Evaristo Guerra, Vocal del Jurado del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

El pasado día 8 de febrero de 2022, tuvo lugar la reunión del Jurado del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura. Una tarde maravillosa en la que se dieron cita amigos de la Asociación Española de Pintores y Escultores, de artistas, de profesionales cuyo criterio se hizo oír en las más de cinco horas que duró la sesión, convertida en una lección magistral de arte gracias a sus miembros, que aportaron alegría, experiencia, saber, arte… mucho arte.

Todas y cada una de las más de 250 obras presentadas al certamen tuvieron su momento de gloria, su presencia, su revisión, su debate, su comentario y detalle. Para todas hubo una palabra, un gesto, un reconocimiento al esfuerzo del artista como no podía ser de otra manera.

Y entre descanso y respiro, también hubo tiempo de comentar las impresiones de cada uno de los miembros del Jurado respecto a lo que estaban viendo y sintiendo.

Esto es lo que comentó

Evaristo Guerra

Vocal del Jurado

del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

Pintor

 

«Para mí ser parte del Jurado de este gran premio es un honor que agradezco mucho, dado el gran cariño que le tengo a la AEPE desde el primer momento en que vine. Además, creo que la experiencia de ser Jurado es importante y en mi caso tengo una larga trayectoria como artista. Para mí es increíble. Es más, he venido desde Málaga especialmente para estar hoy aquí presente.

Para el mundo del arte este premio es muy importante. Una prueba es la cantidad de cuadros que hay, no solamente provenientes de España, sino también de otros países como México o China, evidenciando la trascendencia y la madurez del Premio. A mí me recuerda un poco a los antiguos premios Blanco y Negro de la casa ABC.

En esta edición hay de todo, pero en general se nota que los artistas ponen su corazón. Yo soy una persona enamorada de la gente que, en un lienzo en blanco, se entrega a este. Lo respeto muchísimo. Lo malo de pertenecer al Jurado es que hay que crear un equilibrio y es necesario eliminar obras. Lo bueno es que este Jurado está compuesto por variedad de integrantes y cada uno puede elegir una obra distinta.

Mi consejo a los artistas es que sigan con la lucha. Yo recuerdo que en la primera edición de Blanco y negro no obtuve el premio, pero a la segunda me lo dieron. Hay que seguir, aunque en esta edición no seas admitido; volver al año que viene y, a lo mejor, presentarte siendo un artista más maduro, con una cosa totalmente nueva, sorprendiendo al jurado. Los jóvenes en concreto no deben resistir y tener paciencia; entregarse por completo.

Todo lo que sea mostrar cariño hacia el artista, hacia el arte; pues ahí estoy yo pegado. Al final, cuando te reúnes con amigos muy variados, no se habla nunca de arte, ni aprecian cosas que un artista tiene siempre en mente. Formar parte de la AEPE es estupendo porque vas un rato y te encuentras con todos los artistas y sus distintas maneras de pensar. Son formas y conversaciones diferentes. La AEPE, valora el arte, y eso es lo que importa. Esto ha sido gracias a nuestro querido José Gabriel Astudillo, que ha trabajado muy duro para mejorar la Asociación».

Ricardo Sanz, Vocal del Jurado del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

El pasado día 8 de febrero de 2022, tuvo lugar la reunión del Jurado del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura. Una tarde maravillosa en la que se dieron cita amigos de la Asociación Española de Pintores y Escultores, de artistas, de profesionales cuyo criterio se hizo oír en las más de cinco horas que duró la sesión, convertida en una lección magistral de arte gracias a sus miembros, que aportaron alegría, experiencia, saber, arte… mucho arte.

Todas y cada una de las más de 250 obras presentadas al certamen tuvieron su momento de gloria, su presencia, su revisión, su debate, su comentario y detalle. Para todas hubo una palabra, un gesto, un reconocimiento al esfuerzo del artista como no podía ser de otra manera.

Y entre descanso y respiro, también hubo tiempo de comentar las impresiones de cada uno de los miembros del Jurado respecto a lo que estaban viendo y sintiendo.

Esto es lo que comentó

Ricardo Sanz

Vocal del Jurado

del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

Pintor

 

«Para mi ser miembro de este jurado supone todo un honor y estoy muy agradecido por estar entre compañeros artistas y grandes profesionales y personas.

Sin duda este premio supone una forma de dar visibilidad a los artistas, una forma muy evidente de darse a conocer.

En esta edición ha habido obras de todo tipo, buenas, regulares y malas. Hay mucha variedad.

Y desde luego, se han visto obras muy diferentes en todos los sentidos.

Creo que este tipo de certámenes juegan un papel muy importante. Sirven para incentivar a los artistas y es además una excelente forma de apoyo al arte y la cultura. Sería importante que hubiera más apoyo mediático, que estuviese más presente en nuestra sociedad. Apenas se habla de esto, de las artes plásticas apenas se habla y es una auténtica lástima la falta promoción de este concurso que los medios reflejan.

Con voluntad, la promoción  hace que el arte pueda “ponerse de moda”. Si se promocionara más el arte pasaría a tener un papel más importante en nuestra sociedad. De verdad que es muy importante, porque el arte es el ejercicio de desarrollar la creatividad y eso es importantísimo y conservarlo, es fundamental.

La Asociación Española de Pintores y Escultores es una idea brillante porque supone la unión de pintores y escultores, de artistas para, como ya hemos dicho, incentivar y lograr que se promocione a los artistas».

Dolores Chamero, Vocal del Jurado del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

El pasado día 8 de febrero de 2022, tuvo lugar la reunión del Jurado del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura. Una tarde maravillosa en la que se dieron cita amigos de la Asociación Española de Pintores y Escultores, de artistas, de profesionales cuyo criterio se hizo oír en las más de cinco horas que duró la sesión, convertida en una lección magistral de arte gracias a sus miembros, que aportaron alegría, experiencia, saber, arte… mucho arte.

Todas y cada una de las más de 250 obras presentadas al certamen tuvieron su momento de gloria, su presencia, su revisión, su debate, su comentario y detalle. Para todas hubo una palabra, un gesto, un reconocimiento al esfuerzo del artista como no podía ser de otra manera.

Y entre descanso y respiro, también hubo tiempo de comentar las impresiones de cada uno de los miembros del Jurado respecto a lo que estaban viendo y sintiendo.

Esto es lo que comentó

Dolores Chamero

Vocal del Jurado

del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

Directora de Casa de Vacas

 

«En estos momentos, la Asociación Española de Pintores y Escultores es un referente para un montón de artistas emergentes y consolidados. Es un medio excelente para darse a conocer por primera vez y para que los artistas logren consolidarse. Es un premio muy prestigioso y con una entidad propia, con mucha categoría. Tiene además un prestigio increíble, ya consolidado.

En esta edición hay de todo, sigue viéndose la tendencia conservadora de artistas que siguen haciendo toda la vida lo mismo y que no cambian, pero con gran excelencia, y como es un concurso y es abierto, también de repente te encuentras cosas que te sorprenden mucho con una técnica contemporánea, y otros artistas que cambia mucho según el estado y la actualidad, por eso hay de todo. Lo bueno de este concurso es justamente eso, que hay de todo.

Hay mucha diversidad de estilos y de edades, sobre todo de edades, que también se plasma y refleja en la obra. Por eso algunas te sorprenden mucho por la calidad que tienen y destacan en seguida de otras que no la tienen. Pero lo bueno de esas obras es que a lo largo de las ediciones ves cómo se van superando cada vez que se presentan y vas viendo la evolución, y eso siempre es positivo.

Creo que se nota mucho la actualidad o el momento actual en el que vivimos. Hay artistas que se han presentado con obras que demuestran mucho la tendencia actual: crisis, Covid… pero es que hay de todo, hay artistas que han demostrado más ingenio y otros que se han hundido y eso se les nota también. Pasamos de ver obras muy siniestras, otras que reflejan tensión, pero también muchas alegrías, porque eso depende mucho de la personalidad de cada artista.

