Rafael Canogar recibe la “Medalla de Honor” de la AEPE

En un acto celebrado el pasado día 26 de enero en la sede institucional de la AEPE, el genial artista recogió la “Medalla de Honor”, que le fue otorgada de manos de su Presidente José Gabriel Astudillo, en reconocimiento a su producción artística, que no tiene comparación posible con la obra de ningún otro artista a nivel mundial, y también por su talento, por la extraordinaria calidad de su técnica y pinceles, y por su personalísimo estilo».

 

Repleta de asistentes, entre los que se encontraban numerosos socios y amigos, los también Medalla de Honor de la AEPE,  Tomás Paredes Romero, Presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte, y de todos los miembros de la Junta Directiva de la AEPE, así como diferentes entidades colaboradoras de la Asociación Española de Pintores y Escultores, transcurrió un acto emocionado en el que a modo de introducción, la Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores, Mª Dolores Barreda Pérez, realizó un breve recorrido por la trayectoria artística y profesional del reconocido artista de talla internacional, haciendo especial hincapié en lograr un bosquejo resumido de cómo es Rafael Canogar, y no sólo de su biografía, con datos y fechas frías y distantes, sino introduciendo a los presentes en la vida, el pensamiento y un poquito en el alma del artista.

Por su parte, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, recordó a todos que su arte está caracterizado por el personal estilo que ha hecho de este pintor un referente para las nuevas generaciones creadoras.

Hizo además referencia al homenaje espontáneo, nacido del corazón de todos los que forman la Asociación Española de Pintores y Escultores, no sólo por distinguir al genial pintor en su vertiente artística, sino especialmente por los valores humanos que siempre han rodeado a la persona de Rafael Canogar.

José Gabriel Astudillo lo reflejó muy acertadamente cuando expresó que la creatividad de este artista, la empatía que genera con las obras que crea y una biografía repleta de éxitos profesionales han hecho de “Rafael un referente en el arte, dentro y fuera de nuestro país, en donde sus obras han ofrecido respuestas a las inquietudes artísticas de varias generaciones de españoles con respuestas repletas de coherencia, seriedad, independencia y que cuentan con el rigor como señas de identidad”.

El Presidente comentó que “Rafael es un hombre grande, no sólo de estatura, porque es un gran contenedor de ingenio, emociones y talento que, en cierto sentido, puede resumirse o aglutinarse en la actividad creativa, que incluye la mayoría de los elementos que completan el abanico de las artes plásticas”.

“Esa capacidad de Rafael –continuó Astudillo- para renovarse en su trabajo cada día, con libertad y amplitud de miras y sin perder nunca la ilusión por los nuevos retos, ha sido fundamental a la hora de otorgarle esta Medalla de Honor, sobre todo por el excepcional momento que atraviesa de plenitud artística y por la pasión, valentía y excelencia con que aborda cada obra”.

Tras la imposición de la Medalla de Honor, el homenajeado dirigió unas palabras a los asistentes al acto, agradeciendo la distinción de la que era objeto y compartiendo la ilusión entre los asistentes por seguir creando belleza y generando arte.

Recuerdos muy poderosos y actuales que ha ido atesorando en su memoria a lo largo de los años, y que consiguieron emocionar al público allí congregado por la sensibilidad que transmitían las vivencias que de esta forma quiso compartir con todos.

Para finalizar el acto, Rafael Canogar aseguró que siempre estará muy cerca de la centenaria entidad y dispuesto siempre a colaborar con los artistas y creadores.

 

 

PALABRAS DE INTRODUCCIÓN DEL ACTO DE IMPOSICIÓN

DE LA MEDALLA DE HONOR DE LA AEPE,

DE LA SECRETARIA GENERAL, Mª DOLORES BARREDA PÉREZ

Señoras y señores, queridos socios y amigos, muy buenas tardes a todos y bienvenidos a esta casa común que es la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Celebramos hoy el acto de imposición de la Medalla de Honor de nuestra entidad a D. Rafael Canogar.

De su relación con esta Asociación Española de Pintores y Escultores puedo referir que Rafael Canogar ha participado como miembro del Jurado en los últimos Salones de Otoño, así como en la nueva convocatoria del Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura, contribuyendo así a engrandecer estos premios.

Pero además de su experiencia como artista y como asesor, ha dado cumplidas muestras al acudir a la llamada de esta presidencia en el estudio del estatuto del artista que desde esta institución se ha hecho con vistas a presentar nuestras conclusiones próximamente en el Congreso de los Diputados.

De su biografía, como en las anteriores ocasiones, me gustaría remitirles a cualquier enciclopedia, o mejor aún, a la página web del autor, un fantástico recorrido por su vida y obra, atractiva visual y conceptualmente, y en donde encontrarán pormenorizados cuantos datos deseen acerca de su autor.

A mi corresponde trazar a grandes rasgos el perfil humano y la especial dimensión artística de uno de los máximos representantes del arte español actual.

Nacido en Toledo, a los 14 años aprendió el oficio a manos del maestro Vázquez Díaz, uno de los grandes socios de nuestra entidad.

El arte de vanguardia le interesa desde muy pronto, cuando comienza a hacer abstracciones, incluso antes de ir a París, en el año 1954.

Allí se encontró con el informalismo, el movimiento en gestación más avanzado del momento. Así que, al volver, empezó a trabajar en la abstracción con lo que tenía a mano, que era su creatividad.

En la abstracción y también luchando por la libertad de la forma que podía, que era realizando un trabajo de renovación de la pintura.

Así surgió el grupo “El Paso”, un grupo de arte no figurativo o informalista, en donde sus integrantes, unidos, conseguirían ser oídos. Luis Feito, Antonio Saura, Millares, Pablo Serrano y Rafael Canogar, reinventaron el espacio pictórico con una pintura libre en un país que no lo era, y que llevó la pintura de España alrededor de todo el mundo, estableciendo su escuela en la ciudad de Cuenca donde se instauró el Museo de Arte Abstracto, gracias al mecenazgo de Fernando Zóbel.

Se afanó en el informalismo con una enorme intensidad, trabajando los cuadros directamente con las manos, dejando el color sobre la superficie, con el lienzo en el suelo, echando pintura líquida que se introducía por los surcos que habían dejado sus dedos sobre la materia, en sus propias palabras: “como la lluvia cuando cae sobre los surcos creados por el hombre”.

Como él mismo ha confesado, su gran lección de pintura la encontró en el Museo del Prado, porque es allí donde estaba la raíz de la pintura de vanguardia y de ruptura: en la tensión de Goya, en la elegancia de Velázquez o en la austeridad de Zurbarán.

También luchó contra la intensidad pictórica, esa libertad más allá de la estética, que si se convierte en constante se vuelve académica y retórica.

Por eso, igual que otros artistas como Vostell y John Blake, informalistas, sintió la necesidad de volver a la realidad, lejos de la “figuración”, creando para ello una nueva realidad.

Huyendo del academicismo experimentó con el realismo en un periodo marcado por el bulto, el relieve que surge de la bidimensionalidad de la superficie del cuadro hacia el espacio del espectador, mostrando una nueva realidad y derribando el muro entre la pintura y la escultura, buscando el realismo como un acercamiento al público.

En esos momentos, seleccionaba imágenes de los medios de comunicación y hacía un análisis sobre ellas, en las que el hombre está cosificado y fragmentado.

La lucha por las libertades que emprendió a partir de 1975, fue un gran motivo de trabajo que fue reconocido con el gran premio de la Bienal de São Paulo. Como él mismo ha comentado, “fue un premio pero también el comienzo de una demanda excesiva, un momento en el que tenías que rebelarte y alejarte de ese consumo que lo que hace es dividir al artista”.

En esa etapa, reivindicó la necesidad de volver a la pintura, a la bidimensionalidad de la tela, utilizando ropa para ser veraz, aluminio, objetos, moldes de manos… para hacer veraz la lucha del hombre.

Ese periodo tan fructífero e intenso fue agotando un poco su pintura. La larga serie de pinturas negras dieron paso a la necesidad de recuperar la imagen a través de “Las escenas urbanas”, estructuras donde está representado, casi simbólicamente, el hombre urbano: unos van y otros vienen, unos duermen, otros se despiertan…

En 1992 cambia nuevamente su trabajo e investiga sobre la destrucción y la reconstrucción, esa constante del hombre atemporal, trabajando con planchas de papel, troceándolas y recomponiéndolas con elementos geométricos muy simples pintados sobre diversas superficies, en un periodo conocido como de fragmentaciones.

Rafael Canogar pertenece a una generación que quiso abrir nuevos cauces sin dejar de pintar y siempre desde la pintura.

