ESPECIAL SALÓN DE OTOÑO. Juan Espina y Capo, creador del Salón de Otoño

ESPECIAL SALÓN DE OTOÑO

Por Mª Dolores Barreda Pérez

Juan Espina y Capo

ESPINA Y CAPO, Juan  P.G 1910(F124)   1848 TORREJON VELASCO  MADRID  15.dic.1933

Socio Fundador de la AEPE

Vocal de la AEPE

Artífice del I Congreso Nacional de Bellas Artes

Secretario General de la AEPE

Fundador del Salón de Otoño

Juan Espina y Capo retratado por el también socio José Garnelo

 

Juan Espina y Capo nació en 1848 en el madrileño municipio de Torrejón de Velasco.

Era hijo del doctor Pedro Espina Martínez, prestigioso médico del Hospital Provincial de Madrid en 1852, condecorado con la cruz de la Orden Civil de la Beneficencia de primera clase por sus servicios en las epidemias de cólera ocurridas en Madrid en 1855 y 1865.

Hermano de Antonio Espina y Capo, también médico, pionero de la radiología en España, ya que fue el primero en usar los rayos X en Madrid y propuso utilizar el término «radiografía» en lugar de «fotografía» o «electrofotografía», y que fuera también académico y senador.

Padre del escritor, poeta, narrador, ensayista y periodista vanguardista,  incluido entre los escritores del novecentismo, Antonio Espina García.

Hizo el Bachillerato en el Instituto de San Isidro, en Madrid, y en 1863, cuando contaba con quince años, fue becado por la Diputación madrileña, marchando a París para ampliar estudios y entrando en contacto con las nuevas corrientes pictóricas francesas.

Sin haber cumplido 20 años, participa en la sublevación del cuartel de artillería de San Gil, el motín contra la reina Isabel II que se produjo el 22 de junio de 1866 en Madrid, con la intención de derribar la monarquía y que acabó en un rotundo fracaso. La sublevación contó con un amplio movimiento cívico-militar encabezado por Juan Prim y que contaba entre los civiles con personalidades como Mateo Sagasta.

La represión del levantamiento fue muy dura, siendo fusiladas 66 personas, en su inmensa mayoría sargentos de artillería, y también algunos soldados, de entre los más de mil detenidos.

Como participante de la sublevación, Juan Espina y Capo huye de Madrid y se refugia en la serranía de Cuenca, tras ser incluido en la sentencia de muerte por haberse batido a favor de los artilleros sublevados.  La amnistía posterior a los civiles, le alcanzó de lleno, retomando su formación artística, si bien seguía siendo una persona comprometida social y políticamente.

Tras su formación en París, regresa a Madrid e ingresa en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, siendo discípulo del paisajista Carlos de Haes.

En 1872 fue pensionado para la Academia de España en Roma, donde pasará tres años de estudios y continuos viajes a París.

Caricatura de Juan Espina y Capo aparecida en Blanco y Negro

 

Nuevamente en 1873 participa en la rebelión cantonal con núcleo en Cartagena, que sufrió España durante la I República, mientras mantenía tres guerras civiles simultáneas. El Gobierno republicano español se enfrentaba a la tercera guerra carlista, en el norte, y a una guerra civil en Cuba, la de los 10 años, en la que españoles luchaban contra españoles pues en las Antillas no había población nativa. A estas dos guerras tenemos que sumar la rebelión cantonal que se produjo entre julio de 1873 y enero de 1874.

A resultas de esta nueva participación, Juan Espina se exilia a tierras del norte de África.

A partir de entonces, la dedicación al arte se concreta y define de manera absoluta.

Participante activo en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, en la de 1881 obtiene una Tercera Medalla con “Paisajes”.

Atardecer

Después de la tempestad

 

Jardín

 

En la de 1884 consigue la Segunda Medalla con “La tarde”, y un año después, también la Segunda Medalla con “La tarde en El Pardo”.

Al margen del ámbito de las nacionales, fue galardonado en la Exposición Literario-Artística de Madrid en 1885 y en las regionales de Zaragoza y Cádiz de 1887.

En la sección de grabado, logró la Segunda Medalla en 1906 y también en 1908, alzándose con la Primera Medalla en la de 1926.

Se especializó en temas de paisaje, siguiendo las líneas de la Escuela de Barbizon, que tuvo a Théodore Rousseau como inspirador, utilizando una técnica minuciosa al servicio de un lenguaje rea­lista, con una especial valoración del ambiente y un tratamiento lumínico característico.

En el campo internacional, actuó como delegado de España en las Exposiciones Internacionales de Berlín de 1866, la de Viena de 1892 y en la de Chicago de 1893, y representó a España en las Exposiciones de Suecia y Noruega de 1890.

A lo largo de su vida desarrolló una intensa actividad académica, fue un artista viajero y asiduo visitante de los museos europeos.

Celebró numerosas exposiciones individuales y participó en muchas colectivas, presentando sus lienzos en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en las gale­rías Hernández y Bosch.

Mundo Gráfico, 1928, inauguración de la exposición de obras de Juan Espina y Capo  y su hijo ,en el Círculo de Bellas Artes

 

En julio de 1925 realizó una exposición en el Museo de Arte Moderno que recogió la prensa, como La Esfera, que  comentaba que “ha reunido la más diversa y fecunda serie de obras de pintura y grabado: óleos, temples, acuarelas, aguafuertes, etc., y una importantísima colección de apuntes hechos con la lozanía juvenil, con la frescura espontánea que el notabilísimo maestro pone en cuanto realiza. Los apuntes de Espina, como sus grabados, tienen sobre la tradicional solidez de una educación clásica, realzando la seguridad técnica de una larga vida consagrada concienzudamente al arte, esa generosa modernidad que le hace eternamente joven”…

Deshielo

 

Fue designado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1931, versando su discurso de ingreso acerca de «Belleza, libertad y fraternidad», verdadera profesión de fe artística: «Nada más hermoso que las obras de arte engendradas por la belleza en colaboración con la libertad y la fraternidad.» Simultáneamente,  impartía clases en el Centro Instructivo Obrero y del Fomento de las Artes.

Falleció el 15 de diciembre de 1933 en Madrid, hecho recogido por multitud de diarios de la época en los que se destacaba que … “por su talento y su arte, podía decirse que era una de las mis ilustres figuras de nuestra pintura contemporánea… modelo de laboriosidad, cultivó todos los géneros del dibujo, la pintura y el grabado… en una existencia consagrada a un arte en el que fue maestro… Espíritu independiente, con rebeldía, han sido 85 años vividos con una intensidad extraordinaria, derrochando inteligencia y corazón, siempre dispuesto a romper una lanza por el arte o por su ideal, extasiándose ante la hermosura de un paisaje o ante la belleza de una mujer”…

En otros, se lee que “a pesar de sus 85 años, estando cabal y entero, todavía se escapaba al campo para pintar acuarelas… idealista y apasionado, Don Juan Espina y Capo era uno de los mejores paisajistas españoles de todos los tiempos”…

El Pico de Peñalara

Gente en el parque

Bosque con figura

Paisaje

 

En su Torrejón de Velasco natal hay un Centro Cultural que lleva su nombre.

Demostró gran talento para las composiciones de rico cromatismo y luminosidad, especialmente en paisajes de atardeceres y auroras. Destacó también en el grabado al aguafuerte.

En sus ­paisajes hay una visión atenta de la ­realidad y un interés especial en el tratamiento del color lleno de vigor y entusiasmo, sin descuidar los valores compositivos.

Decía Juan Francés, a propósito del ingreso de Juan Espina y Capo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que “Juan ha sido siempre el inadaptado y el disconforme, el que consideró más bello ansiar la ruta recién abierta, violar los horizontes, que aceptar la sedentaria conformidad de los hallazgos fáciles y los caminos harto ejercidos… A él se le debe en gran parte el descubrimiento estético del Guadarrama… presente en su obra con la fidelidad lumínica y la melancolía augusta… la fuerza renovadora de espiritualismo que contiene ese afán de copiar nubes y cimas… la sutil percepción de la atmósfera, ese aprehender el aire limpio, puro, que otorga las líneas remotas y acusa lo que importa ver bien para los efectos del grabado… Una gran sensibilidad, puesta al servicio de un estilo suelto, fácil, gracioso y fluido en apuntes que se repiten sin monotonía ni fatiga… Los aguafuertes ratifican su calidad de precursor del renacentismo actual del grabado en España.

Paisaje en primavera 

Árboles

El puente 

Paisaje con cascada 

Dibujo de Segovia aparecido en La Ilustración Española y Americana

Juan Espina y Capo retratado por Francisco Maura

Juan Espina y Capo retratado por José Garnelo

Juan Espina y Capo y la AEPE

Socio fundador de la Asociación de Pintores y Escultores, de la que fue Vocal de la Junta Directiva y Secretario General.

Artífice del I Congreso Nacional de Bellas Artes que organizó la Asociación de Pintores y Escultores en 1918, que contó con el apoyo de todos los organismos oficiales, de todas las sociedades afines y los centros de enseñanza, bajo el patrocinio del Rey Alfonso XIII. El congreso se organizó con las secciones de Pintura, escultura, grabado, arte decorativo, museos, arquitectura, enseñanza y música, y en su clausura, el escultor, socio y Director General de Bellas Artes en aquellos momentos, Mariano Benlliure,  manifestó que “no sólo admiraba a los que habían realizado un acto de género desconocido en la patria española sino que, desde luego hacía suyas alguna de las conclusiones porque ya había, por coincidencia, elevado al Sr. Ministro algunas iguales y otras parecidas y que en cuanto a las restantes estaba a la disposición de sus compañeros, porque el sentimiento del arte y el amor al hermano en profesión era en él muy superior a cuanto pudiera ser en otro plano distinto de la vida”.

En la AEPE organizó además del Certamen de Arte Español en San Petersburgo.

A iniciativa suya se creó en 1920 el Salón de Otoño. A finales de ese año, la  Asociación de Pintores y Escultores le dedicó un homenaje que se llevó a cabo en el domicilio de la entidad, como reconocimiento a su preocupación y desvelo por los intereses generales de los artistas, y en el que le fue concedida la Medalla de Oro que modelara generosamente Mariano Benlliure. La Medalla, una joya más salida de las manos de Benlliure, llevaba la inscripción «A Juan Espina y Capo, organizador del primer Salón de Otoño, sus amigos y expositores.—1920.»

Acompañó a la Medalla un cuaderno de pergamino con una preciosa cubierta de Agustín, en la que figuran las firmas de los asistentes al homenaje, entre ellas las de Alcalá Galiano, Anasagastí, Alcoy, Adsuara, Alvarez de la Puebla, Agudo Ayllón, Arroyo, Argeles, Alberti, Aguiiar, Benedito, Benlliure (Juan Antonio), Francisco Blanco, Blanco Recio, Bellver, Bermejo, Beríuchi, Bea, Cuartero, Comba, Comas, Campos, Cruz (Miguel de la), Cruz Herrera, Castillo y Soriano, Costa, Castaños, Dominguez (Lucía), Domínguez (Manuel), Dal Ré, Estringana, Estany, Ferrer, Francés (Juan), Gómez Aíarcón, García Lesraes, Gutiérrez (Ernesto), Gallegos, Hermoso, Ibaseta, Inurria, Llasera, López (Agusün), Leiva, Meifren, Marín Baldo, Medina, Marinas, Mingo, Morelli, Navarro (Eduardo), Ortiz de Tudeia, Ortells, Ortiz de Urbina, Palacios (Antonio), Pedrero, Piñols, Poggio, Pulido (Ramón), Poy Dalmau, Perdigón, Peña (Maximino), Flá, Pérez Rubio, Pedraza, Ribera (José), Salazar, Torre Estefanía, Urquiola, Vincent (Julio), Villegas, Bricva, Vegué, Vargas (Pura) y Vargas Machuca.

Mariano Benlliure entrega la Medalla a Juan Espina y Capo en el homenaje que recibió  de la Asociación Española de Pintores y Escultores, de manos de su Presidente, Pedro Poggio

 

El Presidente de la Asociación, Pedro Poggio, dio las gracias a Benlliure por la desinteresada ejecución de la obra artística y dijo que en la corta existencia de la Asociación se han escrito dos páginas brillantes en su historia: la del Congreso artístico y la del primer Salón de Otoño.

