Recordando… Marino Amaya

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Marino Amaya

AMAYA, Marino B.      E    1952      1929        ASTORGA(Le)    MADRID OJÉN (Má)

 

 

Marino Leonardo Borrega Amaya, conocido artísticamente como Marino Amaya, nació en Astorga, León, al lado de la iglesia de la Puerta de Rey, el 10 de julio de 1928, aunque en otras reseñas de su biografía también aparece como año de nacimiento 1927 y 1929, que es la fecha que con la que se inscribió en nuestra entidad.

Miembro de una familia humilde de ocho hermanos, su madre era extremeña y su padre era ayudante de fogonero, de aquellas máquinas de vapor de la Vía del Oeste que iba de Astorga a Plasencia. Los hijos ayudaban a la economía familia recogiendo el carbón que se caía por las vías para venderlo y ayudar en casa. Además, Marino pastoreaba con las ovejas, lo que le permitía realizar sus primeras obras con ramas secas que modelaba con su navaja.

El padre falleció cuando Marino era muy joven, lo que motivó que volviera de Medina del Campo a Astorga, abandonando así las labores del campo.

Las penalidades de la familia y la muerte del progenitor hicieron que su madre tuviera que repartir a sus hijos entre familiares, para asegurar su manutención, ya que fue consciente de que no podía sacarlos adelante como quería.

Marino fue llevado a un orfanato a Salamanca, donde nunca se adaptó a vivir de forma triste y sin amor.

El director del orfanato sí distinguió las cualidades de Marino para la escultura, proporcionándole un lugar para modelar y el barro necesario para ello.

Amaya realiza diversos trabajos en su juventud. A los quince años recibe su primer encargo como escultor, una estatua de Santiago Apóstol que esculpió en piedra blanca.

Como escribiría Lorenzo López Sancho para el ABC, fue «pastor en Medina del Campo, carpintero en Salamanca, tejedor en Béjar y mal escolar en Astorga».

Pensionado por la Diputación de León, cursa estudios de Bellas Artes en Salamanca, en la Escuela de Artes y Oficios, realizando sus prácticas en el taller del también socio de la AEPE, Francisco González Macías.

La Diputación Provincial de Salamanca le concedió una beca para estudiar en Madrid, en la Escuela de San Fernando pero, Marino Amaya la perderá por no asistir a las clases.

Distintas fotografías de Marino Amaya

 

En Madrid trabajó durante dos años en el taller del escultor y socio de la AEPE, Juan Cristóbal, con quien colabora en la realización del Monumento al Cid que hoy podemos ver en Burgos.

En 1949 emprendería una especie de vuelta al mundo para impregnarse de la estética y los saberes de otros pueblos, recorriendo Francia, Italia, Austria, Holanda, Dinamarca, Noruega, Suecia, Alemania y Grecia. Sus inquietudes personales no quedarían limitadas a la vieja Europa, ya que también estuvo en Egipto y Palestina. El cambio de aires sentaría de maravilla a Marino Amaya pues, de regreso a España, el año 1950, obtuvo la Medalla de Plata en la Exposición Nacional.

En 1951 el Obispo de León le confía un grandioso monumento a La Inmaculada Concepción.

La Inmaculada de León

 

En 1952 expone sus obras por primera vez en la Asociación de Escritores y Artistas de Madrid y en 1954 presenta sus esculturas en León.

En 1954 realiza una escultura de la Inmaculada para Astorga, una Virgen de 3 metros de altura esculpida en mármol blanco de Tranco o Macael.

La Inmaculada de Astorga

 

A partir de los años sesenta trabaja intensamente la escultura.

 

En 1974, Astorga, su ciudad natal, le hace hijo predilecto y le dedica una calle.

En 1981 expone sus obras en Nueva York, en Zoma Gallery, donde adquiere quince de sus obras la Fundación Rockefeller.

En Río de Janeiro

 

En 1985 el Papa Juan Pablo II le concede una entrevista, para conocer su obra El Derecho a la Vida, que fue bendecida por el Santo Padre. Hoy esta escultura forma parte de la colección de obras de arte del Vaticano.

A partir del año 1985 Marino Amaya inicia la creación de numerosas obras dedicadas a la vida de los niños para exponerlas en las ciudades más importantes del mundo y despertar con ellas el amor y el respeto por la Vida.

