Recordando… Exoristo Salmerón García

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Exoristo Salmerón García

SALMERON Y GARCIA, Exoristo (Tito)       P      1910(F042)         10.nov.1877           PARIS         MADRID/BERGA      31.may.1925

 

Socio Fundador

Socio de Mérito

Contador de la Junta Directiva

 

Autorretrato

 

Exoristo Salmeón García nació en París, el 10 de noviembre de 1877.

Era hijo de Nicolás Salmerón Alonso, quien fuera Presidente de la I República Española, además de Presidente del Congreso de los Diputados, Ministro de Gracia y Justicia y Diputado en Cortes, y de Catalina García Pérez.

Como decimos, nació en París durante el periodo de exilio de su padre, de ahí su extraño nombre, que provine del verbo griego éxozéo (echar fuera, desterrar), que traduciríamos como expulsado, desterrado; además, del diminutivo con el que le llamaban cuando era niño: Exoristito, de donde tomó el seudónimo de Tito.

El matrimonio tuvo siete hijos: Francisco, Nicolás, Pablo, José, Rosalía, Exoristo y Catalina, de los cuales sobrevivieron cinco:

Nicolás, diputado por el Partido Radical Socialista.

Pablo, presidente del Tribunal de Cuentas.

José, director general de Obras Públicas y dirigente de Izquierda Republicana.

Exoristo, dibujante y caricaturista.

Catalina, líder del movimiento feminista.

En París aprendió dibujo, recibiendo una esmerada educación que continuó a su regreso a Madrid en 1884, en el Colegio francés y en el Instituto de San Isidro.

No terminó la carrera de ingeniero industrial, que abandonó por la pintura, regresando a París a completar su formación junto a los españoles Luis Simarro y José Luis Pellicer.

Retrato de Exoristo Salmerón por Ochoa

 

Luis Simarro Lacabra, gran maestre del Gran Oriente Español desde 1917, hijo del pintor valenciano Ramón Simarro Oltra, fue el neurólogo, histólogo y psicólogo que retratara Joaquín Sorolla en varios lienzos, pionero de la psicología científica española y que trató al poeta Juan Ramón Jiménez en el Sanatorio del Rosario.

Por su parte, el dibujante y pintor José Luis Pellicer, que firmaba con el pseudónimo de “Nyapus”, era el yerno del pintor Ramón Martí Alsina y está considerado como uno de los ilustradores principales de su época, autor de las ilustraciones de Los Episodios Nacionales, de Benito Pérez Galdós, cronista gráfico y corresponsal de guerra, realizaba dibujos bélicos en primera línea de fuego.

Fotografías de Tito aparecidas en la prensa de la época

 

Hacia 1893 comenzó a publicar caricaturas y dibujos en el diario La Justicia, teniendo que dibujar al revés con tinta litográfica sobre las planchas de zinc.

En 1898 publicaba otras caricaturas en el semanario Germinal, fundado y dirigido por su hermano Nicolás.

A partir de entonces, Exoristo abandona el dibujo satírico para consagrarse a la pintura y al arte decorativo.

Ese mismo año, fallece su padre en Francia, en el transcurso de unas vacaciones y Tito Salmerón diseñará el mausoleo erigido en el cementerio civil de Madrid a su padre, al que se trasladarían sus restos años después, y en el cual figura el epitafio con las palabras: “Por la elevación de su pensamiento, por la rectitud inflexible de su espíritu, por la noble dignidad de su vida, Nicolás Salmerón “dio honor y gloria a su patria y a la humanidad”  Clemenceau. Dejó el poder por no firmar una sentencia de muerte”.

En 1901, Exoristo Salmerón presentó un óleo a la Exposición Nacional de Bellas Artes, obteniendo la Tercera Medalla.

En 1910 realizó una exposición en la casa Ferro de la madrileña calle Alcalá, ofreciendo un notable conjunto de caricaturas referentes a la vida de Madrid ordenadas con tipos: isidros, curas, beatas…; la vida en Madrid: un día de campo, el regimiento…; corridas de toros picadores, recortes… y Madrid de noche, con escenas de la madrugada.

Con ocasión de la misma, Nuevo Mundo publicaba una fotografía del artista y destacaba que sus trabajos, “de rasgos geniales y de extraordinaria gracia e intención, obtienen unánimes elogios”.

Tito  Salmerón se inició en la masonería en julio de 1913, en la madrileña logia Ibérica, adoptando el simbólico Epicuro.

La fiesta del día de San Eugenio. Cogiendo la bellota

 

En 1913 fundó con el escritor Andrés Rafael Cayetano Corpus García de la Barga y Gómez de la Serna, conocido por el seudónimo Corpus Barga, el semanario satírico Menipo, El Cínico. Corpus Barga fue un destacado corresponsal europeo de entreguerras que llegó a cruzar el Atlántico en dirigible y a entrevistar a personajes como Churchill, Hindenburg, Hitler, Lenin, Mussolini o el Papa Pío XI.

En 1914 participó en la exposición de Arte Español que organizó la Asociación de Pintores y Escultores en Brighton, junto a nombres como Sorolla, Moreno Carbonero, Garnelo, Beruete, Marinas, Benlliure, Pinazo…

En 1915 presentó una exposición individual en el Salón de Arte Moderno de Madrid, con 50 obras de distintas facetas, óleos, acuarelas y dibujos a pluma, predominando en ellos la sátira, de la que El Liberal destacaba que “son obras que bastan para dar una idea de la personalidad de su autor, caricaturista de los pocos que han conseguido desprenderse de influencias extrañas para buscar en su propio temperamento el medio de expresión artística. Este sello de originalidad, unido al progreso de la técnica, de la cual va consiguiendo adueñarse con el esfuerzo de un estudio incesante, son las características de la labor que ofrece ahora al público”…

Persecución de tullidos y El beso

 

Por su parte, Silvio Lago, pseudónimo de José Francés, quien fuera Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, dedicaba en La Esfera unas páginas al acontecimiento, con una fotografía del artista, en la que destacaba que sus caricaturas son “regocijadas, hilarantes, dotadas de un contagioso poder cómico. Pocos caricaturistas españoles merecen el título de maestro en el género. Dotado de una observación agudísima, de un ingenio inagotable avalora y realza más aún estas condiciones en el dominio de la técnica, y con una cultura vastísima… Tito es un romántico, un incurable sentimental, un enamorado del ensueño. Y, sobre todo, un hombre bueno”…

En 1916 obtuvo la Tercera Medalla en la Exposición Internacional de Panamá.

El 27 de mayo de 1917 participó en el gran mitin aliadófilo celebrado en la Plaza de toros de Madrid y unos meses después, como representante del Gran Oriente de España, en el Congreso Masónico de las Naciones Aliadas o Neutrales celebrado en París.

Participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917.

 

 

En 1918 publicó un texto teórico: “La caricatura y su importancia social”, libro hoy rarísimo.

Campesinos

 

En 1918 obtuvo el “Premio Rafael Morató” del Salón de Humoristas celebrado en Barcelona, por su obra titulada “La marcha real”.

Participó en el V Salón de Humoristas de 1919, despertando comentarios muy positivos en la prensa del momento, como el que firma Francisco Alcántara, socio de la AEPE, en El Sol, en el que asegura que …”Tito es un caricaturista a lo Ortego, a lo Goya, tanto en la técnica castiza como en los asuntos y modelos que pertenecen a nuestras multitudes… Tito se pone como hizo Goya… y como hicieron tantos otros caricaturistas españoles, del lado de los explotados, de los escarnecidos, de los opresos. Tres de los cuatro trabajos que presenta en esta exposición son otras tantas acerbas sátiras…Famosa es su antigua caricatura contra las supersticiones religiosas, el caciquismo, el militarismo y la corrupción administrativa, y no existe vicio político o social que él no haya satirizado simbolizándolo en alguna figura castiza, y tan clara y audazmente como para que hasta el más lego perciba su intención y alcance. Y Tito es caricaturista a la española… Separa a Tito de los humoristas actuales, además de los mencionados caracteres, su abstención sistemática y de temperamento de la abigarrada policromía en que aquéllos incurren. No obstante su adaptación a la predominante tendencia decorativa actual es completa, por lo que se distingue entre los decoradores del libro y los estampistas”…

Los reyes de oriente

 

En 1919 inauguró una exposición de 42 caricaturas y dibujos de carácter político-social y alusivos a la guerra europea en el Ateneo de Madrid, que la prensa destacó asegurando que en estas obras se va revelando …”el creciente dominio que de la técnica va adquiriendo este joven artista”.

Un año después presentó la obra titulada “La romería”, un asunto galaico “tratado de un modo luminoso”, según publicaba La Ilustración Española y Americana, a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1920.

Torero

Gitana

 

Al I Salón de Otoño de 1920 presentó la obra titulada “La plana mayor”, un cuadro al óleo al que en las páginas de La Ilustración Española y Americana, Ramón Rivas y Llanos le dedicaba encendidos elogios: “El mérito de una obra es que atraiga al mayor número de público, y esta circunstancia radica en aquellas obras en las que el artista no se propone más que hacer arte. Cuando el artista piensa en su público es hombre al agua; para el verdadero artista no hay más que un público, el formado por toda la masa social, y, si acierta, todo ese público le comprende, cada división de esa totalidad encuentra en la obra un aspecto que le interesa. De Rembrandt se ha dicho que los espíritus refinados reconstituyen la filosofía del artista estudiándola en sus cuadros, los pintores se ocupan de la manera cómo expresa la luz y el vulgo admira en sus personajes una cierta gravedad, un cierto recogimiento que no encentra más que en él. «La plana mayor» es un cuadro emocionante, basta sólo reflexionar que l6 millones de españoles no conocen más representación del poder, de la justicia y de la religión que a esos cuatro personajes que componen el cuadro de Salmerón. En las caras de esos cuatro personajes está estereotipado su espíritu y como consecuencia su conducta. ¿Qué se puede esperar de la acción social de hombres de tal catadura?”.

La plana mayor, obra presentada al I Salón de Otoño de 1920

 

En el XVII Salón de Humoristas de 1921 pronunció una conferencia en el ciclo “Los humoristas explicados por sí mismos”.

En 1921 además, fue uno de los 30 políticos terceristas firmantes del manifiesto de adhesión a la Comintern, que dio lugar a la formación del Partido Comunista Obrero Español.

Publicó sus dibujos en infinidad de periódicos de la época, como Blanco y Negro, La Libertad, Informaciones, España Nueva, El Socialista, La Campana de Gracia, ¡Ja, Ja!, El Gran Bufón, Acción Socialista, Renovación, La Antorcha, Flirt…

Ilustrador de la colección literaria Los Contemporáneos.

Partida de cartas

 

A principios del mes de mayo de 1925, Tito se encontraba ya muy enfermo. A finales de mes, un absceso pulmonar agravó su situación.

Falleció en Madrid el 30 de mayo de 1925, a las ocho y media de la noche, rodeado de su madre y de sus hermanos, en su vivienda de la calle de la Lealtad, 12, donde residía. Fue enterrado en el cementerio civil de la Almudena, en el mismo panteón que diseñó para su padre.

Se encontraba en plena actividad, ya que preparaba una gran exposición individual de sus obras. Contaba 47 años de edad y estaba soltero.

Los medios de la época recogían la noticia con expresiones y frases elogiosas “El artista liberal, bueno, culto y caballeroso En pocos artistas se han armonizado tan proporcionadamente las cualidades de bondad, liberalismo, cultura e hidalguía como en «Tito”… Exoristo Salmerón, a quien irritaba extraordinariamente que se despreciase la caricatura, hizo un precioso estudio acerca de ésta y de su importancia social, y en su admirable folleto, lleno de erudición fresca y espontánea, jamás enfadosa ni trabajada, demostraba que la caricatura era tan antigua como la más antigua de las manifestaciones artísticas, y que excelsos artistas como Leonardo de Vinel, Baccio del Bianco, Belloti, Ghezi, Holseln, Teniers, Durero, Hoggarlh, Goya, etc., la cultivaron ya de una manera clara y manifiesta o ya embozadamente en sus cuadros. Como Charles Philippon, “Tito» no retrocedió jamás ni ante la Justicia; al contrario de Gavarni, nunca claudicó ni puso su lápiz al servicio de causas que no sintiera. Siempre caballero, Exoristo Salmerón ha muerto sin haber atacado a nadie en su reputación personal o en su vida privada, sin Incurrir en la grosería o el mal gusto. Vivió por y para el Arte, y en su corazón, lleno de generosidad y de amor al prójimo, sólo so albergaron pensamientos puros, libres y humanitarios”… firmaba Antonio de Lezama en La Libertad.

Los emigrantes

 

Con ocasión de su muerte, en el diario El Sol firmaba una extensa nota Francisco Alcántara, socio de la AEPE, en la que le dedicaba las siguientes palabras: “Espíritu cultivado, de exquisita sensibilidad, al par que la bondad de su obra, destacaba de él, y esto para cuantos tuvieron la merced de tratarle, la bondad de su carácter, pronto a la amistad y al compañerismo…toda su obra de caricaturista refleja las ideas y los sentimientos del gran tribuno… casi todo el brío de nuestro desmedrado liberalismo y, sobre todo, el coraje heroico con que Salmerón se revolvía a cada instante contra las supersticiones y las injusticias, centellea en las caricaturas de Exoristo… es el único dibujante político revolucionario al estilo del 68 al 75, que pudo darnos fantasías en su clara idea del ambiente moral y político de la España moderna”…

Póstumamente, en 1932, se le rindió tributo en el Salón de Humoristas, dedicándole una sala y en cuyo catálogo analizó su arte José Francés, quien fuera Presidente de la AEPE, que incluye una consideración sobre el hecho de que algunos de sus dibujos «bordean los límites del Código Penal».

Con sus dibujos expresó sus ideas, republicanas (según Espasa, 1927), de tendencia anarquista (según Cuadrado, 1997). Es más correcta la valoración de López Ruiz (1995): “todos sus trabajos iban dirigidos a un solo fin: la defensa de los explotados y miserables”. También dibujó para publicaciones eróticas finos dibujos sin sal gorda, sino más bien ingenuos.

Su efigie en el mármol….

 

Centró su producción artística en el humor ilustrado, entroncando con la corriente de humor caricaturesco y de dibujos grotescos que tanto auge alcanzó en el último tercio del XIX. Su obra se encuadra en la generación de dibujantes de humor implacable y de crítica feroz contra el sistema establecido, siendo uno de los primeros caricaturistas políticos del siglo XX. La sátira de sus dibujos, de fuerte intencionalidad, centrada en la crítica social, inundó la prensa gráfica del primer tercio del pasado siglo. Desde muy joven, este artista puso su lápiz al servicio de los ideales republicanos, con el fin último de conmover las conciencias censurando la tiranía, el fanatismo y la ignorancia. En él destacaba un profundo sentimiento de la justicia, unido a unas convicciones político sociales que marcaron su pensamiento y su obra.

Pese a ser la caricatura y el dibujo de fuerte intencionalidad política y el eje central de la obra de Tito, cultivó diferentes técnicas pictóricas: el óleo, la acuarela, etc.

Su hermano Nicolás Salmerón García escribió de él: “En sus dibujos, en sus caricaturas, Exoristo agita hondos problemas sociales y humanos: el artista no es sino el órgano de un apostolado de ideas; su concepción de la vida repercute en su arte y vivifica su obra…”

Su obra “Mitin”, óleo sobre lienzo, en la que representa la imagen de su padre, Nicolás Salmerón, durante un acto político es, sin duda, un ejemplo del dominio con el que artista traslada al lienzo la psicología del personaje.

En noviembre de 2021 el Museo de Arte Doña Pakyta de Almería dedicó una exposición a la memoria de Exoristo Salmerón, con 29 obras entre pinturas, dibujos, caricaturas e ilustraciones que reflejan críticas a la guerra, autorretratos, publicaciones en las revistas o escenas de feria.

La relación entre Almería y los Salmerón es estrecha, puesto que de Alhama de Almería era su padre, y ambos mantuvieron siempre unas fuertes raíces con esa tierra.

Panteón de Nicolás Salmerón diseñado por Exoristo Salmérón

 

Exoristo Salmerón y la AEPE

Socio Fundador Nº 42, participó en actividades y exposiciones realizadas por la AEPE.

En 1917 fue elegido Contador de la Junta Directiva.

Un año más tarde, participó en el I Congreso de Bellas Artes que organizó la AEPE en 1918, figurando como congresista en las secciones de Pintura y en la de Arte Decorativo.

Fue nombrado Socio de Mérito en el Salón de Otoño de 1922.

Al I Salón de Otoño de 1920 presentó las obras

792.- El banco de los recuerdos, gouache, 0,51 x 0,61

677.- La plana mayor, óleo, 1,12 x 1,27

Al II Salón de Otoño de 1921 llevó la obra

239.- El baño, óleo, 1,12 x 1,27

Al III Salón de Otoño de 1922 acudió con

261.- Descanso dominical, gouache

Al VI Salón de Otoño de 1925 presentó la obra

480.- Una portada para Nuevo Mundo, acuarela, 49 x 40

Escena

Firma autógrafa del artista

 

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Bernardino de Pantorba

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1925- 1929   Bernardino de Pantorba

Como ya hemos visto, desde 1921 Bernardino de Pantorba ya colaboraba con artículos en la gaceta.

En 1925 Pedro García Camio, Secretario General de la Asociación, obtuvo una beca para estudiar retrato durante seis meses en París y en Londres, pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios, lo que necesariamente le llevó a dejar temporalmente la secretaría en manos de Lorenzo Aguirre, mientras de la Gaceta se hizo cargo Bernardino de Pantorba.

En 1927 Camio fue pensionado para estudiar Retrato durante tres meses en Bélgica y Holanda, volviendo a hacerse cargo de la Gaceta el pintor y crítico Bernardino de Pantorba.

Este año comenzó a colaborar en la Gaceta como crítico teatral Enrique Estévez Ortega con su sección titulada “Del retablo de Talía”.

En la Gaceta apareció una sección nueva que prometía ser interesante, titulada Museos y galerías particulares, aunque luego no tuvo la continuidad que hubiera sido de desear a fin de conocer esa otra riqueza artística española.

Se seguía imprimiendo en la tipografía de A. de Ángel Alcoy, en calle Atocha, y que, tras el fallecimiento de su propietario a final de año pasó a llamarse Imprenta y litografía artísticas.

La suscripción costaba 12 pesetas al año y los anuncios 25 pesetas la página.

En 1926 el presupuesto de la Gaceta subió a 325 pesetas el número y se imprimía en Imprenta Hispánica, Cardenal Cisneros, número 47, Madrid. Tel. 9235.

Desde octubre de 1927 se imprimía en Zoila Alcasibar y Cía, situada en la Calle Martín de los Heros, 65, tel. 31136, surgiendo algunos errores en las numeraciones. Además, se vendía en Barcelona, en las Galerías Dalmau.

Ese mismo año falleció de penosa enfermedad Cándido Rouco, uno de los colaboradores de la Gaceta.

En abril de 1928 la impresión pasó a Urdapilleta Hermanos, en la Avenida de Pi y Margal, 18, pasando a mitad de año a Chulilla y Ángel, de la calle Torrecilla del Real, 17, tel. 71926.