Terminó diciendo que la tercera página, el homenaje a Espina, iba escrita con el corazón, siendo muy aplaudido.

La prensa del momento, en palabras de Blanco Coris, recogió el acto, añadiendo que “es digno de cariño el ilustre artista, que con su cabeza de apóstol, tras de una vida de lucha continua y de amarguras sin cuento, logra con su perseverancia sus iniciativas y su entusiasmo por las Bellas Artes llevar a la realidad lo que para muchos ha sido constante pesadilla y aspiración continua. El acto de anoche es un triunfo definitivo para todos los que comulgan en el santo amoral arte patrio, y el homenaje a Espina es una demostración elocuente de que aún no ha muerto el espíritu de fraternidad y el de gratitud hacia los que como él sacrifican todos los impulsos de sus facultades a la exaltación de la causa e intereses de las Bellas Artes españolas”.

Una imagen de la Medalla obra de Benlliure

 

Participó en cinco Salones de Otoño.

* Al I Salón de Otoño de 1920 se presentó inscrito como Juan Espina y Capo, natural de Torrejón de Velasco, Madrid; reside en Madrid, Calle de Toledo, número 55, y  concurrió con las obras:

238.- “Un encerradero de ganado en la Sierra”, óleo, 0,76 x 1,21

239.- “En las dehesas de Cercedilla”, óleo, 0,90 x 0,75

240.- “Puesta de sol”, óleo, 1,13 x 0,96

241.- “Tablero con doce apuntes”, óleo, 1,10 x 1,16

774.- “Quietud”, aguafuerte, 0,90 x 0,73

840.- “Aguafuerte” , 0,78 x 0,94

841.- “Aguafuerte” , 0,78 x 0,94

842.- “Aguafuerte” , 0,78 x 0,94

843.- “Aguafuerte” “Aguafuerte” , 0,78 x 0,94

844.- “Aguafuerte” , 0,78 x 0,94

* En el VII Salón de Otoño de 1927 figuró inscrito como Juan Espina y Capo, natural de Torrejón de Velasco, Madrid; reside en Madrid, Calle Alonso Cano, 13, y  presentó con las obras:

522.- “Molino serrano”, aguafuerte, 0,77 x 0,97

523.- “Riberas del Manzanares” ”, aguafuerte, 0,74 x 0,44

* Al VIII Salón de Otoño de 1928 presentó las obras

122.- “Sierra madrileña” (Guadarrama), óleo, 0,94 x 0,78

123.- “Ocaso” (Oriente), óleo, 0,81 x 0,60

124.- “Encerradero” (estudio), óleo, 0,42 x 0,30

326.- “Pinares (Navacerrada)”, grabado, 0,67 x 0,59

327.- “Pinares (Guadarrama)”, grabado, 0,67 x 0,59

328.- “Puesta de sol”, grabado en madera, 0,67 x 0,59

* En el IX Salón de Otoño de 1929 aparece ya como Socio de Honor de Salones anteriores, y presentó las obras:

58.- “Estudio (Guadarrama)”, óleo, 0,57 x 0,67

59.- “Estudio (Encerradero)”, óleo, 0,50 x 0,67

60.- “Apunte del natural”, óleo, 0,24 x 0,29

239.- “Bosque” (Grabado), aguafuerte, 0,65 x 0,52

240.- “Fresnos” (Grabado), aguafuerte, 0,40 x 0,44

241.- “Crepúsculo” (Grabado), aguafuerte, 0,29 x 0,37

* En el X Salón de Otoño de 1930 figuró inscrito como Juan Espina y Capo, natural de Torrejón de Velasco, Madrid; reside en Madrid, Calle Modesto Lafuente, 18, y  presentó la obra:

96.- “Camino de El Pardo”, (guache), 0,65 x 0,54

* En el XXII Salón de Otoño de 1948, y con motivo del centenario del nacimiento de Juan Espina y Capo, la Sala de Homenaje, en este caso la III, exhibió casi medio centenar de obras del artífice de los Salones: tres “Paisajes” propiedad del Círculo de Bellas Artes, “La perla de Cazorla”, “Orillas del Rhin”, “Marina (Vigo)”, “Carmen granadino”, “En el lago”, ocho acuarelas, veintiún grabados, “Retrato al óleo”, “Retrato a lápiz”, “El arroyo de Cantarranas”, “Paisaje de la Moncloa”, “Paisaje” y “Abanico”, todos ellos de colecciones particulares como la de Patricio Fernández, José María Lacruz, Sr. Clement Tribaldos, Hans O. Poppelreuther, Luciano Matos y Leopoldo Codina.

* El XXIV Salón de Otoño de 1950 dedicó una Sala a los Fundadores de la AEPE en la que se exhibieron las siguientes obras de Juan Espina y Capo:  “Paisaje madrileño”, “Nieve en la sierra” y “Marina, 1884”.

 

Distintas fotografías del artista aparecidas en la prensa de la época

 

Placa que le dedicó su pueblo natal, obra del también socio, el escultor Martínez Repullés

 

Distintos paisajes del artista y uno pintado en un país de abanico

 

ESPECIAL SALÓN DE OTOÑO. El nacimiento del Salón de Otoño

ESPECIAL SALÓN DE OTOÑO.

 

El nacimiento del Salón de Otoño

de la

Asociación Española de Pintores y Escultores

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Toda la historia del arte de España ha pasado por el Salón de Otoño

Cuando contaba con diez años de vida, la Asociación de Pintores y Escultores convoca, por iniciativa del artista Juan Espina y Capo, el Primer Salón de Otoño.

El nombre de Salón de Otoño es, en su origen, francés. Se llamaba así una de las Exposiciones más famosas que se celebraban en París: el Salón de Artistas franceses, el de la Sociedad Nacional de Bellas Artes, el Salón de Otoño y el Salón de los Independientes.

El Salón de Otoño tenía en París un carácter de arte avanzado, de última palabra en estética. Durante mucho tiempo fue lo más audaz y lo más nuevo, lo más renovador y revolucionario. Después, este espíritu de juventud del Salón de Otoño fue superado por el Salón de los Independientes, que pasó a ser, desde entonces, el marco de las más atrevidas creaciones y de las más desconcertantes audacias.

Las Exposiciones de Independientes, lo mismo en su origen que después, no tuvieron otro significado que el de un bello gesto de protesta y desprecio contra los figurones que creían que todo consistía en premios, títulos y cargos.

El Salón de Otoño español, sólo en su nombre, recordaba al de París. Porque no tuvo, desde el primer momento, aquel espíritu de desenfado y de innovación que caracterizaba a su homónimo de Francia. Su espíritu, en general, ha sido más bien apacible y conservador. Sólo de modo excepcional ha aparecido en él lo revolucionario.

Juan Espina y Capo trabajó mucho en la organización de aquel Primer Salón español de Otoño, que se inauguró, en octubre de 1920, en el Palacio de Exposiciones del Retiro. La Exposición fue un éxito de concurrencia, ya que a la misma se presentaron 959 obras.

En la hoja inicial del Catálogo de aquel Primer Salón de Otoño se decía al público y a la Prensa: «Respetables jueces: la Asociación de Pintores y Escultores va a someter a vuestro excelente juicio un acto de carácter artístico lleno de ilusión y de confianza. Supone algo que no se parece a nada de lo acaecido en España en materia de Bellas Artes: El Arte todo regido por los mismos artistas. Los ideales de cada uno conciliados en uno sólo. El paso a las modernas y necesarias orientaciones. El respeto a la gloriosa tradición.»

 

El nacimiento del Salón de Otoño

La primera noticia que tenemos es la aparecida en la Gaceta de Bellas Artes del 15 de marzo de 1920, donde se anuncia el SALÓN OTOÑAL DE ARTISTAS INDEPENDIENTES.

Con el subtítulo de “Propósitos y fines”, se advierte de que Madrid “merece y necesita algo más de lo que viene verificándose en ella acerca de la difusión y bien de las Bellas Artes”…

Y es que en Madrid solo se celebraba una Exposición oficial de carácter bienal, careciendo de sitios y medios adecuados de “exhibición honrosa de obras de arte” del tipo que existían en otras grandes ciudades.

En una actividad oficial tan restringida, la Exposición Nacional de Bellas Artes era la única manifestación colectiva de alguna entidad y significación representativa de carácter artístico que existía en España.

Pero la Exposición Nacional de Bellas Artes, que había nacido en 1853, arrastraba tremendos problemas en torno a la elección de los jurados, a los procesos de admisión y colocación de obras y a la concesión de la Medalla de Honor y otros premios y recompensas oficiales, como las adquisiciones del Estado.

Después de haber sido uno de los pilares fundamentales de la cultura artística contemporánea y parte excepcional de las transformaciones artísticas españolas, en los años veinte estaban ya sumidos en la decadencia.

La tutela del estado y el control institucional que éste ejercía sobre las actividades artísticas, terminaron haciendo de esta cita una reunión malsana de competitividad en la que artistas de menos calidad lograban favores no merecidos, gracias a voluntades y amiguismos que emponzoñaron la inicial misión impulsora de las Exposiciones.

La Asociación Española de Pintores y Escultores, que venía colaborando en la realización y desarrollo de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, consciente de todos sus vicios, albergó durante años la idea de una exposición pura y aséptica en la que no hubiera más opinión ni críticas que la del público soberano.

Por eso, la AEPE proclamaba en esta presentación, el desinterés de las instituciones oficiales por el arte y los artistas, ante el cual, proponía una gran cita artística en la que se admitirían obras de pintura, escultura y grabado sin previo examen, siendo esta la base y solo teniendo en cuenta como limitación, la que impusiera el local, en relación a las obras presentadas.

La idea era huir de instalaciones tipo almacén y presentar el arte actual que se hacía en la España del momento. Presentar la obra por sí misma y que por sí misma se condenara o glorificara ante el público y la crítica.

Se buscaba huir del calvario que sufrían los artistas jóvenes, de la esclavitud que suponía toda autoridad, todo jurado y examen previo, para facilitar que todos los artistas fueran jueces independientes y desinteresados.

Esta era la síntesis de la idea que de proyecto, se convertía en realidad con la creación del Salón Otoñal de Artistas Independientes.

Una idea impulsada por Juan Espina y Capó, que la Junta directiva de la AEPE, de la que era secretario, y encabezada por su Presidente, Álvaro Alcalá Galiano, elevó al Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes en una instancia que reseñaba que …”en su continuo afán de que las Bellas Artes y los artistas españoles tengan medios fáciles de darse a conocer, abriga el propósito de que todas las manifestaciones artísticas  tengan su palenque de noble y natural lucha. En la época que estamos atravesando constituye esto la necesidad de ser conocidas, estimadas y juzgadas públicamente, sin que las preceda examen previo de ningún género para tener el honor de combatir… Es necesario, siguiendo el ejemplo de las demás naciones, hacer, independientemente del Estado, una manifestación anual en la que se proporcione al talento, a la juventud, a la novedad… medios que proclamen el mérito o el desengaño… De todo quedaría encargada la Asociación de Pintores y Escultores para lograr el fin que se propone… siendo notorios sus deseos de contribuir a toda iniciativa que sin gastos, a ser posible, por parte del Estado, tienda al prestigio y desarrollo de cualquier manifestación de cultura… Suplica disponer de local amplio, suficiente y digno para crear el Salón Otoñal de Artistas Independientes, y por no existir otro, se le otorgue el Palacio de Bellas Artes, sito en el Parque del Retiro, con su adjunto el de Cristal, para celebrar en él dicho Salón durante los meses de octubre y noviembre”…

La fecha escogida para la celebración del Salón Otoñal era la opuesta a la única cita artística con la que contaba la capital, que celebraba las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de manera bianual en la primavera y en el mismo lugar, el Palacio de Bellas Artes del Parque del Retiro, que hoy conocemos como el Palacio Velázquez, con su adjunto el de Cristal.

