A pesar de todo… aquí estamos

José Gabriel Astudillo López

 

Hace apenas un mes, os animaba a comenzar el año con fuerza y alegría. A pesar de la situación tan difícil que vivimos, me gustaría que la viviéramos con ilusión y esperanza. Ilusión por seguir trabajando, encontrando motivos para ello; y esperanza porque este maldito virus no termine con el arte y la cultura, con las exposiciones y los certámenes y convocatorias que con ansiedad, todos esperamos.

Estamos intentando que haceros llegar la programación completa del año para que, como siempre os digo, podáis saber cuáles son las convocatorias que vamos a tener; así podréis planificar vuestros trabajos y tener esa ilusión de la que os hablaba.

Queremos lo mejor para todos, sobre todo para vosotros, y eso nos lleva a esforzarnos aún más y a trabajar con una antelación sujeta siempre a los cambios que nos dicte la situación en cada momento y que estoy convencido, sabéis entender y apreciar como deseo.

Todas las convocatorias que ya podéis ver en esta Gaceta, van a ser con exposición física, siempre que la pandemia nos deje, pero no tendremos problema en reconvertirlas si nos vemos obligados en algún momento.

Estrenamos Galería Virtual y convocatorias únicas, como el homenaje a Goya y la conmemoración del VIII Centenario del Nacimiento de Alfonso X «El Sabio», un certamen con dos grandes premios económicos cuya exposición abrirá los actos conmemorativos del centenario, un honor que va a tener solo la AEPE, con sus socios a la cabeza.

Pero tanta ilusión y todo el esfuerzo de mi Junta Directiva, de la Secretaria General, a quien no agradeceremos lo suficiente su impagable trabajo, no servirían de nada sin vosotros, sin vuestra participación e implicación en todos y cada uno de los proyectos que logramos  sacar  adelante, a pesar de todo….

Os pido una vez más vuestra colaboración, porque sin vosotros, esta entidad que ha logrado sobrevivir 110 años, no tiene razón de ser. Más fuertes que nunca, trabajamos para vosotros y por eso os pido vuestra comprensión e implicación en esta casa común como me gusta llamar a la Asociación Española de Pintores y Escultores.

 

José Gabriel Astudillo López

Presidente de la AEPE

Las Medallas de la AEPE: Eduardo Chicharro

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

      Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de su creador y en qué galardones se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones.

 

Medalla Eduardo Chicharro

del Salón de Otoño

 

En 1962 se creó la Medalla Eduardo Chicharro y se nombró un jurado especial para ella, ya que esta medalla tenía reglamentación propia, cuya documentación no ha podido encontrarse, si bien conocemos estos datos por notas sueltas. Esta distinción se adjudicaba entre los poseedores de una Primera Medalla, bien fuera en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes o en los Salones de Otoño.

En la Asamblea General Extraordinaria celebrada en la Asociación de Pintores y Escultores el 28 de junio de 1963, se presentó y admitió la propuesta de que quienes optasen a la “Medalla Eduardo Chicharro” tuvieran derecho a presentar más obras que aquellos que optaban a premios menores, en forma parecida a como bastantes años atrás se hacía ya con quienes eran Socios de Mérito o Socios de Honor, con el doble fin de homenajear a esos artistas y mantener así un alto nivel de calidad en el Salón de Otoño.

En 1966 se propuso que los galardonados con la “Medalla Eduardo Chicharro” pudieran optar al “Premio Princesa Sofía”, creado dos años antes, y que inicialmente se reservaba como premio especial para las Primeras Medallas de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes.

No fue hasta 1972 cuando la AEPE propuso al Ayuntamiento de Madrid que la “Medalla Eduardo Chicharro” y la “Medalla Mateo Inurria” tuvieran una asignación económica, dotando a cada una con 25.000 pesetas que fueron aumentando o disminuyendo con el pasar del tiempo, dependiendo siempre del presupuesto asignado.

Con el cambio de milenio, la dotación económica del Ayuntamiento de Madrid fue retirada y pese a las múltiples peticiones realizadas en este sentido, no ha sido escuchada la reclamación que la AEPE viene haciendo desde hace tantos años.

Autorretrato

 

Eduardo Chicharro Agüera

CHICHARRO AGUERAS, Eduardo    P   1910(F )   17.jun.1873  MADRID   MADRID   24.may.1949

 

Fundador de la AEPE

Presidente de la AEPE

Director General de Bellas Artes

Director de la Academia de España en Roma

Director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

 

La carrera artística de Eduardo Chicharro se desarrolló con extraordinaria brillantez, siendo quizás el artista más galardonado de su tiempo, desde sus inicios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando hasta en los distintos certámenes nacionales e internacionales en los que participó.

Pese al éxito que el pintor disfrutó en vida, los historiadores del arte del siglo XX español lo han olvidado deliberadamente, por no formar parte de las corrientes de vanguardia.

Lo olvidan también intencionadamente, y le roban así su mérito y gloria propias, cuando en su biografía apuntan primero, y como hecho más destacado de su vida, el ser el progenitor del poeta Eduardo Chicharro Briones, a quien por supuesto, no se le niega su importancia, pero que gana siempre a costa de empequeñecer la figura de su padre.

Eduardo Chicharro fue un pintor “fin de siglo”, como la gran mayoría de los artistas que fundaron la Asociación Española de Pintores y Escultores y en los que encajan diversas corrientes artísticas como la denominada generación del 98, el realismo social, el simbolismo… Sensibilidades que no tienen por qué ser opuestas, excluyentes o contradictorias, pero en ningún caso se puede menoscabar la importancia de estos artistas, que no encuentran hueco en el Museo del Prado, ni en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía…

Un hueco merecido por ser grandes pintores y maestros reconocidos pero que por no tener obra en estos grandes museos, vagan en el limbo del olvido y la ignorancia.

Autorretrato, presentada al XXV Salón de Otoño

 

Eduardo Chicharro y Agüera nació en Madrid, en la Corredera Alta de San Pablo, el 17 de junio de 1873. Era hijo de Hijo del vidriero y decorador Eduardo Chicharro Serrano, fallecido prematuramente en 1875, y de la pintora santanderina Adela Agüera y Venero, que ya participara en las exposiciones del Círculo de Bellas Artes de Madrid de 1893 y 1897, y en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1899, a la que presentó la obra titulada “Un rincón de Asturias”.

Autorretrato, 1920

 

En este ambiente artístico, Eduardo fue educado con una exigente formación artística. Su madre le recordaba que su padre era artesano y un gran vidriero, y pese a que falleció cuando él solo contaba con dos años, su recuerdo seguía vivo en la pasión por el arte que compartía también con su madre, que buscó como primeros profesores para el infante a Antonio Eusebi, grabador, y al pintor Raimundo Mateos.

El más conocido Autorretrato del artista

 

Cuando se matriculó como alumno en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, ya había recibido su primera instrucción en la Escuela de Artes y Oficios de la misma ciudad.

En medio de una época de cambios continuos y fluir artístico, Chicharro supo aunar sus conocimientos con todo lo novedoso del momento, si bien su postura se basaba en la disciplina, el trabajo duro, una gran tenacidad, una singular laboriosidad y una extraordinaria fe en su propio arte.

Eduardo Chicharro, obra de Ramón Casas

 

Además, su madre le inscribió en las clases de Dibujo Lineal, de Adorno y de Figura que se impartían en el Centro de Fomento de las Artes. Comenzó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios y en el taller de Manuel Domínguez, y allí coincidió con Marceliano Santa María, socio fundador también de la AEPE,  estableciendo con él una gran amistad que se mantuvo de por vida. Con quince años, ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes, la actual Academia de San Fernando, donde destacó rápidamente.

Adela Agüera y Venero, madre del artista

 

Fue en ella donde recibió clases de Carlos de Haes en Paisaje, que le impresionó fuertemente por su manera de innovar en la pintura, de Alejo Vera en Dibujo del Natural, de Dióscoro Teófilo de la Puebla, de Colorido, quien al corregirle le decía: “Para poner colores como usted los pone, mejor están en la paleta”, de Luis de Madrazo, de Jaime Morera y de José Moreno Carbonero.

Allí obtuvo muchos premios y diplomas, como el premio metálico de Colorido y Composición de 1896 (cuando tenía 23 años) que ya le daba derecho al título de profesor de dibujo.

Entre tanto, se presentó a varias de las convocatorias de Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, consiguiendo una Mención de Honor en la de 1896 y la Segunda Medalla en la de 1898.

Viajó por esas fechas a Granada e instaló un pequeño taller en los mismos Palacios Nazaríes.

Los modelos

 

Tras esta experiencia estudió en el taller de Sorolla, que consideró a Chicharro como uno de sus mejores y más brillantes discípulos.

En 1900 viaja a Italia tras obtener el primer puesto y la beca de la Academia. Allí coincidió con Manuel Benedito y con Fernando Álvarez de Sotomayor, constituyendo entre los tres la generación más brillante de pensionados de la era alfonsina.

Chicharro aprovechó la beca para viajar a Cerdeña, mientras sus compañeros eligieron el norte de Francia, Bélgica y Holanda. Roma significó el definitivo abandono de sus incipientes preocupaciones realistas en pos de una visión ensoñada de los viejos mitos literarios, que plasmó en sus lienzos con una estética que osciló desde la inicial influencia de Sorolla hasta un mayor apego a la simplificación del dibujo y a una ejecución en la que también pesa, paradójicamente, el ejemplo de Zuloaga.

Dama

 

Estos viajes le van a permitir completar su estilo sólido y estructurado, basado en una brillante composición y en un profundo conocimiento del color.

Durante varios años viajó por toda Europa, regresando a Madrid, debido a su delicado y prematuro estado de salud, convirtiéndose en uno de los protagonistas esenciales de la vida artística madrileña.

En 1904 consiguió la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes con “Los amores de Armida y Reinaldo”. A partir de entonces ya es considerado un maestro joven. En adelante se dedica a pintar escenas costumbristas del Madrid de la época, lo que se ha venido llamando “madrileñismo”, tendencia a la que recurren la mayoría de los pintores del momento.

Capilla de Nuestra Señora de la Soledad

 

Vive en Asturias un tiempo para pasar a Ávila tras su boda con María Briones Tardat, en 1904. Allí pasarán largas temporadas. Se trata de un período durante el cual elabora obras de carácter popular, representando muchos modelos sociales. A pesar de ese retiro en Ávila sigue presentándose a certámenes por todo el mundo.

El poema de Reinaldo y Armida

 

Obtiene Medalla de Oro de segunda clase en la Exposición de Munich de 1905 y la Primera Medalla en la Exposición Internacional de Barcelona en 1907. En la línea prerrafaelista se encuentra “Las tres esposas”, que presentará en la exposición Nacional de Bellas Artes de 1908, obteniendo de nuevo la Primera Medalla.

 

Dos versiones de «Reinaldo y Armida»

 

En 1910 funda en su estudio de Madrid la Asociación de Pintores y Escultores, que también preside en varias ocasiones.

En 1912 pinta “Dolor”, con el que obtiene la Primera Medalla de Oro de la Exposición Artística Internacional de Munich de 1913 y un año después, en 1914, recibe la Medalla de Oro en la Exposición de Bellas Artes de Berlín.

Los críticos le reconocen como uno de los pintores mejor dotados para el profesorado y reclamaron para él, en 1912, la dirección de la Academia de España en Roma, cargo que le concedió el Gobierno y que ejerció hasta 1925.

«Durmiendo al niño» y «Bodegón con pescado»

En su segunda estancia en Italia adoptó un gran interés por el color. A partir de aquí comienza a componer en profundidad, le importa la técnica, lo anecdótico y pierde en cierto modo la estilización de sus figuras.

Allí comenzó a ejecutar lo que se considera su obra maestra, “Las tentaciones de Buda”. Siempre sintió mucho interés por la cultura india y viajó a París para aprender más de ella. Aparte de demostrar unos grandes conocimientos pictóricos, anatómicos y animales, quienes observaban la obra, pensaban que Chicharro había estado años en la India hasta llegar a entender la filosofía y la obra del poeta Rabindranath Tagore, en la que se inspiró para su realización y que obtendrá en 1922, la Medalla de Honor de la Exposición Nacional de Bellas Artes.

«Pigmalión»

 

Un par de años antes, había sido elegido académico electo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Eduardo Chicharro logra nuevos éxitos. Su fama trasciende fronteras y los museos y coleccionistas de todo el mundo adquieren sus obras.

En 1926, Chicharro deja la Academia de Roma y se establece definitivamente en España, ejerciendo como profesor de Dibujo del Natural y de Colorido en la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid.

En 1928 realiza su primera exposición monográfica bajo el título “Mujeres”, en la Sala Vilches de Madrid. Bernardino de Pantorba escribe en la Gaceta de Bellas Artes …”Lo que más admiramos en esta galería de mujeres es la sencilla facilidad con que están resueltas todas ellas. Dentro de gamas, por lo general, claras, con la luz de frente, para fijar mejor el carácter, las figuras mantienen la línea movida, rítmica, expresiva, y el color armoniosamente acordado. En algunas, la simplicidad de ejecución es pasmosa. Sobre el propio tono del lienzo, la curvada línea dice cuanto el autor quiere; el rostro y los brazos surgen de unas pinceladas de color muy diluido, puestas magistralmente, sin esfuerzo… las dificultades de los escorzos están vencidas; las telas, tratadas con suma destreza, y los fondos, hallados con gran acierto de entonación. Pintura, en fin, de la buena casta, de la que se asienta en las dos bases perennes: firmeza de dibujo y armonía de color; decorativa, sin retorcimientos de forma, sin extravagancias, sin trucos; clara, fluida, elegante, expresiva”…

En 1930 consigue la cátedra de Dibujo del Natural en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado.

En los comienzos de la Segunda República, el gobierno le nombra Director del Museo de Arte Moderno, un nombramiento que duró solo 22 días. En 1932 era designado Inspector General de las Escuelas de Artes y Oficios Artísticos. Tres años después, es nombrado Director General de Bellas Artes.

Durante la Guerra Civil vuelve a centrarse en la pintura y trabaja en Ávila, Segovia y Burgos.

«El alguacil Araujo»

«Figuras»

 

Cuando finaliza la contienda regresa a Madrid, a la antigua casa de la plaza de San Bernardo, al estudio de la calle de Bárbara de Braganza, a las clases en la Escuela Superior de Bellas Artes, a las reuniones de la Academia de San Fernando, a la Asociación de Pintores y Escultores, a las clases particulares, a las Exposiciones y los Salones de Otoño.