 

Bernardino de Pantorba

 

LOPEZ JIMENEZ, José (B. de Pantorba)                  P.Cr           1920                   29.jul.1896      SEVILLA         MADRID      1987

 

Socio de Mérito de la AEPE

Socio de Honor

Vocal de la Junta Directiva

 

Bernardino de Pantorba  por Ricardo López Cabrera

 

Como pintor, es un olvidado; como escritor teatral o poético, también; pero como crítico e historiador del Arte, y en particular de la Pintura, Bernardino de Pantorba sigue siendo de consulta obligada por los estudiosos.

Entre esos libros imprescindibles, hay que hojear a cada paso su «Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España», publicado en 1948 por Ediciones Alcor, de Madrid, con prólogo de Eduardo Chicharro, fundador y Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores,  y dedicatoria a la Hispanic Society of America.

Sus libros y escritos avalan por sí solos su faceta de historiador, investigador y crítico de arte.

Como pintor, pese a la profusión de obras, es completamente desconocido. Es desde este punto de vista desde el que abordo esta biografía.

 

BERNARDINO DE PANTORBA, PINTOR

José López Jiménez nació en Sevilla en junio de 1896.

Hijo del pintor sevillano Ricardo López Cabrera y de Rosario Jiménez Velázquez, una de las hijas del pintor sevillano José Jiménez Aranda.

Con diez años, estudiaba en un colegio de Sevilla. El maestro, Francisco Caroto, les imponía una lectura diaria de El Quijote, que los alumnos detestaban. José, con ganas ya de escribir desde niño, les dijo a sus compañeros de clase que pronto dejarían de leer la obra de Cervantes porque él iba a escribir un libro muy bueno para que pudieran leerlo en el colegio. Se puso a la tarea, que comenzó con el título… “El Ingenioso Hidalgo Don Bernardino de Pantorba”… y tras dos meses de trabajo, aburrido y cansado, abandonó la tarea. Sin embargo, las palabras primeras revolotearon en su cabeza ya para siempre.

En 1909 la madre y los cinco hijos se instalarán en Madrid, ya que el padre se había ido poco antes a Argentina.

ABC 1930

 

Con tan solo quince años escribió por primera vez en la revista madrileña Madrid Cómico. Según confesaba él mismo, las erratas con que reproducían los textos que remitía a la revista le sonrojaban, pero fueron 45 sus colaboraciones con aquel medio hasta noviembre de 1912.

En 1913 viajó con su madre y hermanos a Argentina, viviendo en la ciudad de Córdoba durante más de ocho años. Allí fue crítico de teatro del diario cordobés La Voz del Interior. Su colaboración gratuita propició una anécdota que derivaría con el tiempo en su seudónimo. Una noche, quiso corregir las pruebas de lo que se publicaría al día siguiente. El director llamó al regente de la imprenta y le dijo: “Che, atorrante, ándate y mirá si están las pruebitas de lo del señor…, el señor… señor…”. (No recordaba su firma). El crítico acudió en su auxilio: “López Jiménez”. El director sentenció: “Es verdad… tengo tantas macanas en la chola… Bueno, ándate vos y vení con las zonceras de lo del señor Gómez Gutiérrez…”

Según confesaba el propio pintor y crítico, un amigo le aconsejó el cambio de nombre o el uso de un seudónimo, ya que José López Jiménez era de lo más normal y en París no iba a sonar nada bien el “Mesié Yosé Lopé Yimené”.

Bernardino de Pantorba por Pedro García Camio

Bernardino de Pantorba por Marcelino Domingo

En 1930

La Esfera, 1928

La Esfera, 1929

La Unión Ilustrada, 1931

Bernardino de Pantorba en Unión Patriótica, 1928

 

En la Córdoba argentina publicó versos y artículos, una novela corta titulada “El vuelo”, un sainete “Pepínez”, editó dos cuadernos de versos, “Versos de amor, de dolor, de patria y de fe” y “Fuego y sangre” y un librillo de ciento diez páginas de prosa humorística titulado “López en la Argentina”.

Allí también estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes y junto a su padre, y una carrerilla en la Escuela de Comercio. Y pintó, pintó mucho e hizo dos exposiciones.

Además, fue profesor de dibujo en las Escuelas Pías de Santo Tomás, dirigió la revista escolar “Hermes”, y ganó varios premios literarios con verso y prosa.

Y según confesaba, lo hizo todo con su nombre de José López Jiménez.

En 1921, con 25 años, regresa a Madrid y siguiendo las indicaciones de su progenitor, lo primero que hizo fue presentarse a su buen amigo Mariano Benlliure, amigo de su padre y también de su abuelo. En su libro “Cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué nació Bernadino de Pantorba”, de donde extraemos todos estos datos, añade también la anécdota determinante para la adopción del seudónimo por el que hoy es conocido.

Benlliure le recibe con los brazos abiertos y despacha ante él a varias visitas. “A cada uno de los que llegaban me fue presentando, siempre muy amablemente, pero nunca de la misma manera: “Aquí le presento a mi joven y nuevo amigo el artista López Cabrera…”. Al segundo le dijo: “Este es mi joven y excelente amigo el artista Jiménez Aranda…”. Al tercero: “Mi joven y muy querido amigo el artista Aranda López…”. Al cuarto, ya abrazándome: “Mi joven amigo íntimo Cabrera Jiménez…”. Ni una sola vez acertó… No había tiempo que perder. ¡El seudónimo!”…

Fue entonces cuando se acordó de aquel nombre escrito de niño, que comenzó a usar desde entonces y hasta el final de sus días.

En abril de 1922 inauguró una exposición en el Ateneo de Madrid en la que se pudieron ver varios retratos y paisajes argentinos que el pintor realizó en Córdoba y por la que desfiló todo Madrid, incluida la Infanta Doña Isabel, que hizo grandes elogios de los cuadros presentados, especialmente de los paisajes argentinos.

En febrero de 1925 el sevillano presentó una exposición en el Salón Nancy,  de la Carrera de San Jerónimo de Madrid. Los trabajos, firmados bajo el seudónimo de Bernardino de Pantorba, incluyeron 14 retratos y 25 cuadros de paisajes, mereciendo la crítica de los distintos medios de la época, que como el ABC, definían la muestra como de una “sincera y honrada factura artística… uno de los pocos pintores jóvenes completamente liberado de toda extraña influencia… pues el- Sr. López Jiménez ve hondamente el paisaje, del que presenta aspectos muy interesantes. Gran parte de los cuadros del artista sevillano… acusan un dominio indudable de tonos grises, intensamente representativos. Los retratos del Sr. López Jiménez acusan una muy estimable personalidad en este difícil género pictórico”.

 

Paisaje

 

En el diario El Liberal, escribía el historiador de Arte Luis Pérez Bueno una reseña sobre esta exposición, destacando que …”no es Pantorba por su arte clasificable como pintor andaluz… Pero hay algunos aspectos en el arte de Pantorba, dibujante, pintor y escritor que… le ligan en lo más íntimo de su ser con la encantadora región de Andalucía.  Así por lo menos lo creemos ver en la virtud que tiene de percibir fina y hondamente, en su manera de dibujar tan límpida y correcta como un clásico renacentista, en su paleta fácil y obediente al sentimiento decorativo y en cierta esencia ática que donosamente zumba y trasciende de todas sus obras, ya dibuje, pinte, hable o escriba de materia artística… por eso es sensible y versado cuando traduce el natural, sin que nada le obligue a verlo a través de escuela o manera predeterminada… Todos los retratos, rotundamente todos, expresan la seguridad, la maestría y la rapidez de ejecución del artista: es una sesión empleada en cada uno de ellos, acusando lo esencial de línea, forma y espíritu del retratado. En ese quid de la gracia y del espíritu en la obra estriba la suma dificultad del género en que culmina Pantorba en primera línea… Esos retratos están realizados con depurada síntesis y cumplen el fin artístico, sin que en ellos falte ni sobre nada…no necesitan de entonaciones cromáticas para que produzcan la sensación del verismo perseguido…los dibujos tienen que emparentarse por la masculinidad de sus trazos con los de algunos maestros flamencos y holandeses en los comienzos del siglo XVII… Firmeza, gracia y vigor, sin que la línea, allí donde lo requiere, carezca de flexibilidad y dulzura… Pantorba, excepcional dibujante, dotado de una poderosa retina capaz de sustanciar la esencia de las cosas a través de las formas, con sensibilidad de colorista… la paleta del este pintor se amolda, se ajusta y responde al cromatismo culminante en el paisaje, totalizando su peculiar ambiente, sin dejar por eso de apuntar lo más intrínseco de los detalles y accidentes que dan la realidad de existencia de aquello que se quiso interpretar”…

En La Esfera, José Francés, quien fuera Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, escribía de esta exposición que …”Bernardino de Pantorba, crítico, no depende del Bernardino de Pantorba, pintor, sino en aquella fecunda experiencia del técnico que conoce lo que de oficio tiene la expresión plástica de la belleza natural o intelectiva… La actual exposición resume de un modo expresivo el arte de Bernardino de Pantorba como paisajista y como retratista… la aportación de Bernardino de Pantorba a las Exposiciones Nacionales y a los Salones de Otoño, mereció ser tenido en cuenta por la sinceridad que la informa y por el valor positivo que significa. Es un artista sensible y sutil, enemigo de la estridencia, alejado por convencimiento de los trucos efectistas; pero dotado, en cambio, de profunda receptividad sentimental y de un sentido decorativista muy moderno. Así, sus paisajes son bellos y verdaderos; causan el doble deleite visual y espiritual que la obra pictórica debe sugerir… se puede apreciar cómo procura la superación sucesiva, el incesante prurito de no adormecerse en una fórmula felizmente lograda… Hay en él ya el humorista que no precisa de las gamas cálidas de los esplendores del Sur, de las soleadas fulguraciones, para acreditar la fineza luminista y la delicadeza de matices… dibujos ágiles, sueltos de estilo, de una aparente ligereza, pero de una entrañable virtualidad clásica”…

 

Retrato

 

Unos meses después, en el semanario Blanco y Negro firmaba Antonio Méndez Casal un artículo en el que se refería a esta exposición y hablaba así del pintor: … “Espíritu inquieto y acometedor, tan presto se entrega ardorosamente al cultivo de la pintura, como, tomando la pluma, describe humorísticamente una escena de costumbres, o la psicología de un pueblo. En realidad, para él, todo es pintar… No hace mucho que en estas páginas hablamos de este lozano y sincero artista. Al comentar las obras del último Salón de Otoño hube de loar un cuadro que también figura en esta exposición, titulado “La montaña y la ría”. Bernardino de Pantorba, a pesar de los pocos años y de su temperamento impulsivo, vibrante, es artista cuya obra se halla en periodo de reposo y serenidad… Sabe que el arte es valor de gran permanencia que no cambia con las estaciones… No quiero decir que el arte de Bernardino de Pantorba sea repetición más o menos hábil de tipos estancados. Quiero, sí, consignar que su marcha es cautelosa y firme, sin hacer esas concesiones insinceras, que, si producen brillantes llamaradas, son cosa fugaz que no deja huella… Bernardino de Pantorba hizo su aprendizaje bajo la influencia tradicional del abuelo. Dominó sus nervios, dibujó analizando escrupulosamente la línea, y dueño de ella, comenzó a pintar. En este aspecto, no es un avanzado. Lo moderno es comenzar por el tejado… y ya pintando, ensayó las más diversas técnicas y formó la suya, que contiene al lado de elementos del pasado, no pocas conquistas del impresionismo y gérmenes de modalidades que pueden adquirir desarrollos insospechados. En el paisaje… hace ver su agudeza cromática para captar las finas tonalidades de la neblina… la gama gris, delicada, transmite la emoción bellamente triste del panorama… paisajes luminosos, sin estridencias… porque Bernardino de Pantorba es pintor que sabe orientarse en el paisaje, eligiendo con talento puntos de vista y horas de emoción… Acometió briosamente el estudio de la figura femenina y triunfó. Las líneas misteriosas que encierran el secreto expresivo de un rostro de mujer joven y bella son del dominio de nuestro artista”…

En 1925 presentó un retrato al VI Salón de Otoño que fue publicado por la revista Blanco y Negro y que para Antonio Méndez Casal era… “certero. Recoge con justeza la expresión nerviosa, inquieta, del pintor sevillano”…

En 1926 participó en la Exposición Internacional de Venecia, junto a muchos pintores miembros de la Asociación de Pintores y Escultores como Enrique Bráñez, Manuel Castro Gil, José Cruz Herrera, Carlos Dal- Ré, José Garnelo, Eugenio Hermoso, Fernando Labrada, Francisco Lloréns, Eduardo Martínez Vázquez, Francisco Mateos, Elíseo Meifrén, Manuel Menéndez, Julio Moisés, José Moreno Carbonero, Eduardo Navarro, Ceferino Palencia, Pedro Antonio, Francisco Pons Arnau…

La Nación 19.11.1926, Exposición en el Salón Nancy de Madrid

 

A la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1926 presentó un paisaje que la prensa destacó como “muy luminoso”.

Unos meses más tarde, presentaba una exposición de medio centenar de obras en el Salón Nancy de Madrid. En esta ocasión fueron solo 15 paisajes de Mallorca frente a un total de 35 retratos de escritores, artistas y hombres de ciencia de la España actual, que habían sido recogidas en un libro en el que además del retrato del personaje, se incluía una semblanza rápida y certera escrita por el mismo pintor y literato.

El ABC consideraba que “en estos retratos Pantorba proclama, con enérgica rotundidad, con gallardo desdén hacia las efímeras bogas modernistas, el señorío del dibujo clásico, del único dibujo. La línea que traza el lápiz valiente y honrado… obras de muy preclara estirpe y de contenido perdurable. Así, en los paisajes se nos ofrece en pleno dominio de la técnica… el juego de luz y de color está logrado con dominio absoluto del complejo arte de los matices y de los contrastes. La exposición de Pantorba… señala en la carrera del joven e ilustra artista una cumbre muy brillante de plenitud”.

Concurrió a la Bienal de Venecia de 1927, vendiendo allí las obras presentadas.

Al VII Salón de Otoño de 1927 presentó lo que para el semanario Blanco y Negro eran “tres paisajes deliciosos. Uno, de Mallorca, reproduce certeramente un campo de olivos retorcidos con el aspecto doloroso de este árbol tan mallorquín, que, agrupado y visto a ciertas horas, semeja una estampa dantesca. Santa María la Nueva es paisaje urbano, en el que el claroscuro ha sido manejado expresivamente”.

 

Paisaje

 

En 1927 la editorial Publicaciones Artísticas publicó el libro “Rostros de españoles”, simultaneada con una exposición de los mismos en el Salón Nancy de Madrid, sobre la que el crítico José Francés, bajo el seudónimo de Silvio Lago, escribía en La Esfera que eran …”verdaderamente admirables de exactitud facial, de carácter desvelado por la certeza concreta de los rasgos que fueron trazados ágilmente, seguramente con graciosa y espontánea facilidad… cualquiera puede ver que aquí no faltan caras inexpresivas y vulgares, vale decir, en términos de pintor, ingratas y comprometidas… el artista añade que estos retratos están hechos con honradez y sin receta, al margen de los ismos, extravagancias y piruetas de los suedoinnovadores, con el respeto a las normas clásicas y al natural… en tono desenfadado e ingenioso continúa también en las glosas literarias de cada retrato. No todas son favorables ni apologéticas. El escritor no cede en afán de veracidad al dibujante. Y de aquí el doble encanto de las semblanzas que muestran el alma a través del retrato y la obra propia… Pantorba viene demostrando hace tiempo este profundo y cada día más seguro valor de paisajista desde su primera exposición… Es una larga, sutil, profunda, exquisita depuración técnica y sentimental, un ahincado ejercicio de la voluntad y de la mirada para más íntima identificación con la Naturaleza, que ya puede y debe serles satisfactorios al artista”…

Los retratos fueron publicándose en La Esfera a lo largo de distintos meses, con grandes loas hacia el arte del pintor.

En 1928 realizó una exposición de sus obras recientes en el Salón Nancy de Madrid de la que se hizo eco toda la prensa. En el ABC se pudo leer que el artista “practica su arte y lo va depurando a través de una labor ahincada y ungida por la vocación fervorosa… Pantorba presenta veinte paisajes y quince retratos. A los primeros los titula modestamente “Impresiones del paisaje italiano”. Tienen de impresiones la rapidez vivaz con que están captadas por la retina clarividente los rincones de Florencia, Venecia, Pisa, Génova…. También muchos de ellos, la técnica de puro impresionismo… pero son mucho más que meras impresiones… están ejecutados con una grandeza de concepción, con una amplia visión interpretativa que los hace grandes composiciones de paisaje… la técnica, de tipo moderno es una afirmación siempre vibrante y entusiasta de respeto a lo eterno del arte… en sus cuadros hay la anatomía que el paisaje tiene y que tan pocos artistas de hoy aciertan a ver y, menos, a interpretar. Dibujante de tan firme lápiz y de tan graciosa originalidad al mismo tiempo, sus retratos son un acierto absoluto. La línea es esquemática, sobria, se reduce a lo estrictamente indispensable para modelas la forma… los retratos femeninos son la depuración de los de hace dos años… técnica que se ha coronado y engalanado con otro don: el de la elegancia”…

ABC 6.5.1928, Bernardino de Pantorba pintando en Gimignano

 

En el mismo diario, a lo largo del tiempo que duró la exposición, aparecieron otras reseñas que incluían fotografías del artista pintando y retratos y paisajes a lo largo de tres páginas completas en las que nuevamente, Antonio Méndez Casal reseñaba sus impresiones: “Bernardino de Pantorba es un mozo de inteligencia, ágil y de sensibilidad innata, afinada por constante ejercicio… vivió en ambiente de trabajo artístico, asistiendo a las múltiples fases de elaboración de la obra, de arte… Pantorba viajó, estudió Museos, se adentró en el espíritu de los ambientes más dispares del nuestro, y ya con al lápiz o bien con la pluma, comentó en serio o humorísticamente tipos y costumbres, manejando la ironía con bello desenfado… La curiosidad, bien orientada por una inteligente preparación, le permitió analizar sagazmente el proceso tan complejo de las técnicas pictóricas modernas, tomando de ellas cuanto estimó utilizable. Así, del impresionismo adquirió luminosidades, sentido de la atmósfera envolvente, rutilancias, manejado todo con sensibilidad de poeta… sus óleos son pequeñas visiones justas y concentradas, a modo de breves glosas, ricas en jugosidad captadora de la esencia del trozo comentado… y sus dibujos orientados hacia la posesión gráfica del gesto, han seguido una marcha ascendente que alcanzó en algún momento el premio del acierto definidor… exhibe paisajes eternos de renovación de una flora optimista; paisajes urbanos de gesto moderno… rica y sugestiva serie de visiones a modo de certeras estampas… Hombre austero, no gesticula, no fuerza el anuncio, no cultiva la farsa… Bernadino de Pantorba trabaja, analiza y ahonda… ya alcanzó el título de buen anatómico de la forma humana sin caer en la seudogalantería de adular al modelo femenino con amaneramientos ridículos… la condición de excelente dibujante no le impide continuar sin descanso su labor de análisis”.

Tal y como descubrimos por El Heraldo, la exposición fue visitada por la Infanta Doña Isabel, a quien gustaron mucho sus obras, y por un elevado número de público, que prodigaron grandes alabanzas de las obras expuestas.