De forma oficial, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, a través de la Dirección General de Bellas Artes, ya venía solicitando a la AEPE, desde su fundación en 1910, su colaboración en la realización de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes.

Como decíamos, la AEPE no estaba de acuerdo con algunos criterios fijados por esa Dirección General relativos a la selección de obras, al Jurado, los premios y sobre todo, al local donde se celebraba, lo que motivó que la Asociación de Pintores y Escultores se decidiera a la creación un Salón Independiente, lejos de los criterios institucionales que marcaban la participación en las Exposiciones Nacionales.

La principal queja de la AEPE se centraba en las urgentes y necesarias obras de reparación,  decorado y conservación del Palacio de Bellas Artes del Retiro, que año tras año sufrían un estado de abandono humillante para los artistas, al ser cedidas de forma continuada por concesiones que no reparaban los desperfectos tras el uso.

La AEPE logró que a fuerza de repetir las quejas, la Dirección General de Bellas Artes dictara una Real Orden en la que se disponía que el Pabellón de Pintura (Palacio de Velázquez) y el de Escultura (Palacio de Cristal), se destinaran únicamente a la realización de Congresos científicos, Asambleas de interés nacional Certámenes de orden artístico u otro acto de carácter académico, “entendiéndose que todos los gastos que con tal motivo se originen por arreglos interiores o exteriores en el edificio serán siempre de cuenta de la entidad u organismo que pretenda la concesión, quedando asimismo obligado el solicitante a reparar los desperfectos que se produzcan en las salas y a dejar éstas limpias y en el mismo estado de conservación que las reciba”.

En la Gaceta de Bellas Artes de abril de 1920 encontramos más datos, ya que se dice que la AEPE ha elegido el otoño para la Exposición de referencia, huyendo de la primavera, …“Sin recompensas, sin presiones, sin apasionamientos, sin envidias ni prejuicios, el próximo Salón Otoñal ha de ser, no el campo de batalla o de odiosas comparaciones, sino el santuario en el cual cada manifestación, cada destello tenga su propio altar, su merecido respeto y sus creyentes, todo en un ambiente de paz, de dulzura y compañerismo, que haga de ella en los años sucesivos el lugar consagrado a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad de los artistas y sus admiradores. ¿Responderán nuestros compañeros a esta idea de la Asociación de Pintores y Escultores, en la cual se respetan y admiten todas las maneras, todos los diferentes criterios del Arte?… No puede dudarse que contará con cuanto sea preciso para que la fundación de que se trata nazca de entre los esplendores y simpatías de todos, dejando un recuerdo imperecedero, una gloriosa fecha, a partir de la cual las Bellas Artes españolas cuenten con un nuevo medio anual de vida, de exhibición y de conquistar noblemente gloria y provecho”.

Junto al texto, se incluía la imagen visual del Primer Salón Otoñal de Artistas Independientes  que adoptó un sencillo dibujo que reproducía la fachada del Palacio de Velázquez, con el que también anunciaba la Exposición Nacional de Bellas Artes.

La primera imagen visual del Salón Otoñal de Artistas Independientes

 

Pero el Salón Otoñal de 1920 tuvo su propio cartel anunciador, obra del pintor, cartelista y socio de la AEPE, Agustín López, que lo firmó con un anagrama y representó el triunfo del arte universal con una imagen de la Victoria de Samotracia, como escultura mundialmente reconocida, tras la que se esbozan dos figuras femeninas y una enorme paleta de pintor con una estética muy del gusto de la época.

En La Tribuna del 20 de octubre de  1920 se leía: …»De Agustín es también el cartel de la Exposición de  Otoño. Conviene recordarlo ahora que acabamos de hablar de interpretaciones coloristas. El cartel es como tal cartel, aparatoso- y deslumbrante de colores».

Anagrama de la firma de Agustín López en el cartel anunciador del I Salón de Otoño

 

La Gaceta de Bellas Artes de abril de 1920 publicó entonces el reglamento por el que se regiría la convocatoria. El primer artículo decía que “la Asociación de Pintores y Escultores tratará por todos los medios posibles, que el Salón de Artistas Independientes se celebre todos los años durante los meses de Octubre y Noviembre”. 103 años después, así seguimos haciéndolo.

Desde el principio, se establecieron tres secciones: pintura, escultura y grabado, reservando una sala para “Apuntes de viaje”, en las que podían participar cualquier artista español o extranjero, incluyendo unas fechas de entrega de obras y de fotografías que aportaban los artistas, si es que estos querían que figuraran en el catálogo.

Era necesario además consignar el nombre y apellidos del autor, lugar de nacimiento, su domicilio y el precio de la obra, colocándose las mismas según criterio de la Comisión y cinco expositores designados por sorteo, que acomodarían las obras atendiendo a las limitaciones del local.

La entrada solo era gratuita para los expositores y asociados a la AEPE, a quienes se proporcionaba un carnet, además de para el público general solo los días festivos, siendo su precio habitual variante entre una y cinco pesetas.

En la Gaceta de Bellas Artes de junio de 1920 se publicaban los “Propósitos” del Salón, destacando que a pesar de ser una empresa difícil, la AEPE es “conocedora de que la convocatoria levantará críticas exacerbadas y será un efecto llamada para artistas aficionados ajenos a la vida profesional… Pero también es consciente de que algún día se logrará que el porvenir y la existencia de las Bellas Artes se vea regida por quien sobre todos y todo, tienen derecho a ello: por la pública opinión”.

El escrito declara que a la AEPE solo le guía el desinterés y el altruismo, sabiendo que esta hazaña conlleva censuras y críticas, despectivos gestos que ha sufrir pero también aplausos y agradecimiento de artistas jóvenes que entiendan los principios de libertad que el Salón proclama.

También se publicaba bajo el subtítulo de “Lo que se trata de estudiar y modificar”, que el Salón llevará al público las maneras, coloraciones y puntos de vista de cada artista y que son propias y distintivas de cada región, y que por ello se intentará agrupar a los mismos bajo ese criterio, teniendo especial cuidado en lo posible, de espaciar lo suficiente cada obra para que no se perjudiquen unas a otras.

En junio de 1920, aparecía el primer anuncio del Salón. Esquemático, simple, sencillo.

 

El primer anuncio del Salón de Otoño

 

La Gaceta de Bellas Artes de agosto de 1920 detallaba el programa exacto de la exposición, con las actividades que se realizaban cada día. Así, el día 14 se realizaba el barnizaje, amenizado con un sexteto de música. El barnizaje era el día final en el que con las obras ya colgadas, los artistas podían darles los últimos toques antes de la inauguración oficial. Era un día de nervios, de primeras críticas, impresiones y primeros comentarios de la prensa que se publicaban al día siguiente.

El día 15 de octubre sería la inauguración oficial con asistencia de SS.MM. los Reyes y el Gobierno; mientras que el resto de días, el Salón era amenizado por música clásica, piano, orquesta, conciertos y banda militar…

En la Gaceta de Bellas Artes de septiembre de 1920, se dice que “con el objeto de abreviar el epígrafe de la Exposición llamada Salón Otoñal de Artistas Independientes, la designaremos de aquí en adelante con el fácil y breve de Salón de Otoño”.

El llamamiento que se lanzaba también insistía en que los artistas, hoy igual que ayer, fueran puntuales a la hora de llevar sus trabajos, para que no los remitieran en el último momento como era habitual en las Nacionales, e incluía como curiosidad actual, la posibilidad de llamar por teléfono al número del Palacio, que era el 16-47.

Concluía el escrito consignando que “No seguiremos la costumbre de publicar largas listas de nombres como garantía del éxito, porque tratamos de dar un carácter al Salón amplio, general, libre, y toda indicación mixtificaría nuestro propósito. Íntegro, sin prejuicios, en apretado haz, los artistas españoles le inaugurarán, entregándole al juicio público, al de la prensa y a los altos poderes de toda clase, de quienes esperarán tranquilos el fallo”.

En la Gaceta del 15 de septiembre se publicaban las bases del Concurso musical del Salón de Otoño, que corría paralelo al del artístico, con el que los fundadores querían “dar la mayor amplitud e interés al primer Salón de Otoño… y estimando que la Música debe tener en este certamen tanta importancia como la Pintura, la Escultura y el Grabado”… por lo que se organizaron seis conciertos a cargo de la Orquesta Benedito, que se celebrarían en el Palacio de Cristal.

Al concurso podrían presentarse compositores y concertistas españoles, con el deseo de “proporcionar a los músicos, como hace con los demás artistas, campo abierto donde demostrar sus aptitudes, realzar sus méritos y en el que con las menos restricciones posibles puedan realizar sus aspiraciones y hallar posibilidades para su porvenir artístico”.

Se podían presentar partituras de obras para orquesta que durarían un máximo de veinte minutos, de asunto, motivo o tema y forma libre.

Además, los concertistas de piano, violín y violoncello podían participar para interpretar con acompañamiento de orquesta tras una audición en la que se seleccionaría a los mismos.

En la Gaceta de Bellas Artes del 15 octubre de 1920, se comunica que ya se han colgado las obras presentadas. Un trabajo ímprobo si pensamos que se presentaron 959 obras y que el Palacio de Exposiciones (de Velázquez), es reducido y estaba mal acondicionado. El propósito inicial se había cumplido: ni una sola firma fue desechada, ni una sola obra presentada fue excluida.

La autocrítica llegaba asegurando que fruto de la experiencia, en próximas ediciones se solicitaría a los autores no llevar tanta obra para posibilitar su exhibición más decorosa.

Cerraba el artículo la contundente frase: “Ahora, el público tiene la palabra”, relacionando después los nombres de los expositores y dos salas especiales, la del Círculo de Bellas Artes y la Sala denominada “Recuerdos”, que logró reunir obras de Gustavo Adolfo Bécquer, Domingo Marqués, Sebastián Gessa, Eugenio Lucas, Raimundo Madrazo, Eduardo Rosales, Casimiro Sáinz, Modesto Urgell y Diego Velázquez.

En la Gaceta de Bellas Artes de noviembre de 1920, reflexionaba Juan Espina y Capo sobre cómo era el Salón de Otoño que se estaba celebrando aún:

…“El salón ha puesto de relieve que es posible hacer exposiciones sin la concurrencia de los autores más consagrados, porque con su ausencia desaparece la rutinaria costumbre de establecer las siempre odiosas comparaciones, resultando consagrados algunos que no lo hubieran sido fácilmente cometiendo gran injusticia al negarles la consagración. También ha puesto de relieve que existe un número no pequeño de artistas que ha acudido al llamamiento del salón dando pruebas inequívocas de pasión, de amor extraordinario a la gloria propia y a nuestra patria.

Admirable, porque pagándose los portes, exponiéndose a la pérdida o deterioro de las obras, sin opción a premios en metálico ni compras oficiales, sin esperanza en el apoyo de los poderosos; seguros además de ser atacados despiadadamente por plumas desconocidas y olvidadas.

Que en una palabra, han acudido sin ninguno de aquellos alicientes que excitan el egoísmo, la inmodestia y la adulación; sin ninguno de aquellos móviles que bien manejados elevaron a algunos de los hoy consagrados ausentes.

Que han acudido, repito una y mil veces, al Salón de Otoño, contribuyendo con su ejemplo, con el cerebro lleno de ideales, con vocación de mártir, a que el Salón sea en el porvenir lo que se pretende que sea: el palenque sincero de combate noble, recio, sin tregua ni cuartel; combate que teniendo por buenas únicamente las armas del ideal, y por amor y dama la belleza, otorgue o niegue el triunfo sin ambages ni miserias; abra la puerta del recinto a cuantas manifestaciones es capaz el humano ingenio de dar forma, a cuanto quiera contribuir a la ilustración y la enseñanza de los analfabetos del Arte”….

