Presentado el libro “Salón Vilches” en la AEPE

El pasado viernes 23 de marzo tuvo lugar en la sede social de la Asociación Española de Pintores y Escultores, el acto de presentación del libro titulado “Salón Vilches. Galerías de arte con historia”, de la autora Susana Vilches Crespo, que recoge una ardua investigación acerca del abuelo de la autora, Manuel Vilches Ramón (Córdoba, 1870 – Madrid, 1940), fundador del Salón Vilches, también conocido como Sala o Casa Vilches.

El acto contó con la presentación de José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, así como de la autora, Susana Vilches Crespo, además del Vicepresidente de la AEPE, Juan de la Cruz Pallarés, de la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, y de otros miembros de la Junta Directiva, como Alicia Sánchez Carmona, Juan Manuel López-Reina, el Bibliotecario, Fernando de Marta, la Tesorera, Ana Martínez y la Asesora de Presidencia, Itziar Zabalza Murillo.

José Gabriel Astudillo, Presidente de la AEPE, realizó un prólogo a modo de presentación, de la autora y del libro, que reproducimos aquí:

“Susana Vilches Crespo es licenciada en Historia del Arte por la Complutense y tiene en su haber numerosas publicaciones relacionadas con su Segovia natal, además de comisariar muestras como las dedicadas a Pedro Berruguete, a las ciudades romanas de Segovia o a la reciente muestra de Emiliano Barral.

Como Archivera Bibliotecaria de la Diputación de Segovia, sabe bien lo que es bucear e investigar en archivos y legajos, y teniendo como antecedentes familiares una figura como Ramón Vilches, fundador del Salón que llevara su nombre, ha dedicado buena parte de su vida a documentar tan importante labor para la historia del arte de España, que ha volcado en el libro que hoy presentamos.

Académica de la Historia y Arte de San Quirce, nieta de Ramón Vilches Ramón, hoy nos propone un recorrido por la vida y el buen hacer que personajes como Vilches realizaron a finales del siglo XIX y principios del XX a favor del arte español.

El Salón Vilches acogió alguna de las grandes exposiciones que de muchos de los socios de la entidad, incluso de muchos de nuestros fundadores, se llevaron a cabo en él, como fueron las exposiciones de los hermanos Zubiaurre, Eugenio Hermoso, Gonzalo Bilbao, Benedito, Argelés, Plá, Barbasán, Beruete, Domingo, Sorolla, Lupiañez, Mir, Regoyos y muchos otros socios de la centenaria entidad, ligada así y de esta manera a nuestra institución.

Pero además, en 1952 la Asociación de Pintores y Escultores organizó una exposición de “Bodegones y flores” en el Salón Vilches, cedido generosamente para tal efecto, con obras de Fausto A. Moya, Renata Obijou, Francisco Jimeno, Mercedes Pérez Ahumada, Ladislao Tinao, Rafael de Infantes, Antonio Romero Arres, Moreno Sanjuan, López Fernández, Alfredo Ramón, José Manaut, Enrique Segura, López Piñeiro, María Matas, Gómez Parra, Encarnación Bustillo, Regino Pradillo, A. Castellanos, Herrero Alonso, Molina Núñez, Alvarez Castillo, J. Mª. del Río, Rodríguez Palacios, Rodríguez Pardo, Martínez Almeida y J. Cascajares, que quedó fuera de catálogo por un error.

La importancia del Salón Vilches como galería de arte hace que señalemos de forma global las características tan particulares que englobaron, características a menudo inmateriales, pero con entidad moral, que denota en una sociedad como la española de aquellos años, una madurez cultural y un gusto hacia la conservación y promoción de ese patrimonio que la eleva a una instancia superior de sociedad avanzada, capaz de valorar y atesorar aquello que sus artistas hacen.

Una de las funciones primordiales de galerías como el Salón Vilches radica en la socialización que del arte realizan. Podríamos decir que se convierte en una institución puente, ya que desemboca en otras instituciones mucho más consolidadas como son los museos y colecciones de personas físicas o jurídicas. Pero además, realizaron y realizan aún, una labor de revalorización y puesta en circulación de las obras de arte en la sociedad.

En realidad, galeristas como Ramón Vilches lo que hicieron es traducir una obra de arte en dinero a la vez que supuso un filtro de calidad de las obra de arte. Pero esa traducción, no es más que una introducción del arte en términos que la sociedad entienda, una inserción en el torrente circulatorio tanto económico como político-moral de una sociedad.

