AÑO ALCALÁ-GALIANO: En el 150 aniversario de su nacimiento

Por Begoña Alcalá-Galiano Ferrer

Nieta y especialista en su obra

Marinas de Holanda y Bretaña

Espíritu aventurero de la indómita Vizcaya

hinca su tienda lo mismo en los cantiles bravíos

y resonantes que en el playazo quieto de los

fiordos. Y nos trasmite el sentimiento de la mar

con un arte viril y español que no tiene semejanza.

                                                                                              Concha Espina

 

Cerrábamos el capítulo anterior y se abre este, con la cita de la ilustre escritora Concha Espina tras su visita al estudio de Álvaro Alcalá-Galiano en Madrid. La impresión que en ella causa esta visita, habla por sí sola.  En ese momento se halla el pintor preparando una exposición que se realizaría en enero 1902, con 18 “Marinas” de la colección Velas Rojas en su estudio de la calle Villanueva de Madrid a cuya inauguración acuden muchas figuras representativas del mundo del arte y de la sociedad madrileña. Entre los muchos visitantes, estaban su maestro Sorolla y sus condiscípulos. Según un testigo, al presenciar el maestro la obra de su discípulo, exclamó: ¡No se puede hacer nada mejor en Marinas! Dicha inauguración fue calificada de verdadero acontecimiento artístico. Entre los cuadros que se expusieron se encontraban las siguientes obras: Mal Tiempo en Holanda, que posteriormente fue donada por el artista al Museo de Bellas Artes de Bilbao y en una sala de este museo se encuentra colgada esta obra, muy significativa de la región holandesa de Volendam.

 

Mal Tiempo, Holanda

 

En el afán de este pintor por encontrar nuevos horizontes que reflejar en sus lienzos y seguramente movido por la influencia de sus maestros y compañeros artistas,  se siente atraído por emprender el camino a Europa. París, Roma, Bretaña y Holanda son lugares que llaman la atención del artista ya que en aquellos tiempos son los centros neurálgicos del arte. A estos países acuden muchos de los pintores de gran renombre al comienzo del nuevo siglo. Los nombres y direcciones de todos los pintores que habían estado en Holanda en el siglo XIX figuraban en un mapa que se exhibía en París, pudiendo encontrar entre ellos el de Pierre Auguste Renoir; entre los españoles que en ese mapa se encontraban figuraban los de Manuel Benedito Vives 1875-1963, Roberto Domingo y Fallola 1883-1956, Antonio Ortiz de Echagüe 1883-1942, o Ramón de Zubiaurre 1882-1969 de quien destaca la obra Café holandés 1912-1913.

 La posibilidad de contacto con aquellos maestros será lo que anime a Alcalá-Galiano a trasladarse a la Bretaña francesa. Conviene citar las colonias de Pont Aven y L’ Union Artistique de Concarneau, que allí se encuentran. Es a este último lugar adonde se dirige Alcalá-Galiano y donde toma buena nota del hacer de los pintores. También allí pudo haber sido informado por otros artistas de la existencia de las más importantes colonias en Holanda, por ello se puede pensar que su viaje a Volendam no es casual ya que seguramente, escucharía a sus amigos artistas hablar de este lugar tan singular y atractivo para el joven pintor.

En Volendam existe un auténtico mecenas del arte. Se trata de Leendert Spaander, propietario del hotel que lleva su nombre. En ese hotel situado en el puerto pesquero, se alojan muchos artistas quienes tras sus largas jornadas de pintura de caballete se reúnen en el salón y el comedor del hotel en largas tertulias con sus compañeros de profesión. Forman foros internacionales muy productivos, de innovación, discusión, trabajo de campo y creatividad social.

 

 

En dicho hotel, se aloja Alcalá-Galiano por primera vez en 1900, tras la odisea reflejada en su correspondencia. “Para llegar aquí, es preciso primeramente tomar un barco a vapor en Amsterdam, después un tranvía a vapor, luego un barco que va por un pequeño canal o hacer la ruta a pie

Tal debe de ser el interés que esa colonia despierta en Alcalá-Galiano que en sus sucesivas visitas a Volendam, vuelve a alojarse en el Hotel Spaander, como lo ratifica la presencia de su firma en los libros de registro del hotel.

 

Junto a su firma se encuentran las de personas provenientes de lugares muy dispares: Nueva York, Middleton, Munich, Londres, Boston, Ginebra, Glasgow…

Era costumbre entre los pintores alojados en el hotel, regalar una de sus obras pintadas en Volendam y allí se encuentra esta plumilla de Alcalá-Galiano dedicada a una de las hijas del señor Spaander.

Plumilla dedicada a una de las hijas del señor Spaander

 

A su regreso a Madrid del largo y fructífero primer viaje a Holanda, participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901, con dos obras: Puerto de Volendam y Sobre Cubierta.

Puerto de Volendam

 

Respecto a esta obra, es de resaltar que existen estos dos cuadros, prácticamente idénticos, si bien observándolos cuidadosamente, se perciben pequeñas diferencias entre las dos versiones. Esta es una práctica que el pintor realiza con cierta frecuencia; a veces con la versión completa  y otras con fragmentos de una obra principal.

La segunda obra presentada a la Exposición Nacional de BB.AA. es la titulada Sobre Cubierta, una de las grandes del pintor Alcalá-Galiano y merecedora de varios premios, entre ellos, el segundo de la Exposición Nacional. Su éxito en la mencionada exposición fue publicado en la prensa nacional, figurando incluso una reseña en el diario francés Le Figaro. Finalmente fue adquirida por el Museo de Arte Moderno de Madrid (hoy Museo del Prado) y se encuentra actualmente en el Museo de Bellas Artes, Palacio Velarde, de Oviedo, cedida por el Museo del Prado.

Sobre Cubierta. Volendam

 

En el libro titulado Dromen Van Holland, (soñando con Holanda), 1800-1914, del escritor holandés B. Kunstenaars, aparece esta breve reseña referente al artista:

La cantidad de artistas españoles e italianos tanto como súbditos holandeses que en sus pinturas quedaron relativamente pequeños. Álvaro Alcalá-Galiano, un alumno de Joaquín Sorolla Bastida, es una de las excepciones. Así como su profesor, Alcalá participa regularmente en exposiciones internacionales en Paris y Dusseldorf entre otras. En 1900 y 1901 estuvo en Volendam. Su nombre aparece en esos años en el libro de visitas del hotel Spaander… Un nocturno cambiante pintado con molinos, probablemente en Zaandam.

 

   Molinos en Holanda. (Witt library, the Hague)

 

Entre otras pinturas de las que figuran en la exposición en su estudio de Madrid en enero de 1902, se encuentran además de marinas, otras obras costumbristas pintadas en tierras nórdicas de Europa:

Ahumando pescado

 

Comadres

 

En el mes de febrero de este mismo año de 1902, se funda la Asociación de Artistas Españoles de la que forma parte Alcalá-Galiano. Entre los miembros de esa asociación se encuentran renombrados artistas del entorno español:  Madrazo, Benlliure, Marqués, Checa, Egusquiza, Jiménez Aranda, Mezquita… El objeto de este grupo artístico consiste en salir de las fronteras nacionales y dar a conocer sus obras fuera de ellas; en el mes de abril se organiza el Primer Salón de Artistas españoles en París y Alcalá-Galiano presenta en esta ocasión tres cuadros: el ya conocido Mal Tiempo, Holanda Y Pescadores y Barcas de Pesca, que merece una Mención Honorífica y es adquirido por el Ayuntamiento de París.

Pescadores

 

Estimulado por los éxitos conseguidos emprende un nuevo viaje a tierras del norte de Europa. Viene del estudio de Sorolla en Madrid con quien aprende y pone en práctica el uso del color y de las luces. Sin embargo, el estilo de pintura que inicia en Holanda le da grandes satisfacciones y no menos premios; la mayoría de sus obras reflejan el mar, de gran quietud y luces sombrías; y los barcos e interiores con escenas oscuras e íntimas. Aunque a veces nos sorprende con amaneceres o anocheceres de luz brillante e intensa.

En esta ocasión el pintor se acerca a la isla de Märken. Esta es una isla pequeña, que en invierno queda comunicada por el mar helado con Volendam.

Entre los muchos cuadros que allí pinta, se encuentra una serie de obras costumbristas y de retratos de algunos de los personajes que en ellas se muestran.

 

Barcas de heno. Isla de Märken

 

 

En este otro cuadro, de la misma serie, apreciamos el colorido del paisaje y de los trajes regionales que con tanto detalle y acierto refleja el pintor.

 

Transporte del heno en la isla de Märken

Este cuadro fue presentado en el V Salón de Artistas Españoles en París.

 

En las fotografías que aquí se muestran se observan los fragmentos de las niñas del cuadro principal, en las cuatro versiones que se acompañan.

 

Y POR QUÉ MARINAS

Durante el siglo XVII la República de las Siete Provincias Unidas desarrolló un importante comercio mundial, en competencia con el comercio inglés, que supuso una muy importante riqueza para Holanda. Esta riqueza quedó plasmada en un tipo de pintura muy especializada, las llamadas “Marinas”. Con el fin de expresar el mayor número de detalles en sus cuadros los artistas necesitaban aprender con detalle los diferentes tipos de barcos, sus equipamientos… y cómo las velas y los barcos reaccionaban ante las olas, el viento y los movimientos de los cascos; los efectos de la luz y de las sombras en la superficie del mar, las mareas y las rompientes de las olas en las playas y en las costas rocosas de cualquier parte del mundo.

En la segunda mitad del XVIII las “marinas” holandesas fueron muy apreciadas por los coleccionistas de Arte ingleses. En Francia apenas se pintaban Marinas y en Alemania, prácticamente ninguna. Pintores ingleses y franceses como David Cox, Albert Goodwin, Daubigny o Paul Huets, pintaban en Holanda para vender sus cuadros a las personas que no podían permitirse un auténtico Cuyp o un VanGoyen.

Mostramos aquí un ejemplo de las marinas y de la colección Velas Rojas pintadas por Alcalá-Galiano

 

Algunas de las obras fueron pintadas del original en Holanda o en Bretaña, sin embargo, Alcalá-Galiano, como muchos otros pintores de su época, solía fotografiar motivos que luego plasmaba en sus lienzos, en su estudio.

 

Próximo capítulo: Bretaña 1900 Concarneau. Los pintores del mar…

 

 

 

[1] . Drommen Van Holland notas 212 y 213 p. 422[1]

 

AÑO ROMERO DE TORRES: En el 150 aniversario de su nacimiento

Por Juan José García López

Licenciado en Filosofía y Letras

Presidente de la Asociación Cultural Pro Casa Museo Julio Romero de Torres en Córdoba

 

«En este fondo, esencia de flores y cantares,

    os fijó para siempre el pincel inmortal

    de nuestro inenarrable Leonardo cordobés».

    Manuel Machado, 1912.

En este mes de mayo se van a celebrar en el mismo día 10 de mayo dos actos conmemorativos de excepcionalidad cultural en dos ciudades amadas por Julio Romero de Torres: Madrid y Córdoba.

En el mes de abril la Diputación de Córdoba anunció en prensa la intención de destinar 1,5 millones de euros para la rehabilitación de la que fue la Casa Familiar de nuestro pintor más internacional, Julio Romero de Torres. Y el Ayuntamiento de Córdoba está preparando magnas exposiciones, actividades culturales en relación al mundo de la Guitarra, la danza contemporánea, publicaciones, simposios y visitas guiadas para la conmemoración natalicia del 09 de noviembre 2024, en sus 150 años.

Y todo pasa siempre por estas noticias….

Hace unos meses mi amigo Don Rafaé vino a casa para conocer las tres musas de Julio Romero de Torres. Gertrudis estuvo durante varios días insistiéndole que saliera de su casa para conocer las nuevas obras adquiridas por mi persona. Por cierto, mi nombre es Eustaquio. En el «Diario del Arte» he explicado las razones en el misterio a no desvelar los nombres de las modelos representadas, hasta que se realice el estudio exhaustivo. Don Rafaé, experto en pintura del Renacimiento y del Arte Español de principios del siglo XX, conocedor de artistas españoles coetáneos a Julio Romero de Torres, al contemplar las tres musas, su memoria empezó a volar en el archivo personal, y se ha propuesto realizar un estudio sobre los óleos.

Han pasado varias semanas, una mañana estuvimos Gertrudis, Rafaé y yo, visitando la fachada de la Casa Natal del maestro Julio Romero de Torres aún sigue la casa esperando su reforma y puesta «a punto», y nos adentramos en los dos museos colindantes, el Bellas Artes, y el del maestro cordobés. Tras las explicaciones dadas por Rafaé sobre las obras expuestas, estuvimos treinta minutos conversando en una pequeña sala sobre la obra «Samaritana» (1920). A la mañana siguiente, recibimos en el email de Gertrudis el siguiente texto en lamento, que aquí expresamos:

«Dicen en el cielo que ha bajado Julio y ha visitado su Museo, preguntando: ¿porqué le habéis quitado la luz que emanaba de algunos de mis cuadros más queridos? Al regresar disgustado se ha encontrado a  Conchita  Castillo una de sus modelos más apreciadas, pregunta:»Le veo contrariado maestro», él contesta: «SI, dónde está la luz de tus ojos en uno de mis cuadros más apreciados que pinte con más interés  y cariño porque era para mi querida madre Rosario, y Jesús que era el rostro de un gitano moreno y bello de mi amada Córdoba,  se ha perdido ¿quién se ha llevado esa luz ? porque mi samaritana de ojos claros casi están perdidos…«.

En la web del museo Julio Romero de Torres aparece estos textos:

 «Samaritana, un poco de su historia.  Esta obra está expuesta en la Sala 3 La Capilla.  En esta sala, el protagonista es la particular visión mística del artista. Romero de Torres llevó a sus obras los temas clásicos de manera muy personal, y en muchas de sus obras otorgando una mezcla de espiritualidad e inusual sensualidad a las figuras. Las obras representadas en esta sala son: Contrariedad, Samaritana, Muerte de San Inés y Cabeza de Santa.

Samaritana, 1920. Esta obra representa la escena bíblica de Jesucristo con la Samaritana. Es uno de los lienzos que inician a Julio Romero de Torres en la serie de temas religiosos, pero es la única vez que aparece el rostro de Jesús entre sombras. No obstante, la figura femenina, encarnada por Conchita Castillo, sigue acaparando la mayor parte del protagonismo. La samaritana aparece sentada al borde de un pozo, se apoya sobre un cántaro de cobre y la figura de Jesús aparece casi oculta, envolviendo a la mujer con sus brazos así como con sus palabras. El pintor hace incidir la luz sobre la figura femenina y el cántaro, para darle protagonismo, aislándolos así del tenebrismo del cuadro. Además Romero de Torres utiliza la composición para lucirse en el tratamiento de los ropajes. Los objetos de cobre son una constante en la obra de Romero de Torres, introduce el cobre que tanta tradición tiene en Córdoba como elemento popular y autóctono de la región. Este lienzo fue pintado para su madre, motivo por el que nunca vendió la pieza. «

Mientras que en el Museo de Bellas Artes estuvimos deambulando por la planta baja entre obras de Antonio del Castillo, Rafael Romero Barros, Mateo Inurria, Rafael García Guijo, Rafael Romero de Torres, Tomás Muñoz Lucena, Rafael López Obrero, y un largo etcétera donde estuvimos disfrutando de las explicaciones de Gertrudis y Rafaé. Yo me estaba imaginando a Julio con sus hermanas y hermanos descubriendo por primera vez las obras de Valdes Leal y de Antonio del Castillo, las explicaciones de su padre y hermanos mayores, y sus primeros apuntes y dibujos de lo que se ve, de lo oculto y de lo divino… Mis piernas están temblorosas, amablemente el personal del Museo nos acercaron unas sillas para disfrutar de la Colección Romero de Torres, pues subir a la primera y segunda planta por las escaleras es «misión imposible» en mi estado octogenario, aunque el espíritu lector que atesoro me hace reconocer cada obra bien custodiada en sus almacenes.

