Firmas con sello de lujo: Tomás Paredes

Cultura y propaganda

 

Sigo en el charco de la cultura. Digo que está amenazada y me llaman catastrofista. Es como si presencias el derrumbe de un edifico, que te puede caer encima, y preguntas que está pasando, sin apartarte. Hemos pasado de la gracia de la fusión a la más absoluta desgracia de la confusión. Sin cultura nos asilvestramos, nos brutalizamos, oscurecemos la vida.

Fusión para el DRAE es el paso de un cuerpo sólido a líquido por la acción del calor. En segunda acepción, unión de dos o más presencias diferentes formando una sola, en especial ideas, interés o agrupaciones.  Hablamos de fusión, en cultura, cuando dos formas, o tiempos, distantes se mezclan para crear algo distinto. En música, un ejemplo maravilloso: la imbricación de jazz y tango que hace luminoso a Astor Piazolla. Hay otros, por citar un coetáneo, la escultura de Andrés Alcántara. El cine de Theo Angelopoulos, la poesía de Giorgos Seferis.

Odisséas Elytis

Astor Piazolla, el músico

 

Confusión, sustantivo derivado de confundir. Confundir es mezclar, perturbar, desordenar las cosas o los ánimos; equivocar, convencer, humillar, turbar. La confusión puede ser inocente, pero en general contiene un guiño al engaño, perversión; intención de deturpar, destruir lo consolidado o convenido. Los que pretenden destruir, comienzan por la confusión, como elemento desestabilizador, para que se cimbree el lugar donde apoyamos nuestros pies o lo que creíamos saber. Ocurre con el arte ahora.

Para acabar con la cultura, los que no la tienen, crean denodadamente confusión. Esta memez manifiesta del lenguaje inclusivo es uno de los arietes de derribo; que lo impulse una analfabeta, como demuestra ser la ministra Dª Irene Montero, no es más que una cruel evidencia de su inanidad, de su estulticia. La confusión avanza cuando se pretende presentar en igualdad cultura y espectáculo, ontología y entretenimiento, cultura y negocio, poesía y propaganda, mecenazgo y patrocinio ¡Lenguaje inclusivo, que torpeza bastarda!

Mecenazgo es compromiso con la cultura, generarla, sin exigir compensación económica. V. gr, la organización y desarrollo del Premio BMW de Pintura, desde su inicio, BMW ha querido participar en la difusión del arte en España y creó tres galardones, dotándolos de cuantías considerables; ha realizado exposiciones, publicado catálogos, pagado jurados, con la sola idea de fomentar el arte. Sin pedir nada a cambio. Otro caso, Google España en relación al Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura de esta casa. Patrocinio es establecer una ayuda esperando un beneficio social o económico.

Retrato de Osip Mandelstam de Silvia Cosío, Premio BMW de Pintura, 2021 y Vacíos, de Jorge Galleto, 54 Premio Reina Sofía

 

La cultura afecta, se relaciona, determina la entidad del ser; la propaganda es una acción lícita, siempre que sea legítima, y se propone el efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores, DRAE. No es legítima la propaganda, si es engañosa, falsa, fraudulenta, obscena. No es discutible la relación de dependencia de una empresa con la publicidad, a más propaganda más recaudación y más beneficio. Los políticos lo traducen a votos: a más propaganda, más clientes, más obedientes.

La confusión llega a su cenit cuando nos intentan convencer, los que parecen querer lo contrario, de que todo es cultura y de que la propaganda es necesaria para la cultura. Son los topos antisistema que viven de lo contrario que defienden, luchan de boquilla contra el capital, para hacerse, si no capitalistas, ansiosos por llegar a serlo. La cultura no necesita más que seres humanos inquietos, que se pregunten a qué han venido a esta vida y en relación a qué construyen su andadura por ella.

La propaganda tiene fines, perfecto. Si una empresa, o un individuo, gasta su dinero para anunciar esto o aquello, nada que objetar. Otra cosa son los gobiernos, estatal, autonómico o municipal. Los políticos deberían gestionar, no gastar el dinero de nuestros impuestos, en vanaglorias personales o encubrir conductas ineficaces, delictivas y macarras. El nulo respeto al dinero público es escandaloso, antidemocrático. El Sr. Sánchez Castejón, como el gasto en publicidad no era suficiente, ha elevado un 32% los costes en propaganda. ¿Qué tiene que vendernos el Sr. Sánchez Castejón y sus secuaces? ¿Cómo es posible la complacencia general con los trileros?

La cultura no necesita propaganda, sino interés, entidad, densidad, claridad, legitimidad, audacia, luminosidad. Ya decía Federico García Lorca que la poesía no necesitaba adeptos, sino apasionados. Hay medios que se dedican a promocionar la cultura y que tienen que vivir de la publicidad, lo que es una anomalía, pero mientras esa publicidad sea legítima y la información no se adultere, nada que oponer. Para Odisséas Elyris: “la transparencia tiene mayor importancia en la vida que cualquier clase de líquido”, lo decía observando agua en un vaso de cristal.

En octubre del pasado año, pandemia mediante, durante veinte y tres días, expuso su obra el pintor y arquitecto Charles Villeneuve, Nantes 1971,  en Casa de Vacas del Retiro madrileño. Pues bien, sin publicidad alguna, sin promoción de nadie, sin propaganda, en ese corto lapso de tiempo, la muestra tuvo 92.193 espectadores. Además de vender todas las obras expuestas. Un hecho insólito, que no apareció en ningún periódico, para más inri y vergüenza de estos medios engolfados con la política y con los chismes.

Grand-Paris-in-progress. Charles Villeneuve. Credito Juan Carlos Dongil Garcia

 

Es terrible cuando se traviste la propaganda con las vestimentas de la cultura, utilizando a esta de modo partidista e ideológico. Y aquí están todos en la lista, y más veces lo que gobiernan sean del signo que fueren. La cultura es libre, y si no goza de libertad para expresare deja de serlo. Eso no quiere decir que todo lo que se hace en nombre de la cultura lo sea. La cultura no es ideología, ni endogamia, ni dogmatismo. Se repite la idea de que la cultura es política, si el hombre es un animal político, lo que haga será político, relación a la polis, al ciudadano, pero sin tintes sectarios.

A todo esto, el ministro D. Miquel Iceta ha comparecido el día 23 de enero en el Senado, a petición propia, para explicar toda una fanfarria de medidas con sus correspondientes cantidades de gasto, para forzar el “renacimiento de la cultura y el deporte”. ¡Ahí es nada, el gobierno va a propiciar un “renacimiento de la cultura”! Ha prometido tantas cosas que, aunque solo ejecute algunas, sería un triunfo. Pero, veremos si no es un acto de propaganda monda y lironda. ¡Y, cuidado, si va a auspiciar un renacimiento del deporte, no sé si podremos aguantarlo!

Acaba de aparecer un libro, Horror en el hipermercado. Poesía y publicidad, Luis Bagué Quilez y Susana Rodríguez Rosique (editores), Universidad de Valladolid, 2021, que va en la misma dirección de lo que apunté de suso. Una suerte de antología de poemas y opiniones a fin de hermanar poesía y propaganda y de justificar a los comparecientes.

Uno de los autores, crítico de poesía (¿) del periódico independiente. Los antologados, opinadores, poetas de la capilla prisaria y todos con poemas (¿) y opiniones falaces y primarias, con la excepción de Aurora Luque, que se expresa sin ambigüedad alguna, rechazando esa coyunda de poesía y propaganda. Un libro que olvida otros ejemplos de poetas considerables. Pero, parece que siempre hay que repetir los mismos nombres: Elena Medel, Manuel Vilas, Beltrán, Luque…¡Si esa es la gran poesía actual, yo quiero cambiarme de lugar y de tiempo!

A los que llaman poeta a cualquiera, yo les recomendaría la lectura de Juan Ramírez Ruiz, Jacobo Fijman o Miltos Sajturis. A los que llaman escultura a los archiperres, les ruego que contemplen la obra de Alcántara. A los que llaman música al ruido, les sugiero que escuchen la armónica de Sonny Boy Williamson II, poeta, compositor, músico y ángel…

Existe una acción ejemplar de difusión cultural, bien alejado de la propaganda. ¡Si no lo han visto nunca, inténtelo, se lo agradecerán! Se trata de unos videos que difunde la Galería Estampa de Madrid, en los que Luis Mayo se da un paseo por la Dehesa de la Villa y presenta, con severa brevedad, un libro de artista, una escultura, una pintura. Es una forma entre cándida y campechana de invitar a cultura; una performance gloriosa, desenfadada, cordial, sencilla, generosa.

Luis Mayo, Madrid 1964, es profesor titular de la Universidad Complutense; activo docente entregado a su función, que pinta y expone con regularidad en galerías privadas e instituciones, que da cursos y recibe premios por su pintura; lector insistente, escritor, amante de la edición y generador de actividades culturales. Luis es amabilidad y hurmiento, un militante de la belleza y el arte allí donde esté. Vean esos videos, que monta su mujer, María José Gómez Redondo, profesora y excelente fotógrafa creativa, y se quedarán con una sonrisa de admiración con su labor, que pareciendo ingenua es importante.