En la Gaceta del 15 de noviembre continúa su reflexión Espina y Capo preguntándose …”¿Qué sucederá ahora si, como es de desear, perdura el Salón de Otoño, como es propósito resuelto de la Asociación? … Sucederá que se normalizará y pasado el tiempo, con la gloria y prestigio público y libre, llegando a ser la consagración artística una verdad, por cualquier lado que se la mire… el artista llegará a la consagración por los laureles obtenidos en el Salón de Otoño, por la emulación del veterano, pro una porción de causas y concausas que atarán su opinión y sus resoluciones a principios de una justicia que respira y vive en el ambiente de la voz pública, conjunta de opiniones, controversias y, sobre todo, buena fe, porque nada la va ni la viene en el asunto, y después de todo, cuanto de humano existe, desea, sea comoquiera, verse elevado, aplaudido y patrocinado, porque lo que todos suponemos juntos, todos lo deseamos en particular”…

La Gaceta de Bellas Artes de diciembre de 1920 informaba de que el Rey había visitado la exposición, que le causó honda “satisfacción de esta primera manifestación de los artistas, hecha tan espontáneamente y con tanta fortuna, en materia que constituía una verdadera honra fuera de España… y cuya gloria se repartiría entre todos los españoles”.

También visitaron la exposición miembros del gobierno, el Ministro del ramo y el Director General de Bellas Artes, que mostraron su “extrañeza de ver que algo tan difícil se haya logrado”, felicitando a la comisión organizadora y a la AEPE, para la que tuvo frases de encomio y admiración que se verificaron al comprar, a título personal, distintas obras expuestas.

En la del 15 de diciembre de 1920, como Secretario General de la AEPE, Juan Espina y Capo presentaba la Memoria anual diciendo …“Los poderes públicos son completamente refractarios a las Bellas Artes. Los recursos del Estado y las iniciativas oficiales son insuficientes para atender a esta manifestación de la cultura y lo que es peor y más doloroso, que los propios artistas conspiran y mantienen la doctrina de que la pintura y la escultura no merecen una consideración pública, haciendo que veamos esta lucha que mantenemos como algo inútil, pese a que continuemos denunciando que estamos desatendidos frente a incomprensibles manifestaciones artísticas de cifras astronómicas y desorbitadas que en nada ayudan a la difusión del arte… La vida de la AEPE está constituida por una existencia artificial; respira milagrosamente gracias a la inyección en sus venas del tremendo trabajo de su Junta Directiva, de su Secretaría General, a quien no se compensa su labor altruista, de buena fe y entusiasmo… Si lo extraordinario es posible algunas veces, lo que no lo es, es vivir continuamente del favor y de la misericordia, es preciso que nos busquen, hay que abandonar la idea de buscar a los demás. La Asociación debe velar porque el Arte y su dignidad se salven por su propio valor”…

Específicamente, se refería Espina y Capo a que el Salón debería ser “fuente segura de ingresos, modestos, pero seguros, reformándose el reglamento con arreglo a la experiencia adquirida… establecer una inscripción más baja a los socios… y el 10 por ciento de la venta de obras, no cabe dudar del éxito del Salón, máxime si se tienen en cuenta los ingresos auxiliares, como la bastonera y venta de catálogos, sin necesidad de fundar la esperanza en subvenciones o donativos”…

Y también añadía que …”suprimiendo todo lo que no sea pura y simplemente el Salón de Otoño, se puede, sin riesgo, pensar en la realización del próximo y siguientes, en la seguridad, como auguro en esta Memoria, de que ha de ser una fundación importantísima para gloria de los artistas e incremento de la fuerza moral y económica de la Asociación… En la Exposición Nacional de Bellas Artes no se ha vendido ni una sola obra; y en nuestro Salón, se ha dado lo que podemos llamar la voz de alarma en este sentido, porque sin buscarlo, sin solicitarlo, sin ninguno de aquellos medios que existen para vender con más o menos gallardía lo que es tan grande y hermoso como al producción artística, hemos llegado, aunque modestamente, a dar esa voz a que me refiero, logrando interesar por primera vez al público, que se ha servido adquirir… 23 obras

El éxito del primer Salón de Otoño hizo que a instancias de los artistas y de la Junta Directiva de la AEPE, se le rindiera un sentido homenaje a su creador, Juan Espina y Capo, a quien se le entregó una Medalla de Oro, modelada y generosamente donada por Mariano Benlliure, que los amigos y expositores dedicaron al Secretario General como tributo de gran afecto y fraternal compañerismo.

Acompañó a la exquisita Medalla de Benlliure un cuaderno de pergamino con una preciosa cubierta de Agustín, en la que figuraban las firmas de los asistentes al homenaje.

Espina y Capo agradeció las muestras de cariño y leyó allí mismo la autorización solicitada al gobierno para celebrar el segundo Salón de Otoño en 1921 y la concesión de una modesta subvención y el decidido apoyo recabado para la construcción en Madrid de un Palacio de Bellas Artes y Exposiciones.

La Medalla a Juan Espina modelada generosamente por Mariano Benlliure

 

En la Gaceta de enero de 1921 decía Mariano Benlliure: …”El Salón de Otoño, inaugurado este año, ha sido una de las notas más salientes y acertadas del año artístico nacional, y aunque solo se ha hecho a guisa de ensayo, ha sido un éxito y una  promesa de superación”.

 

 

ESPECIAL SALÓN DE OTOÑO. 90 Salones después

ESPECIAL SALÓN DE OTOÑO.

90 Salones después

José Gabriel Astudillo López

Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

Desde principios del siglo XX, los pintores y escultores de España comenzaron a darse cuenta de que debían defender el arte y proteger sus intereses, tanto en lo relativo a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, único gran evento alrededor del cual se movía el arte de la época, como en cuanto a sus relaciones con el Estado, que creían debía promover y fomentar la vida artística y cultural de España.

Tras algún que otro intento fallido, Eduardo Chicharro y más de 180 artistas del momento, reconocidos como auténticas figuras y maestros en la actualidad, lograron fundar la Asociación de Pintores y Escultores, que el pasado mes de abril cumplió ya 113 años.

Los comienzos siempre son difícil, pero la naciente entidad superó todo tipo de trabas y encaminó sus pasos en la defensa del arte y los artistas y se centró en abordar el gran problema que sufría el arte español: la falta de exhibiciones a la manera en que se estaba haciendo en el resto de capitales europeas.

La Asociación Española de Pintores y Escultores, que venía colaborando en la realización y desarrollo de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, la única manifestación colectiva de alguna entidad y significación representativa de carácter artístico que existía en España, consciente de todos sus vicios, albergó durante años la idea de una exposición pura y aséptica en la que no hubiera más opinión ni críticas que la del público soberano.

El firme propósito del Secretario de la AEPE de la época, Juan Espina y Capo, fue determinante para la creación en 1920 del Salón Otoñal de Artistas Independientes que en seguida se conocería como Salón de Otoño.

Una muestra nacida con la idea de ser una gran cita artística en la que se admitirían obras de pintura, escultura y grabado sin previo examen, siendo ésta la base y solo teniendo en cuenta como limitación, la que impusiera el local, en relación a las obras presentadas.

Frente al desinterés de las instituciones oficiales por el arte y los artistas, frente a la oposición de los propios artistas, algunos no creían en esta independencia ni libertad, frente al problema que suponía que Madrid no contara con un espacio digno de exposición, más que el Palacio de Bellas Artes del Retiro, en un estado de abandono humillante para los artistas. Frente a todo ello y mucho más, la AEPE luchó por la creación de un salón independiente, lejos de los criterios institucionales que marcaban la participación en las Exposiciones Nacionales y de los vicios que éstas arrastraban.

Presentar la obra por sí misma y que por sí misma se condenara o glorificara ante el público y la crítica.

Y hacerlo en unas fechas opuestas a la única cita artística con la que contaba la capital, que celebraba las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de manera bianual en la primavera y en el mismo lugar, el Palacio de Bellas Artes del Parque del Retiro, que hoy conocemos como el Palacio Velázquez, con su adjunto el de Cristal.

Así fue como nació el primer Salón de Otoño, una experiencia en la que no había premios en metálico ni compras oficiales; no había esperanza en el apoyo de los poderosos, ni recomendaciones, ni dádivas, ni favores o regalos que pagar; sin alicientes egoístas ni expectativas aduladoras; sin presiones, sin apasionamientos, sin envidias ni prejuicios; sin otro propósito más que el de presentar al público, a la crítica (que por aquel entonces sí ejercía y en abundancia), una obra de arte.

Se trataba de reunir en un ambiente de compañerismo e igualdad, todas las maneras y todos los diferentes criterios del arte. Una acción noble que se logró y que llega hasta el día de hoy, en que celebramos su edición número 90.

113 años después, el Salón de Otoño es el certamen artístico más antiguo y prestigioso de los que se celebran en España.

90 ediciones después, seguimos pidiendo para el Salón de Otoño la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, en intentos silenciados para los que no recibimos ni una normalizada contestación del Ministerio de Cultura, ese que tanto nos debe a través de la Dirección General de Bellas Artes que tan ligada estuvo siempre con nuestra entidad.

113 años después, la Asociación Española de Pintores y Escultores respira milagrosamente gracias a la inyección en sus venas del tremendo trabajo de su Junta Directiva, del impagable esfuerzo de su Secretaria General y Secretaria Perpetua, Mª Dolores Barreda Pérez, a quien jamás podremos recompensar su labor altruista y entusiasmo.

113 años después sobrevivimos gracias a la ilusión de los socios, porque no contamos con ayudas del erario público ni vivimos merced a subvenciones oficiales. Y pese a ello, somos capaces de lograr milagros como este 90 Salón de Otoño, cuya calidad avala y reafirma, más que nunca, su necesaria existencia.

Y es precisamente esta ausencia de intervención de los poderes públicos, a los que no estamos sujetos por ningún tipo de vínculo económico, la que avala nuestra independencia y libertad de criterio, nuestras acciones y decisiones, nuestro prestigio.

La Asociación Española de Pintores y Escultores vela porque el Arte y su dignidad se salven por su propio valor.

113 años después, los poderes públicos siguen siendo completamente refractarios a las Bellas Artes. Los recursos del Estado y las iniciativas oficiales son insuficientes para atender a estas manifestaciones de la cultura, y lo que es peor y más doloroso es que los poderes públicos mantienen la doctrina de que la pintura y la escultura no merecen una consideración pública especial e igual frente a otras artes como el cine o el teatro, haciendo que veamos esta lucha que mantenemos como algo inútil.

Evocando pasadas ediciones, la presente, en la que conmemoramos el 90 nacimiento del Salón de Otoño, quiere rendir un pequeño pero emotivo homenaje a Santiago de Santiago, que fuera Vicepresidente de la AEPE y Premio Princesa Sofía de 1971.

Fallecido esta primavera, el escultor llevaba más de 50 años otorgando un premio con su nombre en el Salón de Otoño. Un mecenazgo ejercido durante más de medio siglo, que sólo puede ser expresión de su generosidad personal orientada al apoyo de la cultura, del arte y específicamente, de la escultura.

Por eso, Santiago de Santiago merece este reconocimiento de la Asociación Española de Pintores y Escultores, en la que estuvo muy implicado, pero también merece el reconocimiento de los artistas y de la sociedad en general, porque su labor y trabajo artístico y de mecenazgo, sobreviven bajo el amparo de lo que significa el arte, por encima de su rentabilidad y rédito mediático y social.

Homenaje y reconocimiento también a los cerca de 40.000 artistas que han participado en las 90 ediciones del Salón de Otoño. Gracias a ellos el certamen artístico más antiguo y prestigioso de España existe; ellos son los que justifican su existencia y reafirman su imprescindible necesidad hoy más que nunca; ellos son los auténticos protagonistas de este acontecimiento, los depositarios de un legado tan importante y los defensores de un futuro ineludible con los que la Asociación Española de Pintores y Escultores continuará escribiendo la historia del arte de España por muchísimos años más.

Aquí estamos 113 años después, 90 Salones de Otoño después, presentando al público y a la prensa, una nueva edición del único reducto artístico independiente de toda España.

Es posible gracias a los socios, a los artistas participantes, seleccionados o no, al jurado de esta y otras ediciones, un auténtico lujo del que bien podemos presumir por su amor y apoyo a nuestra entidad, a instituciones como la Comunidad de Madrid, como el Ayuntamiento de Madrid, a través de la Junta Municipal de Retiro, a la dirección de la Casa de Vacas, cuya reputación viene forjando tan acertadamente su directora, a los amantes del arte que cada año nos animan a continuar con este tremendo esfuerzo y a cuantos asisten al milagro del arte que desde la AEPE sostenemos.

