Obras, artistas, socios, pequeñas historias…
Por Mª Dolores Barreda Pérez
Adolfo Lozano Sidro
LOZANO SIDRO, Adolfo P 1910(F177) 21.ene.1872 PRIEGO (Co) MADRID/PRIEGO 7.nov.1935
Socio Fundador Nº 177
Autor del cartel del Baile de Payasos de la AEPE en el Teatro Real
En 2022 se cumple el 150 aniversario de su nacimiento, conmemoración a la que desde la Asociación Española de Pintores y Escultores nos unimos
Nació el 21 de enero de 1872 en Priego de Córdoba, en el seno de una familia acomodada.
Su padre, José María Lozano Alcalá- Zamora, era juez; su abuelo, Fausto Lozano, era alcalde del municipio, y sus tíos, Adolfo y Manuel Sidro, promotores-fiscales en Almodóvar del Campo y Cabra.
Siendo niño, recibió su primera formación artística de su tío abuelo Federico Alcalá-Zamora Franco, que era profesor de Pintura en Madrid y pasaba largas temporadas en Priego. Inició sus estudios de bachillerato en Cabra.
En 1855 se trasladó a Málaga con su familia; allí simultaneó el bachillerato con las clases de la escuela provincial de Bellas Artes de San Telmo en Málaga, donde consta su presencia desde 1887, y en el taller de José Moreno Carbonero, su admirado maestro.
Gracias a sus grandes dotes para el dibujo, presentes a lo largo de toda su vida, desde 1890 se dedicará, exclusivamente, a perfeccionar su formación artística. A los dieciocho años ganó una mención honorífica en el certamen convocado por la Sociedad Económica Cordobesa de Amigos del País.
Ese mismo año se trasladó, junto a su familia, a Granada, en cuya Audiencia Provincial estaba destinado su padre. Éste deseaba que su hijo estudiase Derecho, pero él se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras.
En 1892 participó en una exposición organizada por la Diputación Provincial de Córdoba, que le concedió una pensión que nunca llegó a hacerse efectiva.
Durante su etapa granadina perteneció a una tertulia regeneracionista llamada Cofradía del Avellano, con quien colaboró en la publicación, en 1899, de El libro de Granada.
En 1893 abandonó definitivamente los estudios universitarios y se trasladó a Madrid para completar allí su formación artística junto a Moreno Carbonero, de quien aprendió composición y colorido.
Poco después de llegar a la capital, las estrecheces económicas que atravesaba su familia —que no podía enviarle dinero— le obligaron a buscar trabajo para financiar sus estudios. Esa falta de recursos le llevó a tener que industrializar su arte, pintando postales y abanicos, según le eran encargados por las casas de comercio, y a relacionarse con el fotógrafo Francisco Ruiz Santaella, también de Priego, con quien colaboró y de quien fue amigo.
Cuando Moreno Carbonero cerró su academia, Lozano Sidro pasó a completar su formación con Joaquín Sorolla, de quien asume ciertos rasgos del luminismo que se advierten en su serie de paisajes y patios andaluces con macetas y flores. En 1904 pinta en Priego una serie de retratos de distintos miembros de su familia, todos ellos de gran calidad: Alfredo Calvo Lozano, Rosario Muñoz Vizcaíno, José Ruiz Torres Hurtado, José Tomás Valverde Castilla, Loreto Lozano Alcalá-Zamora, Antonio Calvo Serrano, etc.
Como consecuencia de la muerte de su cuñado, Alfredo Calvo, en 1913, Adolfo acogió en Madrid a Amelia, su hermana, y a sus diez hijos, a quienes sacó adelante no sin ciertos apuros. A este mismo año corresponde el retrato de Fidel Fita Colomer, encargado por la Real Academia de la Historia.
Uno de sus sobrinos, Alfredo, inició estudios en la Facultad de Bellas Artes de Madrid, lo que debió de animar a Lozano Sidro para que se matriculara, a sus cuarenta y cinco años, con el objeto de obtener la titulación académica superior. Consta en la Facultad desde 1917 hasta 1922, pero, al no presentarse a los exámenes, nunca obtuvo el título.
En 1922 pintó el retrato de Niceto Alcalá-Zamora que se conserva en el Ayuntamiento de Priego de Córdoba.