Por eso en la actualidad, confiesa que sigue creyendo en la pintura, incluso en este periodo en el que parece que la pintura interesa poco, que interesan más cosas que se muevan y que se enciendan o se adapten. Según sus propias palabras: “Yo creo en la pintura. En la Facultad de Bellas Artes ya casi ni se enseña a pintar, porque muy pocos saben pintar. Es un drama. Por eso he vuelto a la pintura, para reinventarme, para reactualizarme, porque lo que hago no tiene nada que ver con lo que hacía antes. No estoy dando pasos atrás. Me gusta trabajar con elementos mínimos para dar el máximo protagonismo expresivo a esos mínimos. Es la pintura: óleo sobre la tela y ya está”.

Rafael Canogar sólo quiere eso, pintar y hacer buena pintura, y no necesariamente inventar algo nuevo.

Sin embargo, también le interesan mucho las nuevas herramientas de los jóvenes artistas, motivo por el que aprecia y valora muchísimo, el trabajo de los artistas que reciclan y dan vida a cosas que estaban muertas, como el que realiza su hijo Daniel.

Rafael padece, sufre, sobrelleva el “terrible vicio” de la pintura; toda su vida es la pintura; se realiza pintando, creando o haciendo escultura; pintando todo el tiempo que le dejan; él piensa, como seguramente muchísimos de los presentes hoy en esta sala, que los pintores mueren pintando.

Califica de “horrible” la repetición de uno mismo y se niega a fabricar Canogares.

Pero hay en Rafael otra faceta que descubrimos, como su ayuda a la creación de colecciones y un fabuloso patrimonio de arte contemporáneo para el Estado español. Una gran etapa a la que llegó después de haber ayudado a la conquista de la libertad y que hoy confronta con la realidad que vivimos, desde una inmensa tristeza por presenciar cómo quieren destruir lo que hombres como él construyeron y que tanto costó conseguir: la concordia entre ideas tan diferentes, la capacidad de entender posiciones que no son como la tuya. Por eso ahora mismo la sociedad no es su fuente de inspiración.

Su reacción ahora es centrarse en su trabajo, en donde encuentra una serenidad necesaria ahora en su vida.

Reivindica la calidad, no la originalidad fruto de la novedad, sino el buen hacer, la buena pintura.

Lo difícil en toda su trayectoria ha sido mantenerse, conseguir que su obra tenga actualidad y puntualidad.

Fue vanguardista como artista informalista pero lejos de modas, buscó su propio estilo. Esa ha sido su originalidad.

Ver la obra de Rafael Canogar es ver auténticos autorretratos, pues todas y cada una de ellas contienen su experiencia, su ansiedad y desvelos, sus esfuerzos e ilusiones, su saber.

Ha trabajado obra gráfica, collage, escultura, pintura… y a través de su obra, como artista y creador, es como él defiende y apoya la cultura y la educación, defendiendo una visión crítica de la sociedad, reencontrando valores tan fundamentales como la ética y moral.

Rafael es un hombre recto, en quien no cabe engaño ni picardía; es directo, circunspecto y grave, eso no quiere decir que no sea también atrevido y soñador; prudente, discreto, contenido, intenso, puro, íntimo, espiritual; visceral, comunicativo, afable, cercano, asequible; es inspiración para sus cuatro hijos artistas, el ideal compañero de viaje, conversador avezado, rústico poeta minimalista de rimas y juez ingenioso en las sentencias de la vida; lector infatigable, hombre generoso… una bellísima persona y un gran pintor.

Entre los múltiples premios y galardones conseguidos por toda una vida creando, destacamos la Encomienda de la Real Orden de Isabel la Católica del Ministerio de Asuntos Exteriores de España; Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Educación a Distancia; XIII Premio Tomás Francisco Prieto de la Fundación Casa de la Moneda; Hijo Predilecto de la ciudad de Toledo; Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes; Premio Artes Plásticas Cultura de la Comunidad de Madrid; Medalla de Oro de la Feria de Arte Contemporáneo Artesevilla; Premio Extraordinario de Castilla-La Mancha, Premio Nacional del Grabado, de Calcografía Nacional, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; Premio de la Academia Nacional China de Pinturas y Artes…

Es Miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; de la Junta Directiva del Círculo de Bellas Artes; del Consejo Asesor de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Vocal en el Consejo de Administración del Patrimonio Nacional…

Ha realizado más de doscientas exposiciones individuales, ha participado en cientos de colectivas, cuenta también con varias retrospectivas…

Ante todo este espectacular historial de galardones, nuestro premio de hoy a Rafael Canogar puede resultar tremendamente sencillo, pero a diferencia de estos, la Medalla que hoy te entregamos, es la única que nace de tus compañeros de profesión y fatigas; la otorgan los artistas a otro gran artista, por eso esta Medalla es única y especial, por eso es tan importante; porque con ella te conviertes en “profeta en tu tierra”, y eres homenajeado por cuantos hacen, como tú, del arte su vida.

La Medalla es la muestra de la profunda admiración que todos los socios y amigos aquí reunidos, sentimos por tu trabajo y por tu obra, porque los grandes artistas como tú son los que hacen grande a un país a través del arte.

Enhorabuena y muchas gracias

 

 

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES,

JOSÉ GABRIEL ASTUDILLO LÓPEZ

Rafael Canogar, miembros de la Junta Directiva, autoridades asistentes, queridos socios y amigos, bienvenidos todos y gracias por vuestra presencia en este acto que me honra presidir.

Esta Asociación siempre ha creído que homenajear a los grandes artistas que tiene España era un deber con la historia, con la propia Asociación Española de Pintores y Escultores y con todas las personas que habéis demostrado vuestro amor y vuestro compromiso con esta institución y con el mundo de las bellas artes.

Y lo hacemos de forma sencilla, pero sentida y humilde, en un reconocimiento sincero a quien tanto ha hecho por las bellas artes en España.

Porque rendir homenaje siempre ennoblece a quien lo recibe, pero engrandece también a quien lo otorga. Porque es justo alabar y reconocer a quien debe ser admirado y respetado por su creación y por su ejemplo.

Rafael Canogar es un gran humanista cuya filosofía de vida descansa y se construye desde los valores y por ello, no sé si de forma consciente e intencionada, con la ilusión de que su existencia deje huella en la Historia de las Bellas Artes, al igual que hicieron los que nos precedieron.

La suya es una forma de vivir que nace de las historias de toda una vida dedicada a las bellas artes y a la creación. Una obligación moral contraída con la que ha logrado enriquecer nuestro entorno con sus propuestas artísticas.

Nuestra admiración se extiende tanto hacia sus espléndidas creaciones primeras, llenas de sentido poético, profundidad y connotaciones oníricas, como hacia toda su gran obra posterior, de una fuerza renovadora y trascendente, en la que ha sido capaz de incorporar casi todos los hallazgos técnicos propios del informalismo.

Esta Medalla que hoy te entregamos es el ideal y el compendio de lo que a lo largo de estos años hemos ido imaginando y construyendo, siempre con enorme ilusión. Es una Medalla que busca ser un modelo que ejemplifica cómo queremos que se fortalezca el arte en España, con qué ideales y anhelos, con qué valores.

Esta Medalla de la AEPE agradece la contribución de Rafael Canogar para que la luz de la cultura española sea más nítida, para que nuestro patrimonio sea más y mejor conocido, y tengamos renovadas razones para enorgullecernos y deleitarnos en él.

Es este un acto de reconocimiento y también la mejor ocasión para mostrar públicamente nuestro afecto y nuestro agradecimiento a Rafael Canogar, no solo por el servicio que está realizando a la sociedad, sino también por esa capacidad de aunar la excelencia en disciplinas tan diferentes pero intrínsecamente ligadas por el denominador común del talento creativo.

Es precisamente ese talento el que hace que sus trabajos estén abonados por las virtudes del esfuerzo, la constancia, la innovación, y la inquietud creativa; todas ellas con un denominador común: un profundo amor al arte y la cultura.

Su impecable trayectoria y su transversalidad entre disciplinas nos ayudan a entender mejor el espíritu de las vanguardias internacionales que él mismo encarna.

Su trayectoria no es solo la de alguien que ha hecho de su mirada de artista un modo de vida apasionante, sino que ha querido llegar más lejos, triunfando dentro y fuera de nuestras fronteras con la utilización de técnicas tradicionales aplicadas a un lenguaje contemporáneo, combinando su compromiso social con una incesante búsqueda de la belleza.

Rafael representa toda una vida dedicada al oficio de crear, y ha sabido combinar su maestría en el dominio de la técnica, con el acercamiento y experimentación con nuevos materiales de vanguardia.

Toda su obra es una audaz meditación sobre la propia vida, en la que la altura filosófica no está reñida con la facilidad para trasladar sus planteamientos a toda clase de obras. Y una obra, en suma, con la que el artista se descubre una vez más como uno de los creadores españoles más importantes de nuestro tiempo.