Del antiguo hospital de la Caridad nos acercamos al antiguo hospital de San Sebastián, ubicado en la calle Torrijos, al entrar a la Capilla volvimos a reconocer la belleza de su altar, la bóveda de crucería, el torno y un impactante cuadro en honor a Ntra. Sra. María Inmaculada, fuente de inspiración de nuestro Julio Romero de Torres, dicho lienzo pertenece a Antonio del Castillo. Desde la puerta de acceso al patio mudéjar contemplamos una majestuosa escultura de Don Quijote creada por el escultor Aurelio Teno. Hubo un silencio, los tres amigos nos preguntamos el por qué de tanta belleza en Córdoba, tan oculta a simple vista, y tan llena de alegrías y tristezas, tan pronto quedaremos otra mañana para volver al Palacio de Congresos a visitar la exposición, y toda su historia.

De esta visita ha surgido la idea de presentar en este artículo a la Familia Romero de Torres, en primer lugar a Rafael Romero Barros, Rafael Romero de Torres, Carlos Romero de Torres y Carola Romero de Torres Trigueros . Pero antes vamos a disfrutar de la lectura de un poema escrito por Juan Antonio Conde, defensor del patrimonio de Córdoba y de la Casa Familiar Romero de Torres, su poema dice así:

En homenaje a Julio Romero de Torres «Golondrinas»:

¡Ay, Julio, no sabes con cuánta tristeza,

se han quedado todas esas modelos,

que ganadas, quisieron posar para ti,

orgullosas de las bendiciones que tus pinceles,

otorgaban a sus tentadoras formas.

Ya naranja, ya limón, ya…

abierta y refrescante granada.

No te imaginas con cuánta tristeza,

veo volar las contumaces golondrinas

que contemplabas en sus vuelos rampantes

desde el terrado, acompañado por el exuberante patio,

donde reinan naranjos, capiteles y basamentos,

por tu pincel perpetuados.

Ellas también notaron tu ausencia.

Y como brillante galgo que descansa,

se han alineado sobre el tendido eléctrico,

en negro cortejo de puntos suspensivos.

Te envían su mensaje de despedida

en sus eternos gorgeos que a reverenciarte se inclinan.

Reclaman tu presencia, no te olvidan,

y junto a ti, quieren ser inmortalizadas en tu despedida:

antes de partir, como tú,

a ese lugar que todo el mundo esconde,

para ahondarme más y más

en este pozo de amargura

que ha supuesto tu partida prematura.

Mas del laboratorio instalado,

taller donde aderezas y cocinas

suculentos manjares de copla, guitarra, y santas virtudes,

junto a tentaciones que no se ocultan,

Calahorra, Torre de la Malmuerta, Triunfo, Puente y Mezquita;

servidos son por tu culinaria mano, que de todos es envidia.

Hoy vuelves al recuerdo,

en el ciento cincuenta aniversario de tu nacimiento,

testigo soy de tu vuelta reconocida,

de tu homenaje merecido.

A todos, voz en grito les digo:

– No esperéis su regreso,

que volar más no puede,

que las alas le han partido -.

Ya ves, Julio, como han quedado

tantas cosas como viviste

y le diste fama y prestigio.

Hoy quieren hablarle de amor:

a tus arrebatadores desnudos,

de fama reconocida y merecida.

Como si ellas, pobres aves,

supieran lo que es,

si no fuera, porque de ti lo han aprendido,

cuando asistente de tabernas,

en noches de arte y embrujo,

te dejabas seducir por el encanto de una mirada,

por el airoso y potente baile

de «Carasucia» sobre el tablao, estremecido.

Amor, gozo y embrujo, que te oyeron repetir,

en tanto extasiado contemplabas

sus repentinos giros,

que sembraban en tu corazón,

arrebatos de color indefinido,

difuminados bajo el azul

de tu triste noche en espera.

AÑORANZA

Julio, no sabes cuánto añora Córdoba:

la presencia de tus pinceles,

el elegante porte que lucias

al vestir, capa y sombrero.

Fuiste cordobés de tronío,

rebosaban arte: tus pinceles,

tus palabras y sentencias,

y cómo no, tu elegancia

de envidiable señorío.

Fotografía de Juan Antonio Conde Castro recitando

Estos poemas junto a las obras de nuestro más insigne pintor nos presentan un Mayo Festivo lleno de recuerdos, añoranzas, requiebros, soleas, bulerías y lamentos presentes en sus pinceles, además de bastantes artículos en la prensa digital de nuestra amada España, tanto es que a nuestra vecina Laura le han encargado un dossier especial para varias revistas de arte en ámbito internacional. Ahora sin más demora vamos a presentar al padre de la Saga Artística Los Romero de Torres:

Rafael Romero Barros (1832 – 1895).

Rafael Romero de Torres (Córdoba, 1865-1898).

Carlos Romero de Torres (1867-1917).

Carola Romero de Torres Trigueros (1902-1995)

Rafael Romero Barros (1832 – 1895)

Presentamos la referencia periodística escrita por Jorge de Alba, en La Esfera, nº 863, 1930 ubicada en la Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España:

» Este glorioso pintor sevillano – padre de Rafael, de Julio y de Enrique Romero de Torres -, muerto en Córdoba después de desarrolla durante cuarenta años una intensa vida ejemplar, dedicada al arte y a su enseñanza y docencia, al frente de la dirección del Museo Provincial de Pintura y Escultura, tiene que ser recordado con emoción en estas páginas consagradas a la ciudad de los califas. Un busto de Juan Cristóbal recuerda el rostro grave y apacible a un tiempo del benémerito cordobés adoptivo; una calle que comunica la plaza del Potro con la calle de la Feria recuerda su nombre; la memoria de D. Rafael Romero Barros vive, llena de fuego y de energía, en la memoria de las generaciones cordobesas que aprendieron en sus aulas a pensar y a sentir.

En una época de recio vandalismo para Córdoba, Romero Barros logró que la Mezquita fuese declarada monumento nacional; una bella cosmografía consagró a su estudio; columna por columna, dibujólas precisamente este formidable dibujante con maravillosos dibujos que nosotros hemos admirado, y que conservan, como oro en paño, sus hijos con hondo fervor filial. La docencia de Romero Barros coincidió con una época en que Córdoba no pagaba sus atenciones; poco menos que en quiebra se había declarado la Diputación y el Ayuntamiento de la ciudad; Romero Barros, al frente de la Escuela de Artes y Oficios, de donde surgieran Mateo Inurria y sus propios hijos Rafael y Julio Romero de Torres, lograba, con su crédito personal, que el cerebro siguiera surtiendo de bujías las aulas, y de lápices y cartones los pupitres y las carpetas de los alumnos.

Una vida ejemplar consagrada a la exaltación consciente de la gran ciudad luminosa fue la vida de Rafael Romero Barros. A su entierro asistió, conmovida y silenciosa, toda la ciudad. Y hoy podemos escribir en LA ESFERA, sin hipérbole, que la prestancia y la gloria artísticas de la gran urbe andaluza subsisten «todavía», gracias al modesto ciudadano y excepcional pintor, cuyas glorias continúan los hijos por inclinación del ánimo y un estrechísimo deber. Representaba Rafael Romero Barros en Córdoba la honrada y cordobesísima clase media, tan distante del señorito ocioso, como del plebeyo corrompido y mal educado. Sabía que el arte es inspiración y es también oficio. Realzaba el valor de la obra con la modestia de la persona, y sin bajar la cerviz ante el poderoso, ni ostentar demasiada familiaridad con el plebeyo, era la encarnación más pura de este pueblo, tan señoril y aristocrático, que ya pensaba con Séneca, meditaba con San Isidro, soñaba con los poetas árabes, se llenaba de luz con Pablo de Céspedes y con Luis de Góngora y Argote; decía sus amores a la reja de Luscinda y de Dorotea en los tiempos de Cervantes, y hablaba siempre con el decoro de un Juan Valera, cordobés y españolísimo. «

La saga en el patio de la casa familiar. De izquierda a derecha Carlos, Julio,Enrique, Angelita, Rafael Romero Barros, Rosario Delgado García, Fernando, Rosario de Torres Delgado, Rosario y Rafael. Autor E. Almenara. 1887. AHPCO-FRT

Retrato del curso 1894-1895 de la Escuela de Bellas Artes en Córdoba por el fotógrafo Nogales, 1895. AHPCO-FRT.

Rafael Romero Barros, La Esfera, 1930 y a su llegada a Córdoba en 1862.

Rafael Romero Barros (1832 – 1895).

Pésame por el fallecimiento de Rafael Romero y Barros 1895 en La Gran Via, 14-12-1895.

Rafael Romero de Torres (Córdoba, 1865-1898)

Fue un pintor y arqueólogo español. Hijo y hermano de pintores, murió prematuramente a los 33 años. Segundo de los hijos del también pintor Rafael Romero Barros. A los ocho años de edad ingresa en la Escuela provincial de Bellas Artes gracias a su padre que advirtió el gran talento que el pequeño poseía. Rafael creció en un ambiente cultural entre artistas, obras y el museo que dirigía su padre.

En 1884, con veinte años, obtuvo una beca por Diputación de Córdoba para formarse en la Academia de San Fernando en Madrid realizando estudios de escultura y pintura. Al año siguiente obtiene una segunda beca para viajar a Roma desarrollando una estancia formativa de tres años, etapa clave para su desarrollo como pintor. Frecuentó el Café del Greco de Roma junto con el pintor burgalés Marceliano Santa María.

De Roma regresó Rafael Romero de Torres para afrontar, sin saberlo, los últimos años de su vida. El periodista cordobés y amigo del pintor Ricardo de Montis narró en «Notas cordobesas. Recuerdos del pasado» cómo Rafael ganó una segunda medalla en la Exposición Internacional de Bellas Artes, que por arte de birlibirloque le fue cambiada por una de tercer rango para conceder la presea de plata a otro artista mejor relacionado . Quizás con un exceso de melodrama propio de la época, De Montis achaca a esa injusticia la muerte de Rafael Romero de Torres: «Prodújole una impresión indescriptible; disipó sus ilusiones, mató sus esperanzas y ¿Por qué no decirlo? Le costó la vida».

En 1895, la revista La Gran Via, presenta varios dibujos realizados por Rafael: Recuerdos de Florencia, Arquitectura y retrato de joven. En 1899, en abril, la revista La Alhambra hace alusión al descubrimiento de un mosaico por el joven arqueólogo Rafael Romero de Torres.

Murió con apenas 33 años. Está enterrado en el Cementerio de la Salud en Córdoba.

«Buscando patria (emigrantes a bordo)» es un precioso óleo de gran tamaño que muestra las actividades cotidianas de un grupo de lo que hoy se llamarían «migrantes», hacinados en un buque de finales del siglo XIX con un destino desconocido. Fue la obra que presentó al certamen iberoamericano y que terminó siendo adquirida por el Estado. Hoy, aunque pertenece al Museo del Prado, está en algún sitio de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias de Madrid.( En Busca de una patria, Archivo Ruiz Vernacci, IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte.) La Diputación de Córdoba también conserva algunas de sus obras.

Dibujos-de-Rafael-Romero-de-Torres-1895-en-Revista-La-Gran-Via-Madrid-BNE.

Revista-La-Alhambra-abril-1899.-Rafael-Romero-de-Torres-arqueologo-BNE

En-Busca-de-una-patria-Rafael-Romero-de-Torres-1892-Archivo-Ruiz-Vernacci-IPCE-Ministerio-de-Cultura-y-Deporte.

La-muerte-de-Cleopatra-en-Diputación-de-Cordoba-Rafael-Romero-de-Torres-1886.

Carlos Romero de Torres (1867-1917)

Sobre la vida de Carlos Romero de Torres se ha investigado en profundidad, obteniendo los siguientes datos tras la consulta bibliográfica de especialistas en la materia. Hemos recabado la siguiente información, principalmente del estudio pormenorizado realizado para Julio Romero de Torres en Argentina : cien años de una muestra histórica (1922-2022) : [exposición, Museo de Bellas Artes de Córdoba, 5 de abril – 16 de octubre de 2022] textos, María del Mar Ibáñez Camacho, José María Palencia Cerezo.

Carlos, un Romero de Torres establecido en Argentina. Fue el tercero de los hijos del matrimonio formado por Rafael Romero Barros (1832-1895) y Rosario de Torres Delgado (1840-1926), y nació en la casa familiar de la cordobesa Plaza del Potro en 1867. Al igual que sus hermanos se formó en la Escuela Provincial de Bellas Artes cuyas instalaciones se ubicaban en el recinto del Museo, que fue dirigido por su padre durante muchos años. El joven Carlos se decantó, a diferencia de sus hermanos, por la escultura; y así lo refrendan las calificaciones obtenidas en las asignaturas relacionadas con el modelado. Sus notas solían ser notables, y llega a obtener sobresaliente en la asignatura de modelado y vaciado, sección del natural. En la Colección Romero de Torres se conservan varias obras modeladas en escayola de su autoría.

Se desconocen las causas por las que el joven Carlos se estableció en América, pues no hay referencias entre los documentos del archivo familiar ni menciones al respecto en prensa y bibliografía. Pero hay un dato que quizá pueda ayudarnos a explicar su marcha a la capital porteña. En octubre 1888 Enrique Cubero presenta su dimisión para trasladarse a la Argentina. Cubero fue el punto de unión de Carlos con el Nuevo Mundo.  El concepto de América como destino lleno de posibilidades estaba en el imaginario colectivo de los españoles. Rafael Romero de Torres lo ilustra mediante el cuadro Buscando Patria Emigrantes a bordo, corriente de la pintura social. 1892.

Además hay dos noticias de prensa. El 5 de abril de 1895, el Diario de Córdoba se hace eco de una grata reunión, se dirigen a felicitar al padre del joven pintor Julio tras el cuadro a la Nacional «Mira qué bonita era», se realiza una mención a dos cartas: una para Enrique y otra a Carlos, contando sobre la fiesta celebrada. Da a entender que Carlos no está en Madrid, sino en otro lugar.

Carlos-Romero-de-Torres dos retratos.

Julio-y-Carlos-Romero-de-Torres.

Participante-en-la-Exposicion-Artistica-en-el-Circulo-de-la-Amistad-en-Cordoba-1886.

Esquela-Fallecimiento-Carlos-Romero-de-Torres-en-Buenos-Aires-en-Diario-de-Cordoba-1927.

En 1896 hablando del cartel excelso de Julio sobre la Feria de Mayo, aluden a Carlos residente en Buenos Aires donde realiza trabajos en escultura. Diario bonaerense El Correo de España 26 de julio de 1896. Se suceden durante varios años menciones a envios de cartas a Carlos Romero de Torres a Buenos Aires en cada momento de celebración banquetes o presentación de obras de su hermano menor Julio en 1895, 1896, 1899.

En el archivo familiar constan dos fotografías fechadas en 1903 donde se retrata la plantilla del Liceo Louis Le Grand en pleno centro de la capital porteña, siendo el Director Carlos Romero. Donde aparece el vestido con un gabán claro y sombrero en la mano junto a algunos de los profesores del Liceo. Colección Junta de Andalucía. AHPCO FRT.

Otro dato es la carta enviada en 1910 desde la ciudad uruguaya de Trinidad.

No se ha encontrado vestigios de que Carlos volviera a España, falleciendo el 5 de mayo de 1917 en Buenos Aires, a la madre Rosario no se lo comunicaron, y fue un año después del fallecimiento de la matriarca (1927) que los hermanos publican la esquela de Carlos en la prensa local cordobesa para ofrecerle un funeral, diez años después de haber sufrido su pérdida.

Carola Romero de Torres Trigueros (1902-1995)

Durante este año 2023 he leído información sobre Carola, la hija de Eduardo hermano mayor de Julio Romero de Torres. Aquí presento los datos encontrados para vuestra lectura, y aportaciones si disponéis de más información.

  1. Angel Peralta en el Patio: «No soy capaz de pasar el trauma de una despedida». Carola Romero de Torres, sobrina de Julio, vive en Sevilla y es su único descendiente vivo.

