José Luis Galicia recibe la Medalla de Honor de la AEPE

«Emocionado y agradecido por el reconocimiento de mis compañeros artistas»,

ha dicho Galicia al recoger su Medalla

 

 

En el día de ayer, 1 de junio de 2023, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, hacía entrega de la Medallas de Honor de la AEPE en un acto solemne pero sencillo, que se celebró en la sede social de la institución. Era además, el cumpleaños del artista.

Una hora antes, el homenajeado, acompañado de su esposa Maruja y de su hija pequeña, hacía acto de presencia en la sede social de la Calle Infantas de Madrid, siendo recibidos por la Junta Directiva, Juan Manuel López Reina, Alicia Sánchez Carmona, Antonio Téllez de Peralta, Paloma Casado, Carmen Bonilla Carrasco, Fernando de Marta y Jesús Alcolea, además de los socios y amigos que no quisieron perderse el acto.

Interesado por la entidad, de la que su padre fue socio, visitó las instalaciones y charló animadamente con los presentes, recordando anécdotas y artistas socios también que fueron sus profesores y de quienes aprendió “mucho y muy bueno”.

El acto comenzó un poco más tarde de la hora prevista, por la constante entrada de asistentes, dando paso el Presidente a una breve reseña biográfica que realizó la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, que más allá de los datos y cifras, resaltó su aspecto humano y personal en una semblanza que reproducimos íntegramente:

Cuando uno consulta en Internet e introduce el nombre de José Luis Galicia, NO aparece  una entrada en la Wikipedia. Hoy en día, si no estás en la Wikipedia, no existes… pero he aquí el milagro, está vivo!!! Existe y es, y tal y como le describen otras muchas entradas, hablamos de un pintor, escultor, grabador, poeta, decorador, director artístico y constructor de decorados cinematográficos.

Y sí, está aquí mismo y muchos ahí fuera, donde el arte y la cultura son modas y postureos, ni siquiera lo conocen, pero José Luis Galicia es en toda la extensión de la palabra, un ARTISTA, escrito en letras mayúsculas.

Nació en la calle Martín de los Heros, 67, del madrileño barrio de Argüelles, un día 1 de junio de hace ya… unos años. Es decir, hoy es su cumpleaños. Si os animáis, le cantamos todos el cumpleaños feliz….

Estoy segura de que José Luis sabe que su padre, Francisco Galicia Estévez, fue socio de esta casa. Intento imaginar el orgullo que sentiría, que siente Francisco desde el cielo, al ver hoy a su hijo aquí sentado recibiendo el mayor honor y reconocimiento de esta Asociación Española de Pintores y Escultores.

Ahora veo en sus ojos el inmenso orgullo que siente él al saber que honramos también la figura de su padre al recordarle como uno de nuestros ilustres socios.

Su abuelo, el pintor vallisoletano Leónides Galicia Ayala, escenógrafo en el Teatro Calderón de la Barca de Valladolid, no pudo ser miembro de esta casa, que aún no existía, pero su padre, fue alumno y compañero de muchos otros socios nuestros, como Cecilio Pla, Muñoz Degrain, Romero de Torres, Joaquín Sorolla, Rafael Botí y Vázquez Díaz, integrándose en el grupo de pintores españoles de la Escuela de París.

Recordamos así también al pintor Juan Alcalde, a quien honramos en el año 2016 con esta misma medalla, el último de la Escuela de París que aquí nos dejó su testimonio.

Francisco Galicia y Luisa González Fanlo, sus padres, tuvieron tres hijos: Francisco, José Luis y Mari Luz.

Y llegados a este momento, tengo que puntualizar que José Luis es nieto, hijo, hermano, sobrino y primo de artistas, ya que como hemos visto, pintores eran su abuelo Leónides y su padre Francisco, siendo su hermana bailarina y actriz, su primo, el torero Carlos Arruza y su tío, el gran poeta León Felipe.

