Mª Luisa de la Riva

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

Mª Luisa de la Riva

RIVA DE MUÑOZ, Mª Luisa de la                 P            MADRID

 

Mª Luisa de la Riva en 1900

 

María Luisa de la Riva y Callol de Muñoz nació el 4 de abril de 1859 en Zaragoza.

Era la mayor  de los hijos del matrimonio entre el militar  Serafín de la Riva y Berraondo, natural de Santa María de Frías, en La Coruña, y de Dolores Callol, de origen cubano y procedente de la Isla de Santo Domingo.

Varios destinos tuvo el cabeza de familia que los llevaron a vivir en Zaragoza, donde nació María Luisa, y otras localidades de Cataluña, Galicia y Andalucía. Retirado de la vida militar, ingresó en el Cuerpo y Cuartel de Inválidos de Madrid, ciudad en la que vivió la familia a partir de 1870.

En Madrid vivieron en la calle Roque, 5 y en la calle San Matero, donde vivió hasta 1889 en que se marchó a París.

Pocos datos hay de la infancia y adolescencia de la artista, si bien Bernardino de Pantorba consignó en su “Historia de las Exposiciones de Bellas Artes” al que siempre nos remitimos, que fue alumna del pintor Antonio Pérez Rubio y de Mariano Bellver y Collazos.

Formada lejos de la enseñanza oficial, en los estudios de los artistas, con Mariano Bellver aprendió nociones elementales de dibujo académico y con Antonio Pérez Rubio, descubrió el cromatismo intenso, la pincelada suelta y el interés por la representación de escenas cotidianas de carácter amable.

Desde muy joven se dedicó al estudio de la pintura. Consagrada con entusiasmo al cultivo del arte, en la soledad de su taller pasó los mejores días de su juventud, teniendo por amiga y consejera a su madre, que fue la primera en alentarla en su pasión artística, participando de sus esperanzas y de sus triunfos.

En 1881 expuso en el Círculo de Bellas Artes de Madrid una obra, otra más en la misma sala en 1882 y 1883; participó en los certámenes provinciales como la Exposición Provincial de Bellas Artes de Cádiz de 1882 o la Exposición de la Asociación para el Fomento de las Bellas Artes de Gerona del mismo año, así como en galerías comerciales como la Galería Hernández, en el Palacio de Arenzana de Madrid en 1881 y 1882, en la Sala Parés de Barcelona en 1883 y en la Casa Marxuach también de Barcelona en 1886.

En 1884 participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes y en la Exposición Literario-Artística de Madrid, donde logró Diploma de Mérito.

Puesto de flores

 

En 1885 expuso en el Salón de París una obra muy elogiada por la prensa francesa. Un año más tarde, el gobierno alemán invitó al español a concurrir con 24 cuadros de artistas españoles a la exposición de Berlín, siendo elegida una de sus obras.

El gobierno español envió entonces a Viena y a Munich dos lienzos suyos, que luego fueron adquiridos por el Estado y que figuran en el Museo del Prado.

En 1885 consiguió la Medalla de Primera clase y la de Tercera clase en la Exposición Aragonesa que tuvo lugar en Zaragoza.

En 1886 fue la única mujer artista seleccionada para representar al arte español en la Exposición Sud-Americana de Berlín.

Mención de Honor especial obtuvo en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1887.

En la Exposición Universal de Barcelona de 1888, logró la Tercera Medalla.

En la Exposición Universal de París de 1889 obtuvo la Tercera Medalla.

Poco después de su boda con el pintor y también socio de la Asociación de Pintores y Escultores, Domingo Muñoz Cuesta, quince años mayor que ella, en 1889, el matrimonio fijó su residencia en París y si bien la unión no debió durar mucho por el carácter bohemio de Domingo, tuvieron dos hijos, conociéndose únicamente algunos datos de su hija, la también pintora Dolores Muñoz de la Riva, nacida hacia 1895.

Uvas y granadas

 

En París vivió en el Faubourg de Saint Honoré, 233, una vivienda amplia con zona habilitada como taller de artista que utilizaba el matrimonio, participando activamente en las Exposiciones de los Salones nacionales franceses, así como en las muestras de artistas que se celebraban en Francia. Allí adopta la costumbre francesa de asimilar el apellido del marido al nombre de la esposa, de ahí que figure ya como María Luisa de la Riva Muñoz.

En París compartía su tiempo entre el cuidado de su familia y el cultivo del arte, continuando su aprendizaje en el taller de Charles Joshua Chaplin, donde se formarían artistas como Mary Cassatt o Eva Gonzales. De Chaplin se advierte su interés por la representación naturalista de la realidad.