Este tipo de obras, representando niños y niñas en diversas facetas de su vida, en especial juegos, se han convertido en el sello inconfundible de Marino Amaya, que acabó siendo conocido como el “escultor de los niños”.

Niña

Niña

Maternidad

Oso polar

Reposo

Igualmente están muy presentes en su producción las figuras de animales, en especial perros y gatos.

Su gran pasión, los perros

 

Desde el año 1981 Amaya tiene su estudio en Marbella, que alterna con el de Madrid.

Monumento a la Paz

 

Se trata de un escultor volcado en la escultura pública con un impresionante número de obras públicas diseminas por todos los rincones de la geografía española. Existe obra suya en Gijón, Ciudad Real, Elche, Andújar, Cáceres, Málaga, Salamanca, Marbella, Soria, Madrid, León, Guetaria, Almería, etc.

Monumento a la Constitución, Soria

 

Archivo Salvador Amaya

 

Vivía en Madrid, en la calle Reyes Magos, 9.

Sus últimos años son una peripecia de abstracción, de alejamiento en una parcela de la localidad malagueña de Ojén, con sus perros y sus visiones.

Marino Amaya falleció el 3 de noviembre de 2014 en Villanueva de Algaidas, Málaga, a los 86 años.

Quienes le conocieron distinguen de él que fue un hombre de fuerte personalidad, sabio, generoso y caritativo, apasionado y obstinado y que disfrutó de cada segundo de su vida intensamente.

Padre de cinco hijos, defensor de los animales, sobre todo de los perros, a los que consideraba sus más leales amigos, de la naturaleza, del campo.

Su hijo, Salvador Amaya, ha seguido los pasos de su padre y se dedica también profesionalmente a la escultura.

Ballet

 

EXPOSICIONES INDIVIDUALES

  1. Asociación de Escritores y Artistas, Madrid. 1954. Diputación de León. 1956. Ateneo de Santander. 1957. Museo Romántico, Madrid. 1960. Salas de Bilbao, El Escorial, Málaga y Granada.
  2. 1961. Río de Janeiro. 1962. Círculo de Bellas Artes, Madrid. 1972. «Exposición de Esculturas de Marino Amaya», Madrid. 1974. Sala Lázaro, Madrid. 1976. Sala Rivera, Valencia. 1977.
  3. Seminario, Astorga, León y Castellón. 1978. Logroño. 1981. Sala Zomagallery, Nueva York, EE.UU. Salamanca

EXPOSICIONES COLECTIVAS

  1. Exposición Nacional de Bellas Artes. 1951. Exposición Nacional de Educación y Descanso. Salón de Otoño. Museo Romántico. Bienal Hispanoamericana de Arte

OBRAS PÚBLICAS

La Inmaculada Concepción, 1952, León; La Inmaculada Concepción, 1956, Plaza del obispo Marcelo, Astorga, León; Maternidad, 1960, Parque de Isabel, la Católica, Gijón, Asturias
Madre con dos niños, 1962, Plaza de la Victoria, Málaga Monumento a la reina Isabel La Católica, 1965, Parque de Isabel, la Católica, Gijón, Asturias, Monumento a la conquista de la Luna, 1969, Málaga, Monumento al maestro, 1970, Elche, Alicante, Monumento a Don Quijote y Sancho Panza, 1971, Plaza de España, Alcázar de San Juan, Ciudad Real, Monumento a la Marina Española, 1971, Parque Nicolás Salmerón, Almería, La Faenera, 1974, Calles Carmona y Cantarranas, Álora, Málaga, Niños, 1990, Plaza de Ezcaba, Pamplona, Navarra, Monumento a Walt Disney, 1992, Prado del Rey, Madrid, Monumento a los donantes de sangres, 1997, Parque de la Chantría, León en colaboración con Salvador Amaya, Monumento a la Constitución Española, 1983, Soria, Maternidad, 2007, Parque Botánico Huerta Otea, Salamanca, Monumento al Poeta Leopoldo Panero, jardín de la Casa de los Panero, Astorga, León, Corazón de Jesús, Ocaña, Toledo, Monumento al alférez provisional, Plaza de España, Ciudad Real, Monumento a los mineros muertos en la mina, s/f, Puertollano, Ciudad Real (también conocido por «Monumento a los caídos en el trabajo»), Monumento a la mujer del pescador, s/f, Guetaria, Guipúzcoa, Monumento a los hombres del mar y del campo, Estepona, Málaga, Monumento a los ancianos, Andújar, Jaén, Monumento al Niño Universal, Cáceres,  Monumento a los caídos de las Fuerzas Armadas, Base Aérea de Torrejón de Ardoz (con colaboración de Salvador Amaya), Monumento al F4 Phantom, Base Aérea de Torrejón de Ardoz (con colaboración de Salvador Amaya), Monumento a S.M. el Rey, s/f, Marbella; Monumento a la Paz, Costa del Sol (con colaboración de Salvador Amaya)