Valoro por encima de todo la técnica, el compromiso de dar algo, de demostrar algo y el compromiso de querer expresar que no sea algo que sale sólo, tienes que transmitir. Lo que más valoras es que te llame la atención de forma especial una obra, que tenga alma. Incluso aunque sea novedoso tiene que tener alma, tener un “algo”, no vale con que sea únicamente el querer hacer una cosa que no ha hecho nadie. Por eso valoro la técnica y el sentimiento, la innovación, que no sea siempre lo mismo.

Cada miembro del Jurado tiene su estilo, cada uno tiene su gusto, pero al final siempre se valora que tenga buena técnica, que tenga buena calidad y que sea un buen trabajo, porque al final todos queremos lo mejor y por eso la exposición final de obras resulta tan variada, porque aúna muchos gustos diferentes unidos por un gran.

Más que el premio en sí, lo que se  llevan los artistas participantes en esta edición es el reconocimiento de otros artistas, que alguien valore que lo que has hecho tiene una excepcionalidad única. Por eso, ya simplemente con estar seleccionados y formar parte  de la exposición, estar presentes en el catálogo,  es todo un premio. No es sólo el premiado, porque estar seleccionado es otro gran premio».

José Luis Fernández, Vocal del Jurado del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

El pasado día 8 de febrero de 2022, tuvo lugar la reunión del Jurado del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura. Una tarde maravillosa en la que se dieron cita amigos de la Asociación Española de Pintores y Escultores, de artistas, de profesionales cuyo criterio se hizo oír en las más de cinco horas que duró la sesión, convertida en una lección magistral de arte gracias a sus miembros, que aportaron alegría, experiencia, saber, arte… mucho arte.

Todas y cada una de las más de 250 obras presentadas al certamen tuvieron su momento de gloria, su presencia, su revisión, su debate, su comentario y detalle. Para todas hubo una palabra, un gesto, un reconocimiento al esfuerzo del artista como no podía ser de otra manera.

Y entre descanso y respiro, también hubo tiempo de comentar las impresiones de cada uno de los miembros del Jurado respecto a lo que estaban viendo y sintiendo.

Esto es lo que comentó

José Luis Fernández

Vocal del Jurado

del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

Escultor

 

«Agradezco mucho la confianza que ha depositado en mi la AEPE al llamarme para formar parte de este jurado, aunque realmente no me agrada del todo serlo, porque hay veces que, simplemente por tu voto, has cambiado todas las ilusiones que podía tener ese artista.

Hoy en día, con lo difícil que lo tienen los artistas, entidades como la AEPE, que organizan esta serie de eventos, crean una gran ilusión para que los artistas puedan ser reconocidos por sus obras.

No sé a que puede ser debido, si a la pandemia o a otra cosa, pero puedo apreciar que la pandemia ha afectado en gran medida a la obra de los artistas presentados. Hay que tener en cuenta que los artistas plásticos son los menos ayudados hasta ahora y más en estos tiempos.

Mi recomendación a los artistas es que se centren un poco más. Que no creen, que no se limiten a hacer obras, tanta obra, sino menos y mejor, más estudiada y pensada.

A día de hoy, la AEPE es la única entidad que organiza exposiciones, que se mueve a todos los niveles, y  además,  la única que ayuda a muchísimos artistas a manifestarse a través de estos premios». 

Fallo del Jurado y entrega del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

El  3 de marzo, a las 19 h. en la Casa de Vacas del Parque del Retiro

tendrá lugar el fallo del Jurado y entrega del Premio que organiza

la Asociación Española de Pintores y Escultores, con la colaboración de Google

 

La exposición reúne las 71 obras seleccionadas para la ocasión

Con entrada libre hasta completar aforo y medidas covid

 

El Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, el Director de Google España y Portugal, Miguel Escassi, y el Concejal de la Junta de Retiro, Santiago Saura, presidirán el jueves 3 de marzo, a las 19 h, en la Casa de Vacas del madrileño Parque del Buen Retiro, el acto en el que se dará a conocer el fallo del Jurado y se llevará a cabo la entrega del 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura, que organiza la Asociación Española de Pintores y Escultores y cuenta con la colaboración de Google.

La convocatoria del 57 PREMIO REINA SOFÍA DE PINTURA Y ESCULTURA ha resultado ser una excelente propuesta de los mejores artistas españoles, algunos destacados ya, otros noveles, que ha contado con el respaldo del Jurado especializado reunido para este importante premio, formado por José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, actuando como Secretaria del mismo, Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores y ha tenido como Vocales a Josetxo Soria Checa, el pintor del realismo mágico Eduardo Naranjo, el escritor y Premio Planeta, Javier Sierra, Tomás Paredes, Crítico de Arte y miembro del Comité de Premios de AICA, la pintora Paula Varona, el retratista Ricardo Sanz, Mª Dolores Chamero Moyano, Directora del Centro Cultural Casa de Vacas, el pintor malagueño Evaristo Guerra y el escultor de los Premios Goya, José Luis Fernández.

Los artistas seleccionados para la exposición han sido: Aracely Alarcón Morales, Guiomar Álvarez de Toledo, Teruhiro Ando, Beatriz Arteaga Pitzenbauer, Miguel Barbero, Luis Bascuñana Ramírez, Lorna Benavides Romero, Juan Manuel Bernardo Bueno, Joaquín Besoy Posada, José Manuel Cajal López (Cajal), Juan Jesús Calvo Rodríguez (Juanje), Maya Carbajal y Sandra Krysiak  (HANSEN & KRYSIAK), Lola Catalá, Gloria Cediel Lafuente, Leovigildo Jorge Cristóbal Valverde (Leovigildo Cristóbal Valverde), Javier de Mendoza Soler (Demendoza Sculpture),Fernando Devesa Molina, Francisco Escalera González, Magdalena España Luque, José Carlos Espinel, Rafael Pedro Fernández Prieto (Curiaqui), Diego Fernández , Jeny Fernández Pérez, Laura Fiona Cunillés Mulá (Fiona Olimpia), Soledad Flores García, José Manuel Galán Martin (Manuel Galán), Esperanza García, Susana García Bravo, Ángeles García González, Carmen  García Mesás (Nana Messás), Antonio Gómez Ruiz (Gómez de Salces), Juan Antonio González Saiz – Juanchi, Pablo Guerreiro Fernández, Ana Gutiérrez Mengual (Ana Gutiérrez), Cristina Iglesias Mauri (Cristina Jobs), Mariano Jerónimo Vilallonga López-Izquierdo (Mariano J. Vilallonga), Catalina Lanza (Cati Lanza), Coro López-izquierdo Botín (Coro López-Izquierdo), Juan Manuel López-Reina Coso, Jesús Martín Gómez (Jesús de Zafra), David Martínez Calderón (David Calderón), Alejandro Martínez García, Pepa Miranda, José Molares, Luz María Morales Abíega, Cynthia Morán Killeavy, Isidoro Moreno López, Laura Moret Escrig, Pilar Navamuel, Juan Núñez-Romero Cortés (Juan Núñez), Cristóbal Olmedo Aranda, Catalina Orozco de la Torre (Catalina Orart), Javier Ortas González, César Orrico Méndez, Juan Pérez Galiana (Galiana), Pilar Pérez Hidalgo, Mikel Pinto Muñoz, José María Pinto Rey, Agustín Pontesta Icuza (A. Pontesta), José Puente Jerez, Pablo Javier Redondo Díez (Odnoder), Ricardo Renedo  Herranz, Pablo Reviriego Moreno, Enrique Rodríguez García (Guzpeña), Pilar Sagarra Moor, Juan Saturio Santos, Austión Tirado, Francisco José Triviño Martínez (Paco Triviño), Pilar Vich Pérez, Beatriz Zerolo Durán (Bea Zerolo).