Allí buscó el reconocimiento profesional y como ha documentado Magdalena Illán, en su correspondencia con el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de Francia (2-2-1902) y con las instituciones públicas francesas, se presenta como una pintora profesional, “que trabaja para vivir”.

Envió obra a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892, y en la de 1895, logró una Mención de Honor.

Por La Correspondencia de España conocemos que en julio de 1896 la artista realizó una exposición de sus últimas obras en su estudio del Faubourg Saint-Honoré, con una treintena de cuadros que …”sin contar los dos que tiene en los Campos Elíseos—y otros tantos por lo menos de los que tiene expuestos bien vendidos y dispersos por esos mundos de Dios—representan el trabajo lucido y constante de esta artista en el espacio de un año”. La exposición llamó la atención de los críticos al incluir pinturas de figura, con dos retratos al pastel en los que se aprecia …”la perfecta corrección y solidez del dibujo, …un gusto tan exquisito en la composición y el arreglo de la figura y una habilidad en la disposición de la luz que envuelve al modelo, de un arte y una elegancia maravillosas”. El crítico hace notar “la exactitud del parecido y el talento” de la artista, y respecto a sus pinturas de flores, menciona las obras adquiridas por la reina Isabel.

Participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1897, obteniendo la Tercera Medalla, premio que mereció las reseñas de la crítica de la época, que mencionaba “el vigor y la solidez con que están pintadas y construidas aquellas frutas y los demás detalles del cuadro, que más parece pintura de un buen maestro holandés del siglo XVII”…

Ese mismo año, exhibía la obra “Crisantemos”, en la Exposición de Femmes-peintres de París, obra que fue adquirida por el estado francés en 300 francos, siendo la primera artista española que figuraba en un museo de Francia.

En el Salón de París de 1897 participó junto a otros españoles como Pradilla, Sorolla o Moreno Carbonero, y también en la Exposición Internacional de Munich de ese año.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de Barcelona de 1898 obtuvo Segunda Medalla.

Flores y frutas

 

En 1898 es condecorada con el título honorífico de la Orden de las Palmas Académicas que otorga la Academia francesa y es la predecesora de la Legión de Honor, que le entregó personalmente el Presidente de la República M. Félix Faure, al inaugurarse la Exposición de Pintoras celebrada en París ese año.

Al Salón de París de 1899 concurrió junto a Sorolla, Martín Rico, Masriera, Zuloaga…

En abril de 1900, la Ilustración española y Americana nos informaba de que “Una casa editorial de arte de Leipzig anuncia, entre otras monografías de artistas notables contemporáneos, la de la artista española Mademoiselle Muñoz de la Riva. Realmente es doloroso que mientras en el Extranjero saben apreciar a aquellos de nuestros compatriotas que descuellan en cualquier ramo del saber, aquí cuasi ignoramos los nombres de los que nos honran. María-Luisa de la Riva, que esta es la artista que figura en la colección dicha de monografías de pintores ilustres a que me refiero, es una pintora… Sus pinturas se pagan a altos precios, y además de sus hermosos lienzos de flores y frutas, que guardan en sus galerías los Rosthchild, Ratzivill, la reina Doña Isabel y otros amateurs, la pasmosa ductilidad de su temperamento artístico la ha hecho una artista decoradora de gran mérito. En la actualidad se halla trabajando en varios panneaux destinados al hotel de un potentado americano”.

María Luisa de la Riva es la única artista española premiada con Medalla de Plata en la sección de Bellas Artes de la Exposición de París de 1900, lograda por la obra titulada “Carmen”, que supuso un señalado triunfo que consolidó su fama y prestigio.