Sus obras nos ayudan a comprender mejor nuestro pasado y, por tanto, nuestro presente. Una tarea en la que hoy reconocemos a Rafael Canogar, que viene a ser algo así como una mirada al pasado renovadora y rigurosa, que es además una manera de desvelar las claves del presente artístico español.

Trabajo y talento son dos características que definen también a Rafael Canogar. Cabe destacar de él su capacidad para tratar el color, el uso original de formas y texturas que logra ser, al mismo tiempo, arquetípica y plenamente actual. Quizá porque su carrera se ha movido entre la revisión de los clásicos y el desarrollo de su propio territorio personal, por eso Rafael aúna el ideal de todo artista sobresaliente: aprender del pasado para mejorar el futuro.

Su creatividad, la empatía que genera con las obras que crea, y una biografía repleta de éxitos profesionales han hecho de Rafael un referente en el arte, dentro y fuera de nuestro país. Sus obras han ofrecido “respuestas a las inquietudes artísticas de varias generaciones de españoles”; respuestas repletas de coherencia, seriedad, independencia y que cuentan con el rigor como señas de identidad.

Rafael es un hombre grande, no sólo de estatura, porque es un gran contenedor de ingenio, emociones y talento que, en cierto sentido, puede resumirse o aglutinarse en la actividad creativa, que incluye la mayoría de los elementos que completan el abanico de artes plásticas.

Esa capacidad de Rafael para renovarse en su trabajo cada día, con libertad y amplitud de miras y sin perder nunca la ilusión por los nuevos retos, ha sido fundamental a la hora de otorgarle esta Medalla de Honor, sobre todo por el excepcional momento que atraviesa de plenitud artística y por la pasión, valentía y excelencia con que aborda cada obra.

Siempre que otorgamos esta Medalla de la Asociación Española de Pintores y Escultores, lo hacemos con intención de mostrar ejemplos a seguir para la sociedad, para las nuevas generaciones y en este aspecto, Rafael representa uno de los mejores modelos de las bellas artes españolas del último siglo.

A Rafael, mi felicitación y mi deseo de que esta Medalla sirva también de impulso para seguir desarrollando con igual pasión, o mayor si es que cabe, su contribución al mundo del arte.

Esta Medalla de la Asociación Española de Pintores y Escultores tiene de especial el hecho de que es un reconocimiento de otros artistas que como tú, buscan la belleza y la inspiración diarias para ofrecer lo mejor de sí mismos a la sociedad.

Es un homenaje de quienes comparten tus anhelos, tus sueños y el profundo amor por el trabajo; es una distinción que otorgamos tus compañeros de profesión en un sincero acto que representa todo nuestro respeto y admiración por quien tanto ha hecho por el arte y los artistas.

Después de escuchar las palabras de nuestra Secretaria General, que en esencia ha reflejado quién es Rafael Canogar, habría muchísimo más que decir pero me gustaría que al término de este acto, entendiéramos todos al menos la inmensa grandeza de este prolífico artista.

Me gustaría mucho dejar constancia del tremendo orgullo que a todos nos embarga poder realizar este acto, agradeciendo y devolviendo la generosidad que Rafael ha demostrado con la Asociación Española de Pintores y Escultores, colaborando con nuestra institución siempre que le hemos requerido, acudiendo presto y solícito nuestra llamada y siendo ya parte de la historia de los Salones de Otoño y del Premio Reina Sofía.

Siendo ya parte de la historia de una centenaria entidad como la nuestra, que hoy está plena y feliz al realizar este solemne acto de reconocimiento a Rafael Canogar.

Deseo, al concluir mis palabras, agradecer a esta audiencia la cariñosa acogida que está dando a Rafael Canogar.

Y a él mismo sólo repetirle que muchas gracias por hacer lo que haces y por ser como eres: maestro.

 

Rafael Canogar recibe mañana la Medalla de Honor de la AEPE

En un acto que se celebrará el próximo día 26 de enero, a las 19 h. en la sede institucional de la Asociación Española de Pintores y Escultores, el artista Rafael Canogar recibirá la “Medalla de Honor” de la institución, que le será otorgada de manos de su Presidente José Gabriel Astudillo, en reconocimiento a su aportación extraordinaria al mundo del arte.

Al acto, al que se espera que acudan innumerables socios y amigos, así como algunos de los máximos representantes del mundo del arte académico y la crítica, será presentado por la Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores, Mª Dolores Barreda Pérez, quien realizará un breve recorrido por la trayectoria biográfica y artística del homenajeado, para a modo de introducción, dar paso al homenaje espontáneo, nacido del corazón de todos los que forman la Asociación Española de Pintores y Escultores, desvelando no sólo al extraordinario profesional, sino haciendo especial hincapié en los valores humanos que rodean a la persona de Rafael Canogar.

Por su parte, José Gabriel Astudillo, Presidente de la centenaria entidad, dará paso a un discurso emotivo en el destacará que “Rafael Canogar siempre ha sido un pintor valiente a la hora de defender sus valores artísticos, y a pesar de las dificultades que haya podido encontrar a lo largo de su trayectoria, pero que los sacrificios que ha realizado, las alegrías que ha experimentado, el singular significado que para este artista tiene el conjunto de su producción y experiencia artística y profesional, son hoy ejemplo para muchos artistas y creadores, para muchos de nuestros socios. Por eso, el ejemplo de tu vida nos interesa a todos”.

Se verificará así la entrega de la Medalla y del Diploma acreditativo, tras la cual, Rafael Canogar dirigirá unas palabras a los asistentes y firmará en el Libro de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

La Medalla de Honor de la AEPE se ha concedido en anteriores ocasiones a Julio López Hernández, Tomás Paredes, Eduardo Naranjo, Juan Alcalde y Venancio Blanco.

Acto: Medalla de Honor de la AEPE
Fecha: 26 de enero de 2018
Lugar: Sede de la Asociación Española de Pintores y Escultores
C/ Infantas, 30, 2º drcha.
28004 Madrid

El Síndrome de Down retratado

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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OBRAS DE ARTE EN LAS QUE SE RETRATA

A PERSONAS CON SINDROME DE DOWN

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El Síndrome de Down es una alteración genética que se produce por la presencia de un cromosoma extra o una parte de él.

Contrariamente a lo que pueda creerse, el Síndrome de Down no es una enfermedad y por tanto no puede curarse. El efecto que la presencia de esta alteración produce en cada persona es muy variable, por lo que el individuo afectado tendrá algún grado de discapacidad intelectual y mostrará algunas características típicas de este síndrome. Pero cada individuo es singular, con una apariencia, personalidad y habilidades únicas.

Esta alteración congénita se produce de forma espontánea, sin que exista una causa aparente sobre la que se pueda actuar para impedirlo. Una alteración en el equilibrio genético que altera el funcionamiento normal del organismo, ocasionando un desarrollo más lento.

El Síndrome de Down es una alteración que se produce en todas las etnias y en todos los países del mundo, con una incidencia de una por cada 600-700 concepciones en el mundo. Se viene produciendo además, desde la más remota antigüedad, como ahora veremos. Fue el Doctor John Langdon Down quien describió el síndrome que lleva su apellido, en 1866 en Gran Bretaña.

 

Síndrome de Down en la Prehistoria

Restos arqueológicos del Paleolítico, de alrededor de 18.000 años de antigüedad, muestran ya el taurodontismo, rasgo  bastante común en los dientes del hombre Neandertal y que en menor medida se encuentra en el hombre actual, sobre todo relacionado con el cromosoma extra o con el síndrome Prader Willi.

Vestigios de un ídolo neolítico de West Thessaly, Grecia, fechado entre los años 7000 y 5000 aC, pueden constituir la representación más antigua del Síndrome de Down en la cultura. Las imágenes A y B muestran vista anterior y lateral de un ídolo sospechoso de tener características similares a las del Down.

Tablillas de arcilla datadas en la Babilonia del año 4.000 aC, recogen también una serie de malformaciones congénitas humanas en las que se describe a personas con Síndrome de Down.

La cultura Omeca, datada entre 1.500 a 500 aC en México, centrada en el culto al jaguar, nos ha dejado además algunas representaciones de hombres-jaguar cuyos rasgos se relacionan con los propios del Síndrome de Down.

Evidencias también pueden verse en la figurita egipcia fechada alrededor del año 100 dC que  representa un rostro que se sospecha tiene características del Síndrome de Down.

La presencia de este síndrome en comunidades prehispánicas americanas ha sido recientemente documentada en la más reciente cultura Tolteca de México, de unos 500 años dC .

Son también muy curiosas las cerámicas de las culturas Tumaco – La Tolita, en la actual costa Pacífica entre Colombia y Ecuador, que muestran rasgos relacionados con el cromosoma extra y están datadas entre los años 300 y 600 dC. Obras que plasmaron con un realismo impresionante diferentes patologías que padecían estas poblaciones, así como distintos procesos de envejecimiento y muerte.

