Julia Alcayde de Montoya

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

Julia Alcayde de Montoya

Autorretrato al pastel

 

ALCAIDE DE MONTOYA, Julia  P   <1920    GIJON   MADRID

 

Julia Alcayde Montoya nació el 22 de mayo de 1855 en Gijón. Era la menor de los tres hijos del matrimonio formado por Manuel Alcayde, militar profesional que llegó a General, y por Julia Montoya.

Siendo muy niña, la familia se trasladó a vivir a la capital, donde desarrolló toda su vida personal y profesional, si bien no perdió nunca el contacto con su tierra natal, regresando a Asturias siempre que le era posible.

En su juventud se sintió atraída por la poesía, logrando a lo largo de su vida conocer y tratar a famosos poetas como Zorrilla, Antonio F. Grilo o el pintor y periodista Octavio Picón, que además le dedicaron versos.

Su hermano Fermín, gran dibujante y pintor en horas de asueto, le inculcó la afición a la pintura y le enseñó los fundamentos técnicos del arte pictórico, aunque como su padre, era también militar y llegó a general como él. Gran amante de la pintura, dejó grandes cuadros que confirmaban su talento, dirigiendo la primera formación artística de Julia, que continuaría de forma autodidacta.

Su habilidad como dibujante hizo que ganara el primer premio del concurso de pintura que organizó el periódico “El Noroeste” de Gijón, lo que la llevó a frecuentar el estudio de Manuel Ramírez, que por entonces dirigía la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.

Paisaje

 

Racimo de uvas

 

Gladiolos

Flores

 

Animada por su profesor, comenzó a presentarse a las exposiciones nacionales a partir de 1885, siendo la primera pintora asturiana en presentarse a las mismas y concurriendo desde entonces de forma regular y asidua a las mismas, así como a certámenes y muestras de arte.

Su desahogada posición económica hizo que pudiera dedicarse por entero a la pintura, siendo con Sebastián Cessa con quien se especializaría con el tiempo en los bodegones que marcarían su carrera en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890, la reina María Cristina le compró un cuadro titulado Frutas.

En la Exposición Internacional de 1892 lograría la Medalla de Tercera Clase.

En 1893 participó en la Exposición Internacional de Chicago.

Fue la única mujer seleccionada para participar en la Exposición Internacional de Viena de 1894.

En la Exposición de 1895 conseguiría la Medalla de Tercera Clase.

En 1897, en la Exposición Nacional de Bellas Artes competiría con un jovencísimo Pablo Ruiz Picasso, que por aquel entonces tenía sólo 16 años, y cuya obra, Ciencia y caridad, obtuvo una Mención de Honor.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1899 obtuvo la Segunda Medalla.

En 1903 participó en la exposición del Círculo de Bellas Artes, consiguiendo la Primera Medalla, siendo la primera mujer en obtenerla en una institución que posteriormente la declararía “Socio de Honor”.

Julia con algunos familiares en 1905

 

En 1907 se presentó a las Exposiciones de Bellas Artes de Berlín y Múnich, donde logró un éxito notable, hasta el punto de que algunos museos de estas ciudades adquirieron obras suyas

Participó en la Exposición Internacional de Bruselas de 1910, en la Internacional de Buenos Aires de ese mismo año y en la de Roma de 1911.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1912 lograría también la Segunda Medalla.

Julia Alcaide votando en la Exposición Nacional de BBAA de 1912

 

En 1913 participó en la Exposición Internacional de Munich.

Participó en el Salón de Otoño de 1920, 1932 y 1933, y en el Salón de Pintura de Artistas Femeninas, celebrado en 1929.

Julia Alcayde llevó siempre una vida sencilla dedicada a la pintura.

Su última exposición tuvo lugar en 1935, cuando contaba ya con 80 años, a partir de la cual se retiró de la vida artística y social.

Su estado de salud comenzó a resentirse, y la profunda sordera que padecía la obligaron a permanecer en casa, ya que se veía obligaba a comunicarse por signos, pero esa sordera no impidió que dejara de pintar ni de exponer.