De entre ellos, saldrá el 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura, además de una serie de finalistas que el Jurado ha querido destacar “teniendo en cuenta la enorme calidad de las obras presentadas; calidad fuera de toda duda que hace de este Premio su característica más importante, ya que se hace eco de la carestía de propuestas del arte actual y corresponde a la versatilidad de las obras seleccionadas, en las que todas y cada una de ellas presenta un lenguaje propio que las distingue de las demás, siendo la carta de presentación del talento de los creadores españoles que están representados en esta convocatoria”.

Tal y como comenta José Gabriel Astudillo, “el Premio Reina Sofía se ha consolidado y se ha convertido en un referente internacional en el que se presentan las más novedosas tendencias artísticas de estas dos disciplinas y sirve de antesala al resto de certámenes nacionales”.

El éxito de esta convocatoria de la AEPE –continúa Astudillo- viene dado por unas características específicas que hacen del mismo un vivero de originalidad creadora y seducción estética en un premio que conjuga vanguardia y tradición, lo permanente con lo efímero”.

 

 

 

Inauguración de la exposición, fallo del Jurado y entrega del

57 PREMIO REINA SOFIA DE PINTURA Y ESCULTURA

Entrada libre hasta agotar aforo

3 de marzo de 2022. 19 h.

Exposición: Del 3 de marzo a 3 de abril de 2022

Casa de Vacas del Parque del Retiro

Paseo de Colombia, s/n

28009 Madrid

De lunes a domingo de 10 a 21 horas

Metro: Retiro (línea 2)

Bus: 2, 20, 28

BICIMAD: Estación 102 (calle Alcalá, 95), estación 60 (Plaza Independencia, 6)

 

 

Un Jurado insuperable para el 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

Cuenta con el inestimable apoyo de Google

Como viene siendo habitual en este certamen, casi un mes antes de la apertura de la exposición de las obras seleccionadas y premiada en el 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura, ha tenido lugar la reunión del jurado de selección y calificación.

El pasado día 8 de febrero de 2022, y tras más de cinco horas en las que el Jurado revisó una por una todas y cada una de las obras enviadas al concurso, se logró un fallo unánime que avala una vez más esta edición de carácter internacional que cuenta con la excepcional colaboración de GOOGLE, que un año más, pone así de manifiesto su compromiso con el impulso del arte como medio de expresión y comunicación.

El Jurado ha estado presidido por José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, actuando como Secretaria del mismo, Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores y ha tenido como Vocales a Josetxo Soria Checa; el pintor del realismo mágico Eduardo Naranjo; el escritor y Premio Planeta, Javier Sierra; Tomás Paredes, Crítico de Arte y miembro del Comité de Premios de AICA; la pintora Paula Varona; el retratista Ricardo Sanz; Dolores Chamero Moyano, Directora del Centro Cultural Casa de Vacas; el pintor malagueño Evaristo Guerra y el escultor de los Premios Goya, José Luis Fernández.

 

De izquierda a derecha: Dolores Chamero, Josetxo Soria, Ricardo Sanz, Javier Sierra, José Gabriel Astudillo, Paula Varona, Tomás Paredes, Eduardo Naranjo, José Luis Fernández, Evaristo Guerra y Mª Dolores Barreda Pérez

 

De esta forma, el 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura que convoca cada año la Asociación Española de Pintores y Escultores, queda ya pendiente de su inauguración y entrega del premio, que tendrá lugar el día 3 de marzo de 2022, en la madrileña Casa de Vacas del Parque del Buen Retiro.

En palabras de José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, “el jurado ha impuesto un criterio que siente y le ha emocionado, de una obra que sin lugar a dudas ha conmovido a todos los miembros del jurado sin excepción, y la ha votado sin ceder a ningún tipo de presiones, con la idea de revalorizar el premio, de forma que sirva de plataforma para terminar de aupar a los artistas jóvenes o relanzar y servir de estímulo a los más consagrados, pero sin olvidar una especial proyección para todos aquellos que siguen un camino recto en el mundo del arte y han logrado estar seleccionados”.

Es un jurado fiel a la Asociación Española de Pintores y Escultores –continúa Astudillo- puesto que de forma altruista y tremendamente generosa, vuelca toda su sabiduría y experiencia para hacer de este 57 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura una gran exposición de obras de inmejorable calidad y prestigio. Como Presidente, como artista, como miembro de la Asociación Española de Pintores y Escultores, es un orgullo tener un jurado como el reunido para esta ocasión, y es un motivo de enorme satisfacción haber logrado un fallo unánime con el que la AEPE supera fronteras a través del arte, lenguaje universal”, concluye José Gabriel Astudillo.

El Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura es un certamen destinado a promover en España estas dos disciplinas artísticas, mediante la difusión cultural de las obras y el descubrimiento de nuevos talentos.

La incansable labor de fomento de la libertad de creación, la especial dedicación a la protección del patrimonio cultural y el progreso espiritual e intelectual que aporta la institución a la sociedad española a través del arte universal de la creación plástica y la capacidad de generar encuentros artísticos y espacios para el arte en un proyecto absolutamente necesario en la sociedad actual, son la definición del Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura que llega a su edición número 57.

El certamen, de carácter internacional, está dotado con 10.000 euros, siendo el único premio internacional de estas características que se concede en el mundo y se ha convertido ya en una referencia indiscutible en el ámbito de las artes plásticas.

Queremos premiar la creatividad, la pasión por la belleza y el trabajo al servicio de los seres humanos. Queremos que una obra original sea admirada en todo el mundo y que produzca una emoción muy profunda en quienes la contemplan. Y que todo eso sea de la mano de nuestra Asociación Española de Pintores y Escultores”, declara José Gabriel Astudillo, su Presidente.

Y junto a la AEPE, Google quiere, un año más, poner de manifiesto su compromiso con el impulso del arte como medio de expresión y comunicación.

Gracias a la estructura y dinámica abierta de participación, a la transparencia en su desarrollo y a la imparcialidad del jurado, el premio se ha consolidado como uno de los más prestigiosos galardones de nuestro país.

 

57 PREMIO REINA SOFIA DE PINTURA Y ESCULTURA

3 de marzo a 3 de abril de 2022

Casa de Vacas del Parque del Retiro

Paseo de Colombia, s/n

28009 Madrid

De lunes a domingo de 10 a 21 horas

Metro: Retiro (línea 2)

Bus: 2, 20, 28

BICIMAD: Estación 102 (calle Alcalá, 95), estación 60 (Plaza Independencia, 6)

 

Los artistas, «víctimas de guerra»

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

112 años después, nada ha cambiado

 

En la Gaceta de la Asociación de Pintores y Escultores de julio de 1910, Año I, Número 1, la primera noticia de arte general que aparece, dejando a un lado las informaciones sobre la constitución de la entidad, los Estatutos… y las informaciones de la Gaceta “Oficial”, es la que lleva por subtítulo “Cortesía internacional”.

En la misma, se refiere cómo “el gobierno bávaro ha hecho retirar de la Exposición de Munich, un cuadro notable del pintor polaco Vabjauski, que representa una “Matanza de judíos en Kief”, ante el temor de reclamaciones diplomáticas por parte del representante ruso. Se creía ver en el lienzo cierta tendencia molesta para el Czar”.

Como vemos, estas cosas ya pasaban hace tiempo… 112 años después leemos otro titular en la prensa española “El Gobierno cubre con telas en Madrid al mejor muralista del siglo XX”, con el subtítulo “Exteriores censura la obra de Stolz, el pintor que salvó el Prado en la Guerra Civil, por el águila franquista que pintó en el antiguo INI”.

Uno de los techos pintados por Stolz

 

Amparados en la Ley de Memoria Histórica, se van a “tapar” tres pinturas que representan una alegoría del momento histórico en que fueron pintadas, una de las cuales es un Águila de San Juan en escorzo, integrada en el escudo de los Reyes Católicos y vigente en el escudo que aprobó el Gobierno de Suárez en 1977, que sostiene entre sus garras el escudo oficial de España.