En la siguiente fotografía puede verse representado a un individuo de sexo masculino, joven, con características típicas del síndrome de Down, forma cerámica que puede ser la primera representación de Síndrome de Down que conocemos.

En la Estatuilla de la diosa con turbante hecho de perlas, fechada entre los años 400 a 800 d.D. encontrada en Monte Albán, en México, se representa una diosa cuyas características cualitativas asociadas al Síndrome de Down merecen especial atención.

El Florero de cerámica de Perú , fechado entre los años 1200 y 1500 d.C , exhibe una pieza de cerámica cruda, con características  del Síndrome de Down.

Síndrome de Down en la Edad Moderna

El dato arqueológico más antiguo del que se tiene noticia sobre el Síndrome de Down es el hallazgo de un cráneo sajón del siglo VII, con anomalías estructurales compatibles con un varón con dicho síndrome.

Pero como alteración que acompaña a la humanidad desde tiempos inciertos, ha sido igualmente recogida en pinturas analizadas por expertos artistas y médicos, como Zellweger, Cone, Mirkinson, Kunze, Nippert Andrew Levitas y Cheryl Reid, entablando pedagógicas discusiones en las que unos aportan pruebas y conclusiones y otros rebaten y participan con datos opuestos. Presentamos aquí algunos de los cuadros que han merecido atención en estas discusiones.

En un lateral de la pintura titulada “Ecce-homo”, atribuida al artesano del altar de Aquisgrán, fechada alrededor del año 1505, muestra la imagen de un niño con características faciales similares al Síndrome de Down, al que un mono está arreglando el cabello. Una imagen con una fuerte evidencia de que el niño retratado sufriera Síndrome de Down.

“La Adoración del pastor”,  de Jacob Jordaens (1593-1678), fechada alrededor del año 1618 muestra a la Virgen sosteniendo a un niño con similares sospechas de características faciales del Síndrome de Down. Algún investigador ha afirmado que Jordaens y su esposa Catherine Van Noort tuvieron una hija llamada Elizabeth, que tenía Síndrome de Down, si bien es sólo una conjetura sin prueba alguna.

“La adoración del Niño Jesús” (1515) realizada por un seguidor de Jan Joest of Kalkar, representa a Jesús y a dos ángeles con características del Síndrome de Down.  Una de las características más esenciales de esta obra es la exquisita transparencia de sus colores  así como la forma tan delicada y sutil de modelar los rostros.

El óleo, (Metropolitan Museum of Art de Nueva York), presenta a un ángel junto a la Virgen y a otro que abraza una columna junto a un pastor, y ambos parecen mostrar las anormalidades faciales del Síndrome de Down, y puede ser una de las primeras representaciones del Down en el arte occidental.  El artista tomó la decisión de pintar el ángel a la izquierda de María con rasgos faciales distintivos de los otros ángeles (y de María), y también, con el pastor. Retratar a dos personas con los rasgos faciales asociados con el Síndrome de Down, establece que la pintura del ángel y el pastor en la escena nocturna fue intencionada. El artista pretendía retratar individuos con características distintivas de las otras caras que se muestran.

Durante la mayor parte de la historia humana, particularmente en la civilización occidental, las personas con síndrome de Down han sido ocultadas y excluidas de la sociedad. La importancia de esta pintura residiría en que busca desafiar esta segregación.

La pintura es un mensaje de hace 500 años del artista, o del mecenas que encargó la pintura, de lo que ellos ven como el cielo aquí en la tierra: donde las personas con Síndrome de Down son incluidas y respetadas, como todos los demás.

“Sátiro con campesinos” es otra obra de Jacob Jordaens  fechada entre 1635-1640 en la que una mujer sostiene a un bebé con las mismas sospechas de Síndrome de Down.  Curiosamente, esta pintura data de aproximadamente 20 años después de la pintura original, lo que llevó a otro investigador a conjeturar que estas dos pinturas pueden representar la primera instancia registrada de múltiples casos de Síndrome de Down en una familia, lo que rara vez ocurre incluso hoy en día.

Andrea Mantegna (1430-1506)  pintó dos cuadros de “La Virgen y el Niño” en los que los rasgos de los  infantes son similares al Síndrome de Down, incluyendo el síndrome de ojos oblicuos, pliegues epicánticos, pequeña nariz y otras evidencias que respaldarían esta tesis, y otro más titulado “Virgen con Santo Jerome y Luis de Toulouse” (1455) que fue pintado en la misma época. Si bien los tres niños exhiben  varias  características  asociadas con el Síndrome de Down, es posible que el artista utilizara el mismo modelo para las tres pinturas, sin embargo, se especula que Mantegna pintaba a su propia hija o bien a un hijo de los ricos de la poderosa familia Gonzaga de Mantua, Italia.

Andrea Mantegna tuvo 14 niños, uno de los cuales tenía Síndrome de Down. Al mismo tiempo se sabe que la familia Gonzaga, que era su mecenas, también tenian un hijo con una condición no identificada pero que posiblemente era el Síndrome de Down.  Gonzaga y Mantegna apreciaron la humanidad de estos niños a los que algunos podrían haber preferido esconder  o dejar morir, pero la sensibilidad compartida por ambos hicieron que sus pinturas tuvieran un “sentido de propósito” con respecto a la discapacidad que se les agradece ya que ha sido olvidado por nuestra sociedad.

Para Mantegna, las cualidades del amor, el perdón y la inocencia que reconoció más fácilmente en estos niños, eran la mejor representación de Cristo.

“Retrato de Lady Cockburn con sus tres hijos” (1773) es un óleo sobre lienzo de estilo rococó de Sir Joshua Reynolds en el que aparece uno de los hijos con rasgos faciales típicos del Síndrome de Down y que se exhiben en la National Gallery de Londres.

Reynolds pintaba a sus modelos de manera un poco idealizada e inspirándose en modelos precedentes de la pintura barroca. En este caso, por ejemplo, se basó en una obra de Van Dyck, “Caridad”  y se cree que también en la “Venus del espejo” de Velázquez, en lo que se refiere a la representación de los niños, análoga a la del Cupido de la obra  velazqueña.

Lady Cockburn se casó a los 20 años y se convirtió en la segunda esposa de un hombre que ya tenía tres hijas. Así que aquí está representada como madrastra, si bien posteriormente tuvo también sus propios hijos.

Hoy en día, las personas con Síndrome de Down han dejado de aparecer en escenas y pinturas para ser protagonistas absolutos en su creación, ya que la potencialidad extraordinaria de sus habilidades está siendo reconocida a nivel mundial, especialmente por la originalidad en su forma de percepción y en sus fantasías, en donde la capacidad creadora desborda y se revela como una necesidad de expresión que a todos cautiva y sorprende.

Al igual que el resto de artistas, las personas con Síndrome de Down desbordan en sus creaciones sus sentimientos, emociones, pensamientos y vivencias, estableciendo unos estrechos lazos entre su mundo interno y externo.

La frescura y espontaneidad de las obras realizadas por personas con Síndrome de Down han supuesto un nueva conquista en la creación artística al tratar las obras desde una clara independencia del clásico ideal de belleza, para dejar paso a la expresividad y subjetividad del creador frente a la tradicional interpretación del concepto y a la habitual utilización de métodos y técnicas artísticas, dando paso a una expresión emocional única y propia, que alcanza elevados índices de sensibilidad y calidad que hacen de estos artistas unos auténticos genios interpretativos de escenas, colores y formas que a todos nos asombran.

Se trata de un arte nuevo, libre de convencionalismos y cánones culturales y sociales, que une la independencia de sus formas, la subjetividad de sus colores y la espontaneidad y frescura de sus trazos, a la maravillosa capacidad creativa que les brinda el amor infinito e incondicional que nos ofrecen, la pura alegría con que nos regalan, el entusiasmo que encierran todas sus obras, la determinación con que se afanan en un cada nuevo logro y la grandeza de unos corazones de infinita ternura y exquisita sensibilidad que todo artista querría poseer para acrecentar su concepto de arte y que toda persona “normal” debería tener en cuenta para afianzar su concepto de exepcional humanidad.

Las personas “normales y corrientes” no tenemos la suerte de tener la extraordinaria sensibilidad de los Síndrome de Down. Sin embargo, la Asociación Española de Pintores y Escultores sí ha demostrado en el pasado Salón de Otoño, que los artistas con Síndrome de Down son merecedores de ser incluidos en una gran exposición como lo es la convocatoria artística más antigua y prestigiosa de las que se convocan en España.

La plena inclusión de los artistas Down, es motivo de orgullo para todos los que hemos contribuido a su reconocimiento, constituyendo de esta forma la primera oportunidad real que una centenaria institución como la nuestra, da a un colectivo que nos reserva aún muchas sorpresas en un futuro que auguro muy prometedor.

Medalla De Pintura Down Madrid del 84 Salón de Otoño

de la Asociación Española de Pintores y Escultores 2017

Rafael González Calderón. «El comedor». Óleo sobre lienzo 65 x 50 cms.