Retrato de Antonio Machado

Retrato del maestro Barbieri

 

En esta exposición, que compartió junto al pintor italiano Alvé Valdemi, la crítica que recibió de la recién creada revista cultural Estampa, no fue del todo buena, refiriéndose la información, que no firma nadie en concreto, a la faceta paisajista de Pantorba, que juzga como simplista con expresiones y palabras como …”Bernardino de Pantorba, al interpretar el paisaje italiano, ha procurado, ante todo, el ambiente, fijándole con fidelidad y exactitud. Son, pues, paisajes informativos estos suyos, apuntes de observador curioso y perspicaz, a los que no falta el encanto de notas sueltas de álbum de viaje, más evocadoras y precisas que las farragosas descripciones literarias. Páginas sencillas, improvisadas y espontáneas, en las cuales no obstante, ha puesto el artista un gran celo, sacrificando los efectos vulgares y aludiendo toda complicación pictórica. Ha querido ser claro, sin preocupaciones de modernidad ni clasicismo, esas dos graves y contagiosas dolencias que tanto estrago están ocasionando entre la efervescente juventud y la vejez valetudinaria del Arte. Precisamente, la claridad y la sinceridad es lo que echábamos de menos en los retratos a que nos hemos referido. Pero también en ese género ha progresado Bernardino de Pantorba. Las cabezas expuestas en el Salón Nancy revelan una plausible evolución hacia un estilo más selecto, sobrio y sintético que, sin perder la factura convencional, anuncia la promesa de una manera aristocrática, distinta de la que por tal se entiende ahora”.

En 1929 participó en el IX Salón de Otoño. La Revista hispanoamericana de ciencias, letras y artes recogía una nota acerca del pintor en la que destaca que …”el joven y notable maestro, atesora, entre las muchas facetas y los muchos recursos de que se halla provisto su personal mérito indiscutible y sobresaliente, unas cualidades de paisajista eminente, cultivador de tan difícil y sugestivo género pictórico y un temperamento de observador de la naturaleza, sagaz, refinado y exquisito, que dan como resultado frutos sazonados y maduros de apetecible posesión. Su retina sensible para captar los innumerables y delicados matices del color y de la luz del ambiente, acusa en sus obras las propiedades envidiables de un feliz ejecutante de esta especialidad estética, y como consecuencia de ello, el que el nombre de Pantorba se halle incorporado a las filas de los elegidos y privilegiados… Por la extraordinaria cultura de este hombre, al unísono con sus sobresalientes propiedades de pintor, va su labor literaria”…

Paisaje

 

Concurrió a la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, donde logró la Segunda Medalla de Pintura con el óleo titulado “Plaza del pueblo”.

En el Salón de Otoño de 1930 “Bernardino de Pantorba prosigue su avance afortunado con algunos bellos paisajes. Seguro de construcción y bien afinado de retina, envió a este salón algunos cuadros conocidos, que no decaen con la vecindad de otros”, comentaba el ABC.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1930 obtuvo la Tercera Medalla por sus lienzos “Aprendiz de río” y “El encinar”, obras que pasaron a ser propiedad del Museo de Arte Moderno.

En 1931, en La Unión Ilustrada escribía Cecilio Barberán: “Su personalidad como pintor, no es menos digna de estudio. Hoy su actividad como tal la dedica casi por completo al paisaje. Como en sus libros da en éstos la nota de sinceridad y de lo moderno. Labor pictórica es la suya de alto valor estético. Para convencerse de ello es necesario estudiar primero sus dibujos. Dibujante notabilísimo no ignora un secreto de la línea que se pueda traducir en una emoción de espiritualidad y de gracia. Sus retratos al carbón son a menudo obras de singular valor. Ello nos dice que su concepto moderno del paisaje no es como el de tantos, que, sin saber dibujar apenas, se lanzan a crear obras de este género para ocultar mejor base tan fundamental. En Bernardino de Partorba, pintor actual, no cabe eso puesto que claramente se ve que su evolución hacia el impresionismo parte de un punto de noble y sólida disciplina artística, empujado por la más sana inquietud. Su obra, como hija de dichos factores, da siempre frutos logrados, de verdadero arte. Así lo hemos ido comprobando en las cuatro exposiciones personales que lleva realizadas; en la del Ateneo; Salón Nancy de óleos y dibujos y las celebradas en Bilbao y Zamora. Consecuencia de ello han sido los galardones obtenidos en cuantos certámenes ha concurrido. Segunda Medalla por su cuadro «Convento de Santa Clara», en la Iberoamericana de Sevilla y Tercera en nuestra Nacional últimamente celebrada por su cuadro «Aprendiz de río». —¿Cuál es su aspiración en el arte?—hemos preguntado al notable artista en nuestra charla —el poder pintar los paisajes como los siento—nos dice. Toda vez que tengo el concepto de que el paisaje moderno debe desprenderse del impresionismo que se ha entendido como impresiones de color y que hay que agregar este al paisaje clásico de construcción. Pues entiendo, que en él, hasta la fecha, no se ha unido la forma y el color y debe unirse. Como se ve «Bernardino de Pantorba» sabe dónde va y de dónde procede. ¿Se puede decir de todos los pintores lo mismo ? No. porque no todos heredaron los caudales que él heredó; si bien tal herencia tiene el mérito en él de haberla transformado en rama nueva de un árbol cuyas sombras de gloria se proyectan a menudo sobre el campo del arte contemporáneo”.

En 1934 inauguró en el salón central del Círculo de Bellas Artes una exposición de 32 paisajes y 18 retratos, óleos y dibujos, que el diario ABC consideró como “un verdadero alarde… dibujos policromados de elegancia señoril, de línea magistral y de finura sobria sin concesión alguna a efectismos subalternos… pero alguno de los paisajes son toda una lección en el género, como tema de emoción y como técnica con que esta emoción se interpreta… Bernardino de Pantorba pudo paladear ayer la emoción de un triunfo ganado tan limpiamente y con tanta participación de su nativo talento de pintor como de la voluntad insaciablemente dirigida a pintar cada día mejor. Lo ha logrado el artista. Por eso fueron ayer tan sinceras y expresivas las felicitaciones que merecieron su éxito”. En días posteriores el semanal Blanco y Negro publicaba con este motivo una fotografía del artista.

Paisaje

 

En 1936 el artista celebró en la Sala Gaspar de Barcelona una exposición de paisajes y retratos. Con ese motivo, el diario ABC destacaba que “La pintura de Pantorba, sólidamente construida y exaltada delicadamente por su fina percepción del matiz, ha merecido excelente acogida de la crítica. Pantorba sabe recoger como muy contados artistas son capaces de hacerlo, la fisonomía más delicada del campo español, sin recurrir a la mueca grotesca y a la descomposición absurda de la forma. Madrid, Mallorca, Bilbao…. Figuran interpretadas en esta exposición con gran dignidad y decoro artístico, ya que ha conseguido y llevado al lienzo ese aire fisionómico inconfundible, tan difícil de lograr, por encima de fórmulas y técnicas diversas”.

Paisaje

Desde 1935 su actividad como conferenciante, crítico de arte, prologando libros y catálogos, va ganando terreno en su trabajo, pese a seguir presentando obra a concursos y certámenes varios.

En mayo de 1942 realizó su primera exposición tras la contienda, exhibiendo un total de cuarenta y cuatro óleos y dibujos, la mayoría paisajes de la tierra y el mar de Gerona, que fue muy visitada y aplaudida por crítica y público.

Ese mismo año, participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes con un retrato de Juan Pujol.

A partir de esta época, se dedicaba a pintar cuadros escritos en lienzos traducidos a papel, y en lugar de colores, a través de las palabras. Prólogos de libros, biografías, apuntes historiográficos y críticos sobre grandes pintores.

En el Salón de Otoño de 1948 logró la Segunda Medalla de Paisaje y el Premio del Ministerio de Educación.

En 1961 publicará una de sus obras cumbres “La pintura de Velázquez”.

Paisajes

 

En 1966 es nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.

Dos años más tarde, académico de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.

Vivía en la Calle O’Donnell, 49-51 de Madrid.

Retrato de niña

 

A lo largo de su larga vida, Bernardino de Pantorba pintó más de 800 paisajes de casi todas las regiones de España y de algunas de Italia. Hizo alrededor de 500 retratos de españoles insignes y casi todos con el natural delante. Celebró quince exposiciones de sus obras en Madrid, Barcelona, Bilbao, Gerona, Zamora, Llerena y Bayona. Concurrió a 28 certámenes de arte internacionales y nacionales. Recibió 14 premios, distinciones y honores.

Publicó cerca de 80 títulos de historia, arte y crítica, traducidos al francés, inglés, alemán e italiano, además de infinidad de artículos y versos en revistas y diarios. Impartió más de 60 conferencias y lecturas. Fue director literario de una editorial madrileña. Dirigió una revista de arte. Fue corresponsal de dos revistas argentinas. Realizó casi dos millares de informes y peritajes de pintura.

Reunió en su domicilio más de 500 cuadros y cerca de 20.000 libros.

Paisajes

 

Bernardino de Pantorba se casó tres veces.

Falleció en Madrid, en 1990, a los 94 años.

Historiador, investigador, crítico de arte y pintor.

Como bibliógrafo y tratadista destaca su Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, publicada en 1948.

Fue miembro de la Hispanic Society of America y del Patronato del Museo Sorolla. Así mismo, tiene dedicada una calle en la Villa de Vallecas de Madrid.

Paisajes

 

Bernardino de Pantorba y la AEPE

Participa en el III Salón de Otoño de 1922 con las obras tituladas La nube viajera, Cabeza de estudio, La escalinata y Alrededores de Madrid.

Al IV Salón de Otoño de 1923 presenta las obras Verano, Pinar de Puerta de Hierro, Tarde de sol, Noche de luna y Puesta de sol.

Al V Salón de Otoño de 1924: La montaña y la ría, Rucoba y Cementerio de pueblo.

Al VI Salón de Otoño de 1925: Encinas, Tarde y dos tituladas Apunte.

Al VII Salón de Otoño de 1927: Mañana, Olivos y Santa María la Nueva.

Al IX Salón de Otoño de 1929: Piedralabes y  Calle de Piedralabes.

Al X Salón de Otoño de 1930: Hora de sol en Mallorca, Altor Hornos de Bilbao, Las seis y cuarto, Estudio de pinos, Corral extremeño y Convento de Santa Clara.

Al XIII Salón de Otoño de 1933: Piedras, Álamos blancos y Frente a Mundaca.

Al XIV Salón de Otoño de 1934: Orillas del Manzanares y Álamos blancos.

Al XVII Salón de Otoño de 1943 la obra Jardín florido.

Al XVIII Salón de Otoño de 1944: Patio de las Yeserías y Patio de las Casas de Pilatos.

Al XIX Salón de Otoño de 1945: Unas encinas y Plaza del Monasterio.

Al XX Salón de Otoño de 1946, Costas de Nerja.

Al XXI Salón de Otoño de 1947: Álamos blancos.

Al XXII Salón de Otoño de 1948: La casita del gallo, Hora de sol en Mallorca, Casa del Perdón y Árbol.

Al XXV Salón de Otoño de 1952: Sombrajos.

Retrato de Debussy

Cabeza de estudio

 

En 1923 es nombrado Socio de Mérito de la AEPE y un año más tarde, Socio de Honor en el Salón de 1924.

Vocal de la Junta Directiva desde 1925 y  hasta 1927. Como vimos al abordar la biografía de Pedro García Camio en su momento, cuando a éste se le otorgó la beca para estudiar Retrato en París y Londres, dejó la Gaceta de Bellas Artes a cargo de Bernardino de Pantorba.

En 1927 en la sección española del Salón de Otoño de París, fue uno de los pocos autores que vendieron obra.

Ese mismo año, estuvo también presente  en la Bienal de Venecia, vendiendo también sus obras allí.

La Asociación de Pintores y Escultores celebró en julio de 1927 una Exposición en el local del Ateneo de Alicante, en lo que se pretendió fuera inicio de una serie de exposiciones en diversas provincias, en la que participó con una obra.

En 1929 el Salón de exposiciones de la AEPE inauguró el 3 de abril una exposición de bodegones o naturalezas muertas en el local generosamente cedido por la sociedad de Amigos del Arte.

Retrato de Manuel de Falla

Retrato de José Clará

Retrato de José María López Mezquita

 

En 1930 además de participar con obra en el Salón de Otoño, fue uno de los miembros del Jurado del mismo.

En 1935 participa en el Salón de Mayo, denominado simplemente Exposición de Bellas Artes, con las mismas prerrogativas que un Salón de Otoño pero sin seguir la numeración de los mismos.

En 1942 la Junta Directiva acordó la celebración de una exposición homenaje a Jiménez Aranda, con la colaboración de su nieto, Bernardino de Pantorba, y se programaron posteriormente homenajes a Muñoz Degrain, Domingo Marqués y Sorolla.

La exposición homenaje a Jiménez Aranda se inauguró el 16 de enero de 1943 y se mantuvo hasta el 10 de febrero. La conferencia inaugural fue a cargo, como era natural, de Bernardino de Pantorba, nieto y biógrafo suyo, quien también costeó el catálogo. A dicha conferencia inauguración asistieron el Ministro y el Director General de Bellas Artes.

En 1947 la Asociación renovó la Junta directiva en Asamblea General Ordinaria, resultando en ella reelegido como Vocal Bernardino de Pantorba, manteniéndose en el cargo hasta 1955.

En el Salón de Otoño de 1948 había por primera vez medallas de primera, segunda y tercera clase, para pintura, escultura, grabado y dibujo y arte decorativo en general, distinguiéndose en pintura entre figura y paisaje. Medallas concedidas por voto escrito y firmado de los expositores. La acuarela entraba como pintura. Bernardino de Pantorba obtuvo la Primera Medalla. Además, fue galardonado con el Premio del Ministerio de Educación Nacional.

Retrato de José Francés

Retrato de Ruperto Chapí

 

En la Asamblea General de 1950 resultó elegido Bernardino de Pantorba como Vocal de la Junta Directiva.

En 1955, la Hispanic Society of América de Nueva York, premió a Bernardino de Pantorba por su destacada contribución al arte.

Su contribución a la Gaceta de Bellas Artes fue memorable, dejando escritos unos 150 artículos que abordaron todo tipo de temas y artistas.

Pronunció numerosas conferencias dentro de las actividades de la Asociación de Pintores y Escultores, como las que giraban en torno a Jiménez Aranda, Goya, Mateo Inurria, Velázquez,  El romanticismo en la pintura española,  Lucas, Becker, Zuloaga…

 

Paisajes

María Nueve Iglesias Serna

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

 

María Nueve Iglesias Serna

NUEVE IGLESIAS DE LA SERNA, María            P            1921           ALBACETE              MADRID

 

 

María Nueve Iglesias de la Serna nació en 1886 en la ciudad de Albacete, y no en Castellón como reflejan distintos medios, pues así figura inscrita en los registros de nuestra entidad y así consta además en las inscripciones formalizadas para las distintas actividades en las que participó.

Hija única de Luisa Serna Sebastián y del Teniente coronel Luis Nueve-Iglesias López, del que quedó huérfana con apenas dieciséis años.

Con facilidad para los idiomas, completó su formación artística en la academia que el pintor costumbrista Vicente Castell Doménech tenía en la calle San Vicente y posteriormente en la de Cervantes de Castellón.

En 1918 realizó un lienzo para el camarín de la Virgen de la Archicofradía de Nuestra Señora de la Antigua de Guadalajara, donde pasó una larga temporada que recogía la prensa del momento, que apreciaba sobremanera sus dibujos y “trabajos pictóricos”.

En 1918 presentó el dibujo “Mirando a lo lejos”, a la revista Blanco y Negro que fue portada del 1 de septiembre.

Trabajó en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, teniendo por maestro al pintor Gonzalo Bilbao, con quien aprendió los principios del dibujo y el colorido con estudios del natural: paisajes y algunos retratos.

Autorretrato de Vicente Castells, en cuyo taller se formó la artista en sus primeros años

 

Con residencia fija en Madrid, aunque con continuas visitas a Castellón, Guadalajara y Sevilla, en los años veinte se dedicó a realizar copias del Museo del Prado, pues como tal figura en el libro de copistas, que le valían un sustento gracias a las obras de Velázquez, Goya, Rubens, Tiziano, Veronés, Ribera, Murillo o El Greco. Ello de proporcionó un gran dominio de la técnica y un aprendizaje de gran envergadura.

En 1921 se inscribió en la Asociación de Pintores y Escultores, participando en distintas ediciones del Salón de Otoño.

En 1925 participó en la Exposición de arte español en México que patrocinó la Asociación de Pintores y Escultores, de cuya organización de encargó Miguel Sierra Escudero, junto a grandes artistas como Alcalá Galiano, Aguirre, Argelés, Astruc, José Benlliure, Juan Antonio Benlliure, Bueno, Cortés, Cerdá, Fernández Balbuena, Francés, Camio, Balcera, Casimiro García, Gutierrez Solana, García Sánchez, García Arévalo, Hermoso, Lecaroz, Llorens, Leguso, Meifrén, Moisés, Pulido, Pantorba, Pedro Antonio, Puget, Rodriguez Jaldón, Raurich, Ribera, Rico Cejudo, Serra Farnés, Santamaría, Sobrino, Tassara y Verdugo Landi.

En marzo de 1926 el Heraldo de Castellón reproducía traducido un artículo que el crítico de arte Tancrede Viala, publicaba en la Revue du Vrai e Lu Beau de París, acerca de la artista en el que se leía: “El hermosísimo estudio que María Nueve-Iglesias ha expuesto en el Salón de Otoño de Madrid, denota gran sensibilidad y armonía y exquisito conocimiento del dibujo. Esta artista, cuyo nombre pongo de relieve por primera vez, es española y trabajó sola mucho tiempo… El de la actriz María Guerrero, es una de sus obras pictóricas más importantes. Expresión, movimiento, atractivo, justeza del colorido, flexibilidad del dibujo se unen en esta obra, sobria, agradable en todos sus aspectos. Marinas, retratos, estudios al óleo y a la acuarela, forman lo más selecto de la producción de esta artista que denota gran predilección por la acuarela, sutil en sus tonalidades y atrayente en su factura. En el Salón de Otoño de Madrid nos ofrece “Pensativa” (óleo); “Marina” e “Iglesia de Castellón” (acuarelas), y en ellas nos muestra que el gusto refinado de María Nueve-Iglesias está firmemente asentado en una técnica habilísima. Mucho celebramos tan autorizado juicio, aunque no nos haya podido sorprender, convencidos hace tiempo de los talentos pictóricos de María Nueve-Iglesias, muy conocida y admirada en Castellón”.

Pinturas del retablo de la Virgen de la Archicofradía de Nuestra Señora de la Antigua de Guadalajara

 

En 1931 debió de sufrir alguna enfermedad grave encontrándose en Castellón, de la que informó la prensa de la época y de la que se recuperó totalmente.

A principios de enero de 1932, tras una prolongada estancia en Castellón, invitada por los señores de Efrén Viló, María y su madre regresaban a su domicilio de la Calle Pelayo, 6 de Madrid.