La Ilustración artística reseña que obtuvo la Segunda Medalla de la Exposición Universal de París de 1900. Con tal motivo, se publicó un extenso artículo que recogía los méritos de la artista, destacando que “…en María Luisa de la Riva se aúnan de una manera en extremo armónica las tiernas delicadezas de la mujer y las nobles y elevadas aspiraciones de la artista. Su temperamento extraordinariamente poético la impulsó desde luego a estudiar con decidido entusiasmo los más peregrinos productos de la naturaleza, que reproduce en sus cuadros, más bellos, si cabe, que los que le sirven de modelo. La frescura y la entonación de las frutas y de las flores que pinta, el modo artístico de agruparlas, la manera especial de sentirlas, tienen tanta espontaneidad, tanta delicadeza, que sin esfuerzo se comprende cómo han debido aunarse el talento de la artista y el sentimiento del poeta para conseguir un conjunto tan admirable y perfecto. María Luisa de la Riva es esencialmente realista; pero su realismo no es el realismo crudo que acepta como buena la verdad, aunque sea repugnante ó aunque esté desprovista de todo interés, sino el que exige como condición primordial que el objeto o el espectáculo que ha de reproducir sea bello, capaz de producir la emoción estética. Y en los cuadros de la inspirada artista esta emoción se avalora con la delicadeza e impresión de tonos que sabe combinar en su paleta, y que al par que causan admiración desde el punto de vista técnico, deleitan por el sentimiento que imprimen en la obra. Aunque su especialidad son las flores y las frutas, con igual éxito cultiva la figura… sus obras figuran en los museos de Madrid, Barcelona y Santiago, y en las importantes galerías de S. M. la reina regente de España, de S. M. la reina doña Isabel II, de S. A. la infanta doña Isabel, de la princesa Dominique de Radziwill, de la baronesa Adolfo Rothschild, del marqués de Casa Riera, de la duquesa de Nájera, de M. de Siemens, de Berlín, y de otros muchos coleccionistas y aficionados”.

En octubre de 1900, su obra formó parte de una exposición en la famosa Casa Amaré, donde se ofrecían muestras de una exhibición de artes decorativas que contó con las firmas de  Villegas, Jiménez Aranda, Muñoz Degrain, Benlliure, Bilbao, Inurria, Ferrant, Morera, Pulido, García Ramos, Muñoz Lucena, Blay, Viniegra, Domínguez, Beruete, Martínez Abades, Santa María… “todo el plantel de maestros, en una palabra”.

Flores

 

Expuso sus obras en la Exposición de Arte Español en San Petersburgo de 1900.

Participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901, obteniendo la Tercera Medalla.

En 1901 expuso en el Salón des Femmes Peintres et Sculpteurs tres obras, entre ellas, un gran lienzo titulado “Uvas de España”, donde se representan uvas de distintos tonos y clases repletas de armonía en las notas, firmeza en el dibujo y naturalidad de composición, sobria y amplia de ejecución del motivo y accesorios, que logró la consideración de “insuperable obra maestra de la artista” a decir de la crítica especializada parisina.

Participó en el Salón de Bellas Artes de París de 1901 y 1902.

En 1903 participó en la II Exposición Española en París, conocida como el Salón español, celebrada en los salones de Durand-Ruel, y estaba patrocinada por la reina Isabel II, residente en París, y por la Duquesa de Denia, mecenas de los artistas españoles.

Presente también en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1904.

Dama de París

 

En 1904 el ministerio de Bellas Artes de Francia premió a la artista con la Roseta de Oficial de Instrucción Pública.

En 1905 el Estado francés adquirió el cuadro de «Las uvas y las granadas” de María Luisa de la Ríva, expuesto ese año en el salón Femmes Peintres.

En 1907 estuvo también presente en la Exposición de Bellas Artes de París de la Societé Femmes Peintres et Sculpturs, donde despuntaron sus dos cuadros y por los que el Ministerio de Bellas Artes de Francia acordó otorgarle una nueva condecoración honorífica como recompensa por las obras expuestas.

Dedicada de lleno a la enseñanza y la pintura, se abre un periodo en el que es menos frecuente ver sus obras en las grandes citas artísticas mundiales, si bien sigue participando en el Salón de París de 1910, 1912 y 1913.

En el Salon de la Union de Femmes expuso en 1910 y 1914 su hija y discípula, María Dolores Muñoz de la Riva.

Con motivo de la guerra europea, en 1914 regresa a España y traslada su residencia a Madrid, a la calle Serrano.

En 1919 participa en la cuarta Exposición de la Asociación de Pintores y Escultores que se realiza en Santander, en el local del Círculo de Bellas Artes y del Ateneo.

Uvas de España

 

Participó también en la XV Exposición de Pintura Española que organizaba José Pinelo en la Sala Witcomb de Buenos Aires y volvió a exponer en París en la Exposition de Peinture Espagnole Moderne, como única artista, junto a la escultora Helena Sorolla.

Participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1920, logrando la Segunda Medalla.

En 1921 seis obras suyas participaban en la XVII Exposición de Pintura Española de Pinelo en Buenos Aires.

En 1922 participó en la última Exposición Nacional de Bellas Artes.

En 1925 el rey Alfonso XIII recibió en palacio a María Luisa de la Riva y a su hija.

Un año después, falleció en Madrid, el 22 de septiembre de 1926, a los 67 años.

Después de la muerte de su esposa, en 1926, casi ciego y pobre, Domingo Muñoz Cuesta vivió en la Residencia de Escritores y Artistas del Instituto Cervantes de Madrid, un establecimiento benéfico para artistas sin recursos, en el que murió el 7 de enero de 1935.

En 1927, y como homenaje póstumo a la artista, la Exposición de Arte Español Contemporáneo que organizó el estado en la Sala Christofle de Buenos Aires, dedicó parte del espacio expositivo a exhibir la obra de la pintora.

Distintas acuarelas de la artista

 

En París, María Luisa de la Riva creó un estudio de formación para mujeres pintoras que le permitía vivir con desahogo.

Socia de Honor y de Mérito de la Sociedad de Amigos del País de Santiago, Jurado nato de la Sociedad de Pintoras de Francia; miembro de la Sociedad de Pintoras de Berlín, de Viena y de la Asociación de Pintores, Escultores y Dibujantes franceses.

María Luisa de la Riva se caracterizó por una producción artística de carácter decorativo, amable y elegante, de gran expresividad desde el punto de vista técnico y formal. Estas características contribuyeron al éxito de sus obras, las cuales fueron aceptadas por parte de un sector tradicional del mercado artístico.

En 2014 la Universidad de Zaragoza realizó una exposición en su Paraninfo que bajo el título de “Pintoras en España 1859/1926. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo”, con la que quiso destacar a la artista.

En 2020, el Museo del Prado inauguraba la exposición “Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931)”, en la que exhibía algunas de sus obras.

El Museo del Prado posee las siguientes obras de la artista, si bien están desperdigadas en organismos diversos y no cuelgan en sus paredes:

Uvas y granadas, Óleo sobre lienzo, 165 x 118 cm.

Flores y frutas, 1887. Óleo sobre lienzo.

Uvas de España, 1895. Óleo sobre lienzo, 117 x 166 cm.

Puesto de flores. h.1877. Óleo sobre lienzo, 71 x 55cm.

También podemos encontrar cuadros de la artista en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.

María Luisa de la Riva, “muy hábil en la pintura de flores y frutas”, supo utilizar esta circunstancia para posicionarse en un espacio propio en la escena artística francesa y española, a pesar de que algunos de sus bodegones ejecutados en gran formato -como Uvas de España (1898) (2,26 x 1,28 m.)- no fueron bien recibidos por la crítica debido a sus grandes formatos.

La artista en su estudio de París

 

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

El éxito y el fracaso

 

Voy a referirme al mundo del arte, a la vida del artista, a sus obras, en un escenario contemporáneo. El éxito es un fenómeno cultural, como el fracaso, sentimos a ambos a través de sensaciones y conceptos que la sociedad moldea, hay que situarlos en nuestro tiempo, al margen de lo que han significado en otras culturas y otras épocas.

Éxito es sinónimo de victoria, triunfo, fama, culminación, celebridad, proceridad, cada vocablo con sus matices. El éxito es subjetivo, sin dejar de ser un ramo de flores que desprende mil aromas distintos. Éxito se asimila a dinero, a tener o ganar mucho dinero. Y no es una causa del capitalismo, antes de que existiera ese sistema, el éxito ya era indicativo de opulencia, nombradía, prosperidad, feracidad. ¿Acaso Fidias era pobre o trabajaba gratis? ¿Y Horacio, cómo vivía hasta su destierro?

Hay un tremendo error en el que caen muchos artistas, porque siguen asimilando éxito y triunfo con dinero y fama. Y no, en arte eso no es así. Para un artista el éxito está en lograr la expresión que ambiciona, en la perfección de sus visiones; en hacer aquello que siente y quiere hacer con solercia, como emblema de su creatividad ante el mundo. Juan Ramón Jiménez, imploraba: ¡Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas!

El poeta trabaja en los límites del lenguaje, buscando la palabra fundamental en el tiempo, la expresión que no admite otra forma de manifestarse. Así, para Borges: la poesía es el intento de expresar lo inexpresable. Y la escultura para el escultor y la pintura para el pintor o la música para el compositor: lucir el don de idoneidad. La obra que no se expresa por sí misma es trunca; la generada en un proceso industrial es eso, producto objetual de mercado, léase Okuda, dEmo y demás ralea.

“Reposo”, 1993, sierraelvira, 32x12x39 cm, ALCÁNTARA (colec. particular). ¡Quién consigue expresar, con esta sutileza, la ternura, la elegancia, la armonía, la dimensión oculta de la materia, en un proceso de talla directa en piedra, no puede ser sino un poeta de las formas, un naife en la oscuridad, que nos regala perfume de eternidad!

 

El éxito para el creador estético no es la fama, ni la alta cotización, sino lograr formas expresivas que identifiquen su dimensión, que le hagan sentirse dueño de su destino y articular el acmé de su idiolecto. Es calántica tibar de un proceso. Anhelamos construir un cosmos, si no lo logramos, no llegamos a conocer el paraíso. El arte es hijo de la soledad, del trabajo individual; los productos industriales, del colectivo y la tecnología.

Entre los nombres que suenan ahora, aquí: Javi Calleja, Pedro Quesada, Rafa Macarrón, Sierra, Ana Barriga, Secundino Hernández, Sixe Paredes, Eloy Morales, Yago Hortal, Al Pinya, Pantone, Alamá, Lacalle, Castiella, Lobera y más. Forman parte del batiburrillo de las listas, pero, ¿han triunfado? Para sus colegas, probable. Mas, hay quien está en el camino, otros descaminados, incluso alguno ofuscado en el resplandor del euro.

Ralph Waldo Emerson dijo que “el éxito consiste en obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene”. Y es verdad, pero es que el artista, el verdadero creador no puede desear otra cosa que no sea la idónea expresión de su concepción genuina. Y, precisamente, cuando eso se produce, emerge la felicidad, disfrutar lo que se obtiene. No una felicidad sensual y social, sino la realización de un compromiso existencial, hacer las paces con uno mismo.

Muchos artistas de hoy, jóvenes o no tanto, no se plantean estas cuestiones. Quieren ser famosos, ricos y triunfadores como sea, sin valorar los medios para conseguir sus fines. Y está muy bien ambicionar riqueza y disfrutar de todos los caprichos, pero eso tiene que ver con el comercio, la industria y la diligencia para ganar dinero. La paradoja del arte es que hace rico a los otros. El artista es más estoico que epicúreo; lo contrario le deturparía.

“Esto fue desierto”, 2009, óleo/tela, 130×162 cm, ALBANO (colec. particular) ¡Quién pinta así a los veinte años, puede tener algún chasco, pero está en el camino de la dimensión, invitado a la ceremonia de la gloria! Su éxito no son los premios logrados, quizá el que más tenga a su edad, sino su capacidad de despertar los sentidos y el arcano.

 

Para el creador, el éxito no está en vender mucho y en ganar dinero, sino en arbitrar un lenguaje que exprese su sentimiento y la emoción de manera única. Esto no quiere decir que un artista no deba vender, claro que no. El artista tiene que vender, porque cuando vende se posa en el suelo, relaciona mejor su trabajo con lo que transmite y vive de lo que hace. Pero no debe fundamentar su obra en la sonrisa del mercado.

Los comerciantes, los comerciales, los especuladores, los usureros están modificando el proceso, el concepto del arte. Hay artistas con una intendencia detrás, un laboratorio de marketing, y trabajan como si fueren una fábrica de lavadoras. Pero, una lavadora no es una obra de arte, por muy bien que funcione. Al fundir cultura y espectáculo se pretende hacer del arte un producto de masas, de consumo masivo y eso es ajeno al arte. Los trucos confunden al mercado, lo seducen, no al arte. El creador es un resistente.

¡Y que no me vengan con monsergas puristas, el arte puro es el que mejor llega a los sentimientos humanos! Cuando no se sabe qué decir, hablamos de cantidad, como si resolviere algo; fijamos la importancia de un museo por número de visitantes, no por las personas que enriquece; valoramos la dimensión de una obra por la cantidad de <me gusta>. El mercado, con independencia de la calidad del arte, requiere marcas; el hombre, necesita arte; el artista, la ética de la estética.

En una entrevista de Giuseppe Cardillo, en 1969, Nueva York, al poeta Pier Paolo Pasolini, publicada ahora por Altamarea, p.99, afirma: “Dicen que el sistema se lo come todo, que lo asimila todo. No es cierto, hay cosas que el sistema no puede asimilar, no puede digerir. Una de ellas, por ejemplo, es precisamente la poesía: en mi opinión es inconsumible”. También lo creo, “la poesía no se consume”, y cuando digo poesía estoy diciendo arte. Se consume un best sellers, un partido de fútbol, un bocadillo de calamares; la poesía no, la leemos una y otra vez y siempre está presta, encendida.

“Toledo misterioso”, 2014, mixta sobre tabla, 81×100 cm, ROMERAL (colec. particular) Luego de contemplar esta vista mágica de un Toledo hechicero, henchida de emoción y misterio, ¿qué importa que su autor sea esto o aquello? ¿Qué más da lo que venda, lo conocido o ignorado que sea? ¡Si maravilla así, lo demás sobra!

 

Fracaso, de fracasar, es un sustantivo confuso que sugiere revés, caída, impopularidad, desacierto. Para el DRAE, “Caída o ruina de una cosa con estrépito y rompimiento. Suceso lastimoso, inopinado y funesto. Malogro, resultado adverso de una empresa o negocio”. Como se ve, una convención en la que el ruido agorero y el tinte mercantil están por encima de todo.

Fracasar, tr, es “destrozar, hacer trizas alguna cosa”. Como intr.: “romperse, hacerse pedazos y desmenuzarse una cosa”, referido a las embarcaciones cuando chocan. Aún: “Frustrarse una pretensión o un proyecto. Tener resultado adverso en un negocio”. No se alude a sensación espiritual o emoción, se habla de rotura de objetos o de fallidos proyectos. Fracasar es destrozar la rosa de cristal de la creatividad mollar o no hallarla.

El creador fracasa cuando no logra materializar lo que desea manifestar, cuando no acierta a decirse con su obra, cuando lo que hace carece de dimensión, cuando no emociona ni despierta las sensaciones preteridas. ¿Fracasó Van Gogh, porque logró vender un sólo cuadro? Emily Dickinson (1830-1886) escribió 1789 poemas, en vida solo vieron la luz seis. ¿Es una fracasada Emily Dickinson? Fue dueña de su soledad y de su creación, ¡cabe triunfo más evidente!

Hay personas prisioneras de su ansiedad, no se conocen, no saben qué pueden dar, no se realizan, no se buscan y, en consecuencia, viven en constante autodestrucción, en un ahogo permanente. Se aniquilan incapaces de ver la realidad. No debemos esperar en todo momento el elogio, el sahumerio, la lisonja, porque desvirtúa, anochece. Tenemos que ser compactos y formados para no caer en la queja perpetua y la conmiseración. Tampoco abrillantar nuestro ego hasta hacerlo insufrible, porque un ego desproporcionado conduce al narcisismo de los acomplejados.

John Kennedy Toole (1937-1969) se suicidó a los 37 años, tras una depresión al ser rechazado por los editores. Años después su madre logro publicar La conjura de los necios, que fue Premio Pulitzer de 1981. Giuseppe Tomasi de Lampedusa (1896-1957) murió sin ver publicado El Gatopardo, que tras editarlo Feltrinelli se convirtió en una obra de culto iluminada por Luchino Visconti. Hoy son dos clásicos universales.

“El centenario: Carlos Oroza”, 2022, carboncillo sobre lienzo, 116×89 cm, YURIHITO OTSUKI. ¿Fue muy conocido Oroza en vida? Fue un poeta entero, secreto, austero, secluso, que nos legó una joya deslumbrante más duradera que el bronce: su poesía. El único poeta que he conocido que vivió como tal: desnudo, sin nada, gigante, glorioso, sólo con la luz de su canción errante, en llama viva.

 

De inicio, saber dónde estamos y qué somos. Conocer nuestras virtudes y nuestros límites. Nunca dejar de intentar cumplir cada sueño, pero con los ojos abiertos. ¡Qué sería del hombre sin la capacidad de soñar! Una existencia aburrida y reductora, un muermo. Muchas veces, los contemporáneos no ven, ni descubren, porque no saben observar, envueltos en la capa de los intereses y la soberbia, Y se ciegan y dejan pasar la oportunidad de reconocer el talento ajeno. ¡La inteligencia está relacionada con la bondad y con el reconocimiento y con el conocimiento!

Oscar Wilde que fue un maestro en muchas actitudes y capitán de la melancolía, como Cervantes, nos dejó dicho: “los éxitos se los llevan los fuertes y el fracaso los débiles, eso es todo”. Un espíritu imbele siempre está en precario, a merced de circunstancias, pero quien cree en lo que hace, sobre todas las cosas, no puede fallar si hace lo que siente. En eso va a ser el mejor y ese impulso vital no depende del comercio, ni de nada que no sea él mismo y su fuerza. La debilidad nunca suma.

La poesía más reciente se ha convertido en un falaz manual de autoayuda y el arte, en sucedáneo inodoro, incoloro e insípido de consumo burgués, con honrosas excepciones. No extraña que muchos se sientan defraudados por la falta de respuesta ante lo que hacen. Pero, no fracasan los que hacen lo que deben, fracasa el impostor, el pelele. No fracasa el creador que abre ventanas al sentimiento y al pensamiento de sus congéneres. Fracasan los que no creen en lo que dicen creer, los que no lo intentan.