Las pinturas, son obra del valenciano Ramón Stolz Viciano, compañero de Sorolla y Benlliure, ambos socios fundadores de la Asociación Española de Pintores y Escultores, restaurador de los frescos de Goya, González Velázquez y Bayeu en el Pilar de Zaragoza, y cuyos más logrados trabajos los realizó en la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados de Valencia y la Iglesia del Espíritu Santo de Madrid.

Los frescos del que es considerado por historiadores y críticos de arte como el “mejor fresquista español desde el siglo XVIII”,  se ocultarán deliberadamente con telas, formando una especie de falso techo que evite que alguien pueda verlas.

La pretendida “exaltación de la dictadura”, se encuentra en la antigua sede del Instituto Nacional de Industria (INI), situado en la madrileña Plaza del Marqués de Salamanca, ahora sede del Ministerio de Exteriores.

Vista general de los techos pintados por Stolz

 

Política, insensibilidad artística, injusticia, ingratitud… con el artista. Precisamente con quien fue uno de los integrantes de la Junta de Protección de Tesoros Artísticos que en 1936 salvaron las pinturas del Museo del Prado.

Ramón Stolz, uno de los más grandes muralistas del siglo XX, sirvió al Gobierno republicano en otra misión, formando parte del comité de depuración de los profesores considerados “fascistas” de la Escuela de Bellas Artes de Madrid, junto al socio de la AEPE Juan Adsuara. Hizo informes de todos ellos centrados en sus conocimientos y su valía artística, pero obviando su ideología.

Terminada la contienda, fue depurado sin ninguna responsabilidad en ese proceso, llegando a ser catedrático.

Otro de los lienzos pintados por Stolz

 

Después, como todo artista viviente, tenía que comer.

Como ya comenté cuando abordé la biografía del escultor Santiago de Santiago, “los artistas, los grandes artistas de cualquier parte del mundo, viven de su trabajo, al menos lo intentan. Pero cuando uno es artista, lucha por sobrevivir con mayor o menor éxito, y por llegar a ser parte de la historia y por dejar su huella creativa y de belleza en este mundo cada vez más atípico y variable.

Uno tiene que comer y recibe encargos de todo tipo. Le gustarán más o menos, pero se debe a ellos y a su arte. Como cualquier hijo de vecino, el artista también tiene su propia ideología, y es libre también de declararla o reservarla para él, pero el acto creador no reconoce doctrinas que no sean las puramente dictadas por el ansia de trabajar y crear, sin límites ni fondos ocultos”.

El último de los frescos de Stolz

 

Desconocemos si el trabajo realizado en el entonces Instituto Nacional de Industria, exigía la realización expresa de un Águila de San Juan, o fue iniciativa propia del artista. En cualquier caso, es un trabajo artístico que debe respetarse.

Y dicho sea de paso, calificar el escudo de España con el Águila de San Juan como «anticonstitucional, fascista o franquista» es incorrecto y revela una grave ignorancia histórica, dominante en las jerarquías de poder actuales e interesadas, pues este distintivo procede de la época de los Reyes Católicos, cuando se unieron los emblemas de Castilla y Aragón y se incorporó el águila que tenía el escudo heráldico de Isabel I de Castilla, que se hizo coronar Reina de Castilla precisamente el día de San Juan.

Así fue durante los siglos posteriores sin ninguna referencia a Francisco Franco, así figura en todos los lugares oficiales y documentos en los debates, redacción y promulgación de la Constitución española de 1978…

Acabáramos… es asociado entonces a la Constitución que se viene torpedeando con impunidad desde hace ya algunos años…

Así es cómo cuando en los medios de comunicación se dice que “los manifestantes portaban banderas con el Águila de San Juan y que es ilegal exhibirla”, por tanto se convierte en un acto deleznable, pero no es igual que exhibir banderas republicanas, no, no es lo mismo, cuando en realidad, ambas son legales siempre que no se utilicen por organismos públicos y ondeen en instituciones oficiales. Nunca jamás he oído comentar que “los manifestantes portaban banderas republicanas”…

Pero si entramos en el jardín de lo interesado, descubriremos falsedades históricas supinas e inigualables que debido a la ignorancia se llevan a cabo impunemente a diario.

En los recorridos culturales y visitas guiadas de toda España, se puede oír de boca del guía de turno… “que un desafortunado incendio de tal iglesia, destruyó parte de la edificación y los tesoros que contenía”… y después se oye eso de… “y esta plaza fue liberada y recuperada de los terribles destrozos que llevaron a cabo los fascistas”… Es curioso que el incendio provocado por los republicanos quede en un “desafortunado” incendio, mientras que la plaza recuperada se “liberó” del terrible fascismo…

La visceralidad, la violencia y el odio se ejercieron en los dos bandos. Citando a Jorge Vilches, “la manipulación del lenguaje y tergiversación de los hechos y personas, que ha pasado desde siempre, desde Herodoto, es ahora moneda común, solo que ahora se lleva a cabo con dinero público y sin posibilidad de réplica”.

Pero sin querer alejarme del tema que nos ocupa, los artistas siguen siendo, 112 años después, víctimas de la vida cotidiana.

Querer borrar la historia a base de destruir o censurar el valor artístico de sus obras, es necio e insultante. Denota estupidez e ignorancia. Es aberrante y de un menosprecio intelectual digno de los progres que nos gobiernan.

El léxico esencial para referirse peyorativamente a una capacidad intelectual insuficiente como la que acusa nuestra sociedad y nuestros políticos, es rico y variado. Del latín recibimos todo un catálogo de términos con los cuales se articularon los diversos matices de un entendimiento torpe o un conocimiento insuficiente. Así, en la monumental síntesis enciclopédica del saber antiguo aportada por las Etimologías de San Isidoro de Sevilla (obra compuesta en el siglo VII), ya encontramos un léxico básico para designar diferentes problemas intelectuales: imbecillus significa la débil fragilidad e inconstancia (supuestamente, a falta de báculo); ignarus o ignorante es el que ignora (presuntamente, por falta de olfato: sine naribus);  inscius remite a quien carece de ciencia, e idiota sería una palabra de origen griego para significar al inexperto; obtunsus denota al obtuso y confundido (o tundido); el insipiens o necio carecería de criterio o sapiencia; stultus sería el embotado que, por aturdimiento (per stuporem), no reacciona ante las injurias y afrentas; stupidus, el estúpido al pie de la letra, frecuentemente quedaría estupefacto.

Kant fue más allá y habló del obtuso o carente de ingenio; de la estupidez o carente de juicio sin ingenio; del simple, aquel con dificultad de aprender; de la tontería, y si el tonto es ofensivo, topamos con la necedad; del petulante o fatuo, como un necio pretencioso; de la idiotez consiste en la plena debilidad de la mente y la máxima falta de inteligencia… Todo esto es lo que ahora nos gobierna, lo que en la sociedad se impone. Una lástima, porque en lugar de prosperar y mirar al futuro, seguimos embotados en el pasado y repitiendo los mismos errores.

Pero me he metido ya en otro jardín del que es preciso salir para continuar con las actuales “víctimas de guerra”, los artistas.

Sin querer remontarme a las atrocidades que sufrieron los frescos de Miguel Ángel, seguimos en una trayectoria ascendente que no respeta la creación artística y que poco a poco, estrecha su cerco cada vez más.

Frescos del Salón de Sant Jordi, de Torres García

 

Hablamos de la desaparición de los frescos del Salón de Sant Jordi encargados durante la dictadura de Primo de Rivera, la cubierta con lonas de los escudos del Palacio de Santa Cruz, de Muguruza, la retirada en 2011 de la escultura “La Victoria” de Frederic Marés, de la Diagonal de Barcelona, modelada en 1932, la retirada de esculturas, escudos, monumentos y estatuas relacionados con los años de dictadura, obra de grandes escultores como José Capuz, Juan de Ávalos… el controvertido Valle de los Caídos, con la monumentalidad que encierra, la petición de retirada de una escultura de La Pasionaria obra de Victorio Macho, la retirada de la placa dedicada a José María Pemán en Cádiz, la de la estatua de Largo Caballero en Madrid, de José Noja Ortega, la petición de retirada del Sagrado Corazón de Urgull, la Cruz de los Caídos en plazas e iglesias….