Junto con su labor pictórica, se debe reconocer la calidad artística de su actividad como ilustrador gráfico al servicio editorial del diario ABC y de algunos otros periódicos. Tras haber ganado el primer premio en el concurso de ilustración de la revista Blanco y Negro de 1903, participó asiduamente en sus ediciones, dejando en sus páginas muchos de sus mejores trabajos y siendo autor de algunas de sus más bellas portadas, que son obras que reflejan bien la “belle epoque” española.
También ilustró el “Cuento Semanal” y, en 1925, una edición de la novela de Juan Valera Pepita Jiménez, cuyos veinte dibujos originales se expusieron en el Salón de Nancy en Madrid, en 1926. También hizo algunos carteles, como el de la Feria de Granada de 1904.
Sus ideas regeneracionistas siempre mantuvieron vivo su compromiso con los más humildes, lo que le llevó a usar el lenguaje gráfico como instrumento de denuncia social, de modo que su obra se convierte en una crónica de la vida cotidiana de su época, en la que están presentes, con visión crítica, todas las capas sociales, desde los terratenientes andaluces hasta los gitanos vendedores en las ferias andaluzas y, muy especialmente, una cierta fascinación por la fiesta nocturna y la alta sociedad aristocrática y burguesa, que permanece ociosa y vive exclusivamente para tales fiestas. Se le ha considerado uno de los más incisivos cronistas gráficos de su tiempo, autor de un estilo propio lleno de elegancia, humor y aguda capacidad de observación.
Recibió diversas condecoraciones en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, como una Mención de Honor en 1897 por su Santa Teresa de Jesús, adquirida para una iglesia de México, la Tercera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1910 por su “Caballero Andante”, y la Medalla de Plata de Dibujo en la Internacional de Panamá de 1916.
Obtuvo, además, el reconocimiento real, ya que uno de sus lienzos fue comprado por la reina María Cristina, quién lo exhibía en el Palacio Real.
Son muy numerosas, conocidas y valoradas sus gouache, pequeños cuadros de composición bien ordenada, temáticas iconográficas agradables, tratados con gracia y delicadeza, en un estilo realista que denuncia claramente su formación decimonónica. También practicó la pintura orientalista, con fascinación por los ambientes musulmanes, como su Diversión del Sultán Selím, y por el mundo japonés.
De su abundante obra deben destacarse Hombre con chaleco, La odalisca (1908), La limosna y Saliendo de Misa (1917), La plaza de Priego (1928), La puerta del Sol (1929), Feria de Priego; La Becerrada, etc.
La sala Vilches de Madrid organizó dos exposiciones personales de su obra en los años 1908 y 1912 y, según señala Pantorba, ambas tuvieron notable éxito de ventas.
Aunque afincando en Madrid, nunca olvidará sus raíces, regresando los veranos a su Priego natal. En 1935, durante su estancia en este municipio, contrae una enfermedad que lo llevará a la muerte, el 7 de noviembre, a los 63 años, siendo enterrado al día siguiente en el cementerio del Santo Cristo de Priego, ciudad que le ha dedicado un museo monográfico.
Este mismo año se cumple el 150 aniversario de su nacimiento, aniversario al que desde la Asociación Española de Pintores y Escultores nos unimos, felicitando al Ayuntamiento de Priego por las iniciativas que con tal motivo realice.
El consistorio prieguense ha guardado la memoria de este hijo ilustre, al dar su nombre al Centro Cultural del municipio, además del Museo en el que se encuentra parte de su obra, a través de un Patronato que con motivo del aniversario, ha organizado una serie de actos encaminados a divulgar los valores y la obra del pintor, así como dar a conocer el museo más allá del ámbito local.
El programa de actos incluirá una exposición antológica de la obra de Lozano Sidro en la ciudad Córdoba, después del acuerdo logrado con la Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí, que permitirá realizar una muestra en una de las salas con las que cuenta el centro en la capital cordobesa.
Para esta exposición, que tendrá lugar entre los meses de junio y septiembre de este año, se contará con la obra del Museo, así como con la colaboración del Museo ABC del dibujo y la ilustración de Madrid, así como con la colaboración del Museo de Bellas Artes de Córdoba, sin olvidar el apoyo de los herederos del pintor. De igual forma se editará un catálogo de la exposición con textos divulgativos sobre las obras de Lozano Sidro.
Además, se va a editar un libro sobre las obras expuestas en el museo prieguense, que incluirá un estudio en profundidad de las 40 mejores obras de Lozano Sidro, dando prioridad a las que se encuentran en el citado museo.