En 1943 será nombrado Director de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. En la primavera del año 1944 celebra una gran exposición de 40 obras en el Museo Nacional de Arte Moderno.

Junto a su familia, pasa largas temporadas de verano en Ávila. Es en esta ciudad castellana, llena de abolengo, es donde encuentra los motivos que caracterizan una gran parte de su producción, haciendo una excelente interpretación del ruralismo noventayochista.

El realismo social, un tema que también conforma su producción y que repite en fechas muy distantes con escenas que muestran el mundo de los afectos en la intimidad del hogar y con otras escenas familiares sencillas.

«Dolor»

 

Sus bellos desnudos, que plasma en numerosos cuadros de éste género, se encuadran en el realismo, pero con un aire auténticamente renovado que hace que sus figuras sean de las más interesantes de nuestro panorama artístico.

Un género importante en su producción son los retratos, donde va a dar muestras también de su habilidad pictórica y capacidad para captar la psicología de los modelos.

Sus últimas obras están marcadas por el regionalismo y el reencuentro con la Castilla profunda, pero manteniendo siempre una austeridad compositiva con personajes estáticos, de contornos precisos y rígida mirada, que continúan conservando un cierto gusto por el primitivismo prerrafaelita y el simbolismo.

«Gitana», «El tío Carromato» y «Las tentaciones de Buda»

 

Durante su vida demostró poseer un gran conocimiento del dibujo, al que en ocasiones dio más importancia que al color, y siempre estuvo ávido de aprender más. Destacan en su estilo el realismo, el naturalismo y la preocupación por la atmósfera, teniendo siempre presente la luminosidad de Sorolla y el gusto por la composición decorativa. Nunca se le pudo reprochar que no buscase las armonías del color y los tipos expresivos o fantasías de extraña visualidad sin caer en la vulgaridad realista.

Se ha dividido su obra en cuatro períodos, aunque ninguno de sus lienzos es exclusivo de uno u otro. Se habla de una etapa costumbrista hasta 1900, de otra decorativa hasta 1912, de un período realista hasta 1930 y de un otro más psicológico que se prolonga hasta sus últimos días.

Entre sus discípulos más notables se cuentan su propio hijo, el pintor y poeta Eduardo Chicharro Briones, el muralista mexicano Diego Rivera y Pablo Sansegundo Castañeda.

A las nueve menos cuarto de la mañana del 24 de mayo de 1949, fallecía en su casa de Madrid, a causa de una bronconeumonía, que le tenía postrado en el lecho desde hacía más de un mes. Fue enterrado al día siguiente en la Sacramental de San Justo de la capital.

«Mujer de perfil con quimono» y «Perséfone»

 

En 1955, en la Gaceta de Bellas Artes José Prados López lo recordaba así: …”genial en su producción, en su alargada juventud pictórica, en sus enseñanzas, en su propio verbo pedagógico, en su sencillez incomparable… horas antes de morir, sentenciaba: “Si yo volviera a vivir mis nuevos setenta y cinco años, desembocaría fatalmente en el clasicismo griego”… inquietud por lo mejor, por la superación, que es inteligencia y superioridad, inquietud por alcanzar las concreciones más altas; inquietud por esa sed de ideal y por el reconocimiento noble y humilde de no haber llegado a metas superiores… pensando en esto no hay más remedio que sonreír ante la mediocridad que nos rodea; ante el cinismo y el impudor de tanto mentecato del arte, que se cree genio porque logró un premio por turbios caminos de mala amistad o favoritismo circunstancial, al socaire de unas modas absurdas, ajenas al arte, que lo alzaron sobre pedestales de barro que el tiempo destruirá y hundirá en el olvido… Chicharro está pregonando su propia gloria en esa continuidad de belleza que no se apaga nunca, por más que luchen los ignorantes y los ineptos de todas las capillitas de la publicidad que hemos soportado y que aún estamos soportando… este hombre tiene derecho a sonreír desdeñosamente desde la otra vida, de la ignorancia, de la incapacidad y de la podredumbre de los “genios” actuales que siguen los “ismos” más disparatados”…

«El desplante», «Odalisca» y «Muchacha de Ávila»

 

El arte de Eduardo Chicharro. Por Manuel Prados López

Es sabido cómo tuvo que trabajar, en sus comienzos, sometido a una disciplina tradicional de persistencia en el dibujo, de la cual el maestro nunca renegó por anticuada. Y a nadie se le oculta que Chicharro no era un rutinario, sino el pintor más extraño a la rutina…

En la Escuela de San Fernando, donde ingresó no como un niño prodigio, sino como un muchacho trabajador y perseverante, que llevaba bien aprendido lo fundamental de su carrera, el estudiante discrepó de los tópicos pedagógicos al uso; pero no se rebeló contra la autoridad de ninguno de sus profesores, ni consideró innecesario ningún consejo, por distante que estuviese del propio sentimiento. Al contrario, Chicharro siguió siendo voluntariamente alumno de la Escuela, después de poseer el título que lo emancipara de la rectoría del dómine oficial…

Chicharro no se distingue como estudiante. ¿Cómo se muestra tan estudioso en las asignaturas fundamentales para el pintor y en las indispensables para una formación artística ancha y profunda? Es que Chicharro se siente pintor: nada más y nada menos que pintor, desde el principio de su carrera…

«Los Pieles Rojas» «Joven con peineta»

 

No es que desdeñe ningún conocimiento útil: es que necesita todo su tiempo para pintar, para aprender a pintar, para conocer todos los antecedentes de la pintura en el mundo, para estudiar a los dignos de estudio, para compararse con colosos, para valorizar y revalorizar en su concepto las grandes figuras españolas, para aprender su oficio con minuciosidad de artesano, con pasión de alquimista y con un desvelo artístico ejemplar. Él es un pintor: nada más y nada menos que un pintor español del siglo xx. Sabe a cuánto le obliga su existencia y su presencia en un momento crucial de la pintura española: cuando Rosales desaparece. Al empezar a pintar descubre que sus trabajos de adolescente, penosos, repetidos, poco estimulantes de la ilusión artística, no han de ser ineficaces, ni negativos, sino de una positiva vigencia para los arios de aprendizaje, los de magisterio, los del éxito y los de la gloria. Claro que su experiencia se irá formando en la eliminación de ciertas normas y ciertos preceptos ramplones, consuetudinarios o simplemente empíricos. Chicharro es un pintor luminoso, superdotado, inteligente, analítico, evolutivo, enemigo del empirismo por propia estimación y por puro amor a la pintura y a lo español en pintura; esto es, a la pintura española. A pesar de ello no adula la memoria de los pintores españoles de fama mundial, sino que los estudia con un raro amor de artista, con un amor nuevo y casi doloroso. Luego viaja mucho y con talento: siempre observador, siempre comparando y comparándose. En ocasiones se reconoce sumamente pequeño. Otras veces se siente impulsado por la grandeza que lo impresiona. Estudia, estudia siempre: estudia como cuando copiaba ojos, narices y bocas con una vocación de servicio a la dificultad. Estudia, aunque ya liberado de preceptivas ahormadoras. Siente la necesidad de aprender «directamente» lo que nadie le ha enseriado, ni le enseñará, con palabras habladas o escritas. Chicharro ha guardado en su cerebro y en su corazón todo lo aprendido con más o menos morosidad, con más o menos reparos. Sabe lo que es cierto y lo que no lo es: entrevé la verdad y busca sus razones. Cuanto ha seleccionado de lo aprendido es puesto, fielmente, al servicio de la verdad artística española. Así y no de otro modo había de cooperar al engrandecimiento del arte español un pintor como Chicharro —nada más y nada menos que pintor—, que no podía contentarse con aprender mucho de pintura, ni aun siquiera con dominar su oficio, ni con descubrir combinaciones, efectos, síntesis, sino que tenía que proyectar la propia luz al pasado y al futuro español, servir de nexo, enseñando lo aprendido y experimentado, en la historia de nuestra pintura. Para ello había de ser, además de maestro eminente, maestro de maestros. O lo que es igual, no le bastaba ser «nada más que pintor»; necesitaba ser también «nada menos que pintor».

«La familia del anarquista» y «Las uveras»

 

Eduardo Chicharro y la Asociación de Pintores y Escultores. Por José y Manuel Prados López

El maestro Chicharro era un hombre sencillo, enemigo de exhibiciones, sin aparato social ni protocolario, de vida solitaria e íntima, con gustos al margen de la vulgaridad…. Sus pasiones eran la pintura, las antigüedades y los libros. Gastaba en ello sumas considerables de dinero, de ese dinero que otros hombres destinan al placer material, intrascendente y frívolo…. Siempre con sed de cultura, de conocimientos… que le elevaron a la cumbre de la autoridad técnica e histórica… y tuvo también ilusiones magníficas con la misma fuerza y hondura que tienen unos amores humanos. Una de ellas fue la Asociación de Pintores y Escultores de España. Él la fundó, a ella consagró sus años, por ella luchó y sufrió, con ese fanatismo y adhesión con que se mira al hijo del amor.

El 24 de abril de 1910, se reúnen en el estudio de Chicharro de la calle Ayala, 28, un plantel de artistas notables alrededor del maestro, que contaba con 37 años… Blay, Plá, Baroja, Marinas, Benedito, Sotomayor, Pinazo, López Mezquita, Santamaría, Moreno Carbonero, Muñoz Degrain, Benlliure, Pradilla, Inurria, Romero de Torres, Coullaut Valera… y muchos que fueron y son aún maestros del arte de España.

Allí Chicharro les explicó su deseo, aportando sugerencias y llenando a sus compañeros de su propio entusiasmo. Y así fue como entre los maestros y los jóvenes discípulos, más tarde maestros también, se fundó la Asociación de Pintores y Escultores, en la idea de ser adalides de reivindicaciones artísticas…

Para Chicharro, la entidad fue la preocupación máxima de su vida… fue su primer Presidente en abril de 1910, y murió siendo su Presidente también… ocupó la presidencia en varias ocasiones, siendo Presidente Honorario y Delegado de la Asociación en Roma.

«Boyaderas indias”

 

Jamás volvió la espalda ni rehuyó su ayuda a la entidad. La Asociación de Pintores y Escultores fue uno de los mayores amores de la vida de Chicharro, por la que luchó con entereza y carácter, sintiéndose respetado hasta por sus enemigos.

Muchas fueron las victorias conseguidas al frente de la entidad, todas al servicio del arte y de los artistas, sus compañeros, y nunca en su propio provecho. Muchas han sido las vicisitudes por las que la Asociación atravesó; muchas las mejoras logradas por otros presidentes, pero las más grandes realidades conseguidas, los momentos de mayor prestigio, las más nobles sugerencias en pro de la cosa artística, tuvieron su máxima eficacia en los años en que Chicharro se sentaba en el sillón presidencial, sobre todo en los de iniciación, cuando el maestro estaba rodeado de los más altos prestigios del arte nacional.

Aquella primera Junta Organizadora proclamó en su primer artículo –que no ha cambiado desde entonces- que la Asociación de Pintores y Escultores se formaba para conseguir la unión de todos los artistas profesionales de la pintura, escultura, grabado y artes decorativas, profesores de enseñanza de las artes y protectores de las mismas, con la aclaración de la defensa por todos los medios legales de sus intereses materiales y artísticos… exposiciones personales y colectivas y relación cordial y práctica con todos los organismos artísticos del mundo…

“Retrato del Conde de Romanones” y “Melancolía”

 

… y seis meses más tarde, el comisario general de las Exposiciones de Bellas Artes encomendaba a la Asociación los proyectos de Reglamento de dichas exposiciones y de la de Artes Decorativas… el Círculo de Bellas Artes pide a la Asociación un representante para la Exposición Internacional de Artes Gráficas y distintas distinciones y deferencias de los organismos artísticos españoles y extranjeros para con la Asociación, que fueron fruto de la labor sistemática del maestro Chicharro, que luchó toda su vida para que la entidad que él fundara tuviera la máxima autoridad en el ambiente del arte, dentro y fuera de España…

Chicharro no descansa en su labor presidencial por sumar nuevas ventajas para sus amigos los artistas. Consigue que se dicte una Real Orden con fecha 12 de julio de 1912, que declara a la Asociación de Pintores y Escultores de Utilidad Pública, con carácter de Benéfica y Honores de Corporación Oficial y continúa en sus trabajos por conseguir los derechos de propiedad de los artistas. Y en el mayor auge de su prestigio, cesa como Presidente por tener que encargarse de la dirección de la Academia de España en Roma, si bien se marcha contento de haber puesto los cimientos de una gran Asociación, encauzada hacia fines prácticos y en manos del gran Sorolla, segundo Presidente del organismo soñado por todos.

… desde Roma, sigue ayudando y velando por la Asociación… pidiendo el reconocimiento de la personalidad de la entidad, exigiendo como corporación oficial artística que esté representada en Juntas, Patronatos, Exposiciones Nacionales e Internacionales, como tiene derecho reconocido por la Real Orden…

“Frente al espejo” y “Retrato del Martínez Cubells”

 

… en 1915 muere en Madrid la madre del maestro y la Asociación le escribe a Roma para expresarle su condolencia colectiva… aplaude el I Congreso de Bellas Artes que organiza la Asociación en 1918, bajo el Patronato del Rey y que cuenta con los grandes maestros del arte, socios de la entidad, participando con distintas proposiciones que se presentan al Congreso y que son la base del sistema cultural actual, tales como: la creación de una escuela-taller para escultores; exposiciones de escultura con independencia de la pintura; la creación de direcciones en las galerías de escultura de los museos antiguo y moderno; la creación de una Junta Asesora de la Dirección General de Bellas Artes; la creación de plazas de modelado y vaciado en las Escuelas de Artes y Oficios; la creación de un museo moderno de escultura, la creación de nuevos museos provinciales…

En 1920 se realiza uno de los acontecimientos mayores que la Asociación tiene en su haber práctico y artístico, en bien de los artistas españoles: la fundación de los Salones de Otoño por iniciativa de Juan Espina y Capo. El éxito fue definitivo. Allí se originó una grata y simpática mezcolanza de maestros y discípulos… unos Salones de Otoño que hoy conservan el mismo espíritu de comprensión y cordialidad que iniciara en su primera exhibición… porque vinieron a dar cabida a ese ejército de artistas jóvenes cuyas condiciones económicas o limitación de conocimientos les impedía colgar sus obras en las Exposiciones Nacionales o particulares… por eso los Salones de Otoño han tenido y seguirán teniendo un porcentaje mediocre que contrastará siempre con las obras maestras… por eso son una necesidad y una justicia para ese sector en lucha, que sueña y que se inquieta, que se atreve con todas las audacias y que ensaya todas las rebeldías… por eso ha habido obras de atrevimiento y de ensayo que la Asociación ha amparado siempre, sin encasillarse en tradicionalismos sistemáticos, ya que todos sus asociados son iguales, sin fronteras de ideales ni de técnicas, ni de tendencias…. La Asociación de Pintores y Escultores, fundando los Salones de Otoño, cumplió uno de los mejores fines societarios de su reglamento y, artísticamente, realizó una labor meritísima en favor de los artistas modestos que no tienen cabida en otras exposiciones oficiales. Este fue el pensamiento del maestro Chicharro, que toda su vida tuvo la idea fija de la ayuda cordial y sincera para sus compañeros. Este fue su propósito primero al fundar la Asociación y a este fin supeditó, en todo momento, sus afanes camaraderiles, muy especialmente para la juventud, tal vez porque él no conoció nunca, desde sus principios, la escasez ni la modestia material en su arte. Por eso es justo e importante resaltar esta virtud del gran pintor, algo desconocida de muchos.