“Waiting on a padded abyss”, 2022, acrílico sobre lino, 250×390, cm, JOSE CASTIELLA.  ¿Lo conocen? Dentro de poco oirán su nombre por doquier. Está construyendo un cosmos fascinante, un idiolecto de excelencia. Ha ideado su propio código de símbolos que misterian, emocionan. ¿Qué dicen? Nos invitan a una fiesta en un oasis con músicas que desconocemos y nos hacen soñar y danzar muy agarrados al tiempo.

 

Las instituciones privadas son muy libres de hacer lo que crean conveniente. Pero los que gastan y derrochan dineros públicos deberían ser responsables económicos de la basura que compran, no a precio de saldo, sino a precio de obra maestra. Son responsables de que los centros culturales no funcionen, de que la información esté adulterada. Una sociedad que desdeña el arte se convierte en el patio de Monipodio, en un murmurio de albañal sin sueños, en masa aborregada y gregaria.

En un soneto hermoso y trágico, Paisaje agónico, sobre el penoso devenir del Tajo, a su paso por el topacio de Toledo, Antonio del Camino, en un verso, certifica la “imagen dolorosa del fracaso”. Aquel caudal que “glosara en altos versos Garcilaso”, es hoy “líquido reptil, verde y escaso”. Han fracasado, no el Tajo, sino los responsables de esta ruina cenagosa, los generadores de miseria. El agua, su vocación de limpidez, ha sido contagiada de abusos y de heces. La sociedad distraída por el ruido, ha dejado de oír la música. Fracasar es destrozar, hacer trizas una promesa o un sueño. Si no nos decidimos, nunca pasaremos a la otra orilla. “Anda-ven- vuela-¡da un salto por encima de la raya!-”, cantaba Oroza. ¡Si no han leído a Carlos Oroza, revisen su proyecto de vida!

Entre los que alcanzan la fama, que son exiguos, hay pocos artistas, ¿quiere eso decir que el resto ha fracasado? No. Picasso no sirve de ejemplo, porque es el más conocido y más creativo de todos. Ahora, un puñado de pusilánimes para disimular su minusvalía cerebral -y no estoy pensando en Patxi López, lo juro-, quieren cancelarlo, destruirlo, romperlo en mil añicos, pero al cabo los únicos derrotados son ellos, porque están produciendo el efecto contrario al que pretendían.

La palabra éxito procede de exitus, que vale por salida, final, muerte. ¡Acaso el éxito no sea más que un cameo fugaz con la gloria, un deslumbramiento que nos cita con el final, con la salida hacia lo desconocido, cuando no con la nada, ignífugo relumbrón! ¡Cómo nombrar lo que permanece si no es a través de su victoriosa determinante presencia!

«Niña jugando”, 2016, talla en madera, 55×50 cm, PEDRO QUESADA, cuando esculpir es acariciar ¡Ante un escultor con esta técnica, tenemos que preguntarnos algo? Dueño de un lenguaje, experimenta creciendo; está construyendo un monumento áureo, observémosle, acompañémosle con admiración hasta la cumbre, dejándonos invadir por la lisura de sus megueces.

 

Tomás Paredes

Presidente H. AICA Spain

Recordando… Exoristo Salmerón García

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Exoristo Salmerón García

SALMERON Y GARCIA, Exoristo (Tito)       P      1910(F042)         10.nov.1877           PARIS         MADRID/BERGA      31.may.1925

 

Socio Fundador

Socio de Mérito

Contador de la Junta Directiva

 

Autorretrato

 

Exoristo Salmeón García nació en París, el 10 de noviembre de 1877.

Era hijo de Nicolás Salmerón Alonso, quien fuera Presidente de la I República Española, además de Presidente del Congreso de los Diputados, Ministro de Gracia y Justicia y Diputado en Cortes, y de Catalina García Pérez.

Como decimos, nació en París durante el periodo de exilio de su padre, de ahí su extraño nombre, que provine del verbo griego éxozéo (echar fuera, desterrar), que traduciríamos como expulsado, desterrado; además, del diminutivo con el que le llamaban cuando era niño: Exoristito, de donde tomó el seudónimo de Tito.

El matrimonio tuvo siete hijos: Francisco, Nicolás, Pablo, José, Rosalía, Exoristo y Catalina, de los cuales sobrevivieron cinco:

Nicolás, diputado por el Partido Radical Socialista.

Pablo, presidente del Tribunal de Cuentas.

José, director general de Obras Públicas y dirigente de Izquierda Republicana.

Exoristo, dibujante y caricaturista.

Catalina, líder del movimiento feminista.

En París aprendió dibujo, recibiendo una esmerada educación que continuó a su regreso a Madrid en 1884, en el Colegio francés y en el Instituto de San Isidro.

