Recordando… Bibelot y tanagra

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Bibelot y tanagra

Bibelots: todos tenemos alguno en casa

Objeto pequeño y decorativo de escaso valor, como los muñecos o estatuillas con figura humana.

Según el diccionario de la RAE, es una figura pequeña de adorno presente en la lengua francesa desde el siglo XV, que se formó por una repetición expresiva de “bel-bel”, doble apócope de beau, que significa bello.

Hablar de bibelots es hacerlo de ciertos objetos inclasificables para la historia del arte, que se dejaron de lado por considerarlos triviales, cotidianos, populares o producidos en serie. Todos los tenemos en casa puesto que son juguetes, platos, vasijas, bordados, tapices, estatuillas, amuletos, bichos embalsamados y miniaturas varias que se agrupan bajo el concepto de bibelots.

Concebidos sin ninguna función específica más que la decorativa, concentran gran parte de la cultura material y visual desde el siglo XIX y por eso ya desde algunas décadas se han convertido en “bisagras” para el arte, revirtiendo significados, expandiendo horizontes.

Bibelots viene de bibelo, “término francés adoptado para referirse a pequeñas copias de porcelana y esculturas de todo tipo, objetos esmaltados y cosas extrañas que son difíciles de clasificar”, según Alfredo Kell definió en 1905.

Son a fin de cuentas objetos banales que, involucrados en el arte, adquieren una potencia poética.

Se caracterizan por ser pequeños objetos de uso cotidiano con ornamentaciones de la época. Posteriormente, sus dueños, optaron a que sus compras fueran colocadas en las galerías de arte como parte de la distinción y prestigio que les generaban. No obstante, poco a poco fueron, aunque por tiempo limitado, allanándose los límites entre las piezas producidas en masa y las verdaderas obras de arte. De esta manera, los artefactos cotidianos generaron una función simbólica, que los hacía capaces de ser inmortalizados en un museo como un objeto meramente estético, para así formalizar el valor contextual a la que pertenecían.

Un bibelot además de su uso general como sinónimo de baratija, puede referirse específicamente a un libro en miniatura de elegante diseño como los realizados por Tiffany y Fabergé. También aparece regularmente en nombres de cosas tan diversas como restaurantes y perros de exhibición.

La edad de oro del bibelot, del que es testimonio la invención de la estantería con vitrina en la década de 1830, significó en principio la puesta en escena del coleccionista, ese individuo cuya sola acción dio sentido al conjunto de objetos reunidos.

El Romanticismo en el mobiliario y la decoración de interiores, que se expresaba con un recargamiento heredero del arte barroco y el rococó, se popularizó cuando la burguesía impuso sus gustos, que tendrían a ser interiores muy recargados, confortables y acogedores, repletos de pequeños objetos decorativos llamados bibelots, así como numerosos elementos textiles como cortinas, alfombras y cojines de ricos coloridos.

Con el tiempo, todos los pequeños adornos que pululaban por las casas señoriales mostrando de manera “casual” el poder adquisitivo de cada uno, se exhibieron en lugar de vitrinas o aparadores sobre mesas pequeñas dispersas por los lugares a los que accedía el visitante.

A principios del siglo XX el arte de la figurita decorativa o bibelot se popularizó más aún con el Art Nouveau más corpóreo, encontrándose en muchas casas particulares a modo de modestas jardineras y bibelots de todo tipo con el estilo que hizo tan famoso el escultor Lambert Escaler, que las producía masivamente desde 1903, ejemplo que fue seguido durante un tiempo por muchos otros modelistas.

A finales del siglo XIX el escaso grupo de coleccionistas, con centrado en las grandes capitales, tendió mayoritariamente a la pintura antigua pues era continua la llegada de estas piezas al mercado, y también se decantó por la compra de todo tipo de objetos decorativos (antiguos o modernos), como la cerámica, la porcelana, el mobiliario, los esmaltes, textiles o bibelots, piezas que las exposiciones universales se habían encargado de sobrevalorar, y que formaban parte del retrato común del coleccionismo europeo.

Así, las posibilidades de los creadores españoles para encontrar un hueco en la península eran muy escasas. Competía con el prestigio de los grandes maestros y estilos del pasado, con la reputación de la arqueología y se enfrentaba al diletantismo de unas nuevas fortunas españolas que buscaban emular los hábitos de la antigua nobleza. Los encargos privados solían limitarse al retrato, la decoración de interiores o el paisaje y las instituciones (estatales o provinciales) no tenían la fuerza económica suficiente como para demandar la ingente oferta producida en el mercado español.

Monsieur Loo fue el marchante de arte asiático más importante de principios del siglo XX, puso de moda el arte oriental en un momento en el que Occidente sólo conocía las chinoiseries, aquellos bibelots de estética más bien extravagante y decadente. Loo supo crear un nuevo gusto, descubriendo a los adinerados coleccionistas y curadores de museos de Europa y Estados Unidos los tesoros del verdadero arte chino, desde las grandes estatuas hasta las miniaturas de jade, pasando por los frescos budistas y los bronces arcaicos.

Bibelot Art Nouveau

 

Bibelot de Faberge

 

Bibelots en bronce

 

Bibelots orientales

Bibelots de porcelana

 

Tanagra y tanagrina: los suvenires de la antigua Grecia

Al noroeste de Atenas, en la región griega de Beocia, se encontraba situada la ciudad de Tanagra, arrasada por los tebanos en el 370 a.C. y reconstruida con posterioridad.

Fue el escenario de batallas como las de los años 457, 426 y 423 a.C. ya que se trataba de una ciudad importante, con murallas, torres, acrópolis y teatro, templos y barrios habitados, en donde se decía que estaban enterrados el gigante mitológico cazador Orión y la poetisa Corina, contemporánea y competidora de Píndaro en concursos de odas para acontecimientos atléticos, que llegó a ganar siete veces.

Corina de Tanagra. Frederic Leighton

 

Una ciudad rica de la antigua Grecia, con una necrópolis fabulosa que ha llegado hasta nuestros días, con más de 8.000 sepulturas, y cuyos restos fueron expoliados masivamente desde mediados del siglo XIX.

Entre los siglos IV y III a.C. estaban de moda en el mundo griego una serie de figurillas hechas de terracota, llamadas “tanagrinas”, hoy conocidas también como “Tanagras”, de un arte refinado, que eran ofrendadas en los santuarios y acompañaban a los muertos en su tránsito al más allá en ajuares funerarios.

Estatuillas que se habrían fabricado en talleres atenienses, reconociendo en ellas la crítica actual a la escuela de Praxíteles, por el estilo de las cabezas, “con rostros de expresión dulce y lánguida”.

Su abundancia en los cementerios de Tanagra, las hicieron mundialmente conocidas en la época romántica, si bien la cerámica de Tanagra era ya conocida en la antigüedad por su excelente calidad.

A finales de 1860, los campesinos que araban la tierra  dieron por casualidad con varios antiguos enterramientos. A falta de ricos ajuares funerarios, lo que mayor interés suscitó fueron los cientos de pequeñas figurillas femeninas de terracota que afloraban por doquier.

El hallazgo revolucionó la zona y pronto comenzó el saqueo, falsificación y mercado de figurillas bajo la supervisión del saqueador de tumbas Yorgos Anifantes.

La zona donde antiguamente se alzara la ciudad de Tanagra se agujereó de forma despiadada a la búsqueda de tesoros y la rapiña fue tan considerable que las autoridades griegas enviaron al arqueólogo Panayiotis Stamatakis para que llevara a cabo las primeras excavaciones legales, que fueron apresuradas y sucintas.

No fue hasta 1911 cuando empezaron a realizarse las excavaciones de forma más rigurosa, y ya en 1970, los trabajos se llevaron a cabo con una metodología estrictamente científica.

Desde el mismo momento del descubrimiento comenzaron a circular estatuillas falsas, imitaciones a veces burdas y otras más conseguidas de las auténticas tanagras, que los lugareños vendían sin titubear a un precio cada vez más desorbitado.

Tanagras que alcanzaron una popularidad asombrosa en la Europa de la Belle Epoque, ya que las figurillas femeninas guardaban una sorprendente similitud con la moda de aquel período, propiciando además una nueva oleada de neoclasicismo en la estética y el gusto modernista de aquel entonces.

Tanagras que  inspiraron a grandes artistas como Jean-Léon Gérôme, Childe Hassam o Alphonse Mucha. Y como no, a artistas españoles como al Socio de Honor, el escultor José Chicharro Gamo, que en el VII Salón de Otoño presentó una escultura titulada “Tanagra” (estudio), cuya fotografía acompaña este artículo.

Tanagra (estudio), de Chicharro Gamo

 

Las delicadas figuras de Tanagra revelan la maestría de los griegos en el arte del modelado del barro (coroplastia).

Las piezas se elaboraban mediante moldes bivalvos, y tras la cocción se coloreaban al fresco, esto es, sobre una capa de cal; incluso existen casos en los que se añadía pan de oro.

Las tanagras representaban dioses, chiquillos, efebos, personajes de teatro y hasta animales, aunque las más abundantes son las mujeres: desde recatadas matronas cubiertas por completo hasta contoneantes bailarinas veladas o doncellas jugando…

Más allá de su valor estético, representan una valiosísima fuente de conocimientos para ilustrar la vida cotidiana que muchas veces no se refleja en la literatura de su tiempo.

Algunas de las Tanagras más conocidas –como la Dama en azul o la Sofocleana– están inspiradas en grandes estatuas de maestros como Praxíteles o Leócares, algo que ha inducido a pensar que eran réplicas en menor tamaño, una especie de souvenirs que se adquirían por puro deleite estético y admiración del arte por el arte, una práctica que desarrollarían posteriormente los patricios romanos al ornamentar sus residencias.

El centro cultural BANCAJA, en Valencia, dedicó en 2010 una exposición a las “Tanagras, figuras para la vida y la eternidad”  en colaboración con el Museo del Louve.

Mujeres, en el  Museo Británico

Rapto de Europa

Paposileno, Louvre

Sofocleana, estatua sofocles tanagra

Dama azul policromada, en el Louvre

Tanagras de distintos museos del mundo

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Tomás Gutiérrez Larraya

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1921: Lorenzo Aguirre y Tomás Gutiérrez Larraya

Pese al nombramiento de Francisco Pompey como director de la Gaceta, la Junta Directiva de marzo designó a los Vocales Lorenzo Aguirre y Tomás Gutiérrez Larraya, además del Contador Francisco Blanco y Blanco, para las labores de la Gaceta.

No sabemos si compartieron tareas de redacción, pero sí queda claro su dedicación a la misma.

Según explicamos en la biografía dedicada a Pompey, sus continuas ausencias siendo director de la revista, harían necesario el apoyo de estos tres miembros a la redacción de la misma.

Como quiera que ya repasamos la biografía de Lorenzo Aguirre Sánchez, en la Gaceta de Bellas Artes correspondiente al número de febrero de 2019, con motivo de la restauración del cartel anunciador del VII Salón de Otoño de 1927, pasamos a ver la biografía de Tomás Gutiérrez Larraya, quien compartió labores de edición con él.

Cabe destacar también que en la Gaceta de Bellas Artes de marzo de 2017 vimos la biografía de Aurora Gutiérrez Larraya, hermana de Tomás, una de las primeras socias de la Asociación de Pintores y Escultores.

 

Tomás Gutiérrez Larraya

GUTIERREZ LARRAYA, Tomás  P   1910(N)    14.may.1886  SANTANDER  MADRID/BARCELONA  1944   Conde de Larraya

 

Tomás Gutiérrez Larraya nació el 14 de mayo de 1886 en Barcelona.

Hijo del matrimonio formado por el farmacéutico santanderino Francisco Gutiérrez Díaz de la Campa y de Elisa Larraya Rodríguez, al poco de nacer la familia se trasladó a Santander.

Desde muy joven tomó contacto con los artistas santanderinos y el círculo de la familia real que pasaba allí sus veranos.

Con tan solo dieciocho años ingresó con una beca en la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge, en la que, pasados los años, llegaría a ser profesor titular.

En 1907 resultó premiado por sus trabajos acerca del concepto de arte y de la historia de las Artes Decorativas, en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, conocida popularmente como la Escuela de la Lonja.

En 1910 participó en una exposición de humoristas celebrada en el Salón Hispania, Salón de los señores Pérez de Gracia e hijo, situado en la calle del Príncipe, 4, junto a los pintores Pedro de Anca, Pedro Sánchez y al escultor Claudio Mimó. En ese momento, la crítica destacó que …”Tomás Gutiérrez Larraya es un paisajista original y romántico. Sus cuadros están vistos a través de un simbolismo melancólico, que los hace en extremo interesantes. Más que brillantes copias de la naturaleza, sus paisajes tienen un colorido algo convencional pero muy decorativo y lleno de personalismo. Expone catorce cuadros, entre los que sobresalen “Otoñal”, “Atardecer”, “Melancolía” y “Hora de Calma”.

Ese mismo año, en el mismo Salón Hispania, celebró una exposición de arte decorativo junto a la artista y hermana Aurora Gutiérrez Larraya, que mereció encendidos elogios en la prensa de la época.

Joven

 

Participó en la Exposición de Arte Decorativo de 1911, donde presentó un álbum con apuntes y ensayos decorativos que para el redactor del diario La Mañana, eran…”verdaderos aciertos unos y loables ejemplos de laboriosidad y buen gusto. Los tanteos que algunos de esos estudios descubren prueban bien a las claras que este muchacho procura honradamente conquistar el secreto de la estilización decorativa de las formas naturales frente al modelo vivo, en vez de consagrarse a la blanda copia de culauqier artista extranjero, cosa que sabéis es moneda corriente. La cubierta de este álbum, aplicaciones sobre terciopelo, revela, por la sencilla exquisitez, la mano de la señorita Gutiérrez Larraya, hermana del expositor por lo visto y que, como él, se ha hecho acreedora en este certamen a un más alto premio que el conseguido”.

Apenas terminó sus estudios, contrajo en secreto matrimonio con Ana Planas Codoñés, hija de una adinerada familia catalana, regresando al poco a Santander, pero con continuos viajes a Madrid.

Consiguió Premio de Aprecio en la Exposición Nacional de Artes Decorativas e Industrias Artísticas de 1913, año en el que figuraba como crítico de arte en la publicación mensual Mercurio.

En 1913 expuso junto a su hermana, y también socia de la AEPE, en los salones del Círculo de Recreo de Santander, en una muestra de arte decorativo que mereció los elogios de la crítica y el público.

Vaquer, en el diario La Época, escribe que …”la opinión… se rinde, admirada, ante el arte exquisito de los hermanos, nacidos en la montaña de Santander, que son más conocidos en Alemania, Francia y Bélgica, que en nuestro país. Su concepto artístico es la íntima unión de lo bello y lo útil. El artífice que de un objeto útil hace un objeto bello, se acerca más al ideal que impone la vida moderna que el artista que produce una hermosa obra estéril. Los grandes maestros del Renacimiento así concibieron el arte y los hermanos Larraya, siguiendo su ejemplo, con notable maestría de técnica, dedican sus aptitudes artísticas a la decoración de toda clase de objetos. Aurora G. Larraya dibuja de una manera exquisita, y trabaja los metales, modela y repuja los cueros, talla el asta y el carey, borda y pinta con rara perfección. Su afán para conocer procedimientos decorativos no tiene límites, y de investigación en investigación ha ido encontrando maneras nuevas de expresión artística. Las más diversas materias se moldean dócilmente en sus manos, estilizando flores, plantas e insectos, que adquieren vida en bronces, telas y pergaminos. Su hermano Tomás, de gran potencia imaginativa, lucha constantemente para conseguir la mayor simplicidad en sus traducciones del natural. Solo a línea de pluma, continua y segura expresa todo el encanto de un jardín (Par Monceau de Paris) y la poesía de un paisaje montañés (La Pobladara). El arte de Tomás Larraya, como ilustrador de libros, es moderno y completo; su técnica, insuperable, por la sencillez y precisión. De la Naturaleza coge solo la línea esencial, la única, y le basta y le sobra para dar una sensación completa de arte y de vida. Su colección de dibujos de paisaje a pluma, «exlibris», estudios al pastel y al temple, son de interés grandísimo para los que siguen con atención el desenvolvimiento del arte de la ilustración «Salmo a la novia perdida» y el libro, con versos de Guerra Junqueiro, «La lágrima», son muy bellos ejemplares de ilustración moderna. Tomás Larraya reside habitualmente en Paris, y se dispone en la actualidad a recorrer España, buscando su arte popular para aplicarle a la decoración, a fin de contribuir así el renacimiento de industrias artísticas que florecieron un tiempo en nuestra Patria, y que hoy se ven casi extinguidas”.

Mundo Gráfico, 1915

 

En 1914 participó en la exposición que la Asociación de Pintores y Escultores organizó en la Galería de Arte de Brighton, junto a artistas como Muñoz Degrain, Moreno Carbonero, Sorolla, Aniceto Marinas, Benlliure…

Dibujo técnica mixta, 1914, Mazcuerras, Cantabria

 

En junio de 1915 realizó una exposición de dibujos y pinturas en el Ayuntamiento del Astillero, de donde era originario su padre.

Ese mismo año, recibió el encargo de decorar los baños del Palacio de la Magdalena, residencia real de verano en la que la familia regia disfrutó de ellos entre 1913 y 1930.

 

Además, decoró el techo de la sala del palco real que el nuevo Casino de Santander había reservado para sus ilustres huéspedes, donde reflejó su espíritu refinadamente artístico, sano y ponderado, brillante de colorido.

Estos trabajos le brindaron la oportunidad de trabar amistad con Alfonso XIII, que se ofrecería como padrino de la hija primogénita del matrimonio, a la vez que se iniciaron los trámites para la concesión de un título nobiliario: Conde de Larraya.

En 1915 los hermanos Gutiérrez Larraya organizaron una nueva exposición conjunta en el Salón de Arte Moderno de la calle del Carmen de Madrid.

Mundo Gráfico, los hermanos Larraya en 1915

 

La revista Mundo Gráfico les dedicó una página completa firmada por José Francés, quien fuera Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, con varias fotografías de los artistas y sus obras. Para el crítico, la exposición de los …”maestros en el arte decorativo con modernísimas y prácticas aplicaciones… Los hermanos Aurora y Tomás Gutiérrez Larraya presentan cerca de noventa obras… Tomás presenta mayor número de obras y en tan diversa variedad de ellas como de estilos y procedimientos… es Tomás un alma que salta de la febril actividad de París o de Londres a la paz suave y melancólica de una aldea montañesa, que intenta saciar su sed de belleza escribiendo versos, bordando un tapiz, pintando paisajes o simbolizando el dibujos propios la obra ajena… los envíos más numerosos son los que se refieren a la ilustración editorial y los paisajes interpretados con mucha fortuna y con una gran sensibilidad emocionadas… se destacan además las nueve ilustraciones de la bellísima poesía de Junqueiro… y los ex-libris de varios escritores, muy exactos de psicología y muy bellos de procedimiento. En los paisajes el temperamento soñador y exquisito de Gutiérrez Larraya se amplifica y se funde con la naturaleza… pasa de unas notas vibrantes a las plácidas. En unos llega a un simplicismo, a una estilización tales, que bastan las líneas sobre el papel blanco para sentir sensaciones de luz y color; en otros predomina una sola nota, pero con una maestría valorada y graduada en distintos matices dentro de la armónica graduación total que suspende y maravilla”…

Pocos meses después, fue contratado por el diario El Debate  como crítico de arte, publicando una serie de artículos que levantaron mucha polémica y le acarrearon serios problemas legales, lo que motivó que en diciembre de 1915, el matrimonio marchara a París.

Mundo gráfico 1915 ilustración editorial

 

Por el diario El Cantábrico sabemos que llegaron a la ciudad francesa con solo tres francos, malviviendo hasta contar con algo de dinero, que les permitió vivir con más comodidad y a Tomás, volver a la pintura.

Tras un viaje a Londres regresaron a Madrid, obligados por su mal estado de salud, fijando su residencia en un entresuelo de la calle de Ponzano, junto al Parque del Oeste, donde se dedicó a trabajar en distintos proyectos.