Permaneció soltera toda su vida y murió sin herederos el 18 de febrero de 1935 en su domicilio de la madrileña calle Columela, 10, perpendicular a la calle de Alcalá, frente al Parque del Retiro.

De ella escribió el poeta Antonio F. Grilo en la dedicatoria de su libro Ideales: “A la más bella y espiritual de las mujeres; a la Reyna de las artistas españolas, al pincel más inspirado de las frutas y de las flores; a mi niña mimada Julia Alcayde”.

A lo largo de su vida profesional recibió comentarios muy laudatorios por parte de la crítica aparecidos en prestigiosas revistas de la época como el Blanco y Negro, La Ilustración Española y Americana, ABC, El Sol, la revista Asturias, El Noroeste de Gijón, y en otros muchos periódicos y revistas.

El puesto de mi calle

Flores

Julia Alcayde está considerada como una de las mejores pintoras españolas de finales del siglo XIX y principios del XX, destacando por sus bodegones y escenas de caza, si bien también trabajó el paisaje con gran maestría, la escena costumbrista y el retrato.

Las composiciones de floreros y bodegones con los que se granjeó un sólido prestigio, la situaban a la altura de bodegonistas como Zurbarán, Gessa, Nonel o Juan Gris.

Su obra se enmarca en una reproducción fiel de la naturaleza y sus connotaciones climatológicas que se convirtieron en el sello diferenciador de la pintura asturiana de finales del siglo XIX.

Frutas. Museo del Prado

 

Es una de las primeras artistas asturianas de relieve y una de las máximas representantes del bodegón burgués.

Trabajó diversas técnicas: óleo, acuarela, cera, pastel y dibujo a lápiz, siempre dentro de una cierta unidad de estilo.

En su larga vida le tocó convivir con una constante sucesión de movimientos de vanguardia, desde el fauvismo al expresionismo, y, aunque en su etapa final se aprecia una cierta evolución técnica, en forma de una pincelada más suelta y atrevida, no se dejó influir decisivamente por ninguno de los movimientos artísticos de su tiempo.

Su obra se encuentra en museos como el del Prado, la Casa Museo de Jovellanos, el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en el Museo de Zurich y en el de Berna, en infinidad de instituciones públicas y numerosas colecciones particulares de España, Munich, Berlín, Berna, Zurich, Chicago, Buenos Aires o Suiza.

Naturaleza muerta. Museo de Cataluña 

Retrato de dama

 

Algunos de sus cuadros más significativos son: Bodegón de caza (1897), El puesto de mi calle (1899), Autorretrato (1903), Bodegón de uvas, Bodegón de fruta (1897), Ermita de San Saturio, Rincón de Carabanchel, Señora con mantilla, Retrato en azulFrutas, 1890 y, en cuanto a dibujos, El niño de la carretilla y Viejo molino, entre otros.

Estudio de flores

Gitana con pañuelo

 

Julia Alcayde y la AEPE

Al I Salón de Otoño de 1920 concurrió inscrita como Julia Alcayde, natural de Gijón, reside en Madrid, Calle Columela, 10, y presentó las obras

11.- En el campo, óleo, 1,47 x 1,23

12.- Bodegón, óleo, 0,99 x 0,74

13.- Higos, óleo, 0,72 x 0,65

Al XII Salón de Otoño de 1932 presentó una única obra:

126.- Primavera, óleo, 1,24 x 1,50

Al XIII Salón de Otoño de 1933 concurrió con la obra

295.- Bodegón

 

Naturaleza muerta

Retrato de joven con manto amarillo 

Obra presentada al I Salón de Otoño

 

Esquela aparecida en el diario ABC

 

Medalla conmemorativa de Julia Alcayde de artista desconocido

 

Retrato 

Retrato

 

Firma autógrafa de Julia Alcayde

 

 