 

El Síndrome de Down retratado

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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OBRAS DE ARTE EN LAS QUE SE RETRATA

A PERSONAS CON SINDROME DE DOWN

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El Síndrome de Down es una alteración genética que se produce por la presencia de un cromosoma extra o una parte de él.

Contrariamente a lo que pueda creerse, el Síndrome de Down no es una enfermedad y por tanto no puede curarse. El efecto que la presencia de esta alteración produce en cada persona es muy variable, por lo que el individuo afectado tendrá algún grado de discapacidad intelectual y mostrará algunas características típicas de este síndrome. Pero cada individuo es singular, con una apariencia, personalidad y habilidades únicas.

Esta alteración congénita se produce de forma espontánea, sin que exista una causa aparente sobre la que se pueda actuar para impedirlo. Una alteración en el equilibrio genético que altera el funcionamiento normal del organismo, ocasionando un desarrollo más lento.

El Síndrome de Down es una alteración que se produce en todas las etnias y en todos los países del mundo, con una incidencia de una por cada 600-700 concepciones en el mundo. Se viene produciendo además, desde la más remota antigüedad, como ahora veremos. Fue el Doctor John Langdon Down quien describió el síndrome que lleva su apellido, en 1866 en Gran Bretaña.

 

Síndrome de Down en la Prehistoria

Restos arqueológicos del Paleolítico, de alrededor de 18.000 años de antigüedad, muestran ya el taurodontismo, rasgo  bastante común en los dientes del hombre Neandertal y que en menor medida se encuentra en el hombre actual, sobre todo relacionado con el cromosoma extra o con el síndrome Prader Willi.

Vestigios de un ídolo neolítico de West Thessaly, Grecia, fechado entre los años 7000 y 5000 aC, pueden constituir la representación más antigua del Síndrome de Down en la cultura. Las imágenes A y B muestran vista anterior y lateral de un ídolo sospechoso de tener características similares a las del Down.

Tablillas de arcilla datadas en la Babilonia del año 4.000 aC, recogen también una serie de malformaciones congénitas humanas en las que se describe a personas con Síndrome de Down.

La cultura Omeca, datada entre 1.500 a 500 aC en México, centrada en el culto al jaguar, nos ha dejado además algunas representaciones de hombres-jaguar cuyos rasgos se relacionan con los propios del Síndrome de Down.

Evidencias también pueden verse en la figurita egipcia fechada alrededor del año 100 dC que  representa un rostro que se sospecha tiene características del Síndrome de Down.

La presencia de este síndrome en comunidades prehispánicas americanas ha sido recientemente documentada en la más reciente cultura Tolteca de México, de unos 500 años dC .

Son también muy curiosas las cerámicas de las culturas Tumaco – La Tolita, en la actual costa Pacífica entre Colombia y Ecuador, que muestran rasgos relacionados con el cromosoma extra y están datadas entre los años 300 y 600 dC. Obras que plasmaron con un realismo impresionante diferentes patologías que padecían estas poblaciones, así como distintos procesos de envejecimiento y muerte.

En la siguiente fotografía puede verse representado a un individuo de sexo masculino, joven, con características típicas del síndrome de Down, forma cerámica que puede ser la primera representación de Síndrome de Down que conocemos.

En la Estatuilla de la diosa con turbante hecho de perlas, fechada entre los años 400 a 800 d.D. encontrada en Monte Albán, en México, se representa una diosa cuyas características cualitativas asociadas al Síndrome de Down merecen especial atención.

El Florero de cerámica de Perú , fechado entre los años 1200 y 1500 d.C , exhibe una pieza de cerámica cruda, con características  del Síndrome de Down.

Síndrome de Down en la Edad Moderna

El dato arqueológico más antiguo del que se tiene noticia sobre el Síndrome de Down es el hallazgo de un cráneo sajón del siglo VII, con anomalías estructurales compatibles con un varón con dicho síndrome.

Pero como alteración que acompaña a la humanidad desde tiempos inciertos, ha sido igualmente recogida en pinturas analizadas por expertos artistas y médicos, como Zellweger, Cone, Mirkinson, Kunze, Nippert Andrew Levitas y Cheryl Reid, entablando pedagógicas discusiones en las que unos aportan pruebas y conclusiones y otros rebaten y participan con datos opuestos. Presentamos aquí algunos de los cuadros que han merecido atención en estas discusiones.

En un lateral de la pintura titulada “Ecce-homo”, atribuida al artesano del altar de Aquisgrán, fechada alrededor del año 1505, muestra la imagen de un niño con características faciales similares al Síndrome de Down, al que un mono está arreglando el cabello. Una imagen con una fuerte evidencia de que el niño retratado sufriera Síndrome de Down.

 

“La Adoración del pastor”,  de Jacob Jordaens (1593-1678), fechada alrededor del año 1618 muestra a la Virgen sosteniendo a un niño con similares sospechas de características faciales del Síndrome de Down. Algún investigador ha afirmado que Jordaens y su esposa Catherine Van Noort tuvieron una hija llamada Elizabeth, que tenía Síndrome de Down, si bien es sólo una conjetura sin prueba alguna.

“La adoración del Niño Jesús” (1515) realizada por un seguidor de Jan Joest of Kalkar, representa a Jesús y a dos ángeles con características del Síndrome de Down.  Una de las características más esenciales de esta obra es la exquisita transparencia de sus colores  así como la forma tan delicada y sutil de modelar los rostros.

El óleo, (Metropolitan Museum of Art de Nueva York), presenta a un ángel junto a la Virgen y a otro que abraza una columna junto a un pastor, y ambos parecen mostrar las anormalidades faciales del Síndrome de Down, y puede ser una de las primeras representaciones del Down en el arte occidental.  El artista tomó la decisión de pintar el ángel a la izquierda de María con rasgos faciales distintivos de los otros ángeles (y de María), y también, con el pastor. Retratar a dos personas con los rasgos faciales asociados con el Síndrome de Down, establece que la pintura del ángel y el pastor en la escena nocturna fue intencionada. El artista pretendía retratar individuos con características distintivas de las otras caras que se muestran.

Durante la mayor parte de la historia humana, particularmente en la civilización occidental, las personas con síndrome de Down han sido ocultadas y excluidas de la sociedad. La importancia de esta pintura residiría en que busca desafiar esta segregación.

La pintura es un mensaje de hace 500 años del artista, o del mecenas que encargó la pintura, de lo que ellos ven como el cielo aquí en la tierra: donde las personas con Síndrome de Down son incluidas y respetadas, como todos los demás.

 

“Sátiro con campesinos” es otra obra de Jacob Jordaens  fechada entre 1635-1640 en la que una mujer sostiene a un bebé con las mismas sospechas de Síndrome de Down.  Curiosamente, esta pintura data de aproximadamente 20 años después de la pintura original, lo que llevó a otro investigador a conjeturar que estas dos pinturas pueden representar la primera instancia registrada de múltiples casos de Síndrome de Down en una familia, lo que rara vez ocurre incluso hoy en día.

 

Andrea Mantegna (1430-1506)  pintó dos cuadros de “La Virgen y el Niño” en los que los rasgos de los  infantes son similares al Síndrome de Down, incluyendo el síndrome de ojos oblicuos, pliegues epicánticos, pequeña nariz y otras evidencias que respaldarían esta tesis, y otro más titulado “Virgen con Santo Jerome y Luis de Toulouse” (1455) que fue pintado en la misma época. Si bien los tres niños exhiben  varias  características  asociadas con el Síndrome de Down, es posible que el artista utilizara el mismo modelo para las tres pinturas, sin embargo, se especula que Mantegna pintaba a su propia hija o bien a un hijo de los ricos de la poderosa familia Gonzaga de Mantua, Italia.

Andrea Mantegna tuvo 14 niños, uno de los cuales tenía Síndrome de Down. Al mismo tiempo se sabe que la familia Gonzaga, que era su mecenas, también tenian un hijo con una condición no identificada pero que posiblemente era el Síndrome de Down.  Gonzaga y Mantegna apreciaron la humanidad de estos niños a los que algunos podrían haber preferido esconder  o dejar morir, pero la sensibilidad compartida por ambos hicieron que sus pinturas tuvieran un “sentido de propósito” con respecto a la discapacidad que se les agradece ya que ha sido olvidado por nuestra sociedad.

Para Mantegna, las cualidades del amor, el perdón y la inocencia que reconoció más fácilmente en estos niños, eran la mejor representación de Cristo.

 

“Retrato de Lady Cockburn con sus tres hijos” (1773) es un óleo sobre lienzo de estilo rococó de Sir Joshua Reynolds en el que aparece uno de los hijos con rasgos faciales típicos del Síndrome de Down y que se exhiben en la National Gallery de Londres.