Allí nacieron sus  cuatro hijos: Aurora, Juan Antonio (Madrid 1918-2012, arabista y traductor de la Universidad de Barcelona especializado en lengua árabe); Federico (Madrid, 1919-2004, Director de fotografía que trabajó en películas y en Televisión Española y que en 1996 obtuvo un Goya de Honor); y Aurelio (Madrid 1921-1992, Director de fotografía y técnico iluminador de Televisión Española junto a su hermano, que trabajó también en el cine con directores como Luis García Berlanga).

El Heraldo de Madrid, 1917

 

En el Heraldo de Madrid de 1917, Blanco Coris nos describía cómo era su casa …”un nido coquetón donde hasta las pantallas de las lámparas eléctricas están artísticamente decoradas. Sobre las cabeceras de las camas se ven marcos de formas originales con pergaminos pintados con imágenes de la Virgen y de Cristo. Álbumes con estudios de flora y fauna, abecedarios, carnets, anuncios, carteles… Gutiérrez Larraya extrae el motivo y lo aplica sobre el objeto industrial, el mueble o la decoración mural. Como obras notables realizadas por el artista, citaremos la joyería de Agüero, en El Sardinero de Santander, el comedor para niños enfermos del sanatorio de Pedrosa… nada tiene que envidiar a los artistas ingleses y vieneses cuyos proyectos de decorado de habitaciones publica… el artista se nos muestra con estilo personal ligero y de buen gusto, que copia siempre del natural, estilizándole. Como pintor, apreciamos en este artista una gran cualidad: la de preparar el paisaje en tonalidades determinadas casando las tintas en entonación armoniosa, muy característica para la aplicación mural… es lo que se llama un artífice moderno… siente, concibe, proyecta y manufactura sus obras y lo mismo trata la pintura y el dibujo, que repuja, patina y pirograba en cuero. Su casa es un pequeño almacén de bibelots artísticos y de cosas extraordinarias, que patentizan una figura de artista sui generis”.

Su estancia en Madrid le brindó nuevas oportunidades para exponer y así entró en contacto con la vanguardia artística, promoviendo además la publicación de la revista cinematográfica Gran proyector.

Una imagen aparecida en La Esfera, en 1918

 

En 1918 participó en el cuarto Salón de Humoristas, al que concurrían artistas de toda España, y en otra realizada en el salón permanente del Círculo de Bellas Artes que agrupaba 135 obras de pintura, escultura, grabado y dibujo.

ABC 1918, exposición de los hermanos Gutiérrez Larraya en el Ateneo de Madrid

 

En junio de ese año celebró también una exposición de sus obras en el Salón Mateu bajo el título de “Hojas de álbum”, en la que presentaba “paisajes simplificados hasta el máximum de la posibilidad, dentro de una estilización verdaderamente exquisita, en los que Larraya, además de ser maestro consumado, no tiene rival”.

La Esfera, 1918

 

A finales de 1918 José Francés, bajo el pseudónimo de Silvio Lago, publicaba en La Esfera una página dedicada al artista decorador Tomás Gutiérrez Larraya, acompañada de una fotografía del artista y de tres más de algunos de sus trabajos, y merecía la honda admiración del crítico.

El artículo venía justificado por las exposiciones celebradas en el Ateneo y el Salón Mateu que había realizado el pintor. En él, declara que sus paisajes …”simplifican las formas y los colores con agudo espíritu de observador y contagioso sentimentalismo de poeta. Su preparación de dibujante ilustrador, de ex librista, de artista que ornamenta libros y muros, facilita esta simplificación expresiva con que reproduce los espectáculos naturales. Paisajes que tienen un extraño poder sugeridor y una espontánea frescura de fugaz impresionismo… esquemático, a tintas planas, a líneas geométricas… que poseen la solidez del paisaje total… encontramos la benéfica influencia de los japoneses en estos paisajes decorativos… les dota de un prestigio ya sancionado… indiscutible fuerza evocadora, la indudable fidelidad que tienen la interpretar cielos, campos y ciudades españolas… se ha formado artísticamente. Primero en Cataluña, luego en Francia, después en Munich… colaboró en revistas francesas y alemanas… y al volver a España… surge el paisajista, un paisajista ajeno a los conceptos tradicionales del paisajismo, un paisajista de enorme potencialidad emocional y de una disciplina técnica muy equilibrada para dosificar y especializar esa potencialidad”.

Participó en el Salón de Humoristas de 1920, colaborando con artículos firmados junto a su hermana, en distintas revistas y diarios en los que el arte decorativo era el tema principal.

El Pueblo Manchego, 1920

 

Pero ese mismo año, y víctima de una rápida enfermedad, fallece Aurora, que era profesora de la Escuela del Hogar y reconocida artista.

Ilustrador de novelas, sus artículos y dibujos están presentes y son portada en publicaciones prestigiosas como La Esfera, El Heraldo de Madrid, Blanco y Negro… sus carteles anuncian acontecimientos o publicitan marcas.

Mi revista, 1920

 

En 1922 la revista Nuevo Mundo publicaba un artículo de José Francés dedicado al pintor con motivo de su exposición en el Círculo de Bellas Artes de Murcia, en el que se hacía un repaso de su vida artística: …”hace veinte años se asomó a la feria y a la peregrinación de las artes españolas… usaba ya el chambergo negro, el traje de pana, la chalina flotante, la cartera grande de dibujos y las sortijas extrañas… los gabanes ansiosos de ser manto y el monóculo sin pretensiones dandystas… en la frente… pensamientos generosos de infantilidad y apasionados de lirismo… tertuliante de grupos estéticos sin sufrir el contagio de la pedantería ajena; contribuyente entusiasta a las normas nuevas sin mercadería de sus obras por las medallas o los beneficios de la burocracia… la obra de Larraya tuvo desde el primer instante una eficacia honda… funda escuelas, orienta prosélitos y da al arabesco de su trayectoria líneas cada vez más nuevas, y las antiguas cada vez más depuradas”…

Nuevo Mundo, 1922

 

En 1924 obtuvo la Tercera Medalla en Arte Decorativo en la Exposición Nacional de Bellas Artes.

Nuevo Mundo, 1922 exposición en el  Círculo BBAA de Murcia

 

En 1925 sus obras se publicaron en una recopilación bajo el título de “Gutiérrez Larraya y su obra”, en la que artistas y escritores como Ramón Gómez de la Serna, gran amigo, comentaban algunas de ellas.

Sus xilografías decoraron el primer establecimiento de Perfumerías Julià en Barcelona.

En 1925 consiguió la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Artes Decorativas celebrada en París.

En 1926 realizó una exposición de paisajes junto al artista argentino Ernesto Riccio y a los caprichos grabados en mármol de Leopoldo de Silva Rivera en el salón del Círculo de Bellas Artes. Gutiérrez Larraya presentó 34 paisajes “luminosísimos y de gran fuerza decorativa”.

La Nación, 1926

 

En 1927 participó en la Exposición Internacional de Arte de Monza.

En 1930 fue distinguido como Socio de Mérito del Ateneo de Santander.

En los años treinta, la familia se trasladó a vivir a Barcelona, siendo nombrado profesor de la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge. Entre 1935 y 1937 fue miembro del Comité Cinematográfico de la Generalidad de Cataluña.

El artista en 1936

 

Allí compró la finca del Turó del Putxet, situada en las afueras de Barcelona, desde donde trabajaba en el que fue uno de los proyectos más importantes de su vida, la creación de una revista especializada en cine, que tomó por nombre Filmes Selectos y que llegó a publicarse durante casi veinte años.

El artista en su estudio, fotografiado en 1936

 

Por su contribución al mundo cinematográfico, en 1955 fue nombrado Presidente de la Agrupación de Escritores Cinematográficos de Barcelona. Poseía un gran archivo de cine, que cedió a Delmiro de Caralt, uno de sus mejores amigos.

Ya viudo y sumido en una inmensa tristeza, falleció en Barcelona el 7 de agosto de 1968, cuando contaba con 82 años.

Como escritor, destacan varios manuales profesionales de pintura, publicados en la colección de Manuales Técnicos de la Editorial Messeguer, bajo los títulos “Xilografías”, “Cueros artísticos” y “Técnica de estampación”.

Como pintor, sus obras pueden verse en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander, en el Museo de Murcia, en la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge

De forma anecdótica, participó como actor secundario en alguna de las películas en las que trabajaban sus hijos Federico y Aurelio.

Su nieto Federico, es un prestigioso cardiólogo madrileño.

De carácter simpático y afable, era un personaje entrañable que sabía ganarse el afecto de quienes le rodeaban.

Técnica del dibujo y la pintura de Tomás Gutiérrez Larraya

Tomás Gutiérrez Larraya y la AEPE

Socio de número de la Asociación de Pintores y Escultores en 1910, con número de adhesión 159. Fue vocal de la Junta directiva en 1921.

En marzo de 1921 se hizo cargo de la Gaceta de Bellas Artes junto con Lorenzo Aguirre, pero dimitió el 22 de noviembre de 1921.

No consta su participación en Salones de Otoño.

 

Justa Pagés

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

Justa Pagés

PAGES GONZALEZ BALANDRES, Justa            P            1944                             1915             MADRID                             MADRID

 

La muralista Justa Pages González Belandres, era natural de Madrid, si bien su familia debía proceder de la vecina localidad de Paracuellos del Jarama.

De Justa Pagés se conocen pocos datos personales, aunque sabemos que tenía una hermana llamada Teresa y trabajaba en el Instituto Nacional de Previsión perteneciente al Ministerio de Trabajo.

En algunas referencias se cita que era natural de Madrid, y que había nacido en 1917. Sin embargo, en la ficha de inscripción en la Asociación de Pintores y Escultores consignó como fecha de nacimiento la de 1915. Si hubiera sido al revés, tomaríamos como referencia la de 1917, por eso de que quizás la coquetería femenina le hubiera hecho quitarse algún año, pero nos parece más lógica tomar la de la entidad, expresada por ella misma.

Poco más sabemos de su infancia y adolescencia, salvo que se formó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y que a lo largo de su vida residió en la calle Rodríguez San Pedro, antiguo 64 y 70 moderno, de Madrid.

En 1941 se presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes con el cuadro titulado “No todo es coquetería…”, que merece menciones especiales en la prensa al ser considerada obra de una autora “no exenta de cualidades… ya en el modo de pintar, de grabar o de esculpir de ella”…

A la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1943 presentó una estampa de ilustración que era un tríptico titulado “Regina Pacis”.

En 1944 en el antiguo Lyceum Club se instaló el Centro Cultural Medina, en el que la Sección Femenina se encargó de realizar exposiciones renombrándose como Círculo Medina. Ese año, organizó una exposición que se inauguró primero en los salones de El Escorial y posteriormente se trasladó a Madrid, en la que se exhibieron 70 obras de artistas como María del Carmen Álvarez de Sotomayor, Pilar Largarde, Aurora Mateos, Marisa Roësset, Rosario de Velasco, Justa Pagés y Eulalia Luna entre otras.

En el año 1947 se organizó otra exposición de arte llevada a cabo por la Delegación Nacional de la Sección Femenina de FET y JONS en el Círculo Cultural Medina, que permaneció abierta entre los días 2 y 16 de abril. Entre las artistas que figuraron encontramos a María Del Carmen Álvarez de Sotomayor, María Josefa , Pilar y María del Rosario Álvarez de Sotomayor, Pilar Barrera, Pilar Carrillo de Albornoz, Tere Font, Josefina Gallo, Irene Gracia, Pilar Gracia, Ana María Jurado, Emilia Lagarde, Merche Leza, Aurora Lezcano, Marquesa de O’ Reilly, Eulalia Luna, María Josefa Luna, Sofía Morales, Justa Pagés, Amelia Portella, Marisa Roësset, Maruja Rodríguez de Aragón y María Ana Rojas.

Fue en ese mismo año en que Justa Pagés realizó una Exposición en los Salones Macarrón de Madrid, exhibiendo composiciones religiosas, figuras y bodegones.

José Francés firmó una reseña en La Vanguardia con motivo de esta exposición, en la que decía que …” Justa Pagés muestra en las Salas Macarrón un vigor masculino, un rigor robusto. Grandes lienzos de composición, retratos, temas místicos. Aquí hallamos una capacidad fuerte, expresiva e incisiva. El afán creador disciplinado por un feliz aprendizaje de la forma y del color.  A veces es casi áspero de tan penetrante ese afán realista de Justa Pagés. Para ella, el postimpresionismo se viriliza de naturalismo, de terrible preocupación realista. El modelo humano encuentra en ella tenaz, exigente interpretación. Me parece uno de los más recios artistas de nuestro tiempo, aunque a muchos les parezca ver ausencia de sensibilidad peculiar femenina”.

«Melodía estival «del 23 salón de otoño

 

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1948 estuvo presente con una composición de tipo mural. Ese año participó además en el Salón Nacional de la Acuarela que organizaban los Amigos del Arte, destacando el diario ABC …”en la pintura de figura, el escorzo en enérgico modelado de Justa Pages”…

En el XXIV Salón de Otoño de 1948 obtuvo la Primera Medalla.

En 1949 su obra estuvo presente en la Exposición de Arte, Pintura y Escultura Modernas, Arte Retrospectivo y Carteles que se celebró en Sevilla, en el pabellón de Perú.

Participó también en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1950, en cuya crítica,  Manuel Prados López señaló que …”No queremos dejar de citar obras que justifican esencialmente el prestigio del certamen. Así, recordamos: “Títeres”, de Justa Pagés”….

En 1952 participó en la Bienal de Dibujantes, Acuarelistas y Grabadores Españoles y Americanos que se celebró en el Palacio de Cristal del Retiro.

Ese mismo año, en la Exposición Nacional de Bellas Artes, Camón Aznar aseguraba de su obra que …”El gran lienzo de Justa Pagés es de un audaz sentido historial, compuesto como un friso, pero con el fallo de los cuadros modernos de tema religioso. Mientas los personajes del séquito evangélico se hallan efigiados con normales carnaciones, la figura de Jesús decae y se desvanece en flojos rasgos de la más lacia cinografía”…

Sin embargo, la obra titulada “Pasaje evangélico” que tan poco gustó a Camón Aznar, mereció Medalla de Tercera Clase, según publicó el BOE, pese a que en distintos diarios de la época, figurara que había conseguido la Medalla de Primera Clase.

José Camón Aznar firmaba una pequeña crítica en el ABC de noviembre de 1952, con motivo de otra exposición que la artista realizó junto a Fernando Briones y Juan Mirasierras, en la que apunta que “En los cuadros de Justa Pagés hay que consignar, como su principal virtud, un dibujo muy firme y de líneas amplias. Pero su pintura es dura, con un empaste monótono y opaco. Lo más estimable de estos lienzos es su concepción sólida y corpulenta, que en alguna composición modela fuertes volúmenes. Es lástima que las masas de color que los cubren resulten tan apagadas y faltas de calidades. Este arte quizá se vitalizaría si se le diera una mayor importancia a la luz, matizando sus efectos y aligerando la sequedad cromática con brillos más fugaces”.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1954, el ABC destaca que  …”en el cuadro de Justa Pagés, las formas son en exceso sólidas y de maciza corporeidad”.

Mujer trabajando. Justa Pages. Fototeca_MORENO

 

Justa Pagés fue una de las artistas que realizó distintas obras para el Instituto Nacional de Colonización.

El Instituto para la Reforma y el Desarrollo Agrario (IRYDA), que antes se llamaba Instituto Nacional de Colonización (INC), se creó en 1939 como  instrumento de la nueva política agraria, dependiente del Ministerio de Agricultura. La estrategia política sustituía la  redistribución de la tierra por una política de colonización  basada en la transformación del medio rural que permitiera asentar en pueblos de colonización un campesinado autosuficiente.

Su incidencia social, económica, agronómica y paisajística fue innegable. En la comunidad científica hay unanimidad en la relevancia de la obra arquitectónica de la política de colonización, expresada fundamentalmente a través de la construcción de más de 300 nuevos pueblos en toda España, situados en las cuencas de los ríos, suponiendo la actuación urbanística más importante de las realizadas en el medio rural en España en el siglo XX.

Cada uno de esos pueblecitos contó con una nueva parroquia, cuya decoración estuvo a cargo de alrededor de 70 artistas como Manuel Millares, Pablo Serrano, Manuel Rivera, Manuel Herández Mompó, Arcadio Blasco, Amadeo Gabino, Rafael Canogar, Manuel Mampaso, Antonio Suárez, Antonio Valdivieso, José Luis Sánchez, Carretero, José Vento, Isabel Villar, Menchu Gal, Justa Pagés, Teresa Eguíbar, Pablo Serrano Delhy Tejero, Arcadio Balsco, los hermanos Atienza, Antonio H. Carpe, Julián Gil, José Luis Vicent, Antonio Povedano …

La iglesia desempeña un papel fundamental en el panorama español de la posguerra, por ello, una de las partes más importantes y más representativas de estos nuevos pueblos de colonización van a ser sus iglesias; unos edificios que fueron dotados de los elementos necesarios para llevar a cabo los rituales religiosos: mobiliario litúrgico (mesas de altar, pilas bautismales, pilas para el agua bendita, confesionarios, lámparas, veletas, campanas, etc.) y otros elementos donde cabía una mayor intervención de los artistas plásticos (pinturas, esculturas o mosaicos), todo ello regido por las pautas de funcionalidad y síntesis.

Al tratarse de obras construidas de nueva planta, la dotación del INC debía ser completa. Esto ayuda a la realización de la “obra de arte total” que se buscaba recuperar en los años ’50, a lo que se une el interés en la posguerra por volver a usar las técnicas tradicionales, condicionados por la situación que se vivía, en la que los materiales tenían que ser por necesidad los de la tierra y las técnicas artesanales, volviendo al trabajo tradicional y permitiendo la integración de las artes.

El INC siempre defendió unos valores estéticos avanzados, como la introducción de la abstracción, gracias a José Luis Fernández del Amo, Director del Museo Nacional de Arte Contemporáneo, que a la vez era arquitecto del Instituto desde 1947, siendo él mismo el que recomendó a las autoridades el encargo de murales y esculturas al gusto de la nueva estética que no fue entendida por todos, lo que llevó a que muchos obispos no quisieran bendecir algunas obras, retirándolas o destruyéndolas en el peor de los casos. Aunque la realidad es que no todo fue arte de vanguardia.

Para Fernández del Amo, si la arquitectura tomaba conciencia de su responsabilidad en la formación de un ambiente que mejorara la condición del medio y aportase alegría de vivir del hombre, una buena parte había de corresponderle al arte, siendo el arte religioso, en palabras de José Luis Sánchez, el único arte social aplicado que se podía hacer en España entonces.

Una de estas manifestaciones, ligada indisolublemente a la arquitectura, era la pintura mural, entendida como superación de la pintura de caballete y portadora, además, de un destino social. Desde las páginas de la Revista Nacional de Arquitectura se insistía en que había que romper la división de funciones y el arquitecto debía ser a la vez muralista, una idea de arquitecto total que concibe toda la obra completa, desde la arquitectura hasta su decoración y acabado final.

Las bases de esta nueva pintura mural eran el realismo y la religiosidad. Con el muralista José María Sert, se iniciaba una labor de muralismo que seguirían maestros como Daniel Vázquez Díaz, Ángel Carretero, Francisco Farreras, José L. Gómez Perales, Manuel Villaseñor, Justa Pagés, Carlos Lara, Delhy Tejero, Manuel Mampaso, Javier Clavo, etc., siendo los años 50 la década más importante para el muralismo.

Justa Pagés pintó retablos y murales en siete pueblos de Badajoz, de Cuenca y de Toledo.

Según ella misma confesó en una entrevista, su trabajo fue muy gratificante para ella y no tuvieron que convencerla con la promesa de unos billetes para que pusiera manos a la obra, “Lo hubiera hecho gratis”, asegura y piensa que, si tuvo muchos encargos, fue “porque yo no he sido muy vanguardista, sino más bien realista. Había gente que se reía de lo moderno, que no les gustaba y, entonces, me preferían a míSiempre están en contra de lo que se hizo en tiempos de Franco, todo lo critican, hasta los pantanos que se hicieron entonces. Antes no se pensaba en política ni nada de eso; ahora, todo es política”.