Se relata una entrevista con Carola, en estos términos:

«relacionado con esa gran exposición de Julio Romero de Torres que se encuentra en estos momentos en los Reales Alcázares de Sevilla, ya que ayer tuve ocasión de conocer a la única descendiente directa del pintor cordobés, una señora ya muy mayor que se llama Carola Romero de Torres, que vive en la ciudad de la Giralda y que es hija de un hermano del artista, porque excepto su progenitor y su tío, todos los demás miembros de la familia eran solteros. Con ella hablaba yo de Julio, y me decía de él:

– Era el mejor del mundo; sencillo, humano, un padrazo para todos nosotros, que miraba a sus sobrinos como hijos, y que tenía un gran amor por los necesitados. Después han hecho de él la leyenda que han querido, pero era como yo te digo.

– ¿Ha ido a ver la exposición?

– Claro, dos o tres veces ya. Ten en cuenta que yo me he criado viéndolo pintar, tanto en Córdoba como en Madrid.

– ¿Y qué ha sentido?

– Por un lado pena, al pensar que ya no queda nadie de la familia. Por otro, alegría al ver como en Sevilla y en España entera se le recuerda, se le quiere y se le admira.

– ¿La pintó su tío alguna vez?.

– Noo, que va; él sólo pintaba mujeres guapas, aunque si aparezco en un cuadro que se llama «Alegría», que no recuerdo si es de los que han venido a Sevilla. Es un retrato de la Borrull bailando, con su padre tocando la guitarra, y al fondo hay una gitanilla chica tocando las palmas, que soy yo.»

 

Necrológicas 03 marzo 1995

Doña Carola Romero de Torres

Ayer falleció en Sevilla doña Carola Romero de Torres Trigueros, sobrina del famoso pintor cordobés Julio Romero de Torres, y última de sus descendientes directos. Nació en Córdoba y toda su infancia y adolescencia, hasta la fecha de su matrimonio, vivió en casa del pintor, a quién estaba muy unida.

En 1929 contrajo matrimonio con don Ignacio Auñón Pereda, coronel de infantería, ya jubilado. Desde entonces ha vivido en Sevilla, ciudad a la que estaba muy ligada. De profundas convicciones religiosas, era muy querida por cuantos la conocieron y trataron por su bondad y simpatía. Hoy miércoles, a las doce y media, se celebrará en la parroquia de San Sebastián la misa de corpore insepulto y después sus restos mortales recibirán cristiana sepultura en el cementerio de San Fernando.

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ABC-1995-Necrologicas.

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Como colofón damos la enhorabuena al coleccionista de arte, nacido en Pozoblanco y residente en Santa Cruz de Tenerife, el cirujano Blas García, por adquirir en Sothebys el óleo titulado Retrato de Adela Carbone, La Tanagra, de 2 metros de alto y 1,45 de ancho, que también ha restaurado por la experta Marta Ortíz y se ha realizado un estudio histórico – artístico del óleo por Mercedes Valverde, exdirectora del Museo Julio Romero de Torres de Córdoba y la mayor experta en la obra del pintor cordobés.  Este cuadro presenta una historia de amor que se filtró en el propio cuadro. Mercedes Valverde señala que, tras la figura central de la actriz, al fondo en segundo plano se puede apreciar tanto al propio Romero de Torres como, a su lado, en escorzo, al monarca Alfonso XIII, lo que revela no solo la realidad de su supuesta relación con Adela, sino también el contexto social y político en el que se desenvolvían las vidas de los protagonistas, incluido aquel pintor cordobés que siempre fue a contracorriente de las vanguardias que estaban emergiendo en Europa. El coleccionista se ha mostrado dispuesto a ceder la obra al Museo Julio Romero de Torres de Córdoba, o cualquier otra institución en este contexto de la conmemoración del 150 Aniversario del nacimiento del pintor cordobés.

Fotografía 1: Retrato de Adela Carbone, La Tanagra, 1911.

En el epílogo de este artículo queremos agradecer a la Asociación Española de Pintores y Escultores por permitirnos presentar en este año 2024 este espacio dedicado al Año Romero de Torres, y donde un servidor intenta plantear motivos de lectura e investigación sobre la vida y obra artística de tan insigne creador cordobés.

Esperando en el próximo mes presentar buenas noticias sobre el futuro de la Casa Familiar Julio Romero de Torres como Museo de la ciudad de Córdoba.

Dibujo a bolígrafo, homenaje a Julio Romero de Torres, pintor Manuel Jiménez

La agonía del cuarto poder

Mª Dolores Barreda Pérez

Secretaria General

Secretaria Perpetua de la AEPE

 

La prensa tradicional española ha vivido muy bien amparada por el poder político.

Los medios de comunicación tal y como hasta hace poco los conocíamos, prensa escrita, radio y televisión, han subsistido gracias a la publicidad institucional, que solo exigía vender su independencia al poder político.

De esta manera, y de forma lenta pero inexorable, en lugar de fiscalizar y controlar al poder, la prensa pasó a vocear lo que el poder imponía.

Fueron pocos cambios al principio, débiles pero firmes. En televisión, nos acostumbraron a escuchar A Coruña o Girona, o Xativa… pero no Niu York o Mochba… cuando en castellano sería La Coruña, Gerona o Játiva, Nueva York o Moscú. Ejemplos tímidos que se consolidaron por ley y comenzaron a minar los cimientos de todo cuanto conocemos hasta el día de hoy.

Todo iba bien porque el control sobre la prensa y los medios de comunicación estaban supeditados a las subvenciones y permisos de emisión, pero la aparición en escena de las redes sociales supuso un tremendo problema que como una bola de nieve, cada vez se hace más grande.

Las noticias “oficiales” y “oficiosas” ya no son creíbles, sobre todo cuando en redes sociales y plataformas comienzan a cuestionar las informaciones y a poner en evidencia la neutralidad de los medios y sus opiniones, sus propias noticias y planteamientos.

De esta manera, una sola persona con un móvil en la mano genera más impacto en la sociedad que un medio estructuralmente organizado a la manera tradicional y que cuenta con editores, redactores, jefes de sección, columnistas, informadores, corresponsales, platós de radio y televisión millonarios que todos pagamos…

Hablamos de credibilidad. La que han perdido los medios tradicionales al enfrentar sus informaciones con las de los nuevos comunicadores libres de clientelismo político.

Credibilidad y falta de control sobre la información. Así se resume la situación que vivimos. De ahí que los medios de comunicación, las plataformas españolas, se hayan unido para entablar una lucha feroz contra las redes sociales libres en España.

Hemos oído el próximo cierre de Telegram, atribuido casi en exclusiva a un asunto que choca con los términos de la propiedad intelectual. Una falsa excusa para llevar a cabo la censura de canales informativos, el cierre de negocios, de canales de venta de pequeños autónomos y de cientos de trabajadores.

Porque como la agonía de los medios de comunicación tradicionales es lenta, intentan desesperadamente subsistir y hacerse hueco y ante la degradación periodística que contemplamos, prefieren centrar sus esfuerzos en censurar aplicaciones, que sale más a cuenta y de paso, terminan con la competencia. Todo, antes que cambiar el modelo de sumisión.

Por si fuera poco, los medios tradicionales deciden qué es noticia y qué no es noticia, de manera que si fuera por la prensa de siempre, no nos enteraríamos de cómo Mediaset ha vetado la intervención de un analista en el Cuarto Milenio de Iker Jiménez, el último guardián televisivo de la libertad de expresión, o de cómo el gobierno ha aumentado un 66% el coste del catering del Falcon, pasando de 80.000 a 200.000 euros y contando además con 18 menús; sin hablar de los últimos enchufes y puestos creados para amigos del gobierno, ni de los escándalos de las mascarillas, ni de tantas y tantas noticias que si es por la prensa, terminarían quedando en puras anécdotas.

La prensa pues, lidera el poder en lugar de fiscalizarlo. Aúpa y derriba partidos, capitanea las absurdas ideas de la Agenda 2030 y se encarga de idiotizarnos a diario, adoctrinándonos, para que recordemos o no, según sea el caso y convenga, un escándalo u otro.

Seguimos enfrentados y a vueltas con las dos Españas. Zapatero tuvo el honor de abrir el melón que según dicen los progres, es para cerrar heridas, pero que agitan continuamente para que nadie olvide esa división y ese confrontamiento, porque así les conviene. El miedo siempre ha sido una buena arma política.

Lo grave de todo es que la propia prensa ha aireado datos personales protegidos por ley, amparados por el poder político, y en lugar de censurarlo, lo han magnificado, de forma que es una perversión de la información que está incluida en el código deontológico al que ya no se mira.

Es grave que no se puedan ver imágenes de presuntos delincuentes si son de otra raza, ni se sepan sus datos personales, ni de qué administración cobran o quién les ha traído a España, pero sí podamos ver el historial completo de presuntos defraudadores de hacienda, con todo tipo de datos escabrosos y sin condena firme. No funcionan en la misma dirección las cosas, solo funcionan en un lado si es para beneficiar al poder político gobernante, nunca para proteger a los particulares.

Los medios de comunicación han perdido la credibilidad.

Sin querer entrar en la atroz y deplorable corrupción política que presenciamos, si la prensa ejerciera su trabajo como debiera, habrían caído gobiernos y políticos que hoy en día nos dirigen y que cuentan con el beneplácito de la prensa.

Se nos han olvidado ya los ERE, el caso Filesa, el caso Roldán, el caso Malaya, el caso Pujol, la Gurtel, el caso mascarillas, el caso mediador, el caso Mercasevilla, Astán y los miles de casos de corrupción política…. Y mientras, ¿Qué hace la prensa? Mantener una guía de comunicación inclusiva, cordones sanitarios, cebarse con casos puntuales de corrupción de otras tendencias políticas….

Pero si hay algo que me enerva y hiere especialmente, es el poco corporativismo de los propios periodistas que dejan que un político no responda a determinado periodista acreditado, insultándole y llamándole fascista, negándose a dejar que termine de hacer su pregunta, haciéndole el vacío. Me duele ver que ningún compañero de profesión salga en su defensa, que ninguno diga ya está bien y que todos se planten dejen allí mismo a quien se cree por encima del bien y del mal y decide quién es bueno para preguntar y quién no.

Eso sólo confirma que la degradación de la profesión es tal, que no importa la libertad de expresión, que es lo que ese periodista representa. Que ninguno le dé importancia a esta situación no hace más que agravar el problema, porque hoy empiezan con uno, pero no sabemos si algún día nos llegará el turno a nosotros en esta censura y cordón sanitario al que ya  nos tienen acostumbrados.

Lo grave es que aquí nadie dice nada.

Esta actitud de los periodistas no sólo dice mucho de lo insolidarios que son, sino que el código deontológico se ha olvidado y ya no se respeta ni a quien intenta hacer su trabajo de forma honesta.

Los periodistas pueden tener su propia opinión, faltaría más, su propia ideología, es lo normal, pero en el desempeño de su trabajo deberían dejarla a un lado para intentar ofrecer a la sociedad las versiones tan distintas y dispares, los puntos de vista que puedan interesar, en aras de la búsqueda de la verdad y en defensa de su credibilidad.

Pero en lugar de eso, y pese a la interpelación respetuosa de aquellos a los que no les dejan hacer su trabajo, miran hacia otro lado y se suman así a la censura silenciosa en la que vivimos, hiriendo de muerte la libertad de expresión en España.

Aquí todo funciona bien si es para bien mío, pero para otros no funciona… damos patente de legitimidad a mayorías conformadas por la suma de un voto más, frente a otras mayorías que se tacha de fascistas… ¿Por qué una es más legítima que la otra? ¿Quién determina esa legitimidad? ¿Por qué?

Lo que no puede ser es que una mayoría sea el coco, porque no me gusta, y la otra sea lo mejor de lo mejor…  porque entonces cabe preguntarse, y los que han votado a la mayoría que no me gusta, ¿Qué son? ¿Idiotas?

A ello ha contribuido la generación constante y continua de eufemismos que no han hecho más que disolver las situaciones y hacerlas tan nimias y absurdas, que ya todo nos parece una tontería.

Nos han hecho creer que la cruda realidad no es tan cruda. Y por eso, la prensa ha dejado de cuestionar, de preguntar, de vigilar y fiscalizar al poder. Por eso la prensa ha perdido toda su credibilidad. Por eso mismo, la prensa tradicional ha dejado de ser el cuarto poder.

Una mentira tapa un escándalo, que tapa un cotilleo, que tapa otra mentira y así infinitamente de forma que pasa el tiempo y nos quedamos solo con las anécdotas a modo de curiosidades, pero, aquí nunca pasa nada.

Lo malo es que los ciudadanos estamos inmersos en una dinámica en la que la aceptación continua de la mentira política se ha convertido en una rutina, en el pan nuestro de cada día, aceptando todo lo que  nos echan.

Las personas que compartimos un contenido disidente tenemos más herramientas que nunca para esquivar la censura, pero no es lógico que la prensa tradicional continúe vendida al poder político y no ejerza sus funciones. La prensa ya no es el cuarto poder.

Legiones de individuos cargados con un simple móvil, con un mínimo cupo en redes sociales, con seguidores de todo tipo y a quien todos pueden ver sin ningún tipo de censura, están haciendo la función de fiscalizar al poder, mientras la prensa tradicional ha fallado en el ejercicio de esta función, convirtiéndose en una parte más de la casta política.

El cuarto poder agoniza.

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

Franz Kafka, ecuménico

 

Kafka es un amanecer sin plumas, sin abrigo, sin cobijo, al relente. Un solo de fagot que se eleva construyendo el silencio en el tumulto: ”No sabe usted cuánta fuerza hay oculta en el silencio”. Kafka es una colmena con cientos de enjambres de cartas que destilan la miel más transparente. Un naife en la iscenidad de los tiempos; una mina de oro sepultada por toneladas de ceniza. ¡La sorpresa de la poesía en el erial indigente!

Pocos son los autores, los científicos que han logrado que su nombre se convierta en una palabra común del lenguaje con el que nos comunicamos, aunque no siempre nos entendamos. Más o menos, todo el mundo sabe lo que quiere expresar cuando dice: platónico, dantesco, petrarquista, cervantino, velazqueño, gongorino, kafkiano, freudiano, borgiano, picassiano, azoriniano, lorquiano, ramoniano…

A veces se distorsionan los significados, pero ¡démoslos por buenos! El caso es que, Kafka se ha convertido en un nombre ecuménico y para referirse a un asunto absurdo, una situación angustiosa o una estructura agobiante, lo identificamos con la palabra <kafkiano>, admitida en el DLE. Franz Kafka muere en Kierling, Austria, el 3 de junio de 1924, en consecuencia. este año celebramos el centenario de su muerte: ”Un hombre que no comprende a otro no es terriblemente cómico, sino pobre, solo y desvalido”.

Para ello han concatenado esfuerzos distintas instituciones culturales, cuyo programa presentaron en el Círculo de Bellas Artes, el pasado jueves 21 de marzo. Presentación un tanto ñoña, tópica, que incidió más en leer actividades y en cuestiones baladíes que en el hurmiento de la obra del doctor de Praga. Ponerse a valorar si es más checo que austriaco cuando nació y vivió en el Imperio austrohúngaro, resulta tedioso.

Franz Kafka nace en Bohemia, 1883, en el seno de una familia judía de comerciantes. Estudia en un colegio alemán de Praga, se matricula en Química, luego en Filosofía e Historia del Arte- toda su vida será un apasionado del dibujo- y finalmente, por exigencia paterna estudia Leyes, sin entusiasmo, y se doctora en Derecho en 1960.

Tras varios y diversos empleos breves, en 1908 accede al funcionariado del Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo del Reino de Bohemia, que abandonará en 1920 con una baja por enfermedad. El 11 de agosto de 1917 padece un acceso de tos con sangre, que avisa de su tuberculosis, enfermedad de la que fallecería en 1924.

Tuvo cinco tentativas matrimoniales, quedó soltero. Se enamoró de la checa Julie Wohryzek, su padre se opuso de forma radical: este suceso ocasionaría su Carta al padre, publicada póstumamente, modelo universal de protesta contra el progenitor. Sus otras relaciones son: Felice Bauer, Grete Bloch, la traductora checa Milena Jesenká y la polaca Dora Diamant, que dejaron un reguero diamantino de correspondencia.