A todos, muchas gracias.

Llevamos 113 haciendo arte

113 años de pasión por el arte

113 años haciendo cultura en España

Publicadas las bases del Cartel Anunciador del 90 Salón de Otoño

La del 2023 será una edición muy especial

 

Con fecha de diciembre de 2022, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, y la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, firman las bases que habrán de regir en la convocatoria del Cartel Anunciador del 90 Salón de Otoño 2023.

Como todos los años, el 90 Salón de Otoño se celebrará en la Casa de Vacas del madrileño Parque del Buen Retiro.

Para este certamen únicamente se admitirá la participación de los socios de la entidad, que cuentan así con una ocasión inmejorable para obtener la visibilidad que todos los artistas buscan.

La obra ganadora servirá de imagen visual de la importante convocatoria, el certamen artístico más antiguo y prestigioso de los que se convocan en España, que en el año 2023 llegará a su edición número 90 desde su creación en 1920 por la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Tal y como señalaba el Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo López, al cerrar su intervención en la inauguración de la pasada edición del Salón de Otoño, “ya estamos preparando y trabajando en el 90 Salón de Otoño”, y buena prueba de ello es la convocatoria que se publica ahora y que representa “una oportunidad única para los socios de hacerse más visibles y estar presentes en las distintas redes de comunicación social como facebook, twitter e Instagram, en las que tiene presencia real la Asociación Española de Pintores y Escultores».

Recordemos que en pasadas ediciones los ganadores del certamen fueron José Manuel Chamorro, Manuel Gracia, Carmen Durán, Rodrigo Hurtado Parra y Luis Javier Gayá, Alejandro Aguilar Soria y Ángel Rueda.

Las bases pueden consultarse aquí, y en esta misma web se puede seguir cualquier noticia del certamen en la pestaña “Certámenes y premios”, subpestaña “Salón de Otoño”.

 

Bases Concurso Cartel Anunciador del 90 Salón de Otoño 2023

 

Inaugurada la Exposición de Guzpeña

VI Premio Ciudad de Getafe del 88 Salón de Otoño

 

El 2 de noviembre de 2022 tuvo lugar el acto de inauguración de la exposición titulada “Tránsitos”, del artista Enrique Rodríguez, conocido artísticamente como Guzpeña, ganador del VI Premio Ciudad de Getafe del Excmo. Ayuntamiento de Getafe, en la pasada edición del 88 Salón de Otoño celebrado en Madrid en el mes de noviembre de 2021.

El acto de inauguración estuvo presidido por Luis José Domínguez Iglesias, Concejal Delegado de Cultura y Convivencia del Ayuntamiento de Getafe, que estuvo acompañado del Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, del artista y de los responsables de los servicios culturales de la ciudad, así como de otros artistas, socios y amigos, deseosos de contemplar las últimas creaciones del laureado pintor.

José Gabriel Astudillo, Guzpeña y Luis José Domínguez Iglesias

 

“Tránsitos” se podrá visitar del 2 al 11 de noviembre de 2022, en la Sala “Lorenzo Vaquero”, situada en la Calle Ramón y Cajal, 22, de Getafe, con horario de Lunes a viernes, de 10 a 14 y de 17’30 a 20’30 h.

La exposición recoge pinturas de diferentes líneas de trabajo, y revela distintos recorridos por los que ha transitado el artista en la búsqueda de un peculiar universo. Pinturas que juegan con símbolos y signos, con emociones y sentimientos, intentando construir un mundo a medio camino entre el sueño y la fantasía. Pinturas que no tratan de reflejar el mundo que nos rodea, sino otra realidad producto de la imaginación. Obras de factura libre y bien terminada, de delicado y sutil colorido. Trabajos en los que la línea y el dibujo se muestran con firmeza. A todo ello se añaden los cuidados contrastes de luces y sombras, gradaciones cromáticas, perspectivas y profundidades. «El arte tiene que transmitir emociones y hacernos sentir y vivir de una manera distinta.

Podemos no comprender su significado, pero éste posee una aureola de misterio que nos hace disfrutar. Puede que el arte no tenga utilidad, pero se realiza para para brindarnos un mundo diferente», dice el artista. Sostiene que «la creación es, ante todo, generosidad, cada cuadro no es solamente un lienzo lleno de colores, es un trozo de artista, un trozo de personalidad y de pasión. En cada obra se nos ofrece un regalo para nuestro deleite. Transitar sin más inquietud que descubrir formas nuevas, abriendo los sentidos, disfrutando de las emociones del paisaje y explorando los confines de la imaginación».

Guzpeña, seudónimo artístico de Enrique Rodríguez García, nació en 1964 en Prado de la Guzpeña, pequeña población situada en las estribaciones de la Cordillera Cantábrica, en el norte de la provincia de León.

Su formación artística comienza en 1982 en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco, en Bilbao, donde se graduó en la especialidad de pintura.

A partir de 1992 fija su residencia en Almanza, en la ribera del río Cea, lugar cercano a su pueblo natal, donde tiene su estudio y donde el artista encontró la atmósfera tranquila para la creación.

No recuerda cuando comenzó a pintar, pero desde 1976, año en el que realizó su primera exposición, siendo casi un niño, no ha dejado de viajar y de exponer sus obras en Museos, Centros Culturales y Galerías. Numerosas colecciones institucionales, corporativas y privadas poseen obra suya. Posee una dilatada trayectoria artística: 57 muestras individuales, 409 exposiciones colectivas y más de 60 premios y menciones.

Guzpeña posee un estilo artístico muy personal, con estructuras y objetos a medio camino entre el juguete y el artefacto mecánico, planos definidos, paisajes limpios, todo dentro de un universo particular y mágico. Obras de colores planos y líneas de contorno que diferencian los espacios. Composiciones con una multiplicación de formas geométricas y orgánicas ligadas por líneas rectas que actúan como lazos comunicantes.

Las obras de Guzpeña juegan con los símbolos y los signos, con las emociones y los sentimientos, construyendo un original léxico plástico. En sus obras hay un refinamiento poético intenso. La forma personal de pintar apuesta por la factura libre y bien terminada, la delicadeza y sutilidad del colorido previamente pensado, la firmeza de la línea y del dibujo magníficamente trabado y la forma geométrica que no renuncia al volumen. A todo ello se añaden los cuidados contrastes de luces y sombras, gradaciones cromáticas, perspectivas y profundidades. En ese misterio de sus mundos mitad cartesianos, mitad intuidos, se encuentra el secreto de una obra que no encuentra fácil clasificación.

Guzpeña es un artista que trabaja con criterio, con sobriedad. Quiere que su obra posea emoción y misterio. El arte puede no significar nada, pero tiene un sentido que nos hace disfrutar y vivir de otra manera.

“Tránsitos”
Guzpeña
VI Premio Ciudad de Getafe del 88 Salón de Otoño 2021
Del 2 al 11 de noviembre de 2022
Sala “Lorenzo Vaquero”
Calle Ramón y Cajal, 22, Getafe
Lunes a viernes, de 10 a 14 y de 17’30 a 20’30 h.

Un jurado lleno de talento para el 89 Salón de Otoño

El fallo del jurado, entrega de premios e inauguración tendrá lugar el 27 de octubre

Tras finalizar el plazo de entrega de las obras para el 89 Salón de Otoño, el más antiguo y prestigioso certamen de los que se convocan en España, organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores, el pasado martes 4 de octubre se reunió el Jurado de calificación y selección que en esta convocatoria ha tenido muy difícil su trabajo por la gran cantidad de obras presentadas.

Un jurado repleto de talento que ha estado compuesto, al igual que en años anteriores, por destacadísimos nombres del panorama artístico español actual, todos ellos socios y miembros de la centenaria entidad, a la que de manera leal prestan un maravilloso servicio y apoyo desinteresado.

El jurado del 89 Salón de Otoño ha estado formado por José Gabriel Astudillo López, Presidente de la AEPE,  Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la AEPE, actuando como Presidente y Secretaria del mismo, ambos con voz y sin voto, y ha tenido como vocales a los artistas Eduardo Naranjo, Paula Varona y Ricardo Sanz, contando también con Tomás Paredes, Presidente de Honor de la Asociación Española de Críticos de Arte, Mª Dolores Chamero, Directora del Centro Cultural Casa de Vacas y Wifredo Rincón, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza e Investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid.

 

De izquierda a derecha y de arriba a abajo:

Mª Dolores Barreda Pérez, Ricardo Sanz, Dolores Chamero, José Gabriel Astudillo López, Ricardo Naranjo, Paula Varona, Tomás Paredes y Wifredo Rincón García

 

Todos ellos han coincidido en destacar la gran calidad de las obras en su conjunto, superior a la media de años anteriores.

Se trata de la edición número ochenta y nueve de un certamen que nació hace ya 102 años, en 1920, con el objetivo de dar una oportunidad a los artistas y para defender el arte y las bellas artes, valorando y fomentando la creación artística de los pintores y escultores españoles.

El Salón de Otoño otorga un total de 18 premios repartidos en las disciplinas de pintura, con cuatro premios específicos, seis de escultura, dos de acuarela, uno de grabado, uno de dibujo y tres más que pueden abarcar cualquiera de las mismas.

El 89 Salón de Otoño cuenta con la inestimable colaboración de Tritoma Gestión Cultural, del Ayuntamiento de Getafe, de la Fundición Codina, Inmobiliarias Encuentro, Santiago de Santiago, la Agrupación Española de Acuarelistas, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, contando además con un premio especial reservado a los artistas Down Madrid, consistente en una Medalla.

La exposición de obras seleccionadas y premiadas tendrá lugar en la Casa de Vacas del Parque del Retiro entre el 27 de octubre y el 21 de noviembre de 2022, y el fallo del jurado y entrega de premios se celebrará en el transcurso de una gala que coincidirá con la inauguración, el 27 de octubre, a las 19 h.

En total, se han seleccionado para su exposición 93 obras, 73 pinturas y 20 esculturas, en una muestra que ha sido muy cuidada y va a ser algo cautivador para el público, una experiencia única como las que presenta la Asociación Española de Pintores y Escultores, que lleva ya 112 años haciendo cultura y 112 años de pasión por el arte.

 

José Gabriel Astudillo López

Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores y

Presidente del Jurado del 89 Salón de Otoño

Mª Dolores Barreda Pérez

Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores y

Secretaria del Jurado del 89 Salón de Otoño

Eduardo Naranjo

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

Ricardo Sanz

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

Paula Varona

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

Tomás Paredes

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

Mª Dolores Chamero Moyano

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

Wifredo Rincón

Vocal del Jurado del 89 Salón de Otoño

 

 

89 Salón de Otoño

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

Inauguración y entrega de premios: 27 de octubre, 19 h.

27 de octubre – 21 de noviembre de 2022

Casa de Vacas

Parque del Buen Retiro de Madrid

Pº de Colombia, 1. 28009 Madrid

De lunes a domingo, de 10 a 21 h.

Metro: Retiro (Línea 2)

Bus: 2, 20, 28

BICIMAD: Estación 102 (C/ Alcalá, 95) y Estación 60 (Plza. Independencia, 6)

 

 

 

 

 

 

 

Convocado el Concurso para el Cartel Anunciador del 89 Salón de Otoño

La Asociación Española de Pintores y Escultores acaba de publicar las bases del Concurso Cartel anunciador de la que será la edición número 89 del Salón de Otoño que se celebrará del 27 octubre al 27 de noviembre de 2022 en la Casa de Vacas del madrileño Parque del Retiro.

Podrán concurrir al mismo únicamente los artistas socios que lo deseen.

Cada autor podrá concurrir con cuantas obras desee, siendo libres el tema y la técnica.

El tamaño será de 40 x 60 cms preferiblemente en formato vertical.

La importancia que está cobrando esta cita queda de manifiesto al convertirse en la imagen visual de la convocatoria, con la publicidad en distintos medios que ello conlleva, una oportunidad única para los socios de hacerse más visibles y estar presente en las distintas redes de comunicación sociales como facebook, twitter e Instagram, en las que tiene presencia real la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Incentivos que unidos a la promoción del evento y la cartelería utilizada en la convocatoria, se convierten en un anuncio del artista y del evento.