En Toledo, y para Talavera la Nueva, una entidad local menor perteneciente al municipio de Talavera de la Reina, pintó el Retablo de la Iglesia parroquial de San Francisco de Asís.

Retablo de Talavera la Nueva

 

En Badajoz realizó los siguientes trabajos:

En la pedanía de Novelda del Guadiana, y para la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena, Justa Pagés realizó un tríptico del evangelio alusivo a la santa con La crucifixión de Jesús en la cruz, en el centro y de mayor dimensión, y otras dos menores de la unción de los pies de Jesús en Betania y la aparición de Jesús Resucitado.

Retablo de Novelda del Guadiana

 

En la pedanía de Sagrajas, en la Iglesia parroquial de La Asunción de Nuestra Señora, pintó el retablo.

Para la Iglesia parroquial de La Sagrada Familia de la localidad de Valdelacalzada, en 1951 realizó un mural al temple con el tema de la Natividad, que recrea la adoración al Niño Jesús.

Retablo de Valdecalzada

 

La perspectiva que conforman las figuras laterales centra la atención en la Sagrada Familia, en una composición académica, de trazo firme pero con una paleta de colores apagados y poco definidos, con dos ángeles arrodillados que portan filacterias. Se distinguen dos pasajes: La Adoración de los Pastores que portan ofrendas (una gallina, ovejas y alimentos) en primer término y El Nacimiento de Cristo bajo una choza de madera y paja ocupando el segundo plano. Como fondo se plantea un recinto amurallado y en último término se reconoce, sobre una colina y entre un cielo nuboso, un Calvario. Sobresale la calidad artística y el estilo realista de la obra. Presenta un dibujo preciso y académico; los colores acentúan el potencial expresivo del conjunto.

Para la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe, de las Gargáligas, una entidad local menor cercana a Don Benito, y dentro del Plan Badajoz, realizó dos grandes tablas de la Adoración de la Virgen, hoy en paradero desconocido, que componían el retablo, y que conocemos gracias a una fotografía del Centro de Estudios Agrarios de Mérida y a las facilitadas por matrimonios del pueblo durante su boda. El retablo iba montado sobre una sencilla estructura de hierro y mostraba, bajo la imagen escultórica de la Virgen de Guadalupe, una tabla con dos querubines, y en los laterales, con mayor formato, ángeles orantes proyectados en perspectiva y con los brazos alzados hacia la Virgen. Su morfología, aunque muy dinámica, presentaba un tratamiento algo más académico que el resto de artistas, y es común a los retablos más complejos pintados por ella.

Retablo de Gargálidas

 

Para la Iglesia parroquial de San Miguel de la localidad de El Torno, municipio perteneciente al Valle del Jerte, en Cáceres realizó el retablo de San Miguel,  que según la historiadora Ricarda López, “es bellísimo, de una gran calidad y modernidad”, y que “está firmado por el escultor José Luis Vicent y la pintora Justa Pagés en 1949. Concebido como un tríptico representa en su calle central, en alto relieve, al arcángel San Miguel pisando el dragón; y en las a las cuatro pinturas al óleo con escenas del sacrificio de Isaac, la resurrección de Cristo, la expulsión del paraíso de Adán y Eva y la Coronación de María.

Retablo de la Iglesia de El Torno

 

Después de estos trabajos, sabemos que fue una de las artistas que participaron en un proyecto muy especial: el libro de escritoras más caro de la historia.

Es un ejemplar único en el mundo, encuadernado en piel, en un estuche con piedras y metales preciosos, y que solo un puñado de personas han podido leer

 

Estamos hablando de un libro en tapa dura de piel con seda y raso naturales, con piedras preciosas, platino, oro y plata, zafiros y rubíes; del que solo existe un ejemplar así en el mundo; y que se regaló a Fabiola de Mora y Aragón con motivo de su matrimonio con el rey Balduino de Bélgica, convirtiéndose así en la Reina Belga.

Para su boda, la escritora Juana Marín decidió elaborar un libro homenaje a esta española; la idea le vino de un columna del poeta Raimundo de los Reyes, a quien luego pidió que escribiese el epílogo para el libro.

El proyecto consistía en solicitar a escritoras —y mujeres destacadas en general— que enviasen textos; al mismo tiempo solicitó a dibujantes y pintoras que proporcionasen ilustraciones para acompañar los cuentos y poemas. No era necesario ser escritora, tan solo enviar un cuento o poema y se seleccionarían los mejores.

La cantidad de obras recibida fue inmensa, y se realizó una criba nada despreciable para dar lugar al tomo, de 367 páginas de extensión, lleno de poemas, cuentos, canciones, incluyendo partituras, para las cuales se contó con compositores, e ilustraciones.

Se costeó con las contribuciones recibidas de participantes y demás donantes y, en gran parte, con fondos de la misma Juana Marín y su marido.

El veintitrés de mayo comenzó la encuadernación, obra de Antonio Valencia, en piel de cabra color esmeralda con guardas de seda natural. El estuche que contiene al libro es de la misma piel forrado de raso natural color marfil.

Para rematar la encuadernación y el estuche se llevó a la joyería Villanueva y Laiseca donde le añadieron cantoneras de plata con rubíes sobre oro, el cierre lleva un zafiro, también sobre oro, y en la cubierta tiene una corona real de oro y platino con cinco brillantes, tres esmeraldas, dos rubíes y cuatro esmaltes; los dibujos sobre la piel son de oro y plata y la llavecita es de plata dorada. Así, el uno de junio se terminó la fabricación de este libro y se presentó durante la XX Feria Nacional del Libro en Madrid.

A Fabiola de Mora y Aragón se le entregó en Bélgica, en el palacio de Laeken, la nochebuena de 1961.

Justa Pagés fue una de las ilustradoras.

A partir de estas fechas, poco o nada se sabe de ella, más que dejó de pintar y se dedicó a su familia.

El salvado de las aguas del 22 salón de otoño

 

Justa Pagés y la AEPE

En el XVI Salón de Otoño de 1942 participó con la obra

179.- Calma, óleo

En el XVII Salón de Otoño de 1943 participó con la obra

276.- Otoño, óleo

En el XVIII Salón de Otoño de 1944 participó con la obra

103.- Costureras, óleo

En el XIX Salón de Otoño de 1945 participó con la obra

164.- Trotamundos, óleo

En el XXI Salón de Otoño de 1947 participó con la obra

30.- El Tocado, óleo

En el XXII Salón de Otoño de 1948 participó con la obra

106.- El salvado de las aguas

En el XXIII Salón de Otoño de 1949 participó con la obra

188.- Melodía estival

En el XXIV Salón de Otoño de 1950 participó con la obra

14.- Eva, óleo

Down Madrid entrega los premios de la XXIX edición del Concurso Internacional de Pintura y Dibujo

Cuenta con la colaboración de la Asociación Española de Pintores y Escultores

Mª Dolores Barreda Pérez fue la encargada de conducir la gala de entrega de premios

 

Down Madrid ha entregado los premios de la XXIX edición de su Concurso Internacional de Pintura y Dibujo. Esta iniciativa la llevan a cabo en colaboración con la Fundación Sacyr. Su objetivo es dar visibilidad a las capacidades artísticas de las personas con discapacidad intelectual.  Además, también se busca promover así su integración social y cultural.

La Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE), María Dolores Barreda Pérez, ha sido la encargada de conducir la gala de entrega de premios antes de la inauguración de la exposición, que se puede visitar en el Centro Cultural Galileo hasta el lunes 14 de noviembre y que muestra las 150 obras presentadas al concurso este año por 94 personas con síndrome de Down u otra discapacidad.

En esta edición, los artistas reconocidos en la categoría ‘Pintura al Óleo’ han sido Francisca Hidalgo Uclés, con el primer premio; Mario Moreno Cuesta, en segunda posición; e Inés Evangelio Gonzalo, en tercer lugar. En cuanto a la categoría ‘Otras Técnicas’, el primer galardón ha recaído en Sonia Alonso Gutiérrez; el segundo, en Oton Vitale Cardoso; y el tercero, en Mario Batanero Saiz.

El acto ha contado con la participación de la coordinadora del Distrito de Chamberí, Cristina Goncer Ortega; el presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo López; el director general de Plena Inclusión, Javier Luengo; el director gerente del Museo Thyssem Bornemisza, Evelio Acevedo; la técnico de Responsabilidad Social Corporativa y Comunicación de Sacyr y de la Fundación Sacyr, María Charcos; y el presidente del Patronato de Down Madrid, Ignacio Egea Krauel. También han estado presentes artistas como la pintora Mónica Jimeno y la ilustradora Liubov Korolkova.

Todos ellos han reconocido la calidad del trabajo de los 94 participantes y en especial de los ganadores del premio en sus dos categorías: ‘Pintura al Óleo’ y ‘Otras Técnicas’.

En este contexto, Ignacio Egea Krauel ha explicado que “a través del arte, las personas con discapacidad intelectual no solo expresan su creatividad sino que consiguen acercar sus ideas a la sociedad; también sus alegrías, sus preocupaciones, sus sentimientos, todo aquello que en ocasiones es difícil expresar con las palabras”. De igual manera, ha añadido que “el arte es una herramienta de inclusión, por ello es fundamental que las obras lleguen a la sociedad y se conozca y se ponga en valor la capacidad artística de las personas con síndrome de Down”.

En línea con las declaraciones de Egea Krauel, Francisca Hidalgo Uclés, ha manifestado que para ella “pintar es una alegría muy grande. También haber ganado este premio que no me esperaba”. A esto agregó: “Cuando pinto, me siento bien, sobre todo cuando utilizo colores cálidos como el rojo y el naranja. Son los que más me gustan”.

Por último, desde Down Madrid han señalado que a través de esta colaboración Fundación Sacyr demuestra su compromiso con la diversidad y el talento. En este sentido, realiza diferentes iniciativas que abarcan la cultura y la educación para conseguir la inclusión real de las personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social en un marco de igualdad de oportunidades.

 

Un jurado lleno de talento para el 89 Salón de Otoño

El fallo del jurado, entrega de premios e inauguración tendrá lugar el 27 de octubre

Tras finalizar el plazo de entrega de las obras para el 89 Salón de Otoño, el más antiguo y prestigioso certamen de los que se convocan en España, organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores, el pasado martes 4 de octubre se reunió el Jurado de calificación y selección que en esta convocatoria ha tenido muy difícil su trabajo por la gran cantidad de obras presentadas.

Un jurado repleto de talento que ha estado compuesto, al igual que en años anteriores, por destacadísimos nombres del panorama artístico español actual, todos ellos socios y miembros de la centenaria entidad, a la que de manera leal prestan un maravilloso servicio y apoyo desinteresado.

El jurado del 89 Salón de Otoño ha estado formado por José Gabriel Astudillo López, Presidente de la AEPE,  Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la AEPE, actuando como Presidente y Secretaria del mismo, ambos con voz y sin voto, y ha tenido como vocales a los artistas Eduardo Naranjo, Paula Varona y Ricardo Sanz, contando también con Tomás Paredes, Presidente de Honor de la Asociación Española de Críticos de Arte, Mª Dolores Chamero, Directora del Centro Cultural Casa de Vacas y Wifredo Rincón, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza e Investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid.

 

De izquierda a derecha y de arriba a abajo:

Mª Dolores Barreda Pérez, Ricardo Sanz, Dolores Chamero, José Gabriel Astudillo López, Ricardo Naranjo, Paula Varona, Tomás Paredes y Wifredo Rincón García

 

Todos ellos han coincidido en destacar la gran calidad de las obras en su conjunto, superior a la media de años anteriores.

Se trata de la edición número ochenta y nueve de un certamen que nació hace ya 102 años, en 1920, con el objetivo de dar una oportunidad a los artistas y para defender el arte y las bellas artes, valorando y fomentando la creación artística de los pintores y escultores españoles.

El Salón de Otoño otorga un total de 18 premios repartidos en las disciplinas de pintura, con cuatro premios específicos, seis de escultura, dos de acuarela, uno de grabado, uno de dibujo y tres más que pueden abarcar cualquiera de las mismas.

El 89 Salón de Otoño cuenta con la inestimable colaboración de Tritoma Gestión Cultural, del Ayuntamiento de Getafe, de la Fundición Codina, Inmobiliarias Encuentro, Santiago de Santiago, la Agrupación Española de Acuarelistas, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, contando además con un premio especial reservado a los artistas Down Madrid, consistente en una Medalla.

La exposición de obras seleccionadas y premiadas tendrá lugar en la Casa de Vacas del Parque del Retiro entre el 27 de octubre y el 21 de noviembre de 2022, y el fallo del jurado y entrega de premios se celebrará en el transcurso de una gala que coincidirá con la inauguración, el 27 de octubre, a las 19 h.

En total, se han seleccionado para su exposición 93 obras, 73 pinturas y 20 esculturas, en una muestra que ha sido muy cuidada y va a ser algo cautivador para el público, una experiencia única como las que presenta la Asociación Española de Pintores y Escultores, que lleva ya 112 años haciendo cultura y 112 años de pasión por el arte.

 

José Gabriel Astudillo López

Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores y

Presidente del Jurado del 89 Salón de Otoño

Mª Dolores Barreda Pérez

Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores y

Secretaria del Jurado del 89 Salón de Otoño

Eduardo Naranjo

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

Ricardo Sanz

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

Paula Varona

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

Tomás Paredes

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

Mª Dolores Chamero Moyano

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

Wifredo Rincón

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

 

 

89 Salón de Otoño

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

Inauguración y entrega de premios: 27 de octubre, 19 h.

27 de octubre – 21 de noviembre de 2022

Casa de Vacas

Parque del Buen Retiro de Madrid

Pº de Colombia, 1. 28009 Madrid

De lunes a domingo, de 10 a 21 h.

Metro: Retiro (Línea 2)

Bus: 2, 20, 28

BICIMAD: Estación 102 (C/ Alcalá, 95) y Estación 60 (Plza. Independencia, 6)

 

 

 

 

 

 

 

Recordando… Julio Antonio

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Julio Antonio

 

Continuando con la saga de artistas que estamos recogiendo a lo largo de estos meses, hoy recordamos a uno de nuestros más ilustres socios. Recuperamos así su memoria, para que no duerma en el olvido.

 

Julio Antonio

ANTONIO, Julio            E           1910(F053)                  ALMADEN            feb.1919

Socio Fundador Nº 53

Autorretrato

 

Julio Antonio Rodríguez Hernández nació el 6 de febrero de 1889, en Mora del Ebro, Tarragona. Fue bautizado con el nombre de Antonio y Julio.

Hijo de Aquilino Rodríguez García, natural de León y alférez de infantería, y de Lucía Hernández Costa, natural de Mora del Ebro, el matrimonio tuvo tres hijos: Julio Antonio, Josefa y Erenia.

La vida militar de su padre, que viajaba constantemente por el este de España, cambió cuando éste fue destinado a Cuba. Entonces la familia quedó bajo la protección de su tío, Ricardo Díaz Rodríguez, Responsable de Administración Civil o interventor de Hacienda y que llegó a ser Gobernador de Tarragona.

Julio Antonio con 3 años

Julio Antonio en 1900

La familia en 1895

 

La tutela que ejerció fue positiva y beneficiosa, ya que el tío y especialmente su madre, siempre apoyaron la dedicación al arte de Julio Antonio, cuya infancia y adolescencia fueron las normales, si bien tenía muy clara su vocación artística.

Sus primeros maestros fueron Luis Viñas Viñals, en Mora del Ebro, y el escultor Bernardo Verderol y Roig y la pintora María Pedrol en Tarragona, donde asistía a las clases del Ateneo Tarraconense para la Clase Obrera.

En 1898 volvió de Cuba su padre, que continuó en la reserva de Tarragona hasta que en 1904 se le concedió el retiro.

Julio Antonio se traslada a Barcelona, trabajando en el taller del imaginero Félix Ferrer.

En 1905 viaja a Murcia, donde realiza un bajorrelieve con la efigie de Juan de la Cierva, y su primer grupo escultórico, Flores Malsanas.

Autorretrato

 

Arrastrando ya problemas de salud, su familia se traslada primero a Valencia, donde Julio Antonio la visita siempre que puede, en constantes viajes a Barcelona y Mora del Ebro, y luego a Almadén, donde su tío trabaja como interventor de una empresa minera.

En Almadén descubre el ambiente minero, el trabajo de las minas, la miseria, cuerpos, torsos y tipos que influirán tan decisivamente en su arte, centrado en el ser humano como tal, con toda su carga de trabajo y de esfuerzo, pero libre y puro, no tocado por connotación de ninguna clase de mensaje social o político.

Allí volverá siempre que puede a inspirarse, dejando dibujos y sanguinas inolvidables sobre los niños y comenzará a idear los primeros bustos de la Raza como el Minero, con el que comenzará su producción más madura.

Con 18 años, Julio Antonio se traslada a Madrid, donde entra a trabajar en los talleres del escultor, fundador y Vicepresidente de la Asociación de Pintores y Escultores, Miguel Blay, del que aprenderá todo y al que según muchos opinan, superará.

Allí trabajará mucho modelando, dibujando y con muchas ansias en un ambiente que se tornó en amistad con el maestro.

Cuando Julio Antonio, pasado un tiempo, dejó de ir tan a menudo al taller de Miguel Blay, su madre, inquieta, se dirigió al maestro, pero éste le contesto: “Señora, vuestro hijo ya no tiene nada más que aprender de mí”.

En una carta a sus padres, Julio Antonio, define su actitud delante de los escultores de la época: “Cuando llegué a Madrid, lo hice adorando al dios Blay con todo el fanatismo de un ingenuo. Menospreciaba, sin saber qué hacía ni qué decía, la escultura de Benlliure, Querol y Marinas… Blay es el único al que respeto en lo que respecta al dominio de la materia, en lo referente a dar calidad, pero eso sí, como artista y escultor, os diré que lo considero un poco mejor que las otras calamidades, pero sólo un poco mejor”.

Distintas fotografías del artista

 

Establece su estudio en la calle Villanueva y acude asiduamente al Círculo de Bellas Artes, donde entabla amistad con otros artistas como Miguel Viladrich y Luis Bagaria.

Sociable y abierto, franco, bohemio, vitalista, emprendedor, generoso, guapo y gentil, con cierta cultura, él mismo escribía: “Soy amigo de casi toda la juventud intelectual: Oroz, Anselmo Miguel, Valle-inclán, Pío y Ricardo Baroja, Alcántara, Solana, Martínez Pérez, Villodas, Juan Francés, Ramírez Ángel, Eugenio Noel, Ramón Gómez de la Serna, Ramón Pérez de Ayala”… Algunos de sus amigos lo definían así:

Para Bernardino de Pantorba “Era un joven de buena estatura y aspecto saludable, por más que la muerte, que ya lo quería para ella… una voz opaca, porque su cara, de piel bronceada, denunciaba una salud campesina, como de hombre que trabajaba al aire libre y el cielo abierto. El torso era amplio, rotundo el pecho y ágiles movimientos. Su cabeza era romana, tenía facciones nobles, frente clara, perfil de medalla, con la nariz aguileña, la boca sutil y la barbilla prominente. Se vestía con ropa tirando a la manera típica de Quartier latin, pero con aire español: gran chambergo, entre Rubens y Cordobés; camisa de cuello amplio y flojo, corbata flotante, capa larga y voladiza y zapatos semi bajos con amplias cintas”.

Victorio Macho decía que “Su cara era bella, de color oliváceo, la boca grande y sensual, ambiciosa de vida, de nariz aguileña, y las manos fuertes, de creador. Tenía tipo de cortijero andaluz y el moreno de barro cocido, pañuelo rojo al cuello y sombrero amplio”.

Tenía el tipo de un romano”, recuerda Pío Baroja.

Todos hemos visto alguna vez a Julio Antonio, calzado con zuecos, torear el frío feroz de Madrid con una capa tronada”, escribía Julio Camba.