Grete Bloch y Julie Wohryzek

 

Casi todos sus exégetas pasan por alto sus estudios de Derecho. Aunque no tenía interés por la carrera y tampoco por el desempeño de la abogacía, estudiar Derecho te ordena, te normatiza, te estructura, te obliga a lo concreto, a la severidad formal. Pienso que ello tuvo mucho que ver con su estilo grave, óseo, seco, antirretórico, nada romántico.

Kafka escribía el alemán de Praga, aprendió checo y francés y entendía yiddish, más de lo que creía, en expresión propia. Detestaba su empleo de oficinista por las mañanas y dedicaba las tardes a escribir. En vida publicó tres libros: La condena, El fogonero y La transformación, que se ha publicado como La metamorfosis. A su albacea y amigo, el crítico Max Brod, dio orden de quemar sus escritos tras su muerte, éste desobedeció y editó con posteridad: El proceso, El castillo, de temática similar; El desaparecido, Carta al padre, En la colonia penitenciaria, sus cartas y hasta los papelillos encontrados en cualquier ostugo, con independencia de su oportunidad y valor.

De Kafka se ha publicado todo, incluso sus dibujos, que él llamaba “garabatos”. Sus conversaciones, sus aforismos, sus toses y sus escasas sonrisas. Ha poco ha aparecido: <Tú eres la tarea>Aforismos, El Acantilado, edición de su exigente biógrafo, Reiner Stach y traducción de Fernando Moreno Claros. En fin, un expurgo excesivo, porque llamar aforismos a muchos de esos fragmentos es una suerte de frivolidad.

La realidad es el conocimiento universal de la obra de Kafka, que lo ha convertido en un autor ecuménico. La figura de un hombre probo, estricto, asceta, exigente, con un claro sentido de la justicia no cuaja con este festival Kafka que editoriales y difusores nos quieren imponer, a mayor gloria de sus virtudes y bondades: “Cuanto más mejoran las técnicas gráficas, tanto más débiles se vuelven nuestros ojos”.

Dejó la senda de la novela tradicional y abrió un nuevo camino narrativo y expresivo. Logró un idiolecto reconocible, genuino, y creó personajes como Gregor Samsa, Joseph K., K., incorporados a nuestro lenguaje, al imaginario conversacional. Kafka es hombre secluso, un poeta que se anticipa a su tiempo y que lo retrata con precisión de relojero, en contra de todo, incluso del silencio, de su titubeo editorial. Nadie mejor que él ha cincelado la grisura de la administración austrohúngara, la sordidez del homus soviéticus y los sistemas aniquilantes, contrahumanos.

 

Franz Kafka

 

Kafka es La transformación/ La metamorfosis, ¡qué imaginación!, ese viajante, que solventa la economía de su casa, y se convierte en insecto y ya no puede y le dejan hasta su extinción. Kafka construye la figura de Joseph K. y la de K., dibujando ese ambiente desesperante en el que se ningunea y avasalla al ser y se hace de él piltrafa, pura filfa. Kafka es el cóndor impresionante que sobrevuela el mundo y lo observa y le advierte, sin que nadie le oiga hasta después de haber pasado todo, hasta luego de la tragedia.

¿Alguien duda de la talla poética de Esquilo? ¡El creador de la Eneida no puede ser más que un grandísimo poeta!. El autor de la Comedia, ¿no es un polímata gigante? ¿Quién, si no un enorme poeta, puede idear y escribir El Quijote? La transformación sólo puede configurarla y pergeñarla un excelso poeta. ¿Acaso puede cualquiera escribir Cien años de soledad, si no es poeta de gran calado?

Entre el 24/25 de enero de 1948, leído en la radio el 4 de febrero de ese mismo año, Cesare Pavese escribió, “Tienen razón los literatos”, en el que afirma: “Y no es una casualidad que el más auténtico poeta de la humanidad desarraigada por las persecuciones y el terror racial, Franz Kafka, escribiese ya en el tiempo de la primera guerra mundial”, Il pensiero dell’arte, Pesaro, 30.X.1948, Cesare Pavese.

Cuando leí esta consideración de Pavese, me puse a cavilar, pues, hasta ese momento nadie había definido así al arquitecto de Samsa. Entonces afiné las antenas y busqué y leí Conversaciones con Kafka de Gustav Janouch y vi como Janouch lo refiere siempre como doctor Kafka y como poeta. ¡Y cómo siente la poesía Kafka, determinante para él!

 

Dora Diamant

 

Entre los elementos que conforman la figura física y espiritual de Kafka, Janouch anota: hombre alto y delgado…pelo negro peinado hacia atrás, la nariz corva, unos prodigiosos ojos azul-acerados, bajo una frente más estrecha de lo normal…tímido e introvertido…sus finos labios lucían una leve sonrisa…una voz de barítono vibrante y velada, admirablemente melodiosa…manos grandes y fuertes…cada palabra era una piedra…se lavaba las manos a cada instante…soy jurista…Siempre quise saber dibujar. Siempre he querido ver y retener lo que veía. Esa es mi pasión…”

Gustav Janouch era hijo de un compañero de oficina de Kafka, quién lo presentó al autor de El Castillo, entablando entrambos una relación, que devino en amistad y frecuentación. Gustav anotó todos sus encuentros y conversaciones en lo que llamó “documento Kafka” y hoy son estas Conversaciones. Algunos han querido ver en esta obra un paralelo entre las mantenidas entre Goethe y Eckermann, no llega a tanto.

Jana Vachovec, esposa del compositor homónimo, insistió en la necesidad de publicar las notas, Kafka me dijo; Janouch se resistía. Jana le espetó: “La Poesía en mayúsculas, la que es relevante para toda la humanidad, exige la dedicación del hombre en todas sus facetas, y Kafka es un ejemplo perfecto. No hay un tabique insonorizado de hormigón entre el doctor Kafka consultor jurídico y el Franz Kafka poeta”. Ella transcribió las notas con erratas y errores, las enviaron y obtuvieron un mutismo severo, hasta que Max Brod envió sus correcciones y su impresión favorable a la publicación.

Franz Kafka y Felice Bauer

 

Pero, lo principal es leer al poeta, ver como florece su imaginación, observar la miseria innata del hombre y como el interés espurio todo lo modifica, todo lo pudre. Si no han leído La metamorfosis, poco a poco, se deslumbrarán con su rigor y actualidad; si la conocieren, encontrarán nuevos rincones sin auscultar. Al final los padres alquilan una habitación y cuando la inquilina toca el violín, Samsa insecto acude a su melodía….

“¿La poesía es mentira?, le pregunta Janouch. “No. La poesía es una condensación, una esencia. La literatura en cambio, es una disolución, una sustancia que facilita la vida inconsciente, un narcótico”, le responde Kafka. “¿Y la poesía?”, le siguen inquiriendo Janouch. “La poesía es justo lo contrario. La poesía despierta”, aclara Kafka. “¿Entonces la poesía tiende a la religión?”. Y remata Kafka: “Yo no diría tanto. Pero seguro que tiende a la oración”.

Hay una reflexión escalofriante del doctor Kafka: “El hombre ya sólo es un aparato de multiplicación de capital que ha quedado anticuado, un residuo de la historia cuya capacidad científicamente insuficiente pronto se verá reemplazada por autómatas cuya mente no presente dificultades”.

Judío heterodoxo, nunca habla de su práctica y si menciona la sinagoga es para elaborar metáforas de su inanidad. Quiso viajar a Palestina, en 1917; la enfermedad frenó este impulso. Estuvo a favor del sionismo. Sus tres hermanas fueron asesinadas en Auschwitz. ¡Horror!

Cuando se entra en este universo, orbe Kafka, uno se dignifica; cuando se sale de el por momentos y se regresa a nuestra realidad, embarrada y torpe, se siente la tremenda orfandad del desahuciado, del abandonado entre las heces, que antes no veía, hasta que limpia su mirada en estas ambuezas de sentido, de justicia y de belleza. Leer a Kafka es hoy lo subversivo, no hay otra celebración, sin intermediarios ni farautes. ¡Leedlo!.

                                                                                                                    Tomás Paredes

                                                                                                    Presidente H. AICA Spain

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Miguel Lucas San Mateo «Sacul»

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

 

Miguel Lucas San Mateo

LUCAS SAN MATEO, Miguel (Sacul)                     D.P       1925                        1906                  MADRID                             MADRID

Socio de Mérito

Vocal de la Junta Directiva

 

 

Ilustrador y cartelista madrileño nacido en 1906, firmaba sus obras como Sacul.

Hijo de José Lucas, tenía una hermana llamada Rosa, que contrajo matrimonio con Francisco Bernard.

Familiar lejano de los reconocidos pintores Eugenio Lucas Velázquez y Eugenio Lucas Villaamil.

Conocido en la España de la posguerra, activo hasta los años setenta.

Trabajó para el gobierno español y alemán, realizando ilustraciones y carteles, así como para importantes empresas como Aviaco, La Caja Municipal de Ahorros de Burgos, La Diputación de Albacete, Telefónica, La Cruz Roja, El Monasterio del Escorial, La Diputación de Madrid, Sindicatos, El Instituto Bancario…

Autor de numerosos carteles taurinos, sus dibujos ilustraban importantes medios como el diario Informaciones, Flechas y Pelayos, ABC, Mundo Hispánico, Ferroviarios, CUCU, Editorial Afrodisio Aguado, El Coco, La Risa, El Defensor de La Sierra, La Gaceta de Bellas Artes, A España, Duwarin, etc.

Juegos, guías, calendarios, exlibris, chistes… dibujos que Sacul hizo identificables de su propia personalidad.

En 1925 realizó una exposición de caricaturas en el Ateneo de Madrid que merecieron los elogios de la crítica y el público: “una serie de caricaturas que llaman poderosamente la atención por el acierto con que el autor ha sabido fijar los rasgos fisonómicos de sus modelos, todos ellos gente conocidísima, imperando en su obra un sentido caricaturesco que jamás llega a la deformación arbitraria de la línea y que nunca incurre en la chabacanería ni en lo grosero.  Sacul, -por qué no firma con su apellido que es tan de artista?- repito, cuida con exquisito celo de dar a sus dibujos tal expresión, que en ellos se advierte la psicología del caricaturizado. Excesivamente modesto, este muchacho es un buen artista, que resiste muy bien la comparación con firmas de reconocido prestigio”.

Por esa época, realiza también dibujos y caricaturas para la revista “Armas y deportes”.

Autocaricatura La Libertad 1925

 

Gracias a varias reseñas de los periódicos de junio de 1929, sabemos que nació en 1906, porque se describe cómo el joven “Miguel Lucas San Mateo, de veintitrés años, habitante en la calle de Alcalá, 129, fue asistido de lesiones de pronóstico reservado que le causó el automóvil número 12.725 al atropellarle en la calle de Goya. El conductor, Ramón Garcimartín, pasó a la presencia judicial”.

En 1932 contrajo matrimonio con Dolores Crespo Hidalgo, en la madrileña iglesia de la Concepción.

Ese mismo año, es designado Socio de Mérito en la sección de Arte Decorativo, del XII Salón de Otoño y realizó una exposición en el Salón del Heraldo de Madrid con caricaturas de algunas famosas obras de Goya que tituló como “Goyerías”. La prensa decía que era una muestra “humorada que en más de un caso ha sido favorecida por el don de la gracia. No hay que olvidar que el propio Goya fue a su vez un humorista instintivo, que transmitía a la obra ironías íntimamente sentidas, cuya exteriorización fluía de su pincel sin que el gran maestro aragonés se diese exacta cuenta de ello. Sacul acentuó rasos irónicos, más o menos sutiles, que se observan en obras conocidas como la Familia de Carlos IV o el retrato de María Luisa. El catálogo contiene un prólogo ágil de Estévez-Ortega y una semblanza biográfica de Prados López”.

Las tres Gracias, presentada al 12 Salón de Otoño de 1932

La Familia de Carlos IV. Gaceta de Bellas Artes de  marzo de 1932

Fotografías del artista aparecidas en la prensa en 1935

 

En 1940 ocupaba el cargo de Secretario de la sección de Bellas Artes de la Unión de Dibujantes Españoles.

En 1941 actuó como Secretario de la Sección de Bellas Artes de la Exposición Nacional de Estampas de la Pasión.

Ese mismo año, participa en el XXVI Salón de Humoristas celebrado en el Círculo de Bellas Artes, logrando la Medalla de Plata y presentó obra a la Exposición Estampas de Navidad de la Asociación de Escritores y Artistas de 1941.

En 1942 participa en la I Exposición de Rincones y Costumbres de Madrid, celebrada en el Palacio de la Asociación de la Prensa y en el XXVII Salón de Humoristas.

En 1944 dibuja e ilustra la Revista de las Artes y los Oficios.

En 1949 aparece como Vocal Contador de la Junta Directiva de la Asociación de Dibujantes, dirigida por Francisco López Rubio.

Firma autógrafa

 

En 1950 ilustra la “Cartilla Infantil de la circulación”,  que edita la Delegación de Tráfico del Ayuntamiento de Madrid, obra de J.M. Pellico y J. Marín, la primera cartilla infantil e instructiva para educación vial.

En 1951 participó en la “Exposición antológica del cartel 1940-1950”, donde expusieron una extensa nómina de artistas españoles dedicados al cartel comercial y publicitario, entre los que destacaron Morell, Eduardo Vicente, Ricardo Summers Ysern “Serny”, Sáenz de Tejada, Alonso, Manolo Prieto, Chaves, Ferrer Sama, Teodoro Delgado, Mairata, Briones, Garay, Boni, Vicente Viudes, Antonio H. Palacios, Ángel Boué, Balbuena, Bort, Carmelo Vega, Cernuda, Víctor María Cortezo, Estaban, Matamala, Miralles, Estebita, Olcina, Coronado, Eguía, Vicent, García Ortega, Pérez Vicente, Pietro, Bastid, Espinós, Lozano, Rey, Puech, López Gallego, etc.

Dos carteles

 

En 1952 participa en la Exposición de Caricaturistas Españoles que convoca la Asociación de Dibujantes en la Sala de Exposiciones de la Escuela de Artes y Oficios Técnicos.

En ese mismo año, participa en una Exposición de Temas Taurinos que se realiza en la galería La Carpeta y en la V Exposición de Christmas Españoles que lleva a cabo Galerías Preciados, donde consigue el Premio Rivadeneyra, dotado con 500 pesetas.

En 1954 participa en el XXXVI Salón de Humoristas y logrará el Tercer Premio en el Concurso de Carteles de la Corrida de Beneficencia.

Sus obras son innumerables, algunas de ellas se conservan en el Museo del Pueblo de Asturias, como el cartel que realizó para la Junta Nacional Contra el Analfabetismo de 1955.

Cartel de la Junta Nacional Contra el Analfabetismo de 1955

 

En 1956 presenta obra al Concurso de Carteles para la corrida de Beneficencia, que se exponen en el Casino de Madrid y un año después, participa en el XXXVIII Salón de Humoristas, organizado por la Asociación de Escritores y Artistas y en el II Salón del Dibujo de la Asociación de Dibujantes Españoles, que se exhibieron en la Sala de Exposiciones de la Casa Sindical.

En 1958 aparece como ilustrador de la revista Trenes, editada por Juan L. de Chicheri, mientras continúa en su cargo en la Junta Directiva de la Asociación de Dibujantes Españoles.

En 1962 expuso una serie de óleos, carteles, otros procedimientos y una gran variedad de temas y géneros, además de ilustraciones, sobre todo la serie dedicada a los tipos españoles, en la Sala de la Organización Sindical Española, conocida como Sindicato Vertical.

En el transcurso del acto de inauguración, le es impuesta la Medalla de Oro de la Orden de Cisneros, concedida por su constante labor sindical.

En 1963 presentará obra al Concurso de Carteles de la Corrida de la Beneficencia, que se exhibe luego en el Casino de Madrid, logrando un Accésit y premio de 1.500 pesetas.

Cuadríptico de una de sus exposiciones

 

En 1966 en el Salón Pueblo, participa en la exposición “Ansiba expone en Madrid”.