Reynolds pintaba a sus modelos de manera un poco idealizada e inspirándose en modelos precedentes de la pintura barroca. En este caso, por ejemplo, se basó en una obra de Van Dyck, “Caridad”  y se cree que también en la “Venus del espejo” de Velázquez, en lo que se refiere a la representación de los niños, análoga a la del Cupido de la obra  velazqueña.

Lady Cockburn se casó a los 20 años y se convirtió en la segunda esposa de un hombre que ya tenía tres hijas. Así que aquí está representada como madrastra, si bien posteriormente tuvo también sus propios hijos.

 

Hoy en día, las personas con Síndrome de Down han dejado de aparecer en escenas y pinturas para ser protagonistas absolutos en su creación, ya que la potencialidad extraordinaria de sus habilidades está siendo reconocida a nivel mundial, especialmente por la originalidad en su forma de percepción y en sus fantasías, en donde la capacidad creadora desborda y se revela como una necesidad de expresión que a todos cautiva y sorprende.

Al igual que el resto de artistas, las personas con Síndrome de Down desbordan en sus creaciones sus sentimientos, emociones, pensamientos y vivencias, estableciendo unos estrechos lazos entre su mundo interno y externo.

La frescura y espontaneidad de las obras realizadas por personas con Síndrome de Down han supuesto un nueva conquista en la creación artística al tratar las obras desde una clara independencia del clásico ideal de belleza, para dejar paso a la expresividad y subjetividad del creador frente a la tradicional interpretación del concepto y a la habitual utilización de métodos y técnicas artísticas, dando paso a una expresión emocional única y propia, que alcanza elevados índices de sensibilidad y calidad que hacen de estos artistas unos auténticos genios interpretativos de escenas, colores y formas que a todos nos asombran.

Se trata de un arte nuevo, libre de convencionalismos y cánones culturales y sociales, que une la independencia de sus formas, la subjetividad de sus colores y la espontaneidad y frescura de sus trazos, a la maravillosa capacidad creativa que les brinda el amor infinito e incondicional que nos ofrecen, la pura alegría con que nos regalan, el entusiasmo que encierran todas sus obras, la determinación con que se afanan en un cada nuevo logro y la grandeza de unos corazones de infinita ternura y exquisita sensibilidad que todo artista querría poseer para acrecentar su concepto de arte y que toda persona “normal” debería tener en cuenta para afianzar su concepto de exepcional humanidad.

Las personas “normales y corrientes” no tenemos la suerte de tener la extraordinaria sensibilidad de los Síndrome de Down. Sin embargo, la Asociación Española de Pintores y Escultores sí ha demostrado en el pasado Salón de Otoño, que los artistas con Síndrome de Down son merecedores de ser incluidos en una gran exposición como lo es la convocatoria artística más antigua y prestigiosa de las que se convocan en España.

La plena inclusión de los artistas Down, es motivo de orgullo para todos los que hemos contribuido a su reconocimiento, constituyendo de esta forma la primera oportunidad real que una centenaria institución como la nuestra, da a un colectivo que nos reserva aún muchas sorpresas en un futuro que auguro muy prometedor.

 

Medalla De Pintura Down Madrid del 84 Salón de Otoño

de la Asociación Española de Pintores y Escultores 2017

 

Rafael González Calderón. «El comedor». Óleo sobre lienzo 65 x 50 cms.

Rosario de Velasco Belausteguigoitia

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

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Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

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Rosario de Velasco Belausteguigoitia

 

Rosario de Velasco Belausteguigoitia nació en Madrid el 20 de mayo de 1904 y falleció en Barcelona, el 2 de marzo de 1991.

 

En su juventud formó parte de la Sociedad de Artistas Ibéricos, creada en 1924 con el fin de incorporar el arte español a las vanguardias, introduciendo el arte cubista  y de la que formaban parte escritores como Eugenio d’Ors, Ortega y Gasset, Gómez de la Serna… y artistas (y socios también de la AEPE) como Juan Adsuara, José Capuz, Fernández Balbuena, Angel Ferrant, Gutiérrez Solana, Victorio Macho, Benjamín Palencia, Pichot, Piñole, los Zubiaurre… y otros nombres como Dalí y Picasso.

Rosario era hija de Antonio de Velasco, oficial de caballería y de la también llamada Rosario Belausteguigoitia, una vasca descendiente de carlistas y de fuertes convicciones religiosas, que formaron una familia junto a sus hijos Luis, Rosario y Lola y residían en Madrid.

A principios de los años 30, Rosario se manifestó ideológicamente cercana a Falange Española de las JONS, coincidiendo con su creación.

Un día en la calle “Guzmán el Bueno” Rosario vio desde el balcón cómo unos republicanos sacaban a las monjas de un convento para fusilarlas, ella inmediatamente cogió unas bombillas de gas, las juntó en un trapo y las lanzó a los republicanos, estos huyeron del lugar, pero esta acción le pasaría factura un tiempo más tarde.

Ella acabó la escuela de arte y ya era pintora de oficio. Unos amigos de Barcelona, los Gili, editores, mecenas y coleccionistas de arte español, le encargaron pintar unos retratos de madre e hija, trabajo para el que tuvo que trasladarse a veranear a Llavaneras, donde conoció a su marido Javier Farrerons Co, un médico vocacional que junto a Carlos Jiménez Díaz y a Carlos Lahoz Marqués fundaría la Sociedad Española de Alergia, el 31 de mayo de 1947, fecha que marca un hito histórico para los alergólogos actuales, pues supone un antes y un después en el afianzamiento científico de una materia de conocimiento en el vasto campo de la Sanidad.

En Madrid sucedía una historia paralela, la vecina de su piso en la capital acusó a Rosario de Falangista y un día llamaron a la puerta de Rosario en Llavaneres y unos agentes de la CNT se la llevaron a la cárcel Modelo de Barcelona para fusilarla al día siguiente.

Su futuro marido, el Dr. Farrerons, tenía un buen amigo en la cárcel Modelo, el Dr. Sala Perdis y juntos, y por la noche,  lograron meter a Rosario en una carretilla, logrando escapar de la muerte.

Lamentablemente, contaba Rosario, su compañera de celda fue fusilada al día siguiente, no pudiendo hacer nada para detener ese asesinato.

Poco después Javier Farrerons y Rosario se casaron por la iglesia en Barcelona, en una ceremonia casi clandestina y con sólo unos pocos amigos.

El matrimonio huyó a Francia, cruzando la frontera a pie para pasar a la zona sublevada, donde nació su única hija, María del Mar, que siguió los pasos de su padre en el campo de la medicina y la alergología y ejerce actualmente en Barcelona. Contrajo el tifus, enfermedad que la incapacitó para tener más descendencia.

Rosario colaboró con sus dibujos con la revista ilustrada Vértice (1937 a 1946) y proporcionó las ilustraciones de “Cuentos para soñar”, de María Teresa León (1928) y con posterioridad, de “Princesas del martirio” de Concha Espina.

Acabada la Guerra Civil la familia se estableció definitivamente en Barcelona, iniciando una etapa de intensa actividad pictórica aunque, bohemia y estrafalaria en el vestir, se mantuvo siempre alejada de las corrientes artísticas y rodeada de buenos amigos como Dionisio Ridruejo, Pere Pruna, Carmen Conde o Eugenio d’Ors, quien dijo de ella que era la Pola Negri (diva del cine mudo) de la pintura.​

Formada con Fernando Álvarez de Sotomayor (Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores en 1929) en 1924 participó por primera vez a la Exposición Nacional de Bellas Artes con dos óleos titulados “Vieja segoviana” y “El chico del cacharro”.​ En la de 1932, obtuvo la Segunda Medalla de Pintura con el óleo que marcó su carrera artística titulado “Adán y Eva”, y que se exhibe en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, obra representativa del retorno al clasicismo experimentado por las vanguardias europeas en el periodo de entreguerras que se caracteriza por un innovador tratamiento formal, que incluye los aspectos técnicos y el empleo del color, y con la que ese mismo año concurrió también a las exposiciones organizadas por la Sociedad de Artistas Ibéricos en Copenhague y Berlín.​

Con respecto a “Adán y Eva”, Francisco Umbral escribía en 2003 que tras la primera guerra mundial a España “…no nos llegó la guerra sí nos llegó la paz y con ella esa escuela pictórica que herboriza principalmente en el País Vasco, con la calidad de pan tierno que ya tuvieron los Zubiaurre y que encontramos en Rosario de Velasco, llena de una perfección de manzana verde entre un arte tan masculino como el vasco”…

Con la obra “El baño” (1931) participó en 1935 en la Exposición que la Librería Internacional de Zaragoza dedicó exclusivamente a jóvenes mujeres artistas y escritoras, con la colaboración de Carmen Conde, Norah Borges, Menchu Gal y Josefina de la Torre, entre otras, y en 1936 presentó a la frustrada Exposición Nacional de ese año “Los inocentes” o “La matanza de los inocentes”, que hoy se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Valencia, de un realismo calificado de intimista.