La Victoria, de Frederic Marés

 

La Pasionaria, de Victorio Macho

 

Sagrado Corazón de Urgull, de  Federico Coullaut-Valera

 

Largo Caballero, de  José Noja

 

Placa de José María Pemán, de Juan Luis Vassallo

 

Pero lo realmente triste de todas las noticias en las que se habla de estas desapariciones de la vía pública, lo apabullantemente triste y desolador, es que ni siquiera se cita al escultor autor de la obra, porque ya ni eso se respeta, no sólo su trabajo, sino además su firma. Si existiera una sociedad de escultores a la manera de la Sociedad de Autores, montada en el dólar, como suele decirse de forma coloquial, otro gallo cantaría, pero eso tampoco interesa.

Cuatro tristes fotos nos van a quedar de esos frescos. Cuatro nada más. Y echarán la cortina de la indiferencia sobre ellos, literalmente van a taparlos con una cortina, y aquí habrá acabado todo.

Es curioso cómo honramos la memoria de nuestros artistas… decepción que sobrecogía a cuantos triunfaban fuera de España y volvían a su patria para sumirse en el mayor desencanto al tener que vivir cómo eran denostados y ninguneados… los grandes así lo sufrieron: Sorolla, Pradilla, Benlliure, Rosales… asqueados por la envidia y animadversión de los progres de turno de la época.

Mal camino llevamos cuando no se respeta ya a quienes tanto han aportado y aportan al mundo de la creación.

Lo peor de todo es que no he visto a nadie levantar la voz por estos ultrajes. Solo son noticia de portada un día. El tiempo los sume en el olvido. Nadie ha sacado la cara por ellos, nadie ha protestado ni razonado su fechoría. Pero ¿es que a nadie la importa ya?

Recordando… Agustín Lhardy

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Agustín Lhardy Garrigues

 

 

Socio Fundador Nº 103 de la Asociación de Pintores y Escultores

 

LHARDY GARRIGUES, Agustín    P   1910(F103)  20.jul.1848    MADRID   MADRID   3 abril .1918

 

Agustín Lhardy y Garrigues. Pintor paisajista, dibujante, aguafortista, y empresario.

Agustín era el primogénito del matrimonio formado por el cocinero y pastelero francés, de padres suizos, Emilio Huguenin, nacido en Montbéliard en 1808,  y Juana Garrigues.

Emilio trabajó como repostero en Besançon, como cocinero en París y como “restaurateur” en Burdeos, regentando su propio negocio. Su restaurante era frecuentado por numerosos españoles liberales perseguidos por Fernando VII, y anteriormente por seguidores de José Bonaparte. Tal vez muchos de ellos le animaran a montar un negocio en Madrid, carente, por entonces, de locales de este tipo. Así, en 1839, Emilio Huguenin abrió en Madrid una pastelería, muy bien situada en la Carrera de San Jerónimo, número 6, a la que llamó Lhardy, probablemente en imitación al café parisino “Hardy”. Al poco tiempo Don Emilio sustituyó su propio apellido por el de su establecimiento, así como el de su descendencia.

A los pocos meses, y por recomendación del famoso viajero y escritor francés Prosper Mérimée, Lhardy abre una charcutería y un restaurante en la planta superior de la pastelería. Lhardy introdujo en Madrid el bollo suizo, el cruasán, y los canapés. El veterano Lhardy fue un revulsivo en la cocina madrileña al introducir innovaciones como las mesas separadas, el precio fijo en el menú, las minutas por escrito, o los manteles en las mesas. En el aspecto gastronómico, introdujo la salsa besamel, el pan “brioche”, los soufflés y los “volavant”.

Lhardy se convirtió pronto en el restaurante preferido de la aristocracia, los políticos, los intelectuales, siendo interminable la lista de sus clientes: Alfonso XII, Isabel II, el general Prim, el marqués de Salamanca, Sorolla, Amalio Gimeno, Pérez Galdós, Mazantini, Mariano de Cavia… Es además el restaurante más citado en la literatura española.

Lhardy es un restaurante ubicado en pleno centro de Madrid. (Carrera de San Jerónimo n.8). Fundado, en el año 1839 por el francés Emilio Huguenin . Lhardy​ es considerado uno de los primeros y más antiguos restaurantes de Madrid

 

Emilio Lhardy falleció el 17 de enero de 1887. Su hijo Agustín, ya regentaba el negocio familiar, aproximadamente desde 1882.

Agustín Lhardy nació el 20 de agosto de 1847. Parte de sus estudios los realizó en Francia. Años más tarde fue alumno de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, según otras fuentes estuvo en la escuela de Bellas Artes de San Fernando, teniendo como maestro al célebre pintor Carlos de Haes y compartiendo estudios con otros paisajistas como Morera, Aureliano de Beruete o Casimiro Sainz.

Compaginando siempre la vida artística con el negocio familiar, Agustín llevó a cabo reformas importantes e innovaciones en el negocio, para mantener e incluso aumentar su prestigio. Al poco de acceder a la dirección, se cambió la fachada y el interior del establecimiento, que tomó la apariencia que conocemos ahora. El autor de la reforma fue el ebanista y decorador Rafael Guerrero, padre de la actriz María Guerrero, que cambió el aspecto del local y decoró la fachada con caoba cubana. Fue el que diseñó los famosos salones japonés, blanco y grande o isabelino.

Agustín Lhardy retratado por Ramón Casas

 

Agustín consiguió introducir y refinar platos de nuestra gastronomía popular, consiguiendo que fueran alta cocina. Sus principales adaptaciones fueron el cocido, los callos y el consomé, pero logró introducir también el “Dinner Lhardy”, según el cual, a las cinco de la tarde, se servía una merienda en la que se hizo famoso el “consomé de Lhardy”. Muchas veces era imposible circular por la calle, porque los carruajes paraban un instante para abastecerse del famoso caldo.

Continuó con el prestigioso servicio de catering de su restaurante. A modo de ejemplo, señalemos que atendía cacerías regias, banquetes en el Banco de España, servicio en trenes especiales, en el bufé del Teatro Real; incluso sirvió un catering en el globo aerostático “Cierzo”, que pilotaba Fernández Duro, en febrero de 1906, con pavo en gelatina, rosbeef, y champán., tirando desde el aire los platos de cartón y las botellas.

Agustín Lhardy retratado por otro de los fundadores de la Asociación de Pintores y Escultores, Cecilio Plá (Colección particular)

 

Las anécdotas sobre Lhardy, sus banquetes y su cocina, son innumerables. Agustín Lhardy prestaba todo tipo de servicios relacionados con lo que hubiera en su comercio. En cierta ocasión, un ministro de Estado, utilizó la vajilla de plata de Lhardy, por no sacar la suya del banco de España, ya que pensaba que con el lavado, desgastaría la propia. Los candelabros de Lhardy sirvieron, en cierta ocasión, para decorar el estreno de una ópera de Puccini, en el Teatro Real…

Los banquetes celebrados en Lhardy eran innumerables y las tertulias en las que participaron artistas, políticos, toreros, científicos, periodistas, médicos, etc… eran conocidas en todo Madrid.

Pero Agustín fue también un hombre de arte y amaba la pintura y el grabado. Su maestro, Carlos de Haes, le inculcó  la técnica y los recursos para convertirse en un reconocido paisajista. En sus cuadros, el protagonista es la naturaleza en armonía con el entorno, y el paisaje donde destacan motivos como los ríos, los árboles o las diferentes estaciones del año. A través de ellos nos muestra los espacios tal como son, escenas costumbristas sin posibilidad de crítica o ironía, ya que como decía Haes: “La naturaleza difícilmente soporta el trabajo de la imaginación (…) la multitud innumerable de sus accidentes y combinaciones poca cosa nos permite inventar”.

