La última tumba de Goya

La Ermita de

San Antonio de la Florida de Madrid

 

Cúpula de la Ermita de San Antonio de la Florida de Madrid, pintada por Goya

 

La ermita de San Antonio de la Florida es la única superviviente de las dedicadas a San Antonio de Padua que hubo a las afueras de Madrid.

Desde el siglo xix se celebra en sus cercanías la verbena de San Antonio de la Florida  cada 13 de junio, considerada popularmente una de las primeras verbenas del año, que con el tiempo ha pasado de romería a verbena y en donde se realiza el ritual de los trece alfileres, así como la recogida de panes del santo.

Tras dos ermitas que fueron derribadas y levantadas por Carlos III  y Carlos IV, finalmente se construyeron las que hoy conocemos, que formaban parte del Palacio de la Florida.

Desde 1929 son dos ermitas similares: una que ofrece al público las decoraciones murales de Francisco de Goya, siendo además museo y panteón del pintor, y la otra que  está habilitada sólo para el culto religioso.

Goya fue designado para decorar la ermita, trabajo que le ocupó seis meses, de agosto a diciembre de 1798. La parte más espectacular de sus pinturas es la cúpula. Ahí está representado el milagro de San Antonio de Padua que, transportado por los ángeles a Lisboa, la gracia divina hace que un difunto conteste a las preguntas del juez para confirmar la inocencia del padre de San Antonio. Esta obra tiene 6 metros de diámetro. En ella se ven las figuras del difunto, los padres del santo y el propio San Antonio, apreciándose el paisaje y consiguiendo la ilusión de estar a cielo abierto. Aquí, el pueblo de Madrid (majas, chisperos, caballeros embozados) está presente apoyándose en la barandilla de la base de la cúpula, logrando un gran realismo. El ayudante de Goya en la realización de estos frescos fue su discípulo Asensio Juliá.

     

Exterior de la Ermita de San Antonio de la Florida de Madrid

 

En el interior de la ermita, a los pies del presbiterio, se encuentra el panteón del pintor, con la lápida del cementerio de Burdeos, ciudad francesa en la que falleció. Curiosamente, comparte la sepultura con su gran amigo, Martín Miguel de Goicoechea, ya que cuando fueron enterrados en ella el 29 de septiembre de 1919, después de ser desenterrados en Francia, se prefirió dejarlos tal como estaban en el cementerio francés para evitar un error en la identificación de los restos mortales. Pero los restos del pintor no descansan de forma completa en este panteón: el cuerpo de Goya no tiene cráneo ya que se cree que fue separado del resto del cuerpo para hacerle análisis frenológicos.

Tumba de Francisco de Goya, en el interior de la Ermita de San Antonio de la Florida de Madrid

 

 

 

 

 

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