Alba y Crepúsculo
Desde hace ya unos años, la Asociación Española de Pintores y Escultores viene realizando una serie de exposiciones temáticas que vienen a complementar las convocatorias habituales y específicas que mantiene la entidad de forma tradicional.
Se realizaron exposiciones maravillosas de Pintura de Interior: bodegones y naturalezas muertas, de Paletas de Pintor, Pintura de Historia, Animales, Flores, Marina, Desnudo… y ahora proponemos un tema en el que las fotografías que a diario vemos en distintos medios, siempre nos deleitan y confortan el alma: el alba y el crepúsculo.
Alba y crepúsculo son dos motivos pictóricos universales de belleza deslumbrante.
La luz dorada de las primeras horas del día iluminando el mundo con una suave calidez, que anuncia el despertar de la naturaleza y la renovación de la vida, pinta los cielos con tonos rosados, dorados y naranjas, que asombran y nos regalan un espectáculo de incomparable belleza.
El crepúsculo, que marca la llegada del fin del día y el comienzo de la noche, desliza por el horizonte y envuelve al mundo en una atmosfera de misterio y melancolía muy propicia para su representación, ya que tiñe el cielo con tonos púrpuras, azules y grises, preparando el descanso nocturno con bellísimas imágenes de etérea y sutil sensibilidad.
La primera luz del día es la del alba, la del amanecer. La aurora es el primer resplandor del cielo y se corresponde con la salida del sol.
El crepúsculo ocurre tras la puesta del sol. Es el que llamamos atardecer, ocaso, anochecida o arrebol.
Hasta el siglo XVII el alba apenas aparecía en pequeños trozos de paisaje, generalmente tras una puerta o una ventana, pero nunca se utilizaba para iluminar el primer plano.
La luz del alba generalmente tiene efectos esfumados, por lo que hasta la aparición de la perspectiva aérea leonardesca no era muy utilizada.
En su Diccionario de las Bellas Artes del Diseño (1797), Francesco Milizia afirma que «la aurora colorea dulcemente la extremidad de los cuerpos, comienza a disipar las tinieblas de la noche y el aire preñado aún de vapores deja los objetos vacilantes… Pero el sol aún no ha aparecido, por lo tanto las sombras no pueden ser muy sensibles. Todos los cuerpos deben participar de la frescura del aire y quedar en una especie de media-tinta. […] El fondo del cielo quiere ser de un azul oscuro… para que se destaque mejor la bóveda celeste y aparezca el origen de luz: allí el cielo se coloreará de un encarnado bermejo desde una cierta altura con bandas alternativamente doradas y plateadas, que disminuirán de vivacidad a medida que se alejan del sitio de donde sale la luz». Y es que para Milizia, la luz del amanecer era la más idónea para la representación de paisajes.
El ocaso se solía circunscribir en los inicios de la pintura moderna a una bóveda celeste caracterizada por su color rojizo, sin una correspondencia exacta con la iluminación de las figuras y objetos.
Fue de nuevo con Leonardo que se inició un estudio más naturalista de la luz crepuscular, señalando en sus notas que «el enrojecimiento de las nubes, junto con el enrojecimiento del sol, hace enrojecer a todo lo que toma luz de ellos; y la parte de los cuerpos que no se ve ese enrojecimiento permanece del color del aire, y quien ve tales cuerpos le parece que son de dos colores; y de esto no puedes escapar ya que, mostrando la causa de tales sombras y luces, tú debes hacer las sombras y las luces participantes de las mencionadas causas, si no tu trabajo es vano y falso».
Para Milizia este momento es arriesgado, ya que «cuanto más espléndidos son estos accidentes (el crepúsculo llameante siempre es un exceso), tanto más se deben observar para representarlos bien».
Estoy convencido de que el grandioso arte que todos lleváis dentro va a hacer posible una exposición de obras maravillosas en las que plasmar estos dos momentos únicos a través de colores que nos van a recrear el alma y la vista.
Y todo gracias a vuestra genialidad. Una gran muestra del enorme talento de los creadores que a todos nos va a sorprender.
José Gabriel Astudillo López
Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores
Alba y Crepúsculo
Asociación Española de Pintores y Escultores
2 a 28 de abril de 2025
Salas de Exposiciones «Juana Francés» y «Pablo Serrano»
Junta Municipal de Tetuán
Calle de Bravo Murillo, 357
28020 Madrid
De lunes a viernes de 9 a 14 y de 16 a 19 horas.
Sábados de 10 a 14 horas.
Domingo y festivos cerrado
Metro Valdeacederas (línea 1), Plaza Castilla (líneas 1, 9 y 10)
26 de diciembre de 2024
Publicadas las bases de la exposición Alba y Crepúsculo de la AEPE
Se celebrará en abril en las Salas «Juana Francés» y «Pablo Serrano»
Con fecha de diciembre de 2024, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, y la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, firman las bases que habrán de regir en la convocatoria del Certamen que bajo el título de Alba y Crepúsculo, convoca la AEPE y que se celebrará en las Salas de Exposiciones «Juana Francés» y «Pablo Serrano» de la Junta Municipal de Tetuán, Calle de Bravo Murillo, 357, 28020 Madrid, en el mes de abril de 2025.
Alba y Crepúsculo
Asociación Española de Pintores y Escultores
2 a 28 de abril de 2025
Salas de Exposiciones «Juana Francés» y «Pablo Serrano»
Junta Municipal de Tetuán
Calle de Bravo Murillo, 357
28020 Madrid
De lunes a viernes de 9 a 14 y de 16 a 19 horas.
Sábados de 10 a 14 horas.
Domingo y festivos cerrado
Metro Valdeacederas (línea 1), Plaza Castilla (líneas 1, 9 y 10)