Agustín pintaba en su estudio de la calle Núñez de Arce (antigua calle de la Gorguera), donde acogió como huéspedes a Mariano Benlliure y Pablo Sarasate.

 

 

 

Barcas en Estarreja (Portugal) y debajo, Árboles en flor

 

La primera vez que presentó un cuadro suyo en público fue en 1874. En los años siguientes intervino en exposiciones en Madrid (1876, 1878 y 1881) y París (1878). Participó en numerosas Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, obteniendo medallas en las de 1887, 1890, 1895 y 1901. Los títulos de sus obras premiadas, reflejan perfectamente el contenido de las mismas: “Paisaje de los Pirineos”, “Pinos de la costa de Asturias”, “Arroyo en la Casa de Campo”, o “Primavera”. Tuvo especial predilección por representar vistas de los Picos de Europa, los Pirineos y de la sierra de Guadarrama.

A partir de 1888 participó en la llamada “colonia artística”, organizada por el pintor Casto Plasencia en Muros de Pravia (Asturias). Allí pintaban durante los veranos, además de Lhardy, otros pintores, como Plá, Campuano, Polak y Robles.

Tras participar en la Exposición Internacional de Chicago de 1893, se dedicó en profundidad al dibujo en pastel. En la Exposición Nacional de 1896 obtuvo una condecoración del Círculo de Bellas Artes por los dibujos a pastel titulados Un manzanal y Otoño.

En 1904, obtuvo otra medalla, esta vez como grabador. Su culmen como artista vendría con la medalla de oro de 1912, concedida por el grabado titulado “La Laguna de la Granjilla”, en la que demostró haber superado a su maestro Haes, al lograr dar efectos pictóricos a los grabados, debido a su adecuado uso de las resinas.

Sobre la concesión de medallas, el famoso crítico de arte y socio de la Asociación Española de Pintores y Escultores José Francés, escribió: “Las medallas no parecían ser la obsesión de Agustín Lhardy. Concurría a las exposiciones con el mismo entusiasmo después de lograrlas que antes de conseguirlas”.

Para Agustín fue una satisfacción enorme ver en la Exposición Nacional de 1915, un cuadro titulado “Crisantemos y rosas”. La autora era su propia hija Luisa, que firmaba como Lily Lhardy.

Agustín participó con sus grabados y cuadros en la ilustración de revistas como Blanco y Negro, y la Ilustración Española y Americana. Muchos de sus grabados se conservan en la Calcografía Nacional, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Agustín era un amante de todas las artes, pero su devoción por el mundo de la música se puede detectar en muchas facetas de su vida. Su mujer, Doña Luisa Gassier y Cruz, con la que contrajo matrimonio antes 1876, era hija de Luis Gassier, célebre bajo-cantante marsellés. Lhardy fue muchos años abonado al Teatro Real. En su restaurante tenía una tertulia que reunía numerosos amigos deseosos de la promoción de la música en Madrid.

De Lhardy surgió la idea de fundar la Sociedad Filarmónica Madrileña, que quedó constituida, el 30 de abril de 1901, con doscientos noventa y un socios fundadores. Agustín también fue uno de los creadores de la Asociación Wagneriana Madrileña, fundada en el restaurante Lhardy, en 1911. Entre sus miembros figuraban, entre otros artistas, destacados pintores socios de la AEPE como Cecilio Plá, Félix Borrell, Tomás Campuzano, Aureliano de Beruete o Rogelio de Egusquiza, y realizaba conciertos, conferencias, publicaciones; y hasta tenía una biblioteca. En diciembre de 1914 o enero de 1915, la Asociación terminó sus actividades debido a lo exiguo de su cuota, y a la explosión de la Primera Guerra Mundial, que dividió a los españoles en aliadófilos y germanófilos.

Socio Fundador de la Asociación de Pintores y Escultores, participó en la Exposición de Brighton y Londres que organizó la entidad en 1914, y donó obra para el Festival Benéfico que en 1915 llevara a cabo la institución bajo el nombre de “Fiesta de los Artistas”, al que asistió la familia real en pleno y lo más granado de la sociedad madrileña del momento.

En el III Salón de Otoño de 1922, en la Sala XII denominada del “Recuerdo”, en la que sólo figuraban obras de artistas fallecidos, se exhibió el óleo titulado “Estudio de paisaje”, propiedad del Presidente de la AEPE Pedro Poggio, quien había sido discípulo de Agustín Lhardy.

Agustín continuó trabajando y pintando de manera infatigable hasta el 3 de abril de 1918, en que fallece en Madrid. Su cuñado Adolfo Temes Nieto, le sustituyó en el famoso restaurante.

La Gaceta de Bellas Artes del 1 de abril de 1918 le dedicó unas cariñosas palabras: “Agustín Lhardy. La muerte de este hombre bueno, inteligente y artista, priva a nuestra Asociación de uno de los individuos más queridos y populares. Como no es costumbre en la Gaceta otra cosa que el respeto y recuerdo a los que nos dejan, sirvan estas líneas de consuelo a su familia y de imperecedera memoria para todos”.

Sus últimos años de producción grabó numerosos aguafuertes y pintó al fresco, junto con los pintores Juan Comba y Mariano Benlliure, la decoración del pequeño palacio que la infanta Isabel se hizo construir en el barrio de Argüelles de Madrid, el Palacio de Quintana, conocido popularmente como el Palacio de La Chata.

 Distintos paisajes de Agustín Lhardy

Como alumno de Carlos de Haes, Agustín Lhardy destacó tanto como grabador y calcógrafo como por hombre de mundo y plenairista incansable; en este último aspecto formó parte activa de la efímera Colonia artística de Muros

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Joaquín Llizo Ruiz

Por Mª Dolores Barreda Pérez

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

La  Gaceta de Bellas Artes 1911-1912

Pese a que oficialmente no apareciera como Director de la Gaceta de Bellas Artes, Joaquín Llizo Ruiz sí estuvo presente en la cabecera de la revista como Redactor, junto a Manuel Villegas Brieva.

Teniendo en cuenta que Llizo era periodista y Manuel Villegas Brieva era pintor, bien podemos afirmar que el peso de la publicación recaería en el periodista, ya que en sus números aparecen más noticias relacionadas con el arte y los artistas en forma de narraciones cortas, que podríamos calificar de información “pura y dura”.

Permaneció en la cabecera de la Gaceta de la Asociación Española de Pintores y Escultores como Redactor, desde abril de 1912 hasta el número 27 correspondiente a septiembre de 1912.

Durante ese tiempo, la Gaceta tenía la redacción y las oficinas en la calle Caños, I, Plaza de Isabel II, y atendía en horario de 6 a 8 de la tarde, “días no festivos”.

En los números en los que figuró Llizo, se recogían bastantes informaciones del extranjero, sobre todo de exposiciones y aperturas de nuevos museos por todo el mundo, bajo el epígrafe de “Crónicas de Arte extranjeras”, así como noticias arqueológicas, distintas de la venta de cuadros y colecciones, subastas y otros temas de interés nacional como lo fue la suscripción popular iniciada para evitar la venta y salida de España del cuadro “La Adoración de los Reyes”, de Van der-Goes, conservado en Monforte y que finalmente fue adquirido por Alemania.

JOAQUÍN LLIZO RUIZ

 

 

Joaquín Llizo Ruiz fue un periodista malagueño nacido en 1885.

Una vez terminados sus estudios, comenzó a trabajar en periódicos de provincias, hasta que finalmente se traslada a Madrid para trabajar en el diario ABC.

Más tarde, dejaría el diario para ser el encargado de la información política y de trabajos interiores de redacción del periódico El Sol.

Escritor políglota, siempre estuvo muy interesado por la cultura, realizando diversas traducciones de obras de teatro.