Tal y como señala el Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo López, al cerrar su intervención en la inauguración de la pasada edición del Salón de Otoño, “ya estamos preparando y trabajando en el 89 Salón de Otoño”, y buena prueba de ello es la convocatoria que se publica, para una gran cita artística del arte y la cultura como es el tradicional Salón de Otoño, y todo ello, de la mano de esta Asociación Española de Pintores y Escultores.

Recordemos que en pasadas ediciones los ganadores del certamen fueron José Manuel Chamorro, Manuel Gracia, Carmen Durán, Rodrigo Hurtado Parra, Luis Javier Gayá, Javier Ortas y Alejandro Aguilar Soria.

Toda la información está ya disponible en esta misma web, pestañas “Certámenes”, Subpestañas “Bases de Cartámenes” y en la pestaña “Salón de Otoño”, Subpestaña «89 Salón de Otoño».

Bases Concurso Cartel Anunciador del 89 Salón de Otoño 2022

 

 

La gran fiesta del arte del 88 Salón de Otoño

El 28 de octubre tuvo lugar la entrega de los premios correspondientes al 88 Salón de Otoño que organiza la Asociación Española de Pintores y Escultores, así como la inauguración de la exposición de las obras premiadas y seleccionadas en el certamen más antiguo y prestigioso de los que se convocan en España.

La Casa de Vacas del Parque del Buen Retiro, acogió un año más la exposición que podrá visitarse hasta el próximo día 28 de noviembre, en horario de lunes a domingo, de 10 a 21 h. y reúne un total de 69 obras, 50 pinturas y 19 esculturas, de 67 artistas.

Foto de familia de los premiados

El acto contó con la presencia del Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, del Vicepresidente, Juan Manuel López Reina, de Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la entidad,  los miembros de la Junta Directiva: Antonio Téllez de Peralta, Paloma Casado, Carmen Bonilla Carrasco, Fernando de Marta, Ana Martínez Córdoba e Itziar Zabalza Murillo.

La Junta Directiva de la AEPE, autoridades y miembros del Jurado: de izquierda a derecha: Antonio Téllez de Peralta, Itziar Zabalza, Ana Martínez, Paloma Casado, Carmen Bonilla Carrasco, Juan Manuel López-Reina, José Gabriel Astudillo, Santiago Saura, Asunción Cardona, José Luis Fernández, Tomás Paredes, Ricardo Sanz, Paula Varona y Dolores Chamero

 

Asistieron también los miembros del Jurado de esta edición: Paula Varona, Ricardo Sanz, Tomás Paredes, Mª Dolores Chamero Moyano y José Luis Fernández, así como de los responsables de las distintas entidades colaboradoras del 88 Salón de Otoño, José Luis Manzanares, Gerente de Tritoma, Sandalio Tijerín, Coordinador de Cultura del Ayuntamiento de Getafe, María Luisa y Miguel Ángel Codina, de la Fundición Codina, Alan Hernández, Director General de Inmobiliarias Encuentro, Araceli Caballero, Vicepresidenta de la Agrupación Española de Acuarelistas, así como Ignacio Egea, Presidente de la Fundación Down Madrid y Elena Escalona.

Además, estuvieron presentes el Concejal Presidente de la Junta Municipal de Retiro, anfitriona del evento, Santiago Saura Martínez de Toda, junto a otras autoridades como Asunción Cardona, Subdirectora General de Bellas Artes de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, Antonio Pardo Barreda, Carolina Álvarez Menta y otros invitados del mundo del arte y la cultura.

Santiago Saura, Concejal Presidente de la Junta Municipal de Retiro

Asunción Cardona, Subdirectora General de Bellas Artes de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid

 

Recuperando una nueva normalidad, el acto fue casi como el resto de las inauguraciones de otras ediciones del Salón de Otoño de la Asociación Española de Pintores y Escultores, en las que debido al elevado número de asistentes y visitantes, el acceso a la Casa de Vacas debe restringirse por momentos, ya que excede la capacidad real de la instalación.

La presentación del acto corrió a cargo de la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, nombrada como “Secretaria Perpetua” de la entidad, que quiso poner de relieve la gran fiesta del arte que se vivía con el Salón de Otoño, con las siguientes palabras:

«Este año 2021 cumplimos 111 años de existencia. A pesar de la difícil situación que hemos vivido, la AEPE no ha parado un solo momento.

La AEPE ha sido la única capaz de capitanear el mundo artístico y cultural de España con sus continuas acciones desde el inicio de la pandemia.

Por eso, tras los momentos tan duros vividos, la fiesta del arte que hoy celebramos aquí, es tan importante y especial para todos los artistas de España.

Comenzaba mi intervención dándoles la bienvenida en nombre de quienes hacemos posible una nueva edición del Salón de Otoño.

Bienvenida que hacemos extensiva a los artistas llegados de todos los rincones de España para celebrar esta fiesta del arte.

Como ya he comentado en alguna que otra ocasión, nuestro Salón de Otoño es equiparable a otras galas de entrega de galardones artísticos. Pero en nuestro caso, es una gala imprescindible porque nuestras distinciones vienen a llenar el vacío en que el estado Español tiene sumidas a las artes plásticas.

Un vacío insufrible que desde el año de la fundación del Salón de Otoño, allá por 1920, está asumiendo nuestra entidad. 

Frente a los 19 Premios Nacionales de Literatura, a los 32 Premios de Cine y Audiovisuales, a los 20 Premios más de cine englobados como “Otros premios”, a los 12 Premios Nacionales de Gastronomía, a los 7 Premios de Artes Escénicas y Música, a los 5 Premios Europeos de Medio Ambiente a la empresa, al Premio Nacional de Tauromaquia, a los 4 Premios Nacionales de Innovación, a los 4 Premios Nacionales de Diseño, a los 13 Premios Nacionales del Deporte, a los 11 Premios Nacionales de Investigación, a los 171 Premios de fin de carrera, al Premio Nacional de Arquitectura, al Premio Nacional de Urbanismo, al Premio Nacional de Calidad de la Vivienda.

Frente a los 4 premios Culturales, que incluyen el de Patrimonio Histórico, el de Restauración y Conservación de Bienes, el de Industrias culturales y el de Televisión, frente a los 4 Premios de Arte, que contemplan la Fotografía, el Diseño de Moda, el genérico Premio Velázquez y el también genérico Nacional de Artes Plásticas.

Frente a las otras 54 recompensas y medallas de las que solo 3 tienen que ver con las artes plásticas, como son la Medalla de Alfonso X el Sabio, la Orden de las Artes y las Letras y las manidas Medallas al Mérito en las Bellas Artes, que se dan en serie a todo tipo de personas sin ser artistas plásticos.

Pues bien, frente a estos 364 premios, recompensas y medallas, sólo 5 tienen algo que ver con las bellas artes, y mezclan pintura y escultura y performances y fotografía y en fin…. De 364, casi los mismos días que tiene un año, sólo 5, repito, tienen algo que ver con quienes estamos aquí hoy reunidos.

Frente a todos estos galardones que otorga y dota económicamente el Ministerio de Cultura, la Asociación Española de Pintores y Escultores en su Salón de Otoño, mantiene desde su creación en 1920, más de 16 premios específicos de pintura, escultura, dibujo, acuarela, grabado…y lo hace con la cabeza muy alta por llevar el nombre de los fundadores de nuestra institución.

Una institución como la nuestra, sin ánimo de lucro, es la que viene asumiendo en solitario y sin ningún tipo de ayudas esta inmensa labor de promoción de las artes plásticas en España.

Esto y únicamente por esto mismo, es lo que hace de este acto que celebramos hoy, una gran fiesta del arte en la que Madrid se erige como anfitriona de lujo de unos premios cuyo prestigio tiene ganado a pulso en las 88 ediciones que ya ha celebrado.

Y todo ello, lo hemos hecho contando solo con nuestros socios, repartidos por toda España. Lo hemos hecho sin otra ayuda que la de nuestro propio trabajo y esfuerzo, intentando implicar a instituciones como el Ayuntamiento de Madrid o la Comunidad de Madrid, que han demostrado ser sensibles al arte y la cultura; intentando implicar a otras instituciones que no entienden o no quieren entender, que el arte y los artistas artistos y artistes y artistis y artistus puedan tener unos premios dignos y a la altura de un país como el nuestro, repleto de talento y de creadores maravillosos como los que hoy se reúnen aquí.

Por eso es para nosotros tan importante esta celebración del arte, estos premios, esta gala, vuestra asistencia y comprensión, vuestra complicidad y participación, en una palabra, vosotros los artistas.

Desde la Junta Directiva sólo queremos agradecer a socios, amigos, público en general, colaboradores e instituciones, vuestro total apoyo a nuestra continua labor en beneficio del arte y de los artistas«.

Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la AEPE

 

Tomó entonces la palabra Santiago Saura, Concejal Presidente de Retiro, quien recordó la especial unión que siempre ha tenido el Salón de Otoño con el Parque del Retiro y agradeció a la centenaria entidad la lucha por el arte y los artistas y la importante actividad cultural que lleva a cabo desde hace ya 111 años, con estas palabras:

«Buenas tardes a todos.

Bienvenidos todos a este Centro Cultural Casa de Vacas, en este lugar emblemático de la ciudad de Madrid, en el corazón de este parque del Retiro que es a su vez corazón verde de Madrid.

Y este lugar es, además, desde el pasado 25 de julio, parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO; ese es el reconocimiento que ha obtenido el Paisaje de la Luz, el Paisaje de las Artes y de las Ciencias, el Paseo del Prado y el Parque del Buen Retiro, el pasado día de Santiago por parte de la UNESCO.

Este es el Paisaje de las Artes y de las Ciencias por muchos motivos, por su historia, por su vocación y por sus valores actuales.

Entre ellos desde luego está esta Casa de Vacas que viene acogiendo las mejores expresiones de nuestros artistas, y en particular de nuestros pintores y escultores, a través de las exposiciones, muy seleccionadas y destacadas, que se suceden en este Centro Cultural y Sala de Exposiciones, que es una de las mejores salas de exposiciones de todo Madrid.

Y en concreto, destaca especialmente este Salón de Otoño que organiza la Asociación Española de Pintores y Escultores. Salón que vuelve a esta Casa de Vacas en el día de hoy, con:

  • La inauguración de la exposición de las obras presentadas a la Octogésima Octava (88) edición de Salón de Otoño.
    • De las más de 200 obras de gran calidad presentadas a este Salón de Otoño, desde hoy y hasta el día 28 de noviembre podremos admirar aquí una selección de 69 obras, 50 pinturas y 19 esculturas, todas ellas de excelente calidad y mérito artístico.
  • La entrega de Premios a las obras ganadoras: 16 premios que contemplan las disciplinas de pintura, escultura, dibujo, grabado y acuarela. 6 de esos premios son específicos de escultura, una disciplina ha vivido momentos difíciles en los últimos tiempos y que es necesario seguir apoyando y poniendo en valor.

Además, el Salón de Otoño incluye, por quinto año consecutivo, la Medalla de Pintura “Síndrome de Down”, incluyendo en esta exposición la obra premiada de uno de los alumnos que asisten a clases de arte en Down Madrid. Se demuestra así que la inclusión en el mundo del arte avanza y es toda una realidad.

No está tan lejos el impacto más duro de la pandemia, que paralizó y golpeó con fuerza inusitada tantos ámbitos de nuestras vidas y de nuestra ciudad, especialmente durante gran parte del 2020. A pesar de ello, y cuando las circunstancias lo permitieron, esta Casa de Vacas retomó su actividad desde finales de junio del pasado año, albergando desde entonces tanto la pasada 87 edición del Salón de Otoño como exposiciones individuales de artistas tan importantes como Paula Varona, o el pintor hondureño Carlos Andino. Dos figuras de la pintura, que además son socios de AEPE, y que dan continuidad a la más que merecida presencia de extraordinarios artistas españoles que han expuesto en este mandato en esta Casa de Vacas y que son también socios de AEPE y también miembros del Jurado de este Salón de Otoño, como Ricardo Sanz, cuya exposición fue una de las primeras que tuve el honor de inaugurar, y de disfrutar, recién llegado a mi cargo de Concejal Presidente de este distrito, en el verano de 2019.