En mayo de 1935 participó en el Salón, denominado simplemente Exposición de Bellas Artes, que tuvo las mismas prerrogativas que un Salón de Otoño, pero sin seguir la numeración de los mismos.

Tomó parte también en el XV Salón de Otoño de 1935, celebrado en el Palacio de Exposiciones del Retiro, contó con un jurado de excepción compuesto por los José Moreno Carbonero, Presidente, y Mariano Benlliure, Francisco Llorens, Fructuoso Orduna, y Enrique Estévez Ortega.

En 1937 estuvo también presente en la exposición que pudo verse en la Casa Guastarola de Ciudad de México con obras que viajaron desde Valencia.

«Mirando a lo lejos», portada del Blanco y Negro del 1 de septiembre de 1918

 

Hacia 1940 se encontraba definitivamente instalada en Castellón donde era reconocida y admirada por sus trabajos. Allí estableció una academia de pintura en la que se formaron muchos artistas castellonenses y en la que, además, impartía clases de idiomas.

En 1944 sería la primera mujer que expuso en Castellón, en las salas del Círculo Antiguo y Cultural pero, a pesar de su fama y del reconocimiento que gozó en su ciudad natal, prácticamente no volvió a exponer.

Fundamentalmente se dedicó a su trabajo en el que destacaban bodegones, paisajes, retratos y obras religiosas de gran formato que conseguía vender a muy buenos precios.

Prueba de su buen hacer y de la estima que consiguió en 1958 se celebró una Exposición de Artistas Noveles, en los salones de la Caja de Ahorros, como homenaje a su profesora María Nueve-Iglesias.

María falleció en Castellón en 1968.

En 1981 sus obras estuvieron presentes en una exposición colectiva de artistas castellonenses fallecidos, celebrada en la Galería de Arte El Campanar, situada en la calle Colón, 4 de Castellón, a cargo de Cirilo Nebot Llompart.

En 2019 fue incluida en la exposición colectiva  que bajo el título de Dibujantas, pioneras de la Ilustración  tuvo lugar en el Museo ABC.

Galería de Arte El Campanar, 1981

 

María Nueve Iglesias y la AEPE

Participó en el VI Salón de Otoño de 1925 con las obras:

236.- Pensativa, óleo, 92 x 81

237.- Marina, acuarela, 57 x 42

238.- Iglesia de Castellón, acuarela, 54 x 37

En el VII Salón de Otoño de 1927

363.-Tierras de Castilla óleo, 0,92 x 0,82

En el XII Salón de Otoño de 1932

240.- Noche de lluvia, óleo, 0,58 x 0,45

284.- Procesión en el pueblo, óleo, 0,79 x 0,65

Al XIII Salón de Otoño de 1933

194.- Paisaje de Castellón de la Plana, óleo

238.- El abuelo, óleo

360.- Chiquillos, acuarela

Al XIV Salón de Otoño de 1935

210.- Una calle antigua de Castellón, óleo, 0,81 x 0,63

En el XV Salón de Otoño de 1935

326.- Marina, óleo, 0,80 x 0,60

343.- Paisaje, acuarela, 0,69 x 0,50

 

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

¿Qué estamos haciendo con el arte?

¡Degradarlo, empobrecerlo, aniquilarlo, confundirlo, desnaturalizarlo, vulgarizarlo, debilitarlo, contagiarlo de superficialidad! Todo lo que anda entre heces, acaba oliendo mal, cuando no convertido en aquello que lo ha contaminado. Excepción hecha del dinero: pecunia non olet.

Hasta hace pocos lustros, el arte simbolizaba un ideal de estirpe espiritual: la creatividad humana, la belleza, la ética de la estética, la riqueza emocional, la sensibilidad en somo, el respeto. Era una suerte de hierosemia. El arte tenía un halo sagrado, ascensional, que está perdiendo, lo que no sería dramático, si hubiera ganado en entidad sociocultural, en categoría existencial, en dimensión humanista, en rescoldo candente vivencial.

No se trata de un ataque de nostalgia, no soy nostálgico, es observación del presente. Ningún tiempo pasado fue mejor, pero es que en un corto lapso hemos pasado de Guatemala a Guatepeor. Todos cambiamos, cada día, ¡cómo no va mudar lo demás! Pero, una cosa es mejorar y otra inventar un fantasma sin atributos. El arte era un sueño del hombre, una promesa de excelencia y se está convirtiendo en una pesadilla, es decir, hemos cambiado aquel resplandor por un callejón del terror, oscuro, sin salida.

El arte ha dejado de ser una oración, una plegaria, un epinicio, para convertirse – sin generalizar- en cobijo de la usura, producto especulativo, elemento económico a esponjar y estrujar, apuesta mercantil, en evento ferial, en capricho de inestables. Y lo más grave es que quienes más lo laceran son quienes dicen respetarlo, necesitarlo, depurarlo: lancinante, ¡cómo va a amar alguien aquello que no respeta!

No crean que estas líneas albergan una queja general, un llanto histriónico, no. Hay responsables de esta descomposición, de esta vergonzosa degeneración ética, civil, estética y eurera. Todos somos responsables, aunque unos más que otros. Ustedes saben que el British Museum alberga los mármoles de Elgin, traídos por este conde en 1801 desde Atenas a Londres.  En su tiempo, Lord Byron llamó vándalo al conde.

Los mármoles de Elgin

 

Mr. Elgin se arruinó con su traslado y para oxigenar su economía vendió parte de su rapiña al British, 1816, por valor de 438.000 libras y allí se han exhibido desde 1839. Melina Mercuri, siendo ministra de cultura de Grecia, los reclamó y aunque no tuvo éxito abrió una protesta permanente. Ahora, hasta la UNESCO, que no sirve para casi nada, apoya la devolución. Sin entrar en ese enredo, que no es tal, quiero referirme a la solución que propone el IAD.

El Instituto de Arqueología Digital, con sede en Oxford, en connivencia con la empresa TorArt, en Carrara, ha realizado, sirviéndose de robots y de la tecnología 3D, la copia de algunos mármoles y la idea es pastichearlos todos, para quedarse con una copia, cuando les obliguen a devolverlos.

Roger Michel, director del IAD, ha manifestado al respecto: “El objetivo es alentar el regreso de los mármoles. Cuando dos personas quieren el mismo pastel, hacer otro idéntico es la solución obvia” ¡Hombre, Sr Michel, comparar un bizcocho con un caballo esculpido por Fidias no me parece la idea más luminosa! De momento, el British, oficiosamente, ha dicho que no está a favor de exponer las copias; ¡de momento, claro!

Escultura en piedra de Colmenar, obra original de Alcántara

 

El delirio continúa. En Ifema, parte del pabellón 5, se ha montado otro disparate en loor del negocio: Desafío Dalí. Anuncian: realidad virtual, realidad aumentada, arte digital, 3D, micro mapping y audio relato. Todo bajo el módico precio de 21 euros la entrada. Con la salvedad de la realidad virtual, que sí es creativa, el resto es un concienzudo y burdo menosprecio al arte, porque no se puede proyectar una obra de Dalí de formato medio en una pared de 6×3 m., todo distorsionado y un mensaje falso y truculento. Todo esto más que relacionado con el arte está inmerso en un populismo barato y de fritanga que lo veja. No es una cuestión de purismo, sino de realidad sin adjetivos. Paredaña, hay otra exhibición de Picasso en parecida evidencia. En Matadero otra.

El arte hay que observarlo, contemplarlo, sentirlo, en ambiente adecuado. Y lo de estos recintos es una atmósfera centrocomercial para hacerse selfies y corretear sin tener conciencia de la obra que se exhibe porque no tiene nada que ver con ella. No es la relación existente entre un facsímil y un libro original, es otra cosa, es la destrucción de la concepción de un autor en aras del espectáculo y el negocio, la confusión total entre cultura y espectáculo, la manipulación espuria. Es la aniquilación de lo que entendíamos por cultura a cambio de bastardía, ignorancia y estética tanatorio.

 

Los facsímiles son un negocio próspero, pero, no me gustan. Ni las fotocopias. Un libro no puede equipararse a un sucedáneo. El sabor de una edición príncipe es diferente a otras ediciones. ¿Es lo mismo comerse un helado que una foto de un helado? No voy contra las nuevas tecnologías, pero no se lee igual un poema en una tablet o en la pantalla que en una buena edición impresa, en papel noble y una caligrafía apropiada.

Pintura de José Carlos Naranjo, Premio BMW de Pintura, junto a su autor

 

Se ha impuesto el estilo Ikea: todo inexpresivo, impersonal, ambiguo, barato, sin entidad ni presencia. Hemos cambiado madera por formica y aglomerado. La mayoría, desde la cuarentena hacia abajo, han renunciado a construir un ostugo para su intimidad, se contentan con un espacio aséptico, que no diga nada, con una foto de un puente norteamericano que no conocen y una maceta con una planta artificial. Todos iguales, vistiendo a la moda: gregarios, obedientes a la propaganda, muy digitales, muy ajenos, en pleno fiestón zombi, una orgía de la horterada, los pantalones rotos a la altura de la rodilla. ¡Qué cada cual vista como le plazca, pero, todos iguales, es raro, atroz!

Eso sí, para tener cinco segundos de telediario, una legión de falsos ecologistas, de narcisistas, estropean pinturas históricas, se pegan a marcos antiguos, hacen su pequeño y lerdo performance en los museos para llamar la atención sobre el clima, pero ellos siguen comprando productos contaminantes, utilizando energías fósiles en vuelos baratos, comiendo bazofia, adquiriendo ropa con mano de obra esclavistas, abarrotando ese Primark de los demonios y esperando una paguita del Estado, porque trabajar también degrada y cansa y deturpa la libertad y la vagancia.

En un librito maravilloso, Pequeño mundo ilustrado, dice María Negroni: “Todo narcisista fue antes un ser abandonado”. Estamos rodeados de narcisistas, de acémilas que creen que estamos obligados a seguir sus ocurrencias, sus frustraciones, sus antojos, su deficiente verborrea. Y de mercenarios. Y te preguntas, ¿cómo no se dan cuenta?, ¿cómo insisten en su vaciedad mental? Pero, si se dieran cuenta de su arrogante nadería, de su seguidismo, no lo harían, son cortitos a nativitate, cuando no trincones.

El maestro Eduardo Naranjo con Albano, ante una pieza de éste

 

 

¿Era Picasso un maltratador? ¿Hay que cancelar su obra como sugiere Estrella de Diego? ¡A qué punto de oportunismo, sectarismo y pobreza cultural hemos llegado! No hay que meter en una bodega a nadie, ni a la secta que denigra a Picasso sin pruebas, ni a los que han arruinado la vida de Plácido Domingo, inventando y tergiversando su actividad. No, yo no arrojo a las mazmorras a esta caterva de narcisistas, ya tiene bastante con haber sido en su momento, a ahora, abandonados. La actitud perversa hacia Picasso es otro signo de la degradación del arte por los servidores de la mixtificación, por los estupendos augures de la insignificancia, por los eruditos a la violeta.

La pintura no tiene ya quien le escriba. Hasta los profesionales de la crítica se han vuelto ciegos a la pintura y se dedican a la agitprop del conceptual. Mas, el arte de entidad, noble, feraz, iluminador, siempre retorna. No hay que abandonarlo, ni callarse ante las insidias, ni admitir esa ficción que han construido ¡porque yo lo valgo! La señora Combalía pasará y Picasso seguirá siendo el revolucionario creador que todo lo reinventó, que estableció nuevas formas para casi todo. ¡Picasso es un maltratador, pero no nos toquen “El Guernica”, porque si no, a ver quién va al Reina Sofía?.

Cuidado con los adjetivos, la mal llamada inteligencia artificial, es eso, artificial, porque esta creada por la inteligencia humana. Y en todo caso, las sensaciones del hombre que no produzca la naturaleza no llegarán a concienciar al hombre de su existencia. ¿Una pintura hecha por una máquina? ¡No, gracias!

El pintor Juan Barjola, obra de Álvaro Delgado, colección Banco de España

 

Se ufanan algunos de que los museos han perdido su oremus, que ya son otra cosa más avanzada, dejado el lastre de su tradición, que ahora son o deben de ser una crítica social transversal. ¡Cómo no van a ser otra cosa si los han vaciado de arte para mostrar con insistencia archiperres instalacionistas! Los Museos ya no están para mostrar el canto de las musas, ahora son continentes para las masas, son Maseos. Se ha cambiado el arte por el artificio, el oro por el oropel, y claro no hay oro que reluzca.

 

Según Niño de Elche- entrevista de Antonio Lucas, El Mundo, 22.XI.22-: “…para hacer un disco radicalmente flamenco no hay manera de abordarlo si no es desde el lugar de un ex flamenco. Hay que escapar del bosque de la pureza, de la ortodoxia y de todos esos jaleos”. Para escapar de la pureza hay que vivir en ella, hay que haberla amamantado, que no es lo mismo que convivir con la confusión y el palabreo versorreíco. ¡Si Agujetas levantara la cabeza!

La pureza está en la forma idónea de expresión y de eso no hay que huir. Lo puro no es lo antiguo o lo que domina un tiempo, sino lo hondo, lo exacto, lo genuino, el duende cabal. No es lo mismo fusión que confusión. Fusión es lo que hace Piazzolla con el tango y el jazz, lo que crea Heitor Villa-Lobos a partir de Bach. Fusión no es la que hace Niño de Elche, ni Rogelio López Cuenca cuando saprofita a Picasso. Por cierto, el más crítico con lo establecido, Rogelio López Cuenca, cuando recibe el Premio Nacional de Pintura(?), no renuncia a él y proclama que “Picasso es un pintor menor”. ¡Vamos, para ir al mingitorio y no dejar gota!

Haile Selassie, de Álvaro Delgado, exposición de su centenario, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

 

No es fácil, pero no podemos dejar a este ejército de furtivos, depredadores, caraduras y oportunistas, que sigan generando estiércol sin ponerlos en evidencia, aunque los jazmineros lo requieran. Los que no necesitan el arte, esgrimen que es muy difícil distinguir entre arte bueno y arte malo, pero nuestro instinto existencial lo sabe. Aquello que enriquece nuestra andadura emocional, que nos ayuda a vivir una vida plena, que nos reconcilia con la aspiración a la belleza es arte. No hay arte malo, simplemente hay arte o sucedáneos, pastiches, imitaciones, suplantaciones, señuelos para gentes anestesiadas, arribistas y cía.

Durante muchos años se apoyó la utilización del grabado digital y el resultado ha sido una catástrofe doble: el grabado digital no ha prosperado al tiempo que se ha arruinado el grabado calcográfico. ¿Qué está sucediendo con el arte digital? Pues, lo estamos viendo, tras el fogonazo deslumbrante inicial. No se puede detener el progreso técnico, ni la inventiva humana, pero, hombre, ¡ofrézcase a la consideración social algo relevante, no se pretenda dar gato por liebre, que se parecen, pero no son lo mismo!

  La Olmeda el día del juicio final, Álvaro Delgado, colec. MNCA Reina Sofía

 

Entre lo que hace una máquina y las imágenes que ilustran este texto -obras de artistas distintos-, hay diferencias determinantes. Los filoneistas no necesitan probar nada, aplauden y a la vez tildan de reaccionarios a los que analizan antes de convertirse en palmeros. Estoy con el arte coetáneo, pero no con los falsarios, ni con los sahumerios a falacias y ocurrencias descaradas. Estoy con los artistas y en contra de los azoreros.

 

Tomás Paredes

Presidente H. de AICA Spain

Recordando… Rosario Muro Antón

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Rosario Muro Antón

Primera Socia de Honor de la AEPE

 

Rosario Muro, portada de la revista Mujeres Españolas de agosto de 1930

 

Nacida en los últimos años del siglo XIX, Rosario Muro Antón pertenecía a una distinguida familia de La Coruña, siendo sus padres los señores del Castillo de Guimil, si bien residían en Madrid, en la calle Trujillos, 7 y en la calle Arenal, 16.

Era hermana de Joaquín Muro Antón, un arquitecto español. Recibió el título en Madrid en 1916, entrando a formar parte de la Oficina Técnica de Construcción de Escuelas por el Estado Español desde su fundación en el año 1920 junto a Bernardo Giner de los Ríos, Jorge Gallegos, Leopoldo Torres Balbás y José Luis Moreno Benlliure.

La familia veraneaba en San Lorenzo de El Escorial, donde tenían un chalé y en donde se integraron de forma muy activa a la vida social.

Con una marcada vocación para la interpretación, gran talento, enormes facultades para la escena y una ilusión desorbitada en el teatro, pero sin posibilidad de dedicarse profesionalmente a una vida poco recomendada para su estatus social, Rosario volcó todo su afán en llevar a cabo funciones benéficas y festivales de caridad en los que interpretaba papeles en obras de teatro en las que figuraban otros intérpretes de la alta sociedad madrileña.

Inteligente, culta, resolutiva, humanitaria, quien la conoció destacaba de ella su vocación teatral y artística.

En 1905 un grupo de amigos y amantes de las letras, entre los que se encontraban Fernando José de Larra, Guillermo Fernández Shaw y Manuel Linares Rivas, habían fundado la Sociedad Cultural y Teatral “La Farándula”, siendo su primer Presidente de Honor Jacinto Benavente, el flamante Premio Nobel de Literatura en 1926.

La Farándula ofrecía funciones en teatros de Madrid, principalmente, también el algunos de provincias, con ocasión de galas benéficas en las que se recaudaba un dinero destinado a distintas obras de caridad. Sus intérpretes trabajaban altruistamente, siendo todos ellos destacados aristócratas, autores, escritores, periodistas, y muy diversos miembros de la alta sociedad española.

Hasta 1960, La Farándula representó sus estrenos en los Teatros Nacionales de Madrid para sus socios y abonados, convirtiéndose en una alternativa a la Escuela Nacional de Arte Dramático que se crearía con posterioridad.

Como decimos, veraneaba la familia Muro en El Escorial de principios del siglo XX, que se convirtió en un concurrido centro de veraneo, al que acudían gran número de familias de la alta sociedad madrileña, atraídas por el prestigio del Real Sitio y el privilegiado medio natural de su entorno. El boom de veraneantes propició la construcción de numerosas villas de recreo, unas veces ocupadas por sus propietarios y otras alquiladas en condiciones muy ventajosas.

La presencia de grandes compositores, escritores y artistas hizo que muchos de ellos compusieran obras, sainetes y otras piezas teatrales especialmente para ser representadas por los miembros de la colonia de veraneantes de El Escorial, surgiendo como un acto de sociedad para pasatiempo de los mismos, que terminó encontrando un fin social en funciones benéficas y galas recaudatorias de fines loables.

Es en ese ambiente en el que Rosario Muro encontrará su verdadera vocación, influida por su gran amigo, el escritor Javier Cabello Lapiedra, uno de los integrantes de La Farándula, y que formaron un inolvidable grupo junto al matrimonio Pellicer, Matilde Ribot, Pedro Martín… que llegaron a promover grandes espectáculos culturales que se representaron en El Escorial, en Madrid y en muchas otras capitales españolas.

Debido a su devoción y entusiasmo, en algunas representaciones dirigía y formaba parte del cuadro de actores, recibiendo grandes y merecidos aplausos y extraordinarias críticas por sus interpretaciones.