El Salón Vilches era un local comercial abierto al público donde no se estaba obligado a comprar, no era un comercio utilitario, sino que se dedica por parte de la comunidad como lugar de ocio y conocimiento. En este sentido, el Salón Vilches se convirtió, y lo vemos ahora en toda su extensión, en un difusor de cultura y de arte, un vasto bien público, un bien que está salteado por zonas de comercio total y sin embargo permanece gloriosamente inmune a una mercantilización general.

La creación de los salones artísticos, donde a partir de la segunda mitad del XVIII, periódicamente se exponían a la contemplación del público las obras de arte, fue un claro antecedente de las galerías comerciales actuales y supuso para el artista tener que enfrentarse con una hasta entonces insólita situación de consumo anónimo, esos clientes sin rostro del mercado, la libertad conquistada frente al encargo a priori… propició el pintoresquismo, a veces trágico de la bohemia…

Con los salones y el ánimo de apertura de artistas aparecieron las exposiciones de arte, primero las colectivas y más adelante «se inauguró la era de las exposiciones particulares, que se fueron haciendo cada vez más frecuentes en el curso del siglo XIX…

En verdad, el interés del artista por exponer aisladamente conjuntos de su producción y el deseo del público de conocer tales obras, impulsaron la creación, al margen de las organizaciones oficiales, de las galerías de exposición particulares y de la nueva industria del marchante de arte.

Igual que el Salón Vilches, muchas galerías se crearon a partir de comercios afines al mundo del arte: casas de marcos y espejos, estampaciones, establecimientos de venta de productos para el artista, anticuarios… Cuando van entrando en declive las antiguas formas de mecenazgo y el encargo, el artista posee la imperiosa necesidad de visualidad pública. Entonces de una forma espontánea, a partir del método del ensayo y el error, este tipo de establecimientos exhibirán obras de arte y con el tiempo empezaran a organizar exposiciones.

Existe un vacío bibliográfico sobre el mercado del arte y el mundo de las galerías, motivado, entre otras razones, por la gran dificultad del investigador para acceder a las fuentes primarias. O sea, a los archivos de las galerías. La dimensión crematística del mercado del arte ha motivado opacidad y hermetismo. Y con todo, cada vez vamos tomado conciencia que el arte contemporáneo es un ecosistema y que todos los agentes, artistas, crítica, coleccionismo, galeristas, instituciones, están interrelacionados y que no se puede pensar uno sin tener en cuenta al otro.

El arte contemporáneo es un proceso cultural de interrelaciones y de aquí el creciente interés por las galerías y la necesidad de estudiarlas. En el fondo se trata de obtener pautas de lectura para la comprensión del arte contemporáneo.

Eso es lo que nos presenta el libro de Susana Vilches, una lectura obligada para entender el arte actual, estudiando el arte pasado que de una manera tan magistral, protagonizó el Salón Vilches».

Por su parte, Susana Vilches recordó la biografía del fundador del Salón Vilches, Manuel Vilches Ramón, que con veinte años, llega a Madrid a probar fortuna y allí se emplea en el antiguo café Fornos, lugar en el que comienza a tomar contacto con el mundo literario y artístico de la capital. Su arrojo y confianza inquebrantable fructifican en la apertura de un primer establecimiento en la calle del Príncipe 19 y 21, establecimiento dedicado a la venta de artísticas molduras, caricaturas y miniaturas, que pronto contaría con un pequeño espacio dedicado a exposiciones, pues ya en 1895 comienza el trato directo con los artistas.

Numerosas son las exposiciones que se organizan en el Salón Vilches durante los primeros años del siglo XX, que darán prestigio y fama a la Casa a lo largo de toda su existencia. Cabría destacar el paso por el establecimiento de figuras tan importantes en la historia del arte español como Pradilla, Unceta, Pichot, Lam, Regoyos, Rosales, Pinazo, Rusiñol, Moreno Carbonero, Gutiérrez Solana y otros muchos.

En la década de los veinte, el negocio amplía sus miras y se traslada a la calle Gran Vía 22 (antigua calle de Conde de Peñalver y posteriormente avenida de José Antonio) donde permanecerá hasta 1955, aproximadamente.

A la muerte de Manuel Vilches, en 1940, la Sala de exposiciones pasa a manos de sus hijos, aunque será José Luis, el mayor de ellos, presente en el negocio de su padre desde su infancia, quien gestionará la sala hasta que en los años cincuenta inaugure una nueva sala en la calle Serrano 50, mientras que su hermano Alfonso iniciará su andadura en Gran Vía 84 unos años después.

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