Artistas a los que se suman recientemente otros nombres como como Adriana Zapiseck o Charles Villeneuve, cuya exposición acaba de finalizar el día 24 con casi 100.000 visitantes, todo un éxito que culmina un año que podemos calificar de histórico para Casa de Vacas, que seguirá tendiendo la mano al arte de calidad, y atrayendo a muchísimos madrileños y visitantes amantes de la mejor pintura y escultura.

Y lo hace desde hoy con la larga trayectoria y el prestigio del Salón de Otoño, que iniciara su andadura allá por 1920 y que llega en este 2021 a su Octogésima Octava (88) edición. Esa trayectoria, y especialmente la gran calidad de las obras que reúne, le hacen merecedor de todo el apoyo por parte de la Junta Municipal del Distrito de Retiro y del Ayuntamiento de Madrid en su conjunto.

Me gustaría destacar el trabajo de:

  • todos los miembros del Jurado, que me consta que no ha sido fácil dada la calidad de las obras presentadas.
  • y, como concejal presidente del Distrito de Retiro, de Lola Chamero, no solo por ser parte del Jurado de estos premios, sino por la excelente labor que realiza como directora de este Centro Cultural Casa de Vacas.

Y quiero especialmente resaltar la excelente implicación y trabajo de José Gabriel Astudillo y de toda la junta directiva y equipo de la Asociación Española de Pintores y Escultores a lo largo de todos estos años en el apoyo, difusión y divulgación de la pintura y la escultura de España.

Ese trabajo y función excelente de AEPE, cumple ya más de 110 años de historia, y se materializa en esta casa de Vacas tanto en este Salón de Otoño como la exposición de los Premios Reina Sofía de Pintura y Escultura que cada año tenemos el honor y el placer de acoger y apoyar.

Es un apoyo que estamos orgullosos de prestar y que nos comprometemos a seguir prestando en el futuro, en siguientes ediciones, ahora que este entorno del Paisaje de las Artes y de las Ciencias es Patrimonio Mundial, y precisamente porque este Paisaje de las Artes y las Ciencias es Patrimonio Mundial, porque exposiciones y premios como este encajan a la perfección con los valores y actividades que tenemos que conservar y potenciar, cada vez más, en este sitio.

Muchas gracias».

 

Santiago Saura, Concejal Presidente de Retiro

 

Después, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, se dirigió a los asistentes con estas palabras:

«La Asociación Española de Pintores y Escultores, AEPE, presenta su 88 Salón de Otoño, el certamen artístico más antiguo y prestigioso de los que se convocan en España y que nació de forma firme y decidida, para apoyar y fomentar la creación de los pintores y escultores de España.

El mayor mérito de esta convocatoria es su continuidad en el tiempo y su celebridad, y por supuesto, seguir existiendo pese a las múltiples convocatorias de premios caudalosos y opulentos que compiten en renombre y repercusión, pero no arrastran nuestra historia y nuestros logros.

A través de las 88 ediciones del Salón de Otoño se puede rehacer un completo estudio de la Historia del Arte Español de las ocho últimas décadas a través de las obras premiadas y seleccionadas, y de las tendencias observadas, que han formado parte de los sucesivos salones.

Las últimas ediciones han confirmado el nivel de calidad de obras y artistas, y sobre todo, de coherencia con la realidad artística española, reafirmadas por el elevado número de visitantes que las exposiciones han tenido. Pero si hay algo que caracteriza a este certamen, es el mantenimiento de su objetivo principal: acercar al público el mejor arte actual de la mano de sus creadores.

El Salón de Otoño nació para dar oportunidades a muchos talentos sin cauces de difusión, y en esta 88 edición es lo que claramente se muestra, apoyando a quienes no encuentran ocasión de exhibir su arte y arropando a quienes empiezan en esta difícil carrera, para presentarlo junto a grandes maestros por todos conocidos y admirados.

Si hay algo que diferencia el Salón de Otoño del resto de certámenes y convocatorias nacionales, es que se selecciona aquello que presenta una mayor calidad, sin fijarse ni en la trayectoria del artista ni en el peso de las firmas. No hay que aportar un currículo extenso y ampuloso, sólo una obra cuya sensibilidad llegue a todos y nos permita encontrar algo diferente y especial en donde otros solo ven lo banal.

Ese acento aperturista que compagina los valores tradicionales del arte con las novedades más irreconciliables, son los criterios antagónicos que están presentes en la selección de las obras.

Una difícil selección de obras fruto de la exclusión por la falta de espacio disponible, porque si hay algo que debe quedar muy claro en este certamen, es la riqueza y abundancia de nuestros artistas, cada día mayor y con mayores ímpetus, con más fuerza y mejores ansias de llegar al gran público.

Todo ello es testimonio de la evolución artística de esta década que comienza, mezcla de perseverancia, afanes, de inquietud creativa, de estilos, tendencias, influencias y apuntes de modernidades que están marcadas por la grave y difícil experiencia que atraviesa el mundo, cuando la peligrosa pandemia ha intentado cercenar el ánimo y la creatividad de nuestros corazones.

La riqueza del 88 Salón de Otoño, de las 87 ediciones anteriores, no es casual ni actual; se debe a su propia historia, al trabajo entusiasta de los artistas, a los desvelos y preocupaciones de los organizadores, a la colaboración de las instituciones que vienen prestando su ayuda a una entidad que ha cumplido ya 111 años de historia.

Y fundamental en los tiempos que vivimos, es pensar que el Salón de Otoño es el único certamen nacional de prestigio asegurado, que no concede premios económicos y que más allá de esta característica, sigue contando con la participación de quienes creen en el arte, por encima de todo, y en lo que el Salón de Otoño representa, fruto de una historia tan rica e importante para la vida artística y cultural de España.

Presentamos así una nueva edición del Salón de Otoño que rebosa entusiasmo en todos cuantos contribuimos a engrandecerlo, aportando nuestro esfuerzo y experiencia, rebosantes de ánimo, pese a la desgana reinante en otras instituciones, y con un excelente trabajo, capitaneado por nuestra Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez, nombrada ya como “Secretaria Perpetua de la AEPE”, por sus constantes desvelos y firme y decidida voluntad.

Y junto a ella, una Junta Directiva visible y preocupada, trabajadora y pendiente en todo momento de los artistas en una edición en la que debemos agradecer profundamente al Ayuntamiento de Madrid, a la Junta de Retiro, a través de su responsable, Santiago Saura y de la responsable del Casa de Vacas, Dolores Chamero, su total implicación y colaboración con esta centenaria entidad, así como al espléndido jurado cuyo trabajo es siempre impecable y que nos apoya incondicionalmente por “amor al arte”, con un criterio justo y sopesado, y por supuesto, a los artistas participantes, seleccionados o no, que creen en nosotros y nos dan siempre razones para seguir trabajando por el arte y la creatividad en España«.

José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

Tras los discursos institucionales, la Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez, procedió a dar lectura al acta del Jurado:

“En Madrid, a 5 de octubre de 2021, reunido el Jurado de Selección y Calificación del 87 Salón de Otoño, organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores, compuesto por los siguientes miembros:

Presidente: José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores

Secretaria: Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la Asociación Española de Pintores y Escultores

Ambos con voz y sin voto, y los Vocales:

Paula Varona, pintora

Ricardo Sanz, pintor

Tomás Paredes, Decano de los Críticos de Arte

Mª Dolores Chamero Moyano, Directora de la Casa de Vacas

José Luis Fernández, escultor

Acuerdan otorgar los siguientes premios:

.

PREMIOS DE LIBRE ACCESO

.

PREMIO TRITOMA

Dotado con la realización de una exposición individual, con su correspondiente catálogo, en el Centro Cultural Sanchinarro de Madrid y Diploma de la AEPE

Manuel Díaz Meré

José Luis Manzanares, Gerente de Tritoma Gestión Cultural  y Manuel Díaz Meré

.

PREMIO CIUDAD DE GETAFE

Dotado con la realización de una exposición individual, con su correspondiente catálogo, en la Sala Municipal de Exposiciones “Lorenzo Vaquero”, en la Antigua Fábrica de Harinas y Diploma de la AEPE

Enrique Rodríguez García “Guzpeña”

Sandalio Tijerín, Coordinador de Cultura del Ayuntamiento de Getafe y Guzpeña

.

PREMIO FUNDICION CODINA

Dotado con un trofeo salido de sus talleres o la fundición de la obra premiada que no sobrepase los 30 cms. y Diploma de la AEPE

Laura Fiona Cunillés “Fiona Olimpia”

Mª Luisa y Miguel Ángel Codina, de la Fundición Codina, entregan el premio a Fiona Olimpia

.

PREMIO AL TALENTO JOVEN “ENCUENTRO

Dotado con la realización de una exposición individual en los espacios expositivos de las sedes de las que dispone en Madrid la Inmobiliaria Encuentro y su correspondiente tríptico y Diploma de la AEPE

Marie Elena Mogort Valls

Alan Hernández, de Inmobiliarias Encuentro, y Mogort 

.

PREMIO DE ESCULTURA

SANTIAGO DE SANTIAGO

Dotado con un trofeo realizado por el otorgante y Diploma de la AEPE

Domingo Huertes Fraile

José Gabriel Astudillo y Santiago Saura entregaron el Premio Santiago de Santiago en representación de su autor, a Domingo Huertes

.

PREMIO AGRUPACION ESPAÑOLA DE ACUARELISTAS

Dotado con una placa y Diploma de la AEPE

José Luis Fiol Valero

Araceli Caballero, Vicepresidenta de la Agrupación Española de Acuarelistas, entregó el premio a José Luis Fiol

.

MEDALLA DE PINTURA DOWN MADRID

Dotada con Medalla y Diploma de la AEPE (reservada a artistas de Down Madrid)

Antonio Monfort Calderón

José Gabriel Astudillo e Ignacio Egea, Presidente de la Fundación Down Madrid, entregaron el premio a Antonio Monfort

.

PREMIOS HONORÍFICOS RESERVADOS A SOCIOS DE LA AEPE

(excepto a los miembros de la Junta Directiva)

dotados con Medalla y Diploma de la AEPE

.

MEDALLA DE PINTURA

EDUARDO CHICHARRO

Ana Gutiérrez Mengual

.

José Gabriel Astudillo y Santiago Saura entregaron el premio a Ana Gutiérrez Mengual

.

MEDALLA DE ESCULTURA

MATEO INURRIA

Pablo Javier Redondo Díez “Odnoder”

José Gabriel Astudillo y Asunción Cardona hicieron entrega de la Medalla a Odnoder

.

MEDALLA DE PINTURA

JOAQUIN SOROLLA Y BASTIDA

Mar Esteban

Tomás Paredes y Mar Esteban

.

MEDALLA DE ESCULTURA

BENLLIURE Y GIL

César Orrico

César Orrico no pudo estar presente en la gala y en su lugar recogió el premio de manos de José Luis Fernández, su hermana

.

MEDALLA DE PINTURA

CECILIO PLA Y GALLARDO 

Juan Ignacio Larramendi Díez “Ignacio Larra”

Dolores Chamero entregó el premio a Ignacio Larra

.

MEDALLA DE ESCULTURA

MIGUEL BLAY Y FABREGAS

Gloria Cediel

Ricardo Sanz entregó el premio a Gloria Cediel

.

MEDALLA DE PINTURA

MARCELINA PONCELA DE JARDIEL

Manuel Díaz Meré

Paula Varona entregó la Medalla a Manuel Díaz Meré

.

MEDALLA DE ESCULTURA

CARMEN ALCOVERRO Y LOPEZ

Pilar Vich Pérez

Juan Manuel López-Reina entregó la Medalla a Pilar Vich

.

MEDALLA DE ACUARELA

JOSE PRADOS LÓPEZ

Argentina González Tamames

Fernando de Marta entregó el premio a Argentina González

.