El artista trabajando en su estudio

 

En “La Esfera” del mismo día de su muerte, José Francés, quien fuera Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, bajo el pseudónimo de Silvio Lago, recordaba aquellos primeros años: “hace poco más de doce años, Julio Antonio surge en Madrid. Tiene en la sangre y en la cara la sensualidad noble, el ansia pagana y conquistadora que, con un don ancestral de belleza, le otorgó su cuna tarraconense. También trae visiones moras de Córdoba, y en sus pupilas, además, la trágica resignación de la gente que baja cada día a agonizar un poco en las minas. Madrid lo absorbe momentáneamente, le inyecta literaturas, le da aventuras galantes y tertulias de café que desvirtúan si no se dejan a tiempo. Entonces Julio Antonio dibuja. Dibuja frenéticamente, tozudamente, ocho y diez horas diarias delante de la modelo, con una tenacidad aguda e inquisitiva del cuerpo humano… y, de pronto, acompañado de Miquel Viladrich, abandona Madrid y sus círculos y sus mujeres vampiresas para recorrer caminos reales o senderos apartados, pueblos escondidos en la sombra de los siglos o ciudades viejas erizadas de templos”.

De conversaciones de tertulia y de largas divagaciones de su propia imaginación, Julio Antonio iba perfilando ya la realización de una larga serie de bustos que recogerían el amplio espectro humano de toda la Península.

Entre la bohemia, tenía buena relación con cierto mundo de gitanos y de entonces datan numerosos retratos de pastel de gitanas y el bronce de María, la querida que fue del Pernales, retrato de una vieja, el rostro de la cual muestra una bella serenidad entre clásica y oriental.

Julio Antonio y Colombine. Archivo MAMT

 

El ambiente del taller lo recordaba así Gómez de la Serna: “por aquellos días una gitanería habladora y pintoresca invadía el estudio. Julio Antonio hacía el busto de una bella gitana, y dibujaba, con trazos más negros las viejas de la parentela, mientras Viladrich hacía nacer el cabello negro en sus retratos de gitana… Julio Antonio parecía un gitano entre gitanos”.

A final de 1908, Julio Antonio vuelve esporádicamente a Tarragona para hacer una exposición en el Salón de Lectura del Ateneo Tarraconense para la Clase Obrera. La exposición es sobre todo de dibujos, carbón y sanguina, siendo la única que hizo el escultor. De esculturas, solo había un busto de un niño y un relieve titulado Aprendiz de artista.

Julio Antonio diseñó este exlibris de Eugenio Noel

El artista en el taller tocando la guitarra

 

Julio Antonio nunca fue muy amigo de las exposiciones, como no lo era de halagar ningún tipo de público ni de preocuparse de hacer una obra para recibir elogios.

Esta exposición, que fue muy aplaudida por la crítica local, coincide con su primer viaje, en compañía de Viladrich, por tierras españolas. Vitoria, Burgos, Zaragoza, Pamplona, Ávila, en una de las varias veces que tenía que recorrer, a pie o en carro, las tierras castellanas, empujado por esta ansia que siempre tuvo de vivir e integrase con la gente de toda España, con su tierra, con sus paisajes y con los pueblos, y también con su arte.

En verano de 1909, y gracias a la ayuda del estudio de mil pesetas que le concedía la Diputación de Tarragona, Julio Antonio viaja tres meses a Italia, acompañado por su madre. Será el único viaje al extranjero.

Visita Roma, Nápoles y Florencia. Como tantos escultores de la época, los museos italianos le entusiasman, sobre todo Donatello y Miguel Ángel.

Autógrafo del artista

 

De vuelta, pasará por París, visitará el Louvre  y conocerá la obra de Rodin y Bourdelle.

A su regreso de Italia se encierra unos meses en Almadén y trabaja intensamente. Así salen, una detrás de otra, las primeras piezas que él mismo irá englobando dentro de la serie bustos de la Raza, la obra más original y valiosa de Julio Antonio. Pretendía llegar a crear una inmensa galería donde estuvieran representados personajes del pueblo, tipos, caracteres, y rasgos de todas las tierras peninsulares.

Los bustos de la Raza son rostros retratados de las mismas tierras donde habían nacido, como si el paisaje viviera en ellos y se convirtiera en carne y piel, en suprema fusión del hombre y su tierra. Los rasgos de estos bustos son muy diferentes los unos de los otros, pero todos tienen, como antecedente, el interés del autor por crear figuras no solo realistas, sino profundamente humanas, casi retratos psicológicos, es como querer plasmar el alma, el carácter, incluso, casi la ascendencia y el pasado presente en cada rasgo, cada arruga, cada gesto. Y todo eso tratado con una serenidad que es una mezcla extraña de nobleza mediterránea, clásica, con la naturalidad del pueblo más castizo.

La Raza: joven de la Mancha

La Raza: joven de Ávila de los Caballeros

La Raza: minera de Puertollano

Retrato de Julián Cañedo

María la gitana

Minero de Almadén

 

En Madrid acaba el retrato del poeta Lasso de la Vega, una de las piezas más finas de su serie de bustos. En Almadén hace el retrato de los niños Darío y Piedad, el de Rosa María y su autorretrato en relieve. También en esta ciudad acaba el esbozo de la figura en bronce del torero Lagartijo, inicialmente concebido como un monumento, del cual hace esbozos y dibujos, que debía levantarse en Córdoba, aunque este proyecto nunca se convirtió en realidad por falta de interés de la misma ciudad.

Julio Antonio trabajaba, y mucho. Margarita Nelken, que según parece estaba enamorada de él, escribe: “Pocos artistas se deben haber dado a tal fanatismo y tal integridad a su arte. El arte se lo comía, como un nuevo Moloch”.

Más adelante, el escultor llegará a disponer de tres estudios en Madrid: en la calle Villanueva, el de la Cuesta de las Descargas, otro al lado de casa de sus amigos los hermanos Julián y Castor Cañedo, y el más íntimo, el que comparte con sus amigos más fieles, Julián Lozano, el escultor Enrique Lorenzo Salazar, que acabó los principales monumentos que Julio Antonio dejó sin colocar, y el también escultor Santiago Costa, autor del monumento que le dedicó a su villa natal, Mora del Ebro.

Esa extraña fiebre de vivir y trabajar que lo domina, que le obliga a trabajar sin descanso, lo impulsa también a viajar: su obra está permanentemente ligada a constantes excursiones fuera de Madrid, por todas las tierras peninsulares, y de todo eso y de la variedad de emplazamientos de sus monumentos, nos hablan no pocos testimonios.

 

Monumento a Ruperto Chapí

 

Julio Antonio dejó acabados solo cinco monumentos.

De 1911 data su mejor monumento, el que según él mismo, podría quedar como muestra de la escultura que pretendió en sus ambiciones monumentales, el dedicado a los Héroes de Tarragona.

Pero antes, mientras tanto y después de éstos, el artista no paró de concebir, imaginar y hasta plasma y dibujar, construcciones monumentales.

En el Ayuntamiento de Tarragona se había convocado un concurso en memoria de los héroes muertos en el asedio y asalto de la ciudad por los franceses en 1811.

El esbozo presentado, una figura de 38 centímetros, representaba una mujer -personificación de la ciudad- con un héroe muerto en los brazos y otro héroe herido, en el suelo a su lado. Una vez adjudicado el concurso, Julio Antonio tuvo que empezar a trabajar. El escultor se dedicó plenamente y durante mucho tiempo. Primero hizo los bustos de los dos héroes en mármol, verdaderas obras maestras, y después, en bronce, el de Tarraco.

Monumento a los héroes de Tarragona

 

Según confesó su madre, Julio Antonio tuvo el primer vómito de sangre a causa de los disgustos originados por el monumento a Tarragona.

Acudió al Hospital General de Madrid para que le hicieran un primer diagnóstico, y fue allí donde conoció al Doctor Marañón. Cuando se presentó en la consulta, el ilustre médico no lo quiso recibir a causa del exceso de pacientes que tenía que visitar. Alguien le recomendó que le pasara un dibujo suyo a través de un enfermero. El Dr. Marañón salió enseguida a la puerta.

En 1915 lo trató el Doctor Barrachina, de Valencia.

El artista, resignado a sufrir una extraña afección, no abandonó la actividad artística ni la intensa vida social, sino todo lo contrario, se sumergió en sus últimos años, en un intento de agotar, exprimir al máximo cada momento de la poca vida que le habían concedido.

En 1915 el Círculo de Bellas Artes abrió su salón permanente de exposiciones de calle Príncipe con obras de F. Domingo, Muñoz Degrain, Ferrant, Martínez Cubells, Benedito, López Mezquita, Miguel Nieto, Santamaría, Pla, Morera, Nestor, Mariano Benlliure, Julio Antonio y Arnau.

 

Viladrich, Valenciano Nieto y Julio Antonio

 

Los monumentos construidos por Julio Antonio son los siguientes:

Monumento al teniente Braulio de la Portilla, muerto en combate en el Barranco del Lobo, en la Guerra de Marruecos (1909), inaugurado en el “Parque del Oeste” de Madrid el 14 de diciembre de 1913.

Monumento al arquitecto, ingeniero, y arabista Eduardo Saavedra y Moragas, constructor del ferrocarril de Torralba en Soria. Fue colocado en Tarragona en 1913.

Monumento al farmacéutico Camo, colocado en Huesca, hacia 1916. Monumento a Goya, en Fuendetodos, inaugurado el 8 de octubre de 1917, en una jornada memorable organizada por Ignacio Zuloaga, quien además pagó el monumento.

Monumento al compositor Ruperto Chapí, situado en el Parque del Buen Retiro de Madrid, en el que comenzó a trabajar en 1917, pero que no fue inaugurado hasta después de su muerte, en junio de 1921.

La concepción del Monumento a Wagner, encargado por la Asociación Wagneriana de Madrid en 1912, destinado a ser colocado en el Parque del Oeste, fue una realidad en la que Julio Antonio se entregó apasionadamente y en el cual trabajó meses y meses. Cuando ya estaba casi acabada, el mismo escultor demolió gran parte a golpes de martillo, y a día de hoy sólo se conserva la cabeza de yeso, que actualmente está guardada en los almacenes de la Diputación de Tarragona.

En 1914, en Ávila, donde intentó recuperar la salud Julio Antonio vuelve a trabajar intensamente en el ambicioso proyecto de los bustos de la Raza.

En Madrid, en su última etapa de vida hará los bustos de Castor y Julián Cañedo, buenos amigos en casa de los cuales tenía incluso habilitado un taller. Esos retratos son un auténtico ejemplo de modelado, y también el busto de su prima, la Condesita de la Gracia y el Recuerdo. Para el marido de la condesa, el marqués de la Rodriga, hizo una Fuente de Venus, para su casa de Oviedo, la cual parece que fue destruida durante la Guerra Civil.

También desarrolló trabajos como cartelista e ilustrador, pero no fue muy conocida, ilustró obras de amigos suyos, como Ramón Gómez de la Serna,  Eugenio Noel y Antonio Hoyos y Vinent.

En 1916 recibió el encargo de realizar un monumento -mausoleo a Alberto Lemonier. En este conjunto trabajó los últimos años de su vida.

El mármol del joven debió ser la última pieza en la cual trabajó el autor, que cada vez se encontraba más fatigado.

La Sociedad de Amigos del Arte de Madrid hizo, en enero de 1919, una curiosa exposición: una única pieza, el Mausoleo Lemonier, pomposamente presentado en una gran sala decorada con festones negros y sin otro objeto que distraiga la atención.

Los reyes visitan la exposición. En la foto, en la que aparece la reina Cristina al lado de Gregorio Marañón y el marqués de Montesa, se puede ver a un Julio Antonio febril, con una cara delgada y casi desencajada, acariciado ya por la muerte: son sus últimos días.

Los Reyes junto al escultor y su madre  visitando la exposición del Mausoleo Lemonier

Mausoleo Lemonier. Archivo Ruiz Vernaci

 

La prensa y el pueblo crean una leyenda entorno al artista que, cuando apenas cumplía los treinta, estaba a punto de morir, y de la pieza expuesta, la figura yaciente de la cual casi se podía creer que era el autorretrato del escultor agonizando. No hace falta nada más para garantizar un éxito popular apoteósico, quizás un poco macabro: las colas se alargan para visitar la exposición, en los bajos de la Biblioteca Nacional, llegan hasta Cibeles y hacen necesaria la regulación del tránsito y de los peatones.

El éxito es sorprendente, pero el escultor tiene que ser internado definitivamente. El Dr. Marañón lo ingresa en el Sanatorio Villa Luz, de su amigo el Dr. Antonio García Tapia. Julio Antonio ya no saldrá vivo de allí.

Se escribe: “El mausoleo de Julio Antonio”. El joven yaciente ya no es Alberto Lemonier: es Julio Antonio. Y la fiebre popular madrileña le da al trágico desenlace carácter de grandeza.

El 15 de febrero de 1919, a las siete de la tarde, Julio Antonio muere en los brazos de su madre, rodeado de amigos, los que siempre le ayudaron. En el comunicado de los médicos aseguran que la causa de la muerte es una meningitis tuberculosa. También le acompañan las hermanas, el Dr. Marañón, Pérez de Ayala, Moya del Pino, Enrique Lorenzo Salazar, Julián Lozano y Bagaria.

Fue enterrado al día siguiente en el cementerio de la Almudena en una sepultura propiedad del Doctor Marañón. Sólo para dar una idea de cómo impresionó a todo Madrid la muerte de Julio Antonio, recordamos que en la comitiva fúnebre figuraban, entre otros, Menéndez Pidal, Ignacio Zuloaga, José Ortega y Gasset, Pérez de Ayala, Gregorio Marañón, los hermanos Álvarez Quintero, Luis Araquistain, Julio Camba, José Bergamín, Bagaria, Goyanes, Tapia, Ramón Gómez de la Serna, Lázaro Galdiano, Madariaga, Azaña, Julio Romero de Torres y muchas otras personalidades más.

Su muerte se convirtió en un verdadero luto cultural del cual se hizo gran eco toda la prensa de la época. Se abrió una suscripción pro-monumento a Julio Antonio.

Julio Antonio en su lecho de muerte, por Juan de Echevarría

El dibujo que del artista muerto hizo Daniel Vázquez Díaz

El entierro del escultor

Tumba del escultor en el cementerio de La Almudena

 

En abril del mismo año, se organizó una magna exposición con los bustos de la Raza, en una sala del piso principal de Teatro Real, cuando fueron entregados al Rey por el Conde de Abasolo, quien  los había adquirido unos meses antes.

En 1921 se inauguró el busto dedicado a Julio Antonio, obra de Enrique Lorenzo. El busto se instaló en los jardines del Palacio de Bibliotecas y Museos Nacionales. Al acto asistió el rey, la reina, las infantas y la familia de Julio Antonio.

La familia depositando flores ante el busto del artista situado en los jardines de la Biblioteca Nacional

 

Pasadas algunas semanas de la muerte de Julio Antonio, poco a poco, el entusiasmo se fue transformando en olvido. El Mausoleo Lemonier quedó en la casa de la familia Lemonier, en la calle Goya, donde se podía visitar. Después de la guerra, en 1940, fue depositado en el Museo de Arte Moderno de Madrid, con la condición de ser expuesto, cosa que el nuevo gobierno no cumplió. En vista de que había estado abandonado en un almacén, la familia lo reclamó y se lo llevó al Museo de San Telmo en San Sebastián, hasta que finalmente, en los años sesenta, fue adquirido por la Diputación de Tarragona.

Los bustos de la Raza, que había sido regalados al Rey Alfonso XIII, fueron dados por el monarca al Museo de Arte Moderno de Madrid, el cual organizó una sala permanente dedicada a Julio Antonio que se inauguró en 1922 y exhibía además el Monumento a los héroes de Tarragona y los estudios preparatorios del mismo.

 

Exposición de los bustos de La Raza

 

Al cabo de unos años, esta sala fue desmontada para organizar una exposición sobre Zuloaga. Los dibujos, que había sido depositados por la madre del artista, volvieron a ser reclamados cuando se comprobó el desmantelamiento de la sala, y la presencia de Julio Antonio desapareció del museo madrileño.

La Diputación de Tarragona decidió en 1976 crear unas salas especialmente dedicadas a Julio Antonio.

En 1988 en la Bienal Iberoamericana de Arte de Ciudad de México se exhibió una obra del escultor, junto a otras de muchos de los socios de la AEPE.

Pasados diez años de su muerte su pueblo natal, Mora del Ebro, le colocó una lápida conmemorativa en la casa donde nació aquel hijo preclaro (cayó más adelante a causa de los bombardeos de la Guerra Civil), con un texto de Pérez de Ayala, perfecta descripción de lo que había sido la vida del gran artista:

EL DÍA VI DE FEBRERO DE MDCCCLXXXIX

NACIÓ EN ESTA CASA JULIO ANTONIO

ÚLTIMO DE LOS ESCULTORES CLÁSICOS

Y PRIMERO DE LOS MODERNOS

POSEYÓ PULCRITUD DEL ALMA Y DE ROSTRO

CUANTOS LE CONOCIERON LE AMARON

FUERON BREVES SUS DÍAS: ETERNO SU ARTE

VIVIÓ IGNORADO

MURIÓ GLORIOSO

SUS AMIGOS ESCRIBEN EN ESTOS MUROS

UNA FECHA QUE LAS FUTURAS GENERACIONES

HISPANAS QUERRÁN SABER.

En 2018 los restos del escultor fueron exhumados y trasladados a su pueblo natal en una de las acciones que con motivo del centenario de su muerte organizó la Diputación de Tarragona. En Madrid, había sido enterrado en una sepultura propiedad de la familia Marañón, donde también fue sepultada su madre, en una concesión que finalizaba en 2023.

Tumba del escultor en el cementerio de Mora del Ebro

 

Julio Antonio y la AEPE

Socio Fundador con el número

En el I Salón de Otoño de 1920, en la Sala VII del Círculo de Bellas Artes se expuso su obra:

768.- Desnudo de mujer, bronce

En 1970 se decidió que el Salón de Otoño fuera una bienal, y en el año que no hubiera, se realizara un homenaje exposición de artistas olvidados. De esa manera, se acordó rendir homenaje a Julio Antonio en una exposición que se celebraría en el Palacio de Cristal del Retiro con obras de Julio Antonio y del dibujante Francisco Sancha.

Así fue como la Asociación Española de Pintores y Escultores organizó una muestra que resultó muy gravosa y esforzada, puesto que el Comisario de Exposiciones del Ministerio, Luis González Robles, que era Director del Museo de Arte Contemporáneo, debía proporcionar las obras, siendo insuficientes las que reunió, lo que obligó a “acompañar” a las del escultor, con otras de Eduardo Chicharro, Solana, Benedito, Emir…

Tras muchas dificultades, la exposición-homenaje a Julio Antonio se inauguró en enero de 1971, sin catálogo de obras, puesto que no había un gran presupuesto, y de los carteles se encargó la Comisaría General de Exposiciones, perteneciente a la Dirección General del Ministerio de Educación y Ciencia.

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Francisco Pompey Salgueiro

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1921 

Tras la dimisión de Cándido Medina Queralt como director de la Gaceta en marzo de 1921, la Junta Directiva del 22 de ese mes, designó a Francisco Pompey como Director-Delegado de la Gaceta, un nombramiento que conllevó un cambio en la publicación.

En el número 164, correspondiente al 15 de marzo de 1921, nuestra Gaceta, que hasta este momento se llamaba Gaceta de la Asociación de Pintores y Escultores pasó a llamarse Gaceta de Bellas Artes y se subtituló Órgano de la Asociación de Pintores y Escultores, comenzando con el editorial Vida nueva.

