Socio de Honor
El estilo de Rafael Botí es “un modo muy simple de decir cosas complicadas”. Lo vemos en su Estación de Atocha, 1925, con mágicas notas de color; en paisajes de Vallecas, en su solitario tiovivo cromático y silencioso; en los verdes infinitos del Jardín Botánico, 1970. Muchos son retratos del silencio, de la humildad. Rincones de Madrid con alma, evocados por el alma de un pincel, que hace nuestras delicias.
Estación de Atocha, Madrid