MEDALLA DE DIBUJO

ROBERTO FERNÁNDEZ-BALBUENA

Jorge Alba Arias

Antonio Téllez de Peralta entregó el premio a Jorge Alba

 

José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, junto a Santiago Saura, Concejal de Retiro, cerraron el acto “agradeciendo a todos el esfuerzo realizado para hacer posible una nueva edición del Salón de Otoño, a cuantos han participado, a los seleccionados y no seleccionados, a los galardonados, a quienes agradecemos también su contribución, a los miembros del espléndido Jurado que hemos logrado reunir para hacer de esta edición una superación continua, a los colaboradores, a las instituciones y a los amantes del arte y público en general, a quien sometemos ahora el fruto de tanto esfuerzo. Desde este mismo momento –continuaron- empezamos a trabajar ya en el 89 Salón de Otoño, al que desde ahora mismo ya os emplazo. Muchas gracias”.

Mª Dolores Barreda Pérez, José Gabriel Astudillo y Santiago Saura convocaron el 89 Salón de Otoño

 

Recordamos que los participantes en la exposición del 88 Salón de Otoño son:

Esther Abajo Meléndez, Luis Andrés Acevedo Manso (LAAM),Felipe Alarcón Echenique, Jorge Alba Arias, Myriam Alvarez de Toledo, Ángel Arribas Gómez, Beatriz Arteaga Pitzenbauer (Wetris), Conchi Artero García, Miguel Barbero, Asunción Bau Forn, Francisco E. Bertrán Hernández (Paco Bertrán), Carmen Bonilla Carrasco, Alfonso Calle García, Lola Catalá Sanz, Gloria Cediel Lafuente (Gloria Cediel), Leovigildo Cristóbal Valverde, Laura Cunilles ( Fiona Olimpia), Alicia Da-Col Olivotti, Marta de Cambra, José Antonio De la Peña, Manuel Díaz Meré, José Domínguez Hernandez, Carmen Durán Sanz, Mar Esteban, Adriana Exeni, Araceli Fernandez Andrés, Elena Mª Fernandez Camazón (Helen), José Luis Fiol Valero, Francisco José Franco Ramírez de Arellano (Arellano), Susana García Bravo, Alberto García González (A. Duvall), José Luis García Martín, Federico García Zamarbide (Zamarbide), Jesús Gómez del Peso (Jesús del Peso), Eva González Morán, Argentina Gonzalez Tamames, Lydia Gordillo Pereira, Ana Gutiérrez Mengual Ana Gutiérrez, Domingo Huertes Fraile, Catalina Lanza López (Cati Lanza), Juan Ignacio Larramendi Díez (Ignacio Larra), Héctor David López Moreno (Héctor López), Juan Manuel López-Reina Cosso (López-Reina), Paulino Lorenzo Tardón (Paulino L Tardón), Juan Ramón Luque Ávalos, Lola Martínez Lora, Marie Elena Mogort (MOGORT), Pedro Muñoz Mendoza, Mª Luisa Muñoz Riaza (Malu Riaza), Julio César Murciego (Julio Murciego), Mona Omrami, César Orrico Méndez (César Orrico), Javier Ortas González (Javier Ortas), Francisco Ortega Guzmán (FOG), María Isabel Porcel Morales (Maribel Porcel), Pablo Javier Redondo Díez (Odnoder), Jorge Rodríguez Fernández (Jorge Yunta), Enrique Rodríguez García Guzpeña, Jesús Sánchez García, Tomás Santos Alcalá, Antonio Tellez de Peralta, Austión Tirado, José Antonio Urosa, José Valladares Moreno, Ángeles Vaquero Pascual (Angeles Vaquero), Pilar Vich Pérez, Ana Westley Benson (Ana Westley)

88 Salón de Otoño 

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

28 de octubre – 28 de noviembre de 2021

Casa de Vacas

Parque del Buen Retiro de Madrid

Pº de Colombia, 1. 28009 Madrid

De lunes a domingo, de 10 a 21 h.

Metro: Retiro (Línea 2)

Bus: 2, 20, 28

BICIMAD: Estación 102 (C/ Alcalá, 95) y Estación 60 (Plza. Independencia, 6)

 

Toda la información, las fotografías del acto, de las obras premiadas y seleccionadas, el catálogo digital y mucho más, está disponible en esta misma web, pestaña «Salón de Otoño».

 

La importancia de nuestros premios

José Gabriel Astudillo López

Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

La Asociación Española de Pintores y Escultores, AEPE, está a punto de inaugurar y entregar los premios del 88 Salón de Otoño, el certamen artístico más prestigioso y antiguo de los que se convocan en España, que nació de forma firme y decidida, para apoyar y fomentar la creación de los pintores y escultores de España.

El mayor mérito de esta convocatoria es su continuidad en el tiempo y su celebridad, y por supuesto, seguir existiendo pese a las múltiples convocatorias de premios caudalosos y opulentos que compiten en renombre y repercusión, pero no arrastran nuestra historia y nuestros logros.

A través de las 88 ediciones del Salón de Otoño se puede rehacer un completo estudio de la Historia del Arte Español de las ocho últimas décadas a través de las obras premiadas y seleccionadas, y de las tendencias observadas, que han formado parte de los sucesivos salones.

Las últimas ediciones han confirmado el nivel de calidad de obras y artistas, y sobre todo, de coherencia con la realidad artística española, reafirmadas por el elevado número de visitantes que las exposiciones han tenido. Pero si hay algo que caracteriza a este certamen, es el mantenimiento de su objetivo principal: acercar al público el mejor arte actual de la mano de sus creadores.

La riqueza del 88 Salón de Otoño, de las 87 ediciones anteriores, no es casual ni actual; se debe a su propia historia, al trabajo entusiasta de los artistas, a los desvelos y preocupaciones de los organizadores, a la colaboración de las instituciones que vienen prestando su ayuda a una entidad que ha cumplido ya 111 años de historia.

Y fundamental en los tiempos que vivimos, es pensar que el Salón de Otoño es el único certamen nacional de prestigio asegurado, que no concede premios económicos y que más allá de esta característica, sigue contando con la participación de quienes creen en el arte, por encima de todo, y en lo que el Salón de Otoño representa, fruto de una historia tan rica e importante para la vida artística y cultural de España.

La AEPE ha sido la única capaz de capitanear el mundo artístico y cultural de España con sus continuas acciones desde el inicio de la pandemia.

Por eso, tras los momentos tan duros vividos, la fiesta del arte que celebramos en la gala de entrega de premios, es tan importante y especial para todos los artistas de España.

Como ya tratara en un aplaudido artículo nuestra Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez, nuestro Salón de Otoño es equiparable a otras galas de entrega de galardones artísticos… Pero en nuestro caso, es una gala imprescindible porque nuestras distinciones vienen a llenar el vacío en que el estado Español tiene sumidas a las artes plásticas. Un vacío insufrible que desde el año de la fundación del Salón de Otoño, allá por 1920, está asumiendo nuestra entidad.

Frente a los 19 Premios Nacionales de Literatura, a los 32 Premios de Cine y Audiovisuales, a los 20 Premios más de cine englobados como “Otros premios”, a los 12 Premios Nacionales de Gastronomía, a los 7 Premios de Artes Escénicas y Música, a los 5 Premios Europeos de Medio Ambiente a la empresa, al Premio Nacional de Tauromaquia, a los 4 Premios Nacionales de Innovación, a los 4 Premios Nacionales de Diseño, a los 13 Premios Nacionales del Deporte, a los 11 Premios Nacionales de Investigación, a los 171 Premios de fin de carrera, al Premio Nacional de Arquitectura, al Premio Nacional de Urbanismo, al Premio Nacional de Calidad de la Vivienda…  Frente a los 4 premios Culturales, que incluyen el de Patrimonio Histórico, el de Restauración y Conservación de Bienes, el de Industrias culturales y el de Televisión, frente a los 4 Premios de Arte, que contemplan la Fotografía, el Diseño de Moda, el genérico Premio Velázquez y el también genérico Nacional de Artes Plásticas. Frente a las otras 54 recompensas y medallas de las que solo 3 tienen que ver con las artes plásticas, como son la Medalla de Alfonso X el Sabio, la Orden de las Artes y las Letras y las manidas Medallas al Mérito en las Bellas Artes, que se dan en serie a todo tipo de personas sin ser artistas plásticos…

Pues bien, frente a estos 364 premios, recompensas y medallas, sólo 5 tienen algo que ver con las bellas artes, y mezclan pintura y escultura y performances y fotografía y en fin…. De 364, casi los mismos días que tiene un año, sólo 5, repito, tienen algo que ver con los pintores y escultores.

Frente a todos estos galardones que otorga y dota económicamente el Ministerio de Cultura, la Asociación Española de Pintores y Escultores en su Salón de Otoño, mantiene desde su creación, más de 16 premios específicos de pintura, escultura, dibujo, acuarela, grabado…y lo hace con la cabeza muy alta por llevar el nombre de los fundadores de nuestra institución.

Una institución como la nuestra, sin ánimo de lucro, es la que viene asumiendo en solitario y sin ningún tipo de ayudas esta inmensa labor de promoción de las artes plásticas en España.

Esto y únicamente por esto mismo, es lo que hace del Salón de Otoño, una gran fiesta del arte en la que Madrid se erige como anfitriona de lujo de unos premios cuyo prestigio tiene ganado a pulso en las 88 ediciones que ya ha celebrado.

Y todo ello, lo hemos hecho contando solo con nuestros socios, repartidos por toda España. Lo hemos hecho sin otra ayuda que la de nuestro propio trabajo y esfuerzo, intentando implicar a instituciones como el Ayuntamiento de Madrid, que ha demostrado ser sensible al arte y la cultura; intentando implicar a otras instituciones que no entienden o no quieren entender, que el arte y los artistas puedan tener unos premios dignos y a la altura de un país como el nuestro, repleto de talento y de creadores maravillosos.

Por eso es para nosotros tan importante el Salón de Otoño, con sus premios, su gala, y la asistencia y comprensión, complicidad y participación, de todos los artistas.

El escultor Dong Yang

En la edición número 86 del Salón de Otoño de 2019, la Junta Directiva de la Asociación Española de Pintores y Escultores acordó invitar a participar a los artistas chinos, fomentando así un importantísimo intercambio cultural, que había comenzado con el viaje de introducción de la centenaria entidad en la vida artística del lejano país asiático.

Para el acto de entrega de premios e inauguración del 86 Salón de Otoño, el prestigioso escultor Dong Yang, acudió expresamente desde Shanghai, por haber sido uno de los seleccionados de entre los más del centenar presentados desde China.

A pesar de que desde el mes de mayo distintos artistas chinos intentaron hacer llegar sus obras para participar en el 87 Salón de Otoño que se está celebrando en la Casa de Vacas del madrileño Parque del Retiro, finalmente no fue posible debido al estado de alarma provocado por la pandemia mundial que sufrimos.

Sin embargo, la AEPE pidió al reconocido escultor Dong Yang, fotografías de la obra con la que hubiera participado en el 87 Salón de Otoño, que ahora nos hace llegar junto con una dedicatoria en la que explica que el título de la misma es «Whisky», y se trata de la escultura de un perro Setter irlandés.

Según explica el autor, “Aunque el pastor alemán está en la parte superior de mi lista de perros favoritos, el setter irlandés tiene tal nivel de apariencia que tuve que incluirlo en mi serie de esculturas caninas.

Cabello largo castaño rojizo, radiante como el whisky agitado en un vaso de cristal, fuerte pero embriagador con un brillo dorado. El agradable paso era tan suave y sereno como la brisa a través de los campos abiertos. La mirada animada, aguda como un silbido, fue tan inolvidable… Es la expresión perfecta del paisaje irlandés.

La pieza está terminada, pero hasta que no se complete el proceso de fundición y coloración final, no se puede ver el atractivo efecto marrón rojizo con su brillo dorado. Deseo que este trabajo se pueda presentar a los artistas con los que me hubiera encantado participar en este nuevo evento de la AEPE«.

Y cumpliendo sus deseos, así se las mostramos.

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad