Recordando… Enrique Pérez Comendador

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

El matrimonio

Madelein Leroux y

Enrique Pérez Comendador

El matrimonio

 

Continuando con la saga de artistas que estamos recogiendo a lo largo de estos meses, hoy recordamos a uno de nuestros más ilustres socios, Enrique Pérez Comendador, casado con otra artista desconocida, la francesa Madelein Leroux. Recuperamos así su memoria, para que no duerman en el olvido.

 

Enrique Pérez Comendador

 

PEREZ COMENDADOR, Enrique P.E.   1920   17.nov.1900   HERVAS (Ca)  MADRID

Socio de Mérito de la AEPE

Socio de Honor de la AEPE

Vocal de la Junta Directiva de la AEPE

Director de la Academia Española de Bellas Artes de Roma

 

Enrique Pérez Comendador nació en Hervás, Cáceres, el 17 de noviembre de 1900, fruto del matrimonio entre Ángel Pérez Neila y Enriqueta Camila Comendador.

De niño asistió a la escuela de su localidad natal hasta que su padre consiguió trabajo en una fábrica de harinas en Sevilla, trasladándose toda la familia a orillas del Guadalquivir. Allí estudió con los Salesianos y en el Colegio de San Ramón y a los catorce años ingresa en la Escuela de Artes, Industrias y Bellas Artes logrando el título de Perito Aparejador.

Su interés por el arte le llevó a ingresar como aprendiz, por intermediación de un tío suyo jesuita, en el taller del escultor y Socio Fundador de la Asociación de Pintores y Escultores, Joaquín Bilbao Martínez, actividad en la que se mantuvo hasta los diecinueve años.

Fotografía de un jovencísimo Enrique Pérez Comendador

 

Se traslada entonces a Madrid tras conseguir una beca del Ayuntamiento de Sevilla y de la Diputación de Cáceres, que le permitió viajar por España y por Italia y Francia.

Por esos años, conoció al duque del Infantado, que se convirtió, durante unos años, en su protegido, y para él realizó retratos de su familia.

En 1920 logró la Primera Medalla Regional de Badajoz.

En Madrid entabló amistad con otros colegas como Miquel Blay y Jacinto Higueras, además de con pintores como Moreno Carbonero o Javier de Winthuysen, todos ellos socios de la Asociación de Pintores y Escultores.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1924, con sólo 24 años de edad, obtiene la Tercera Medalla de Escultura.

Trabajando en el Parque de María Luisa de Sevilla

 

En 1925 ganó el concurso para erigir un monumento a Gabriel y Galán en Cáceres.

En 1929 fue galardonado con la Medalla de Oro de la Exposición Iberoamericana de Sevilla.

Ese mismo año, conoció a la pintora francesa Madeleine Loroux Morel, que por entonces se encontraba pensionada en la Casa Velázquez de Madrid.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1930 logra la Segunda Medalla de Escultura.

Trabajando en la escultura de Francisco Rodríguez Marín

 

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1932 consigue la Primera Medalla de Escultura.

Contrae matrimonio con Madelein Leroux en París en 1932, cuando contaba con treinta y un años.

En 1934 logra el Gran Premio de Roma y obtiene una pensión para la Academia de España en Roma, por lo que se instaló en la capital italiana durante más de cinco años, en los que estudió el arte clásico que influenció su obra, sobre todo el desnudo femenino, pero también la escultura etrusca y la pintura al fresco.

Viajó también por Grecia, Inglaterra, Austria y Francia.

En 1935 ganó el Premio Nacional de Escultura.

Trabajando en su estudio

 

En 1941 se instala en Madrid, donde trabajó como profesor de Modelado del Natural y Composición Escultórica en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando hasta 1970.

Tras desempeñar distintos cargos como miembro del Patronato del Museo de Arte Moderno de Madrid (1942-1950); comisario de la Exposición Oficial de Arte Español en El Cairo y Alejandría (1950); miembro del Patronato del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (1960-1967) y consejero Nacional de Educación (1966-1970), en 1969 fue nombrado director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma, puesto en el que permaneció cinco años.

En 1975 obtuvo el Premio Barón de Forna de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Vasco Núñez de Balboa, Madrid

 

Su actividad académica fue muy intensa: en 1934, fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla (Premio de Honor en 1967); en 1950, correspondiente del instituto de Francia de París; en 1954 numerario de la Academia Nacional de San Lucas de Roma; en 1955, numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, ingresando en 1957; en 1962 correspondiente de la Academia Nacional de Bellas Artes de Lisboa; en 1963 correspondiente del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid; en 1964 correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, y en 1968, correspondiente de la Bellas Artes de San Telmo de Málaga y de la de Bellas Artes San Jorge de Barcelona.