Eduardo Chicharro y la AEPE

Al XIII Salón de Otoño de 1933 concurrió con el óleo “Desnudo”, situada en la Sala IV, identificada con el Nº 34.

Al XVIII Salón de Otoño de 1944 presentó un óleo titulado “La Modelo”, que se expuso en la Sala III, con el Nº 81.

En el XXIII Salón de Otoño de 1949, y con motivo del reciente fallecimiento del artista, se le dedicó una Sala de “Homenaje al Maestro Chicharro, Fundador y Presidente electivo hasta su muerte de la Asociación de Pintores y Escultores”, en la que se exhibieron cinco obras: “Tres edades”, “El Idiota”, “La Mantilla negra”, “La pintora Yugo” y “Gosyescas”.

El XXIV Salón de Otoño de 1950 dedicó una “Sala Retrospectiva del Maestro Chicharro”, la Sala V, que contó con quince cuadros: “La Casa de Misericordia”, “Desnudos”, “La Venus de la Rosa”, “La costurera”, “El regalo”, “Beldad marroquí”, “Beldad mejicana”, “India”, “Princesa rusa”, “Manto hindú”, “Mantellina abulense”, “Nostalgia”, “El libro rojo”, “Marcela” y “Moza de Ávila”.

En el XXV Salón de Otoño de 1952, con motivo de las bodas de plata del certamen, se incluyó un recuerdo en forma de “Sala de Maestros”, en el que se colgó un “Autorretrato” del fundador de la Asociación, Eduardo Chicharro.

En el XXXIII Salón de Otoño de 1962 se preparó una Sala de Presidentes, Fundadores y Primeras Medallas, la Sala V, en la que se expusieron cinco óleos del Maestro Chicharro: “Mujer italiana”, “Retrato de la esposa del pintor”, “La Cofradía del Resucitado”, “Retrato de la hija del pintor” y “El telar”.

En el XXXIV Salón de Otoño de 1963, y con motivo de la creación de la “Medalla Eduardo Chicharro” como homenaje al fundador y Presidente, en la Sala XII se colgó el óleo “Mujer de Ávila”.

En el XXXVII Salón de Otoño de 1966 , en la Sala XII, “Sala de Maestros”, se exhibió la obra “Muchacha abulense”.

En el XXXVIII Salón de Otoño de 1967, en la “Sala de Maestros”, Sala XI, se colgó el óleo “La ofrenda”.

En el XXXIX Salón de Otoño de 1968, la “Sala de Maestros”, Sala IX, colgó la obra “El regalo”.

En el 50 Salón de Otoño de 1983 se incluyó una “Sala Homenaje a los artistas que hicieron posible el I Salón de Otoño en 1920”. Con este motivo, se exhibieron dos obras del maestro Chicharro: “Autorretrato” y “Fetiche”.

Obras expuestas en el Salón de Otoño, en distintas ediciones

«El Chamarilero»

«Escena»

En su toma de posesión como académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, junto a Eugenio Hermoso

 

Firmas autógrafas del maestro

«Retrato en grupo»

 

«Retrato de una dama con mantilla»

 

«Predicadores del bien y del mal» fotografia de Chicharro y Gregorio Priego

«Il penduto» fotografia de Chicharro y Gregorio Priego

Placa de su casa en la Plaza Vázquez de Mella de Madrid

 

Las Medallas de la AEPE: Marceliano Santa María Sedano

Por Mª Dolores Barreda Pérez

Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de los galardones en los que se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones. 

Medalla de Dibujo “Marceliano Santa María Sedano”

del Salón de Dibujo, Grabado e Ilustración

En el año 2016 la Asociación Española de Pintores y Escultores convocó por vez primera el Salón de Dibujo de la AEPE, que constituyó un rotundo éxito.

Con este Salón, buscamos que sea a través del lenguaje universal que representa el dibujo, una de las formas de engrandecer la manifestación artística de la pintura, mediante la eclosión de una técnica de representación elevada, base de toda la creación plástica, en una exposición de obras seleccionadas, siguiendo estrictos criterios de calidad y excelencia.

Además del dibujo, el grabado ha sido también una técnica muy utilizada por los artistas, que estamos intentando recuperar y elevar al nivel que merece. Y lo mismo ocurre con la ilustración, mermada drásticamente de cualquier presencia expositiva, que debe ocupar su espacio y que nos gustaría dignificar.

El Salón del Dibujo, Grabado e Ilustración de la AEPE, constituye pues una cita grandiosa, una excelente oportunidad de presentar el talento y la calidad de todos los artistas y cuenta con dos premios instituidos especialmente para honrar a los fundadores de la centenaria entidad y para terminar de reconocer la importancia que esta cita tiene en el calendario expositivo de la entidad.

En 2017 y gracias a la propuesta que realizara el Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo, bajo el título de “La plenitud de los nombres”, se acordaba la reorganización de los premios y galardones que otorgaba la institución en los distintos certámenes y concursos habituales. En el caso del Salón del Dibujo, Grabado e Ilustración, y como en el resto de las ocasiones con el ánimo de honrar la memoria de los fundadores de la AEPE, se instituyeron los siguientes premios: La Medalla de Dibujo Marceliano Santamaría Sedano, la Medalla de Grabado Francisco Esteve Botey y la Medalla de Ilustración Eulogio Varela Sartorio.

MARCELIANO SANTA MARIA SEDANO

SANTAMARIA SEDANO, Marceliano  P   1923  18.jun.1866   BURGOS   MADRID  12.10.1952

Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores

Director de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos

El año 2021 se cumplen 155 años de su nacimiento

Autorretrato

El pintor, academicista e impresionista Marceliano Santa María Sedano o Marceliano Santamaría y Sedano como también lo escriben distintos medios, nació en Burgos, el 18 de junio de 1866, en el seno de una familia artesana dedicada a la platería.

Con su padre, Luciano, aprendió los oficios de platero, oribe (el trabajo con oro) y joyero, y básicamente a dibujar, a fuerza de diseñar cálices y custodias, construyendo candelabros y martillando bandejas.

Es en el taller donde adquiere una sólida formación estética y espiritual que le acompañaría de por vida, en la ciudad sonora del pasado, en el taller de orfebrería religiosa y repartida entre libros y pinceles. Este sedimento romántico saldrá siempre a la superficie en sus obras y en su vida personal, que reflejará la emoción y el alma del artista.

Alternó los estudios de bachiller, que terminó en Palencia, con los artísticos de la Academia de Dibujo, situada en la antigua sede del Consulado del Mar de Burgos, donde impartían clases los maestros Isidro Gil Gavilondo y Evaristo Barrio.

En compañía de su tío Ángel Sedano Espiga, canónigo de la Catedral, se trasladó a Madrid, en 1885, con el deseo de asistir a las clases del Círculo de Bellas Artes y a la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando.

Apenas llegado a Madrid, un trágico accidente puso en gravísimo peligro su vida. En la calle de San Bernardo le atropello un tranvía, destrozándole la mandíbula inferior y parte del cuello. Sacado de entre las ruedas y conducido a su domicilio, después de la primera cura en la Casa de Socorro, tardó más de diez meses en triunfar su robusta naturaleza contra la muerte. 

Entró después como aprendiz al estudio del pintor Manuel Domínguez Sánchez, teniendo como compañeros a los artistas Fernando Álvarez de Sotomayor y Eduardo Chicharro Agüera, ambos fundadores de la Asociación de Pintores y Escultores y además, Presidentes, como él mismo luego, de la misma, llegando el uno a Director del Museo del Prado y a Director de la Academia Española de Roma el otro.

En 1885 obtuvo el Segundo Premio en la Exposición de Bellas Artes de Burgos con un estudio de paisaje, después de haber realizado diversos trabajos de ilustraciones.

En el campo

Logró el Primer Premio al año siguiente y tras la concesión de la Tercera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890, fue becado por la Diputación Provincial de Burgos para ampliar estudios en Italia, fijando su residencia en Roma durante cinco años, compartiendo pinceles con Rafael Romero de Torres, con Mateo Inurria, con artistas que como él, ansiaban la gloria y rezumaban un intenso amor al arte.

Fue allí donde pintó el famoso lienzo El triunfo de la Santa Cruz en las Navas de Tolosa, en el que ha sabido conservar como tantas otras obras del maestro, hitos de los momentos evolutivos de su arte, y del que la crítica italiana destacó que era “miltoniano de concepto y miguelangesco de ejecución”. Todo en él es arrogante y gigantesco: cerca de 6 metros por cinco, la composición, el episodio que conmemora, la técnica segura, la frescura del trazo, la espontaneidad de la ejecución…

Paisaje castellano

Pintado en pleno verano, el terrible calor húmedo de Roma se lo puso difícil al maestro, que se encerró con el cadáver de un enorme caballo blanco, recién muerto, y tres negros vivientes y sudorosos. La descomposición del equino y la exudación, causaban una atmósfera nauseabunda que el artista venció, pese a los desvanecimientos, contando el autor en entrevistas posteriores, que perdió parcialmente el sentido del olfato de buenos olores, conservando de forma pertinaz el de los repugnantes, lo que nos da idea de su concepto realista de la pintura.

El triunfo de la Santa Cruz en las Navas de Tolosa

En 1895 vuelve a España para afincarse en Burgos, donde el Ayuntamiento de Burgos le requiere para pintar cuadros, murales y techos.

A partir de 1900 se dedica a la enseñanza en Burgos y crea una famosa escuela de pintores que siguieron con su estilo; además, el pintor realizó numerosos retratos reales, retratos de aristócratas y burgueses locales. No obstante, el sobrenombre de «Pintor de Castilla» le viene por sus innumerables paisajes, de una sensibilidad cercana a la mostrada en literatura por la generación del 98, que consideraba Castilla y sus paisajes como médula de España.

Ya en Madrid, inició nueva etapa artística que incluyó también una intensa dedicación pedagógica, ejerciendo la docencia en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos.

Sol de verano

La Medalla de Primera Clase la ganó en la Exposición Nacional de 1910 con Angélica y Medoro. Destaca su colaboración en muchos concursos y escritos en publicaciones de la época (Blanco y Negro, Revista Moderna, La Ilustración Española y Americana, Boletín de la Real Academia de San Fernando, Caras y Caretas, etc.).

Angélica y Medoro

En 1912 fue elegido miembro de la Real Academia de San Fernando a los cuarenta y seis años de edad.

En diciembre de 1914 falleció su madre.

Vivía Marceliano con su hermana Carmen, viuda de Teodoro Boneta y Osés, Mayor de Intendencia Militar, hasta que se casó con Carmen Arán, aunque en algunos inventarios figura como Orán, si bien el chalet donde vivía era “Villa Arán”, y los familiares mantienen el apellido Arán.

La fama del pintor fue extendiendo la enorme popularidad adquirida hasta que en 1914 apareció, en las columnas de La Esfera, el primer comentario del que fuera su principal cronista Silvio Lago, seudónimo de José Francés, además de otras muchas críticas que evidencian la estima hacia el pintor de ilustres personajes de la época, como Valle-Inclán, Azorín, Camón Aznar, fray Justo Pérez de Urbel, Armiñán, Sánchez Camargo, Cossío, de la Fuente, etc.

El río

Representó a la Academia de San Fernando en el Primer Congreso Nacional de Bellas Artes, en 1918, que fue organizado por la Asociación de Pintores y Escultores, perteneciendo al Comité Ejecutivo del Congreso.

Desempeñó entre otros, los cargos de Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, Presidente de Honor del Círculo de Bellas Artes y Académico correspondiente en diversas Academias nacionales y extranjeras.

Retrató a innumerables personajes de la época como Echegaray, Eduardo Dato, Primo de Rivera, Franco y pintó en veintiséis ocasiones al Rey Alfonso XIII, la primera de ellas cuando aún no había sido proclamado Monarca de España, y en otras varias a su esposa, la Reina Doña Victoria Eugenia.

Programa de mano de la exposición de Burgos de 1923

En 1919 participó en una exposición hispano-francesa de Zaragoza junto a Beruete, Regoyos, Francisco Domingo, Picasso, Arteta, Vázquez Díaz, Gargallo, Bonnard, Vlaminck y otros. Era por entonces presidente de la sección de pintura del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Pasaba las vacaciones en su ciudad natal, dedicando gran parte de la actividad a pintar el paisaje burgalés, ganándose el apelativo de “Pintor de Castilla”, como hasta hoy se le conoce.

El Ayuntamiento organizó una exposición individual en 1923 y acordó nombrarlo Hijo Predilecto de Burgos el año siguiente, entregándoselo junto a la Gran Cruz de Isabel la Católica, solicitada previamente por el Concejo.

La Ilustración Española y Americana de 1913

Premiado en numerosísimas ocasiones, fue condecorado con la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, la Gran Cruz de Leopoldo II de Bélgica, el título de caballero de la Legión de Honor, la Medalla de Oro de la Cruz Roja Española, la Medalla del Trabajo, entre otros honores, como el de caballero del Santísimo y Santiago de Burgos.

En 1934 fue nombrado Director de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, cargo que ocupó hasta su jubilación.

En este año, recibe la Medalla de Honor en la Nacional de Bellas Artes, lo que supone su definitiva consagración en el mundo de la pintura.

Durante la Guerra Civil, su salud empeora y tiene que ingeniar soluciones para poder pintar, ya que le era imposible comprar los instrumentos necesarios. Tras la contienda, continuó su actividad con mucha menos intensidad. En esta época recibió la Medalla de Oro Extraordinaria del Círculo de Bellas Artes en 1943, y también se convirtió en mentor, protector y benefactor de jóvenes artistas.

Rebaño

Gracias a su mediación, en agosto de 1944 el Ayuntamiento de Burgos cedió el Palacio de la Audiencia de Burgos, a la Asociación Nacional de Pintores y Escultores para llevar a cabo una muestra cuyos protagonistas fueron los burgaleses Marcela Escolano, que presentó doce obras, en su mayoría paisajes, y Pablo Remacha, en la especialidad de forjado. Fue una gran innovación el coprotagonismo del género femenino en la muestra, siendo Marcela Escolano la única mujer que triunfó dentro del panorama de la pintura burgalesa en la época.

En Burgos logró ser profeta en su tierra, con una estima popular tan importante, que la corporación municipal acordó concederle la Medalla de Oro de Burgos en 1946.

Busto del artista en el Paseo del Espolón de Burgos

En 1948 el Gobierno Civil, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Burgos patrocinaron una exposición individual en el Teatro Principal de Burgos, que también dedicó al pintor de Castilla un museo, instalado en el antiguo Monasterio de San Juan y el salón o andén central del paseo del Espolón, que está presidido por su busto.

Programa de mano del homenaje del Club Rotary

Además de pintor, Marceliano Santa María fue ilustrador, director artístico de empresas dedicadas a las artes industriales, proyectista de obras de orfebrería, alfombras y vidrieras, jurado casi sin cesar y promotor de exposiciones; es decir, uno de los prohombres que tuvieron en sus manos un magnífico tanto por ciento de la actividad artística española de la época.

Programa de la exposición en las Galerías Layetanas de Barcelona de 1935

Y si por todo ello no fuera suficiente, podía haber ejercido perfectamente la escultura, que también practicaba con acierto; dio conferencias; se entregó a la enseñanza; estimuló vocaciones mediante el magisterio artístico, incluso negándose legítimos ocios de jubilado. Y escribió un muy considerable puñado de artículos y discursos académicos, donde se evidencian sus inquietudes culturales y su insobornable pasión por Burgos y por Castilla.

Fotografía aparecida en La Esfera, en 1914

Silvio Lago, el crítico, y José Francés, el amigo, escribían así acerca de su figura:

…”el maestro alcanzó gloria pronto en el arte de retratar gentes, componer humanas escenas y evocar aventuras y poemáticos idealismos… y se dio a amar por entero la contemplación y relato de su tierra nativa y a mantener ferviente la nostalgia de la figura del Cid…

…murió en plena dedicación de lo que constituyera la ilusión y la actividad infinita de toda su vida: el arte….

…cada verano, Santa María volvía a su tierra, lo que se traducía en una serie, sin cesar renovada, de visiones frescas, fragantes, plenas de claro optimismo, felizmente opuestas a la tendencia monocroma que suele oscurecer el arte de los pintores en su máxima senectud….

… artista dotado de una inmarchitable ingenuidad, de una casi infantil ufanía… la sensatez noble, el equilibrio reflexivo y, sobre todo, su infinita bondad y tolerancia… su obra estuvo saturada de cultura literaria, de apasionado conocimiento de la historia de la patria…

… entre el Triunfo de la Santa Cruz y Angélica y Medoro, se suceden veinte años de una renovación estética constante, de un permanente anhelo de perfecciones sensoriales y espiritualismos cada vez más sensibles, hasta llegar a la depurada quintaesencia de su arte, donde la verdad y el ensueño se fundían en unas creaciones que heredaban legítimas la aúrea atmósfera y voluptuosa complacencia cromática de los venecianos…

… Marceliano rinde tributo a su época. Está siempre en la vanguardia y compite con los maestros coetáneos. Así, no solamente puede estudiarse a lo largo de la dilatada obra de Santa María su propia personalidad, sino hallar como un resumen de las diversas tendencias que han agitado la pintura española durante el último período del siglo XIX y los primeros del XX.

… aborda y triunfa en todos los géneros:

El lienzo histórico: Triunfo de la Santa Cruz, Las hijas del Cid, Se va ensanchando Castilla …

El cuadro simbolista: El mar dará sus muertos (La Resurrección de la carne)…

La pintura decorativa: techos del Ayuntamiento de Burgos y del Palacio de Justicia de Madrid… El cuadro anecdótico y costumbrista: ¿Será difteria?, A la Epístola…

Los cuadros de tendencia social y melodramática…

El cuadro al gusto finisecular: Entierro de una niña, A mejorar la raza burguesa. …

Los temas religiosos: Santa Teresa, El Buen Pastor, Santa Casilda, San Benito, Las Animas, La Santísima Trinidad…

El cuadro de tema rural, de concepto reciamente naturalista: El esquileo…

… pero predominan en su obra los temas cidianos, reflejados con un esplendor cromático propio de Tiziano, composición robusta, sobria de tonos, enérgica de trazo, con la obsesión de enaltecer lo supremo de la pintura y la personificación de la misma y la lealtad castellanas.

… Sus paisajes rurales son obras con un aparente aspecto de grandes bocetos de impresionistas y fugaces interpretaciones, donde predominan las gamas claras, azules, transparentes, rosadas lejanías, verdores jugosos y la canción del agua en regatos y arroyos, o majestades fluviales. Son obras que siempre interpretó del natural y jamás reinterpretó en el interior de un estudio.

… Pasó la guerra civil en Madrid, con angustia e inquietud, pero con la alegría inesperada de recibir un sobre franqueado en la zona nacional, con un sello en el que se reproducía su cuadro “Se va ensanchando Castilla” y que constituía un homenaje al arte del pintor. 

… Marceliano Santa María es robusto, musculoso, bien plantado, con los hombros anchos de un guerrero de castellana historia … Y es, al mismo tiempo, sencillo, parco y sentimental, como un pastor de égloga o un oteador de horizontes en el ingente silencio de las cumbres…

… He sido testigo tembloroso, apenado, de los últimos momentos de Marceliano Santa María y puedo decir que la última impresión vital que se llevó al otro mundo fue la de una infinita alegría, al decirle yo —el amigo y el crítico tan leal a él— que su cuadro Ya se van los pastores a la Extremadura y el boceto del retrato de su sobrina con el hijo, niño, me parecían admirables. Fue esta idea la postrera de su pensamiento….  

Paraje con pinos

Marceliano falleció a las dos de la tarde víctima de una bronco-neumonía, en su casa estudio de la calle Abel, 17, cuando contaba con 86 años. Cuatro días antes, seguía pintando su cuadro “Ya se van los pastores a la Extremadura”, aquejado de un fuerte catarro que degeneró pero que le mantuvo en pleno uso de sus facultades.

En el momento de su muerte se encontraban con él su sobrino, Juan Antonio Arán Martínez de Setién Santa María (al que había adoptado como hijo propio al carecer de descendencia) y el crítico y amigo Juan Francés.

Retrato de Carmen Orán, esposa del pintor

Fue enterrado en la Sacramental de la Almudena, junto a su esposa Carmen Arán.

Junto a su hijo adoptivo

Marceliano Santa María y la AEPE

* En el XII Salón de Otoño de 1932:  Aparece inscrito como Santa María, (D. Marceliano). Reside en Madrid, Abel, 11. Sala V Pintura:

21.- “Un páramo” (óleo, 0,76 x 0,90

22.- “Aldea solitaria” (óleo), 0,90 x 0,97

* En el XIII Salón de Otoño de 1933, el maestro contó con una Sala propia en la que exhibió 33 obras: Luz dorada, El sendero, Ancha es Castilla, Burgos, El Tajuña, Calle de Poza de la Sal, El Manzanares, Cauce en el Soto, Urones, Villalvilla, Cuestas de Zulema, Ventorrillo, Pradoluengo, Gavillas, Ermita de Toberna, Casas rústicas, El esquileo, Campo de Burgos, Tierra labrada, Calle de Pradoluengo, Quintanilleja, Páramo, El río Henares, El Pardo, Aldea solitaria, Arroyo de Gredos, Tierra encendida, Calleja sombría, Campos de oro, Arboleda, Serranía, Pinar y Calle de Cotar.

* En el XV Salón de Otoño de 1935 apareció inscrito como “Santa María (D. Marceliano), natural de Burgos. Reside en Madrid, Abel, 19. Socio de Honor del Salón de 1923. Al mismo, concurrió con cinco obras que se exhibieron en la Sala III:

29.- “Covarrubias” (óleo) 0,65 x 0,71

30.- “El vado” (óleo) 0,65 x 0,71

31.- “Lejanía” (óleo) 0,80 x 0,85

32.- “Ribera frondosa” (óleo) 0,65 x 0,71

33.- “Molinillo” (óleo) 6,65 x 0,71

Molinillo, obra presentada al XV Salón de Otoño

* En el XXIV Salón de Otoño de 1950 estuvo también presente en la Sala XI, dedicada a los Fundadores de la Asociación de Pintores y Escultores, junto a artistas como Espina y Capo, Moreno Carbonero, Pinazo, Joaquín Sorolla, Zubiaurre… con tres obras:

21.- “Quintanilla Vivar”

22.- “Fruta del tiempo”

23.- “Puente rústico”.

Fruta del tiempo, obra presentada al XXIV Salón de Otoño

* En el XXV Salón de Otoño de 1952 también presentó tres obras:
246.- “Aldea castellana” (óleo)

247.- “Camino de Lilaila” (óleo)

248.- “Panorama burgalés” (óleo)

Aldea castellana, obra presentada al XXV Salón de Otoño

* En el XXIX Salón de Otoño de 1957 estuvo presente ya que la Junta Directiva quiso recordar al maestro dedicándole una Sala de Honor (Sala IV) al que “fuera nuestro Presidente, Socio de Honor y Fundador, Medalla de Honor de las Nacionales, gloria de la pintura española, aquel simpático y cordial ejemplar humano que fue el Sr. D. Marceliano Santa María”. En la misma, se exhibieron las obras: “Sra. Dª Milagros de la Paz de Matos” (retrato), “Bodegón”, “D. Florencio Rodríguez” (retrato), “Conchita” (retrato), “La resurrección de la carne”, “Esposa del autor” (retrato), “Ilmo. Sr. D. Luis Sánchez Cuervo” (retrato), “Excmo. Sr. D. Ricardo Rada” (retrato), “D. José Rodiles de  Salas” (retrato), “María Luisa Simón” (retrato), “Retrato familiar” (obra póstuma), “D. Juan Antonio de Arán” (retrato), “Excmo. Sr. D. José Echegaray” (retrato), “Excmo. Sr. D. Manrique Mariscal de Gante” (retrato), “Dña. Carmen Heredia de Regueral” (retrato), “D. José Rodiles Pascual” (retrato), “Bodegón”, “Dña. María Fabra de Fraile” (retrato), “Regreso de la cacería”, “La solana”, “Villalvilla”, “Orbaneja”, “Zagala”, “Vivar del Cid”, “Gavillas”, “Tierras del Cid”, “Panderetera”, “Sesteando”, “Nieve en Amaniel”, “Lavadero de Cortes”, “La parva”, “Río Cardeña”, “Autorretrato”, “Tierra mater”, “Portillo”, “Trillando”, “Lavanderas del Arlanzón”, “Serpenteo del cauce”, “Panorama burgalés”, “Sigüenza”, “Castellana”, “Vado de Escaño”, “Parador de Villatoro”, “Calma estival”, “Lavadero cubierto”, “Calle de Poza de la Sal”, y “Colegiata de Peñaranda”.

* En el XXXIII Salón de Otoño de 1962, con motivo del aniversario de la fundación de la entidad, estuvo también presente en la Sala Quinta, llamada Sala de Fundadores, junto a otros artistas como Joaquín Sorolla, Valentín Zubiaurre, Chicharro, Álvarez de Sotomayor, … en la que se exhibieron sus obras:

143.- “Término de Villacienzo” (óleo)

149.- “Parador de Villatoro” (óleo)

165.- “Retrato de Inmaculada Martínez de Setién” (óleo)

Ventorrillo, obra presentada al XXXIII Salón de Otoño

* En el XXXVIII Salón de Otoño de 1967 se presentó una Sala de Maestros con nombres señeros como Chicharro, Soria Aedo, Roberto Domingo, Cruz Herrera, Bardasano… exhibió dos obras:

321.- “Figura”

322.- “Paisaje”

Retrato de Inmaculada Martínez de Setién que se exhibió en el XXXIII Salón de Otoño

EN 2021 SE CUMPLE EL 155 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL ARTISTA

La conmemoración de los nacimientos o las defunciones, por la proximidad a los seres eminentes que han merecido este homenaje, casi pueden reducirse a una entrañable evocación. Si en el momento de su óbito surgió la necrología, aún viva y caliente, al correr de los años su recuerdo se encuentra en una zona de transición, en la que gravita el pasado, en colisión con los gustos, los modos y las modas del presente.

Tan sólo en el curso de varias generaciones llega a consolidarse la fama, y así podemos afirmar que por un escalonamiento de juicios llegamos a hacer un análisis sereno del pretérito, tanto por lo que respecta al personaje como a sus obras.

A veces la estela de la vida de un gran hombre se pierde en un Guadiana espiritual para aparecer en la superficie pasados muchos años como en un descubrimiento maravilloso, que, pese a los avatares del olvido, justifica esa constante de las artes y de las letras, ya que, sin el apoyo de lo que fue, lo llamado nuevo y lo moderno, con cierta petulancia de inventores gregarios, no podría existir. Son importantes, sin embargo, estos recuerdos y volver nuestra atención a los que por sus obras fueron objeto de admiración, estima y enseñanza.

Mas sin pasado, sin memoria para juzgar el pasado, lo presente no tendría sentido.

Ribera

Santa María triunfó en las difíciles circunstancias del renacimiento contemporáneo, sin apartarse sin embargo, de lo que resultaba todavía discreto. Pero su verdadera cumbre la alcanzó en 1933, en el marco del Salón de Otoño, organizado por esta Asociación de Pintores y Escultores, con en una sala repleta de paisajes de Castilla, junto a otra sala de extraordinario valor consagrada a Julio Romero de Torres. El éxito es popular, de una espontaneidad extraordinaria, de una unanimidad de crítica de los matices más contrarios en el campo del periodismo. La pintura española había sabido interpretar de una manera original los valores ambientales del paisaje burgalés, donde se resume una Castilla no del todo esteparia, sino una Castilla con reflejos de agua, con alcores amables, con lejanías íntimas y acogedoras vistas, e interpretadas de una manera espontánea, sin profundizar en valores anecdóticos de un puro paisaje o valores sicológicos del paisanaje, con la inspiración del paisaje burgalés sentido a la manera de un profeta (frase que repetía muchas veces Santa María), que capta rápidamente, taquigráficamente, la extraña enseñanza de una luz superior, esta luz admirable y difícil de Castilla, tratada de una manera etérea con un mínimo de plasticidad, con fugacidad instantánea, en una especie de síntesis de dos horas de observación, donde se expresa y recoge un mundo en el solo instante de unas pinceladas.

Así como la escuela impresionista francesa había conseguido esa misma expresión en el color, Santa María trató de crear otra escuela de valores ambientales puramente luminosos, con una vibración acertada de colorido, del que no se aparta, pero que no es lo esencial en sus cuadros. Es precisamente cuando pretende resaltar con preferencia efectos de color, cuando sus paisajes resultan ser acertados, porque su verdadera originalidad está, como repito, en conseguir el valor expresivo de una luz viva, como aquel Zohar o luz mística propia de sus antepasados israelitas en Castilla.

Marceliano había ya ganado la medalla de honor, máximo galardón, un año antes de que se la concediesen en la exposición nacional de 1934. La había ganado en ese Salón de Otoño de 1933. Poco importaba ya el cuadro concreto a que se había de otorgar ese galardón, en lucha con colosos como Gutiérrez Solana, Soria Aedo y Maiffren. Ese premio sólo podía ser el resumen de un historial y la creación de un estilo. El estilo fue el de sus paisajes burgaleses que habían quedado consagrados desde el año anterior. Santa María conjuga su libertad y espontaneidad a una especie de ascenso de escalafón, de avance firme entre distinciones oficiales y trabajo de academias.

El esplendor lo vivió en ese Salón de Otoño, luego en Burgos, cuando recibió la Medalla de Oro de la ciudad, la Gran Cruz de Isabel la Católica, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio,… el ocaso lleva viviéndolo ya desde hace casi medio siglo en el que su visión de Castilla ha sido poco a poco olvidada de manera trágica e imperdonable.

EL OLVIDADO PINTOR DE CASTILLA

El Museo del Prado está en deuda con el artista. La mayor pinacoteca nacional cuenta en su inventario con cinco obras del pintor burgalés. Sin embargo, ninguna de ellas se puede ver en Madrid:

* “La misa de pontifical”, para cuyo personaje central, el obispo arrodillado, tomó como modelo a su amado tío, canónigo de la catedral de Burgos, se encuentra en depósito en el Palacio Real de Riofrío.

La misa de pontifical

* “El triunfo de la Santa Cruz en la batalla de las Navas de Tolosa”, pertenece al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pero se encuentra en depósito en el Museo Marceliano Santa María, aunque ahora mismo no se exhibe debido a las obras que acaban de llevarse a cabo en el Monasterio de San Juan que acoge la colección.

El Triunfo de la Santa Cruz en la Batalla de las Navas de Tolosa tal y como se exhibía en el Museo Marceliano Santa María

* “Angélica y Medoro”, también del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en depósito en el Museo Marceliano Santa María de Burgos.

Angélica y Mérodo

* “Las hijas del Cid”, perteneciente al Museo del Prado, pero que aparece como “No expuesto”, comprensible al apreciarse perfectamente el ruinoso estado de conservación que muestra y cuya fotografía exhibe la propia web del Museo.

Las hijas del Cid

* “Páramo”, perteneciente al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pero actualmente en depósito en el Museo de Salamanca.

Páramo

Incomprensible pero cierto… la obra de este gran pintor no tiene cabida en el Museo del Prado ni en el Reina Sofía. Definitivamente, no interesa. Además, habría que añadir la censura moralizante que en la actualidad sufrirían algunas de estas obras, cuya exhibición sería impensable: una misa… que a nadie ya interesa, la batalla de las Navas de Tolosa, en donde los esclavos negros, (me niego a escribir aquí hombres de color porque ¿de qué color son?, ¿en qué contexto histórico nos encontramos?) son arrollados por la victoriosa y triunfante Cruz… imposible exponer este cuadro en el contexto actual, visto con los ojos maledicentes de la progresía absurda, como imposible es aquel otro de Soria Aedo titulado “Turbas sin Dios”, que representa la quema de una iglesia y la profanación de un crucifijo por las turbas republicanas…. Porque como escucho ahora en las visitas guiadas, un desgraciado incendio ocurrido en 1936, destruyó el edificio…

En Madrid, la ciudad que le aplaudió y encumbró, solo pueden verse dos lienzos suyos en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando: el titulado “Atalaya castellana” y el “Retrato de Carmen Orán”, en cuyo inventario nadie ha reparado que el apellido de su mujer no se corresponde a la ficha, ya que figura como Orán, siendo Arán el correcto.

Retrato de Carmen Orán, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Pueden verse también, aunque sólo en los días visitables, los frescos que pintara en el Palacio de Justicia de Madrid, tan de actualidad hasta hace poco, ya que bajo sus techos se ha llevado a cabo el famoso juicio del proceso de Cataluña.

Atalaya castellana, también en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Y quitando las colecciones y coleccionistas privados, cuyo número será elevado, pero de los que el común de los mortales no tenemos acceso, ninguna otra obra de Marceliano Santa María puede verse en Madrid.

Una deuda que bien podrían reparar algunas instituciones echando mano a la familia, deseosa de perpetuar el reconocimiento del artista, con sus magníficos paisajes tan característicos tan diferentes a los evocados por la generación del 98, pero tan esenciales para entender la vida y el arte de ese periodo de la historia artística de España que parece esfumarse sin remedio.

MUSEO MARCELIANO SANTA MARIA DE BURGOS

El Museo Marceliano Santa María de Burgos se encuentra enclavado en el Claustro del Monasterio de San Juan Bautista de la capital burgalesa. De titularidad municipal, ha atravesado por distintas etapas de olvido por parte del consistorio, que actualmente ha vuelto a reunir al patronato desde que en 1979 lo hiciera por última vez, para determinar el futuro de la sede.

Las obras de la cubierta del claustro han obligado a desmontar las obras de este museo, que aguardan custodiadas lo que al respecto determine el patronato, que debe ahora aprobar un proyecto de musealización y lanzar un concurso de ideas que adapte un espacio tan complejo y permita la colocación de las obras.

Museo Marceliano Santa María en Burgos

Otro gran problema que debe vencer el patronato es la asignación en los presupuestos municipales de un presupuesto propio, del que hasta este momento ha carecido el museo, ya que el potencial del museo, que es excelente y de primer orden, necesita de otros proyectos especiales (como exposiciones temporales o cualquier otro tipo de evento), para mantener el museo activo y convertirse en una opción que el público aprecie y distinga. De ese movimiento y de esa intensidad, dependerá el interés del público, posibilitando que se ofrezca a los visitantes una forma interesante de conocer el arte y al artista.

De todo ello depende que el futuro Museo Marceliano Santa María se convierta en un auténtico referente cultural de Burgos, de España y por supuesto, de la escena internacional.

Museo Marceliano Santa María

El museo se nutre de fondos propios de la ciudad de Burgos, pertenecientes al Ayuntamiento, así como de obras en depósito, donaciones y la obra cedida por los familiares de Marceliano Santa María, integrantes del Patronato y que viene a ser aproximadamente el 60 % de la colección.

La familia del artista, representada en el Patronato por Pilar Arán, Juan José Setién, Cristina Romano y otros sobrinos, ven con preocupación el futuro del Museo, sobre todo en los tiempos que vivimos, sobre todo por los largos plazos y las trabas administrativas que parecen no tener fin, pero pese a las que confían, pueda llegar a recuperarse la memoria de tan insigne artista.

Museo Marceliano Santa María

Según nos asegura Ignacio González, técnico responsable del Ayuntamiento de Burgos, la totalidad de la obra del museo se encuentra inventariada y debidamente embalada para evitar que los trabajos de la cubierta pudieran dañar cualquier obra, a la espera de que el concurso de ideas pueda al fin ver la luz y se proceda a la adjudicación del mismo, interrumpido por la inesperada pandemia que sufrimos, y cuya licitación se esperaba para el segundo semestre del año.

A la espera de una nueva reunión del Patronato, el interés por la obra de este burgalés universal no decae, sobre todo ahora, que una de sus obras más emblemáticas, va a estar presente en la exposición que bajo el título de “Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931)”, inaugurará próximamente el Museo Nacional del Prado y que podrá visitarse del 6 de octubre de 2020 al 14 de marzo del año 2021.

EL PALACIO DE JUSTICIA

Ocho  grandes e ilustres pintores y escultores españoles, todos ellos miembros de la Asociación Española de Pintores y Escultores, se encargaron de la decoración pictórica y escultórica del nuevo Palacio de Justicia de Madrid: Marceliano Santa María, José Garnelo, Alvaro Alcalá Galiano, Enrique Simonet, Miguel Blay, Lorenzo Coullaut Valera, Mario Capuz y Fructuoso Orduña.

Nos referimos al Tribunal Supremo, cuya sede se encuentra en el antiguo Monasterio Real de la Visitación de Nuestra Señora, conocido popularmente en Madrid como las Salesas Reales, que en 1915 sufrió un incendio que devastó completamente el edificio y ocasionó su posterior reforma por parte del arquitecto Joaquín Rojí y López Calvo.

Frescos de Marceliano Santa María en el Tribunal Supremo

Se encargó a artistas del momento, esculturas y frescos que enriqueciesen las fachadas y estancias nobles. Estas obras realizadas ex profeso para el edificio se centraron lógicamente en representaciones referidas a la Justicia, la Equidad, el Derecho y la Jurisprudencia, el gran cuarteto de las alegorías jurídicas.

En el antiguo vestíbulo de la Audiencia Provincial, situado junto a la entrada de la calle del Marqués de la Ensenada, se encuentran una serie de medallones pictóricos firmados por Álvaro Alcalá Galiano, conde del Real Aprecio: Derecho Natural, Derecho Romano, Derecho Canónico, Derecho Internacional y La entrega a Moisés de las tablas de la Ley. Se trata de alegorías que simbolizan la Administración de la Justicia, que se completan con cuatro mosaicos también alegóricos, situados sobre las puertas que se abren en los muros laterales, y que representan a la Ley, La Fortaleza, La Igualdad y la Elocuencia.

Alcalá Galiano también realizó las pinturas de los tramos alternos del techo de la galería de los pasos perdidos de la planta superior, que hacen alusión a conceptos relacionados igualmente con la Justicia: el delito, la riqueza, el progreso y la verdad desnuda.

El Salón del Pleno del Tribunal Supremo, la estancia de mayor riqueza del edificio, y donde se celebra el acto solemne de apertura del año judicial presidido por el rey, está cubierto con una bóveda esquifada y un techo moldurado con dorados. En el centro se sitúa la composición pictórica La Ley triunfando sobre el mal o El vencimiento de los delitos y los vicios ante la aparición de la Justicia, realizada por Marceliano Santa María Sedano en 1920, composición que simboliza la esperanza y la espera de la aplicación de las leyes y del cumplimiento de las sentencias.

El antedespacho del presidente del Tribunal Supremo, en el frente norte del edificio, está cubierto con una cúpula semiesférica con pinturas de José Garnelo y Alda, ejecutadas en 1924 y cuyo trabajo puede considerarse como la exaltación final de la Justicia.

La iluminación de la bóveda se consigue por medio de cinco ventanales elípticos, que rodean el contorno de la línea de arranque, y entre las vidrieras, se sitúan alegorías de las distintas ramas o modalidades del Derecho: Derecho Natural, Derecho Civil, Derecho Canónico, Derecho Internacional, Derecho Mercantil y Derecho Penal. 

En el centro de la cúpula se desarrolla el tema principal del conjunto: La imposición por España del collar de la Justicia a la Magistratura. Del anillo de la base de la bóveda arranca un árbol, el árbol de la justicia, entre cuyo ramaje se despliegan las representaciones alegóricas de las virtudes y dignidades, que han de tutelar la acción de los magistrados: la Asiduidad, la Vigilancia, la Perseverancia, la Reflexión, la Fama, el Amor a la Justicia, la Verdad, la Meditación, la Memoria, el Entendimiento, la Gloria y la Voluntad.

La entrada principal y la escalera se cubren con una gran vidriera de la casa Maumejean, en las que aparecen de nuevo figuras alegóricas de la Justicia, y una serie de pinturas en la cornisa que presentan escenas costumbristas, que hacen referencia a las regiones españolas y las principales fuentes de producción obra de Enrique Simonet Lombardo.

Descendiendo por la escalera, se sitúan junto a su arranque dos esculturas de Lorenzo Coullaut Valera que representan a Justiniano y Alfonso X el Sabio, dos alegorías de la Jurisprudencia.

En la fachada principal, situada frente a la plaza de la Villa de París, el único elemento que destacaba era la portada de acceso, rematada por un gran frontón triangular, sobre el que se colocó en 1920 un grupo escultórico firmado por Miguel Blay, La Justicia amparándose en la Equidad y el Derecho.

A los lados del grupo central, encontramos otras dos esculturas realizadas también por Blay. A la derecha, la representación del Derecho Romano. En el lado contrario, tenemos el Derecho Civil.

Las hornacinas situadas a los lados de la entrada principal albergan las estatuas de los juristas Papiniano y Gayo, obras de Mario Capuz y Vicent, que simbolizan a la Jurisprudencia.

En cuanto a las esculturas de las hornacinas laterales, representan a hombres de leyes, que simbolizan otra vez la Jurisprudencia: Gregorio López y Jacome Ruiz. La escultura de Jacome Ruiz fue realizada por Fructuoso Orduna y la de Gregorio López es obra de Mario Capuz.