Rosario de Velasco quedó descrita por el ABC de Sevilla en 1932 como “una chicarrona de piel de pan tostado, de pelo negro a la greña, manos de movimientos dulces y ojos castaños en cuyo iris titila una gota de miel”, el autor del artículo evitaba clasificarla,  resaltaba el colorismo y la religiosidad de sus cuadros  y acusaba de vicio de los críticos cualquier intento encasillador, mientras reclamaba mirar la aportación original que todo artista tiene.

En 1937, Luis de Galinsoga, años antes de ser director de La Vanguardia española, se explayaba en alabar a la joven pintora con su producción Lavanderas: “masas pictóricas sueltas, pero armónicas y de composición resuelta magistralmente con dibujo somero, pero firme y con colores sencillos, pero expresionistas; un buen modelo, en fin, de arte moderno”.

En 1939 dibujó un sello para la emisión española: el sello de Homenaje al Ejército de 1939 en el Castillo de la Mota de Medina del Campo, cuyos beneficios fueron destinados a las mujeres falangistas de la Sección Femenina de la Falange Española y de las JONS.

Fue una fiel seguidora de Falange y de José Antonio Primo de Rivera. Estableció una estrecha amistad con Pilar Primo de Rivera y se sentía orgullosa de ser la última persona que fotografió a José Antonio con vida, antes de su asesinato.

Realizó las pinturas murales de la Capilla de la Residencia de Señoritas que en 1942 se rebautizó como Residencia de Señoritas Teresa de Cepeda. En el Altar Mayor, Rosario pinta una imagen de María, resuelta con un primor y belleza auténticamente renacentistas.

En 1968 obtuvo el Premio Sant Jordi por su obra “La casa roja”, representativa de la evolución de la pintora hacia perfiles desdibujados a base de transparencias que se aparta ya del clasicismo aunque sin renunciar a la figuración.

Continuó su actividad a lo largo de su vida y con el tiempo se fue deshaciendo del clasicismo, hizo paisajes, bodegones, óleos de vibrante ejecución incorporando nuevas técnicas, de gran riqueza en las texturas, “sin duda el periodo más creativo e interesante de la pintora.” Fue una gran artista, una mujer muy avanzada para su época, comprometida, de valores fuertes y ardiente fe católica.

 

www.Hispaninfo.com

www.mcnbiografías.com

https://www.uv.es/dep230/revista/PDF253.pdf

https://es.wikipedia.org/wiki/Rosario_de_Velasco

El Ministro de Cultura y la AEPE mantienen una reunión de trabajo

Ayer lunes 11 de diciembre, a las 11 h. acudieron al despacho del Ministro de Cultura, Educación y Deportes, Iñigo Méndez de Vigo, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, el Vicepresidente de la entidad, Juan de la Cruz Pallarés García, la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez y la Asesora de Presidencia, Itziar Zabalza Murillo.

Convocados de forma expresa por el Ministro, los representantes de la AEPE pusieron en conocimiento del Sr. Méndez de Vigo las distintas actividades, certámenes, exposiciones y propuestas que realiza la centenaria entidad, con especial mención del recientemente convocado 53 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura y del Salón de Otoño, que en el año 2018 llegará a su edición número 85.

Además, fueron tema obligado el Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba”, que prometió presentar públicamente en su ministerio y que cuenta con el patrocinio de la Fundación Maxam, así como la próxima exposición homenaje a Francisco López e Isabel Quintanilla que en el mes de mayo tendrá lugar en la histórica ciudad de Toledo.

El Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo invitó especialmente al Ministro a “acoger con orgullo una entidad que históricamente tanto ha representado para el arte en España y que tan ligada ha estado siempre al ministerio de cultura, compartiendo nuestros fundadores y socios, responsabilidades de distinta índole en ministerios e instituciones”.

Por su parte, el Ministro recordó tener conocimiento de nuestra entidad a través de la participación de la AEPE en el Google Cultural Institute mediante la exposición “CervARTES”, y haber saludado también en el acto de presentación que tuvo lugar en el Museo Reina Sofía, a nuestro Presidente y Vicepresidente. Además, acompañó a José Gabriel Astudillo a la presentación del homenaje al autor del Quijote que bajo el título de “Cervantes sin fronteras. El español, puente entre Europa y América”, tuvo lugar en el Parlamento europeo en el mes de marzo de este mismo año.

Conocía el Ministro perfectamente el Premio Reina Sofía que convoca la Asociación Española de Pintores y Escultores, por el que felicitó a los asistentes a la reunión, sobre todo por el giro dado en los tres últimos años al haberlo engrandecido con una convocatoria exclusiva y de la mano de Google, y si la agenda lo permite, insistió en acudir a su entrega, oferta que Astudillo rápidamente agradeció en nombre de toda la AEPE.

Y entre otras muchas cuestiones que se trataron en la reunión, que duró más de tres cuartos de hora, el Ministro felicitó también a José Gabriel Astudillo por alguno de los retratos que de su mano conoce, confesando su gran admiración por tan excelente faceta de retratista.

 

Convocado el 53 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

 

De  la Asociación Española de Pintores y Escultores, cuenta con la colaboración de Google

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La Asociación Española de Pintores y Escultores acaba de lanzar la convocatoria de la que será la edición 53 del Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura, un premio que en las últimas tres ediciones se ha convertido ya en uno de los más prestigiosos de todos los que se convocan en España, gracias a la calidad de las obras ganadoras y al prestigioso Jurado que a tal efecto reúne la centenaria entidad.

En la convocatoria, podrán participar todos los mayores de edad residentes en el España, con obras originales, que no hayan sido seleccionadas ni premiadas en ningún otro concurso, y con tema y técnica libres.

La fecha límite de presentación de obras es el 9 de febrero de 2018 y los participantes enviarán la documentación requerida en las Bases a administracion@apintoresyescultores.es

El Jurado procederá a la selección de las obras que se admitirán a concurso, los finalistas y el premiado. La aceptación o no de su obra se comunicará por correo electrónico a sus autores antes del 9 de febrero.

Se establece un premio único de 10.000 € para la obra ganadora a juicio del Jurado.

El Premio no podrá ser considerado desierto por el Jurado y la obra ganadora quedará en propiedad de la entidad organizadora.

Las obras seleccionadas, finalistas y premiada quedarán expuestas en la Casa de Vacas del Parque del Retiro de Madrid, del 2 al 18 de marzo de 2018.

Juntamente con la exposición se editará un catálogo con las obras seleccionadas, finalistas y premiada, así como la composición del Jurado y el acta de su veredicto.

Está previsto que S.M. la Reina doña Sofía realice la entrega del premio en un acto organizado a tal fin.

Tal y como señala el Presidente José Gabriel Astudillo, “queremos premiar la creatividad, la pasión por la belleza y el trabajo al servicio de los seres humanos. Queremos que una obra original sea admirada en todo el mundo y que produzca una emoción muy profunda en quienes la contemplan. Y que todo eso sea de la mano de esta Asociación Española de Pintores y Escultores, una entidad centenaria creada por los mejores artistas de los siglos XIX y XX”.

Además, el Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura de la Asociación Española de Pintores y Escultores constituye una aportación muy relevante al mundo de la creación por el que siempre ha mostrado tanta sensibilidad Su Majestad la Reina Doña Sofía.

El Jurado estará formado por algunos de los mejores artistas españoles actuales, que ya han confirmado su asistencia, y se espera que la entrega del mismo la realice S.M. la Reina Doña Sofía, momento en el que se hará pública el acta del jurado que premiará una única obra en cualquiera de las modalidades de pintura o escultura, y seleccionará medio centenar de las que reúnan una mayor calidad.

El Jurado de esta edición estará presidido por José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, y tendrá como Secretaria del mismo a Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la institución, ambos con voz y sin voto.

El cartel conmemorativo e identificativo del premio, que varía en cada convocatoria manteniendo la esencia de la obra, se debe a la mano del artista multidisciplinar Alejandro Aguilar Soria, cuya imagen visual aúna el simbolismo regio del premio con la vanguardia y creatividad propias de un gran artista y creador como lo es su autor.

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Imagen visual del Premio Reina Sofía, obra de Alejandro Aguilar Soria

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Bases 53 PREMIO REINA SOFÍA DE PINTURA Y ESCULTURA 2018

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Boletín de inscripción del 53 Premio Reina Sofía 2018

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Amparo Palacios de Escrivá

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

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Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

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AMPARO PALACIOS DE ESCRIVÁ

 

20 de noviembre de 1905, Barcelona – 21 de febrero de 1981, Madrid.

Amparo Palacios de Escrivá nació en Barcelona, aunque provenía de una familia valenciana.

Su vocación artística se despertó muy pronto y cuando su familia se trasladó de nuevo a Valencia comenzó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos.