Decía expresamente ese número “que hasta aquí vino siendo una GACETA solamente para los artistas de la Asociación y seguía doce años lleva de vida la Asociación y durante ese tiempo, con una constancia que no se esperaban los artistas, ha ido trabajando, abriéndose camino hasta llegar a interesar a la opinión pública… como quiera que nos faltaba el ponernos en comunicación con el público amante de las Bellas Artes, se nos ocurrió el hacer de nuestra GACETA íntima una revista que sea el gentil heraldo de nuestros proyectos y de nuestros ideales artísticos… Nuestro proyecto es ir aumentando páginas, cambiar el papel de portada por el couché, ampliar el número de fotograbados, empezando por la publicación de una anteportada que lleve una reproducción de un grabado al aguafuerte…».

Nuevo proyecto, a partir del cual se retomaba un estilo de revista que recordaba, aunque actualizado, el que tuvo en el año 1913, cuando se llamó Por el arte.

Comenzó contando con la colaboración ocasional de figuras como Jacinto Benavente, Francisco Villaespesa, José Ortega y Gasset, Joaquín Dicenta hijo, Sarah Lorenzana, Emilia Pardo Bazán, José Nogué, Antonio Méndez Casal, Goy de Silva, Rubén Darío, Marqués de Dosfuentes…

Se notificó a los asociados que podían enviar para su publicación foto o dibujo de sus obras con motivo de algún triunfo o encargo importante.

El número de abril costaba ya 50 cts. y a partir de ese momento, dedicaba un apartado para las altas de socios habidas desde el número anterior, y las bajas por fallecimiento a las que se dedicaba mayor espacio si se tenía conocimiento en un tiempo razonable, o páginas completas en casos especiales, como el caso de Francisco Pradilla.

En noviembre de 1921 Francisco Pompey cursó la baja de la Asociación, motivada por sus continuos viajes y ausencias de Madrid.

La Gaceta de septiembre apareció con una portada a la que se incorporó un color, el verde, haciendo como una orla de flores y se incluyeron entre los textos algunas anécdotas sobre tema artístico con cierto humor.

En noviembre se cambió de papel y se quitó la orla. Al número ordinal de la Gaceta se le añadió otro, entre paréntesis, contando los correspondientes a esta última etapa.

Se comenzó una serie de biografías sobre artistas extranjeros, empezando con los argentinos…

El 15 de diciembre de 1921 quedó registrado el diseño de marca para distinguir una publicación periódica, revista ilustrada con la denominación Gaceta de Bellas Artes completada por un dibujo de adorno formado por rasgos artísticos combinados con dos figuras de animales fabulosos. Dicho diseño de marca se aprecia ya en la portada de 1 de diciembre de 1921, siendo imposible determinar quién fue su autor.

Diseño de marca de la Gaceta de Bellas Artes

 

El número de 15 de diciembre incluyó un Boletin, suplemento de la Gaceta de Bellas Artes destinado sólo a los asociados.

 

Francisco Pompey Salgueiro

POMPEY SALGUEIRO, Francisco        P       1910(N )      1887             PUEBLA GUZMAN        MADRID            1917

 

 

Francisco Pompey Salgueiro nació en el año 1887 en La Puebla de Guzmán, provincia de Huelva.

La familia Pompey vivió unos años en el vecino municipio minero de Nerva.

En 1904 Francisco Pompey se trasladó a Madrid ingresando en la Escuela de Artes y Oficios de la calle de los Estudios, de la que era director Francisco Américo, el compañero romano de Rosales, que se interesó por él y al que preparó para la Escuela de Ssn Fernando, donde Pompey tuvo por condiscípulos a Solana, Labrada, Robledano, Victorio Macho, Nogué…

A partir de 1909, y hasta 1952, concurrió a exposiciones españolas, francesas e hispanoamericanas, siempre como paisajista y pintor de retratos.

Fijada su residencia en Madrid, en 1911 ya escribía artículos de crítica de arte en diarios como El Globo, o El Día de Madrid, haciendo sus pinitos con comedias cortas y ejerciendo como periodista, a la vez que pintor.

De hecho, en La Correspondencia de España se incluye en ese año una reseña acerca de su pintura, en la que se destaca que …”estudia, ve, observa y luego pinta. Y después de pintar, duda y achaca al original el acierto, quedándose solo con la satisfacción de haber sabido copiar… Veo en él un gran artista para dentro de poco, para muy pronto. De momento, ensaya victoriosamente algo muy nuevo y muy personal en el color. De un autorretrato que tiene en su estudio he podido deducir su empeño por lograr con una tonalidad sola un conjunto armónico, todo sobriedad, energía, vida. Cuando al empezar, se tiene concepto tan restringido de la fantasía y voluntad bastante para imponer a estas reglas severísimas, no es difícil llegar en la técnica a la perfección. A eso tiende Pompey en los comienzos de su carrera: a pintar antes que a soñar… en el retrato, por ejemplo, estudia las líneas y el verismo con honradez muy laudable… en el paisaje se aparta de rutinas que no pueden tener ya justificación… en sus demás ensayos, este joven artista lucha heroicamente por la verdad, interpretándola muchas veces de un modo acabado. La Diputación de Huelva, su pueblo, va a pensionar a Pompey para estudiar en Italia… yo felicito a Pompey por las obras suyas que he visto y le auguro un porvenir brillante. Su lucha por la notoriedad hará bien pronto la conquista de esta”.

En 1912 el periodista Manuel Abril firma un artículo en el que comenta que Pompey …”en su estudio de la calle del Carmen guarda retratos de procedimiento enérgico y de intención cerebral. Se ve claro que antes de coger el pincel medita y desentraña el carácter del modelo; prefija la factura que convendrá a tal carácter; con arreglo a esto ejecuta, y después completa el cuadro con un fondo convencional, imaginativo, donde figuran accesorios alegóricos referentes a la personalidad del retratado… autorretrato a punta de lápiz, excelente, amplio de dibujo y de limpieza escueta, segura y sin engaños… y dos lienzos: una castellana impregnada de dulce misticismo y una chula del Madrid bajo y de “la vida”… toda la obra dice de un espíritu que piensa, busca, intenta, ensaya y, trabajando siempre, consigue. Su pintura y su orientación requiere más trabajo, más austeridad y rigor en la resolución de un plan que aquellos que únicamente se proponen la copia mecánica de lo externo. El camino de Pompey es el bueno; pero es el difícil y espinoso”…

En 1916 participa en el homenaje a su amigo Rubén Darío, que se celebra en el Salón Moderno de Madrid, con un retrato del poeta acompañado de su esposa e hijo que mereció elogios de la crítica.

Un año más tarde, mantuvo una disputa con los responsables del Ministerio relativa a la solicitud de una pensión para la Academia de Roma, a la que según las normas y reglamento, no podía acceder por tener 30 años y estar además casado.

El artista, trabajando en su estudio en 1928

 

Entre tanto, continúa pintando y haciendo críticas de exposiciones de arte que son publicadas en los principales medios de la época.

En 1918 organizó, junto a Carlos Verger, Eduardo Navarro y Manuel Abril, una importante Exposición de Aguafuertes en el Ateneo de Madrid, en la que se podían ver firmas excepcionales y de gran repercusión, como las de Goya, Leonardo Alenza, Lameyer, Giraldo, Fortuny, Egusquiza, Ricardo Baroja, Espina y Capo, Fortuny hijo, Lhardy, Labrada, Esteve Botey, Verger, Pedraza, Castro Gil, señorita Botet, Milada Sindlarova, Loigorry, Madrazo, Unceta, A.M.Nieto, Arteta, Darío de Regoyos, G.Larraya, Goy de Silva, Lambert,… La exposición resultó ser un rotundo éxito.

También imparte conferencias, como la titulada “El realismo y el espíritu en el arte”, que en 1918 congregó en el Ateneo de Madrid a destacados artistas y en la que destacaba que …”nada hay que perjudique tanto a los jóvenes artistas como dejarse influir por la literatura psicológica y las críticas de arte de señores que, sin haber esbozado un dibujo en su vida (y, por tanto sin práctica de sus teorías), se permiten dar consejos y señalar rutas, equívocas y perjudiciales en la mayoría de las ocasiones”…

Cuando en 1918 Mariano Benlliure, siendo Director General de Bellas Artes, crea la Residencia de Pintores de El Paular, bajo la dirección de Antonio Muñoz Degrain, Francisco Pompey logra ser pensionado y además, nombrado alumno secretario directamente por el pintor.

La Acción, 1918

 

Entre 1916 y 1918 fue secretario técnico del Director Geenral de Bellas Artes, Mariano Benlliure, con el que desarrolló una labor muy positiva en la política española de bellas artes.

En 1919 y ya en solitario, Francisco Pompey logró llevar a cabo la segunda Exposición de Aguafortistas, en la que se exhibían inéditos de Goya, además de obras de Pradilla, Lucas, Rosales, Julio Antonio, Domingo Marqués, Fortuny, Unceta, Alenza… y además, la primera de Dibujos íntimos. Un año más tarde, realizaría la tercera Exposición de Aguafortistas y la segunda de Dibujos íntimos.

ABC, 15/6/1919  en la inauguración de la Exposición de Aguafortistas

 

Más centrado en las labores periodísticas, dirigió durante un breve espacio de tiempo la Gaceta de Bellas Artes de la Asociación de Pintores y Escultores, para pasar a crear la denominada Revista de Bellas Artes, que no hay que confundir con la primera y en cuya cabecera figuraba la frase: “Esta revista no pertenece a ninguna entidad”.

La incluyó Pompey en su publicación ya que tenía que diferenciar así su propia revista, de nombre similar a la de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE, que como decimos dirigió en 1921 y de la que dimitió según explicó, por …”no estar de acuerdo con sus contenidos”.

Su Revista de Bellas Artes se dedicó a informar sobre exposiciones y concursos, nombramientos y convocatorias, de la misma forma que ya lo hacía la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE desde 1910.

Proyecto el suyo que duró menos de tres años y tuvo desde su inicio serios problemas económicos.

Dos autógrafos manuscritos de Francisco Pompey

 

Participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1922 y 1924 y finalmente, en 1925 se le concedió la consideración de pensionado para ampliar estudios en el extranjero siendo funcionario administrativo del ministerio de Instrucción Pública.

Viajó entonces por Italia y París, donde realizó una exposición en 1928 cuyos ecos recogió la revista Unión patriótica, que publicaba además dos fotografías de sus obras, en un artículo firmado por Rodrigo de Triana que destacaba que …”Pompey es pintor y escritor. Un verdadero temperamento de artista de fina sensibilidad y extraordinaria comprensión… un artista muy español que no se ha dejado influir por las corrientes modernistas. La prensa francesa, al hacer la crítica de su reciente exposición, le dedica sinceros y calurosos elogios. Adolphe de Talgairolle afirma que Pompey, en su triple carrera de amigo del arte, de crítico y de profesional, ha encontrado su expresión integral. Pompey ha llevado a París interesantes visiones de España y no de la España de exportación y pandereta, sino de la verdadera, de la menos conocida, por ser más sincera y real. Deliberadamente ha huído de fáciles efectismos y recogido notas de belleza típico y profundamente racial… en suma, se exponen treinta telas en las que dentro de la unidad del estilo personal, vibran los más variados e interesantes aspectos artísticos. Pero Pompey no solo ha triunfado como pintor, sino también como escritor, como crítico de arte. Su pluma ha logrado abrirse camino en poco tiempo y hoy su firma figura en las columnas del importante periódico París-Madrid y de otras valiosas revistas francesas”…

Paisaje

Vista panorámica del viejo Madrid

Rubén Darío con su esposa e hijo y Desnudo

 

Por la Revista hispanoamericana de ciencias, letras y artes sabemos que una galería de Nueva York compró una de las obras de la exposición de París que representaba una vista panorámica del Madrid viejo, que reproducía junto a una fotografía del artista trabajando.

Sus años en París los pasa con amigos como Vázquez Díaz, María Blanchard, Picasso, Modigliani, Juan Gris, Durrio, Kunz, Rubén, Rodin, Utrillo, Renoir, Carolina Otero, Susana Valadón, Beltrán Masés, Mateo Hernández, María Laurencin, Maillol, Foujita, Zuloaga, Croce, Soutine, Colette …

En 1931 realizó una exposición de pinturas en el Instituto Ibérico Americano de Berlín, que acompañó de una conferencia sobre el arte moderno español. Unos meses antes, había impartido otras conferencias en el mismo escenario, dedicadas a los escultores del siglo XVII y a la vida y obra de Zurbarán, y que eran continuación de las que dio en la Casa de España en París y las de Berlín y Praga (Checoslovaquia).

Ese mismo año expuso en el Salón Nacional de París, mereciendo los elogios de la crítica, que no dudó en considerar a Pompey como un “pintor de remarcables condiciones técnicas y una profunda visión de poesía del paisaje”.

Durante esos años se dedicó a la divulgación de la historia del arte español antiguo y moderno en otros países europeos y sudamericanos a través de artículos publicados en los principales diarios y revistas.

En 1933 regresó a España y retomó su actividad conferenciante y periodística, disertando acerca de “Los pintores judíos. La escuela de París”, en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

El Imparcial, El Globo,… son sólo algunas cabeceras donde se publicaban sus artículos de crítica de arte.

Fuente de la corona, París

Desnudo

 

Invitado por la Societe pour la Propagation des Lengues extrangeres en France, en octubre de 1933 impartió una conferencia en el Amphitreatre Michelet de la Sorbona de París, que versó acerca del impresionismo francés en la obra de Velázquez, siendo muy aplaudida.

Durante el periodo de guerra nada se sabe de él hasta el año 1941, en que realiza una exposición de pinturas en el local de la Confederación Nacional de Casas Regionales de la Carrera de San Jerónimo, 32. La muestra despertó interés por tratarse de un artista que hacía más de veinte años no exponía sus obras en España, y constaba de 48 cuadros con …”color y dibujo y reflejos de las inquietudes artísticas de su autor”.

Ese mismo año presentó obra a la Exposición Nacional de Bellas Artes mientras continuaba escribiendo en publicaciones del momento como Falange, Yugo, ABC, La Nueva España, El Pueblo Gallego…

En 1942 publicó un ensayo titulado “Los artistas y el público”, que …”toca puntos muy vivos de la estética moderna y de la sensibilidad general a que aquella responde… subrayamos con especial interés los puntos de vista situados por el autor acerca de Cezanne y de Modigliani, en relación con corrientes del gusto que pasan… y que en una u otra forma suelen volver”.

En 1946 participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes y publicó una monografía titulada “Goya”. Antes ya había escrito otra titulada “El Prado, sus 200 mejores obras”, “Zurbarán, su vida y sus obras”, “Museo Nacional de Arte Moderno”. Según el  autor,  su obra “es un ensayo con 105 grabados que recogen lo más sobresaliente de la obra total del aragonés”.

También en 1946 realizó una exposición de paisajes bajo el título de “Estampas de viajes por Europa”, en la Sala Marabine de la Carrera de San Jerónimo, 33.

Monasterio de El Paular

Marina

 

En 1947, el Jurado designado por el Círculo de Bellas Artes para fallar el concurso de críticas de arte sobre la II Exposición de Artistas Laureados con Medalla de Oro, le concedió el primer premio por un trabajo publicado en el diario El Español.

En 1952 hizo otra exposición de pinturas en las Galerías Altamira de la calle Prado, 2.

En 1960 participó con una obra en el homenaje aniversario del poeta Rubén Darío en la exposición iconográfica de obras de grandes artistas como Daniel Vázquez Díaz, Gregorio Prieto…

En 1964 participó en la XIII Exposición de Otoño de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría.

Autorretrato

Paisaje

Paisaje

 

En 1967, con motivo de su ochenta cumpleaños, el escritor y pintor fue agasajado por un grupo de amigos que le ofrecieron una cena de homenaje que se celebró en el Círculo de Bellas Artes.

En 1972 publicó uno de sus libros más inolvidables titulado “Recuerdos de un pintor que escribe”, en el que evoca a sus maestros y amigos de Madrid y París con una “generosidad y una delicadeza, ternura soterrada más bien, que hacen de esta obra algo único en la bibliografía artística que hacen de él una deliciosa y penetrante crónica del arte español moderno y contemporáneo”…

El canalillo, 1921

Su último libro

 

Amigo de artistas como Sorolla, Ricardo Baroja, Valle-Inclán, Carrere, Julio Antonio, Solana, Hermoso, Rusiñol, Gómez de la Serna, Sawa, Villaespesa, Pérez Galdós, Benavente y muchos otros, sobre Francisco Pompey han escrito André Lhote, Emile Blanche, W. George, Henri Focillon, Paul Fierens, Maurice Denis, Bourdelle, Sara Bernard, Jean Cassou…

Francisco Pompey Salgueiro falleció en 1974 en Madrid.

Con motivo de su fallecimiento, el ABC publicaba una semblanza con un óleo de Pompey por Vázquez Díaz y un dibujo de Vargas Ruiz

 

El diario ABC publicó un artículo que firmaba Antonio Manuel Campoy, en el que hablaba sobre el crítico y pintor, desgranando rasgos personales y profesionales que no me resisto a citar. …”su figurilla pulcra y nerviosa… era una costumbre, como lo había sido José Francés, como vino siendo Picasso durante años y años. no era imaginable un Madrid sin Pompey, como nadie lo imaginaría tampoco sin la tienda de los Macarrón, sin el Salón Cano, sin el Ateneo o sin el Rastro… Aunque últimamente se recluía en su estudio de la calle del Casino… debió ser pequeñito, en los últimos años se quedó más minimizado todavía, muy delgadito, erguido siempre, solitario, con su sombrero, sus guantes, su gabán y su bastón puros y un indeclinable clavel en la solapa. Sus ojillos, entre irritados y burlones, se entreveían tras el oscuro de las gafas. Iba y venía por la ciudad como un pajarito, curioso de escaparates de librería, de exposiciones, de muchachas bonitas. Era como un gorrión de esos que todavía dan saltitos en Recoletos y en Montmartre. No era fácil de carácter… había nacido en Puebla de Guzmán (Huelva) en 1887 (aunque siempre se puso en duda tal fecha, pues los amigos más viejos de Pompey, como Robledano, Benedito, Sotomayor, Francés, creían que se quitaba años)… Fue sobre todo, un crítico e historiador del arte y, en segundo lugar, pintor”.

Autor de estudios sobre Zurbarán, Goya, Velázquez, Picasso, Valdés Leal, Alonso Cano, Rubens, Rosales, Fortuny… un total de 23 obras originales y participante en otras dos.

En Madrid, vivía en la Calle Hilarión Eslava, número 28.

De su pintura se decía que abrió paso entre el arte antiguo y moderno; sus obras, que principalmente eran paisajes y por los que consiguió gran fama, se asemejaban enormemente a la de los artistas del siglo XVI, eran unas copias exactas en las que se alternaba la pintura con la poesía; sus creaciones, a pesar de tener rasgos trágicos como los del Greco, los fondos son sombríos armoniosos y delicados; demuestran una seguridad artística admirable; y se aprecia una gran influencia de tres artistas principalmente: el Greco, Goya y de su contemporáneo Julio Romero de Torres.

Orilla del mar

Paisaje

Naturaleza muerta

 

Francisco Pompey y la AEPE

Fue Socio de número en el año de la fundación, con el número de adhesión 123.

Al I Salón de Otoño de 1920 presentó las obras:

603.- Retrato de señora, óleo, 1,07 x 0,89

604.- El jardín de la corona, óleo, 1,15 x 0,95

Unión Patriótica, 1928

 

 

Ángeles Parra de Lavin

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

 

Ángeles Parra de Lavin

PARRA DE LAVIN, Angeles        P    1936       CADIZ           SANTANDER

 

La artista en una foto de 1927

 

Conocida artísticamente como Ángeles Parra de Lavin, que era como se hacía llamar ya casada, Ángeles Parra de los Reyes nació en Cádiz, alrededor de 1905, creemos que de forma ocasional, puesto que pertenecía a la alta burguesía cántabra.

Hija de Paz de los Reyes y Morales y de Juan Parra Alba, que había llegado a la República Dominicana con los bolsillos vacíos y logró hacer fortuna gracias a su voluntad inquebrantable y a su ambición.

Una fortuna sólida gracias a la casa comercial que con su mismo nombre, dejaría establecida en América (Sucesores de Juan Parra Alba) cuando regresó a España, erigiendo una lujosa mansión en Santander. Allí dejó huella y memoria, citando su historia en libros de costumbres dominicanas y perviviendo su memoria en el nombre de una calle de Santo Domingo.