Las actividades conmemorativas continuarán también con una exposición homenaje a cargo de la Asociación de Pintores de Priego, que realizarán cuadros inspirados en obras del pintor prieguense. Y por último, está prevista realizar una campaña divulgativa para acercar a los centros educativos, a los prieguenses y al público en general, la vida y la obra de Lozano Sidro.
Adolfo Lozano Sidro y la AEPE
La Gaceta de Bellas Artes de enero de 1913 informaba del “Baile de Payasos” que se iba a celebrar en el Teatro Real de Madrid el día 17 de ese mismo mes y que finalmente se verificó el día 24 de enero. Fue un gran esfuerzo de la Junta Directiva que venía preparando el baile de máscaras, según propuesta del Enrique Ubao. La novedad consistía “en implantar en Madrid los bailes de un color, con sorpresas de índole pintoresca que se preparaban, siendo obligatorio el disfraz en colores blanco y amarillo. La sala presentará un verdadero aspecto de sala de espectáculos y desde los palcos, como de las mesas del restaurante, se podrá gozar un punto de vista que necesariamente ha de ser rico de luz y de color, y atrayente por la animación más fácil de conseguir en grupos desenvueltos con alegría hirviente como la propia espuma del champagne, que en la apiñada fila de la acostumbrada concurrencia”… Se hacía notar los beneficios que la AEPE podía alcanzar de este festival y en bien de todos, para poder fomentar los planes de la Asociación.
El cartel anunciador de este gran baile fue obra de Adolfo Lozano Sidro.
La Gaceta de Bellas Artes del 15 de mayo de 1926 dedicó dos páginas completas al artista, con la reproducción de las obras tituladas “El homenaje”, y “Esperando el mixto”, en una crítica firmada por Bernardino de Pantorba. Además de repasar brevemente su biografía, el crítico se refiere a la exposición celebrada en el Salón Nancy, recogiendo el éxito cosechado con ella y refiere que “le ha servido para afirmar su fama de experto dibujante… Un poco oscurecida por su labor de ilustrador ha quedado su obra puramente pictórica. Sus óleos no han logrado alcanzar la aceptación de sus dibujos a la gouache, trabajados fuera del concepto decorativo y de la manera sintética que hoy predominan. Son dibujos que se hermanan con los pequeños cuadros de composición que se pintaban a fines del siglo pasado; dibujos compuestos de un modo realista y tratados con una gracia muy hábil… Es Lozano Sidro –como acertadamente reconoce el crítico Méndez Casal- un observador un tanto humorista de la vida, un dibujante que interpreta las escenas del gran mundo, acentuando tipos, las más de las veces indulgentemente; otras poniendo tal cual ponderación irónica… la mano de este notable artista, que ha sabido abrir su camino con esforzada honradez, con limpio tesón y ha logrado imponer, en este ambiente no siempre honesto, sus dibujos sinceros, sagaces, deliciosamente humorísticos”…
Socio de Honor del X Salón de Otoño, recompensa que equivalía a un importante premio en esta convocatoria y al que sólo accedían los más notables artistas.
Asiduo participante del Salón de Otoño, participó en
* II Salón de Otoño de 1921, donde apareció inscrito como “Adolfo Lozano Sidro, natural de Priego (Córdoba); vive en Madrid, San Mateo, 30”, y presentó la obra
166.- Las diversiones del Sultán Selim, gouache; 050 x 0,61
* VIII Salón de Otoño de 1928
161.- Fiesta de corte, guache
162.- En la Plaza de Priego, guache
163.- Esperando el mixto, guache
* IX Salón de Otoño de 1929
111.- Una fiesta aristocrática
112.- Un café
113.- Una verbena
114.- Sonata (Señorita antigua tocando el piano)
115.- Florentinos (Dos cabezas pequeñas antiguas)
116.- Madrid de noche
117.- La Puerta del Sol
* X Salón de Otoño de 1930
156.- Retrato romántico, óleo, 0,72 x 0,62
157.- Azucenas, óleo, 0,67 x 0,88
158.- Un patio andaluz, óleo, 0,92 x 0,80
159.- Rosas de enredadera, óleo, 0,64 x 0,75
160.- Adoquinadores, óleo, 0,52 x 0,38
* XI Salón de Otoño de 1931
297.- Románticos, guache
472.- La presidencia de la becerrada, gouache
* XIII Salón de Otoño de 1933, en el que aparece con nuevo domicilio en la calle Princesa, 41
151.- Otoño, óleo VIII XVII
359.- Calle de noche
361 Sala de un teatro