OBRAS EN MUSEOS Y OTRAS INSTITUCIONES
Derecho a la Vida, s/f, Colección del Vaticano, Vaticano
Niña con cántaro, s/f, Biblioteca Municipal, Astorga, León
Reposo, 1975?, Palacio de Gaudí, Astorga, León
La noche, 1982, Ayuntamiento de Soria

PREMIOS Y DISTINCIONES

Medalla de Bronce en la Exposición Nacional de Educación y Descanso de 1949.

Medalla de Plata en la Exposición de Educación y Descanso de 1952.

Medalla de Oro y Premio Extraordinario de Escultura en 1953.

Tercera Medalla en el Salón de Otoño de 1953

Segunda Medalla en el Salón de Otoño de 1954

Primera Medalla en el Salón de Otoño de 1955

Premio Duques de Montoro del Salón de Otoño de 1955

Premio Duques de Alba del Salón de Otoño de 1955

Niña con jarra

Abrazo

Amantes

Beso

Busto de joven

Niño con cántaro

 

Marino Amaya y la AEPE

Participó en las siguientes ediciones del Salón de Otoño:

Al XXIV Salón de Otoño de 1950 presentó las obras Busto de adolescente y Adolescencia

Al XXV Salón de Otoño de 1952 concurrió con Marquesa de Toral

Al XXIX Salón de Otoño de 1957 acudió con Dolor, Maternidad y Reposo

 

Mi agradecimiento personal por las fotografías y datos aportados por su hijo, el  escultor Salvador Amaya.

 

Cristo

Guitarrista

 

Flautista

Guitarrista

Invierno

Joven

Madre

Maternidad

 

El ET de Marino Amaya

Quizás sea la primera escultura de un extraterrestre

Marino tenía  una parcela de la localidad malagueña de Ojén. El 26 de septiembre de 1996, sobre las nueve de la noche estaba guardando a sus perros cuando vio una luz que cruzaba el cielo y recordó que algo similar ya lo había visto antes.

Yo estaba en el campo, en la finca que tengo en la montaña. Había recogido a los perros y estaba montándome en la furgoneta cuando una luz, como una llamarada, atravesó todo el cielo. Fue impresionante y curioso porque tres días antes había podido ver algo igual. Era cerca de la una de la madrugada y estaba en la carretera. Iba para Málaga desde Madrid y cuando pasé Córdoba, cerca de la localidad de Cabra, apareció un cuerpo luminoso. Era como una llama que iba volando, navegando por el cielo. Paré mi furgoneta y me bajé a la calzada para poder verlo bien. Volaba muy bajo y no era ningún meteorito ni ningún avión. Aquel día, cuando ya me iba, volvió aparecer. Lo pudieron ver más personas«.

Marino no le dio importancia a aquella visión en el firmamento, una rara luminaria que pudo ser observada por varios vecinos de los chalés colindantes a su finca.

En un primer momento pensó que se trataba de una estrella fugaz pero minutos después comenzó a escuchar un ruido dentro de su propiedad y Marino no sabía por qué, pero estaba seguro de que lo que estaba oyendo no era un sonido animal, sino un ruido extraño. Así que acompañado de sus perros, se dirigió al lugar donde había visto la luz, en donde había unos matorrales y le llamó la atención que las hojas bajas de los árboles se estuvieran moviendo. Porque no había viento.

En un primer momento pensé que se podía tratar de jabalís o de algún zorro, podía ser peligroso. Me subí corriendo a la furgoneta. Cuando cesó el extraño sonido, bajé de nuevo y con mucha precaución abrí los candados de la jaula de los perros pensando, incluso, que podía tratarse de algún atracador. Una vez sueltos los perros, me acerqué hasta el lugar. De pronto, noté una sensación extraña. Sentía escalofríos en todo mi cuerpo. Al volver la cabeza, había una fuerte luz que cegó mis ojos. No podía ver nada en absoluto. Estaba totalmente paralizado y mi cuerpo atenazado como si estuviera clavado al suelo. Lentamente la luz empezó a perder fuerza y mientras se alejaba, un «ser» emergió de ella volando directamente hacia mí”.