Casado con Paz de los Reyes y Morales, Vizcondesa de Llanteno, Juan Parra Alba falleció en 1922, dejando viuda y siete hijos: Juan Alfonso (casado con Laura Murga), Juana María (1897, casada con Julio Castro del Rosario), María de la Paz Virginia (casada con Guillermo Rances y Lías), Pedro, Francisco, casado con Carmen Cobián, se quedó a vivir en Santo Domingo, República Dominicana, mientras que el resto de la familia, madre y hermanos, se vinieron a España, María de los Ángeles y Fernando.

Imaginamos una infancia relacionada con el mundo de la cultura y el arte, con todas las manifestaciones de las que Santander disfrutó a principios de siglo, cuando era lugar de encuentro y veraneo de la burguesía y la realeza.

La afición a la pintura de Ángeles no sólo se manifestó en ella, sino que su hermana Virginia también se dedicó al arte, coincidiendo las hermanas en algunas exposiciones.

Ángeles fue discípula de Álvarez de Sotomayor, quien fuera Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, y de Daniel Vázquez Díaz, socio de la AEPE. También aprendió de la mano de uno de los fundadores y también Presidente de la AEPE, Eduardo Chicharro, lo que justifica su pertenencia a la entidad.

Dos influencias tan contrapuestas, ya que los estilos, escuelas y tendencias son antagónicas, que terminaron depurando la propia técnica de la artista.

En 1923 contrajo matrimonio en la madrileña iglesia de Santa Bárbara con el arquitecto montañés Valentín Ramón Lavín del Noval, adoptando desde entonces su apellido y firmando como Ángeles Parra de Lavín.

Residía en Santander, en la calle de Castelar, número 31.

La primera noticia que tenemos de la artista corresponde a su intervención en una competición de “Lawn-Tennis” benéfica, con destino al Ropero de Santa Victoria, en la que tomó parte con su marido en un partido de dobles en agosto de 1926, y un año más tarde, por su asistencia al baile celebrado en el Club de Regatas de Santander.

En 1927 contribuye a la suscripción popular para levantar un monumento a la memoria de Concha Espina en la capital cántabra, y celebra en el Ateneo de Santander, cuya sección de Artes Plásticas preside su marido, la primera exposición de cuadros.

A esta muestra asistió la Reina Victoria, que “hizo elogios de la exposición y felicitó efusivamente a la artista, que fue también muy felicitada por el éxito de su exposición, ante la que han desfilado numerosas personas”.

En 1927 cuando inauguró su exposición, que visitó la Reina Victoria Eugenia

 

La exposición tuvo un gran eco en la prensa local del momento, como así lo recogió El Pueblo cántabro, que comienza haciendo una crónica social del acto de inauguración, con los asistentes regios y la alta sociedad de Santander, y termina dedicando comentarios a la artista, diciendo que hace un año, …”el pintor Chicharro había tenido frases de caluroso elogio y estímulo para la artista… palabras proféticas… ¿Cómo es posible que en un año se llegue a la seguridad asombrosa con que aparecen resueltos todos los problemas técnicos, vencidas todas las dificultades en estos lienzos? ¿Cómo se puede llegar a ese dominio del dibujo y del color que hacen atribuibles estos cuadros a un maestro encanecido ante el caballete?… En el caso extraordinario de Ángeles Parra de Lavin, la inspiración, el sentimiento artístico, lo han hecho todo, lo han vencido todo… hay especialmente un cuadro, un autorretrato –“Estudio en blancos” lo titula la artista- que es algo asombroso y admirable… el fondo del retrato es blanco también; el cuadro es una sinfonía de pureza; la luz vibra hasta hacer entornar los ojos. La figura de la artista, que en otros lienzos  -como un autorretrato que en el catálogo figura con el número 7 y que parece pintado por Benedito- es una frágil y frívola silueta de mujer moderna, aparece aquí con un halo de espiritualidad que la hace incorpórea… un retrato admirable el de Toñuca Lavín… el parecido es asombroso, no se trata de un parecido fotográfico nacido de la reproducción fiel de los rasgos fisonómicos: la artista ha plasmado, a un tiempo mismo, el rostro y el espíritu… de su rápido paso por algunos estudios guarda la artista recuerdos que se evocan ante los lienzos que expone… felicitémonos de que la irresistible vocación de esta mujer admirable la arranquen a la elegante frivolidad en que naufragan otros espíritus menos fuertes que el suyo”.

ABC 30/8/1927

 

En el diario La Región también se recoge la exposición, en una nota firmada por el periodista, político e historiador Maximiano García Venero, en la que destaca que la obra de Ángeles Parra de Lavín tiene una “soberana intuición, un prodigioso sentimiento artístico, pulido y esmerilado tan solo, por una delicada educación, recibida desde la cuna. No ha pasado su corazón, por el alambique de la academia. Felicitémonos de ello. Quizá la intuición se hubiera doblegado y perecido, bajo el peso abrumador de los clasicismos instituidos, con la rigidez de código… en Santander, Ángel Espinosa Herrera… fue hace algunos años el primero que la vio pintar y las indicaciones ponderadas que guiaron a la dama pintora, fueron precisamente de Espinosa. Pero de esa permanencia limitada en los estudios de grandes pintores, Ángeles Parra ha logrado sacar libre su temperamento de influencias. Ha aprendido lo que de oficio tiene el arte… la exposición en el Ateneo de Santander tiene esclarecidas virtudes artísticas… Están expuestos veinte cuadros, obra copiosa, que recaba para su autora un puesto excelente en arte… Nos encontramos ante una pintora que merece toda la atención… reparos minúsculos… todos esos reparos y observaciones quedan anonadados, no solo por su insignificancia, sino también por los aciertos indudables de color, dibujo y expresión de los cuadros… nos parece que es una excelente, una notable pintora, de merecimientos grandes”…

Recogida también la exposición en el diario El Cantábrico, con una crónica firmada por José Mª García Rodríguez-Alcalde, en la que felicita a la artista por la exposición “con que honra al Ateneo de Santander, y que la testimonia como formante en la vanguardia del feminismo aceptable y deseable: el de la elegancia espiritual”.

Alejandro Gilardi firma en El Cantábrico otro artículo en el que dice que le produce “sorpresa y admiración en nuestro ánimo la contemplación de las notables obras que expone, sobre todo teniendo presente que hace poco más de un año que ha dado principio a su carrera artística, en la que tantos triunfos le aguardan si persevera en ella, a juzgar por los primeros frutos de su preclaro talento, más propios de la madurez de un artista consagrado que de los de una novel que comienza a ascender por la difícil y espinosa senda que conduce al arte de Apeles”….

Como vemos, la exposición dio mucho de sí, y diarios como La Región y La Voz de Cantabria, incluían una nota un poco antes de que fuera clausurada.

La Virgen. I Exposición de Pintura y Escultura de Castilla y león

 

En 1928 la prestigiosa revista La Esfera, dedica dos páginas a la artista, con ilustraciones de sus obras, en una crítica realizada por José Francés, quien fuera Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, en la que realiza un paralelismo entre la pintora y la escritora Concha Espina, equiparando el sentimiento cántabro que una describe con el que la otra lo pinta.

Cuadros de brío sereno… una profunda virtualidad femínea dentro de una forma armoniosa y fuerte… el sentimiento de belleza… consigue un virtualismo acentuado, un aire de añoranza noble por las cadencias atmosféricas de Cantabria… retratos de una firmeza constructiva… las figuras femeninas tienen reminiscencia fisonómica y psicológica con el retrato… que pinta con pincelada amplia y dimensiones naturales, se encierran en el tamaño reducido de una miniatura agrandada… predilección por las gamas frías, los acordes tonales finos y delicados, pero también una repetida sucesión de acordes cálidos, de entonaciones oscuras y densas donde resaltan los rostros como una claridad lunar… Yo prefiero los lienzos grandes en que las figuras femeninas se muestran de modo más suelto y convincente. El color es aquí también de una limpia y sosegada belleza. Predominan los grises… los blancos, los azules, los sienas, los verdes claros. Y de cuando en cuando, un rojo que canta sin desentonar… estas figuras de mujer están vistas sin frivolidad, sin ñoñería y sin descoco… de aquí el atractivo esencial que poseen, la integridad femínea no falseada ni enardecida como en otros casos de dudosa ambigüedad de ciertas artistas o escritoras”…

En 1928, en el diario valenciano Las Provincias, publica Luis de Galinsoga una columna en la que habla de la pintora santanderina con motivo de la exposición que está realizando en el Salón Nancy de Madrid, de algunas de sus obras. …”La probidad, la honradez, el ingenuo entusiasmo con que la pintora crea su obra… su inspiración, de finura y de suavidad elegante… a veces, hasta con demasiada sistemática sobriedad, con lo cual, si de momento algunos cuadros aparecen fríos, a la larga la obra de conjunto ganará en limpieza de amaneramiento, en depuración de estilo… En dibujo, es firme, sucinta, intransigente, a la buena usanza y al buen dogma. Modela la forma sin insistir en la línea… en el color, gusta de plantearse muy severos problemas técnicos que su talento acierta siempre a resolver: son sobremanera ejemplares los estudios en blanco y en rojo”…

Nuevo Mundo, 1928

 

La exposición apareció también en otros medios como en La Época, que asegura que la muestra ha sido patrocinada por la Asociación de Pintores y Escultores en el Salón Nancy de la carrera de San Jerónimo.

El diario La Nación recogió una amplia reseña en la que destacaba que la artista presentó 22 lienzos que incluían seis retratos, un autorretrato y 15 estudios de temas muy acertadamente tratados. Destacaba La Nación que la artista posee la “gran cualidad de manejar con suma gracia y maestría los colores más pálidos y los tonos más notoriamente leves… muestra de ello es su “Estudio en blanco”, acertadísimo”…

La revista Nuevo Mundo publicaba con este motivo, una reseña que incluía una fotografía de la artista ante su Autorretrato.

Para festejar el triunfo de la artista en Madrid, la Sociedad “Lawn-Tennis” organizó un banquete baile con el que homenajearla, que se celebró el 21 de julio de 1928.

Si la artista ya pertenecía a la alta sociedad cántabra, su faceta de pintora hizo que fuera muy demandada en todo tipo de fiestas benéficas y nobles causas para las que siempre tuvo un regalo o aportación salida de sus pinceles.

En septiembre de 1929 participó en la exposición de pintura contemporánea de pintores montañeses, organizada por el Conde de Güell en el Parador de Gil Blas, de Santillana del Mar. En algunos diarios se dice que se trataba de la I Exposición de Pintura y Escultura de Castilla y León, siendo las fechas de su celebración del 15 de septiembre de 1929 al 30 de septiembre de 1930.

Allí concurrió junto a otros artistas como la Archiduquesa Margarita, Lola de la Vega, Gutiérrez Solana, Mariano Cossío, Gerardo Alvear y otros muchos reputados maestros que colgaron 83 obras. La exposición sirvió también de homenaje al pintor Agustín Riancho.

En agosto de 1932 el diario La Voz de Cantabria recogía la noticia de la celebración de una exposición en la Feria de Muestras en la que participaban artistas como Francisco Iturrino, Agustín Riancho, María Gutiérrez Cuetos, Casimiro Sainz, Justo Colongues, Rogelio Egusquiza, Rufino Ceballos,… y respecto a la artista Ángeles Parra de Lavin, comenta que “la primera vez que supimos de ella fue en la exposición del Ateneo. Un rasgo que proclama su integridad artística es ese  de no rehuir las dificultades, sino, por el contrario, buscarlas para alcanzar la satisfacción de resolverlas. Así en ese autorretrato, tan agradable de color, la lucha de luces está airosamente resuelta”.

La maja de la sonrisa, y debajo, Estudio en blanco, aparecidas en La Esfera

 

En 1934 debuta en la Exposición Nacional de Bellas Artes con un “Retrato”. La Voz de Cantabria recogía el hecho de la participación de cinco artistas montañeses en la Exposición Nacional, comentando que Ángeles Parra “ha enviado a la exposición un cuadro que resume sus características de pintora. Es un retrato. La factura, cuidada en luces, colores y dibujo hasta la exactitud. Pintura equilibrada en la que el dibujo no predomina sobre el color ni el color sobre el dibujo. Pintura… pintura… Observando sus lienzos se advierte cómo sus preocupaciones se concentran sobre las cuestiones de técnica… pinta honradamente… busca las dificultades de orden técnico… entre los cuadros de los notables, el cuadro de Ángeles Parra se mantiene dignamente. Lo cual, tratándose de un debutante en el certamen, puede considerarse como un estimable triunfo”.

En 1934 la artista vuelve a realizar una exposición de sus obras en el Ateneo de Santander, recogida por La Voz de Cantabria, que destaca “el finísimo colorido que entona maravillosamente con el carácter de la composición que… tiene un inconfundible y personalísimo sello que adquiere grandes vuelos en los retratos, de una jugosidad de expresión estimabilísima… el arte de esta artista que pinta por afición y sabe de técnica y de colorido, ha de alcanzar prontamente el puesto que entre los pintores de valía le corresponde por derecho propio”.

La exposición tuvo buena acogida de público, lo que motivó que se prorrogase ante el numeroso público visitante.

En 1935 entró a formar parte de la sección femenina del Ateneo de Santander, constituida en esas fechas, y que llevó a cabo distintas actividades y homenajes a personalidades femeninas de la época.

En 1943 pintó el “Retrato de Concha Espina”, donde plasmó a la escritora santanderina en su plenitud, obra que se conserva en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria.

En 1945 participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes.

En 1950 participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes con el cuadro titulado “Retrato”.

Ese mismo año, el Boletín Oficial de la Provincia de Santander publicaba la aprobación de la propuesta de la Junta de Patronato del Museo Municipal de Pinturas, de la donación de un cuadro de Ángeles Parra de Lavín, con destino al Museo Municipal de Bellas Artes.

Retrato de Concha Espina 1943, óleo sobre lienzo MUSEO DE BELLAS ARTES, Santander

 

En 1954 participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes con un “Autorretrato”.

En 1979 participó en la I Exposición de Pintoras y Escultoras de Cantabria celebrada en 1979, junto a su hermana Virginia y a otras artistas como Maria Blanchard, Carmen Gómez Raba, Maria Mazarrasa, Paloma Alvarez de Lara, Maria del Carmen Alvarez Lavín, Luz de Alvear, Pilar Berían, Teresa Blanco del Piñal, Texi Camus, Pilar Cossio, Maria Jesús Cueto Puente, Berta Fernández Abascal, Charo González, Rosita González Torre, Aurora Gutierrez Sosa, Angeles Herrero, Elena Illade López, Maria Angeles Labrador, Pilar Martínez «Pimaro», Josefina Millor Albisua, Maria Luisa B. Miñambres, Margarita Moro Ribalaygua, Cristina Muñiz,  Hortensia Pascual, Pepita Peña, Nana Piñeiro, Mercedes Rodriguez Elvira, Belen Saro, Raquel Sendino Gutierrez, Gema Soldevilla, Tinidad Sotos Bayarri, Carmen Van den Eynde, Zoa Veci Blanco.

Esta es la última noticia que se tiene de la artista, no habiendo podido averiguar la fecha de defunción.

Juventud, obra publicada en La Esfera

 

La artista tiene cuatro óleos en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria: el titulado “Miedo”, “Retrato de Concha Espina”, “El río” y “Palmeras”.

En los ambientes artísticos madrileños corría una anécdota relativa a la artista: el pintor Fernando Calderón relata cómo su maestro, el pintor Barquera, profesor en la Academia Elorz de la calle Menéndez Pelayo, era un crítico ácido y mordaz, hacedor de rimas jocosas, como la que le dedicó a Ángeles Parra de Lavín:

Que la pinten con guitarra,

que la pinten con violín,

¡qué mal pinta Ángeles

Parra de Lavín!

Andalucía,  del XIV Salón de Otoño

Ángeles Parra de Lavín y la AEPE

Al XIV Salón de Otoño de 1934 concurrió con dos obras

6.- Capillo montañés, óleo 1,09 x 1,30

80.- Andalucía, óleo 1,46 x 1,30

 

 

Presentado el AÑO BENLLIURE 2022 en Madrid

Con motivo de la conmemoración del 75º aniversario del fallecimiento del escultor

En la sede de la Asociación Española de Pintores y Escultores, de la que fue Socio Fundador

 

El 22 de septiembre de 2022 tuvo lugar en la sede de la AEPE, el acto de presentación del AÑO BENLLIURE en Madrid que la localidad de Crevillente está llevando a cabo con motivo de la conmemoración del 75 aniversario del fallecimiento del escultor.

La mesa presidencial la formaban Mª Dolores Barreda Pérez, José Antonio Macía, Jorge Alarte, José Gabriel Astudillo López, José Manuel Penalva Casanova y José Fernández Sánchez

 

El acto contó con una amplia representación política e institucional, ya que al mismo asistieron José Fernández Sánchez, Concejal de la Junta de Centro, en representación del Alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, de Jorge Alarte Gorbe, Director General de Relaciones con las Comunidades Autónomas y Representación Institucional de la Presidencia de la Generalidad Valenciana, de Joan Baldoví, Diputado Nacional de Compromís, el Alcalde de Crevillente, José Manuel Penalva Casanova, el Presidente de la Federación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Crevillente, José Antonio Maciá Ruiz, el Primer Teniente de Alcalde, Manuel Penalva Alarcón, el Concejal de Cultura, Jesús Ruiz Morcillo, la Concejala de Medio Ambiente, Estefanía Salinas Peral, Antonio Asensio Alfonso, Secretario de la Federación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Crevillent, el Director General de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Madrid, en representación de la Concejala de Cultura Andrea Levy, Luis Lafuente, el Consejero Técnico del Director General de Patrimonio Cultural del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte, Fernando García Rubio, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, la Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez y algunos miembros de la Junta Directiva de la AEPE, como Juan Manuel López Reina, Alicia Sánchez Carmona, Antonio Téllez de Peralta, Paloma Casado López, Carmen Bonilla Carrasco, Ana Martínez y Jesús Alcolea.

Los miembros de la Junta Directiva de la AEPE que estuvieron presentes en el acto; de izquierda a derecha: Carmen Bonilla Carrasco, Antonio Téllez de Peralta, Paloma Casado, Ana Martínez, Alicia Sánchez Carmona, Jesús Alcolea y Juan Manuel López Reina 

 

Además, amigos, socios y artistas como Dolores Chamero, Directora de la Casa de Vacas, Miguel Ángel Codina, de la Fundición Codina, Salvador Amaya, Mapi Gutiérrez, Pedro Quesada, Javier de Mota, Ramón Chaparro, Lola Santos y un largo etcétera que llenaron la sala y crearon un ambiente de cálida acogida.

 

De izquierda a derecha: Mª Dolores Barreda Pérez, José Antonio Macía, Jorge Alarte, José Gabriel Astudillo López, José Manuel Penalva Casanova y José Fernández Sánchez

 

La presentación del acto corrió a cargo de Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores, quien dio la bienvenida a los asistentes y el turno de palabra para las distintas intervenciones que sobre la figura del genial artista valenciano, se realizaron.

El acto comenzó con unas palabras de José Fernández Sánchez, que en nombre del alcalde, José Luis Martínez Almeida, y de todos los madrileños, reconoció en la figura de Benlliure un referente internacional de la escultura y recordó que “Madrid es una ciudad, cuyo paisaje urbano no se entiende sin Benlliure. Una ciudad en la que el escultor y pintor fallecería hace 75 años en su casa estudio de la calle de José Abascal, y que ha visto enriquecido su ornato monumental, con numerosas obras del escultor a lo largo de calles, parques históricos y plazas. Todas esas obras -desde el icónico conjunto arquitectónico y escultórico de Alfonso XII, hasta la del teniente Ruiz en la plaza del Rey- son claves para entender la fisonomía de Madrid de finales del siglo XIX y principios del XX.  Por ello, aprovechando esta conmemoración, el Ayuntamiento de Madrid está llevando a cabo un exhaustivo programa de limpieza y restauración de los monumentos de titularidad municipal obra de Benlliure”, al tiempo que repasaba algunas de las actuaciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Madrid para conmemorar el 75 aniversario de su fallecimiento.