Bibliografía y webgrafía

http://dbe.rah.es/biografias/7518/marceliano-santa-maria-sedano

“Necrología. D. Marceliano Santa María y Sedano”, por José Francés

Biografía de Marceliano Santa María y Sedano, por José Pablo Arévalo García-Galán

“Las exposiciones de los pintores burgaleses en las salas de arte y galerías de burgos. (I)”. Almudena Alonso González

La Esfera 26/12/1914 13/4/1918 14/2/1920 3/7/1920 4/2/1922  29/11/1924

Mundo Gráfico 14/4/1915

La Epoca 11/2/1915  26/6/1920

La Ilustración Española y Americana 22/6/1917

La Ilustración artística 5/7/1915

Mundo gráfico 26/5/1915

La Correspondencia de España 27/2/1916

Hojas selectas 1/1917

Nuevo mundo 24/11/1916  2/2/1917 3/11/1933

Actualidad hispana. 7/1934

Castilla (Madrid. 1924). 2/11/1924

Francisco de Cossío, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando Nº 24 de 1967

Museo del Prado

https://realacademiabellasartessanfernando.com/es

http://www.aytoburgos.es/direcciones/museo-marceliano-santa-maria-0

http://www.museodeburgos.com/index.php?option=com_content&task=view&id=851&Itemid=121

https://www.diariodeburgos.es/noticia/z2117bbd8-ee14-80e1-ae2a05226616d7c0/los-sucesores-de-marceliano-santa-maria-defienden-el-museo

Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba” de la Asociación Española de Pintores y Escultores

www.gacetadebellasartes.es

www.salondeotoño.es

Las Medallas de la AEPE: Juan Bautista Adsuara

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de los galardones en los que se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones.

 

Medalla de Escultura Juan Bautista Adsuara Ramos

del Certamen de Pequeño Formato

 

En 1980 la Asociación Española de Pintores y Escultores convocó el I Certamen de Pequeño Formato, con gran tradición entre los asociados y que este mismo año llega a su edición número 39.

En 2017 y gracias a la propuesta que realizara el Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo, bajo el título de “La plenitud de los nombres”, se acordaba la reorganización de los premios y galardones que otorgaba la institución en los distintos certámenes y concursos habituales. En el caso del Certamen de Pequeño Formato, y como en el resto de las ocasiones con el ánimo de honrar la memoria de los fundadores de la AEPE, se instituyeron los premios: Medalla de Pintura Francisco Pradilla y Medalla de Escultura Juan Bautista Adsuara.

 

JUAN BAUTISTA ADSUARA

 

ADSUARA RAMOS, Juan Bautista  E 1924   31.jul.1891  CASTELLON     MADRID/CASTELLON   17.ene.1973

 

Juan Bautista Adsuara Ramos nació en Castellón de la Plana, el 31 de julio de 1893.

Hijo de José Adsuara, natural de Alfara de Algimia (Valencia) y de Mariana Ramos (Castellón), era el cuarto de los seis hijos de un modesto matrimonio de artesanos alpargateros.

Sin ningún tipo de influencia artística, su hermano Emilio, siete años mayor que Juan, se inclina hacia la pintura, y guiado por Eduardo Laforet, profesor del instituto de Castellón, llega a trasladarse a Madrid para continuar sus estudios, si bien falleció prematuramente en 1911.

Autorretrato de 1926

 

El mismo profesor contempló las actitudes que para el dibujo y el modelado en barro tenía Juan Bautista, al que animó a seguir estudios de la Academia de Dibujo.

Becado por la Diputación Provincial de Castellón, en 1907 comienza sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, teniendo como maestros a dos de los Socios Fundadores de la Asociación Española de Pintores y Escultores: José Garnelo y Miguel Blay.

Mientras duraron sus estudios trabajó en un taller modelando medallas conmemorativas.

En 1912 consiguió la Tercera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes por su obra “Estudio. Cabeza de niño” y tras cumplir el servicio militar en Marruecos, regresa a su tierra natal para realizar algunos trabajos, regresando en 1916 a Madrid.

Comienza a trabajar en los talleres del sacerdote Félix Granda, dedicados a la imaginería religiosa principalmente. Allí entablará amistad con otro de los firmantes del acta fundacional de la AEPE, el escultor José Capuz.

«El mago de la madera», como fue bautizado por la prensa, trabajando en su estudio

 

En 1920 firma un contrato con la compañía de seguros La Aurora Polar, para la realización de una obra monumental que culminará el edificio que la entidad poseía en el Paseo de Recoletos de la capital.

El mismo año en el que consigue también la Segunda Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes con la obra “San Juan Bautista”.

En esta época montó su propio taller animado por los encargos de retratos y distintos monumentos, que le permiten ya dedicarse por entero a la profesión.

Participa entonces en las distintas exposiciones nacionales hasta que en 1922 lleva a cabo un largo viaje por distintos países europeos como Francia, Italia, Grecia y Alemania.

En 1923 logra el Primer Premio de la XVI Bienal de Venecia y al año siguiente es galardonado con la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes con un yeso titulado “Piedad”, que adquiere el Estado para el Museo Nacional de Arte Moderno.

En 1925 participó en la Primera Exposición de Artistas Ibéricos y en 1926, y para Castellón, realizó el monumento al pintor Francisco Ribalta.

En 1927 expuso en la ciudad holandesa de La Haya y dos años más tarde, participó con la maternidad titulada “La Carga”, en la Exposición Internacional de Barcelona, cuyo ayuntamiento compró la escultura.

Una fotografía de Juan Adsuara aparecida en la prensa en 1929

 

En 1929 consiguió el Premio Nacional de Escultura con dos alegorías tituladas “Las Artes” y “Las Ciencias”, que adornan la fachada del Ministerio de Educación y Ciencia con sede en la calle Alcalá de Madrid.

“Las Artes” y “Las Ciencias”, de la fachada del Ministerio de Educación y Ciencia de la calle Alcalá de Madrid, que le valieron el Premio Nacional de Escultura

 

En 1932 consigue la Cátedra de Dibujo de ropajes y del natural de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, cubriendo la vacante dejada por Julio Romero de Torres, quien también fuera uno de los Socios Fundadores de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Bañista

 

La docencia para él es una vocación a la que se entrega con fuerte sentido del deber, siendo reconocido no sólo como un gran escultor, sino como un gran maestro.

Siguió realizando encargos de todo tipo, especialmente de Castellón, donde pasaba sus vacaciones estivales y donde la sorprende el estallido de la guerra civil, que le acarreó que fuera desposeído de su cátedra sin más.

Testigo de saqueos y desmanes de todo tipo con valiosas obras de arte, alertó a las autoridades al respecto, siendo nombrado Delegado Oficial de la Junta de Protección del Tesoro Artístico de Castellón, salvando por su mediación importantísimas obras de arte religioso de la zona del Maestrazgo.

Eva

 

Reincorporado a su Cátedra en 1937, su vuelta a Madrid le depara, por imposición oficial, la tarea de depurar, junto al Director de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, Manuel Menéndez, otro de los Socios Fundadores de la AEPE, aquellos profesores considerados “fascistas” por las autoridades del momento. Su informe se limitó a calificar los valores profesionales y pedagógicos de los profesores.

Retrato de Juan Bautista Adsuara

 

De vuelta a Castellón, reanuda el rescate de obras de arte, siendo trasladado a Barcelona en 1938 y a Perelada, donde se depositaron las más importantes obras del Museo del Prado que fueron llevadas a Ginebra.

Terminada la guerra, volvió a Castellón a pasar sus vacaciones en un clima enrarecido en el que es acusado y detenido como colaborador del gobierno republicano.

Demostró que sus intervenciones fueron sólo de asesoría técnica, no política, como experto en Bellas Artes, poniéndose de manifiesto que su actuación en los primeros meses de la guerra fue meritísima, pues gracias a su celo se libraron de la destrucción multitud de obras de arte religioso que hoy se exhiben en iglesias y museos.

Juan Adsuara en la plenitud

 

La intervención a su favor de numerosos amigos como Álvarez de Sotomayor, nuevo director del Museo del Prado y uno de los Presidentes de la Asociación Española de Pintores y Escultores, fue decisiva para que la causa fuera sobreseída, y si bien era por todos conocido que Adsuara era republicano, incluso amigo personal de Azaña, su desinterés por la política activa también era más que sabida.

En 1940 se integró a su Cátedra en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ocupándose de sus clases y de los encargos de obras originales y de restauraciones, como la reconstrucción que llevó a cabo del Monumento al Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles de Madrid.

Cadencia

 

Desde su casa y estudio en Madrid, situada en la calle Sánchez Bustillo, 3, y entre 1943 y 1946 realiza la que se ha considerado su obra más importante: toda la decoración escultórica de la iglesia del Espíritu Santo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, compuesta por diversas esculturas y relieves.

En 1948 es nombrado Académico de la Real Academia, cubriendo la vacante de Mariano Benlliure, otro de los Socios Fundadores de la AEPE, siendo contestado en su discurso de toma de posesión por José Francés, quien fuera también Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

En 1958 ocupó el cargo de Director de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, hasta que por problemas de salud, presentó su renuncia en 1963.

Sello conmemorativo editado hace unos años 

 

Jubilado de su cátedra en 1961 y honrado como premio a su labor docente con la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, en 1964 y tras la muerte de Capuz, finalizará los relieves del Circulo de Bellas Artes de Madrid y en 1965 realiza una estatua de Carlos III para los jardines de Sabatini, por encargo del Ayuntamiento de Madrid.

Antes de fallecer legó a la Diputación Provincial de Castellón toda la obra que conservaba en su estudio madrileño y que hoy se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Castellón.

Su última exposición tuvo lugar en 1971, con motivo de la muestra que de Artistas Socios de Honor se llevó a cabo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid

En 1973 se traslada a Castellón donde muere el 17 de enero de 1973.

Estudio. Cabeza de niño

 

Según nos describía F. Pérez Dolz, Juan Adsuara era “por naturaleza, modesto, serio meditativo, honestísimo y artista muy respetado. Desde niño, y antes de haber recibido lección alguna, en cascotes de yeso  tallaba graciosas filigranas. Juan es un caso de perseverancia en la personalidad nativa, sin vacilaciones ni desmayos”.

En el periódico El Debate se apuntó que Adsuara exhibía en sus obras la “exaltación de las cualidades que son el fundamento de su personalidad y de su carácter, fuerza, sinceridad, energía expresiva y delicadeza. Sencillo y claro como un buen levantino, es adorador de la forma, que bajo sus dedos y buscando siempre la mayor emoción, unas veces se hace amplia y barroca y otras se simplifica y estiliza en un ansia  de elocuencia sorprendente”.

Fauno

 

De él dijo Fernando Álvarez de Sotomayor, quien fuera Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, como Director del Museo del Prado: “No olvidare nunca su trabajo y desvelo para devolver a España su tesoro de arte depositado en Ginebra colaborando conmigo durante varios meses”.

Fue un artista deseoso de incorporarse a la renovación plástica, pero en él pesaba mucho su formación clásica así como su excesiva admiración por la imaginería barroca. De esta manera aunque su intención fuese honrada y sincera y su escultura cambie poderosamente de dirección, siempre va a dar la sensación de que su cambio es externo y formal, que no llega a entender en lo más profundo esta renovación y que prácticamente lo que hace es un lavado de cara de la escultura tradicional.

Escultor bien dotado, especialmente en su tallas de madera, entre 1927 y 1936 realiza su obra más valida con un cierto esquematismo de líneas y planos pero llena de una gracia especial con cierto ascendente Mediterráneo.

Crucifijo

 

Como otros muchos artistas que proceden de tierras valencianas, se integró en el llamado grupo del realismo castellano y en la denominada “Generación valenciana post Benlliure” en el que podríamos incluir escultores como Julio Vicent, José Capuz, Julio Antonio, José Ortells …. todos ellos socios, Socios Fundadores y Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Estos artistas no crearon una Escuela ni un grupo homogéneo en sus tendencias, puesto que lo único que les unía era desvincularse del pasado e iniciar una renovación de la escultura. Lo hicieron cada uno según su entender, creando volúmenes y formas personales, aunque manteniendo su conexión con el clasicismo en la acepción más pura del término.

Adsuara estudió profundamente a Alonso Berruguete, al que llamaba su maestro y cuya obra es la “más extraordinaria del mundo, en cuanto a expresión de vida”, confesaba.

La cúpula del edificio de Seguros de la Aurora, en el Paseo de Recoletos, 4 de Madrid, con  la cuadriga en bronce de Juan Bautista Adsuara

 

Cultivó todos los géneros de la escultura y sus variadas técnicas, porque fue un artista formado e informado, destacando entre sus temas preferidos las maternidades, figuras femeninas, desnudos, obras religiosas, alegóricas, monumentos públicos y retratos.

Influido también por el escultor y amigo Victorio Macho, de gran expresividad, su escultura presenta una preocupación por formas y volúmenes. En sus imágenes religiosas se acerca más a la escultura castellana, mientras que en sus figuras femeninas y sus maternidades, son frescas y con unos planos llenos de gracia.

Parte trasera de la cúpula del edificio de Seguros de la Aurora y detalle de la cuadriga

 

Sus obras de madera tallada son exquisitas y sus alegorías, sin perder la raíz clásica, acentúan sobriamente la estilización de los planos y extrema rigidez de sus líneas, con vestigios de formas geométricas. Un idealismo novedoso de cierta influencia neocubista y de Mestrovic.

Relieves del edificio del Banco Bilbao Vizcaya situado en  la calle Alcalá, 45 de Madrid

 

Los principales monumentos que llevó a cabo se pueden contemplar en Madrid, Castellón, Vigo y Chile, y su obra religiosa en la Iglesia del Espíritu Santo de Madrid, Benicasim y en el Museo Provincial de Bellas Artes de Castellón.

La Abundancia, obra presentada al IX Salón de Otoño

 

Juan Bautista Adsuara y la AEPE

Conocido como el “mago de la madera”, Juan Bautista Adsuara fue nombrado Socio de Honor de la Asociación Española de Pintores y Escultores en 1927, año en el que ingresó como Vocal de la Junta Directiva, cargo que ocupó también en los años 1930 y 1931.

