tiempo se fue deshaciendo del clasicismo, hizo paisajes, bodegones, óleos de vibrante ejecución incorporando nuevas técnicas, de gran riqueza en las texturas, “sin duda el periodo más creativo e interesante de la pintora.” Fue una gran artista, una mujer muy avanzada para su época, comprometida, de valores fuertes y ardiente fe católica.

 

www.Hispaninfo.com

www.mcnbiografías.com

https://www.uv.es/dep230/revista/PDF253.pdf

https://es.wikipedia.org/wiki/Rosario_de_Velasco

La AEPE celebró la Navidad

Tal y como se había anunciado, la tarde del día 15 de diciembre tuvo lugar la tradicional copa de Navidad en la sede de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

El Presidente, José Gabriel Astudillo López, en nombre de la Junta Directiva, brindó por un nuevo año cargado de actividades y proyectos, con los numerosos socios que quisieron departir un rato de charla distendida y reencuentro emocionado con amigos del arte.

No faltó tampoco Tomás Paredes Romero, Socio de Honor de la AEPE y Presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte, que quiso sumarse a esta tradicional celebración junto al resto de la familia de la entidad.

Además, se realizó la entrega del carnet de socio a los nuevos miembros de la familia de la AEPE, que aprovecharon así el acto para hacer amistades, conocer otros socios y presentarse a todos con la ilusión y alegría que mostraron en todo momento.

Feliz Navidad y próspero año 2018 a todos los artistas y creadores.

La AEPE celebra esta tarde su Copa de Navidad

La Asociación Española de Pintores y Escultores celebra esta tarde del viernes 15 de diciembre su tradicional copa de Navidad en un ambiente meramente festivo en el que el Presidente, Junta Directiva y socios y amigos en general, compartirán ilusiones y disfrutarán de un ágape con el que festejar la Navidad y el fin de un año grandioso para la AEPE.

En el acto, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, transmitirá a los asistentes sus mejores deseos para el próximo año, tal y como ha dejado patente en la felicitación de Navidad que ha hecho llegar a cada socio y amigo de la AEPE, y que aquí os reproducimos.

Es el momento de hacer un alto en el camino y compartir una celebración entrañable y un brindis por los mejores momentos del año que termina.

Os esperamos.

 

La variedad nos hace grandes. Nuestros socios son el mejor ejemplo de ello.

        Transformar los sueños de la sociedad, transmitirlos y darles forma no es tarea fácil, pero con la visión de cada artista, tan diferente y variada, tan especial y auténtica, de estilos y técnicas múltiples y tremendamente creativas, todos crecemos y hacemos plural el arte.

        Los artistas tenemos una varita mágica con la que pintamos los deseos y propósitos para el nuevo año que comienza. Tenemos ese don porque somos los auténticos magos del color y la luz y como los Reyes Magos de Oriente, somos fieles a la cita del arte que nos traza la Asociación Española de Pintores y Escultores, que nos va mostrando el camino desde nuestra casa común cuyas puertas están siempre abiertas a todos.

José Gabriel Astudillo López

Presidente

Y su Junta Directiva os desean una Feliz Navidad

 

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