Pero, fuera de su etapa profesional como periodista, Joaquín Llizo, fue el protagonista de un acontecimiento excepcional, por el cual pasó a la historia.

Primera cabecera de la Gaceta en la que aparece Joaquín Llizo Ruiz

 

En miércoles 2 de diciembre de 1930, en una mañana en la que el malagueño Joaquín Llizo, de 45 años, casado, sin hijos y pluriempleado (periodista y secretario particular del director de la Compañía Arrendataria de Tabacos), se plantó delante del Presidente del Gobierno, General Dámaso Berenguer, sacó una pistola, que apuntó al suelo, y tras pronunciar las siguientes palabras, “Ésta es una demostración enérgica e incruenta contra el régimen que usted representa”, disparó.

A Joaquín Llizo, mientras los agentes de policía más cercanos corren a neutralizarlo, le hubiera dado tiempo para realizar otro disparo, pero no lo hizo, sino que se limitó a esperar a que los agentes lo detuvieran.

Cuando se lo llevaban, el Presidente de Gobierno, se metió en el ascensor y tranquilizó a los periodistas, todavía en estado de shock, con las siguientes palabras: “No se preocupen, señores, que no ha pasado nada. Esto sólo puede ser obra de un perturbado.”

Toda España no daba crédito de lo sucedido, y en la prensa se dijo que Joaquín Llizo no estaba bien mentalmente y que había mostrado pulsiones suicidas y que incluso eminentes psiquiatras, como el Doctor Marañón, aconsejaban su ingreso en un manicomio.

Pero el periodista fue en todo momento plenamente consciente de sus actos. Esto se sabe gracias a dos circunstancias: la carta que le dejó a su jefe, el director del diario El Sol antes de cometer el suceso, acompañada de su carné de prensa y sus tarjetas; y la segunda, una declaración escrita que llevaba encima en el momento de la detención.  El texto que le dejó a Félix Lorenzo, su superior en el periódico El Sol, fue el siguiente:

Mi querido director:

Un motivo esencial de delicadeza hacia la profesión me obliga a dimitir mi puesto de redactor de este periódico. No es que yo vaya a realizar nada indigno. Pero sí lo sería el ponerme hoy en contacto con varios periodistas sin decirles que no estoy entre ellos como compañero, porque a ampararme en ellos, es decir, en la profesión, equivaldría mi silencio. Tengo la esperanza de volver junto a usted, junto a ustedes. Mas por lo pronto remito adjunto mi carné y hasta mis tarjetas. Sólo conservo una en la que tacho la línea que dice “Redactor de El Sol”. Ojalá no haga la fatalidad que aquella esperanza deje de cumplirse. Para todos los de la casa, abrazos míos, y usted reciba otro de su muy agradecido e incondicional. Joaquín Llizo”.

Por otro lado, la declaración que llevaba consigo decía lo siguiente:

Declaro mi propósito de realizar una demostración enérgica e incruenta contra el capitalismo delincuente, personificado en uno de sus más característicos representantes. Entiéndase por capitalismo delincuente el explotador del trabajo y usurpador del Poder Público. Con un simulacro de violencia demostraré precisamente mi repugnancia, ya que podré y no querré consumarla; pero este mismo simulacro probará mi resuelta actitud contra la iniquidad. Conmigo tiene complicidad toda la opinión sana y valerosa del mundo entero. Aspiro a la justicia y a la libertad igualitarias”.

Este último mensaje muestra que Joaquín Llizo se convirtió al anarquismo, a pesar de repugnarle la violencia, por lo que su único objetivo era asustar al Presidente del Gobierno, pero sin dañarle.

Según aseguraron los periódicos de la época, Joaquín Llizo jamás había militado en partido político alguno. Estaba bien conceptuado por sus dotes de inteligencia, honradez y laboriosidad, estuvo varios años en la redacción de ABC, desde donde pasó a la de El Sol, desempeñando allí diversos puestos como el de confeccionador de ediciones.

Tenía además un destino en la Tabacalera, y entre el personal de oficinas de ésta, gozaba de generales simpatías. En sus opiniones era muy moderado y siempre se mostró enemigo de estridencias y radicalismos ideológicos.

Diversas contrariedades de orden personal y particular habrían ensombrecido su carácter, que todos dicen era de natural abierto y expansivo.

Tal y como refleja la prensa de la época, tras su detención, el ex redactor cayó en el estado de postración mental, entristecido por lo que había hecho. Desde aquel acontecimiento, nada más se volvió a saber ya sobre Joaquín Llizo.

Esta es la reconstrucción, a partir de las crónicas periodísticas, de la película de los acontecimientos que tuvieron lugar el miércoles 2 de diciembre de 1930. Joaquín Llizo tiene todo planeado para que el Director del diario El Sol, Félix Lorenzo, reciba su carta exactamente a las cinco y media de la tarde, la hora a la que tenía previsto consumar su plan. El servicio de la mensajería de Continental Express de la glorieta de Bilbao no resultó ser muy diligente, y teniendo en cuenta que la calle Larra le quedaba a tiro de piedra, la entrega no se hizo efectiva hasta las 18’15 horas.

El General Berenguer, rodeado de los periodistas, al salir del Consejo, en el  mismo lugar donde se hallaba  al ocurrir el lamentable incidente del señor Llizo.  Fot. Pío

 

La siguiente escena se produce en uno de los salones de la presidencia del Gobierno. Los reporteros aguardan la llegada de Dámaso Berenguer, que los atenderá, según su costumbre, antes de la celebración del Consejo de Ministros. La presencia de Llizo sorprende a los colegas, porque hace tiempo que ha dejado de hacer información política.

-Hombre, Joaquín, tú por aquí otra vez.

-No vengo como periodista –replicó. No soy periodista ya; he dimitido de El Sol y podéis echarme de aquí si queréis.

-¡Como te vamos a echar, hombre! –respondieron los compañeros. Pero, ¿te ha pasado algo en el periódico?

-Es larga la explicación; de cualquier modo, pronto la tendréis.

Los periodistas se quedan algo intrigados. Continúan charlando por matar el tiempo. Al poco de la llegada del ministro de Gracia y Justicia, señor Montes Jovellar, entre las cinco y cuarto y las cinco y media –los testigos no se ponen de acuerdo–, un ordenanza anuncia al Presidente. Entra el general Berenguer, que viene acompañado de su hermano Luis. Se quita los guantes y se dirige a los periodistas para saludarlos, estrechándoles la mano. Todo sucede rapidísimamente. Llizo se adelanta, saca del bolsillo de su gabán gris una pistola –una Browning de repetición automática del calibre 6,35– y, con manifiesta intención, apunta al techo (otros creen que fue al suelo) y dispara. La bala queda incrustada en el ángulo más próximo al lugar donde cuelga el retrato de Eduardo Dato. ¡Lagarto, lagarto!, pensaría Berenguer si le diese tiempo, pero está ocupado en inmovilizar a Llizo. Se ha abalanzado sobre el pistolero, arrinconándole contra un radiador.

-¿Qué ha intentado usted?

-Esto –proclama Llizo– no es sino una protesta incruenta y enérgica contra el régimen social que representa vuecencia.

Y añade gritando, mientras un grupo de agentes lo placan: ¡Ya está! ¡Ya está!

-¿Quién es este hombre? –pregunta el presidente.

-Es un compañero nuestro, redactor de El Sol –responden los periodistas.

-No soy redactor de El Sol –corrige el aludido–, porque antes de venir aquí he presentado la dimisión.

Llizo, que todavía tiene en su poder la pistola, la entrega en cuanto le es requerida. Al ser examinada, se comprueba que no tenía más balas y que el casquillo de la disparada todavía estaba en el cañón. Aquello corroboraba la impresión de los presentes de que si hubiese querido atentar contra Berenguer, a esas horas ya sería hombre muerto. Pero está vivo y preocupado por la versión que los periodistas darán del suceso.