Detrás de la potente luz que casi le ciega, apareció un ser pequeño, de unos 90 cms. de estatura, muy delgado, con largos brazos que le llegaban hasta las rodillas, con pies muy planos como los anfibios, ojos grandes de color azul intenso y un color del cuerpo rojo teja.

Tenía un cuerpo pequeño, estilizado, con unos brazos largos, muy largos. Si lo comparamos con un ser humano era desproporcionado. Las manos le llegaban a las rodillas. Los pies eran planos, como aletas de un pez, pero de forma humana. La cabeza era más bien grande, ¿cómo te lo explicaría? Utilizando los cánones de escultura mediría cuatro cabezas de alto. Era un personaje distinto, casi divino, con unos ojos muy grandes de color azul; parecía que giraban y su cuerpo tenía una tonalidad rojiza como las tejas. Además… ¡volaba! Iba de un sitio a otro, de una piedra a otra. Era lo más parecido a un ángel. Se desplazaba de una forma increíble, como un globo de gas que cuando lo sueltas se escapa. Éste sería un buen ejemplo”.

Se sentó en una piedra mirándome fijamente. Me encontré con algo extrañísimo, pero maravilloso. Al principio sentí temor porque aquellas facciones, aquellas formas, eran nuevas para mí. Nunca pensé que se tratara de nada extraterrestre, de un «ser» de otro mundo. Era un ser vivo, era lo único que tenía claro. Se movía y levantaba los brazos al cielo. Me fui tranquilizando con sus palabras, pero no me atreví a tocarle. Le observaba. Estuvo acariciando a los perros. Parecía que quería sentirlos. Hacía lo que quería con su cuerpo. Se movía de un lado a otro. Subía y bajaba, se iba poniendo de piedra en piedra, sin hacer movimientos bruscos y alarmantes, parecían movimientos musicales”.

Marino ya no sintió miedo, sino paz y tranquilidad, que era lo que le transmitía ese ser; una tranquilidad que alcanzaba también a los perros.

 

 

 

El ser se puso a  hablar con Marino con naturalidad, se mostró como alguien amistoso y dijo que venía de una cultura muy lejana que se preocupaba de nuestro planeta y que se había mostrado ante Marino por ser una buena persona.

“¿Por qué vienes a mí y no a otras personas más adecuadas que yo?”, le preguntó Marino. El ser le contestó: «Porque tú eres bueno, amas la vida, amas la Tierra, amas la naturaleza, eres amante de los animales, por eso he venido a dejarte el mensaje del Bien y del Amor. Habla de mí al mundo, para que la tierra, la madre de la vida, se respete, ya que ella es la razón de la existencia de la Humanidad. Di al mundo que estoy aquí en el planeta tierra para protegerlo. Que si no fuera así todo cambiará. Habrá grandes terremotos y grandes inundaciones que arrastrarán al vacío ciudades enteras«. Marino le escuchó atentamente. Después de un tiempo, media hora calculó después, el ser levantó los brazos hacia el cielo y emprendiendo el vuelo, se encendió la misma luz anterior, se despidió diciéndole: “Adiós amigo, nos volveremos a ver», perdiéndose en la oscuridad.

Tras la experiencia, Marino Amaya decidió plasmar para la posteridad aquel «ser». Hacer realidad la silueta del «ángel» que acaba de presenciar como legado de su vivencia.
«Tras el encuentro me fui rápidamente a mi estudio. En esa época lo tenía en la calle Pablo Casal de Marbella, ahora lo tengo aquí en el campo, y me puse a moldear lo que había visto. No quería perder de mi mente las facciones, las formas. Quería dejarlas para la eternidad y que no se perdieran«. Fue así como, con sus manos, concibió primero en barro, y luego en bronce, la escultura que posteriormente fue bautizada bajo el título: «Vino del cielo».

Días más tarde, el antiguo alcalde de la localidad de Ojén, población situada a pocos kilómetros de Marbella, Francisco Manuel Vázquez, se ponía en contacto con Marino Amaya.