Obras de Benavente, los hermanos Álvarez Quintero, Marquina, Martínez Sierra, Fernández Ardavín, Javier Cabello Lapiedra, Ricardo de la Vega, Ceferino Palencia, Juan Comba, el maestro Estrella… más de un centenar a lo largo de toda su vida.

El poeta y libretista de zarzuela Guillermo Fernández Shaw, en su crónica del periódico ABC del día 11 de mayo de 1921, escribía: “Rosario Muro no es actriz; sin embargo, es una de las primeras actrices españolas. Y me explicaré. No es actriz esta distinguida señorita, emparentada con aristocráticas familias madrileñas, por culpa de los eternos e inevitables convencionalismos sociales. Ellos le impidieron consagrarse desde niña a esta noble profesión, para la que tenía y tiene excepcionales condiciones. Si se hubiese dedicado al teatro profesionalmente, su nombre figuraría hoy al lado de nuestras actrices más admiradas. Pero Rosario Muro, a pesar de no haberse consagrado oficialmente a la escena, es, ante todo y sobre todo, una actriz. Su vocación irresistible la ha llevado a acometer las más arduas empresas, de las que ha salido siempre triunfante. En el teatro solo piensa, y para el teatro vive. Tiene belleza—una belleza morena de gran fuerza y expresión, — tiene figura, y tiene una voz muy bonita y muy dramática. Si a ello se une que domina perfectamente la escena, que es graciosa cuando hace falta y sabe emocionar cuando es necesario, que viste muy bien y que trabaja siempre con verdadero entusiasmo, se comprenderá que el número de sus admiradores sea extensísimo, y que, función por ella organizada y por ella interpretada, cuente de antemano con un éxito seguro”.

En los veranos de San Lorenzo de El Escorial, no había fiesta en la que no participara Rosario Muro, estando ya considerado como uno de los más afamados centros veraniegos de España.

El Real Coliseo, Paraninfo, Casita del Príncipe y El Parque de Alfonso XIII, eran los lugares donde se celebraban y en los que Rosario Muro siempre estaba allí, organizando y dirigiendo.

Se celebraban fiestas, verbenas, cine al aire libre, se instalaba una pista de baile con palcos y un escenario donde se celebraban representaciones de teatro, zarzuelas, magia y espectáculos infantiles.

La colonia veraniega llegó a suponer una verdadera propaganda que comenzó a rendir para el pueblo los grandes beneficios que perdía en el invierno con la marcha de los veraneantes.

En el Parque de Alfonso XIII a partir de 1932 con las verbenas y fiestas que ya se organizaban, comenzó la costumbre de celebrar la elección de la Dama Regidora, y otras fiestas como la de la Poesía o la de la Danza; pero sobre todo, los primeros Juegos Florales celebrados en el año 1915, de los que fue mantenedor el mismo don Jacinto Benavente.

En aquellos Juegos Florales, Rosario Muro fue elegida como Reina de los mismos, apareciendo en distintos medios de la época como en Mundo Gráfico, La Hormiga de Oro, la Ilustración artística,… varias fotografías que recogían el acontecimiento, que contó con la presencia de la Infanta Isabel, una asidua al verano escurialense.

 

En 1915 fue elegida la Reina de los Juegos Florales celebrados en San Lorenzo de El Escorial, siendo recogido el acto por distintos medios gráficos

 

En 1917 La Esfera se hacía eco de una de esas representaciones de la “colonia de veraneantes”, publicando un artículo dedicado a las obras representadas y unas fotografías de las mismas, en una de las que podemos ver a Rosario Muro en el papel de “Pepita Ríos”

La Esfera, 1917

 

En 1920 aparecían sus fotografías en la revista Vida aristocrática, con motivo de una nueva función teatral.

ABC 1921 Rosario en el jardín de los Señores de Sainz con motivo de la función veraniega

 

En 1928 fue una de las intérpretes de la producción cinematográfica titulada “La pata del muñeco”, dirigida por Javier Cabello Lapiedra. Un drama histórico con argumento original de Pedro Muñoz Seca y que contaba con nombres como José María Alonso Pesquera, María Luisa Pinazo, Alberto Escalera,  Carlos Servet, Miguel, Alfredo Hurtado “Pitusín”, Pilar Calvo Sotelo, Isasa, Carmelina Ibor, María Teresa Ibor, Alicia Bonet, Juanito Leyva, María Luisa Escrivá de Romani…

En 1930 aparecía en La Esfera una fotografía de la artista en una escena de la interpretación de la obra “La maja”, con motivo de la fiesta benéfica celebrada en el Teatro de la Princesa.

En 1930, en una escena de La maja, junto a Concha y Carmen Isasa y el Sr. Escalera

 

En marzo de ese mismo año, su fotografía era portada en la revista Mujeres españolas, acompañada de un breve texto en el que se ensalzaba su vocación teatral.

El paréntesis que supuso la guerra civil y la difícil posguerra, no mermó el entusiasmo de Rosario Muro, que continuó su infatigable labor dirigiendo funciones.

En 1941 fue nombrada Presidenta de Honor de la Hermandad de Señoras de la Virgen de Gracia, patrona de San Lorenzo de El Escorial.

En 1947 el Ayuntamiento escurialense acordó designar una calle del Barrio de Abantos con el nombre de Rosario Muro, en prueba del cariño del pueblo y de su colonia veraniega.

Al acto de inauguración junto con las autoridades locales, asistió Rosario Muro, que descubrió la placa de granito instalada en la pared del chalet “Villa Rosario”, recibiendo el homenaje y aplauso de autoridades y del público presente en el acto.

Murió en Madrid, el 15 de noviembre de 1957, y está enterrada en la Sacramental de San Justo en Madrid.

Rosario Muro tiene una calle en el barrio de Abantos, en San Lorenzo de El Escorial

 

Programa de mano de una de las funciones de 1915

 

 

Rosario Muro y la AEPE

En 1913 la Asociación de Pintores y Escultores organizó un baile de máscaras en el Teatro Real, un Baile de Payasos en el que era obligatorio el disfraz en colores blanco y amarillo, al que acudieron SS.MM. los Reyes, que acudían de forma habitual a apoyar con su presencia los actos que organizaba la institución, como veladas benéficas y exposiciones.

Actos y actividades en los que ya colaboraba Rosario Muro, como en la función benéfica llevada a cabo el 30 de abril de 1918 en el Teatro de la Princesa.

En 1923, la Asociación de Pintores y Escultores acordó preparar un festival a beneficio de la Caja de esta entidad, en el que intervino la compañía de Rosario Muro, representando en el Teatro de la Princesa una obra de Francisco de Quevedo.

La fecha del festival se fijó de acuerdo con los compromisos de SS.MM. los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, para facilitar su asistencia.

Al final de la representación hubo, como ya era costumbre, rifa de cuadros y esculturas donados por los afiliados para este fin.

Ante los magníficos resultados del festival, la Asociación de Pintores y Escultores decidió en su Junta Directiva celebrada el 14 de mayo de 1923, nombrar a Rosario Muro Socia de Honor, en vista de su repetida y desinteresada colaboración con la institución.

 

Revista Vida aristocrática, 1920

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Pedro García Camio

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1922 Francisco Blanco Blanco

Como hemos visto en Gacetas anteriores, la Junta Directiva de marzo de 1921designó a los Vocales Lorenzo Aguirre y Tomás Gutiérrez Larraya, además del Contador Francisco Blanco y Blanco, para las labores de la Gaceta. No sabemos si compartieron tareas de redacción, pero sí queda claro su dedicación a la misma.

Del periodista Francisco Blanco y Blanco pocos datos hemos podido obtener. Inscrito en la Asociación de Pintores y Escultores como pintor, nació en Cádiz, aunque vivía en Madrid, en la calle de las Delicias, 13..

Escribió algunos artículos para la Gaceta de Bellas Artes.  Envió obra a la exposición que se celebró en Santander en 1919.

En 1921 fue nombrado Contador de la Junta Directiva de la AEPE. Participó en el I Salón de Otoño de 1920 con las obras:

82.- Las Calatravas, óleo, 0,67 x 0,56

83.- Sol de tarde. Monasterio del Parral, óleo, 0,56 x 0,67

En diciembre de 1931 el diario ABC publicaba una nota que decía textualmente: “Cosmos”.- Con este título ha empezado a publicarse en Madrid una excelente revista gráfica y literaria, cuyo primer número está avalorado por interesantes trabajos de firmas prestigiosas y por muy atrayentes grabados. Dirige la nueva revista, a la que deseamos próspera vida, el distinguido periodista D. Francisco Blanco”. El mismo dato, aparece publicado en La Libertad solo unos días más tarde.

Sin poder aportar ninguna reseña biográfica más, no queremos dejar de mencionarlo, puesto que mantuvo su trabajo en la Gaceta de Bellas Artes.

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1922- 1930 Pedro García Camio

Tras la dimisión como Secretario General de Cándido Medina Queralt, se encargó de la secretaría de la Asociación Pedro García Camio. Secretaría que llevaba aparejada el cargo de Director de la Gaceta de Bellas Artes.

Al estrenar año, la Gaceta estrenó también cabecera con un diseño de marca de la Gaceta de Bellas Artes que había quedado registrado el 15 de diciembre.

Fallecido Daniel Zuloaga, además de un comentario, en el número de 1 de enero se le dedicó la primera página a una obra suya.

Después de la celebración del Salón de Otoño de 1921 las sucesivas Gacetas fueron publicando algunas fotografías de las obras presentadas al mismo, si bien no eran muchas, teniendo en cuenta el elevado número de obras inscritas en el Salón.

El pintor y crítico de arte, miembro además de la Junta Directiva en años posteriores, José Blanco Coris, comenzó a escribir por esa época una serie de comentarios críticos y ya creía necesario, y pedía, un Ministerio de Bellas Artes.

Yago Cesar de Salvador, también pintor, escultor, grabador, escritor y crítico de arte, comenzó a escribir en la Gaceta de Bellas Artes en la sección de Tribuna libre, bajo el seudónimo de “El Barón de Labledán”. El socio Yago César de Salvador era, junto a Joaquín Ciervo y Apolonio de Azolas, responsable de la revista ilustrada Gran Mundo, que se editaba en Barcelona y alcanzó un gran éxito de crítica y público.

La Gaceta de Bellas Artes comenzó a publicar también en 1923 una sección de teatro.

Desde 1921 contaba ya entre sus colaboradores habituales con el socio y pintor Bernardino de Pantorba, dedicado a comentar exposiciones o la obra de artistas, mientras que José Blanco Coris prefería artículos de opinión con temas de interés general crítico o de análisis del mundo del arte y de los artistas, como el artículo que publicó en el nº 211, donde se reproducía un dibujo retrato de Picasso hecho por Sebastian Junyent.

La Gaceta en esos tiempos era deficitaria, cubriéndose con ingresos extraordinarios.

En 1924 la Gaceta de Bellas Artes era una revista quincenal ilustrada, con portada de cartulina, color tierra, que se decía dedicada a la pintura, escultura, grabado, arquitectura, artes decorativas, poesía, teatro, música, literatura, etc., lo que se cumplió, dentro de las limitaciones de páginas, disponiendo unas secciones más o menos fijas de cada tema, aunque los centrales fueran la pintura y la escultura.

El número normal costaba 50 céntimos, pero el extraordinario de abril dedicado a la Semana Santa, costó 60. Incluía en la portada una foto sobrepuesta en blanco y negro, que en los sucesivos números fue indistintamente de pintura o escultura.

La Gaceta vino reservando durante el año una página gráfica para el tema del desnudo en el arte, desde el 15 de agosto una para dibujos y grabados y a partir del 15 de octubre se pretendió reservar otra para el retrato. También en agosto se inició una sección de escritores españoles.

La Gaceta de Bellas Artes era visada por la censura militar. Colaboraron en ella por estos años Emilia Pardo Bazán y José Ortega y Gasset.

Pedro García Camio, además de pintar y ocuparse de la Secretaría de la Asociación y dirección de la revista, colaboraba también en alguna otra publicación de arte, como Gran Mundo, de Barcelona.

Pedro García Camio

CAMIO, Pedro García    P   1919  17.jul.1898   MADRID  MADRID/PARIS    1.abr.1963

Socio de Mérito

Socio de Honor

Secretario de la AEPE

 

El artista en una fotografía de 1932

 

Pintor especializado en figura femenina y retrato, nació en Madrid, el 17 de julio de 1898.

Su padre, Pedro García Rincón, natural de Paradinas, Salamanca, era aparejador, constructor o maestro de obras, y su madre, Constanza Casiana Cámio de Arrillaga, de origen santanderino.

El matrimonio tuvo además otros dos hijos: Gregorio y Francisco.

Con apenas doce años, fallece su padre, y ocho años después lo hace su madre, por lo que Pedro estuvo en todo momento protegido por su hermano mayor Gregorio, casado y sin hijos, que trabajaba en Explosivos Riotinto y vivían en la calle de la Cruz, 16, en el Puente de Vallecas.

Con una gran facilidad para los idiomas, hablaba con soltura francés, inglés, italiano y portugués.

El artista en su estudio

 

Tras su primera educación en un colegio de frailes, estudió en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, donde obtuvo tres medallas. Allí tuvo de maestros a Moreno Carbonero, José Garnelo y Alda, Rafael Doménech, Miguel Blay, Cecilio Pla, ambos fundadores de la Asociación de Pintores y Escultores.

Desde joven, no ocultaba su admiración por Velázquez, el Greco, Ticiano, Miguel Ángel y Leonardo, siendo su preferido Rubens. Pero también Fortuny, Madrazo, Vicente López… y entre sus coetáneos, otra vez miembros de la AEPE: López Mezquita, Julio Moisés, López Cabrera, Rusiñol, Serra Farnés y Sorolla.

En 1917 participó por primera vez en la Exposición Nacional de Bellas Artes, pero no fue hasta la de 1922 cuando comenzó a destacar en las mismas, obteniendo una bolsa de viaje dotada con 500 pesetas.

En 1919 ingresó en la Asociación de Pintores y Escultores ocupando distintos puestos.

 

Una fotografía de Pedro García Camio de 1929

 

En 1921 opositó a la plaza de pensionado de Historia para la Academia de España en Roma, pero finalmente fue pensionado con beca para estudio de Retrato en París y Londres durante seis meses, plazo en el que dejó la Secretaría de la AEPE a Lorenzo Aguirre y la dirección de la Gaceta a Bernardino de Pantorba.

En los viajes de estudios pintaba y visitaba museos, pero tomaba también notas de viaje acerca de todo lo que veía. Así escribió un total de 106 artículos firmados publicados en la Gaceta de Bellas Artes, pero además hizo críticas sobre exposiciones y otras muchas colaboraciones en medios de la época que no firmaba.

De 1923 a 1925 colaboró asiduamente en la revista Gran Mundo de Barcelona, en la revista Coleccionismo, Hispania y en otras publicaciones de España, América, Bruselas, etc.

En la Exposición Nacional de 1926 obtuvo la Segunda Medalla, con su Rerato de Rey Barral, adquirido para el Museo de Arte Moderno.

Naturaleza muerta

 

Para Francisco Alcántara, socio también de la AEPE, ese retrato “resulta una gallarda prueba de pintor de las que no suelen verse en las exposiciones y es verdaderamente delicioso el encuentro con obras de pintura como esta”.

José Francés, quien fuera Presidente de la AEPE, comentaba en La Esfera que “a los retratos de Pedro García Camio siempre me parece que les sobra fondo… pero indudablemente deslíen el valor intrínseco del retrato; le restan intimidad, simpatía. Sobre todo teniendo en cuenta el estilo mesurado, sobrio de Camio. Su predilección por los grises; su casticismo, ajeno a pompas coloristas y ese decoro de sí mismo que es la condición más laudable de un artista. Testimonio de ambas cosas, de magalometría y de maestría pictural, el retrato de Rey Barral, uno de los mejores de la Exposición”…

Ese mismo año viajó por Italia y participó en la exposición realizada en Cádiz, junto a más de 100 artistas del momento y en la Exposición de Bellas Artes de Cádiz.

 

Otra fotografía del artista de 1929

 

En 1927 fue pensionado para estudiar Retrato durante tres meses en Bélgica y Holanda, viaje que aprovechó para participar de una forma muy activa en la organización de la exposición de las Artes del Libro en Leipzig, en la sección española que fue preparada por la AEPE.

Entre 1924 y 1926 Pedro comenzó a ser conocido como Camio, pasando ya a figurar en los índices alfabéticos de la G a la C.

El Heraldo de Madrid, 1924

 

En 1929 publicó su libro Artistas catalanes, editado por la Biblioteca Ascasibar, con 225 páginas y 77 reproducciones, con artículos sobre los principales artistas contemporáneos y socios de la AEPE, como Casas, Rusiñol, Masriera, Anglada Camarasa, Julio Antonio, Mir, Clará, Llimona, Meifrén, Blay, Urgell, Sunyer, Oslé, Esteve Botey,….

En 1929 había oído que su buen amigo Francisco Soria Aedo, tenía una guapa modelo granadina y le pidió que se la enviara para servirle de modelo en algunos cuadros. Así se enamoró de Elisa Alarcón Cortés, hija de Bernarda Cortés, conocida como “la perla del Albaicín” por su belleza, que ya no volvió a posar para ningún otro pintor más que él y con la que se casó en 1930.

Pedro y Eloísa se instalaron en la calle Alonso Cano, 11, trasladándose después a la Calle de la Cruz, 8, hoy Sierra de Cameros, en Vallecas, cerca de la Escuela de Artes, donde pasados los años, nacerían sus hijos y fallecería. El matrimonio tuvo dos hijos, Pedro, reconocido cardiólogo ya retirado y Eloísa, a quien llamaban Chipi, que estudió la carrera de francés.

 

 

En 1929 realizó una exposición en el Salón de Bibliotecas y Museos de Madrid, donde presentó 24 retratos, incluido un autorretrato y en las Galerías Layetanas de Barcelona. Presentó además obra a la Exposición Internacional de Barcelona.

En la Exposición Nacional de 1930, pese a ser votado para Primera Medalla, no la consiguió, si bien vendió la obra “Paseando”, que con este motivo fue reproducida en la Gaceta de Bellas Artes del 1 de septiembre.

Ese mismo año presentó una exposición en la Galería Delcaux de Bilbao, a la que llevó doce cuadros y cuya presentación del catálogo corrió a cargo de Bernardino de Pantorba, quien aseguraba que …”sus cuadros tienen también su espíritu y vive en sus retratos algo que es valor universal, además del logro de una técnica bien empleada”…

 

Fotografiado en 1932

 

En la Exposición Nacional de 1932 se le concedió la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, votada por sus compañeros artistas.

 

El Heraldo de Madrid, 1931

 

En 1933 presentó una exposición en las Galerías Layetanas que tuvo buena crítica. Para Enrique Bonet, “la pintura de Camio como la de Mazo, Pereda, Sorolla, Chicharro, Hermoso y Benedito, es una renovación de la naturalista española, y como aquellos maestros, se complace este artista en expresar la naturaleza, sin mentirla ni calumniarla, buscando, a través de la pincelada franca y certera, toda la fuerza constructiva del dibujo, colorido y expresión de vida”…

En aquellos años, Camio era Ayudante meritorio de la Escuela de Artes de Vallecas, cuyo edificio estaba situado en la calle Antonia Cala primero, desde donde pasó a la Avenida de la Albufera para trasladarse definitivamente a la Avenida Ciudad de Barcelona esquina a Menéndez Pelayo, donde aún hoy se encuentra.