-No deben darle ustedes proporciones alarmantes a lo sucedido. No es un atentado (frase que subrayó marcadamente). Se trata, sin duda alguna, de la obra de un loco, de un desdichado, de un perturbado. Yo les suplico que no le den importancia, porque en realidad no la tiene. Yo incluso creí que se trataba de una pistola de juguete.

 

El Presidente posa para los fotógrafos antes de retirarse y Llizo es detenido. Inmediatamente presta declaración ante el comisario jefe de la Brigada Social, señor Chamorro. Después de serenarse, niega pertenecer a ningún grupo político; sostiene que no ha querido dar a su protesta una forma cruenta, que no se le ocurrió cambiar la pistola por una bolsa de confeti y que para matar no hubiese tenido más que alargar la mano a la altura del pecho, pero que no era ese su propósito, porque esto repugna a sus sentimientos de humanidad y porque había entrado en el salón de la Presidencia del Consejo en calidad de periodista y no quería manchar de ningún modo la profesión.

Llizo insiste y ruega que no le quiten un papel escrito que lleva en el bolsillo que confirma que su única intención era dar la mayor publicidad posible a su categórica protesta contra “el capitalismo delincuente” y el actual régimen político.

La declaración finaliza unos minutos antes de la siete de la tarde. Mientras, Félix Lorenzo intenta convencer a las autoridades de que Llizo ha perdido el juicio, que precisamente por eso lo habían relegado como reportero de calle (era cierto que últimamente ejercía como redactor de mesa, pero por la sencilla razón de que sabía inglés y era de los pocos que podían traducir los despachos).

Joaquín Llizo en las distintas fotografías que aparecieron en la prensa del momento

 

El doctor Gregorio Marañón se presta a corroborar el diagnóstico y declara que estaba buscando, desde hace tiempo, la ocasión para recomendar a su familia que lo internasen en un manicomio. No coló y Joaquín Llizo ingresa en la Cárcel Modelo, de donde sólo salió cuatro meses después, con la amnistía para presos políticos del 14 de abril de 1931. El día 17, El Sol anunciaba que el periodista volvía a formar parte de la plantilla del diario.

Un año después. Joaquín Llizo se encuentra con un colega del Heraldo de Madrid, quien le pregunta cómo le van las cosas. Le cuenta que está preparando un libro.

-La idea surgió en la cárcel, cuando estaba yo como detenido político por el Gobierno Berenguer. Se me ocurrió celebrar una interviú diaria de dos horas con un famoso ladrón. Me concedieron el permiso. Así catorce días.

-¿De modo que es una interviú de veintiocho horas?

-Exactamente. Y el libro no está terminado aún, porque, reintegrado al trabajo diario, ya saben ustedes cómo es de absorbente.

Sí, tan absorbente que nunca lo terminó. Una lástima. Iba a ser un “relato novelesco” construido a partir de aquellas entrevistas carcelarias. Ya tenía el título, magnífico: “Mario Neblar, ladrón de pulsera y tango”. Se podría haber adelantado a Truman Capote más de treinta años.

En 1934 figura como colaborador de la revista ONDAS.

En 1935, el diario El Debate del 10 de marzo, da cuenta de una “Audiencia presidencial” en la que se lee textualmente: “Por el jefe del Estado fueron recibidos don Julián Besteiro, don Antonio Obregón, secretario del «Intercambio Cultural Iberoamericano», acompañado de una Comisión del Consejo directivo; don Manuel García Rodrigo, don Joaquín Llizo Ruiz, don Alfonso Alcalá, Martín, acompañado de don Bautista Pérez Iglesias; don Enrique Marilaga y don Alfonso Pérez Iglesias.
El 15/02/1935 fue condecorado por el Gobierno de la República en el aniversario del 11 de febrero.

En 1937 según el periódico «La Libertad» hace labores de censura de la prensa extranjera.

El 2 de mayo de 1939 se publica la escueta noticia de su muerte:
Fallecimiento de un periodista. MadridVíctima de dolencia adquirida como consecuencia de privaciones sufridas durante el dominio rojo, falleció el sábado, el periodista Joaquín Llizo. El entierro estuvo concurridísimo de periodistas, escritores y amigos.

En uno de los artículos de Joaquín Llizo, titulado “Unas palabras de Le Corbusier. El sutil poeta de la edificación. La emoción de lo geométrico”, publicado en El Sol, el  11 de mayo de 1928, realizada en la Residencia de Estudiantes, sentenciaba…  “Y habitar no es sólo comer, dormir, etc., sino tener un sitio donde pensar…”

Lily Lhardy

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

 

Lily Lhardy

 

LHARDY, Lilly      P             1915      MADRID

 

Nacida aproximadamente en 1885, Luisa Isabel Lhardy Gassier era hija de Agustín Lhardy, el hijo de Emilio Huguenin y Juana Garrigues, quienes abrieran el famoso restaurante Lhardy de Madrid, y de Luisa Gassier y Cruz, que falleciera en 1912, hija del afamado cantante de ópera marsellés Luis Gassier, y también pintora.

Firmaba sus obras como Lily Lhardy.

Concurrió a la Exposición Nacional de 1915 con el cuadro titulado “Crisantemos y rosas”.

El 17 de junio de 1916 contrajo matrimonio con el pontevedrés Adolfo Temes, funcionario de Hacienda, escritor y melómano que falleció en 1963 y con quien tuvo dos hijos: Agustín Temes Lhardy y Lilí Temes Lhardy, casada con Rafael de Vicente Velo, con quien tuvo cinco hijos: Rafael, Adolfo, Lily, Paloma y María.

Lily creció rodeada de una vida artística inigualable, coincidiendo en el famoso local de su padre, con amigos y personalidades culturales y artísticas de la época como Julio Camba, Enrique Sepúlveda, Gutiérrez Gamero, Mariano Pardo de Figueroa (Dr. Thebussem), Méndez Bringa, el Duque de Tamames, Mariano de Cavia, Antonio Vico, Romero Robledo, Múñez de Arce, Félix Borrell, Tomás Campuzano, Rogelio de Egusquiza, Frascuelo y otros muchos escritores, intelectuales y politicos, así como con muchos socios de la Asociación de Pintores y Escultores como Mariano Benlliure, Joaquín Sorolla, Tomás Muñoz Lucena, Carlos de Haes, Aureliano de Beruete, Casimiro Sainz, José Francés, Cecilio Plá…

Su padre pintaba en el estudio que tenía en la calle Núñez de Arce (antigua calle de la Gorguera), donde acogió como huéspedes a Mariano Benlliure y Pablo Sarasate, por lo que no es aventurado pensar que ella siguiera allí sus pasos, aprendiendo de los grandes maestros y con la clara influencia de su progenitor.

Quienes la conocían afirman que pintaba maravillosamente bien, y que de haber continuado con esta afición, hubiera llegado lejos.

Sus temas preferidos, muy al gusto de las pintoras de la época, eran los paisajes, y bodegones de flores y animales a los que sabía dar elegancia y color.

A la muerte de su padre, en 1918, dejó de pintar y se dedicó por entero a su familia, si bien nunca perdió el gusto por el arte.

En junio de 1946 realizó la donación de una colección de planchas originales de su padre, Agustín Lhardy, a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que reproducían paisajes, monumentos y viejas calles de España que la Academia agradeció.

Falleció en Madrid, el 17 de febrero de 1947.

En la Exposición de Primavera organizada por la Galería Gregorio Blanco en marzo de 1986 se exhibieron obras de Agustín Lhardy y también un “Retrato” firmado por su hija Lily.

Nuestro agradecimiento al maestro José Luis Temes Rodríguez Lhardy por la información facilitada para realizar esta biografía.

Fotografía de Luisa Lhardy,  su hija Lilí Temes Lhardy y  su esposo Adolfo Temes en los años 40. Imagen cedida por José Luis Temes Rodríguez Lhardy

 

Imagen de una obra de Lily Lhardy. Imagen cedida por José Luis Temes Rodríguez Lhardy

 

Esquela de Luisa Lhardy

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