Artistas que participaron en el primer Salón de Otoño de 1920

Por Mª Dolores Barreda Pérez 

El 1 de abril de 1920, la Gaceta de Bellas Artes hacía pública la Convocatoria del Primer Salón Otoñal de Artistas Independientes fundado por la Asociación de Pintores y Escultores

En la exposición de motivos se decía que “es el otoño la época más interesante de Madrid y la puerta monumental de entrada al laborioso invierno… y por ello, la Asociación ha elegido el otoño para la Exposición de referencia, huyendo de la primavera, en la cual, lo mismo en España que en el Extranjero, las Exposiciones de todo género constituyen un verdadero laberinto…”

Todos conocemos el éxito que supuso aquella primera convocatoria justo ahora que asistimos a la inauguración de la edición número 83, pero pocas veces se habla de los artistas que concurrieron y sobre todo de las mujeres que en este primer Salón, colgaron sus obras.

En el Palacio de Exposiciones del Parque del Retiro se celebró el Primer Salón Otoñal que reunió un total de 959 obras pertenecientes a más de 700 artistas. Todas ellas se colgaron pese a lo reducido del espacio y a las contrariedades que la colocación de un número tan elevado trajo consigo, pero todas fueron expuestas.

En esta primera convocatoria participaron 24 artistas. Muchas de ellas, socias de nuestra entidad; unas, conocidas ya por haber sido fundadoras de la institución, y otras a quienes hoy rendimos un pequeño tributo y de las que prometemos hablar en próximos números.

Además, en la Sala VIII titulada “Recuerdos” se expusieron dos obras de artistas que contaron con una especial atención en lugar preferente.

A la hora de preparar este artículo, descubro los nombres de las artistas tal y como se recogieron en los listados y en el catálogo realizado a propósito, y me parece hasta lógico pensar que junto a sus nombres, se recogiera su lugar de nacimiento (no así el año) y su residencia, dato que voy a transcribir por lo anecdótico que resulta.

En la sección de Pintura, se colgaron obras de:

Julia Alcayde, natural de Gijón, reside en Madrid, calle Columela, 10. Hoy en día está considerada como la pionera de las pintoras asturianas y fue comparada, como bodegonista, con artistas como Zurbarán o Picasso.

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Autorretrato. Casa Museo de Jovellanos en Gijón (España)

Concepción Bascones Pérez, natural de Alcañiz, Teruel, reside en Madrid, calle Atocha, 147. Nada encontramos de ella, excepto que fue la hermana del doctor Bascones Pérez, que perteneció al famoso Instituto Rubio de Madrid, germen del Hospital de la Concepción.

Juana Belloso López, natural de Madrid, calle Reloj, 1. Era hija del portero mayor del Senado, y realizó el retrato de Joaquín Sánchez de Toca y Castro (Alcalde de Madrid, Ministro y Presidente del Senado), que se colgó en la Cámara Alta, causando sensación de cuantos lo veían por “la excelente ejecución del conjunto, reveladora de condiciones artísticas muy estimables y de gran porvenir”.

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Joaquín Sánchez de Toca y Castro

Alfonsa Bendicho, natural de Madrid, calle Lagasca, 125. Fue discípula de José Parada Santín (padre del también pintor Luis Parada Eguilaz), exponiendo durante años sus obras en el estudio que su maestro tenía en la dirección proporcionada por ella. Sus temas eran bodegones y frutas “resueltos a conciencia y pintados con cariño, al estilo del famoso maestro en el género Gessa. Y retratos al pastel y otros dibujados”.

Luisa Botet y Mundi, natural de Cassá de la Selva, Gerona, reside en Valencia, calle del Doctor Montserrat, 19. A ella dedicamos un artículo como Socia Fundadora Nº 16, en la Gaceta de Bellas Artes de abril de este mismo año, en la que pudimos descubrir que estudió en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona y en la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid, obteniendo recompensas y el título de académica en  Pintura y Grabado, siendo discípula de Emilio Sala y de Muñoz Degrain en pintura y de Ricardo de los Ríos en la disciplina de grabado.