Su afición a los toros data de su niñez, porque su padre, que era muy aficionado, y su tío León Felipe solían llevarlo a los toros. Además, José Luis tenía su propio traje de luces cuando tenía cuatro años y se lo ponía para “torear” en el salón de la casa.

Al inicio de la Guerra Civil, la familia se traslada a París. Allí comienza con solo siete años a  hacer grabados en linóleo, grabados que entusiasman al cubano Wifredo Lam, quien le retratará.

Cuando la Segunda Guerra Mundial hace que París peligre, regresan a España.

A los 18 años hace su primer grabado al aguafuerte, y solo un año después, su primera litografía.

Así que con 20 años, lleva a cabo su primera exposición en el Museo de Arte Moderno de Madrid, con 85 obras de muy diversas técnicas.

Con una preparación excelente, artística e intelectual, fue experimentando con todas las técnicas artísticas posibles, interesándose también por la escultura,  iniciándose de la mano de otro de nuestros socios, al que esta casa honra con la Medalla de Escultura Ángel Ferrant en el Salón de Arte Abstracto.

En 1952 vuelve a París y allí conoce a Picasso, a quien le unirá desde entonces, una profunda y sincera amistad. No en vano lo consideró como el mejor grabador del mundo.

En 1954 edita “La Tauromaquia”, y cuentan las anécdotas que al enseñarle esas 40 litografías a su amigo Picasso, el malagueño se acordó que él había iniciado una y le dijo: “espera voy a buscar unos grabados que hice para una tauromaquia que pensaba hacer hace muchos años”… Picasso tardó más de una hora en encontrar los grabados, diciéndole que eran para la tauromaquia del editor Gili, de Barcelona…”ahora después de ver tu tauromaquia voy a hacer este antiguo proyecto realidad, y lo voy a hacer del mismo tamaño y empleando el mismo papel”.

Y ese, sería el germen gracias al cual tenemos la Tauromaquia de Pepe Hillo de Picasso, que publicó finalmente en Barcelona en 1959.

Pero volvamos a José Luis. Tras la Tauromaquia, publica El Monstruario, y es nombrado jurado y secretario del Tribunal de la Real Academia de San Fernando de Madrid, para el premio de grabado de la Academia de Bellas Artes de Roma, labor que comparte con otros socios nuestros como Vázquez Díaz, Eugenio Hermoso, Valentín de Zubiaurre,…

En 1960 recibe de Fernando Chueca Goitia un encargo especial: la pintura de todos los techos de la Catedral de Madrid, Nuestra Señora de la Almudena, un encargo que realizó en diversas etapas y que  supuso una  verdadera obra titánica, al decorar el techo y cúpula, con 288 frescos, incluyendo la bóveda, ábside, sotocoro y techo de la catedral.

Casado con María Jesús Lobato, con dos hijas, es hoy feliz y orgulloso abuelo.

En 1966 lleva a cabo una exposición de grandes lienzos de temas abstractos en el Museo de Arte Moderno de Madrid y una colección de obras basadas en pinturas de Zurbarán.

En 1968, en San Feliú de Guixols realiza una serie de esculturas de gran sobriedad.

Ese año, se dirige al gobierno español para que se interese por la recuperación del Guernica, y dada su amistad con Picasso, consigue que éste, modifique las cláusulas y declare que el único propietario del cuadro es el estado español y que cuando en España haya una democracia, se recupere el Guernica para ser expuesto en el Museo del Prado.

Tras una serie de trabajos en madera policromada, una serie de paisajes italianos y una serie de serigrafías en color, en 1981 el Ateneo de Madrid organiza una exposición antológica que ampliará en Barcelona siete años después.

En 2002 obtiene el XX Premio Penagos de Dibujo, ilustrando un año después el libro “Crónicas del Océano”, del poeta Octavio Uña.