Participó en los siguientes salones:

* I Salón de Otoño de 1920, inscrito como “Juan Adsuara Ramos, natural de Castellón de la Plana, reside en Madrid, calle de la Reina, 45” con la obra:

852.- “Desnudo femenino” (bronce)

* III Salón de Otoño de 1922, “Juan Adsuara, natural de Castellón de la Plana, vive en Madrid, Ferraz, 61”, y la obra:

489.- “Estudio de Evangelista” para talla en madera, yeso patinado.

* VII Salón de Otoño de 1927, inscrito como “Juan Adsuara, n. de Castellón de la Plana; reside en Madrid, Sánchez Bustillo, 3”, con la obra:

554.- “El pintor Ribalta” (boceto en bronce).

* IX Salón de Otoño de 1929, apareció inscrito como “Juan Adsuara, natrual de Castellón. Vive en Madrid, Sánchez Bustillo, 3. (Socio de Honor de Salones anteriores)”. Presentó tres obras:

208.- “La abundancia” (yeso)

209.- “Flora” (yeso)

210.- “Maternidad” (madera)

* En el L Salón de Otoño estuvo también presente por conmemorarse el 50 aniversario de la creación del certamen, con el bronce titulado “Madrileña”.

Desnudo

Maternidad

 

Madrileña

Las tres Gracias (Castellón)

 

 

 

Webgrafía y bibliografía

La Voz 26/6/1925

El Imparcial 5/6/1929

La Libertad 7/7/1929  27/10/1922

La Gaceta literaria 15/10/1929,

Las Provincias: diario de Valencia 17/01/1910  18/06/1917

El Pueblo: diario republicano de Valencia 12/03/1912  02/01/1924  19/06/1924  26/06/1924

La Ilustración artística 25/10/1915

La Correspondencia de España 15/06/1917  26/06/1923

Diario de Valencia  04/03/1918  29/06/1923

La Esfera 05/06/1920  21/07/1923

La Prensa: 18/06/1924

El Heraldo de Castellón 05/06/1926 

Josefina Alix Trueba (1985). Escultura Española 1900-1936. Madrid Ed. El Viso

Jaime Peris Domínguez (1991). Adsuara(1891-1973). Castellón-Servei de Publicacions Diputació de Castelló.

“La obra artística de Fisac, Adsuara y Stolz en la Iglesia del Espíritu Santo”, Fidel García Cuéllar. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 2007

Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba” de la Asociación Española de Pintores y Escultores

www.gacetadebellasartes.es

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Las Medallas de la AEPE: José Villegas Cordero

Por Mª Dolores Barreda Pérez

Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de los galardones en los que se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones.

Medalla de Pintura José Villegas Cordero

Del Salón de Arte Realista

En el año 2015, la Junta Directiva de la Asociación Española de Pintores y Escultores creó el Salón de Arte Realista, en contraposición del Salón de Arte Abstracto, que se ha convertido ya en una de las más esperadas convocatorias de la centenaria entidad, nacido para hacer de este arte una continua experiencia creadora que aporta todo tipo de conocimientos y la belleza de otra realidad, que sólo está en las manos de los artistas.

En 2017 y gracias a la propuesta que realizara el Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo, bajo el título de “La plenitud de los nombres”, se acordaba la reorganización de los premios y galardones que otorgaba la institución en los distintos certámenes y concursos habituales. En el caso del Salón de Arte Realista, y como en el resto de las ocasiones con el ánimo de honrar la memoria de los fundadores de la AEPE, se instituyeron los premios: Medalla de Pintura José Villegas Cordero y Medalla de Escultura Juan Cristóbal.

JOSE VILLEGAS CORDERO

VILLEGAS CORDERO, José     P     1910(F069)       26.ago.1844     SEVILLA     MADRID    9.nov 1921

José Villegas Cordero nació en Sevilla, el 26 de agosto de 1844, y falleció en Madrid, el 9 de noviembre de 1921.

José Villegas Cordero en un retrato aparecido en la Revista de Bellas Artes de 1921

Hijo de un modesto barbero que vivía en la calle Mercaderes, cerca de la iglesia del Salvador, asistió al Colegio de San Fernando, en el barrio del mismo nombre de Sevilla, donde veía a los pintores que allí iban a obtener apuntes del natural. Pese a la oposición del padre, José llenaba de dibujos y de manchas de color las paredes, las puertas y las ventanas de su casa, de forma que comenzaron a acudir a él distintos personajes con encargos decorativos, muestras para tiendas, medallones para camas.

Autorretrato

En 1862 entró como aprendiz en el taller de José María Romero, pintor de retratos de la burguesía y aristocracia sevillana y también creador de escenas costumbristas y de pinturas religiosas,  teniendo como maestros a Eduardo Cano y a Federico Rubio en anatomía, para el que el infantil alumno llegó a ilustrar una obra del famoso cirujano, en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, destacando enseguida merced a sus innatas dotes artísticas. Su hermano Ricardo, cinco años menor que él, también fue un gran pintor orientalista.

Autorretrato

Deseoso de llegar a Madrid para complementar su formación, en 1867, tras cuatro años de estudios sevillanos, llegó a la capital y logró entrar en el estudio de Federico Madrazo, estableciendo amistad como otros pintores como Fortuny, de quien se sentía como su “discípulo predilecto”.

Autorretrato

En Madrid, acudía al Museo del Prado para estudiar a Velázquez, al que copió con especial delectación, adquiriendo para su técnica la espontaneidad. El sentido de la luz y el uso del color del gran maestro.

Tras distintas estancias en Sevilla y Madrid, organizó una excursión a Marruecos, viajando con Fortuny, empapándose de la pintura orientalista tan de moda en el momento.

Autorretrato

Tras algunos viajes más, logró realizar su sueño de llegar a Roma, acompañado por los pintores Rafael Peralta y Luis Jiménez Aranda, siendo  bien recibido por artistas españoles como Eduardo Rosales, que le ofreció compartir su estudio y que un año después, al regresar el maestro madrileño a España, pasó a ocupar él solo.

Autorretrato

Con estudio propio, su carrera despegó llegando a obtener una fama pareja a la que allí disfrutaba Mariano Fortuny, a quien admiraba profundamente y a quien había conocido años antes en Madrid.

Logró también rápidamente encontrar coleccionistas y anticuarios que se interesaron por sus obras, obteniendo una clientela internacional que compraba directamente sus pinturas en su estudio a precios satisfactorios, que se elevaban a medida en que sus creaciones eran premiadas en las sucesivas exposiciones internacionales a las que se fue presentando. Los principales marchantes parisinos le ofrecieron ventajosos contratos para trabajar para ellos.

Autorretrato

La pintura de Villegas en Roma era la que dictaba la moda en aquellos momentos, generalmente de pequeño formato, ejecutada con una técnica preciosista en la que trataba temas históricos, escenas costumbristas, paisajes o retratos.

Autorretrato

También le pedían mucho temas orientalistas, que Villegas pudo realizar con gran maestría gracias a los bocetos que había atesorado en Marruecos, así como ciertas obras de «pintura de género».

A la muerte de Fortuny en 1874, se convirtió en el pintor español más popular en Roma, el mejor considerado y más cotizado de la ciudad.

La muerte del maestro

Algunas de sus obras de aquella época pudieron verse en Sevilla gracias a las Exposiciones regionales y en Madrid gracias a las Galerías Bosch y Hernández.

En 1878 el Senado le encargó un lienzo de tema histórico sobre La entrevista de Hernán Cortés con Moctezuma y a pesar de que después le retiró el encargo, a Villegas ya le había interesado la pintura histórica, realizando obras de excelente factura como La paz de Cambray y La última visita de don Juan de Austria a Felipe II.

Desnudo masculino

A partir de 1877 residió con frecuencia en Venecia, abordando temas y vistas del canal para ambientar cuadros y ahondando además en temas inspirados en el Renacimiento italiano. Muchas de las obras concebidas en este período fueron a parar no solo a Europa, sino a las colecciones de grandes millonarios norteamericanos, alcanzando todas ellas precios astronómicos.

Casado con Lucia Monti, a quien retrató en diferentes ocasiones.

Dos de los retratos de Lucía Monti 

La buena marcha de su economía permitió a Villegas construirse un chalet-estudio en Roma, de fantasiosa estética morisca, un suntuoso palacete en el Parioli romano que se convirtió en un célebre cenáculo para la sociedad del momento, y en el cual se reunían artistas y coleccionistas en famosas veladas. Por desgracia, el palacete sería demolido en la década de 1950.

En la década de los 90 el pintor continuaba con representaciones de personajes eclesiásticos y con el siempre presente tema costumbrista. de esta época es su renombrado cuadro La muerte del torero, que vendió por 100.000 pesetas del momento.

El confidente

En 1898 fue nombrado director de la Academia Española de Bellas Artes de Roma, haciendo valer su cargo para exigir rigor en los ejercicios, aplicación del pensionado y la obligatoriedad de una estancia en París. Esta dirección hizo que perdurara su prestigio en Roma hasta su regreso a España en 1901.

Ya en Madrid, fue nombrado director del Museo del Prado y también de inmediato académico de Bellas Artes de San Fernando, incorporándose al mundo literario y artístico, convirtiéndose en una de las principales figuras de la intelectualidad, al tiempo que se le consideró el pintor de moda.

Clérigos

Como Director del Museo del Prado realizó realizando en el mismo tan grandes cambios que lo convirtieron, bajo sus 17 años de dirección, en uno de los principales museos del mundo: dio presencia a la escultura en la pinacoteca, dotando de calefacción al edificio y protegiendo al Museo contra el fuego. Dimitiría del cargo en 1918, a raíz del hurto de varias piezas del Tesoro del Delfín cometido por un empleado del museo.

Tras pintar a Alfonso XIII, su faceta de retratista le valió fama en la alta sociedad madrileña, siendo muy demandado este tipo de trabajos que aumentaron su prestigio.

El triunfo de la dogaresa

En los últimos años de su vida Villegas padeció una afección visual que le dejó casi ciego y le apartó de la práctica de la pintura desde 1918 hasta la fecha de su muerte en 1921, viviendo durante ese tiempo recluido.

Tuvo como alumnos aventajados a Luis Menéndez Pidal, que también fuera Socio Fundador de la Asociación Española de Pintores y Escultores y a Justo Ruiz de Luna.

En el embarcadero. Sevilla desde Triana

La pintura de Villegas de sus últimos años derivó en el simbolismo, al que llegó sin duda con notable retraso, concibiendo el famoso Decálogo, un conjunto de doce pinturas en las que representó los diez mandamientos de la ley de Dios más un prólogo y un epílogo, logrando efectos de una gran belleza que refuerzan el contenido narrativo de las escenas.

La siesta

La producción pictórica de Villegas es muy numerosa y en ella trató todos los géneros pictóricos como los temas de historia, el paisaje, escenas costumbristas, casacones y retratos.

Villegas se destaca por su esfuerzo en obtener en sus obras una máxima naturalidad en la descripción de los gestos y actitudes de los personajes, siendo minucioso y preciso en la descripción arquitectónica de los escenarios de sus obras, de los vestuarios y de los objetos.

La vuelta del rebaño

El subyugante ambiente urbano de la ciudad de Venecia fue también motivo de inspiración para Villegas, pero la modalidad pictórica que más renombre le proporcionó fue la de asuntos costumbristas, con la que alcanzó un notable éxito de crítica y de público. La moda por temas de inspiración española tan en boga en Europa hizo que Villegas alcanzara con ella un excepcional resultado, merced a la calidad y el virtuosismo que plasmaba en este tipo de pinturas, alcanzando gran éxito en temas taurinos.

Realizó también con gran fortuna temas populares de inspiración italiana, escenas protagonizadas por personajes como obispos o cardenales, representaciones de carácter orientalista y retratos.

Limosna en Sevilla

Mujeres en la ventana

José Villegas Cordero y la AEPE

Socio fundador de la Asociación de Pintores y Escultores en 1910, ocupó el cargo de Vicesecretario en 1913.

En 1914, en la Junta General Extraordinaria celebrada el 24 de mayo para la elección de la nueva Junta, fue elegido Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, cargo que finalmente no aceptó por ser Director del Museo del Prado y ser estatutariamente incompatible.

Sus obras colgaron en el III Salón de Otoño de 1922, en la Sala XII del Recuerdo, en donde figuraban sólo obras de artistas fallecidos, junto a Fortuny, Jiménez Aranda, Eugenio Lucas, Madrazo o Pradilla entre otros. Fueron las siguientes:

475.- “Apunte” (gouache)

476.- “Apunte” (gouache)

477.- “Dibujo a pluma”

478.- “En la playa de San Sebastián”

479.- “Un rincón del Retiro” óleo

480.- “Los sueños de Don Quijote” (dibujo)

Terraza en Biarritz

Mujeres en el jardín

Las Parcas

Plaza de San Marcos

Retrato de Lucía Monti

Retrato de mujer sevillana

Retrato de Ricardo Villegas Cordero, hermano del pintor

Retrato del Cardenal

Decálogo. La Fatiga

Webgrafía y Bibliografía

http://dbe.rah.es/biografias/5779/jose-villegas-cordero

http://www.memoriademadrid.es/doc_anexos/Workflow/2/143640/hem_revistabellasartes_19211201.pdf

Pérez Calero, Gerardo (2008). «Arte y Coleccionismo: obras selectas españolas del siglo XIX en la Fundación coruñesa María José Jove». Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte (21): 204. ISSN1130-5762.

Diccionario de Arte, Pintores del siglo XIX, Editorial LIBSA, 2001. 

CASTRO MARTÍN, Ángel: Vida y obra de José Villegas Cordero (1844-1921), Caja Sur, Sevilla-Córdoba 2001. 

CASTRO MARTÍN, Ángel: José Villegas. Retrospectiva (1844-1921), IberCaja, Zaragoza, 2005. 

CASTRO MARTÍN, Ángel: José Villegas. 1844-1921 , Fundación Caja Navarra, Pamplona, 2004. 

MENA, José María de (1996). «Drama y misterio del pintor y académico Villegas (En el Centenario del comienzo de su «Decálogo»)». Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (83): 395-414. Consultado el 16 de agosto de 2017.

Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba” de la Asociación Española de Pintores y Escultores

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Acerca del erróneamente titulado «Autorretrato de José Mª López Mezquita»

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Acerca del erróneamente titulado «Autorretrato de José Mª López Mezquita»

 

Mediante el proyecto de digitalización del Archivo Histórico Bernardino de Pantorba, de la Asociación Española de Pintores y Escultores, comenzamos a recopilar datos e informaciones acerca de nuestros socios y su historia, paralela a la de la institución.