En 1968 participa en el Concurso de Carteles de la Corrida de la Beneficencia, donde obtiene el  Primer Premio. Un año más tarde, conseguirá también el Segundo Premio.

En 1973 fue Jurado del Premio Cesc, Paleta Agromán, junto a otros artistas como Antonio Mingote, Alfonso Abelenda o Pablo San José entre otros.

Amigo de otros ilustradores y pintores como Sócrates Quintana Montoto, que firmaba sus obras como Xiké, frecuentaba los círculos artísticos del Madrid de la época.

Ha sido imposible determinar la fecha y el lugar de su fallecimiento.

Juego de tren

 

Miguel Lucas San Mateo y la AEPE

Representó a la Asociación de Pintores y Escultores en varios Jurados entre otros el de Carteles de toros para la corrida de la Asociación de la Prensa en 1935, e hizo varios carteles para los Salones de Otoño de la Asociación.

Fue vocal de la Directiva en 1932, 1933 y 1934.

Socio de Mérito en el Salón de 1932, participó también en el de 1934.

Al XII Salón de Otoño de 1932 concurrió con la obra Las tres Gracias

Al XIII Salón de Otoño de 1933 presentó las obras Maja desnuda, La familia de Carlos IV y Maja vestida

Los fusilamientos del 3 de mayo

La maja vestida

Retrato de la Reina María Luisa

Retrato del Cardenal Borbón

Exlibris

Concurso Gal 1949

El Rocío. Archivo Moreno

Distintas obras y carteles

Cartel de XV Salón de Otoño de 1935

Crucifixión. 1973

Paisaje y carteles

Recordando… Marino Amaya

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Marino Amaya

AMAYA, Marino B.      E    1952      1929        ASTORGA(Le)    MADRID OJÉN (Má)

 

 

Marino Leonardo Borrega Amaya, conocido artísticamente como Marino Amaya, nació en Astorga, León, al lado de la iglesia de la Puerta de Rey, el 10 de julio de 1928, aunque en otras reseñas de su biografía también aparece como año de nacimiento 1927 y 1929, que es la fecha que con la que se inscribió en nuestra entidad.

Miembro de una familia humilde de ocho hermanos, su madre era extremeña y su padre era ayudante de fogonero, de aquellas máquinas de vapor de la Vía del Oeste que iba de Astorga a Plasencia. Los hijos ayudaban a la economía familia recogiendo el carbón que se caía por las vías para venderlo y ayudar en casa. Además, Marino pastoreaba con las ovejas, lo que le permitía realizar sus primeras obras con ramas secas que modelaba con su navaja.

El padre falleció cuando Marino era muy joven, lo que motivó que volviera de Medina del Campo a Astorga, abandonando así las labores del campo.

Las penalidades de la familia y la muerte del progenitor hicieron que su madre tuviera que repartir a sus hijos entre familiares, para asegurar su manutención, ya que fue consciente de que no podía sacarlos adelante como quería.

Marino fue llevado a un orfanato a Salamanca, donde nunca se adaptó a vivir de forma triste y sin amor.

El director del orfanato sí distinguió las cualidades de Marino para la escultura, proporcionándole un lugar para modelar y el barro necesario para ello.

Amaya realiza diversos trabajos en su juventud. A los quince años recibe su primer encargo como escultor, una estatua de Santiago Apóstol que esculpió en piedra blanca.

Como escribiría Lorenzo López Sancho para el ABC, fue «pastor en Medina del Campo, carpintero en Salamanca, tejedor en Béjar y mal escolar en Astorga».

Pensionado por la Diputación de León, cursa estudios de Bellas Artes en Salamanca, en la Escuela de Artes y Oficios, realizando sus prácticas en el taller del también socio de la AEPE, Francisco González Macías.

La Diputación Provincial de Salamanca le concedió una beca para estudiar en Madrid, en la Escuela de San Fernando pero, Marino Amaya la perderá por no asistir a las clases.

Distintas fotografías de Marino Amaya

 

En Madrid trabajó durante dos años en el taller del escultor y socio de la AEPE, Juan Cristóbal, con quien colabora en la realización del Monumento al Cid que hoy podemos ver en Burgos.

En 1949 emprendería una especie de vuelta al mundo para impregnarse de la estética y los saberes de otros pueblos, recorriendo Francia, Italia, Austria, Holanda, Dinamarca, Noruega, Suecia, Alemania y Grecia. Sus inquietudes personales no quedarían limitadas a la vieja Europa, ya que también estuvo en Egipto y Palestina. El cambio de aires sentaría de maravilla a Marino Amaya pues, de regreso a España, el año 1950, obtuvo la Medalla de Plata en la Exposición Nacional.

En 1951 el Obispo de León le confía un grandioso monumento a La Inmaculada Concepción.

La Inmaculada de León

 

En 1952 expone sus obras por primera vez en la Asociación de Escritores y Artistas de Madrid y en 1954 presenta sus esculturas en León.

En 1954 realiza una escultura de la Inmaculada para Astorga, una Virgen de 3 metros de altura esculpida en mármol blanco de Tranco o Macael.

La Inmaculada de Astorga

 

A partir de los años sesenta trabaja intensamente la escultura.

 

En 1974, Astorga, su ciudad natal, le hace hijo predilecto y le dedica una calle.

En 1981 expone sus obras en Nueva York, en Zoma Gallery, donde adquiere quince de sus obras la Fundación Rockefeller.

En Río de Janeiro

 

En 1985 el Papa Juan Pablo II le concede una entrevista, para conocer su obra El Derecho a la Vida, que fue bendecida por el Santo Padre. Hoy esta escultura forma parte de la colección de obras de arte del Vaticano.

A partir del año 1985 Marino Amaya inicia la creación de numerosas obras dedicadas a la vida de los niños para exponerlas en las ciudades más importantes del mundo y despertar con ellas el amor y el respeto por la Vida.

Este tipo de obras, representando niños y niñas en diversas facetas de su vida, en especial juegos, se han convertido en el sello inconfundible de Marino Amaya, que acabó siendo conocido como el “escultor de los niños”.

Niña

Niña

Maternidad

Oso polar

Reposo

Igualmente están muy presentes en su producción las figuras de animales, en especial perros y gatos.

Su gran pasión, los perros

 

Desde el año 1981 Amaya tiene su estudio en Marbella, que alterna con el de Madrid.

Monumento a la Paz

 

Se trata de un escultor volcado en la escultura pública con un impresionante número de obras públicas diseminas por todos los rincones de la geografía española. Existe obra suya en Gijón, Ciudad Real, Elche, Andújar, Cáceres, Málaga, Salamanca, Marbella, Soria, Madrid, León, Guetaria, Almería, etc.

Monumento a la Constitución, Soria

 

Archivo Salvador Amaya

 

Vivía en Madrid, en la calle Reyes Magos, 9.

Sus últimos años son una peripecia de abstracción, de alejamiento en una parcela de la localidad malagueña de Ojén, con sus perros y sus visiones.

Marino Amaya falleció el 3 de noviembre de 2014 en Villanueva de Algaidas, Málaga, a los 86 años.

Quienes le conocieron distinguen de él que fue un hombre de fuerte personalidad, sabio, generoso y caritativo, apasionado y obstinado y que disfrutó de cada segundo de su vida intensamente.

Padre de cinco hijos, defensor de los animales, sobre todo de los perros, a los que consideraba sus más leales amigos, de la naturaleza, del campo.

Su hijo, Salvador Amaya, ha seguido los pasos de su padre y se dedica también profesionalmente a la escultura.

Ballet

 

EXPOSICIONES INDIVIDUALES

  1. Asociación de Escritores y Artistas, Madrid. 1954. Diputación de León. 1956. Ateneo de Santander. 1957. Museo Romántico, Madrid. 1960. Salas de Bilbao, El Escorial, Málaga y Granada.
  2. 1961. Río de Janeiro. 1962. Círculo de Bellas Artes, Madrid. 1972. «Exposición de Esculturas de Marino Amaya», Madrid. 1974. Sala Lázaro, Madrid. 1976. Sala Rivera, Valencia. 1977.
  3. Seminario, Astorga, León y Castellón. 1978. Logroño. 1981. Sala Zomagallery, Nueva York, EE.UU. Salamanca

EXPOSICIONES COLECTIVAS

  1. Exposición Nacional de Bellas Artes. 1951. Exposición Nacional de Educación y Descanso. Salón de Otoño. Museo Romántico. Bienal Hispanoamericana de Arte

OBRAS PÚBLICAS

La Inmaculada Concepción, 1952, León; La Inmaculada Concepción, 1956, Plaza del obispo Marcelo, Astorga, León; Maternidad, 1960, Parque de Isabel, la Católica, Gijón, Asturias
Madre con dos niños, 1962, Plaza de la Victoria, Málaga Monumento a la reina Isabel La Católica, 1965, Parque de Isabel, la Católica, Gijón, Asturias, Monumento a la conquista de la Luna, 1969, Málaga, Monumento al maestro, 1970, Elche, Alicante, Monumento a Don Quijote y Sancho Panza, 1971, Plaza de España, Alcázar de San Juan, Ciudad Real, Monumento a la Marina Española, 1971, Parque Nicolás Salmerón, Almería, La Faenera, 1974, Calles Carmona y Cantarranas, Álora, Málaga, Niños, 1990, Plaza de Ezcaba, Pamplona, Navarra, Monumento a Walt Disney, 1992, Prado del Rey, Madrid, Monumento a los donantes de sangres, 1997, Parque de la Chantría, León en colaboración con Salvador Amaya, Monumento a la Constitución Española, 1983, Soria, Maternidad, 2007, Parque Botánico Huerta Otea, Salamanca, Monumento al Poeta Leopoldo Panero, jardín de la Casa de los Panero, Astorga, León, Corazón de Jesús, Ocaña, Toledo, Monumento al alférez provisional, Plaza de España, Ciudad Real, Monumento a los mineros muertos en la mina, s/f, Puertollano, Ciudad Real (también conocido por «Monumento a los caídos en el trabajo»), Monumento a la mujer del pescador, s/f, Guetaria, Guipúzcoa, Monumento a los hombres del mar y del campo, Estepona, Málaga, Monumento a los ancianos, Andújar, Jaén, Monumento al Niño Universal, Cáceres,  Monumento a los caídos de las Fuerzas Armadas, Base Aérea de Torrejón de Ardoz (con colaboración de Salvador Amaya), Monumento al F4 Phantom, Base Aérea de Torrejón de Ardoz (con colaboración de Salvador Amaya), Monumento a S.M. el Rey, s/f, Marbella; Monumento a la Paz, Costa del Sol (con colaboración de Salvador Amaya)

OBRAS EN MUSEOS Y OTRAS INSTITUCIONES
Derecho a la Vida, s/f, Colección del Vaticano, Vaticano
Niña con cántaro, s/f, Biblioteca Municipal, Astorga, León
Reposo, 1975?, Palacio de Gaudí, Astorga, León
La noche, 1982, Ayuntamiento de Soria

PREMIOS Y DISTINCIONES

Medalla de Bronce en la Exposición Nacional de Educación y Descanso de 1949.

Medalla de Plata en la Exposición de Educación y Descanso de 1952.

Medalla de Oro y Premio Extraordinario de Escultura en 1953.

Tercera Medalla en el Salón de Otoño de 1953

Segunda Medalla en el Salón de Otoño de 1954

Primera Medalla en el Salón de Otoño de 1955

Premio Duques de Montoro del Salón de Otoño de 1955

Premio Duques de Alba del Salón de Otoño de 1955

Niña con jarra

Abrazo

Amantes

Beso

Busto de joven

Niño con cántaro

 

Marino Amaya y la AEPE

Participó en las siguientes ediciones del Salón de Otoño:

Al XXIV Salón de Otoño de 1950 presentó las obras Busto de adolescente y Adolescencia

Al XXV Salón de Otoño de 1952 concurrió con Marquesa de Toral

Al XXIX Salón de Otoño de 1957 acudió con Dolor, Maternidad y Reposo

 

Mi agradecimiento personal por las fotografías y datos aportados por su hijo, el  escultor Salvador Amaya.

 

Cristo

Guitarrista

 

Flautista

Guitarrista

Invierno

Joven

Madre

Maternidad

 

El ET de Marino Amaya

Quizás sea la primera escultura de un extraterrestre

Marino tenía  una parcela de la localidad malagueña de Ojén. El 26 de septiembre de 1996, sobre las nueve de la noche estaba guardando a sus perros cuando vio una luz que cruzaba el cielo y recordó que algo similar ya lo había visto antes.

Yo estaba en el campo, en la finca que tengo en la montaña. Había recogido a los perros y estaba montándome en la furgoneta cuando una luz, como una llamarada, atravesó todo el cielo. Fue impresionante y curioso porque tres días antes había podido ver algo igual. Era cerca de la una de la madrugada y estaba en la carretera. Iba para Málaga desde Madrid y cuando pasé Córdoba, cerca de la localidad de Cabra, apareció un cuerpo luminoso. Era como una llama que iba volando, navegando por el cielo. Paré mi furgoneta y me bajé a la calzada para poder verlo bien. Volaba muy bajo y no era ningún meteorito ni ningún avión. Aquel día, cuando ya me iba, volvió aparecer. Lo pudieron ver más personas«.

Marino no le dio importancia a aquella visión en el firmamento, una rara luminaria que pudo ser observada por varios vecinos de los chalés colindantes a su finca.

En un primer momento pensó que se trataba de una estrella fugaz pero minutos después comenzó a escuchar un ruido dentro de su propiedad y Marino no sabía por qué, pero estaba seguro de que lo que estaba oyendo no era un sonido animal, sino un ruido extraño. Así que acompañado de sus perros, se dirigió al lugar donde había visto la luz, en donde había unos matorrales y le llamó la atención que las hojas bajas de los árboles se estuvieran moviendo. Porque no había viento.

En un primer momento pensé que se podía tratar de jabalís o de algún zorro, podía ser peligroso. Me subí corriendo a la furgoneta. Cuando cesó el extraño sonido, bajé de nuevo y con mucha precaución abrí los candados de la jaula de los perros pensando, incluso, que podía tratarse de algún atracador. Una vez sueltos los perros, me acerqué hasta el lugar. De pronto, noté una sensación extraña. Sentía escalofríos en todo mi cuerpo. Al volver la cabeza, había una fuerte luz que cegó mis ojos. No podía ver nada en absoluto. Estaba totalmente paralizado y mi cuerpo atenazado como si estuviera clavado al suelo. Lentamente la luz empezó a perder fuerza y mientras se alejaba, un «ser» emergió de ella volando directamente hacia mí”.

Detrás de la potente luz que casi le ciega, apareció un ser pequeño, de unos 90 cms. de estatura, muy delgado, con largos brazos que le llegaban hasta las rodillas, con pies muy planos como los anfibios, ojos grandes de color azul intenso y un color del cuerpo rojo teja.

Tenía un cuerpo pequeño, estilizado, con unos brazos largos, muy largos. Si lo comparamos con un ser humano era desproporcionado. Las manos le llegaban a las rodillas. Los pies eran planos, como aletas de un pez, pero de forma humana. La cabeza era más bien grande, ¿cómo te lo explicaría? Utilizando los cánones de escultura mediría cuatro cabezas de alto. Era un personaje distinto, casi divino, con unos ojos muy grandes de color azul; parecía que giraban y su cuerpo tenía una tonalidad rojiza como las tejas. Además… ¡volaba! Iba de un sitio a otro, de una piedra a otra. Era lo más parecido a un ángel. Se desplazaba de una forma increíble, como un globo de gas que cuando lo sueltas se escapa. Éste sería un buen ejemplo”.

Se sentó en una piedra mirándome fijamente. Me encontré con algo extrañísimo, pero maravilloso. Al principio sentí temor porque aquellas facciones, aquellas formas, eran nuevas para mí. Nunca pensé que se tratara de nada extraterrestre, de un «ser» de otro mundo. Era un ser vivo, era lo único que tenía claro. Se movía y levantaba los brazos al cielo. Me fui tranquilizando con sus palabras, pero no me atreví a tocarle. Le observaba. Estuvo acariciando a los perros. Parecía que quería sentirlos. Hacía lo que quería con su cuerpo. Se movía de un lado a otro. Subía y bajaba, se iba poniendo de piedra en piedra, sin hacer movimientos bruscos y alarmantes, parecían movimientos musicales”.