En 2005 lleva a cabo una gran exposición en la Casa de Vacas del Parque del Retiro.

A partir de ese año, pintó un apostolado basado en el del Greco, además, una colección de óleos bocetados en Tánger, lleva a cabo una gran muestra de litografías y serigrafías en Madrid y en 2009 celebra una antológica en el Centro Cultural La Vaguada.

En 2013 publica una serie de serigrafías sobre Venecia, prorrogadas por otro amigo de esta casa, Luis Alberto de Cuenca, y desde entonces, hasta ahora, no ha dejado de trabajar ni de crear belleza.

Amante de la poesía, influenciado quizás por la pluma de su tío, el poeta Felipe Camino Galicia de la Rosa, conocido mundialmente como León Felipe, también ha publicado el libro “Poesías” o “Mi amigo Picasso”, en total, media docena de libros. Su canto a la libertad es una defensa de la vida como aventura, que es lo que él vivió. Es un poeta directo, apasionado con un lenguaje elaborado y a la vez directo y fuerte, que tiene mucho puño.

Como decorador, director artístico y constructor de decorados cinematográficos, ha intervenido en más de 170 largometrajes, incluyendo “El joven Picasso”, dirigida por Bardem, o en películas míticas como “Por un puñado de dólares”, de Sergio Leone, con Clint Eastwood, siendo además el responsable de la construcción y decoración del primer poblado del oeste estable en España, el de Hoyo del Manzanares.

De él han escrito críticos, artistas, poetas, periodistas, amigos, admiradores de su talento…

A modo de resumen, y en cifras, José Luis Galicia ha realizado más de 60 exposiciones en París, Cincinnati, Nueva York, Londres, Bogotá, Milwaukee…

Ha participado en más de 200 exposiciones colectivas como la Bienal de Venecia, Sao Paulo, Salón d’Automne de París… 28 obras suyas cuelgan en el Museo Nacional Reina Sofia… ha publicado cuatro Tauromaquias, media docena de libros, ha realizado más de un millar de litografías, grabados y serigrafías…

Cifras, cifras que podría seguir enumerando, pero que  no nos dicen nada del hombre, de este hombre al que aquí contempláis hoy.

De él, me gustaría añadir que es innovador, excéntrico, creativo, extravagante, imaginativo, talentoso, poeta apasionado, generoso, sensible, sencillo, humilde, encantador, tranquilo, con gran sentido del humor, amable, afable, culto, de alma clara y dulce decir, conversador ameno…

Quienes lo conocen y lo han tratado destacan ante todo una cualidad: José Luis es un hombre bueno. Así que parafraseando a Antonio Machado podríamos apuntar que:

…”más que un hombre al uso que sabe su doctrina,

Es, en el buen sentido de la palabra, bueno”.

Al igual que esta Asociación Española de Pintores y Escultores, José Luis Galicia es historia viva del arte y la cultura españolas. Los dos, se han entregado en cuerpo y alma al mundo del arte; los dos rebosan vitalidad y genio, inspiración y arte, mucho arte aún por sus venas para seguir pintando, dibujando, grabando, esculpiendo y sobre todo, escribiendo poesías tan maravillosas como esta con la que quiero cerrar su perfil biográfico y que dice así:

“Comprueba,

comprueba todo,

pues el pobre te puede hacer rico,

el hielo puede darte calor,

y una sencilla piedra,

o una nube,

amor”.

Muchas gracias”.

 

Tras esta introducción, el Presidente concedió la palabra a Tomás Paredes, Presidente de Honor de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, amigo y conocedor de la obra del homenajeado, quien destacó la importancia de su faceta poética y de su menos conocida como decorador y constructor de decorados, con toda la magnificencia que tiene el haber aportado a la ciudad de Madrid y a su Comunidad  obras tan señaladas como la decoración de la Catedral de la Almudena y los escenarios del oeste en Hoyo de Manzanares.