«Me llamó y me preguntó si quería poner la escultura en el pueblo. A mí me daba igual y la doné. Él decía que sería bueno para el pueblo. Una grúa cargó una de las piedras en las que el humanoide había aparecido junto con la escultura, y se decidió que se situaría justo a la entrada de la población, frente a la fuente del chorrillo«.

Una enorme forma rocosa en la que emergía un «ser» antropomorfo a la que se le añadió un azulejo con el lema: «El ángel que vino del cielo».

A las pocas semanas, la polémica por el monolito escultórico corrió como la pólvora entre los vecinos de la serranía malagueña. El pueblo se dividió entre el escepticismo y la credulidad comandado por el sacerdote de Ojén. El reverendo de la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación no vio con bueno ojos la escultura angelical, «aquello no podía estar allí”, dijo textualmente.
La llegaron a robar dos veces en muy poco tiempo así que decidieron quitarla. “Nunca debí acceder a poner la escultura en ese lugar».

Nadie sabe el paradero actual de la talla.

Del encuentro, de esa fascinante historia social repleta de censuras, sólo queda una nueva obra artística que realizó Marino Amaya. Está ubicada en el mismo punto donde se produjo lo inexplicable, en la originaria forma pétrea, como si estuviera suspendida en el aire, donde parece cobrar, nuevamente, vida propia.

El martes 10 de Febrero de 2004 (un mes antes de los atentados del 11-M) el mismo ser volvió a visitarlo y le dijo: «Pídeme lo que necesites de mí que siempre estaré dispuesto a ayudarte«; el ente que todo parecía saberlo le dijo también: «Va a haber un golpe de terrorismo en Madrid, en el metro concretamente«, cosa que dejó a Marino muy preocupado. Le contó el extraterrestre que él estaba en contra de todos los que queman los bosques, de todos los que contaminan la Tierra y los mares… y que castigaría a los responsables y a los que hayan colaborado en las guerras injustas que masacran a los seres de la Tierra. Al fin, despidiéndose le dijo: «Tú recuérdame como tu amigo, que otra vez nos volveremos a ver«.

Marino falleció en 2014 a los 86 años llevándose a la tumba secretos de sus encuentros con aquel ser, del que decía que cuando no se aparecía, se comunicaba con él telepáticamente casi todas las noches.

Entre tanto, mucha gente comenzaba a tratarle de forma diferente, ya que acudían a él  para consultarle y que les solucionase algún que otro problema, a lo que Marino accedía siempre gustoso.

En aquellos años corrió después el rumor de que probablemente Marino Amaya había orquestado una rara historia para dar vida a una de las esculturas que le faltaban por realizar: un extraterrestre; ello inspirándose en otra historia, no menos estrambótica, de principios del siglo XX, que tuvo gran repercusión en Ojén y zonas adyacentes de Málaga. Era el caso del pastor Pedro el Sabio, el vecino de Ojén que hablaba con uno de los extraterrestres que custodiaban el planeta Tierra,  que desarrolló cierta clarividencia y ayudaba a los demás.

Las Medallas de la AEPE: Juan Cristóbal

Por Mª Dolores Barreda Pérez

Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de los galardones en los que se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones.

Medalla de Pintura Juan Cristóbal

del Salón de Arte Realista

En el año 2015, la Junta Directiva de la Asociación Española de Pintores y Escultores creó el Salón de Arte Realista, en contraposición del Salón de Arte Abstracto, que se ha convertido ya en una de las más esperadas convocatorias de la centenaria entidad, nacido para hacer de este arte una continua experiencia creadora que aporta todo tipo de conocimientos y la belleza de otra realidad, que sólo está en las manos de los artistas.

En 2017 y gracias a la propuesta que realizara el Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo, bajo el título de “La plenitud de los nombres”, se acordaba la reorganización de los premios y galardones que otorgaba la institución en los distintos certámenes y concursos habituales. En el caso del Salón de Arte Realista, y como en el resto de las ocasiones con el ánimo de honrar la memoria de los fundadores de la AEPE, se instituyeron los premios: Medalla de Pintura José Villegas Cordero y Medalla de Escultura Juan Cristóbal.

 

JUAN CRISTOBAL GONZALEZ QUESADA

 

GONZALEZ DE QUESADA, Juan Cristobal      E    1928 24.may.1898           OHANES(Almeria)      GRANADA/MADRID            19.set.1961

 

Juan Cristóbal González Quesada, conocido como Juan Cristóbal, nació el 25 de mayo de 1896 en Ohanes, Almería. Cuando contaba con 10 años, su padre emigra a Argentina y el resto de la familia se traslada a vivir a casa de una tía en Granada.