 

Retrato de Enrique de Larrañaga

 

En 1934 inauguró una exposición en Madrid en la sala que poseía la Agrupación Castro Gil, en la calle del Prado, 23, una colección de retratos de modelos, tipos de mujeres… “donde destacan su valiente concepto del arte y la modernidad de su pintura”…

Crónica, 1935

 

La guerra civil la pasó en Madrid, mientras que su esposa Eloísa lo hacía en Valencia, donde tenía familia. Pedro fue muy buscado entonces porque las tropas republicanas querían saber el paradero de su hermano y su cuñada, de fuertes convicciones católicas y efectiva ayuda a los necesitados, que habían tenido que esconderse en la capital.

Casi al finalizar la contienda, Pedro fue movilizado y llegó a Valencia, donde encontró un trabajo oficial relacionado con el Tesoro Artístico, que pudo ser como conservador, con un pequeño sueldo.

De regreso en Madrid, con las manos y los bolsillos vacíos, retomó sus clases como profesor de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Vallecas.

Firma autógrafa de Pedro García Camio

 

En 1945 viajó con su hijo a la salmantina Candelario, junto al pintor Agustín Segura y su esposa, y el escultor Avalos y su hijo, realizando apuntes y cuadros muy bien aprovechados.

En 1946 se le nombra profesor interino de término de dibujo de la Escuela de Artes de Vallecas, obteniendo la plaza en propiedad hacia 1950.

Tras un paréntesis de doce años, en 1946 volvió a exponer en Madrid, en los Salones Macarrón de la calle Jovellanos, con gran éxito de crítica. Destacaba el ABC …”en la madurez de su talento, muestra una gran obra de retratos, composiciones y paisajes, pintados con la factura más española”…

Para José Prados López, Secretario de la AEPE, los retratos expuestos eran una “seria lección estética para muchos pintores, maestros del escamoteo y el camelo artístico, con apariencia de geniales, que no engañan a nadie, ni siquiera a ellos mismos… Pedro G. Camio está dando una lección de buena y sólida pintura… y después de una prolongada ausencia, nos trae el tono potente y exacto de un pintor que no puede ser vencido ni alejado de un prestigio que está por encima de las recompensas oficiales”.

 

La niña de la rosa

 

En 1947 realizó otra exposición en la galería Delsa de Bilbao que la prensa calificó como …”una perfecta lección de pintura, de buena pintura, viene a demostrarnos también que para él el oficio no tiene dificultades ni secretos. Bodegones, retratos y paisajes son tratados por su exquisita sensibilidad con indudable perfección y buen gusto”…

Ante el éxito de la muestra, volvería un año más tarde a la misma galería con una muestra de la que la Gaceta del Norte destacó que “las figuras de Camio tienen un punto de sugerencia y de expresión que inmediatamente atraen y encantan; nos referimos al dibujo que vive con esplendidez en las manos de las modelos… conoce como nadie el secreto de los ropajes y sabe sacar todo el partido posible a la gracia de anudarse el mantón… su pincel se recrea en sacar finuras y suavidades a la seda”…

 

1932

 

En 1950 volvió a exponer en Bilbao, esta vez en la Galería Arte y Hogar (antigua Delsa).

En 1951 participó en la I Bienal Iberoamericana de Arte que se celebró en los palacios del Retiro y al año siguiente regresó a Bilbao, a la misma galería, donde llevó 24 cuadros.

En 1953 expuso en San Sebastián. En la Hoja Oficial de San Sebastián se podía leer: “Dibuja, compone y pinta sabiamente, y no se diga que su pintura es fría. No. Llena de calidades, capta la luz en sus más tenues matices y da a sus cuadros la atmósfera adecuada… magnífica exposición en la que cada lienzo es un acierto”…

 

Pedro García Camio en 1927

 

Tras este nuevo éxito, ese mismo año presentó exposición en Madrid, en el Salón Cano de la Carrera de San Jerónimo. Decía José Prados López de ella que “con la serenidad que da el dominio, la inteligencia y la autoridad artística, características acusadas del pintor… en la exposición vemos la verdadera solera de una pintura siempre de moda y siempre española… por lo que encierra de madurez, de universalidad, de inteligente concepto, abarcando la seguridad de una técnica eterna, siempre mentora y catedrática”…

En 1954 regresa a Bilbao, a la galería Arthogar (antigua Delsa y Arte y Hogar), con bodegones y retratos, y un año más tarde presenta sus obras en el Salón Cano de Madrid.

 

La gallina

 

En 1958 vuelve a en Bilbao y un año más tarde presentará allí una exposición monográfica de exhibición donde se pudieron ver trece retratos.

En 1961 al Salón Cano de Madrid llevó un total de 27 obras: dos retratos, trece figuras y doce bodegones que Prados López calificó como un “conjunto de géneros con que el pintor asegura su personalidad al dominio perfecto de una técnica… y señoreando el conjunto, sus retratos en los que Camio ha logrado siempre victorias justísimas”.

Su última exposición fue en 1962 en Bilbao, la ciudad que tantas alegrías le dio.

En los últimos años de su vida, su salud se fue resintiendo, y la mañana del 1 de abril de 1963, sufrió una crisis hipertensiva, con hemorragia cerebral que le causó la muerte. Fue enterrado en la Sacramental de Santa María.

Por la prensa de la época encontramos que fue comparado con Sorolla, por su facilidad, con López Mezquita por la maestría, con Madrazo por su pincelada… reconociendo que “sus retratos eran magistrales, sus fondos, maravillosos, sus pliegues, admirables, sus grises, insuperables, sus manos… las manos marcaron un día el precio de sus cuadros porque las manos contienen la mayor fuerza emocional y significativa de cada uno de los lienzos. En ellas está contenido el elogio de la obras que se abre en una armonía deliciosa de color”…

 

La Esfera, 1925

 

Decía un antiguo compañero de estudios de él que “desde la adolescencia ha seguido ya una línea recta: adolescente aplicado, de meticulosa probidad, que no se dejó ganar a lo largo del camino de su vida por sentimientos contrarios a su idiosincrasia, de una seriedad reflexiva”.

Pedro García Camio era alto, vigoroso, de ademanes sobrios y precisos. Para el trabajo, serio y constante, con la familia, alegre y abierto y con los amigos, juerguista y animado.

Era equilibrado, sereno, dueño de sí mismo, no gustaba de ridículas farsas, amigo de sus amigos, que fueron muchos.

Amante de la música clásica, sinfónica y la ópera, lector empedernido, aficionado al cine, que frecuentaba dos veces por semana, amigo de las tertulias, frecuentando las del café Gijón y La Perla.

Seco de carácter, nada vanidoso ni pedante, honesto, cabal, algo introvertido pero con una conversación amable al intimar.

Pedro García Camio, Secretario de la AEPE, retratado por Solís

 

Pedro García Camio y la AEPE

Con 21 años, ingresó en la Asociación de Pintores y Escultores, donde había participado ya en la exposición de pintura, escultura y grabado que en 1919 se organizó en Bilbao.

Con posterioridad formó parte de la ponencia que estudió el Reglamento del Salón Permanente de Exposiciones de 1921, fecha en la que fue nombrado Contador de la Junta Directiva.

Un año más tarde, por ausencia de Cándido Medina Queralt, ocupó el cargo de Secretario de la AEPE, siendo elegido en Asamblea en 1923, con motivo del que la Gaceta publicaría un retrato suyo de cuerpo entero dibujado a lápiz por Solís Ávila, haciéndose cargo de la revista.

De su estancia en París se trajo la experiencia de haber sido miembro de la Asociación de Artistas Españoles en Francia, siendo nombrado su representante en Madrid.

Participó en la exposición de pintura española en México que organizó la AEPE en 1926.

También lo hizo en la exposición del Grand Palais de París, Salón de Otoño de 1926 en el intercambio que llevó a cabo la AEPE con el Salón de París.

En 1927 formó parte del comité seleccionador de obras de la Exposición Internacional de Grabado de Florencia. Un año más tarde, asistió en representación de la AEPE al Congreso de Cooperación Artística Paneuropeo que se celebró en Austria.

Formó parte de numerosos jurados de certámenes de pintura y carteles, como el de Carteles de Oleicultura de 1924, de Ceregumil de 1925, del Concurso Nacional de Escultura o del Salón de Mayo de 1935.

Organizó y logró llevar a cabo en 1927 una exposición de carteles de artistas de la AEPE en varias ciudades holandesas y alemanas, en colaboración con el Presidente del Círculo Español Holandés de Enschende.

En reunión de la Junta Directiva del 19 de mayo de 1930, dimitió Camio de su cargo de Secretario por diferencias referentes a temas de jurados con motivo de la Exposición Nacional. Constó en acta el sentimiento de la directiva por su marcha. El 23 de mayo envió una carta en la que dimitía también del comité de redacción de la Gaceta.

Camio se presentó a todos los salones anteriores a la guerra civil excepto a los de 1929, 1932 y 1933.

En el tercer Salón de Otoño de 1923 fue nombrado Socio de Mérito y un año después, Socio de Honor.

Volvió a presentar obra a los Salones de 1952, 1954, 1956, 1958, 1959,1960 y 1963, obteniendo Primera Medalla y el Premio Duque de Alba en el XXVIII Salón de 1956.

 

Joven segoviana con cántaro

 

Dama

 

 

Rosario Román Arroyo

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

Rosario Román Arroyo

ROMAN ARROYO, Rosario           P                     22.oct.1912     PALENCIA   MADRID

 

Rosario Román Arroyo nació en Palencia, el 22 de octubre de 1912, pero su niñez y adolescencia transcurrieron entre Madrid y la ciudad de Salamanca.

Era hija de Abilia Arroyo Pascual, quien fuera Presidenta de la Asociación Femenina de Educación Cívica,  conocida popularmente por la Cívica, que fue promovida por María Lejárraga, María Rodrigo o Pura Maortua entre otras, y cuyo objetivo era fomentar la cultura en la mujer de clase media y crear en ella una conciencia de responsabilidad ciudadana. La Cívica llevó a cabo unas tareas mucho más comprometidas con los cambios socio-económicos y pedagógicos de la República que el Lyceum Club Femenino. Su madre, presidía la Cívica de Salamanca.

Su padre fue Emilio Román Retuerto, catedrático numerario de Geometría analítica y Decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca. También catedrático de Ciencias de la Universidad Central de Madrid. El matrimonio tuvo cuatro hijos: María Rosario, José María, Petra y Pilar.

Desde muy niña destacó por su amor al estudio y a la ciencia, alentada sin ninguna duda por un ambiente familiar en el que recibió estímulos y bases sólidas sobre la que asentar sus inquietudes científicas y artísticas.

Tras destacar en sus estudios en el internado del Colegio de las Esclavas del Corazón de Jesús,  con apenas 18 años aprobó el bachillerato universitario de Ciencias, matriculándose en la Universidad de Salamanca. De hecho, fue una de las siete alumnas que se matricularon en Ciencias Químicas, obteniendo el título en junio de 1934.

Su hermana Petra se decantó por la Oftalmología, licenciándose en 1938 y abriendo consulta privada en Salamanca. Su hermano José María estudió también Químicas, licenciándose después junto a su hermana Rosario. Fue doctor en Química, ingeniero aeronáutico, catedrático y director de la Factoría CASA.

En 1932 participó en la Velada en honor de Santo Tomás de Aquino que se celebró en el Ateneo salmantino, en el que tuvo un destacado papel al pronunciar un discurso titulado “La mujer en la Universidad”, debido a ser una aventajada alumna de la Facultad de Ciencias, en el que expresó que “este siglo se denomina del Niño, y se debe de colocar también al lado de éste a la mujer”. habló también del ideal de la mujer que ante la deficiencia y la incomprensión del hombre, está llamada a realizar hondas y grandes transformaciones, restauradoras de la verdad que en días pasados laboró la grandeza de la sociedad y con ella, la grandeza de la Patria. “Fue muy aplaudida”.

La artista es la segunda por la izquierda, en 1932, en la Velada en honor de Santo Tomás de Aquino del Ateneo salmantino, en el que pronunció el discurso “La mujer en la Universidad”, fotografía de El Adelanto

 

En 1932 logra Matrículas de Honor en Análisis Matemáticos y en Física teórica y experimental de la Facultad de Ciencias.

Ese mismo año impartió una conferencia en los locales del partido Agrario de Plasencia, en un ciclo organizado por la Sección Femenina.

Un año más tarde, participó como ponente en la sesión de clausura de la Asamblea de la Asociación Femenina de Educación Ciudadana de Salamanca, realizado en el Teatro Bretón. Para la ocasión, Rosario vistió de charra (traje popular salmantino), e hizo un bello canto de la mujer española en un discurso tras el que presentó al orador Gil Robles.

En 1934 fue la madrina del acto de entrega de la bandera a la Juventud de Acción Popular de Salamanca, regalo de la Asociación Femenina de Educación Ciudadana.

1934, El Adelanto, la artista fue la madrina en la entrega de la bandera a Acción Popular

 

Ese año, se licenció con Matrículas de Honor y sobresalientes en Ciencias Químicas.

1934 Fotografía que aparece en la orla de la Universidad de Salamanca, Ciencias Químicas

 

Rosario entonces se dedicó a la docencia, siendo profesora ayudante de clases prácticas, y poco después, profesora auxiliar en la asignatura de Análisis Matemático. Su ejercicio profesional posterior fue el de profesora Agregada de Enseñanza Media.

En agosto de 1939 contrajo matrimonio en la Capilla de la Milagrosa de la Catedral de Salamanca, con el catedrático de Ciencias José Burgos Romero. El nuevo matrimonio visitó algunas capitales del norte y tuvieron dos hijos: Juan y Emilio.

Pasada la guerra civil, continuó sus labores de enseñanza en distintas capitales de provincia.

En marzo de 1960 fallece su esposo y en 1968, es nombrada Profesora Agregada de Matemáticas en el Instituto Nacional de Alcalá de Henares I, procedente del Instituto Nacional de Enseñanza Media de Zamora.

ABC, 1976, fotografía de la artista con motivo de su exposición en el Club de Arte de Madrid

 

En 1971 es nombrada Directora, con carácter definitivo, del Instituto Nacional de Enseñanza Media «Isabel la Católica» de Madrid.

Esto, en cuanto a su vida profesional, pero Rosario Román Arroyo, fue también socia de la AEPE y tuvo una discreta, aunque prestigiosa, carrera artística que compaginó con su docencia.

En 1974 realizó una muestra de óleos en Guadalajara, concretamente en la Sala de Exposiciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, que pudo visitarse del 23 al 31 de diciembre.

Flores y abejas, 1974, anuncio de su exposición en Guadalajara

 

En 1976 el diario ABC recogía una escueta nota, acompañada de una fotografía de la artista, en la que se decía que estaba exponiendo 25 lienzos en la Sala de Exposiciones del Club de Arte de Madrid.

En junio de 1978 realizó una exposición en la galería Círculo de Madrid, junto a las pintoras Vicenta Ruiz, Paloma Villanueva y Pilar Sánchez.

También en 1978, en la Galería Editora Nacional de Madrid, presentó una exposición que recogió La Hoja Oficial del Lunes, en un artículo firmado por J.R. Alfaro, en el que se decía que “la obra que presenta Rosario Román es una expresión de frescura y sinceridad. Cada vez se hace, además, más penetrante y poética por la transfiguración que hace tanto de los paisajes como de los objetos. Hay un juego de delicada fusión de colores y, en los contrastes, como una danza de sombras y luces. La pintura de Rosario Román puede decirse que está presidida por la franqueza, pero envuelta siempre en una especie de misterio nostálgico, que se prolonga en las dimensiones. El dibujo es, a veces, agudo o suave, y los colores, cuidadosamente acordados, como las sonoridades de una música melódica. La luz parece surgir como de un eterno crepúsculo. Una visión de sencillez introduce en su pintura el sentimiento de una gracias poética, donde se encuentra la espontaneidad de una nueva forma de primitivismo”.

ABC, 1978 con motivo de su exposición conjunta en la galería Círculo de Madrid

 

En marzo de 1979 llevó a cabo una exposición de pinturas en la Sala de Exposiciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid de la Calle Barquillo.

En octubre de 1980 expuso sus obras en la Galería de Arte Gabas & Estecha, situada en la calle Ingeniero Mariño, 12, de Guadalajara, “una colección de óleos en los que cabe destacar sus bodegones que reposan sobre esquemas sencillos de fuertes contrastes lumínicos, mientras que el tema paisajístico está configurado por amalgamas confusos de pigmentos y, a veces, carentes de perspectiva. Su obra se cotiza entre 3.000 y 16.000 pesetas”, escribía L.L. en Flores y abejas: revista festiva semanal.

En septiembre de 1981 realizó una exposición en la galería de arte Abula, de la calle Galileo de Madrid. Y en octubre del mismo año, expuso figuras y paisajes en la Sala Torres-Begué de Madrid.

En mayo de 1983 realizó una exposición de paisajes en la Sala de Arte Eureka de Madrid.

ABC, 1983, anuncio de su exposición en la Sala Eureka de Madrid

 

En octubre de 1985, junto a Magdalena España, Pablo Peinado, Trinidad Romero, Félix Sanz, Pau Sintes y Vidal, exponía nuevamente en la galería de arte Abula.

En junio de 1989 exhibió óleos en la galería de arte Mayte Muñoz, de la calle Manuel Silvela de Madrid.

A partir de aquí, poco más se sabe de ella.

 

Rosario Román Arroyo y la AEPE

Presentó dos obras al XLV Salón de Otoño de 1977, tituladas Cántaro con espigas y Paisaje.

 

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

 

 Álvaro Delgado, renovador de la figuración

 

La consigna de Álvaro Delgado era: “el arte viene del arte”; fue siempre curioso y experimentador, estudioso y zahorí, investigador de los grandes maestros, algo que se constata en su exposición de la Academia. Hay pintores que sentaron las bases de la pintura a lo largo de la historia, otros que abrieron ventanas, vías a distintas formas de expresión. Algunos sólo buscaban un “gozoso recreo espiritual”. Aún, los que promovieron el contagio universal de los lenguajes.

Álvaro Delgado ante el retrato del poeta Ángel García

 

Apeles está considerado el padre de la pintura antigua. Giotto di Bondone abrirá las puertas al Renacimiento y lo que plantea Masaccio lo desarrollará Fra Angélico. El gran pilar del Renacimiento alemán es Durero, una de las influencias de Álvaro Delgado, a través de su obra. Ya nonagenario le homenajeará con unas piezas soberbias, que lo recrean en El caballero, la muerte y el diablo o el Retrato de Carlomagno.

En el Barroco, Velázquez (1599-1660) reina como el maestro en la creación de espacios, de atmosfera en las obras. En tanto que Doménikos Theotokópulos (1541-1614) será un arriesgado renovador de las formas, no siempre entendido. En la década de los cuarenta del siglo pasado, la admiración generalizada la tenía Velázquez, excepto Álvaro Delgado, que siempre prefirió a El Greco- igual que Palencia-, lo que se deja ver, con facilidad, en paisajes y retratos.