Entre otras distinciones, recibió la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo; Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio; Encomienda de la Orden del Mérito Civil y la Cruz de la Corona de Talía. Asimismo, fue distinguido como Hijo Predilecto de Hervás; Hijo Adoptivo de Sevilla y miembro de honor de la Sociedad Nacional de Bellas Artes de Chile.

Monumento a Ramón Gómez de la Serna, Las Vistillas, Madrid

 

En su localidad natal, se halla el Museo Pérez Comendador-Leroux, instalado en un importante edificio histórico del siglo XVIII, que custodia una parte importante de la obra de este matrimonio de artistas.

El conocido como “el escultor de la hispanidad”, falleció en Madrid, el 2 de marzo de 1981, a los ochenta años de edad.

En su obra, el clasicismo adquirido tras su paso por Roma, se une al regionalismo-costumbrismo que había cultivado, principalmente, en su primera época, adquiriendo sus obras, con el paso del tiempo, una monumentalidad que le acercan a una visión épica de los modelos. Además de monumentos de personajes históricos y retratos de personalidades de su tiempo, Pérez Comendador realizó imaginería para el culto de la Semana Santa. La figura humana, pues, centró toda su actividad artística.

 

Su inclinación hacia la estética del mundo clásico queda atestiguada por la rotunda sobriedad de sus esculturas, siempre equilibradas, comedidas y alejadas de cualquier abigarramiento.

Dentro de la producción de Comendador destaca la retratística, pues efigió a más de cien personajes.

El arte de Pérez Comendador destaca sobremanera por el concienzudo estudio fisonómico y expresivo de sus trabajos y por  la maestría en el dibujo y en la composición de la pieza.

Del extenso artículo que sobre el artista apareció en la Gaceta de Bellas Artes de abril de 1936, firmado por Javier Tassara, destacamos: “… se dejó influenciar más fácilmente por el arte parisino que la gracia italiana, y su arte de los primeros tiempos era un arte en el que predominaba la concisión de líneas y volúmenes… pero a pesar de su gusto moderno, bajo una sumaria estilización ponderada y magnífica, se advertía un sentido tradicional y castizo, un modo y manera a lo español, una reminiscencia grata de la escuela sevillana, que más tarde culminó en varias obras de temas cristianos…. Pérez Comendador es uno de los escultores españoles que mejor conoce la técnica de la escultura en sus diversas manifestaciones y materias. En su obra ni hay preferencia temática, ni le es dilecto éste o el otro procedimiento. Madera, bronces, terracotas, piedra, mármoles… y siempre la misma pasmosa seguridad, idéntico dominio, pareja facilidad para el logro inmediato y seguro. Además, no le es ajeno nunca el procedimiento adecuado al tema que requiere la materia propicia para su expresión plástica; “su materia” con la manera justa. El arte del escultor sabe cuándo hay que tallar y cuándo el modelado es la precisa modalidad imprescindible. Ya lo he dicho: Rodin modeló una adolescente; pero talló en mármol una vieja… Su arte, robusto y recio; su modelado, caricioso; su personalidad se destaca más en algunas otras obras… Si la materia, la forma y el motivo no es obstáculo para logros estéticos de fina calidad, el tamaño no supone dificultad alguna para Pérez Comendador”

 

Retrato de José Hernández Díaz

 

Enrique Pérez Comendador y la AEPE

Autorretrato

 

En Madrid, vivía en la calle Daniel Urrabieta, núm. 3, en la Colonia del Viso.

Socio de Mérito en el Salón de Otoño de 1925 y Socio de Honor en el Salón de 1930.

Vocal de la Junta Directiva de la AEPE en 1931

*Al V Salón de Otoño de 1924 presentó:

Retrato de mi padre

Cabeza de estudio

*Al VI Salón de Otoño de 1925 llevó:

Retrato

Cabeza de mujer

Boceto

Mochuelo

Pájaro

*Al IX Salón de Otoño de 1929:

Cabrerillo conquense

*Al X Salón de Otoño de 1930 presentó:

Joaquín Bilbao

Macarena

Sevillana

Busto

*Al XI Salón de Otoño de 1931 presentó:

Cabeza

Retrato

Retrato

Maja

Monumento a Pedro de Valdivia, Chile

 

San Pedro de Alcántara, Cáceres

 

Auguste Leroux

Pizarro

 

 

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