En 1908 comienza a trabajar de botones en el Centro Artístico y Literario de Granada, y un año después, ingresa en el estudio del escultor Nicolás Prados Benítez y en la Escuela de Artes y Oficios de Granada.

Al año siguiente, obtiene la Primera Medalla de la Exposición de Escultores Noveles, organizada por la Sociedad Filarmónica de Granada.

Juan Cristóbal en su juventud

 

En 1913, en el Centro Artístico de Granada, realizó su primera exposición, siendo descubierto por el escultor francés Daniel Backe y por Natalio Rivas, que le ofrece su protección, creándose desde ese momento una relación casi paterno-filial durante el resto de sus vidas.

Consigue una beca del Ayuntamiento, Diputación de Granada y Centro Artístico y Literario de Granada para estudiar en la Escuela de Bellas Artes en Madrid, a donde se traslada a vivir en 1914, ingresando en el estudio de Mariano Benlliure, uno de los Socios Fundadores de la Asociación de Pintores y Escultores, durante un breve tiempo.

Su primer estudio estaba situado en una buhardilla de la calle Atocha 151, que sirvió de refugio a jóvenes intelectuales granadinos como Ismael González de la Serna, Manuel Ángeles Ortiz y Miguel Pizarro.

Retratando a Natalio Rivas en Granada

 

Durante sus estudios, entabla amistad con artistas como Antonio Vila Arrufat, Timoteo Pérez Rubio, Ramón Acín, Paulino Vicente, los arquitectos Emilio Castro, Enrique Colás, Adolfo Blanco, y los escultores Moisés Huertas, Fructuoso Orduña, José Ortells y Julio Vicent, todos ellos Socios y Fundadores de la Asociación de Pintores y Escultores.

En 1917 expone por primera vez en el Ateneo de Madrid, junto a su amigo el pintor Ismael de la Serna, inaugura su primer Monumento en el Puente Internacional de Irún (Guipúzcoa) y recibe el encargo del Monumento a Ángel Ganivet del Ayuntamiento de Granada.

Durante esos años, participa en numerosas exposiciones nacionales y certámenes internacionales de todo tipo, obteniendo la Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917.

En su estudio de la Calle Londres de Madrid

 

El Ministerio de Instrucción Pública le concede una bolsa de viaje junto a Nicanor Piñole, Ricardo Urgell, Jesús Corredoira y Leandro Oroz.

A partir de 1918 recibe numerosos encargos y proyectos que le proporcionan una estabilidad económica.

Imagen aparecida en La Esfera

 

En 1919 traslada su estudio a la calle Don Ramón de la Cruz, 56 y en 1931 a la calle Londres, 44 de Madrid, que realizara el arquitecto Emiliano Castro.

Curiosamente hoy, en este número de la Gaceta de Bellas Artes correspondiente al mes de junio de 2020, se entrelazan las historias de Juan Cristóbal y de Mª Teresa Jiménez de Blas, la artista socia de la AEPE cuya biografía descubrimos también en este ejemplar, por ser vecinos del Madrid Moderno.

Juan Cristóbal en una fotografía de 1934, en su estudio

 

En 1920 contrae matrimonio con Juana Granel, del que nacerán seis hijos: Luisa, Rafaela, Micaela, Manuela, Teresa Cristobalina y Juan Cristóbal.

Tras una intensa actividad realizando esculturas y monumentos por toda la geografía nacional, obtiene la Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes.

La gitana Elvira

 

En 1923 comienza a ser jurado en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, bienales y concursos, junto a otros miembros de la Asociación de Pintores y Escultores como Mariano Benlliure, Victorio Macho, Juan Adsuara, Fructuoso Orduña, Moisés Huertas, Julio Vicente, José Ortells…

En 1926 inauguró en Salamanca el Monumento a Gabriel y Galán, realizando para el Círculo de Bellas Artes de Madrid el Alto Relieve La Música.

Trabajando en el busto de Goya para San Antonio de La Florida, de Madrid

 

Muy activo en la vida cultural y artística de España, participó en innumerables homenajes a pintores y escultores de su época, actos solidarios, e incontables iniciativas relacionadas con el mundo de las bellas artes.