Resaltó además algunas de sus obras como “Mi amigo Picasso”, en donde reúne la correspondencia mantenida con su gran amigo malagueño, que recoge y desmiente afirmaciones acerca de la obra del genio andaluz, o las ilustraciones realizadas para el libro “Crónicas del Océano”, de Octavio Uña.

Se lamentó además del desconocimiento y la ingratitud del arte actual que olvida grandes artistas como Galicia, y felicitó a la Asociación Española de Pintores y Escultores por reconocer de manera tan honrosa a los auténticos y grandiosos creadores de arte.

 

Tras su intervención, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, y antes de hacerle entrega de la Medalla de Honor, tuvo también unas palabras de reconocimiento que reproducimos íntegramente:

En la hoguera cultísima de esta sala, ante socios y amigos de la institución, bajo el testimonio de quien nos preside y a la luz de las ideas que profesamos, afirmo que la cultura y el arte, que sólo ese saber del hombre sobre el hombre y ese hacer del hombre para el hombre, pueden salvar el mundo y aún salvarnos de la barbarie de la técnica y la tecnología e inteligencia artificial que nos acosa como generadores de arte y emociones.

La cultura y el arte, sólo ellos, repartidos en mil ciencias y saberes, nos pueden salvar. Por eso esta distinción es milagro, milagro de una entidad humilde cuya historia artística vuelve a salvar a España con su anual preceptiva, vuelve a salvar el honor de un premio que distingue a al artista.

Cuando hoy las distinciones se llenan de puñales e intereses políticos y villanos, la Asociación Española de Pintores y Escultores elige y discrimina, distingue y certifica, no reivindica piedras, milagros ni dineros, sino que abre caminos, escribiendo sus nombres y su gloria artística en las paredes de esta casa milagro del arte.

Es un aviso de lo que está pasando: la muerte de la pintura y la escultura, la de los libros, la herida en la idea, con grandes artistas burlados con pensamiento débil y ciencias sutiles, al servicio oneroso de tantos generales y dictadores.

La barbarie artística resultante derivada de la devastación de las humanidades, la degradación de las instituciones, entregadas a la imagen fácil que vende números y pasados, que alimenta la industria publicitaria de la falsa cultura y se aleja, cada día más, de los ideales creativos y del reconocimiento de los generadores de arte, nos sitúa en la cima del mundo, como guardianes del tesoro artístico inabarcable de los artistas españoles.

Por eso es oportuno que una entidad como la Asociación Española de Pintores y Escultores, nacida con espíritu noble, con mirada plural, distinga al artista bueno y entronice el ideal eterno de belleza y del arte, cultura en letras de oro que deberían tener presente desde el Ministerio de Cultura hasta Comunidades Autónomas y ciudades de toda España.

Ahora más que nunca, el arte y la creatividad son necesarias en nuestras vidas, en la sociedad, en el mundo, pese a que el mundo y la sociedad parezcan querer obviarlos y mirar hacia otro lado.

Los artistas somos generosos, hemos nacido con una capacidad especial única e irrepetible para expresar el arte. Por eso, tenemos la obligación de compartirlo, pese a la falta de reconocimiento que tanto daño nos está haciendo y que embrutece a una sociedad perdida en falsos valores y falsa cultura.

Dice un gran amigo de esta casa, el escritor Javier Sierra, que el arte se inventó en una cueva… y a través de los milenios y los siglos, los artistas hemos plasmado nuestra visión del mundo con perspectivas y sensibilidades tan distintas y dispares como individuos hay, pero dejando un inmenso legado para las generaciones futuras.

Y a pesar de los milenios y los siglos, los artistas seguimos luchando por el reconocimiento y el valor que merecemos, y son legiones los creadores que pese a su dedicación y talento, siguen siendo ignorados y despreciados por la sociedad.

Rendir tributo a los genios del arte es una obligación de la sociedad. El olvido es más dañino que la injusticia que supone, porque aunque la injusticia puede ser enmendada y reparada, el olvido es difícil de corregir.