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Matilde Calvo Rodero, natural de Madrid, vive en la calle Juan de Mena, 16. Artista polifacética que se dedicaba a numerosos ámbitos de la creación (grabado, encuadernación, escultura, etc.) recibió varios premios y reconocimientos, participando en la Exposición Internacional de Artes Decorativas celebrada en París en 1925 y en la Exposición Nacional de Arte Decorativo, Arquitectura y Grabado de 1926. Miembro del Lyceum Club Femenino, Asociación presidida por María de Maeztu.

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Grabado de Matilde CalvoRodero

Mª Elena Camarón, natural de Madrid, vive en la calle Infantas, 28 y 30. Mª Asunción Elena Camarón y Navarro fue alumna de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, consiguiendo Accésit en la disciplina de Anatomía Pictórica en 1900, y siendo después profesora de Dibujo, desarrollando su talento para la enseñanza.

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Esperanza Cañizares y L. Sandino, natural de Madrid, vive en la calle Génova, 11. Alumna de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, pintaba bodegones que tenían un “minucioso estudio de calidades”.

Carolina Castillo, natural de Gijón, reside en Madrid, en la calle Fuencarral, 74 y 76. Fue una gran pintora, una mujer de excepcional inteligencia y cultura, que nació en Gijón en 1867. Autodidacta durante años, asistió a clases después con Nicolau Huguet y se mantuvo activa, participando en las Exposiciones Nacionales de 1908, 1910 y 1912. Alumna de Cecilio Pla, sus primeras piezas aparecieron firmadas como Krol-Ina y Krolina, y le gustó cultivar el retrato, el paisaje y el desnudo, este último en un arranque de valentía que sorprenderá a la sociedad del momento. Pero fue el retrato el campo en el que se le reconocieron los mayores logros, al componer lienzos en los que los personajes se acercaban al contemplador. En ellos Carolina del Castillo reflejó su entorno emocional con admirable habilidad.

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«Desnudo», obra de Carolina del Castillo

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Mª del Carmen Corredoira Ruiz de Baro, natural de La Coruña, donde reside, calle San Andrés, 2. Nació en La Coruña el 18 de mayo de 1893 y murió el 17 de noviembre de 1970. Pasó su vida en Coruña, bajo la dirección de Enrique Laboret, pintando bodegones realistas de espiritualidad evidente. En Madrid fue discípula de Eduardo Chicharro y José María López Mezquita. Su trabajo mereció distinciones, como la Medalla de Oro en la Exposición Regional de Santiago en 1926, y fue miembro numerario de la Academia de Bellas Artes de Rosario en La Coruña. Realizó muchas exposiciones, de excelente calidad, formal, de dibujo firme y una paleta rica y sabia.

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Dos de las más conocidas obras de Carmen Corredoira

María Alicia Consolle y Artic, natural de Burdeos (Francia), reside en Madrid, Avenida de la Plaza de Toros, 2.

Miss Nelly Harvey, natural de Londres, Inglaterra, residen en Madrid, calle Españoleto, 10. Nelly Ellen Harvey (Inglaterra 1877 – 1961), inglesa que residió largo tiempo en España. Frecuentó la alta sociedad madrileña, alcanzando fama como copista en el Prado, donde copia a Velázquez, Rubens, Tiziano y El Greco, y como retratista. Participó en la Exposición de Otoño de 1908. Vivió luego en Munich y en 1911 viaja a Nueva York donde expuso sus retratos en la prestigiosa galería Knoedler.  En 1914 vuelve a Madrid y abre estudio y taller para impartir clases a sus discípulos en la calle Españoleto. En 1915 participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes. En 1916 expuso individualmente en el Salón Iturrioz, presentando un conjunto de 37 obras, paisajes y retratos. Expuso en el Salón de Otoño de 1920, en los de 1925, 1934 y en 1930 en la Exposición Nacional de Bellas Artes. En 1946 presentó obras en la Exposición del Instituto Británico de artistas españoles e ingleses.