Estuvo casada con el también pintor valenciano Fernando Escrivá Cantos (1903-1977), al que la pintora acompañó en sus viajes, realizando ambos exposiciones individuales y colectivas en Europa y América.

La obra de Amparo, como expresa la historiadora Pilar Muñoz, destacaba sobre el resto, aun cuando su temática era convencional: […] la obra contrasta con el resto de las obras mostradas, pues estilística y procedimentalmente muestra un aspecto mucho más cercano a la modernidad que el resto de las expuestas. En el tema, sin embargo, se encuentra dentro de las convenciones admitidas por el régimen franquista como adecuados para las mujeres, pues está constituido por un grupo familiar, en el que la mujer, que lleva en brazos a un niño en su función maternal, es envuelta y protegida por los brazos masculinos.

Su largo historial de premios comienza en 1945, año en el que obtuvo la Primera Medalla del Certamen de Pintura de «Lo Rat Penat». Luego participó, entre otros, en el Certamen de Arte Regional de Zaragoza en 1947.

En esta época, después de una exposición en Portugal, participa en la Sala Estilo en la primera exposición colectiva en la que participaron mujeres artistas, que se celebró en enero de 1950, con tres cuadros: Maternidad, Figura y Paisaje, descritos por la prensa como «de estilo moderno».

Pionera entre las mujeres valencianas consagradas a la pintura de los años cuarenta y cincuenta «era raro el hogar distinguido que no poseyera un lienzo fino, lírico y elegante suyo» (Agramunt, 1999: 1309).

Su vida estuvo marcada por las experiencias vividas, diferentes a las de otras mujeres con inquietudes similares y menos oportunidades de viajar o relacionarse.

Prefería el impresionismo moderno, pero no rechazó el surrealismo ni otros estilos vanguardistas, que respetaba y también se sentía capaz de realizar.

Junto a su marido, realizó varios murales para la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

 

Convocado el II Concurso de Pintura DOWN MAXAM AEPE

La Fundación Síndrome de Down de Madrid y la Fundación MAXAM han abierto el plazo de inscripción en su ‘II Concurso de Pintura MAXAM para personas con discapacidad intelectual’ que cuenta con la imprescindible participación de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Como explica Fernanda Cardama, Directora de Recursos Humanos, Organización y Comunicación de MAXAM, “en nuestra Fundación estamos convencidos que el arte y la expresión plástica son herramientas que pueden ayudar tanto a la formación integral de las personas como a su inclusión social, educativa y laboral, por eso confiamos en el éxito de este proyecto y en su organización de la mano de Down Madrid”.

Los participantes en el certamen tendrán que realizar una interpretación libre de la obra “La Cantera”, recientemente incorporada por MAXAM a su colección de pintura, obra del artista Pedro Moreno Meyerhoff y verán sus obras expuestas en una muestra que se inaugurará el próximo 21 de marzo también en el C.C. Casa de Vacas, coincidiendo con el Día Mundial del Síndrome de Down. Este proyecto se enmarca en la colaboración continua de ambas fundaciones desde hace años en proyectos con los que fomentar la inclusión social, formación y empleo de personas con síndrome de Down o discapacidad intelectual.

José Gabriel Astudillo, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, junto a Pedro Moreno Meyerhoff y a Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la AEPE, en el momento de la presentación de su obra calendario

Cada participante podrá presentar hasta dos obras –pintura, dibujo u otras técnicas– que deberá entregar en la sede de la FSDM en Madrid –Calle Cueva de Montesinos, 45– antes del 20 de febrero.

El concurso contempla un primer premio de 1.000 euros, así como un segundo premio con una cuantía de 600 euros y un tercer premio con una partida de 400 euros.

Para aportar mayor visibilidad a esta importante acción en apoyo a la discapacidad intelectual, las obras finalistas formarán parte de la exposición que organizará la Asociación Española de Pintores y Escultores, AEPE, en el Centro Cultural Casa de Vacas del Parque del Buen Retiro de Madrid del 21 al 31 de marzo de 2018.

Será esta otra ocasión en la que la centenaria institución artística colabora y participa en una acción sociocultural, ya que en noviembre de 2016 se llevó a cabo el I Taller de Cultura Inclusiva de Dibujo al Carboncillo, que contó con una gran participación y resultó todo un éxito, y el pasado año lo hiciera con la Fundación Síndrome de Down de Madrid (FSDM) y la Fundación MAXAM, patrocinadora del Salón de Otoño de la AEPE, en la I edición de este concurso, pero que unen aquí sus esfuerzos pensando en acciones específicas que llenen de arte el mundo especial de cuantos viven esta discapacidad.

Cabe recordar que este mismo año, en el 84 Salón de Otoño de la Asociación Española de Pintores y Escultores y por decisión unánime de la Junta Directiva, quedó incorporada la Medalla Síndrome de Down reservada a personas de este colectivo, como forma de inclusión de los artistas ganadores en una exposición profesional y del prestigio del Salón de Otoño.

Las bases pueden consultarse en nuestra web así como en las de la Fundación Maxam y Fundación Down Madrid.

 

https://www.downmadrid.org/ii-concurso-pintura-maxam/

 

https://www.maxam.net/es/fundacion/agenda_eventos

 

https://www.youtube.com/watch?v=Oekc6W86kUA

 

Bases II Concurso Down MAXAM AEPE

Inaugurado el II Salón de Arte Realista de la AEPE

El 8 de noviembre de 2017, en la Sala de Exposiciones del Centro Cultural La Vaguada de Madrid, se inauguró el II Salón de Arte Realista de la AEPE, con un elevado índice de participación y una calidad insuperable.

El acto estuvo presidido por José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, y al mismo asistieron la Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez, y distintos miembros de la Junta Directiva, como Fernando de Marta y Sebastián, la Tesorera, Ana Martínez Córdoba y la Asesora de Presidencia, Itziar Zabalza Murillo.

La exposición, que se prolongará hasta el 30 de noviembre, ha contado con 74 obras de 63 autores diferentes entre pinturas y esculturas, y por primera vez ha incorporado dos Medallas y tres Menciones de Honor.

Los artistas premiados y seleccionados para integrar la exposición de este II Salón de Arte Realista son: Ana María Alonso Prada, Mercedes Álvarez de Toledo, Beatriz Bartolomé Diez, Joaquín Besoy, Alfonso Calle, Martina Cantero, Manuela Carcelén Hurtado, Paloma Casado, Manuel Chouciño, Maryla Dabrowska, Fernando de Marta, Sopetrán Doménech, Pilar Feran, Soledad Fernández, Helen Fernández Camazón, José Luis Fiol Valero, Javier Fuentes, Mariano Galán Ortega, Federico García Zamarbide, Agustín González, Loly Gónzalez de Mata, Mª Luisa González Ossorio, Argentina González Tamames, Lydia Gordillo, Carmen Guardia, Carmen Guardia, Dorothee Heiden, Verónica Herrán Hermida, Gen Isoe, Ana Isabel Jiménez Juárez, Leodegario, Paulino Lorenzo Tardón, Carlos Losa, Juan José Lozano, Adriana M. Berges, José María Madrid Sanz, María R. Maluenda, Ana Martínez, Leocadio Melchor, Carmen Merino, Victoria Moreno, Concha Muñoz López, Teresa Muñoz Mateos, Carmina Orejas, Javier Ortas González, Enrique Pazos Arranz, Enrique Pedrero Muñoz, José Mª Pedrosa Morejón, Jesús Pérez Hornero, Antonia Portalo, Miguel Pratdesaba Ferres, Enrique Ragel, Maravillas Recio, Pablo Reviriego   , Manolo Romero Solano, David Rus, José Ramón Sala, Felipe San Pedro, Antonio Sánchez-Gil – Sangil, Lola Santos Castillo, Pedro Sanz López, Emilio Sotomayor, Austion Tirado, Zárate

El catálogo digital del II Salón de Arte Realista de la AEPE puede consultarse en esta misma web, pestaña “Certámenes y Premios”, subpestaña “Salón de Arte Realista”.

En el acto de inauguración se hizo entrega de los premios, que resultaron ser los siguientes:

MEDALLA de Pintura JOSÉ VILLEGAS CORDERO para Agustín González por su obra: Reflejos en escaparate plaza de Neptuno (Óleo / lienzo 89 x 130)

MEDALLA de Escultura JUAN CRISTOBAL a Lola Santos Castillo por la obra titulada Adonis (Bronce 60 x 35 x 30)

MENCIÓN DE HONOR Soledad Fernández, con la obra: Al alba (Óleo / lienzo 146 x 97)

MENCIÓN DE HONOR a Enrique Pazos Arranz, con la obra Paseo por la Gran Vía (Óleo / tabla 100 x 150)

MENCIÓN DE HONOR a David Rus por la obra Plymouth (Óleo / tabla 70 x 100)

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