José Fernández Sánchez en un momento de su intervención

 

Tras estas palabras, el Alcalde de Crevillente le hizo entrega de una Medalla conmemorativa con motivo del 75 aniversario, obra de José Gabriel Astudillo, a la que Fernández correspondió con el agradecimiento de la ciudad de Madrid.

José Fernández Sánchez, Concejal de la Junta de Centro, en representación del Alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, recoge la Medalla conmemorativa del 75 aniversario del fallecimiento de Mariano Benlliure, de manos del Alcalde de Crevillente, José Manuel Penalva

 

También el regidor hizo entrega de la Medalla conmemorativa al Diputado Joan Baldoví, quien agradeció esta muestra de cariño hacia un valenciano universal y manifestó su apoyo incondicional a reconocimientos como el que se estaba realizando en el acto, a la vez que quiso reconocer la labor de la Asociación Española de Pintores y Escultores como depositaria de un legado artístico tan impresionante.

Joan Baldoví, Diputado nacional, recoge la Medalla conmemorativa del 75 aniversario del fallecimiento de Mariano Benlliure, de manos del Alcalde de Crevillente, José Manuel Penalva

 

Instantes después, Jorge Alarte Gorbe, Director General de Relaciones con las Comunidades Autónomas y Representación Institucional de la Presidencia de la Generalidad Valenciana, se dirigió a los asistentes para poner de relieve el apoyo institucional que el gobierno valenciano ha querido dar al AÑO BENLLIURE, adelantando en primicia que en breves fechas, se anunciará la adquisición de la importante colección Lladró que la Generalidad está ultimando, con todo lo que ello supone para Valencia y para el mundo del arte, al ser una actuación que va a incluir interesantes y desconocidas piezas de Mariano Benlliure.

Jorge Alarte Gorbe, Director General de Relaciones con las Comunidades Autónomas y Representación Institucional de la Presidencia de la Generalidad Valenciana, en un momento de su intervención

 

Instantes después, José Manuel Penalva le hizo entrega también de la Medalla conmemorativa, que el representante del gobierno valenciano agradeció sinceramente.

Jorge Alarte recoge la Medalla conmemorativa del 75 aniversario del fallecimiento de Mariano Benlliure, de manos del Alcalde de Crevillente, José Manuel Penalva

 

Con la reproducción de un vídeo sobre la figura del escultor y la conmemoración del AÑO BENLLIURE que ha realizado el Ayuntamiento de Crevillente, continuó el acto.

Tras el visionado del mismo, Mª Dolores Barreda Pérez, presentó la figura de Benlliure en unas palabras que reproducimos íntegramente.

Queridos amigos:

Hoy podemos afirmar que Mariano Benlliure vuelve a su casa.

Vuelve a esta casa común, como le gusta decir a nuestro Presidente, a la casa de los pintores y escultores, a la casa de los artistas de España.

Vuelve para presentar en Madrid las actividades que en torno a esta celebración han organizado los más íntimos y legítimos depositarios de su legado, en una localidad que atesora su herencia, la custodia y la venera, y le imprime ese sol y esa luz que sólo los artistas valencianos han conseguido mostrar al mundo.

Estoy hablando de Crevillente.

Crevillente tiene mucho que ver con nuestra Asociación Española de Pintores y Escultores. Pese a la distancia, pese a quien crea que en nada nos atañe, tanto la localidad como nuestra entidad, defienden el origen de todo lo que tiene que ver con Marianet, como le gustaba al escultor que le llamaran sus amigos.

Crevillente custodia una rica colección de obras compuesta por modelos y bocetos en escayola, que luego se utilizaban para realizar las obras en materia definitiva como el mármol, el bronce o la madera. 

Es decir, modelos de suma fragilidad, pero de gran valor, porque representan la primera idea en el proceso creativo del escultor y son por tanto piezas originales de un valor artístico incalculable.

Por su parte, la Asociación Española de Pintores y Escultores guarda a su vez la idea original del artista, de la que nacimos hace ya 112 años.

Y es que en 1904, Mariano Benlliure, en el  transcurso de un banquete celebrado en el Retiro en honor de los artistas premiados en la Exposición Nacional de ese año, propuso ya la “formación de una Sociedad de Pintores y Escultores Españoles, aún residentes en el extranjero, con objeto de defender sus intereses materiales y artísticos,… fomentar todas las manifestaciones del Arte por medio de Exposiciones en España y en el extranjero, crear una Caja de socorros y pensiones…y la instalación de un salón permanente donde los individuos que perteneciera a la Asociación pudiesen exponer sus obras, dando así mayores facilidades al público y a los artistas para la venta”.

Estas y otras ideas expuestas entonces fueron acogidas por todos los presentes y los ausentes cuando las conocieron, con unánime aplauso.

Pero Mariano Benlliure no volvió a acordarse de ello y la idea quedó sumida en el olvido.

Sería una buena idea, porque si no, no estaríamos hoy aquí y no seríamos tan necesarios, creo incluso que hoy más que nunca, en España.

Como veis, compartimos así ser el germen y el principio de las ideas y de las obras de Mariano Benlliure. Una coalición asombrosa y única que escasas veces se da en el mundo del arte.

De Mariano Benlliure se puede decir todo, lo cual nos llevaría días, semanas, meses… y se puede decir nada, sólo contemplando una de sus obras. Lo cierto es que de Marianet se ha dicho ya casi todo.

Benlliure, Sorolla fueron los iniciadores de la pintura y la escultura moderna en España. Ambos tuvieron mucho que ver con esta casa, con la AEPE. Benlliure, como germen inicial de una idea que sobrevive 112 años después. Sorolla como segundo Presidente de esta casa. Los dos, que aunque viviendo y trabajando en el extranjero, mostrando al mundo de lo que era capaz el arte en España, se esforzaron y lucharon por dignificar la profesión y el reconocimiento del arte español en el mundo.

Mariano Benlliure fue un artista completo, un escultor excepcional con un virtuosismo y capacidad de trabajo admirables, un trabajo en todo tipo de materiales, un innovador en la reformulación de nuevos formatos, inventando fórmulas inéditas, composiciones únicas con novedosas visiones monumentales, alardes técnicos en el mármol, matizadas ceras en el bronce, de excepcional calidad en las pátinas, medallas de estilo inigualable y personal, detalles en obras de cerámica, de menaje y utensilios domésticos, en vidrieras maravillosas de complejidad simbólica y trascendencia ornamental sublime, con una riqueza expresiva sencilla, que no fácil, no confundir…

Obras que llegaron al mundo, a todos los rincones de España que hoy se enorgullecen de tener una obra de este inmortal artista, en Madrid, una ciudad que es un gran museo de escultura al aire libre, en EEUU, en Nueva York, en Cuba, Perú, Buenos Aires, Panamá, Italia, Alemania, Austria…

Su faceta de pintor, poco desarrollada profesionalmente, quizás menos conocida también, está presente en toda su obra preparatoria a través de dibujos y bocetos, pero también con retratos y cuadros en los que  Mediante el juego del claroscuro y un modelado pictoricista imprimía a sus obras cualidades casi táctiles, fuertemente expresivas. Prestaba igual atención al detalle, que ejecutaba con gran soltura y un virtuosismo alejado de todo manierismo, como al equilibrio armónico de sus composiciones.

Mariano Benlliure recibió en vida premios y distinciones, todos los honores imaginables, era popular, conocido, mediático, hoy diríamos que un gran influencer del arte… aún sin pretenderlo. Era admirado y envidiado por igual. Denostado por quienes mezclan arte con política sin entender que el arte es vida y que algunos como él, privilegiados, pueden vivir y comer de sus creaciones más allá del régimen político en el que se encuentren.

Era auténtico, único, uno de los escultores españoles más prolíficos y versátiles, más reconocidos mundialmente.

De su vida, nos queda un ejemplo y lección de cordialidad, la obligación histórica y el tributo de gratitud al legado vital y glorioso que merece, la revalorización de su obra y de su personalidad que con la declaración del AÑO BENLLIURE se quiere conseguir.

Un honor para la Asociación Española de Pintores y Escultores, un honor para Valencia, un honor para Crevillente, un honor para toda España y para el mundo que hoy tenemos la suerte de presentar en la que fuera también su casa.

Muchas gracias”.

Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores, Secretaria Perpetua de la AEPE, en un momento de su intervención

 

Después, como artista también, como escultor, como Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo recordó la especial relación de Mariano Benlliure con esta centenaria entidad. Reproducimos también su discurso.

Buenas tardes a todos

Representante de la Generalidad Valenciana, Alcalde, Presidente, Secretaria general, miembros de la Junta, socios, amigos.

Preside esta sala una escultura de Mariano Benlliure perteneciente al fondo patrimonial de esta entidad nacida hace ahora 112 años, pero gestada en la cabeza de Benlliure hace en realidad 118 años.

Mariano Benlliure y Gil, está ligado a nuestra institución desde hace ciento doce años.

Como muy bien ha mencionado nuestra “Secretaria Perpetua”, la fundación de la Asociación de Pintores y Escultores se fraguó según una idea original de Mariano Benlliure y Gil. Idea brillante que a pesar de necesaria, no pudo retomarse hasta 1910, en que Eduardo Chicharro, Miguel Blay y Cecilio Plá, y aquí volvemos otra vez a encontrarnos con Valencia y su luz y sus creadores, sintieron una apremiante necesidad de unir a todos los artistas de España para constituir una fuerza, para prestarse mutualidad y recíproco apoyo, y así se formó una Junta Organizadora que convocó a  los pintores y escultores españoles y logró reunirlos en el gran salón de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Fruto de aquella reunión, más de 180 artistas de primera fila del arte español, así como otros muchos anónimos que más tarde fueron, y son aún maestros del arte de España, nació la Asociación de Pintores y Escultores.

Mariano Benlliure y Gil se convirtió en el Socio Fundador número 47; mientras que José Benlliure Ortiz fue Socio Fundador número 116, al igual que José y Juan Antonio Benlliure y Gil.

La base sobre la que Mariano Benlliure pedía una “regeneración del artista y el resurgimiento del arte, tan abandonado en nuestra patria de los poderes públicos”, como vemos, un mensaje de plena actualidad, quedó así plasmada el 15 de abril de 1910, curiosamente, el mismo día en que ahora se celebra el Día Mundial del Arte, proclamado por la UNESCO, en la fecha elegida en honor al nacimiento de Leonardo da Vinci, símbolo mundial de paz, libertad de expresión, tolerancia, fraternidad y multiculturalismo.

Mariano Benlliure estuvo presente, contribuyó y fue historia viva de los más importantes acontecimientos que han tenido lugar en esta Asociación de Pintores y Escultores. Fue compañero, amigo, jurado, participante y autoridad en las convocatorias de la entidad a las que siempre acudió fiel y constante, con alegría y juicio.

Además de Socio Fundador, fue Vocal de la Junta Directiva de la Asociación de Pintores y Escultores en 1914, participando activamente en las actividades programadas.

Para el Festival Benéfico que realizó la entidad en 1915, y que contó con la asistencia de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, donó obra para ser subastada, y encabezó la lista para la suscripción que partiendo de nuestra institución, pretendió salvar de la venta la obra “La Adoración de los Reyes”, de Van Der Goes, con 1.000 pesetas de la época.

En 1918 se le nombró Presidente del I Congreso Nacional de Bellas Artes que organizó la Asociación de Pintores y Escultores, en el paraninfo de la Universidad Central de Madrid, que bajo el Patronato del Rey, contó con la representación de todos los organismos artísticos y centros de enseñanza, así como la Escuela de Artes Gráficas, Artes y Oficios, el Museo de Arte Nacional y Moderno, Artes Industriales, Ateneo, Colegio de Arquitectos, Círculo de Bellas Artes, Real Conservatorio y Sociedad Española de Amigos del Arte.

En el homenaje que nuestra institución brindó a Juan Espina y Capo, el creador del Salón de Otoño que este mismo año llega a su edición número 89, convirtiéndose en el certamen artístico más antiguo y prestigioso de los que se convocan en España, Mariano Benlliure modeló y pagó de su bolsillo una Medalla conmemorativa que se le entregó en el transcurso de un banquete celebrado en su honor.

Fue miembro de los Jurados de los certámenes organizados por la entidad, así como de otro tipo de convocatorias, como ser miembro del Comité organizador de la Exposición Internacional de Grabado de Florencia, en 1926, en la que participó activamente la Asociación de Pintores y Escultores, o del Comité para Exposiciones en Europa, en 1928.

En el homenaje que le rindió la Casa de Valencia en 1944, y en el que colaboró para su organización esta Asociación de Pintores y Escultores, contó con la representación del escultor murciano José Planes Peñalver.

Mariano Benlliure participó en más de once ediciones del Salón de Otoño, las de 1920, 1921, 1924, 1927, 1931, 1932, 1933, mayo 1935, 1935, 1942 y 1943.

Se le nombró Socio de Honor del Salón de Otoño en 1924 y en el de 1945, se le otorgó una Sala Homenaje en la que expuso 17 obras.

En 2017, la Junta Directiva de la AEPE por unanimidad aprobó la propuesta que yo mismo presenté bajo el título de “La plenitud de los nombres”, en donde se acordaba la reorganización de los premios y galardones que otorgaba la institución en los distintos certámenes y concursos habituales, con el ánimo de honrar la memoria de los fundadores de la AEPE, instituyéndose para el Salón de Otoño la Medalla de Escultura Mariano Benlliure y Gil.

De esta forma, se hacía honor a algunos de los grandes maestros del arte y se saldaba una deuda de eterna gratitud a quienes sembraron la semilla de la unión de los artistas, en una maravillosa casa que aún hoy en día sigue en pie y luchando por el arte en España.

Mariano Benlliure fue el libertador de la escultura española. Dominando todos los materiales, géneros y técnicas, llevó el nombre del arte de España por todo el mundo. Y la Asociación Española de Pintores y Escultores tuvo el honor de tenerle entre sus más preclaros miembros.

El pasado mes de enero, la Junta Directiva en pleno de esta Asociación Española de Pintores y Escultores, votó unánimemente a favor de la adhesión de nuestra entidad al AÑO BENLLIURE promovido por el Ayuntamiento de Crevillente y por la Federación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Crevillente, con el privilegio que para todos los miembros de nuestra institución supone sumarse a esta magnífica celebración.

Hoy que ya es realidad el tributo, queremos expresar nuestra más sincera enhorabuena por su contribución, nuestra gratitud por el recuerdo a quien fuera uno de nuestros fundadores y nuestro orgullo por saber que existen aún ciudades en España, como es el caso de Crevillente, en donde se honra la memoria de los maestros del arte con mayúsculas.

Muchas gracias”.

 

José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, en un momento de su intervención

 

Tras las palabras del Presidente, Mª Dolores Barreda recordó a los presentes que Crevillente tiene la suerte de contar con el Museo Mariano Benlliure y además, con una Semana Santa declarada de interés turístico internacional, que cuenta con maravillosos pasos procesionales salidos de la mano de Mariano Benlliure.

De esta forma, la Federación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Crevillente se ha volcado también con el AÑO BENLLIURE, y así lo presentó el Presidente de la Federación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Crevillente, José Antonio Maciá Ruiz.

Maciá recordó los actos que Crevillente ha programado bajo el lema de “Las infinitas formas en el alma”, que se iniciaron con la declaración del Ayuntamiento de Crevillente del “Año Mariano Benlliure”, a la que se sumó la Generalidad Valenciana con un Decreto en el que se declaraba el año 2022 como el AÑO BENLLIURE.

Se han realizado múltiples actividades como el Concurso Internacional de fotografía que este año tenía como temática la Imaginería Procesional de Mariano Benlliure. La presentación en FITUR del 75 aniversario, que resultó todo un éxito, así como el Certamen Internacional Literario de investigación y ensayo que tenía del escultor como eje central.

Además, un Certamen Internacional de Escultura bajo el lema “Memoria y tiempo”, la Exposición fotográfica itinerante Mariano Benlliure, que ha podido verse en la Sala Exposiciones del Palacio de la Diputación de Alicante, la realización de un Medallón conmemorativo del 75 aniversario, obra del escultor José Gabriel Astudillo López, las Tallas sobre peana de recuerdo de Artmiralles, la Exposición Fotográfica Crevillente en tiempos de Benlliure, el Concierto Sinfónico extraordinario que la Orquesta de la Diputación de Alicante llevó a cabo el pasado mes de abril, la Noche modernista que el Museo Municipal Mariano Belliure desarrolló, con una recreación ambientada en la vida de la época modernista de finales del siglo XIX y principios del XX, periodo en el que vivió Mariano Benlliure, con personajes caracterizados.

En el mes de junio tuvo lugar la presentación del AÑO BENLLIURE en Valencia, en el Museo de la Ciudad, y se emprendieron otro tipo de acciones como el sello de la Sociedad Filatélica dedicado al aniversario y la realización de un vídeo cuyo protagonista es el escultor.

A partir de estos momentos, con la presentación en Madrid del AÑO BENLLIURE, se inician otro tipo de actividades como la presentación de un cómic sobre el escultor, la exposición Monumentos funerarios, basada en esta faceta artística de Benlliure, y habrá también conferencias, otros actos incluidos en el III Congreso Internacional de Escultura Religiosa, que contará con una Mesa Benlliure, la Exposición fotográfica de obras del artista en la Cripta de Nuestra Señora de Belén, y la Exposición “Los Benlliure’s”, donde se exhibirán tronos e imágenes del escultor realizadas expresamente para Crevillente.

En noviembre, en el Cementerio de El Canbanyal, se llevará a cabo un sentido homenaje ante la tumba de Mariano Benlliure, y otra exposición de los dibujos del artista que incluye bocetos y carboncillos, estudios previos a las esculturas. En los colegios de Crevillente se llevará a cabo también el Certamen literario, de dibujo e instagram en un marathón escolar que tendrá como figura central a Mariano Benlliure.

La exposición Los Rostros de Benlliure sacará del almacén del Museo de Mariano Benlliure, piezas que pocas veces se muestran, dando la oportunidad de poder verlas tras muchos años en la oscuridad.

La Exposición fotográfica itinerante viajará en noviembre hasta Alicante y después a Cartagena, cuando se lleve a cabo un concierto coral, otra conferencia que impartirá el director de la Casa-Museo Benlliure de Valencia, mientras que en Santa Pola tendrá lugar un Estudio Conceptual de una obra de Mariano Benlliure.

El año se cerrará con un acto institucional en el Ayuntamiento de Crevillente, que colocará ante la fachada del Museo una escultura del artista, obra de Mapi Gutiérrez Sáinz, además de una lápida homenaje en el 75 aniversario, cerrando un año repleto de actividad que quedará recogido en la Revista resumen del conjunto de actos realizados y que se alargará hasta la presentación en 2023, del libro que sobre las mujeres coetáneas de Mariano Benlliure, miembros de la Asociación Española de Pintores y Escultores”.

José Antonio Maciá Ruiz, Presidente de la Federación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Crevillente, en un momento de su intervención

 

Tras el repaso a las actividades realizado por José Antonio Maciá, tomó la palabra el Alcalde

Presidente del Ayuntamiento de Crevillente, José Manuel Penalva Casanova, quien glosó la importancia del escultor para la localidad. Pero antes de nada, quiso manifestar que la organización y el programa de actividades han partido de la Federación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Crevillente, agradeciendo a José Antonio Maciá especialmente, su implicación y buen hacer en el desarrollo de todo lo relativo al acontecimiento.

Como advirtió el Alcalde, es una programación a la altura de una celebración tan importante.