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Nelly Harvey en su estudio

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La infanta doña Isabel visita la exposición de Nelly Harvey

María López Carbó de Fontes de Albornoz, natural de Madrid, vive en la calle Libertad, 16. Era hija del coronel de Ingenieros Sr. López Carbayo. Se casó en la parroquia de San José de Madrid con Antonio Fontes Albornoz y Stárico, perteneciente a la familia de los marqueses de Ordoño.

Mª de los Ángeles López Roberts y Muguiro “Neneta”, natural de Madrid, vive en la calle don Pedro, 1. Pintora y dibujante, hija de Mauricio López Roberts Terry (Embajador de España en Suiza) y de Mª de los Ángeles Muguiro Beruete (Marqueses de Torrehermosa). Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, siendo discípula de Fernando Álvarez de Sotomayor y de José María López Mezquita. Participó en las Exposiciones Nacionales de 1922, 1924, 1926 y 1930, y en diversas ediciones de los Salones de Otoño. Residió en París, y expuso individualmente en 1934 en la sala  Brame del Boulevard Malesherbes. Fue nombrada subdelegada de la Cruz Roja en la capital francesa. En 1942 llevó a cabo una notable muestra individual de sesenta de  sus obras en los Salones Macarrón de Madrid, exponiendo de nuevo en 1957 y 1963.

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Juana Maurer, natural de París, reside en Madrid, calle General Castaños, 3 y 5. Participó en varios Salones de Otoño y en varias Exposiciones nacionales.

Paula Millán Alosete, natural de Madrid, vive en la calle Atocha, 82. Artista botánica, desde niña mostraba una gran afición a la pintura; su padre, pintor y escultor conocido, le enseñó lo necesario para que rápidamente comenzara a pintar por sí misma. En 1933, por oposición, ganó la plaza de Auxiliar Artístico del Real Jardín Botánico de Madrid, empleo que desempeñó hasta su jubilación en 1969. Casi sólo elogios se pueden expresar acerca de su obra a plumilla, admirable dibujante de plantas. Practicó, además el dibujo a la acuarela y al óleo, y ya jubilada, seguía trabajando por encargo.

Marie Therese Monchar, natural de Francia, residen en Barcelona, ronda de la Universidad, 33. Españolizada como María Teresa Monchar, participó en Salones de Otoño y Exposiciones Nacionales con paisajes presa de inquietud estética y obras que la crítica consideró como muy bellas.

Matilde Nieto Martín, natural de Salamanca, reside en Madrid, calle Carmen, 38. El 13 de diciembre de 1928 saltó a la prensa al denunciar que cuando pasaba por la calle de Carretas le substrajeron un bolso con varias participaciones de la lotería. Participó en distintos Salones de Otoño y varias Exposiciones nacionales

Delfina Ocaña y Gómez, natural de Campo de Criptana, Ciudad Real, reside en Madrid, calle Génova, 4. Participó en distintos Salones de Otoño.

Mª Luisa Pérez Herrero, natural de Madrid, vive en la calle Ataulfo, 10. Notable paisajista, fallecida prematuramente a los treinta y seis años de edad el 26 de mayo de 1934. Algunos periódicos de Madrid se hacían eco de su fallecimiento en los siguientes términos: “Aunque joven, tenía en su haber señalados triunfos, obtenidos en el extranjero y en España. Pensionada, recorrió Francia y Bélgica, recogiendo sabrosos frutos, que maduraron ampliamente en sus obras premiadas con Tercera Medalla en la Exposición de 1922. «La Época», 28 de mayo de 1934. «… se podía considerar como una de las más interesantes de nuestra pintura contemporánea».

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Pilar de los Ríos de Martínez, natural de Madrid, vive en la calle Luis Cabrera, 32. Participó en distintos Salones de Otoño y varias Exposiciones Nacionales.