En 1928 es invitado por el Gobierno de la Unión Soviética a visitar el país junto a Ramón Pérez de Ayala, Gregorio Marañon, Hernández Catá, Clemente de Diego, Anselmo Miguel Nieto.

Monumento a Zuloaga, Madrid

 

En estos años se reunían en su estudio de Don Ramón de la Cruz, asiduamente, un amplio círculo de amistades entre otros Ignacio Zuloaga, Julio Camba, Julio Romero de Torres, Rafael Penagos, Enrique de Mesa, Anselmo Miguel Nieto, Emiliano Barral, Lorenzo Domínguez, Ramón Pérez de Ayala, Casto Fernández – Shaw, Emiliano Castro…

Monumento a Ángel Ganivet

En 1930, con motivo de una excursión a Los Toros de Guisando y Cadalso de los Vidrios, de homenaje a Ramón Pérez de Ayala por haber sido nombrado académico de la Lengua, Juan Cristóbal descubre el Palacio de los Duques de Frías, adquiriendo, posteriormente, a Rafael Carlevaris la primera parcela del monumento, iniciando desde ese momento su restauración y conservación.

Victoria, portada de la Gaceta de Bellas Artes de julio de 1924

 

En esos años, es nombrado Vocal del Patronato del Museo de Arte Moderno.  
Cofundador en 1933 de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, fue recibido en distintas ocasiones por el Presidente del Gobierno, Manuel Azaña, con quien mantuvo estrecha amistad.

En 1934 la Real Academia de Bellas Artes le concede una beca para estudiar en Roma, costeada por el Legado del Conde de Cartagena, si bien se verá obligado a renunciar por motivos personales.

Cabeza (mármol)

 

Llevó a cabo la restauración de la estatua de Felipe III (Plaza Mayor de Madrid), de Juan de Bolonia (Giambolagna) y Pedro de Taca, regalo del gran Duque de Florencia Cosme de Medicis a Felipe III, tras el atentado sufrido el 14 de Abril de 1931, teniendo que reconstruir la cabeza del caballo, la grupa y la figura de Felipe III, siendo reinstalada la estatua el 23 de Agosto de 1934 en La Plaza Mayor.

Pasó la guerra civil en Madrid.

Princesita de ojos azules, obra presentada al I Salón de Otoño

 

En 1940 cede un tercio del Molino Burleta a Ignacio Zuloaga y otro a José Minguijon, con la intención de crear un Museo Cervantino.

Destacan la exposición organizada en 1958 en la Biblioteca Nacional de Madrid, la de 1972 del Círculo de Bellas Artes, institución para la que había creado en los años 30 la imagen de la Sibila Casandra, o la celebrada en el Palacio de Carlos V de Granada. En los últimos años de su vida, instaló su estudio en Ávila, donde vivió y trabajó hasta morir en la cercana población madrileña de Cadalso de los Vidrios el 19 de septiembre de 1961.

El artista junto al monumento a El Cid, de Burgos

 

Juan Cristóbal trabajaba piedra, bronce y madera. En su estilo confluyen el helenismo y el quattrocento italiano más clásicos con las corrientes contemporáneas, combinando asimismo en su lenguaje el simbolismo y el realismo.

Se especializó en arte urbano e imágenes monumentales. Son obra suya, entre otras muchas, el majestuoso Cid Campeador a caballo de Burgos, el monumento a Julio Romero de Torres de Córdoba o las estatuas de Manuel de Falla y Ángel Ganivet de Granada. También retrató a Indalecio Prieto o Ramón Pérez de Ayala.

En 2001 el Ayuntamiento de Cadalso de los Vidrios nombró a Juan Cristóbal “Hijo Adoptivo de la Villa” a título póstumo.

Desnudo

 

En el 2002 la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias de Granada, creó la Medalla de Bellas Artes, Escultura, “Juan Cristóbal”.

En 2019, el Ayuntamiento de Madrid, colocó una placa en memoria del escultor en el número 87 de la madrileña calle de José Ortega y Gasset, lugar donde más tiempo vivió Juan Cristobal en la capital.

Al acto, asistieron familiares del escultor, amigos de la familia y representantes de grupos políticos del Ayuntamiento y el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, invitado especialmente por la familia.

Retrato del pintor Pérez Rubio

 

Por su estudio han pasado alumnos que han terminado siendo grandes artistas, como como el escultor Emiliano Barral, a quien conoció haciendo el servicio militar, el pintor y escultor .