José Manuel Penalva Casanova, Alcalde Presidente del Ayuntamiento de Crevillente, durante su intervención

 

Tras las palabras del Alcalde, Mª Dolores Barreda Pérez recordó que la ciudad de Madrid es el gran museo de escultura al aire libre y tiene la suerte de atesorar 13 monumentos públicos y 9 funerarios (3 de ellos desparecidos) de Mariano Benlliure. “Madrid se ha sumado también a la celebración de este AÑO BENLLIURE, y aunque ha olvidado a dos actores fundamentales alrededor de la vida y obra de Benlliure como son la localidad de Crevillente y la Asociación Española de Pintores y Escultores, estamos convencidos de que Marianet, que sigue esculpiendo desde el cielo las hermosas nubes que adornan los cielos de Valencia y de Madrid, sabrá perdonarlo y no tenerlo jamás en cuenta”.

Tras estas palabras, el Alcalde de Crevillente, hizo entrega de la Medalla conmemorativa del 75 aniversario del fallecimiento de Mariano Benlliure al Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, autor a su vez de dicha obra, quien destacó que “recibo la medalla en nombre de todos los que admiramos a Benlliure. Para mí ha sido muy importante hacer frente a este encargo por muy diversos motivos. El primero de ellos, mi cariño hacia un maestro como Benlliure. El segundo, la gratitud hacia una localidad que sabe estar a la altura que supone custodiar la obra de un genio del arte. Y sobre todo, la responsabilidad de dejar y velar por un legado tan magnífico como el que supone su obra, viva a día de hoy no solo en el Museo que lleva su  nombre, sino en los pasos procesionales que cada año protagonizan su semana santa, haciendo vivo su legado, manteniendo vivo su recuerdo, reviviendo su genialidad y homenajeando toda una vida dedicada al arte. Muchas gracias a todos por compartir este acto en Madrid y por vuestra admiración hacia el gran maestro de la escultura española”.

José Manuel Penalva Casanova, Alcalde Presidente del Ayuntamiento de Crevillente, hace entrega de la Medalla conmemorativa del 75 aniversario del fallecimiento de Mariano Benlliure a José Gabriel Astudillo López 

 

También se entregó una Medalla conmemorativa a Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General y Secretaria Perpetua de la AEPE, por su apoyo y difusión del AÑO BENLLIURE.

Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General y Secretaria Perpetua de la AEPE, recoge la Medalla conmemorativa del 75 aniversario del fallecimiento de Mariano Benlliure de manos de José Manuel Penalva Casanova, Alcalde Presidente del Ayuntamiento de Crevillente

 

Medalla conmemorativa del 75 aniversario del fallecimiento de Mariano Benlliure obra de José Gabriel Astudillo López

 

Por su parte, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, entregó distintas Medallas de la AEPE al Alcalde de Crevillente, José Manuel Penalva, a José Antonio Maciá, Federación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Crevillente y al Museo Benlliure, como agradecimiento a la conservación, relevancia y fortalecimiento de la figura de uno de los mejores escultores que ha tenido España.

El Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, entrega la Medalla de la AEPE al Alcalde de Crevillente, José Manuel Penalva

 

El Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, entrega la Medalla de la AEPE a José Antonio Maciá, Presidente de la Federación de Cofradías y Hermandades de Semana Santa de Crevillente 

 

El Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, entrega la Medalla de la AEPE al Director del Museo de la Semana Santa de Crevillente

 

Las Medallas de la Asociación Española de Pintores y Escultores que José Gabriel Astudillo entregó a Crevillente con motivo del AÑO BENLLIURE

 

Agradeciendo la asistencia de cuantos se encontraban en el acto, éste dio fin con una foto de familia de algunos de los presentes.

 

 

Recordando… Álvaro Alcalá Galiano y Vildósola

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Álvaro Alcalá Galiano y Vildósola

 

Continuando con la saga de artistas que estamos recogiendo a lo largo de estos meses, hoy recordamos a uno de nuestros más ilustres socios. Recuperamos así su memoria, para que no duerma en el olvido.

 

Álvaro Alcalá Galiano y Vildósola

 

 

ALCALA‑GALIANO VILDOSOLA, Alvaro        P            1910 (F)        21.may.1873   BILBAO         MADRID/BILBAO     PARACUELLOS 27.nov.1936

Conde del Real Aprecio

 

Socio Fundador de la Asociación de Pintores y Escultores

Vicepresidente de la AEPE

Presidente de la AEPE

Socio de Honor

 

Jesús Ygnacio Dionisio Álvaro María de la Santísima Trinidad Alcalá Galiano y Vildósola nació en Bilbao, el 21 de mayo de 1873.

Era hijo único de Mercedes Vildósola y Coste, natural de Bilbao, y de Jesús Alcalá-Galiano Eguía, hijo a su vez del Barón de Bellera, Dionisio Salvador Alcalá-Galiano Bermúdez, el famoso marino de la Batalla de Trafalgar al que nohay que confundir con el político.

Tampoco hay que confundir a Álvaro Alcalá Galiano Osma, el literato y escritor, con su primo, el pintor Álvaro Alcalá Galiano que es el que nos ocupa.

Nacido en el seno de una familia aristocrática, ostentó el título de Conde del Real Aprecio, el de Mayordomo de Semana del Rey Alfonso XIII y el de Maestrante de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza.

 

 

En la localidad francesa de Ciboure, de donde era su abuela materna, Matilde Privat de Coste, pasó largas temporadas en su niñez, donde le gustaba pintar paisajes y en donde el entonces director de la Escuela de Bellas Artes de París, M. Gervex, le propuso trasladarse a la capital francesa para formarse junto al maestro M. Bonat.

Por esos mundos. 1903

 

Rechazada la propuesta por sus padres, su juventud transcurrió en Bilbao, donde recibió clases de su primer maestro, Adolfo Guiard, el introductor del impresionismo en el País Vasco, que tras pasar por Barcelona y París se estableció en Bilbao, abriendo un taller en la calle Correo, 23.

El progreso en sus estudios artísticos hace que su familia decida que los amplíe en Madrid, comenzando su formación como discípulo de Jiménez Aranda primero, cuando el artista contaba con 18 años de edad, aprendiendo el vigor y la escrupulosidad del dibujo, y posteriormente bajo la tutela de Joaquín Sorolla, quien fuera Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, destacando como uno de sus más notables alumnos. Con Sorolla descubrió el color impetuoso, se enamoró del aire libre y la factura amplia.

Así pasó de la enseñanza de un gran dibujante a la de un gran colorista, uniendo de forma fiel  y equilibrada ambas, buscando para sus obras problemas de dibujo y de color, armonías de líneas y de tonos.

 

Autorretrato

 

Entre dos maestros, Alcalá Galiano supo demostrar su personalidad independiente de las naturales influencias y empezó a pintar con independencia de criterio.

Colaboró en las páginas del diario ABC y de Blanco y Negro, con dibujos muy del gusto de la época, en un medio en el que se sentía muy a gusto, puesto que siempre se declaró profundamente monárquico y de derechas, lo que le costaría la vida.

Centrado en escenas costumbristas o de género, no descuida la construcción de las formas por atender a los cambiantes efectos de la luz, ni abandona éstos para ocuparse solamente de aquella.

 

Aldeano

Viejo bretón

Muchacha

La carta

 

Viajó por multitud de países en los que visitó museos y pinacotecas “para estudiar la técnica de cada autor, comparando estilos, procedimientos, manías, todo lo que entra en la compleja personalidad de un artista, todo lo que él lleva al lienzo”… Así lo destacaba La Correspondencia de España en 1903, cuando informaba a los lectores de cómo los periódicos franceses, tan parcos de elogios con los artistas extranjeros, aireaban por esos días el nombre de un magnífico pintor: Álvaro Alcalá Galiano.

 

El maestro en su estudio trabajando

 

En el artículo, firmado por Manuel Bueno, se asegura que “no es un maestro, pero está en vías de serlo… hay en Alcalá Galiano cierta poesía en la visión de las cosas, que recuerda el temperamento de Puvis y cierta franqueza de procedimiento que quizá haya aprendido de Sorolla… Carezco de títulos para extender credenciales de genio a nadie. No he podido sustraerme, sin embargo, al sano impulso de ponderar lo que vale un artista joven a quien ya cita con calientes elogios la prensa extranjera. Es un compatriota nuestro que honra… un artista destinado a tener extensa nombradía… Alcalá Galiano es un temperamento, es joven, es laborioso y renueva en el trabajo esas consoladoras alegrías que no comprenden todos. Su firma se cotiza ya a buen precio en el mercado. Y sobre todo: hay muchos, yo entre ellos, que creen en él. Y si su fe desmayara, la que nosotros hemos puesto en su talento le conduciría al triunfo definitivo”.

 

Sobre cubierta, puerto de Volendam (Holanda)

 

La primera vez que expuso fue a los veintiún años, en 1894 y en el Salón que el Círculo de Bellas Artes tenía entonces en la calle de la Libertad. Presentó cuatro cuadros, de los cuales fueron objeto de críticas satisfactorias “Tipo vizcaíno” y “Vieja de Mondéjar”.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1897 obtuvo la Tercera Medalla por su obra “El rancho”, igual recompensa que la obtenida en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1899, mientras que en la de 1901, logró la Segunda Medalla.

Alrededor de 1900 viajó por la Bretaña francesa, Holanda y Alemania, ampliando sus estudios y conocimientos y desarrollando su técnica paisajista y mural. Allí pintó con entusiasmo y uno de esos lienzos, el titulado “Sobre cubierta”, ganó la Segunda Medalla de la Exposición Nacional de 1901.

 

Después de la vendimia

 

A partir de estas fechas, sus obras forman parte de grandes exposiciones colectivas repartidas por toda la geografía nacional, como la del Salón Amaré de 1903, junto a nombres como Sorolla, Moreno Carbonero, Muñoz Degrain, Garnelo, Beruete, Pradilla, López Mezquita, la Exposición Anglo latina celebrada en Londres, la Exposición de Pintura Española de Argentina, que celebraba José Pinelo…

En 1902, en su estudio madrileño de la calle Villanueva, hizo una exposición con veinte cuadros que había traído fruto de ese viaje, con pintorescos tipos holandeses y bretones, que mereció buenas reseñas por parte de los críticos, que manifestaron que Alcalá Galiano …”ha sabido conservar el carácter propio de nuestra pintura interpretando un ambiente tan distinto a ella”… o …”que es la fe de vida de un vigoroso temperamento”…

En 1903 participó en la Segunda Exposición de Arte Español celebrada en los salones de Durand-Ruel de París, reseñando la crítica que …”este joven artista, continúa distinguiéndose por la sinceridad de su arte… pinta sin contorsiones, sin esfuerzos, sin incoherencias; el esfuerzo, la incoherencia queda para el taller en donde trabaja lleno de fe y con ardiente entusiasmo. Su espíritu se abre a las sanas influencias de la pintura moderna, en la que estudia lo que hay de sólido y fundamental, sin olvidar nunca lo que se debe a la vieja escuela española”…

 

Limpiando sardinas

 

 

Distintas imágenes e ilustraciones de semanarios, revistas y diarios con dibujos del artista

 

En 1905 su estudio estaba situado en la calle Sacramento de Madrid, donde el artista presentó las dos obras que había realizado para la Diputación de Vizcaya. Composiciones decorativas que fueron merecedoras de un generalizado aplauso entre la crítica y los propios artistas, al considerarlas dos composiciones de …”valentía de las líneas y riqueza de tonalidades, vibrante de luces, animación y alegría… por las que recibió muchas y muy merecidas felicitaciones”…

 

El rapto

 

Alentado por sus recientes éxitos, el artista regresó a Bretaña y Holanda, surgiendo ahí las primeras obras importantes y valiosas, las más conocidas y celebradas: “Lavanderas bretonas”, “Viejos marinos holandeses”, “Las barcas del heno” y “La fiesta del mar”, que expuso en el Salón de París de 1910 y con la que obtuvo la Tercera Medalla.

Ese mismo año, logró la Segunda Medalla en la Exposición Universal de Buenos Aires.

En 1916 consigue el Gran Premio de Honor de la Exposición Internacional de Panamá y no será hasta 1920, cuando logra la ansiada Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes, por el lienzo titulado “La senda”, que se encuentra en el Museo del Prado de Madrid.

El 23 de febrero de 1908, en el Palacio Chávarri de Bilbao, el artista contrajo matrimonio con María Isabel Chávarri Aldecoa, hija del acaudalado empresario y político Benigno Chávarri, Marqués del mismo título, con quien tuvo tres hijos: Alfonso, Alberto e Isabel.

 

LA CONVERSACION

Imagen del Calendario de la Unión Española de Explosivos de 1923

 

En la década de los años veinte, Alcalá Galiano centró su atención en la decoración, pintando un techo y un friso destinado a la mansión madrileña de Tomás Allende, donde hizo cinco paneles para la capilla, representando la llegada de San Carlos Borroneo a Milán y otros episodios de la vida del santo.

Concluida la obra, Alcalá Galiano emprendió la realización de los techos del Palacio de Justicia de Madrid, hoy sede del Tribunal Supremo, surgido de la reforma del antiguo monasterio de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María, más conocido como las Salesas Reales, que en 1915 había sufrido un pavoroso incendio.

Pintó allí seis techos, dos de grandes dimensiones, con distintas composiciones alegóricas de las leyes humanas y la Ley Divina, figuras que simbolizan la Verdad, la Riqueza, el Progreso y el Delito.

En ellas, mantuvo el credo realista, bien documentado en cuanto al carácter e indumentaria de los personajes y su agrupación similar a los cuadros de género. Pintados al óleo, sin estilizar la línea, sin descuidar la perspectiva aérea, sus decoraciones se ven animadas y luminosas, en las que penetra a menudo la luz del sol, repartiendo reflejos y dando a los motivos su máxima vistosidad.

 

Paisaje

 

Realizó también tres paneles históricos en el Ministerio de Marina, que recogen con el dinamismo bélico de las líneas, la poderosa sinfonía de los colores que alcanza, en algunos puntos, intensidad de himno patriótico, como fue definida por la prensa del momento.

Sus figuras simbólicas, tanto del Palacio de Justicia como del Ministerio de la Marina, continúan la tradición insuperable de este género con nubes, escorzos, piernas y brazos desnudos, túnicas flotantes, perfiles griegos, atributos mitológicos…  Las líneas, mórbidas y los colores, pomposos, con fuertes contrastes de sombra y luz.

En 1923 le fue concedida la Cruz del Mérito Naval por sus trabajos en el Ministerio de Marina.

Ese mismo año, fue elegido para ilustrar el famoso calendario de la Unión Española de Explosivos, que se distribuía por toda España.

 

Acantilados

Marina nocturna

Firma autógrafa

 

En 1924 en su estudio, reunió una exposición de marinas de la que se hizo eco la prensa de la época, como en este texto de Concha Espina en el que leemos …”magnífica colección de sus obras, entre las cuales faltan muchas adquiridas por los museos y salones insignes, o viajeras por el mundo… nunca habíamos recibido plenamente la influencia de sus marinas, lienzo que nos acercan a los arenales de nuestro país… cuadros veraces, tan sensibles, donde el refinamiento del colorido, el empuje y la emoción del asunto, adquieren una sublimidad incomparable… no le detienen fatigas ni peligros en los viajes temerarios. Espíritu aventurero de la indómita Vizcaya… nos transmite el sentimiento de la mar con un arte viril y español que no tiene semejanza”…

 

Fotografías de los techos del Palacio de Justicia aparecidas en la Gaceta de Bellas Artes de octubre de 1924

 

En 1928 el gobierno francés nombró Caballero de la Legión de Honor al ilustre pintor, en agradecimiento a las Exposiciones de Arte francés que, siendo Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, organizó en el Palacio del Retiro, tal y como aparece publicado en El Imparcial del 14 de octubre.

A su mano de dibujante se deben las primeras imágenes que se conocen de las pinturas rupestres de la cueva de Santimamiñe, situada en la localidad vizcaína de Cortézubi, en donde se han hallado restos y pinturas rupestres datados en el Paleolítico Superior, y que está considerada como un icono de la cultura vizcaína y su principal yacimiento prehistórico.

 

Bretonas

Pescador

Gitanos conversando

Canal en Bretaña

Paisaje

Pueblo andaluz

 

Álvaro Alcalá Galiano vivió en la Calle Don Ramón de la Cruz, número 15 y en la Calle Almagro, 40 de Madrid.

Amante de las artes y la cultura, fue el impulsor de la creación del Ateneo de Bilbao, del cual fue su primer Presidente.

 

La senda

 

Álvaro Alcalá Galiano y Vildósola se encontraba detenido en noviembre de 1936, en la cárcel de San Antón de Madrid por pertenecer a la organización política de derechas Acción Española, de tendencia abiertamente antimarxista.

Allí se prestaba más atención a los civiles con antecedentes sociopolíticos, sacerdotes y religiosos, y se determinaba si un preso vivía o moría.

El día 27 de noviembre de 1936, la autoridad carcelaria llamó a los presos que aparecían en la lista, uno a uno, y les fue despojando de sus pertenencias. Álvaro Alcalá Galiano fue uno de ellos. Atado por las manos, fue subido a un vehículo de dos pisos de color verde del servicio público de transportes de Madrid.

La expedición fue escoltada hasta la madrileña localidad de Paracuellos del Jarama, por milicianos pertenecientes a las Milicias de Vigilancia de la Retaguardia, que eran quienes integraban los pelotones de fusilamiento junto a los milicianos comunistas adscritos a la checa de la calle Marqués de Riscal.

Así fue cómo el 27 de noviembre de 1936, Álvaro Alcalá Galiano fue fusilado en Paracuellos del Jarama.

En 2006 una exposición en Igorre, donde la familia conserva la casa, reunió un conjunto de cuadros de tema vasco y con personajes y vistas del valle de Arratia, escogidas de colecciones particulares, sobre todo de sus descendientes, y sirvió para preparar otra exposición antológica en Bilbao y Madrid, que nunca se llegaron a celebrar.

Álvaro Alcalá Galiano firmó innumerables artículos a lo largo de su vida, bajo el pseudónimo de Juan de Eguía.

 

Vendedoras de frutas

Veleros

 

Hay obras del artista en multitud de instituciones como en el Ayuntamiento de París, la Diputación Foral de Bilbao, la Casa de Juntas de Gernika, la Colección Fundación MAXAM (Unión Española de Explosivos), Madrid, el Ministerio de Marina, Madrid, el MNBA-Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, el MNCARS-Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, el Museo ABC, Madrid, el Museo Arqueológico Nacional, Madrid, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, Bilbao, el Museo de Bellas Artes de Santander, Santander, el Museo Nacional del Prado, Madrid o el Museo San Telmo, Donostia-San Sebastián.

Díptico Unidos por el pensamiento

 

Álvaro Alcalá Galiano y la AEPE

Socio Fundador de la Asociación de Pintores y Escultores.

En 1914 es elegido Vicepresidente de la Asociación, cargo que ocupará hasta 1926.

Donó obra para el festival benéfico que organizó la AEPE en 1915.

Perteneció al Comité ejecutivo del I Congreso Nacional de Bellas Artes que convocó la AEPE en 1918 y presentó además una ponencia.

Fue jurado de distintas convocatorias de la institución, en los Salones de Otoño y en Exposiciones Nacionales, como la de 1922, en el Concurso Nacional de Arte decorativo de 1926, en la Bienal de Venecia…

Fue también Vocal representante de la Asociación en la Comisión Técnica para la Exposición de Arte español en la XV Bienal de Venecia.

Tras haber sido Presidente accidental en varias ocasiones, en 1927 es elegido Presidente de la AEPE.

En 1928 formó parte del Comité para la Exposición del arte francés e italiano y del libro alemán.

Fue nombrado Socio de Honor del Salón de Otoño de 1925.

Participó en los Salones de Otoño de 1920, 1921, 1922 y 1925.

Al I Salón de Otoño de 1920 presentó la obra

949.- Vendedora de manzanas, óleo

Al II Salón de Otoño de 1921 concurrió con

11.- La playa de San Fausto (Galicia), óleo, 1,10 x 0,90

En el III Salón de Otoño de 1922 estuvo presente con la obra

5.- Playa desierta, óleo, 1,03 x 1,20

Al VI Salón de Otoño de 1925 concurrió con

8.- El molino del brujo (Bretaña), óleo, 137 x 108

9.- Viejo pescador (Holanda), óleo, 116 x 96

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