Luis Mayo, tríptico después de Patinir. temple sobre tabla, tríptico de 73x30cm, 73x60cm y 73×30 cm 2021

 

Cuanta más sea la propaganda y menos la cultura, más ausencia de libertad para el ciudadano. A más propaganda, menos libertad de decisión. Estamos presos, poseídos por la propaganda. El consumismo no es más que un efecto de la misma. Nos dicen lo que tenemos que consumir- contamos con un campeón de la memez- y cuantas veces. Los que quieren equiparar cultura y consumo, están trabajando subrepticiamente a favor de la carencia de libertad. Algunos museos se encargan de numerar a sus visitantes, pero ninguno nos dice el tiempo de la visita ni la impresión que obtienen sus visitantes.

Cada vez veo menos lectores en el Metro. Cada vez hay menos lectores en las bibliotecas, donde van a utilizar los ordenadores. Se exigen cada vez más salas de estudio, pero para preparar exámenes y oposiciones. Ha desaparecido el cine de arte y ensayo: tanto salas, como pelis. Se ha expulsado a la música sinfónica. Las galerías sobreviven entre la soledad y la miseria. Las librerías agonizan. No se puede ver danza. Sólo el teatro y las exposiciones mediáticas cuentan con asistencia. ¿Es para echar las campanas a vuelo o estamos asistiendo a unas exequias? ¡Y, entre tanto, el Sr. Iceta está alumbrando pomposamente el “renacimiento de la cultura”!

Me despertaré engañada 100X150 impresión fotográfica sobre tela 2002 y Esperaré un logro más dulce 100X150 impresión fotográfica sobre tela 2002, María José Gómez Redondo

 

En su discurso de aceptación del Premio Nobel, afirmaba Odisséas Elytis: “si alguna certeza puede ofrecernos la poesía en los tiempos de “durftiger” (indigencia) que nos toca vivir, es, justamente, la de que nuestro destino, a pesar de todo, está en nuestras manos”. La propaganda sirve para el consumo, para el mercado consumista, para domeñar la sociedad gregaria. La cultura es lo opuesto, genera dimensión, debate, búsqueda. La propaganda es lucrativa y eso hace que tenga tantos novios. Pero, ¡si nuestro destino está en nuestras manos, qué hacemos callados y sometidos!

José Ángel Sánchez Asiaín, hasta hace poco citado y venerado, historiador y mago de la economía, bancario y académico, profesor universitario y calderoniano, decía que si las leyes de la oferta y la demandan alimentan el mercado, en los dominios de la cultura no era igual, pues en cultura la oferta crea demanda. Pero la mejor forma de ofertar cultura, no es la propaganda, sino permitir que surja con la mayor limpieza y libertad, porque ella sola se fortalece y regenera. La cultura es palingenésica, como podemos comprobar a lo largo de los tiempos. Es como un hermoso bosque que se tala una y otra vez y que siempre retoña y se rehabilita por su intrínseca necesidad de germinar.

La empresa del hombre es rebelarse, decir no a lo que le imponen contrario a la razón y la dignidad. Agitar, no la demagogia, sino los misterios que cuajan de belleza la vida y nos ayudan a vivirla, a sentirla. Vivir la vida implica compromiso existencial y oponerse a los truhanes, a los estafadores sociales, a los pseudointelectuales.

Desnudo», 2000, piedra de Colmenar, talla directa, 80x32x162 cm,  y «Dama de Elche», 2002, piedra de Tamajón, talla directa, 48x30x33 cm, Andrés Alcántara

 

No es lo mismo anunciar y prometer subvenciones, que motivar a los adolescentes en la escuela. No es igual crear el nombre de un banco que hacer poesía. Ni pintar que jugar con un programa industrial en un ordenador. No tiene las mismas consecuencias sentir una escultura de Pedro Quesada que ver programas banales en la tele. Es sintomático el destrozo de un soneto espléndido de Lope de Vega para anunciar una playa en tv. O utilizar unos versos de Juan Ramón Jiménez para que beban una marca de cerveza.

¿Dónde queda el decoro, la ética, la estética, la vergüenza, el comportamiento, el compromiso de una persona normal con la decencia? ¿Qué tiene que ver la poesía con Ikea, Coca-Cola, El Corte Inglés, Leroy Merlín o la Thermomix? ¡Elevemos un poco el listón, aunque sólo sea por vergüenza torera! Siento alipori y desazón y desconsuelo por este nivel tan elemental y primario de nuestras elites oficiales y oficiosa ¡Huyan de la propaganda y elijan según su criterio!

 

                                                                                                                   Tomás Paredes

                        Presidente H. de la Asociación Española de Críticos de Arte/AICA Spain

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