Tras la guerra y hasta su muerte, siguió siendo el de siempre, pero haciendo cierta revisión de los criterios plásticos y de representación contra los que él y su generación se habían definido en su juventud: naturalismo, abocetamiento, cierto carácter narrativo y hasta cierta retórica decimonónica.

Retrato de Goya

 

Pero lo que más siguió haciendo fueron bustos y cabezas, casi todos retratos, reflejo del ancho mundo de sus amistades, que, como antes de la guerra, incluía a muchos de los principales protagonistas de la vida cultural y social de Madrid.

Hombre apasionado, vital en extremo, que vivió intensamente la amistad y el amor, a su muerte dejó un generalizado sentimiento de humanidad y simpatía, así como el recuerdo de un tiempo que, en la España de entonces, empezaba a parecer muy lejano.

Retrato de José María Pemán

 

Juan Cristóbal y la AEPE

* Participo en el I Salón de Otoño de 1920, inscrito como Cristóbal, D. Juan; natural de Granada; reside en Madrid, calle de Don Ramón de la Cruz, número 56. Al mismo, presentó las obras:

889.- “Princesita de los ojos azules” (bronce)

890.- “El hombre sin ojos” (piedra).

* Al VI Salón de Otoño de 1925, en el que figuró inscrito de la misma manera,  presentó el mármol

420.- “Un Ángel”.

Protagoniza la portada de la Gaceta de Bellas Artes de la Asociación de Pintores y Escultores del 1 de julio de 1924, en donde Pedro G. Camio firmaba un artículo bajo el epígrafe de “Artistas contemporáneos”

En la Gaceta de Bellas Artes de junio de 1930, Bernardino de Pantorba firma un artículo en el que reconoce a Juan Cristóbal como “un escultor de su tiempo… que conoce la curva que trazan en la historia los diversos estilos escultóricos, y en vez de fijarse en uno de ellos, para seguirlo ciegamente, procura la alianza de todos, hasta lograr una síntesis equilibrada. Sus obras tienen, como casi todas las buenas obras de nuestro siglo, un acento nuevo al par que viejo”…

Juan Cristóbal fue Vocal de la Junta Directiva de la AEPE en 1929. Fue nombrado como Jurado para la Exposición Nacional de 1930 y actuó de Jurado en el IX Salón de Otoño. Siempre que se solicitó su ayuda y colaboración para la entidad, cumplió su cometido.

Juan Cristóbal

Retrato de Julio Romero de Torres

 

El Museo Juan Cristóbal en Cadalso de los Vidrios

El recientemente restaurado Palacio de Villena alberga las obras más representativas de Juan Cristóbal que posee la familia del artista

 

 

 

Webgrafía y bibliografía

https://juancristobalescultor.es/biografia-1896-1920/

http://ceres.mcu.es/pages/ResultSearch?Museo=MNEV&txtSimpleSearch=P%EDo%20del%20R%EDo%20Hortega&simpleSearch=0&hipertextSearch=1&search=simple&MuseumsSearch=MNEV%7C&MuseumsRolSearch=15&listaMuseos=[Museo%20Nacional%20de%20Escultura]

http://dbe.rah.es/biografias/13443/juan-gonzalez-quesada

«Juan Cristóbal», Chueca Goitia, F., 1965, Madrid

«Diccionario de pintores y escultores españoles del siglo XX», Editorial Forum Artis. Texto de Manuel Ruiz Ruiz

«La escultura española contemporánea 1800-1978». José María Medina. Editorial Edarcón, 1978,Madrid

«Arte español siglo XX. Colección Ars Hispanae». Juan Antonio Gaya Nuño, Editorial Plus Ultra, 1978, Madrid

«La escultura española contemporánea». Juan Antonio Gaya Nuño, Editorial Guadarrama, 1957, Madrid

«Historia de las Exposiciones de Bellas Artes celebradas en España». Bernardino de Pantorbo, Editorial Roma, 1985, Madrid

«Vida y obra de Ignacio Zuloaga». Enrique Lafuente Ferrari. Revista de Occidente 1972, Madrid

«Cuadernos Ignacio Zuloaga», Casa Museo Ignacio Zuloaga, Zumaya, Guipúzcoa, AAVV

Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba” de la Asociación Española de Pintores y Escultores

www.gacetadebellasartes.es

www.salondeotoño.es

 

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