Con Cézanne llegan nuevos planteamientos que le consagrarán como padre de la pintura moderna. Aunque Malraux se inclinaba por Goya:”Ahí está la levadura del arte moderno”. Luego, viene Picasso y lo pone todo patas arriba, lo experimenta todo, lo prueba, lo consigue con resultados brillantes y únicos. Álvaro Delgado descubre a Picasso, ya en su formación, Vázquez Díaz mediante. Picasso y el cubismo. Cuando va becado a París, 1949, su interés se consolida. En París también descubrirá la obra de Chaim Soutine, la litografía con Fernand Mourlot.

En sus primeros bodegones está el peso de la pintura tan bien construida por Bonnard y la sobriedad, hasta que Bonnard se desboca con hemorragias de amarillos. Sus primeros retratos ya anuncian que busca romper con lo que se hace, la figuración costumbrista. A partir de 1967 hay un giro proverbial, que se concreta en la realización del retrato del negus de Abisinia, Haile Selassie, hoy en la Real Academia de Bellas Artes.

Pere Gimferrer, 1998, óleo táblex, 73×60 cm

 

Del retrato en Álvaro Delgado se ha escrito con abundancia: Lafuente Ferrari, Gaya Nuño, Camón Aznar, Sánchez Marín, Faraldo, Joaquín de la Puente, Caballero Bonald, Corredor-Matheos, Marín Medina, Francesc Miralles, Víctor Nieto, Montserrat Acebes…En la muestra del centenario se exhiben varios ejemplos y, sobre todo, un montaje que muestra la “férvida depuración de su pintura”, como diría don Enrique Lafuente Ferrari. Del retrato de Mercedes Gal II, 1947, al de Pere Gimferrer, 1998, hay una distancia que recorre la compleja historia de las formas en el arte.

Para quién ame la pintura, este es un buen lugar: la exposición del centenario de Álvaro Delgado. La pintura sólo se homenajea con la pintura y eso es lo que hace Álvaro Delgado en este conjunto sucinto de su trayectoria. Resumir a un pintor, que hizo tanto, en cincuenta piezas ha sido todo un reto. Baudelaire asegura que el fin de la poesía es la misma poesía. Igual sucede con la pintura, es lo que pone de manifestó esta exposición necesaria, esta propuesta rotunda del maestro de la Olmeda. ¡Recuerden “el arte viene del arte”! Aunque deban de coadyuvar en la apuesta las facultades personales del artista y la ambición en expresar la emoción y el misterio en abrazo compacto.

¿Bodegonista, retratista, paisajista, estructuralista, experimentador, estilista analítico? Pintor convulso, revolucionario del gesto, grabador tibar, renovó la figuración en la pintura española, creando un lenguaje genuino, expresionista, esplendoroso y vivo, exultante lo observamos, a los cien años de su nacimiento. No le gustaban las etiquetas y menos la de retratista, decía “no soy un retratista, soy un pintor que hace retratos”.

Ramón Faraldo, 1996, óleo sobre táblex. 41×65 cm

 

Un expresionismo genuino, jugoso, espiritual, sensual, dramático, inequívoco. Siempre fue figurativo, es verdad que a veces raya la abstracción, pero al final siempre aparece la figura, por deconstruida que esté. Hay bodegones de los noventa en los que cuesta distinguir los objetos, pero están y se acaban percibiendo. Alguien que vea sus etapas, sus series, puede creer que se repetía, vean la eternidad que hay de la Vanitas, 1945, a Cabeza de carnero desollado frente a un agujero negro, 1992

¿Cómo era Álvaro Delgado? Resuelto, aparentemente arrogante, decidido, altivo, activo, inquieto, campechano, castizo, buscador; quiso descubrir el alma de la pintura y para ello hizo y deshizo hasta llegar al corazón del gesto, que acarició o fustigó para hacerle cantar como un menino la mejor partitura de Mozart o el endiablado ritmo de Scriabin ¡Un príncipe del gesto filoneista en medio de una sociedad misoneista!

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con el patrocinio de Reny Picot, organiza en sus salas temporales la exposición del centenario de Álvaro Delgado (1922-2016). Cincuenta pinturas, nueve estampas y dos libros de bibliófilo, fechadas entre 1945 y 2002, dejan constancia de la trayectoria creativa de un renovador de las formas, que hizo homologable la pintura española en el contexto internacional figurativo, en tiempos risueños a la abstracción.

Leopoldo María Panero, 1996, óleo táblex, 73×60 cm

 

Madrileño de la calle de la Esperanza, hijo de un encargado de almacén, muy dotado para el dibujo, la guerra civil interrumpe su formación, que inicia con Vázquez Díaz. En 1940 entra en contacto con Benjamín Palencia, formando parte de la Segunda Escuela de Vallecas. Poco después conoce a Pancho Cossío, completando el trio de sus maestros españoles. No es desdeñable la importancia de Faraldo en su formación intelectual, aportándole imágenes de la pintura internacional, bibliografía francesa y actualísima.

En 1945 realiza su primera individual en Clan, expone en Buchholz- con los que serían germen de la futura Escuela de Madrid- y en 1947 participa en el IV Salón de Los Once. Dos años después va becado a París y se embebe de Picasso, Chaim Soutine, del litógrafo Mourlot. Desde sus inicios bonnardianos pasa por el cubismo sintético y mediados los sesenta da un salto cualitativo para encontrar su expresividad personal con un cierto anarquismo lírico, elegante, incisivo, grequista, alígero, perspicaz.

Desde entonces, participa en las bienales de Alejandría, Venecia, Sao Paulo; en cientos de exposiciones nacionales e internacionales, premios, academias, logrando un reconocimiento que le ubica entre los más reputados y brillantes artistas de los últimos lustros del XX en España y más allá.

La Olmeda el día del juicio final, 1986-1990, óleo sobre papel pegado a contrachapado, 162×130 cm (MNCARS)

 

En la exposición, comisariada por Víctor Nieto y yo mismo, hasta el 11 de diciembre, en la Real Academia de Bellas Artes: paisajes, bodegones, retratos, homenaje a los clásicos- Durero, El Greco, Goya-, dibujos y huellas deslumbrantes de una síntesis prodigiosa de las formas con estilización fascinante. Crónicas de Navia y la Olmeda, Los fusilamientos de la Moncloa, Haile Selassie, Leopoldo María Panero, El diablo, Judío colgado; suite de aldabonazos plásticos, que obrarán un descubrimiento de la obra de Álvaro Delgado tanto en quienes creían conocerlo, como en los que le desconocían.

Obras de colecciones privadas, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia, Real Academia de Bellas Artes, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Fundación Santander, Fundación Telefónica, Museo de Anleo, Banco de España…

Tuvo los grandes premios del momento, perteneció a la Real Academia de Bellas Artes, a la Academie Européenne des Sciences, des Arts et de Lettres de París; así como a otras academias españolas. A la muestra acompaña un magnífico catálogo con textos de Tomás Marco, Víctor Nieto, Álvaro Delgado-Gal, José Corredor-Matheos, Montserrat Acebes y yo mismo y una breve bibliografía, así como datos complementarios de su actividad.

Retrato de Carlomagno, 1999, óleo táblex, 116×81 cm

 

Más allá de todas esas referencias, lo que importa en esta exhibición, muy didáctica, muy medida, es poder experimentar su transformación hasta conseguir su idiolecto. Los grandes artistas, pintor en este caso, son como eslabones de una cadena que contiene el arte plástico a través de los siglos. No se trata de un ranking de primeros o segundos, sino de enlazar propuestas genuinas que multiplican las posibilidades expresivas, consolidando los fines del arte.

A veces, se especula con la muerte de la pintura. Nada que sea útil desaparece, excepto los seres animados. Mientras haya vida, existirán creadores que se vean impelidos, forzados a expresar su entidad emocional y sensitiva, a expresarse por medio de lo que conocemos como arte. Y como todo cambian, las concepciones personales también lo hacen, pero sin dejar de existir.  A su vez, siempre habrá conciudadanos que necesiten de esa creatividad para hacer de la vida algo feraz y diferente, una pasión vivida.

Judío colgado, 2002, óleo sobre papel pegado a fibrapán, 177×108 cm

 

Desde mi sabor, lo excepcional de esta exposición del centenario de Álvaro Delgado es poder observar una obra, que parece hecha ayer, que sigue impresionado, que sigue emocionando, que nos anima a sentir que, en toda vida, en toda obra de arte, por pequeña que sea, cuando la miramos con atención, en la proximidad, podemos encontrar algo grande. Siento una enorme satisfacción en haber contribuido a que esta pintura tan intelectualizada, tan fecunda, impactante, pueda seguir proporcionando admiración y reconocimiento a su autor, que sin la mirada del espectador se oscurecería, se quedaría en un gesto baldío.

La organización de todo este evento me ha dado la oportunidad de conocer mejor a personas extraordinarias por distintos conceptos, como Alfredo Pérez de Armiñán y su capacidad infinita de actuar y de pensar; la figura de Álvaro Delgado-Gal, que ha escrito una joya para el catálogo; la generosidad de un mecenazgo brillante y silente como el que ha realizado Francisco Rodríguez García; Víctor Nieto, Hernán Cortés, Corredor-Matheos, Montse Acebes, Félix Andrada, Isolina Dosal, el personal adscrito a la Academia y externo. Y tantos amigos y coleccionista de Álvaro Delgado que con su presencia están revitalizando su figura y su obra excepcional, luminosa, ascensional, revolucionaria por su excelente factura.

Tomás Paredes

Presidente H. Asociación Española Críticos de Arte/AICA Spain

 

Recordando… Bibelot y tanagra

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Bibelot y tanagra

Bibelots: todos tenemos alguno en casa

Objeto pequeño y decorativo de escaso valor, como los muñecos o estatuillas con figura humana.

Según el diccionario de la RAE, es una figura pequeña de adorno presente en la lengua francesa desde el siglo XV, que se formó por una repetición expresiva de “bel-bel”, doble apócope de beau, que significa bello.

Hablar de bibelots es hacerlo de ciertos objetos inclasificables para la historia del arte, que se dejaron de lado por considerarlos triviales, cotidianos, populares o producidos en serie. Todos los tenemos en casa puesto que son juguetes, platos, vasijas, bordados, tapices, estatuillas, amuletos, bichos embalsamados y miniaturas varias que se agrupan bajo el concepto de bibelots.

Concebidos sin ninguna función específica más que la decorativa, concentran gran parte de la cultura material y visual desde el siglo XIX y por eso ya desde algunas décadas se han convertido en “bisagras” para el arte, revirtiendo significados, expandiendo horizontes.

Bibelots viene de bibelo, “término francés adoptado para referirse a pequeñas copias de porcelana y esculturas de todo tipo, objetos esmaltados y cosas extrañas que son difíciles de clasificar”, según Alfredo Kell definió en 1905.

Son a fin de cuentas objetos banales que, involucrados en el arte, adquieren una potencia poética.

Se caracterizan por ser pequeños objetos de uso cotidiano con ornamentaciones de la época. Posteriormente, sus dueños, optaron a que sus compras fueran colocadas en las galerías de arte como parte de la distinción y prestigio que les generaban. No obstante, poco a poco fueron, aunque por tiempo limitado, allanándose los límites entre las piezas producidas en masa y las verdaderas obras de arte. De esta manera, los artefactos cotidianos generaron una función simbólica, que los hacía capaces de ser inmortalizados en un museo como un objeto meramente estético, para así formalizar el valor contextual a la que pertenecían.

Un bibelot además de su uso general como sinónimo de baratija, puede referirse específicamente a un libro en miniatura de elegante diseño como los realizados por Tiffany y Fabergé. También aparece regularmente en nombres de cosas tan diversas como restaurantes y perros de exhibición.

La edad de oro del bibelot, del que es testimonio la invención de la estantería con vitrina en la década de 1830, significó en principio la puesta en escena del coleccionista, ese individuo cuya sola acción dio sentido al conjunto de objetos reunidos.

El Romanticismo en el mobiliario y la decoración de interiores, que se expresaba con un recargamiento heredero del arte barroco y el rococó, se popularizó cuando la burguesía impuso sus gustos, que tendrían a ser interiores muy recargados, confortables y acogedores, repletos de pequeños objetos decorativos llamados bibelots, así como numerosos elementos textiles como cortinas, alfombras y cojines de ricos coloridos.

Con el tiempo, todos los pequeños adornos que pululaban por las casas señoriales mostrando de manera “casual” el poder adquisitivo de cada uno, se exhibieron en lugar de vitrinas o aparadores sobre mesas pequeñas dispersas por los lugares a los que accedía el visitante.

A principios del siglo XX el arte de la figurita decorativa o bibelot se popularizó más aún con el Art Nouveau más corpóreo, encontrándose en muchas casas particulares a modo de modestas jardineras y bibelots de todo tipo con el estilo que hizo tan famoso el escultor Lambert Escaler, que las producía masivamente desde 1903, ejemplo que fue seguido durante un tiempo por muchos otros modelistas.

A finales del siglo XIX el escaso grupo de coleccionistas, con centrado en las grandes capitales, tendió mayoritariamente a la pintura antigua pues era continua la llegada de estas piezas al mercado, y también se decantó por la compra de todo tipo de objetos decorativos (antiguos o modernos), como la cerámica, la porcelana, el mobiliario, los esmaltes, textiles o bibelots, piezas que las exposiciones universales se habían encargado de sobrevalorar, y que formaban parte del retrato común del coleccionismo europeo.

Así, las posibilidades de los creadores españoles para encontrar un hueco en la península eran muy escasas. Competía con el prestigio de los grandes maestros y estilos del pasado, con la reputación de la arqueología y se enfrentaba al diletantismo de unas nuevas fortunas españolas que buscaban emular los hábitos de la antigua nobleza. Los encargos privados solían limitarse al retrato, la decoración de interiores o el paisaje y las instituciones (estatales o provinciales) no tenían la fuerza económica suficiente como para demandar la ingente oferta producida en el mercado español.

Monsieur Loo fue el marchante de arte asiático más importante de principios del siglo XX, puso de moda el arte oriental en un momento en el que Occidente sólo conocía las chinoiseries, aquellos bibelots de estética más bien extravagante y decadente. Loo supo crear un nuevo gusto, descubriendo a los adinerados coleccionistas y curadores de museos de Europa y Estados Unidos los tesoros del verdadero arte chino, desde las grandes estatuas hasta las miniaturas de jade, pasando por los frescos budistas y los bronces arcaicos.

Bibelot Art Nouveau

 

Bibelot de Faberge

 

Bibelots en bronce

 

Bibelots orientales

Bibelots de porcelana

 

Tanagra y tanagrina: los suvenires de la antigua Grecia

Al noroeste de Atenas, en la región griega de Beocia, se encontraba situada la ciudad de Tanagra, arrasada por los tebanos en el 370 a.C. y reconstruida con posterioridad.

Fue el escenario de batallas como las de los años 457, 426 y 423 a.C. ya que se trataba de una ciudad importante, con murallas, torres, acrópolis y teatro, templos y barrios habitados, en donde se decía que estaban enterrados el gigante mitológico cazador Orión y la poetisa Corina, contemporánea y competidora de Píndaro en concursos de odas para acontecimientos atléticos, que llegó a ganar siete veces.

Corina de Tanagra. Frederic Leighton

 

Una ciudad rica de la antigua Grecia, con una necrópolis fabulosa que ha llegado hasta nuestros días, con más de 8.000 sepulturas, y cuyos restos fueron expoliados masivamente desde mediados del siglo XIX.

Entre los siglos IV y III a.C. estaban de moda en el mundo griego una serie de figurillas hechas de terracota, llamadas “tanagrinas”, hoy conocidas también como “Tanagras”, de un arte refinado, que eran ofrendadas en los santuarios y acompañaban a los muertos en su tránsito al más allá en ajuares funerarios.

Estatuillas que se habrían fabricado en talleres atenienses, reconociendo en ellas la crítica actual a la escuela de Praxíteles, por el estilo de las cabezas, “con rostros de expresión dulce y lánguida”.

Su abundancia en los cementerios de Tanagra, las hicieron mundialmente conocidas en la época romántica, si bien la cerámica de Tanagra era ya conocida en la antigüedad por su excelente calidad.

A finales de 1860, los campesinos que araban la tierra  dieron por casualidad con varios antiguos enterramientos. A falta de ricos ajuares funerarios, lo que mayor interés suscitó fueron los cientos de pequeñas figurillas femeninas de terracota que afloraban por doquier.

El hallazgo revolucionó la zona y pronto comenzó el saqueo, falsificación y mercado de figurillas bajo la supervisión del saqueador de tumbas Yorgos Anifantes.

La zona donde antiguamente se alzara la ciudad de Tanagra se agujereó de forma despiadada a la búsqueda de tesoros y la rapiña fue tan considerable que las autoridades griegas enviaron al arqueólogo Panayiotis Stamatakis para que llevara a cabo las primeras excavaciones legales, que fueron apresuradas y sucintas.

No fue hasta 1911 cuando empezaron a realizarse las excavaciones de forma más rigurosa, y ya en 1970, los trabajos se llevaron a cabo con una metodología estrictamente científica.

Desde el mismo momento del descubrimiento comenzaron a circular estatuillas falsas, imitaciones a veces burdas y otras más conseguidas de las auténticas tanagras, que los lugareños vendían sin titubear a un precio cada vez más desorbitado.

Tanagras que alcanzaron una popularidad asombrosa en la Europa de la Belle Epoque, ya que las figurillas femeninas guardaban una sorprendente similitud con la moda de aquel período, propiciando además una nueva oleada de neoclasicismo en la estética y el gusto modernista de aquel entonces.

Tanagras que  inspiraron a grandes artistas como Jean-Léon Gérôme, Childe Hassam o Alphonse Mucha. Y como no, a artistas españoles como al Socio de Honor, el escultor José Chicharro Gamo, que en el VII Salón de Otoño presentó una escultura titulada “Tanagra” (estudio), cuya fotografía acompaña este artículo.

Tanagra (estudio), de Chicharro Gamo

 

Las delicadas figuras de Tanagra revelan la maestría de los griegos en el arte del modelado del barro (coroplastia).

Las piezas se elaboraban mediante moldes bivalvos, y tras la cocción se coloreaban al fresco, esto es, sobre una capa de cal; incluso existen casos en los que se añadía pan de oro.

Las tanagras representaban dioses, chiquillos, efebos, personajes de teatro y hasta animales, aunque las más abundantes son las mujeres: desde recatadas matronas cubiertas por completo hasta contoneantes bailarinas veladas o doncellas jugando…

Más allá de su valor estético, representan una valiosísima fuente de conocimientos para ilustrar la vida cotidiana que muchas veces no se refleja en la literatura de su tiempo.

Algunas de las Tanagras más conocidas –como la Dama en azul o la Sofocleana– están inspiradas en grandes estatuas de maestros como Praxíteles o Leócares, algo que ha inducido a pensar que eran réplicas en menor tamaño, una especie de souvenirs que se adquirían por puro deleite estético y admiración del arte por el arte, una práctica que desarrollarían posteriormente los patricios romanos al ornamentar sus residencias.

El centro cultural BANCAJA, en Valencia, dedicó en 2010 una exposición a las “Tanagras, figuras para la vida y la eternidad”  en colaboración con el Museo del Louve.