De esta manera, la historia del arte no estará nunca completa si ignoramos las contribuciones de aquellos que olvidamos.

Olvidar a quienes nos han precedido es muy perjudicial para los artistas actuales, ya que al no tener puntos de vista distintos y reconocidos, nos limitaremos al éxito mediocre y la indiferencia, frenando la creatividad y la innovación artística.

Hoy honramos y distinguimos a José Luis Galicia, reconociendo su trabajo, valorando su dedicación y talento, que puede apreciarse en cada una de sus obras.

Queremos darle el lugar que merece y hacer de este reconocimiento un valor cultural, artístico y social que atesore toda la sociedad, como un rico presente que un genio creativo como el de José Luis nos regala.

Eso nos servirá además como fuente de inspiración para seguir los pasos de un hombre que ha dedicado su vida al arte, que ha demostrado un compromiso inquebrantable con el acto creador y con la sociedad a la que ilumina.

Esta Medalla de Honor tiene que servir para que sigas trabajando con más ahínco si cabe, inspirándonos y sirviéndonos de motivación al ver tu compromiso de promoción de los valores artísticos y culturales.

Es un honor para mí, en representación de los pintores y escultores de España, en representación de esta Asociación Española de Pintores y Escultores que ya es tu casa, y de la que desde este mismo momento tomas posesión, y expresarte nuestra más sincera admiración con este sencillo homenaje.

Como decía Mariano Benlliure cuando ocupaba el cargo de Director General de Bellas Artes, con este acto consagramos a un hijo ilustre y rendimos honor al arte por sí mismo.

Muchas gracias”.

 

 

 

Grandes y prolongados aplausos llenaron de calor la sala, mientras José Luis Galicia recogía, emocionado, la Medalla de Honor de la AEPE, dejándose querer, y como él mismo confesó, estando “muy a gusto en un acto entrañable que jamás podré olvidar”.

Tomó la palabra para expresar que “este acto de amor sólo puede ser correspondido con más amor y un profundo agradecimiento que me ha quedado grabado en mi corazón.

Todo lo que han dicho de mí, intento agradecerlo con más amor hacia ellos y a todos los que estáis aquí.

Yo creo que uno es artista porque nace así, y el arte es quizás la única cosa más maravillosa que puede existir en el mundo; el mundo como planeta, que es una creación de por sí y en la que todos los artistas intentamos crear algo, acertamos o no acertamos, pero lo que sí existe en nosotros es la voluntad de hacer algo que sea bueno y bello, porque el arte, siempre es bello.

Me encuentro muy emocionado y no tengo palabras para deciros todo lo que siento por todo lo que habéis dicho, que me ha parecido maravilloso, como maravilloso es vuestro corazón y sentimientos hacia mí, que quizás no merecía, con tantos elogios, pero que a partir de ahora llevo ya en el corazón y eso es lo que vale.

Esta Medalla que acabo de recibir es para mí un premio único porque demuestra lo generoso que son los artistas y sobre todo porque es un premio de todo corazón, y eso no tiene valor, no se puede comprar ni pagar con nada”.

Destacó también que valora sobre todo el hecho de que “es un reconocimiento que me otorgan mis compañeros, otros artistas que me entienden más que nadie, a quienes llevaré ya siempre conmigo”.

Tras firmar en el Libro de Honor de la AEPE, los aplausos se fundieron con el tradicional cántico del “cumpleaños feliz” que los presentes le brindaron cuando entraba una gran tarta con algunas velas que José Luis Galicia sopló más emocionado todavía, agradeciendo el detalle de haber hecho coincidir la entrega de la Medalla de Honor de la AEPE con el día en que celebra su 93 cumpleaños.

Tras una sesión de fotos con todos los asistentes, el homenajeado cortó la tarta que fue muy de su gusto.

 

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