Desde el principio, me llamó mucho la atención un retrato del que fuera Presidente de la AEPE, José María López Mezquita, en el que aparece con un sombrero de copa y frac, al más puro estilo romántico, con un cigarrillo en la mano enguantada y una mirada entre serena y humilde, en calma y tranquila, que termina siendo inquietante y al cabo de unos minutos mirándola, torna a resignada, pero lejos de vanaglorias y orgullos, fruto de un estrecho conocimiento de su personalidad.

En los libros, manuales y textos e imágenes consultados, este cuadro aparece como un “Autorretrato”, óleo s/lienzo h. 1930. Col. Familiar del artista.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad, puesto que no es un autorretrato, sino el retrato de uno de sus discípulos, que debía conocer muy bien la personalidad y el genio del reputado artista, para lograr transmitir tan fielmente su imagen templada y tranquila.

El cuadro es obra de Antoine Schulte, que la presentó al XI Salón de Otoño de 1931, inscrita como “Retrato de José María López Mezquita” (óleo), con número de inscripción 61.

En el catálogo de dicho Salón, aparece la obra con su autor en tres ocasiones:

La primera, relacionada en la Sala III, como:  SCHULTE (D. Antornelle).

La segunda, en el índice de expositores y salas donde figuran sus obras, aparece en la sección de pintura como: SCHULTE (D. Antornelle), natural de New York City, donde reside, 50, Central Park South. Sala 3, número 61.

Y por último, la tercera, que reproduce una fotografía de la obra y bajo la cual se lee: RETRATO DE JOSE MARIA LOPEZ MEZQUITA Por Mis Schulter.

Es evidente que la inscripción no concuerda exactamente con la autoría, ya que la “D.” se refiere al tratamiento de varón, y tratándose de un nombre extranjero, quien así lo reflejara no supo exactamente si se estaba refiriendo a un hombre o a una mujer.

El cuadro incluye en la esquina superior derecha la siguiente dedicatoria:

“A mi querido maestro López Mezquita de su discípula Antoinette Schult. New York, 1930”.

«Retrato de José Mª López Mezquita», obra original de Antoinette Schulte, 1930

 

Del catálogo del XI Salón de Otoño de 1931

 

Y es evidente que el cuadro pertenece a la colección particular / familiar del artista, puesto que sería un recuerdo de la alumna que el gran pintor tendría en estima.

Como vemos, y en realidad, estamos hablando de la pintora Antoinette Schulte, (o Antoine e incluso Antoinet, y Schult o Schulte, puesto que de todas esas formas he encontrado referencia a la misma) nacida en Nueva York en 1897 y discípula del taller de José María López Mezquita en Madrid.

 

Cursó sus primeros estudios artísticos con el pintor figurativo canadiense-estadounidense George Brant Bridgman, quien enseñaba a los artistas en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York, la escuela de Bellas Artes situada en la Calle West 57th de Manhattan.

También estudió con Homer Boss, conocido artista y filósofo que dominó el expresionismo y gustaba trabajar la pintura del “plen air”, transmitiendo a sus alumnos el oficio en contacto con la naturaleza en las costas de Maine.

En Nueva York conoció al ya afamado José María López Mezquita, consiguiendo ser admitida por él como su discípula y con quien pasaría cinco largos años acompañándole en sus continuos viajes, como el que juntos realizaron a la ciudad de Elche, y que hicieron que ambos llevaran la magia de sus palmerales por el mundo.

Amplió después su aprendizaje en París, en donde trabó gran amistad con el pintor, grabador, escultor y decorador Georges-Charles Dufresne y con el también artista gráfico francés André Dunoyer de Segonzac, creadores del Neorrealismo, el movimiento que se manifestó en las décadas de los años 20 y 30 como reacción al Surrealismo y Cubismo imperantes en la época.

Con ellos celebró una importante exposición en París, pero además expuso sus obras en distintas ciudades de Estados Unidos.

Participó en los Salones de América de 1924, 1929, 1931 a 1935

Estuvo presente en la Bienal de 1932 del Corcoran Gallery of Art de Washington D.C.

En 1936 expuso en la Marie Sterner Gallery.

En 1942 en la sucursal de la Galería Bignou de Manhattan, y luego en su sede central de París.

En los años 1932, 1933, 1948 y 1952 expuso en el Salon d’Automne y en el Salon des Tuileries de París.

En 1950 expuso de forma individual en la Calerie Charpentier de París.

Miembro de la Audubon Artists Inc., grupo al que pertenecieron artistas como Walt Disney o Dalí.

En 1955 realizó una exposición individual en Bruselas (Bélgica) y un año más tarde en la Galerie Andre Weil de París.

Su obra está presente en museos y colecciones como el Museo de Art Montclair de Nueva Jersey, en el Benjamin Wet Museum de New York, en el Newark Museum de Essex de Nueva Jersey, en la Colección de la Universidad del Gobierno Francés, en el Museo de Aix-en-Provence, en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, en el Museo de Arte Moderno, en la Institución Smithsonian, el Museo de Toronto,…

En el New York Times del 4 de junio de 1981, apareció su obituario en el que se podía leer:

Antoinette E. Schulte, artista, murió de cáncer en su apartamento de Manhattan el 26 de mayo.Tenía 84 años. Las pinturas de Miss Schulte, que incluyen bodegones, retratos, paisajes y vistas de París, se encuentran en colecciones y museos de todo el mundo. Comenzó a pintar cuando era joven y continuó en París y luego estudió con el retratista español López Mezquita. Su padre fue Anthony Schulte, quien fundó una cadena de tiendas de cigarros en Nueva York. Le sobreviven una hermana, Lucille S. Bassett, de Manhattan”.

En el diario Detroit, del estado de Michigan, apareció sobre la pintora la siguiente reseña el día 24 de noviembre de 1931:

“Antoinette Schulte aclamada en N.Y. después de un largo estudio en España. Las más aclamadas obras para los amantes del arte contemporáneo, colgaban de las paredes de las Galerías Ferragil, de una muchacha de la alta sociedad a quien no le gustaba tejer suéteres en tiempos de guerra.

Antoinette Schulte, hija de Anthony Schulte, quien fundara la cadena de tiendas de cigarros que lleva su nombre, ha alcanzado, después de varios años de difícil aplicación, esa etapa de éxito que le permite exhibir una exposición como si fuera un hombre.

En 1918 se esperaba que hiciera «Lo de ella», por lo que diseñó tarjetas de cena para las tiendas de regalos, productos para el tabaco y otras cosas para los más pequeños.

Una vez terminada la guerra, se encontró incapaz de resistir el impulso de crear. Visitó Madrid y se apresuró a elegir al maestro español, López Mezquita, bajo cuya instrucción pasó cinco años asimilando la escena española.

La reputación que ella quería comenzó a tomar forma. El Salón Otoño de Madrid eligió una de sus pinturas. Lo mismo hizo el Salón de París. Luego fue a Sudamérica y pintó en todos los países, excepto en Bolivia y Paraguay.

No hace mucho, una de sus fotografías, identificada solo por un número, ganó una gran popularidad en una gran galería de Nueva York.

«La sobriedad y la honestidad de los sentimientos son consideraciones muy importantes para ella como pintora, de forma que los solemnes, extravagantes o que se detienen de inmediato en el arte, hacen de ella un atractivo insignificante», dice Frank Crowninshied en un prólogo al catálogo de su exposición. Su meta estética, en resumen, es más de equilibrio y moderación que de bravura, agitación o sorpresa. Su capacidad de sentir, incluso de evocar, un estado de ánimo poético; La profundidad y la sinceridad de su temperamento y el amplio horizonte de sus gustos deberían hacer de su desarrollo como pintora un tema de interés para los amantes del arte contemporáneo en Estados Unidos”.

 

 

 

 

Bibliografía y webgrafía

Colección Mujeres en la Memoria

http://diazdemiranda.com/es/noticias/coleccion-mujeres-la-memoria/

Social Security death index, viewed May 12, 2010. – (Antoinett Schulte; b. Feb. 28, 1897; d. May 1981, New York, N.Y.) 

New York Times june 4 1981

https://www.diarioinformacion.com/secciones/noticiaOpinion.jsp?pRef=2154_8_667023__Opinion-pintor-Lopez-Mezquita-yPere-Ibarra
“Anticuarios, expertos, coleccionistas y museos. El comercio, el estudio y la salvaguarda de del arte en la Cataluña del siglo XX”, de Bonaventura Bassegoda y Ignasi Domènech. Memoria Artium, 15. Universidad de Barcelona, 2012

https://www.artprice.com/artist/135871/antoinette-schulte/biography

Archives of American Art Journal

The University of Chicago Press 

The Archives of American Art, Smithsonian Institution

Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba” de la Asociación Española de Pintores y Escultores

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La AEPE en el V Certamen Internacional de Pintura al Aire libre “Fernando Álvarez de Sotomayor”

La Fundación Eduardo Pondal, en colaboración con el Ayuntamiento del Concello de Ponteceso (La Coruña),  la Xunta de Galicia y la Diputación de La Coruña, de la familia del pintor que da nombre a la cita y fuera Socio Fundador y Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, organizan el V Certamen Internacional de Pintura al Aire Libre «Fernando Alvarez de Sotomayor».

Homenajear y recordar la figura del insigne pintor es el objetivo del certamen de pintura que busca retratar todo lo relacionado con el paisaje natural y urbano del municipio y sus gentes. Sus paisajes se caracterizan por una pincelada empastada y un colorido vibrante, dentro de una tendencia realista. De hecho, el que fuera Socio Fundador y Presidente de la AEPE en 1929, es un artista clave en la pintura gallega y está considerado uno de los mejores retratistas de la época.

El certamen se celebrará el sábado 17 de agosto en el Concello de Ponteceso, La Coruña y contará con 10.000 euros en premios. La Asociación Española de Pintores y Escultores en base al convenio de colaboración suscrito con la Fundación otorgará Medalla y Diploma y estará presente en el Jurado de Selección y Calificación.

Las bases del Certamen ya pueden consultarse: BASESgal_Certame de Pintura Sotomayor Ponteceso 2019

Y seguirse en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/fundacion.eduardopondal/  

La AEPE firma un Convenio con la Fundación Eduardo Pondal

Para la celebración del Certamen de Pintura «Fernando Álvarez de Sotomayor»

 

 

La Fundación Eduardo Pondal, convoca el Certamen de Pintura al Aire Libre “Fernando Álvarez de Sotomayor”, en memoria del insigne pintor, uno de los actos que esa entidad viene promoviendo para recordar la vida y obra de uno de los artistas más importantes de la historia de España, que fue además Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Como entidad referente en el ámbito cultural de toda España, afrontamos la grata tarea de apoyar a todos nuestros asociados y artistas en general, profesionales de reconocido prestigio y merecida fama, pero también a todos los menos conocidos que forman parte ya de la historia del arte de España y a los que intentamos honrar desde esta casa común que fue para ellos y es hoy para nosotros, la Asociación Española de Pintores y Escultores.

El Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, junto a los miembros de la Fundación Pondal: el Presidente de la Fundación y Alcalde de Ponteceso (A Coruña) y firmante del convenio: Xosé Lois García Carballido, el Gerente de la Fundación: José María Varela Martínez y los Miembros del Patronato: Xosé Ameixeiras Lavandeira  y Tamara Lema Rodríguez (Secretaria de la Fundación) 

Cuando nuestra entidad tiene conocimiento de que en cualquier punto de nuestra geografía se honra la memoria de uno de sus miembros, procuramos sumarnos al reconocimiento y homenaje, puesto que no en vano, la historia de las instituciones se construye sobre la huella indeleble que marca el paso de quienes han formado parte de ellas. Añadiendo al nuestro, el prestigio de las personas que obtienen su reconocimiento.

Nutriendo su historia con el trabajo, la capacidad y sobre todo, la dignidad y la honestidad de quienes otorgan influencia, autoridad y ascendencia a las instituciones que las integran o las acogen.

El Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, junto a los miembros de la Fundación Pondal y algunos miembros de la Junta Directiva de la AEPE que asistieron a la firma del Convenio

Este es el caso de Fernando Álvarez de Sotomayor, uno de nuestros ilustres socios a quien debemos la fidelidad de la familia, de esta gran familia que formamos cuantos pertenecemos a la Asociación Española de Pintores y Escultores y a quien deseamos reconocer como un extraordinario artista. Su relación con la centenaria entidad comenzó desde el mismo instante de su nacimiento en 1910, constando además que participó en el XXXIII Salón de Otoño celebrado en Palacio del Retiro en enero de 1962, en la Sala dedicada a los Fundadores, actuando como Delegado de la Asociación de Pintores y Escultores en Santiago de Chile en 1912, y siendo nombrado Socio de Honor en 1949, tras haber sido designado vocal de la Junta en 1928 y votado Presidente el 27 de julio de 1929.

Dar es siempre recibir, y la AEPE quiere sumarse a la celebración que supone el reconocimiento a uno de los artistas más importantes de la historia de España, a cambio del honor de contar con él, entre sus miembros más preclaros.

Una humilde y sencilla aportación consistente en un Diploma y una Medalla de la AEPE, que venga a acompañar el sentido homenaje y reconocimiento público que los vecinos de la villa promueven para recordar la vida y obra del que fuera uno de nuestros más fieles socios.

No hay Medalla que pueda hacerse de la aleación del cariño, la amistad y el agradecimiento, con la que simbólicamente está hecha la Medalla de la Asociación Española de Pintores y Escultores que de esta forma enviamos, devolviendo de todo corazón, la ilusión y la alegría que un día depositó en nuestra entidad el artista.

 

El Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, junto a los miembros de la Fundación Pondal: el Presidente de la Fundación y Alcalde de Ponteceso (A Coruña) y firmante del convenio: Xosé Lois García Carballido, el Gerente de la Fundación: José María Varela Martínez y los Miembros del Patronato: Xosé Ameixeiras Lavandeira  y Tamara Lema Rodríguez (Secretaria de la Fundación)

 

Con motivo de la firma del Convenio, el miembro del Patronato de la Fundación Pondal de Ponteceso Xosé Ameixieras, realizó una entrevista al Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, que apareció el día 1 de marzo de 2018 en el periódico La Voz de Carballo, dando idea de la importancia del acuerdo.

 

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