Mujeres, en el  Museo Británico

Rapto de Europa

Paposileno, Louvre

Sofocleana, estatua sofocles tanagra

Dama azul policromada, en el Louvre

Tanagras de distintos museos del mundo

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Tomás Gutiérrez Larraya

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1921: Lorenzo Aguirre y Tomás Gutiérrez Larraya

Pese al nombramiento de Francisco Pompey como director de la Gaceta, la Junta Directiva de marzo designó a los Vocales Lorenzo Aguirre y Tomás Gutiérrez Larraya, además del Contador Francisco Blanco y Blanco, para las labores de la Gaceta.

No sabemos si compartieron tareas de redacción, pero sí queda claro su dedicación a la misma.

Según explicamos en la biografía dedicada a Pompey, sus continuas ausencias siendo director de la revista, harían necesario el apoyo de estos tres miembros a la redacción de la misma.

Como quiera que ya repasamos la biografía de Lorenzo Aguirre Sánchez, en la Gaceta de Bellas Artes correspondiente al número de febrero de 2019, con motivo de la restauración del cartel anunciador del VII Salón de Otoño de 1927, pasamos a ver la biografía de Tomás Gutiérrez Larraya, quien compartió labores de edición con él.

Cabe destacar también que en la Gaceta de Bellas Artes de marzo de 2017 vimos la biografía de Aurora Gutiérrez Larraya, hermana de Tomás, una de las primeras socias de la Asociación de Pintores y Escultores.

 

Tomás Gutiérrez Larraya

GUTIERREZ LARRAYA, Tomás  P   1910(N)    14.may.1886  SANTANDER  MADRID/BARCELONA  1944   Conde de Larraya

 

Tomás Gutiérrez Larraya nació el 14 de mayo de 1886 en Barcelona.

Hijo del matrimonio formado por el farmacéutico santanderino Francisco Gutiérrez Díaz de la Campa y de Elisa Larraya Rodríguez, al poco de nacer la familia se trasladó a Santander.

Desde muy joven tomó contacto con los artistas santanderinos y el círculo de la familia real que pasaba allí sus veranos.

Con tan solo dieciocho años ingresó con una beca en la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge, en la que, pasados los años, llegaría a ser profesor titular.

En 1907 resultó premiado por sus trabajos acerca del concepto de arte y de la historia de las Artes Decorativas, en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, conocida popularmente como la Escuela de la Lonja.

En 1910 participó en una exposición de humoristas celebrada en el Salón Hispania, Salón de los señores Pérez de Gracia e hijo, situado en la calle del Príncipe, 4, junto a los pintores Pedro de Anca, Pedro Sánchez y al escultor Claudio Mimó. En ese momento, la crítica destacó que …”Tomás Gutiérrez Larraya es un paisajista original y romántico. Sus cuadros están vistos a través de un simbolismo melancólico, que los hace en extremo interesantes. Más que brillantes copias de la naturaleza, sus paisajes tienen un colorido algo convencional pero muy decorativo y lleno de personalismo. Expone catorce cuadros, entre los que sobresalen “Otoñal”, “Atardecer”, “Melancolía” y “Hora de Calma”.

Ese mismo año, en el mismo Salón Hispania, celebró una exposición de arte decorativo junto a la artista y hermana Aurora Gutiérrez Larraya, que mereció encendidos elogios en la prensa de la época.

Joven

 

Participó en la Exposición de Arte Decorativo de 1911, donde presentó un álbum con apuntes y ensayos decorativos que para el redactor del diario La Mañana, eran…”verdaderos aciertos unos y loables ejemplos de laboriosidad y buen gusto. Los tanteos que algunos de esos estudios descubren prueban bien a las claras que este muchacho procura honradamente conquistar el secreto de la estilización decorativa de las formas naturales frente al modelo vivo, en vez de consagrarse a la blanda copia de culauqier artista extranjero, cosa que sabéis es moneda corriente. La cubierta de este álbum, aplicaciones sobre terciopelo, revela, por la sencilla exquisitez, la mano de la señorita Gutiérrez Larraya, hermana del expositor por lo visto y que, como él, se ha hecho acreedora en este certamen a un más alto premio que el conseguido”.

Apenas terminó sus estudios, contrajo en secreto matrimonio con Ana Planas Codoñés, hija de una adinerada familia catalana, regresando al poco a Santander, pero con continuos viajes a Madrid.

Consiguió Premio de Aprecio en la Exposición Nacional de Artes Decorativas e Industrias Artísticas de 1913, año en el que figuraba como crítico de arte en la publicación mensual Mercurio.

En 1913 expuso junto a su hermana, y también socia de la AEPE, en los salones del Círculo de Recreo de Santander, en una muestra de arte decorativo que mereció los elogios de la crítica y el público.

Vaquer, en el diario La Época, escribe que …”la opinión… se rinde, admirada, ante el arte exquisito de los hermanos, nacidos en la montaña de Santander, que son más conocidos en Alemania, Francia y Bélgica, que en nuestro país. Su concepto artístico es la íntima unión de lo bello y lo útil. El artífice que de un objeto útil hace un objeto bello, se acerca más al ideal que impone la vida moderna que el artista que produce una hermosa obra estéril. Los grandes maestros del Renacimiento así concibieron el arte y los hermanos Larraya, siguiendo su ejemplo, con notable maestría de técnica, dedican sus aptitudes artísticas a la decoración de toda clase de objetos. Aurora G. Larraya dibuja de una manera exquisita, y trabaja los metales, modela y repuja los cueros, talla el asta y el carey, borda y pinta con rara perfección. Su afán para conocer procedimientos decorativos no tiene límites, y de investigación en investigación ha ido encontrando maneras nuevas de expresión artística. Las más diversas materias se moldean dócilmente en sus manos, estilizando flores, plantas e insectos, que adquieren vida en bronces, telas y pergaminos. Su hermano Tomás, de gran potencia imaginativa, lucha constantemente para conseguir la mayor simplicidad en sus traducciones del natural. Solo a línea de pluma, continua y segura expresa todo el encanto de un jardín (Par Monceau de Paris) y la poesía de un paisaje montañés (La Pobladara). El arte de Tomás Larraya, como ilustrador de libros, es moderno y completo; su técnica, insuperable, por la sencillez y precisión. De la Naturaleza coge solo la línea esencial, la única, y le basta y le sobra para dar una sensación completa de arte y de vida. Su colección de dibujos de paisaje a pluma, «exlibris», estudios al pastel y al temple, son de interés grandísimo para los que siguen con atención el desenvolvimiento del arte de la ilustración «Salmo a la novia perdida» y el libro, con versos de Guerra Junqueiro, «La lágrima», son muy bellos ejemplares de ilustración moderna. Tomás Larraya reside habitualmente en Paris, y se dispone en la actualidad a recorrer España, buscando su arte popular para aplicarle a la decoración, a fin de contribuir así el renacimiento de industrias artísticas que florecieron un tiempo en nuestra Patria, y que hoy se ven casi extinguidas”.

Mundo Gráfico, 1915

 

En 1914 participó en la exposición que la Asociación de Pintores y Escultores organizó en la Galería de Arte de Brighton, junto a artistas como Muñoz Degrain, Moreno Carbonero, Sorolla, Aniceto Marinas, Benlliure…

Dibujo técnica mixta, 1914, Mazcuerras, Cantabria

 

En junio de 1915 realizó una exposición de dibujos y pinturas en el Ayuntamiento del Astillero, de donde era originario su padre.

Ese mismo año, recibió el encargo de decorar los baños del Palacio de la Magdalena, residencia real de verano en la que la familia regia disfrutó de ellos entre 1913 y 1930.

 

Además, decoró el techo de la sala del palco real que el nuevo Casino de Santander había reservado para sus ilustres huéspedes, donde reflejó su espíritu refinadamente artístico, sano y ponderado, brillante de colorido.

Estos trabajos le brindaron la oportunidad de trabar amistad con Alfonso XIII, que se ofrecería como padrino de la hija primogénita del matrimonio, a la vez que se iniciaron los trámites para la concesión de un título nobiliario: Conde de Larraya.

En 1915 los hermanos Gutiérrez Larraya organizaron una nueva exposición conjunta en el Salón de Arte Moderno de la calle del Carmen de Madrid.

Mundo Gráfico, los hermanos Larraya en 1915

 

La revista Mundo Gráfico les dedicó una página completa firmada por José Francés, quien fuera Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, con varias fotografías de los artistas y sus obras. Para el crítico, la exposición de los …”maestros en el arte decorativo con modernísimas y prácticas aplicaciones… Los hermanos Aurora y Tomás Gutiérrez Larraya presentan cerca de noventa obras… Tomás presenta mayor número de obras y en tan diversa variedad de ellas como de estilos y procedimientos… es Tomás un alma que salta de la febril actividad de París o de Londres a la paz suave y melancólica de una aldea montañesa, que intenta saciar su sed de belleza escribiendo versos, bordando un tapiz, pintando paisajes o simbolizando el dibujos propios la obra ajena… los envíos más numerosos son los que se refieren a la ilustración editorial y los paisajes interpretados con mucha fortuna y con una gran sensibilidad emocionadas… se destacan además las nueve ilustraciones de la bellísima poesía de Junqueiro… y los ex-libris de varios escritores, muy exactos de psicología y muy bellos de procedimiento. En los paisajes el temperamento soñador y exquisito de Gutiérrez Larraya se amplifica y se funde con la naturaleza… pasa de unas notas vibrantes a las plácidas. En unos llega a un simplicismo, a una estilización tales, que bastan las líneas sobre el papel blanco para sentir sensaciones de luz y color; en otros predomina una sola nota, pero con una maestría valorada y graduada en distintos matices dentro de la armónica graduación total que suspende y maravilla”…

Pocos meses después, fue contratado por el diario El Debate  como crítico de arte, publicando una serie de artículos que levantaron mucha polémica y le acarrearon serios problemas legales, lo que motivó que en diciembre de 1915, el matrimonio marchara a París.

Mundo gráfico 1915 ilustración editorial

 

Por el diario El Cantábrico sabemos que llegaron a la ciudad francesa con solo tres francos, malviviendo hasta contar con algo de dinero, que les permitió vivir con más comodidad y a Tomás, volver a la pintura.

Tras un viaje a Londres regresaron a Madrid, obligados por su mal estado de salud, fijando su residencia en un entresuelo de la calle de Ponzano, junto al Parque del Oeste, donde se dedicó a trabajar en distintos proyectos.

Allí nacieron sus  cuatro hijos: Aurora, Juan Antonio (Madrid 1918-2012, arabista y traductor de la Universidad de Barcelona especializado en lengua árabe); Federico (Madrid, 1919-2004, Director de fotografía que trabajó en películas y en Televisión Española y que en 1996 obtuvo un Goya de Honor); y Aurelio (Madrid 1921-1992, Director de fotografía y técnico iluminador de Televisión Española junto a su hermano, que trabajó también en el cine con directores como Luis García Berlanga).

El Heraldo de Madrid, 1917

 

En el Heraldo de Madrid de 1917, Blanco Coris nos describía cómo era su casa …”un nido coquetón donde hasta las pantallas de las lámparas eléctricas están artísticamente decoradas. Sobre las cabeceras de las camas se ven marcos de formas originales con pergaminos pintados con imágenes de la Virgen y de Cristo. Álbumes con estudios de flora y fauna, abecedarios, carnets, anuncios, carteles… Gutiérrez Larraya extrae el motivo y lo aplica sobre el objeto industrial, el mueble o la decoración mural. Como obras notables realizadas por el artista, citaremos la joyería de Agüero, en El Sardinero de Santander, el comedor para niños enfermos del sanatorio de Pedrosa… nada tiene que envidiar a los artistas ingleses y vieneses cuyos proyectos de decorado de habitaciones publica… el artista se nos muestra con estilo personal ligero y de buen gusto, que copia siempre del natural, estilizándole. Como pintor, apreciamos en este artista una gran cualidad: la de preparar el paisaje en tonalidades determinadas casando las tintas en entonación armoniosa, muy característica para la aplicación mural… es lo que se llama un artífice moderno… siente, concibe, proyecta y manufactura sus obras y lo mismo trata la pintura y el dibujo, que repuja, patina y pirograba en cuero. Su casa es un pequeño almacén de bibelots artísticos y de cosas extraordinarias, que patentizan una figura de artista sui generis”.

Su estancia en Madrid le brindó nuevas oportunidades para exponer y así entró en contacto con la vanguardia artística, promoviendo además la publicación de la revista cinematográfica Gran proyector.

Una imagen aparecida en La Esfera, en 1918

 

En 1918 participó en el cuarto Salón de Humoristas, al que concurrían artistas de toda España, y en otra realizada en el salón permanente del Círculo de Bellas Artes que agrupaba 135 obras de pintura, escultura, grabado y dibujo.

ABC 1918, exposición de los hermanos Gutiérrez Larraya en el Ateneo de Madrid

 

En junio de ese año celebró también una exposición de sus obras en el Salón Mateu bajo el título de “Hojas de álbum”, en la que presentaba “paisajes simplificados hasta el máximum de la posibilidad, dentro de una estilización verdaderamente exquisita, en los que Larraya, además de ser maestro consumado, no tiene rival”.

La Esfera, 1918

 

A finales de 1918 José Francés, bajo el pseudónimo de Silvio Lago, publicaba en La Esfera una página dedicada al artista decorador Tomás Gutiérrez Larraya, acompañada de una fotografía del artista y de tres más de algunos de sus trabajos, y merecía la honda admiración del crítico.

El artículo venía justificado por las exposiciones celebradas en el Ateneo y el Salón Mateu que había realizado el pintor. En él, declara que sus paisajes …”simplifican las formas y los colores con agudo espíritu de observador y contagioso sentimentalismo de poeta. Su preparación de dibujante ilustrador, de ex librista, de artista que ornamenta libros y muros, facilita esta simplificación expresiva con que reproduce los espectáculos naturales. Paisajes que tienen un extraño poder sugeridor y una espontánea frescura de fugaz impresionismo… esquemático, a tintas planas, a líneas geométricas… que poseen la solidez del paisaje total… encontramos la benéfica influencia de los japoneses en estos paisajes decorativos… les dota de un prestigio ya sancionado… indiscutible fuerza evocadora, la indudable fidelidad que tienen la interpretar cielos, campos y ciudades españolas… se ha formado artísticamente. Primero en Cataluña, luego en Francia, después en Munich… colaboró en revistas francesas y alemanas… y al volver a España… surge el paisajista, un paisajista ajeno a los conceptos tradicionales del paisajismo, un paisajista de enorme potencialidad emocional y de una disciplina técnica muy equilibrada para dosificar y especializar esa potencialidad”.

Participó en el Salón de Humoristas de 1920, colaborando con artículos firmados junto a su hermana, en distintas revistas y diarios en los que el arte decorativo era el tema principal.

El Pueblo Manchego, 1920

 

Pero ese mismo año, y víctima de una rápida enfermedad, fallece Aurora, que era profesora de la Escuela del Hogar y reconocida artista.

Ilustrador de novelas, sus artículos y dibujos están presentes y son portada en publicaciones prestigiosas como La Esfera, El Heraldo de Madrid, Blanco y Negro… sus carteles anuncian acontecimientos o publicitan marcas.

Mi revista, 1920

 

En 1922 la revista Nuevo Mundo publicaba un artículo de José Francés dedicado al pintor con motivo de su exposición en el Círculo de Bellas Artes de Murcia, en el que se hacía un repaso de su vida artística: …”hace veinte años se asomó a la feria y a la peregrinación de las artes españolas… usaba ya el chambergo negro, el traje de pana, la chalina flotante, la cartera grande de dibujos y las sortijas extrañas… los gabanes ansiosos de ser manto y el monóculo sin pretensiones dandystas… en la frente… pensamientos generosos de infantilidad y apasionados de lirismo… tertuliante de grupos estéticos sin sufrir el contagio de la pedantería ajena; contribuyente entusiasta a las normas nuevas sin mercadería de sus obras por las medallas o los beneficios de la burocracia… la obra de Larraya tuvo desde el primer instante una eficacia honda… funda escuelas, orienta prosélitos y da al arabesco de su trayectoria líneas cada vez más nuevas, y las antiguas cada vez más depuradas”…

Nuevo Mundo, 1922

 

En 1924 obtuvo la Tercera Medalla en Arte Decorativo en la Exposición Nacional de Bellas Artes.

Nuevo Mundo, 1922 exposición en el  Círculo BBAA de Murcia

 

En 1925 sus obras se publicaron en una recopilación bajo el título de “Gutiérrez Larraya y su obra”, en la que artistas y escritores como Ramón Gómez de la Serna, gran amigo, comentaban algunas de ellas.

Sus xilografías decoraron el primer establecimiento de Perfumerías Julià en Barcelona.

En 1925 consiguió la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Artes Decorativas celebrada en París.

En 1926 realizó una exposición de paisajes junto al artista argentino Ernesto Riccio y a los caprichos grabados en mármol de Leopoldo de Silva Rivera en el salón del Círculo de Bellas Artes. Gutiérrez Larraya presentó 34 paisajes “luminosísimos y de gran fuerza decorativa”.

La Nación, 1926

 

En 1927 participó en la Exposición Internacional de Arte de Monza.

En 1930 fue distinguido como Socio de Mérito del Ateneo de Santander.

En los años treinta, la familia se trasladó a vivir a Barcelona, siendo nombrado profesor de la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge. Entre 1935 y 1937 fue miembro del Comité Cinematográfico de la Generalidad de Cataluña.

El artista en 1936

 

Allí compró la finca del Turó del Putxet, situada en las afueras de Barcelona, desde donde trabajaba en el que fue uno de los proyectos más importantes de su vida, la creación de una revista especializada en cine, que tomó por nombre Filmes Selectos y que llegó a publicarse durante casi veinte años.

El artista en su estudio, fotografiado en 1936

 

Por su contribución al mundo cinematográfico, en 1955 fue nombrado Presidente de la Agrupación de Escritores Cinematográficos de Barcelona. Poseía un gran archivo de cine, que cedió a Delmiro de Caralt, uno de sus mejores amigos.

Ya viudo y sumido en una inmensa tristeza, falleció en Barcelona el 7 de agosto de 1968, cuando contaba con 82 años.

Como escritor, destacan varios manuales profesionales de pintura, publicados en la colección de Manuales Técnicos de la Editorial Messeguer, bajo los títulos “Xilografías”, “Cueros artísticos” y “Técnica de estampación”.

Como pintor, sus obras pueden verse en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander, en el Museo de Murcia, en la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge

De forma anecdótica, participó como actor secundario en alguna de las películas en las que trabajaban sus hijos Federico y Aurelio.

Su nieto Federico, es un prestigioso cardiólogo madrileño.

De carácter simpático y afable, era un personaje entrañable que sabía ganarse el afecto de quienes le rodeaban.

Técnica del dibujo y la pintura de Tomás Gutiérrez Larraya

Tomás Gutiérrez Larraya y la AEPE

Socio de número de la Asociación de Pintores y Escultores en 1910, con número de adhesión 159. Fue vocal de la Junta directiva en 1921.

En marzo de 1921 se hizo cargo de la Gaceta de Bellas Artes junto con Lorenzo Aguirre, pero dimitió el 22 de noviembre de 1921.

No consta su participación en Salones de Otoño.

 

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