Marino ya no sintió miedo, sino paz y tranquilidad, que era lo que le transmitía ese ser; una tranquilidad que alcanzaba también a los perros.

 

 

 

El ser se puso a  hablar con Marino con naturalidad, se mostró como alguien amistoso y dijo que venía de una cultura muy lejana que se preocupaba de nuestro planeta y que se había mostrado ante Marino por ser una buena persona.

“¿Por qué vienes a mí y no a otras personas más adecuadas que yo?”, le preguntó Marino. El ser le contestó: «Porque tú eres bueno, amas la vida, amas la Tierra, amas la naturaleza, eres amante de los animales, por eso he venido a dejarte el mensaje del Bien y del Amor. Habla de mí al mundo, para que la tierra, la madre de la vida, se respete, ya que ella es la razón de la existencia de la Humanidad. Di al mundo que estoy aquí en el planeta tierra para protegerlo. Que si no fuera así todo cambiará. Habrá grandes terremotos y grandes inundaciones que arrastrarán al vacío ciudades enteras«. Marino le escuchó atentamente. Después de un tiempo, media hora calculó después, el ser levantó los brazos hacia el cielo y emprendiendo el vuelo, se encendió la misma luz anterior, se despidió diciéndole: “Adiós amigo, nos volveremos a ver», perdiéndose en la oscuridad.

Tras la experiencia, Marino Amaya decidió plasmar para la posteridad aquel «ser». Hacer realidad la silueta del «ángel» que acaba de presenciar como legado de su vivencia.
«Tras el encuentro me fui rápidamente a mi estudio. En esa época lo tenía en la calle Pablo Casal de Marbella, ahora lo tengo aquí en el campo, y me puse a moldear lo que había visto. No quería perder de mi mente las facciones, las formas. Quería dejarlas para la eternidad y que no se perdieran«. Fue así como, con sus manos, concibió primero en barro, y luego en bronce, la escultura que posteriormente fue bautizada bajo el título: «Vino del cielo».

Días más tarde, el antiguo alcalde de la localidad de Ojén, población situada a pocos kilómetros de Marbella, Francisco Manuel Vázquez, se ponía en contacto con Marino Amaya.

«Me llamó y me preguntó si quería poner la escultura en el pueblo. A mí me daba igual y la doné. Él decía que sería bueno para el pueblo. Una grúa cargó una de las piedras en las que el humanoide había aparecido junto con la escultura, y se decidió que se situaría justo a la entrada de la población, frente a la fuente del chorrillo«.

Una enorme forma rocosa en la que emergía un «ser» antropomorfo a la que se le añadió un azulejo con el lema: «El ángel que vino del cielo».

A las pocas semanas, la polémica por el monolito escultórico corrió como la pólvora entre los vecinos de la serranía malagueña. El pueblo se dividió entre el escepticismo y la credulidad comandado por el sacerdote de Ojén. El reverendo de la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación no vio con bueno ojos la escultura angelical, «aquello no podía estar allí”, dijo textualmente.
La llegaron a robar dos veces en muy poco tiempo así que decidieron quitarla. “Nunca debí acceder a poner la escultura en ese lugar».

Nadie sabe el paradero actual de la talla.

Del encuentro, de esa fascinante historia social repleta de censuras, sólo queda una nueva obra artística que realizó Marino Amaya. Está ubicada en el mismo punto donde se produjo lo inexplicable, en la originaria forma pétrea, como si estuviera suspendida en el aire, donde parece cobrar, nuevamente, vida propia.

El martes 10 de Febrero de 2004 (un mes antes de los atentados del 11-M) el mismo ser volvió a visitarlo y le dijo: «Pídeme lo que necesites de mí que siempre estaré dispuesto a ayudarte«; el ente que todo parecía saberlo le dijo también: «Va a haber un golpe de terrorismo en Madrid, en el metro concretamente«, cosa que dejó a Marino muy preocupado. Le contó el extraterrestre que él estaba en contra de todos los que queman los bosques, de todos los que contaminan la Tierra y los mares… y que castigaría a los responsables y a los que hayan colaborado en las guerras injustas que masacran a los seres de la Tierra. Al fin, despidiéndose le dijo: «Tú recuérdame como tu amigo, que otra vez nos volveremos a ver«.

Marino falleció en 2014 a los 86 años llevándose a la tumba secretos de sus encuentros con aquel ser, del que decía que cuando no se aparecía, se comunicaba con él telepáticamente casi todas las noches.

Entre tanto, mucha gente comenzaba a tratarle de forma diferente, ya que acudían a él  para consultarle y que les solucionase algún que otro problema, a lo que Marino accedía siempre gustoso.

En aquellos años corrió después el rumor de que probablemente Marino Amaya había orquestado una rara historia para dar vida a una de las esculturas que le faltaban por realizar: un extraterrestre; ello inspirándose en otra historia, no menos estrambótica, de principios del siglo XX, que tuvo gran repercusión en Ojén y zonas adyacentes de Málaga. Era el caso del pastor Pedro el Sabio, el vecino de Ojén que hablaba con uno de los extraterrestres que custodiaban el planeta Tierra,  que desarrolló cierta clarividencia y ayudaba a los demás.

Carmen Martínez Kleiser

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

Carmen Martínez Kleiser

MARTINEZ KLEISER RODRÍGUEZ, Carmen      P     1934

 

 

Carmen Martínez Kleiser y Rodríguez nació en Madrid en febrero de 1909.

Era hija del escritor Luis Martínez-Kléiser y de María de las Nieves Rodríguez Cosmen, que habían contraído matrimonio en 1908.

Su padre era miembro de la Real Academia de la Historia de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga.

En febrero de 1909 nació Carmen, la mayor de cinco hijos del matrimonio, a la que seguirían Nieves, Concepción, Luis y Javier.

La familia veraneaba en su casa de Cangas de Tineo y vivía en la calle Castelló, 25 de Madrid.

Creció en un ambiente intelectual que propició su amor por las bellas artes, aunque ella misma reconocería que en su juventud no estaba interesada por la pintura.

Discípula del Socio Fundador de la AEPE Luis Menéndez Pidal y del también socio Enrique Martínez Cubells.

Ansotanos, 1934

Marina

 

En 1934 concurrió a la Exposición Nacional de Bellas Artes con la obra Serrana. Sin embargo, en la prensa del momento, encontramos críticas como esta que dice que …”Carmen Martínez Kleiser da un buen paso en su carrera con esa pareja de «Ansotanos», que, aunque un poco barroca, resulta de composición así como de color; hay solidez constructiva, algunas calidades bien obtenidas y en la tonalidad no está mal lograda su armonía, a pesar del exceso de color, o mejor, abigarramiento que en ella hay. Esta obra, no obstante los varios peros, es la única de las suyas que, hasta ahora, merece tenerse en cuenta. Puesta ya en el buen camino, es lógico que no tarde en darnos cosas mucho mejores”.

Presentó obra al XIV Salón de Otoño de 1934, logrando la propuesta de socio junto a críticas como …“La obra de Carmen Martínez Kléiser, de cuidadísima ejecución y carácter muy femenino. Su espíritu delicado y soñador lo traduce en los rasgos de sus pinceles”…

En el Salón de Otoño de 1935 destacó su cuadro titulado Casas sobre el Júcar.

A la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1936 presentó la obra Gallega.

En 1938 era Dama enfermera de la Cruz Roja Española.

En 1941 celebró una exposición individual en la Asociación de la Prensa que fue presentada por el que fuera Presidente de la AEPE, el crítico José Francés. En la muestra se incluían retratos de Garnelo, Rodríguez Marín, Mora y Mercedes Vilella y obras como La punta de afuera, Otoño y Capricho.

Carmen Martínez Kleiser posa ante la “Florista vasca” previa inauguración de la Exposición Nacional de Bellas Artes, Madrid en mayo de 1943

Hoja Oficial del lunes, 1941

En la Hoja del lunes se incluía una reseña de la exposición en la que podía leerse que …”Carmen aborda el retrato y el paisaje, entremezclando en su obra la nota colorista y aflojando la rienda a la fantasía. Hay en la pintora una fuerte personalidad bien acusada en la manera de hacer y en la manera de ver, y muy singularmente en la elección de los motivos… El académico de Bellas Artes don José Francés… hizo la presentación de Carmen Martínez Kléiser, a quien calificó de “potencia clara, orientada hacia el porvenir”. La exposición es, en suma, un positivo y alentador triunfo”.

En el mismo medio también se leía, firmado por Francisco Casares, …”Paisajes de la montaña cantábrica, y de Galicia. Algunos retratos… “Tiene Carmen Martínez Kléiser la suerte y el acierto de reunir lo clásico y lo nuevo, el academicismo y la modernidad atrevida, que nos explica su inquietud espiritual”. Entre los retratados, su padre y Garnelo, un gran pintor que asegura que su retrato es una verdadera obra maestra… Carmen es apenas una niña, con sus ojos azules, que se dirían inocentes si no nos hubieran demostrado su agudeza para captar lo que las manos diestras, finas, blancas, han llevado a las telas que ahora la consagran en esta prueba decisiva de su carrera artística. En su juventud magnífica hay ya más que promesas… En España –como dijo el crítico- hay una anchísima tradición de pintoras. Y el secreto de todas nuestras glorias de ahora está en que la tradición se ha reanudado… por esa conjunción de lo clásico y lo moderno, de la norma y la inquietud. Que es la fórmula que brilla en estos cuadros que se exhiben desde el sábado en el salón de nuestra amada Asociación de la Prensa”.

Al acto acudieron miembros de la AEPE como Benlliure, Aniceto Marinas, Garnelo, Martínez Cubells…

En 1941 presentó la obra Capricho a la Exposición Nacional de Bellas Artes, figurando en el catálogo que vivía en la calle Martínez Campos, 15, ático, de Madrid.

En 1942 obtiene la Medalla de Plata en la II Exposición de Estampas de la Pasión, celebrada en los salones del Palacio de Bellas Artes de Madrid.

En 1942 participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes con las obras Casas sobre el Júcar y Capricho, “cuadro de composición lograda y muy bello de color”.

Al XVI Salón de Otoño de 1943 presentará la obra Carril.

También se rompen las abarcas, 1935

Gitana

 

En 1943 participará en la Exposición colectiva de pintores de Madrid, celebrada en las Galerías Atenea de la capital, junto a artistas como Martínez Vázquez, Julio Moisés, Pellicer, Salaverría, Agustín Segura, Daniel Vázquez Díaz y Valentín Zubiaurre.

Ese mismo año también enviará obra a la III Exposición de Estampas de la Pasión, celebrada en el salón de exposiciones del Círculo de Bellas Artes y en la Exposición femenina de pintura y escultura que organizó la Asociación de Escritores y Artistas, en su salón de la calle del Rollo de Madrid.

Además, algunas de sus obras aparecerán en la revista Letras.

A la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1943 acudió con la obra titulada Florista vasca.

En 1944 consigue la Medalla de Plata en la IV Exposición de Estampas de la Pasión, celebrada en Museo de Arte Moderno.

En 1945 retrató al folclorista, paremiólogo, lexicólogo, cervantista y poeta Francisco Rodríguez Marín, cuadro que se conserva en la Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla.

En 1948 presentó la obra Payasos a la Exposición Nacional de Bellas Artes.

En 1961 consta que una de sus obras formaba parte del Museo Taurino de “Mahizflor”, propiedad de los señores Pérez Alonso, en la localidad extremeña de Aceuchal, Badajoz, quizás el más completo museo del mundo en esta especialidad.

Desconocemos la fecha de su muerte, pero sí podemos afirmar que se encontraba soltera.

Cleto, Marinero. Obra presentada al XVI Salón de Otoño

 

Carmen Martínez Kléiser y la AEPE

Presentó obra a las siguientes ediciones del Salón de Otoño:

XIV Salón de Otoño de 1934: Estudio, Quien hace cesto, hace ciento y Casas sobre el Júcar.

XV Salón de Otoño de 1935: Lobo de mar y De la fuente.

XVI Salón de Otoño de 1942: Cleto, marinero y Carril, Pontevedra.

XXII Salón de Otoño de 1948: Recibiendo una ovación.

Retrato de Francisco Rodríguez Marín

Carril, Pontevedra, presentada al XVI Salón de Otoño

 

AÑO ROMERO DE TORRES: En el 150 aniversario de su nacimiento

Por Juan José García López

Licenciado en Filosofía y Letras

Presidente de la Asociación Cultural Pro Casa Museo Julio Romero de Torres en Córdoba

 

Quiero manifestar en este mes de Abril, en el Año Romero de Torres, un capítulo referencial en la vida artística del pintor cordobés Julio Romero de Torres (1874-1930) a través de Bernardino de Pantorba en su libro titulado «Artistas Andaluces» 1929, debido a la investigación iniciada por mi persona en el año 1996 sobre la vida de otro artista andaluz. Éste es escultor de un pueblo malagueño, Arriate, y socio fundador de la Asociación Española de Pintores y Escultores en el año 1910, estamos hablando de Enrique Marín Higuero (1873-1951), ambos contemporáneos y tertulianos de la que fue una de las Cafeterías de Madrid más señeras: El Café Nuevo Levante. Sin más dilación os presento la siguiente lectura, y espero sea muy motivadora para mirar desde dentro las obras creadas por nuestro pintor cordobés Julio.

 

JULIO ROMERO DE TORRES. ARTISTAS ANDALUCES. 1929.

 

Es cordobés y va a cumplir, según dice, los cincuenta años. Hay en sus ojos, pequeños, esa soñarrera del hombre que duerme poco, y en su hablar, ceceante, ese revoloteo de giros hiperbólicos que forman el caudal andaluz. Son reposados sus ademanes; su andar, algo contoneante; su simpatía, verbosa; su risa, pronta; su aire, un poco tristón y mustio. Marcado tipo cordobés. Cuando se echa al hombro la capa y se pone el sombrero de ala ancha, su andalucismo se acentúa, de tal modo que bien puede servir de ejemplar representativo de su tierra.

Sin salir de ella, comenzó a estudiar la pintura bajo la dirección de su padre.

Cuando tenía veinte años hizo en Madrid las oposiciones para Roma, sin conseguir plaza. El cuadro que entonces pintó – sobre el insulso tema propuesto por el tribunal: “El anarquista y su familia” – lo mandó a la Exposición Nacional de 1899, ganando una tercera medalla. Al cabo de siete años, en otra Nacional, el jurado le rechazó la obra “Vividoras del amor”, por considerarla inmoral. Pudibundez digna de anotarse.

Dos años más, y llegamos a la revelación resonante de Romero de Torres. Fue en la Exposición de 1908, donde presentó cinco lienzos: “Andalucía”, “Amor místico y profano”, “Bendición”, “Fuensanta” y “Musa gitana”. Este último – sin duda, el mejor – obtuvo medalla de oro y pasó al madrileño Museo de Arte Moderno, del que es hoy una de sus pocas joyas: Una mujer totalmente desnuda, tendida con árabe indolencia, apoya su cabeza en el brazo derecho. El rostro, de frente, nos dirige una mirada recta, soñadora y triste. Nada hay que vele la carne morena, de juvenil sensualidad. Al fondo, un paisaje sombrío, interrumpido por la negra silueta de un tocaor de guitarra, que también nos clava sus gitanas pupilas.

La obra, como toda obra de valor nuevo, despertó discusiones; muchos la llamaron revolucionaria. Y revolucionaria fue, como ha de verse en seguida.

 

Encuentro Domingo día 17 marzo PROCASA MUSEO en la fachada Casa Familiar Julio Romero de Torres al lado del Museo de Pinturas y el Museo Bellas Artes de Córdoba.