Pura Vázquez de la Varga, natural de Madrid, vive en la calle Espoz y Mina, 6 duplicado. Pintora de paisaje y de figuras, su técnica es ágil y triunfó lo mismo en las opulencias decorativas como en los sobrios toques de tipo moderno. Notable fueron su colección de paisajes de Marruecos, con acierto de luz y color, impresionismo vivaz, y sabe captar con presteza los cambiantes fugitivos de la atmósfera.

En la Sala VIII “RECUERDOS”:

Adela Ginés y Ortiz (óleo propiedad de Don Pedro Martínez). (Madrid, 1847-1923). Pintora y escultora española. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y fue discípula de Carlos de Haes y Sebastián Gessa. Profesora en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, practicó el paisaje y la pintura de bodegones, especialmente los floreros. Se presentó con asiduidad a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, consiguió mención honorífica en 1887 y 1895, en la especialidad de pintura, en 1892 en escultura y tercera medalla en 1895 y 1899, también en escultura. Obtuvo tercera medalla en 1897 en la especialidad de pintura, y en 1901 y 1912. En 1899 obtuvo una mención honorífica en la Exposición Universal de París.

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En la sección de Grabado:

Encarnación Velázquez, natural de Madrid, vive en la calle Velázquez, 64. Presentó aguafuertes a diversos Salones de otoño, siendo maestra.

En la sección de Escultura:

Eva Preetzman Aggerholm de Vázquez Díaz, natural de Francia, reside en Madrid, calle Lagasca, 119. Se inscribió en el primer Salón como francesa, si bien en realidad fue una artista danesa nacida en 1882. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Copenhague y en 1908 se traslada a París, donde acude a la Academia Humbert y al estudio de Bourdelle. Se casó con el pintor español Daniel Vázquez Díaz, a quien dedicó su vida, renunciando a su trabajo. En 1919 realizó una única exposición junto a su marido en la Sala de Exposiciones de la Dirección General de Bellas Artes, si bien concurrió a alguna Exposición Nacional en la que fue premiada con una medalla. Su escultura pertenece al realismo castellano, pues busca un estudio de la gente y de la raza a través del retrato y se caracteriza por la pura y simple expresividad del volumen, limpio de accesorios, anécdotas y con ausencia de énfasis, pureza del claroscuro, rigor del dibujo y sensibilidad certera, plena de serenidad que la acerca al orden clásico. Falleció en Madrid en 1959.

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Eva pintada por su marido

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La autora en su taller

Elena Sorolla y García, natural de Valencia, reside en Madrid, paseo Martínez Campos, 37. Helena Sorolla García, como le gustaba firmar, nació en 1895 (Madrid, 1975), fue la hija menor del matrimonio Sorolla. Desde muy joven mostró inclinación por la escultura y tuvo como maestro al escultor valenciano José Capuz. Esculpió y modeló, siempre del natural, y en todo tipo de materiales. Se formó en la Institución 2 Libre de Enseñanza, hecho que la marcó definitivamente, haciendo de ella una mujer moderna y librepensadora. Desde 1911 se interesó por la escultura, desmarcándose de sus hermanos María y Joaquín, que practicaron la pintura como su padre. Participó en algunas exposiciones importantes, entre ellas, la exposición de Arte joven valenciano de 1917, la exposición de arte de Barcelona de 1922, o la que organizó en 1926 el Club femenino Español en Madrid. En 1922 se casó con Victoriano Lorente y como muchas artistas de la época, su dedicación al marido y los hijos condicionó su dedicación artística. Escultora de producción reducida, sus obras gozan de gran calidad técnica. Esculpía siempre del natural sacando, a menudo, de la propia familia los modelos, entre los que abundan las figuras femeninas de cuerpo entero. Sus obras destacan por la fidelidad a los rasgos personales, que intentan reflejar la singularidad de cada personaje mediante la reproducción de sus gestos más habituales y los aspectos físicos más característicos.

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