 

Romero de Torres, que antes de ella habiase movido dentro de la órbita del realismo, entonces en todo su apogeo, y hasta con ciertas influencias sorollescas, según dicen los críticos – yo no he visto nada de él anterior a la fecha señalada -, cambió de orientación y marcó ese estilo que pronto había de hacerse inconfundible, peculiar suyo. La gente notó que el pintor andaluz traía un concepto de un arte diametralmente opuesto al que a la sazón predominaba. Varios años después y con obras como “El retablo del amor”, “La consagración de la copla” y “Las dos sendas”, por no citar más, la personalidad de Romero de Torres quedó ya, firme y señera, en el ambiente artístico de su patria.

Al aparecer la “Musa gitana” triunfaba, como se sabe, el impresionismo; Sorolla arrastraba a los compañeros con sus valores cromáticos, su pasión por el sol y el aire libre, su manera impetuosa, movida y rápida. Había en nuestro arte demasiado trozo de pintura, exceso de verismo, derroche de espontaneidad. El oficio, tomado como fin, no como medio, llegó a adormecer la sensibilidad de numerosos pintores y dió categoría artística a simples fabricantes de cuadros. Aquella salida al aire libre había sido beneficiosa – ¿quién lo duda? – como reacción contra la amañada pintura de historia y contra los anecdóticos cuadritos de caballete; pero, habiendo cumplido su objeto, ya por aquel año de 1908, se necesitaba una nueva reacción: reacción contra tanto naturalismo inexpresivo, superficial. Fue Romero quien oportunamente la inició entre nosotros. Sus lienzos mencionados poseen las cualidades que apenas vemos en los cuadros de aquella época: delicadeza, artificio, amor a la línea, entonación rebajada y sobria. No llegaba el pintor cordobés como un fogoso impresionista más; no sorprendía los cuadros en el natural y los resolvía ligeramente, con las modificaciones que sobre la estructura humana ejercen el aire libre y los reflejos solares; sino los pensaba y los iba trabajando con paciencia meticulosa, con una factura fundida; más que pintando, dibujando y coloreando luego; él no agrupaba sus figuras dentro de la naturalidad de una instantánea fotográfica, sino las componía con actitudes convencionales, siguiendo un ritmo decorativo, aprendido en los primitivos unas veces; en los renacentistas florentinos, otras – al Giotto le recuerda a menudo -; no usaba un colorido claro y brillante, a base de cadmios y morados, sino los clásicos ocres, tierras y negros; no elegía para modelos a hombres vulgares y mujeres insignificantes, sino a muchachas atrayentes, de suave melancolía, de lánguida sensualidad; en ocasiones, desnudas; casi siempre, con largos vestidos de pliegues esculturales. Una pintura de tipo mural, inspirada en los viejos tiempos; una técnica arcaizante que volvía por los fueros de la línea.

 

Portada novela «Diario del Arte» donde se narra la vida de Eustaquio García Cassas i Murillo en la ciudad de Córdoba. Escrito por Juan José García López, diciembre 2023.

 

Algunos pintores echaron en cara al colega la pobreza de su paleta, sus hábiles recursos, su falta de variedad, su temor a enfrentarse con las dificultades del natural, que él, aprendida lo que pudiéramos llamar su “receta”, iba eludiendo… No carecía de fundamento el reproche, por cuanto Romero de Torres nunca ha sido lo que los “virtuosos” entienden por “un pintor”. Pero ¿tenía forzosamente que serlo? ¿No triunfaba su pintura precisamente por anteponer a los valores pictóricos los artísticos?

En cambio, los literatos, los poetas, hastiados de pintura objetiva, no tardaron en colocarse junto a Romero de Torres. Vieron en él a un espíritu gemelo por su estilismo, por la armonía y la tristeza serena de sus obra, por las sugestiones poéticas que de ella se desprenden…

Recordemos las páginas demasiado líricas que entonces se escribieron. Ved estas magníficas palabras de don Ramón del Valle Inclán: “Julio Romero de Torres parece haber visto en las cosas aquella condición suprema de poesía y de misterio que las hace dignas del Arte. El sabe que la verdad esencial no es la baja verdad que descubren los ojos, sino aquella otra que sólo descubre el espíritu, unida a un oculto ritmo de emoción y de armonía que es el goce estético. Este gran pintor, emotivo y consciente, sabe que, para ser perpetuada por el Arte, no es la verdad aquello que un momento está ante la vista, sino lo que perdura en el recuerdo”.

Fachada de la Casa Familiar Julio Romero de Torres, reivindicación cultural para que sea Casa Museo Natal.

 

Debemos reconocer que algunos escritores, en alas del panegírico, no acertaron a mantenerse en el lugar justo que la crítica exige y ensalzaron desmedidamente los cuadros del artista cordobés, quizá más que por ellos en sí, por odio a la “pintura bárbara de manchas y brochazos, donde la luz y la sombra se pelean con un desentono teatral y de mal gusto” (según los duros términos del ya citado don Ramón).

Después de la primera medalla otorgada a la “Musa gitana”, Romero de Torres no ha vuelto a tener premios en Madrid.

En 1912 recibió de un grupo de intelectuales una medalla de oro (que grabó Julio Antonio), como desagravio por haber quedado sin recompensa “La consagración de la Copla”, en la Nacional de aquel año. El anterior había ganado en Barcelona primera medalla una de sus obras más conocidas y características: “El retablo del amor”. Y en 1913 logró igual distinción, en la Internacional de Munich, su lienzo titulado “Las dos sendas”.

A nuestra espléndida Nacional de 1915 el joven maestro concurrió con quince cuadros. No alcanzó la medalla de honor que tácitamente solicitaba (como no la alcanzó ninguno de sus ilustres competidores), pero sí un triunfo artístico inolvidable. ¿Y cómo no, exponiendo esas bellísimas composiciones de “La gracia” y “El pecado” – en las que vemos otros dos admirables desnudos – y esa mocita prodigiosa “Carmen” que vive entre nosotros con toda su resignada, serena y honda melancolía?

Cartelería Reivindicación Cultural «Abramos al mundo la puerta del Arte de Córdoba» Pol Ze Nit. 2022-2024.

 

El arte de Romero de Torres es una delicada ofrenda a la mujer; más concretamente, a la mujer andaluza.

Hay en el tipo femenino de Andalucía una amalgama de misticismo y sensualidad. En esa maravillosa tierra – florón de España – “la sensualidad trasciende a la religión – como escribe Manuel Abril – y la misma sensualidad deriva al misticismo”.

De aquí ese carácter que tienen las mujeres de Romero de Torres; mezcla de la hembra árabe con la virgen cristiana; carne y espíritu.

Otros pintores de andalucismo más externo y vistoso prodigan en sus cuadros las castañuelas, los claveles, los mantones de Manila… Romero de Torres pocas veces acude a estos accesorios. Su andalucismo lo refleja de modo más hondo y grave, más contenido y delicado; vive en el “aire” de sus mujeres.

Fotografía del pabellón en el patio – jardín de la Casa Familiar, año 1985. Archivo Digital Diputación Córdoba.

 

¡Cómo hablan los rostros de estas mujeres inconfundibles! Ojos grandes y negros, circundados de sombra, plácidamente luminosos en la cara morena, infinitamente expresivos, con el alma asomada a ellos… Bocas calladas, a veces animadas por leve sonrisa, que es flor de esperanza o de melancolía…

Mujeres que tienen acento popular y porte señoril, al mismo tiempo; ofrecen los calientes pechos incitantes, mientras las manos finas señalan un ademán casto y suave. Promesa carnal con unción religiosa.

Se ha dicho ya que es Romero de Torres un pintor monocorde. La palabra “amanerado” surge cuando de él se trata, aun en labios de sus admiradores.

La repetición, un tanto machacona, de su tipo femenino, de su “patrón” pictórico, hará que el día de mañana tengan que apartarse de su producción bastantes cuadros de escasa consistencia; son los cuadros hechos sin esfuerzo alguno, sin estudio ni entusiasmo; a la grata sombra de ese éxito grande y esa fama extensa que el maestro ha sabido conquistar para su nombre españolísimo.

 

Portada La Esfera, dibujo realizado por Bernardino de Pantorba, 1925.

Cliché Fotográfico Moreno. Pintura «Rivalidad», 1925, en el fondo fotográfico del archivo municipal ayuntamiento de Córdoba.

Fotografía en color de la pintura «Rivalidad» propiedad de la Fundación PRASA en Córdoba. Año 2024 el Ayuntamiento de Córdoba lo quiere comprar por 700mil euros según noticia aparecida en prensa.

 

Referencia bibliográfica:

Bernardino de Pantorba, Artistas Andaluces, Biblioteca Ascasibar, Tomo I, 1º Edición, Madrid, 1929. Este libro fue adquirido a través de Internet recientemente para la biblioteca de mi buen amigo Eustaquio García Murillo i Cassas, cordobés judeoconverso que está narrando su vida en la novela recientemente publicada titulada «Diario del Arte», diciembre 2023.

Esta semblanza escrita por Bernardino de Pantorba nos plantea el merecido recuerdo en este año 2024 para la celebración de su 150 Aniversario Nacimiento. Mi amigo Francisco Carrasco a raíz de la lectura me comenta: «Me parece un análisis riguroso y casi profético de lo que iba a representar la obra y el estilo de Julio Romero de Torres en el contexto del siglo XXI.»

Cambiando de tercio, nos vamos a la actualidad de la Valorización de la Casa Familiar: En este mes de abril la Asociación Cultural Pro Casa Museo Julio Romero de Torres está muy contenta debido a la publicación en la web de la Contratación Pública donde la Diputación de Córdoba ha publicado: «Contrato menor de servicios para la realización de la diagnosis para la rehabilitación de la Casa Museo de Julio Romero de Torres. Número de Expediente 138/24», asciende a unos 14.820 mil euros. Desde aquí agradecemos a Diputación de Córdoba este buen inicio del año 2024 con la puesta en valor de la Casa Familiar Julio Romero de Torres.

En otro sentido, el Ayuntamiento de Córdoba ha anunciado la compra de la obra titulada «Rivalidad» 1925, por unos 700.000 mil euros que se encuentra en la actualidad en manos de la Fundación Prasa, de cara a exponerlo en el museo de la Plaza del Potro, teniendo en cuenta que este año se celebra el 150 aniversario del artista. También el Ayuntamiento presta un cuadro de Julio Romero de Torres al Museo Nacional Thyssen Bornemisza, motivo por el cual ha sacado a licita. El transporte de la obra sale a licitación por un importe de 10.347 euros más IVA. La obra a transportar, original del pintor cordobés, tiene unas dimensiones de 2,10x150x30 centímetros, incluido el marco, según las especificaciones y tiene un valor de 1,5 millones de euros. El préstamo de esta obra, que el Ayuntamiento ha declinado concretar, forma parte de las acciones previstas con motivo del 150 aniversario del nacimiento del pintor, que incluyen la incorporación al Museo de Julio Romero de Torres de obras cedidas por la Fundación Telefónica y la cesión al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza Madrid de un cuadro durante tres meses.

Respecto a la Casa Familiar de los Romero de Torres os comentamos estos datos para vuestro conocimiento.  La casa donde vivieron los Romero de Torres se encuentra situada entre el Museo Julio Romero de Torres y el Museo de Bellas Artes de Córdoba y a ella se puede acceder por el mismo patio que da entrada a los dos museos. Fue la residencia de la familia del pintor hasta el año 1991. El inmueble es propiedad de la Diputación de Córdoba, mientras que los muebles y enseres son titularidad de la Junta de Andalucía y parte de ellos están bajo la custodia del Bellas Artes. Año 2023, tanto el colectivo ciudadano que pide el arreglo de la vivienda como ahora las dos formaciones políticas que defenderán la moción en el pleno piden que se cumpla la voluntad de la viuda, Francisca Pellicer, y de una de las hijas de Julio Romero, que era la puesta a disposición del pueblo de Córdoba de este inmueble. En particular, querían que se exhibieran el patio, el estudio, el pabellón de lavadero (primitiva sala de restauración) y otras dependencias de la casa, a excepción de los dormitorios.

Año 2024 tanto en el pleno del Ayuntamiento de Córdoba donde grupo político Hacemos Córdoba y en el pleno de Diputación de Córdoba donde el grupo político VoX Córdoba han planteado preguntas sobre en qué fase se encuentra la firma del Convenio entre las tres administraciones públicas (Ayuntamiento, Diputación y Junta de Andalucía) y la disposición de fondos económicos para la rehabilitación y musealización de toda la Casa Familiar como Museo Casa Natal Julio Romero de Torres.

La Asociación Cultural Pro Casa Museo Julio Romero de Torres en Córdoba sigue realizando la reivindicación cultural en la misma fachada de la Casa Familiar todos los domingos a las 12h del mediodía dando testimonio y esperando la concreción de este asunto cultural entorno a la puesta en valor definitiva y permanente de la Casa como Museo para la ciudad de Córdoba, y la creación del Complejo Museístico Los Romero de Torres.

Gracias, nos volvemos a encontrar en el mes de mayo, 2024 con un nuevo artículo sobre testimonios de vida que me siguen contando y otras pesquisas de interés.

AÑO ALCALÁ-GALIANO: En el 150 aniversario de su nacimiento

Por Begoña Alcalá-Galiano Ferrer

Nieta y especialista en su obra

Motivos reflejados en la obra del pintor

En el capítulo anterior mencionábamos los estilos o movimientos pictóricos en los que el pintor Álvaro Alcalá-Galiano se movía a lo largo de su vida artística.

Hoy vamos a pasear con él, por aquellos lugares que desde muy joven marcan la trayectoria de sus obras.

En su comienzo, el niño pintor dibuja y expresa en sus obras su realidad vital: los paisajes y las figuras de su entorno. En ellas nos muestra: iglesias, caseríos, ríos, puentes, bosques, flores y plantas e incluso algunas herramientas que le rodean durante su residencia en Yurre-Igorre.

 

En ellos se aprecia su temprana evolución 1884-5.

Tras esta fase inicial entra Alcalá-Galiano en el taller de Bilbao de uno de sus primeros maestros, Adolfo Guiard Larrauri.  Este famoso artista vasco, gran pintor, colorista y  paradigma de la nueva pintura marina vasca, tras siete años vividos en París junto a los impresionistas franceses, trae en 1886, un código artístico que se difunde entre los jóvenes pintores, entre los que se encuentra Alcalá-Galiano; este es aceptado en su taller y de esta etapa de su desarrollo artístico, se recogen obras de una clara influencia de su maestro.

 

 

El joven Alcalá-Galiano comienza a desarrollar el retrato e incorpora factores fundamentales de la pintura impresionista, como son la luz, el color, el movimiento…

Entre sus obras se encuentran pescadores y marineros, así como barcos y escenas marítimas; Alcalá-Galiano refleja en sus lienzos escenas de la ría de Bilbao y del mar Cantábrico, que serán un gran referente durante su vida artística.

 

Sin embargo, este pintor necesita encontrar otros horizontes para plasmar en sus lienzos. Posiblemente influenciado por su maestro, busca nuevos escenarios donde ampliarlos y así decide viajar a Madrid donde fija su residencia en 1892. Pasa por el estudio del maestro Jiménez de Aranda, quien tras enviudar regresa a su ciudad natal, Sevilla. Sus discípulos, entre los que se encuentra Alcalá-Galiano, pasan al taller del joven pintor Joaquín Sorolla y Bastida. Allí se encuentra de nuevo con la pintura impresionista, post-impresionista y lumínica de su nuevo maestro.

Cuando Sorolla era elevado a la gloria del Arte por la crítica, Álvaro sintió deseos de trabajar bajo su dirección y aquí fue no poco lo que sufrió; pues él, Conde del Real Aprecio, ya tenía que alternar con un hombre pletórico de inquietudes encauzadas por los tortuosos caminos de una mente revuelta, anarquizante, el cual, celoso de las magníficas condiciones del aristócrata, trató de confundirle, desorientándole con sus consejos y haciéndole dudar de sí mismo.[1]

En 1895 expone Álvaro Alcalá-Galiano por primera vez en el Salón del Círculo de Bellas Artes de Madrid dos de sus obras que obtienen muy buenas críticas pero que han sido imposibles de localizar hasta el momento. En ese mismo año, comienza su colaboración con la revista Blanco y Negro, con la aparición en la portada del número 198 de su obra costumbrista titulada Ya somos tres

[1] Recordando a un gran pintor bilbaíno. Álvaro Alcalá-Galiano.  Lafarga Oñate, Adolfo. Vida Vasca nº34. Bilbao enero 1957

 

 

En el mismo ejemplar de esta revista, aparece otra obra suya titulada El Rigodón, que ilustra un artículo sobre dicho baile

 

Para continuar con su estilo costumbrista se encuentra el cuadro titulado el Rancho, que presenta el pintor en la Exposición de Bellas Artes de Madrid 1897 y recoge el primer triunfo de su trabajo al ser adquirido para el Museo de Arte Moderno de Madrid. (actual Museo del Prado) Esta obra se conservaba en un almacén del mencionado museo y quedó prácticamente destruido en un incendio. Hoy día, solo se conserva una pequeña parte de la misma, que refleja parte de la  rueda de un carro.

La obra titulada Rico, ¿quién te quiere a ti? presentada por el artista en la Exposición de Bellas Artes de Barcelona en 1898, obtiene el Segundo premio. Este segundo triunfo en una exposición hace que el pintor se reafirme en su recién iniciada andadura en solitario.

 

Vuelve a presentar esta obra el año siguiente en la Exposición de Bellas Artes del Liceo de Málaga, donde, de nuevo, obtiene una Segunda Medalla.  En esta exposición se encuentra Alcalá-Galiano con un joven pintor malagueño de 18 años, que obtendría una de las Primeras Medallas del Certamen. Se trata de Pablo Ruiz Picasso.

En 1899 participa en la Exposición del Ministerio de Estado en Madrid con otra obra de carácter costumbrista de grandes dimensiones y que lleva por título: Vendimiadores.  Esta obra tiene un estilo mucho más depurado y destaca en ella el uso del color y la descripción de sus personajes. Es propiedad particular y se conserva hoy en día en las instalaciones de una bodega en la Rioja.

 

Antes de adentrarnos en el nuevo siglo, aparece una reseña titulada Arte y Artistas, firmada por “Un arratiano” en la que se menciona que en aquel verano varios artistas vascos, entre ellos Zuloaga, Guinea, Alcalá-Galiano… pintan preciosos cuadros en Castillo-Elejabeitia, zona colindante con la residencia de este último pintor. Esto puede confirmar que la amistad entre ellos era una realidad, ya que, a lo largo de sus vidas, se vuelven a dar coincidencias de lugares e incluso de estilos y motivos pictóricos.

Finalizado el verano, vuelve Alcalá-Galiano a su residencia de Madrid. Conviene resaltar, que, por esa época, la influencia de la pintura costumbrista era grande y el arte andaluz y español inundaba los lienzos de los pintores y dada la coincidencia de su estancia con el pintor Zuloaga en aquel verano, en el mes de diciembre se traslada a Córdoba. Es cuando inicia una serie de obras en las que trata de expresar la vida y costumbres de los gitanos. Menciona en su correspondencia las dificultades con las que se encuentra, tanto con el clima adverso como con la informalidad de sus modelos. No olvidemos que el pintor realiza la pintura de caballete y esto es un gran inconveniente para realizar sus obras. No obstante, de esta época se conservan algunas obras, entre las que destaca “Las gitanas” que es presentada por el artista en el Salón de París en 1904 y recibe muy buenas críticas, como la que aparece en La Correspondencia de España el 1 de mayo de 1904.

                Los artistas españoles representan con honor a su patria, mereciendo el éxito que obtienen Sorolla, Mezquita, Alcalá-Galiano …

 

 

No son demasiadas las obras que se conservan de sus estancias en diferentes lugares de España; aparte de Córdoba visita Segovia, Toledo y entre las obras que nos deja podemos resaltar algunas.

 

 

En 1912, se presenta a una exposición en Brasil, con uno de los cuadros de la colección Segovianos, que figura en la reseña del periódico “O Paiz” como se muestra en la fotografía.

 

Tras sus visitas a estas localidades de España, su pintura da un “giro de timón” y siempre en busca de nuevos horizontes parte hacia Europa, Holanda y Francia.

Se acerca a las localidades de Volendam en Holanda y Concarneau en la Bretaña francesa, donde desarrolla un nuevo estilo de pintura que cautiva tanto al pintor como a los espectadores de sus cuadros.

Esta nueva etapa de su pintura merece capítulo aparte. Sin embargo, se presenta aquí el artículo de Concha Espina que ilustra inigualablemente la imagen de Alcalá-Galiano tras su vuelta de Europa y que sirve de introducción a esa etapa tan importante de la obra del pintor.

Álvaro Alcalá-Galiano, el ilustre artista, nos abre amistosamente la puerta de su taller, hogar del Trabajo y la Inspiración, glorioso archivo de lienzos que tienen gran renombre.

Sólo con haber doblado una esquina y haber tomado un ascensor, nos sentimos bajo el perfume y ambiente de nuestras playas. Es como si el mar que añorábamos hubiera subido a abrevarse en el cielo, que, humilde y gris, se asoma a las altas vidrieras del estudio.

Somos absolutamente profanos en la técnica de la pintura, aunque el soplo mudo de la intuición, nos conmueve cuanto hay en ella de genial, Así, visitamos las estancias del taller con reverencia, como si pisáramos en un templo. Sabíamos que en “la patria de los pintores” hay que descubrirse ante el pincel de Álvaro Alcalá Galiano; pero no conocíamos esta colección magnífica de sus obras, entre las cuales faltan muchas adquiridas por los museos y los salones insignes, o viajeras por el mundo como el espléndido retrato del almirante Recalde.

Y nunca habíamos recibido plenamente la influencia de sus marinas, estos lienzos que ahora mismo nos acercan a los arenales de nuestro país. Está aquí la respiración, el misterio y el aura del pintor; la giba amenazadora de la creciente; el sonoro azul de los días apacibles; el inquieto festón de las espumas; el sol, acostándose en el penacho de las olas, y el coraje pálido de la galerna, el grito abierto del temporal, las barquillas frágiles, velas y remos; hombres y mujeres que aguardan; cielos que se hunden o se repliegan; todo el poder enorme, todo el fuerte hechizo de nuestro Cantábrico. Por eso hemos llegado de pronto a la ribera nativa y sentimos en los labios la salmuera del aire, en el alma, la consoladora anchura de los horizontes vivos.

Ya no sabemos apartar la atención de estos cuadros tan veraces, tan sensibles, donde el refinamiento del colorido, el empuje y la emoción del asunto, adquieren una sublimidad incomparable a nuestros ojos.

Pintor por excelencia de las costas altas y rugientes, Alcalá Galiano sube con la arrestada nave del artista desde su golfo de Gascuña adelante, y consigue raros lienzos bretones, originalísimos cuadros de las islas frisonas, de Jutlandia y Noruega. No le detienen fatigas ni peligros en los viajes temerarios. Espíritu aventurero de la indómita Vizcaya hinca su tienda lo mismo en los cantiles bravíos y resonantes que en el playazo quieto de los fiordos. Y nos trasmite el sentimiento de la mar con un arte viril y español que no tiene semejanza…

Aquí estamos percibiendo su influjo, soñando que de veras nos gritan las olas y nos satura el ambiente ribereño; que navegamos también, como estos pescadores vizcaínos, en las barcas amigas de nuestra niñez.

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Sólo con subir al estudio de Alcalá Galiano nos ha detenido nuestra orilla del Norte durante la mañana turbia, cuando íbamos sin rumbo por las calles de Madrid.  Y le debemos esta sorpresa inolvidable al ilustre marinista que enriquece su gloria trabajando en un silencio religioso, lleno de pasión y de fe… 

Concha Espina

                                                                                                                         

       Tras este artículo, que describe el aspecto del taller del pintor Alcalá-Galiano en Madrid, nos aguardan en el tiempo, muchas de las obras que sirvieron a tan ilustre escritora para expresar el sentimiento que suscitan al espectador al contemplarlas.

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

Historia Universal del Servilismo

 

Lo que sigue no es un tratado histórico, ni comprende todo el mundo, ni es servil. Evoca el rubro de Historia universal de la infamia, que no es un ensayo histórico, ni contempla el orbe en su esferidad, ni es infame, sino un conjunto de textos maravillosos donde Borges nos revela su maestría escribiendo y su sentido de la perfección, ahormando una obra gloriosa, donde pendonea arrogante el Hombre de la esquina rosada.

Para los maliciosos, aclaro. Ni por asomo, no es una comparación con Borges, sino con el título de un libro, que juega, como su autor, con la ironía, para disimular su grandeza. Lo de aquí, tiene tangueadores, cuchillos filosos y milongas; navajeros, fanáticos y gregarios de risitas orgásmicas, incapaces de decir oxte ni moxte si no es por mandato del Capo.

Han aparecido torquemadas y trileros, servilones grasientos y codiciosos sicarios, chorizos avalados, gente amarilla, que viven de esto, besando la mano de don Giuseppe Genco Russo; tergiversando para confundir, denunciando a otros para proteger al jefe. No todos los infames son serviles, por contra,  todos los serviles son infames.

No creo que exista ninguna actitud tan repugnante, tan humana, tan antiestética, tan facilona, tan gansteril, tan miserable como el servilismo. Servil refiere conducta de siervos y criados. El servilismo es exclusivo del hombre, ningún animal lo practica. No es lo mismo renunciar a la lucha o someterse cuando se ve la fuerza del oponente que el servilismo. El servilismo supera al esclavismo, casi siempre soportado por necesidad existencial. No, el servilismo es aceptado, genuino, saboreado por las mentes más depauperadas y vacías, como un premio mayor a la indecencia.

El servilismo marca de por vida, no se es servil un rato, una temporada. El servil lo es para siempre, porque no es capaz de ser libre, ni de pensar, y el capo, arteramente, beneficiándole le hace entender que está en el camino correcto, que son los demás los que están errados. El fanático no miente, el servil ni se lo cuestiona, va más allá de donde cree para salvaguardar trasero y soldada.

No se pide, se ofrece motu proprio, se da con cierto exhibicionismo, para que se note. Nadie nos pide que seamos serviles, por supuesto. El individuo servil lo canta, bien alto, para que se le oiga y con su conducta lo airea. Para el DRAE servilismo vale por “ciega y baja adhesión a la autoridad de uno”.  El capo marca el camino, incluso las palabras y el silencio, la familia le sigue sin rechistar, sin cuestionarse nada. Lejos de los gregarios la funesta manía de pensar. Llama la atención, este esclavismo del siglo XXI, abolida tiempo ha la esclavitud.

Coriolano, Julio César, Marco Antonio y Cleopatra conforman la trilogía romana de W. Shakespeare. Se detiene en tres tiempos de la historia de Roma: inicios, esplendor y decadencia respectivamente. Se da como más segura la fecha de 1607 para la escritura de Julio César, aunque no se imprime hasta 1623, en ella, W. Shakespeare le hace decir a Casio: “No es culpa de los astros, caro Bruto. Es culpa nuestra que vivamos siervos”. Pero, Bruto a lo suyo.

El servilismo, eso sí, existe desde la noche de los tiempos, aunque no es lo mismo las guerras serviles de los esclavos que los serviles que ahora hacen la guerra. El servil no tiene más patria que la mendacidad, el narcisismo, la cobardía, el pancismo, uno se queda de piedra, cuando ve los caretos impasibles, inalterables, o las risitas de conejo, diciendo un día una cosa y al otro la contraria. ¿Algunos inocentes dudan sobre si podrán dormir? Pues claro, ¡no sean ingenuos!, son profesionales serviles, intentan que su representación no ensombrezca su mensaje y se mueven como un ciego en un apagón de luz: diestros, cómodos, seguros, felones, atroces, como un cuchillo cuya misión es cortar donde quiere que se hincare.

Los serviles son marionetas manejados desde la tramoya por hilos invisibles pero tenaces, todos repiten lo mismo. Juan de Mairena recuerda lo que decía su maestro Abel Martín: “El hombre que no es capaz de luchar por la libertad no es un hombre, es un esclavo”.  Los serviles son esclavos menesterosos de su indecencia, no piensan, no lo necesitan, por eso siguen a toda costa las consignas sin más, sin dolor y sin conciencia; su responsabilidad es con la esclavitud y con el sueldo, lo demás no cuenta.

Se entiende que el gánster conforme la familia y la proteja, cuando uno entra en la familia ya sabe su cometido. Nada de bromas ni experimentos; no hay límites sino obediencia absoluta. Lo difícil de comprender es que medios de difusión, escritos y audiovisuales, que se dicen independientes, se conviertan en el brazo agitpro de la familia. Esto no es sólo servilismo, sino babosismo delictivo, pues se hacen cómplices de los delincuentes, amén de hacer un ridículo personal espantoso, que les marcará.

En la epístola a su amigo Lolius, inclusa en el Libro I de las Epístolas de Horacio, escribe el poeta de Basilicata: Dimidium facti, qui coepit, habet: sapere aude, incipe”. O séase: “Quien ha comenzado, ya ha hecho la mitad, atrévete a pensar(saber), empieza”.

Sapere aude es una locución latina que hace gloriosa Horacio y que significa: atrévete a pensar, sé tú mismo, ten la valentía de seguir tu propia razón, sin esperar consignas para moverte, para actuar. El filósofo del s. XVIII, Emmanuel Kant –“En Proverbios y cantares, dice Machado: “Tartarín de Könisberg / con el puño en la mejilla/ todo lo llegó a saber”- la retoma y pone en circulación de nuevo.

En “¿Qué es la ilustración?, asegura Kant: “La ilustración es la liberación del ser humano de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de utilizar su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia, sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. Sapere aude. ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!”-

Sigue argumentando Kant su razonamiento y señala la pereza y la cobardía como las causas que conducen a la esclavitud, al servilismo. ¡No lo duden, el servil es un esclavo, que come de la mano de su jefe y éste le da la posibilidad de poder pavonearse en un medio del hampa complaciente! En la antigua Roma, Melania luchó contra la esclavitud, pero los esclavos trataron de disuadirla, porque su estado les convenía; en tiempos de incertidumbre, el propietario estaba obligado a darles, comida y cobijo, lo que en muchos momentos tiene un peso incontestable.

Hay lectores de un solo periódico y oyentes de una sola emisora de radio- no hace falta nombres-, lo que leen, lo que oyen, no es lo que pasa, no les cuentan lo que sucede. Lo que oyen es su propuesta de realidad, que apenas coincide con la realidad. Cuando falseamos, tergiversamos los hechos estamos incurriendo en delito contra la libertad, engañando, sorprendiendo la buena fe. Todos estos servilones, con nombres y apellidos, tienen en su contra la hemeroteca. Todo lo que están defendiendo sin objetividad se conservará y nunca se borrará su conducta felona y sectaria.

Los políticos han crispado la convivencia en España y cada día que pasa echan más lumbre al fuego. Bajar la temperatura, domeñar la crispación es asunto de todos y mucho más de los que tienen voz en tribunas públicas y medios de comunicación. Los serviles son los pirómanos que avivan este incendio. Y las consecuencias de un incendio son imprevisibles, por veces acaban quemando al individuo de la lata de gasolina.

Hay políticos incapaces de aportar una sola idea, como algunos plumillas, y sólo se valen de su servilismo putrefacto para envenenar el aire que respiramos. Los que hacen cosas se pueden equivocar, pero nos ayudan a caminar; los que no hacen más que encizañar, justificar conductas hediondas, se convierten en pura basura, en detritus social. ¿Por qué hemos de pagar todos a estos narcisistas ineficaces y trileros?

La huida hacia adelante es una incógnita peligrosa que, la mayoría de las veces, acaba en el precipicio. Que los idiotas triunfen es una gran desazón, una humillación para los ciudadanos nobles que pretende vivir sin renunciar a la libertad y a la dignidad. Los que defienden a los mafiosos se juegan mucho, porque es muy probable que ellos sufran la vendetta de los más, el castigo de las generaciones posteriores, en tanto los mafiosos seguirán ocultos en su tenebrosa oscuridad, en la maraña de sus compras y sus pagos.

 

Tomás Paredes

                                                                                                  Presidente H. AICA Spain

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