No terminó la carrera de ingeniero industrial, que abandonó por la pintura, regresando a París a completar su formación junto a los españoles Luis Simarro y José Luis Pellicer.

Retrato de Exoristo Salmerón por Ochoa

 

Luis Simarro Lacabra, gran maestre del Gran Oriente Español desde 1917, hijo del pintor valenciano Ramón Simarro Oltra, fue el neurólogo, histólogo y psicólogo que retratara Joaquín Sorolla en varios lienzos, pionero de la psicología científica española y que trató al poeta Juan Ramón Jiménez en el Sanatorio del Rosario.

Por su parte, el dibujante y pintor José Luis Pellicer, que firmaba con el pseudónimo de “Nyapus”, era el yerno del pintor Ramón Martí Alsina y está considerado como uno de los ilustradores principales de su época, autor de las ilustraciones de Los Episodios Nacionales, de Benito Pérez Galdós, cronista gráfico y corresponsal de guerra, realizaba dibujos bélicos en primera línea de fuego.

Fotografías de Tito aparecidas en la prensa de la época

 

Hacia 1893 comenzó a publicar caricaturas y dibujos en el diario La Justicia, teniendo que dibujar al revés con tinta litográfica sobre las planchas de zinc.

En 1898 publicaba otras caricaturas en el semanario Germinal, fundado y dirigido por su hermano Nicolás.

A partir de entonces, Exoristo abandona el dibujo satírico para consagrarse a la pintura y al arte decorativo.

Ese mismo año, fallece su padre en Francia, en el transcurso de unas vacaciones y Tito Salmerón diseñará el mausoleo erigido en el cementerio civil de Madrid a su padre, al que se trasladarían sus restos años después, y en el cual figura el epitafio con las palabras: “Por la elevación de su pensamiento, por la rectitud inflexible de su espíritu, por la noble dignidad de su vida, Nicolás Salmerón “dio honor y gloria a su patria y a la humanidad”  Clemenceau. Dejó el poder por no firmar una sentencia de muerte”.

En 1901, Exoristo Salmerón presentó un óleo a la Exposición Nacional de Bellas Artes, obteniendo la Tercera Medalla.

En 1910 realizó una exposición en la casa Ferro de la madrileña calle Alcalá, ofreciendo un notable conjunto de caricaturas referentes a la vida de Madrid ordenadas con tipos: isidros, curas, beatas…; la vida en Madrid: un día de campo, el regimiento…; corridas de toros picadores, recortes… y Madrid de noche, con escenas de la madrugada.

Con ocasión de la misma, Nuevo Mundo publicaba una fotografía del artista y destacaba que sus trabajos, “de rasgos geniales y de extraordinaria gracia e intención, obtienen unánimes elogios”.

Tito  Salmerón se inició en la masonería en julio de 1913, en la madrileña logia Ibérica, adoptando el simbólico Epicuro.

La fiesta del día de San Eugenio. Cogiendo la bellota

 

En 1913 fundó con el escritor Andrés Rafael Cayetano Corpus García de la Barga y Gómez de la Serna, conocido por el seudónimo Corpus Barga, el semanario satírico Menipo, El Cínico. Corpus Barga fue un destacado corresponsal europeo de entreguerras que llegó a cruzar el Atlántico en dirigible y a entrevistar a personajes como Churchill, Hindenburg, Hitler, Lenin, Mussolini o el Papa Pío XI.

En 1914 participó en la exposición de Arte Español que organizó la Asociación de Pintores y Escultores en Brighton, junto a nombres como Sorolla, Moreno Carbonero, Garnelo, Beruete, Marinas, Benlliure, Pinazo…

En 1915 presentó una exposición individual en el Salón de Arte Moderno de Madrid, con 50 obras de distintas facetas, óleos, acuarelas y dibujos a pluma, predominando en ellos la sátira, de la que El Liberal destacaba que “son obras que bastan para dar una idea de la personalidad de su autor, caricaturista de los pocos que han conseguido desprenderse de influencias extrañas para buscar en su propio temperamento el medio de expresión artística. Este sello de originalidad, unido al progreso de la técnica, de la cual va consiguiendo adueñarse con el esfuerzo de un estudio incesante, son las características de la labor que ofrece ahora al público”…

Persecución de tullidos y El beso

 

Por su parte, Silvio Lago, pseudónimo de José Francés, quien fuera Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, dedicaba en La Esfera unas páginas al acontecimiento, con una fotografía del artista, en la que destacaba que sus caricaturas son “regocijadas, hilarantes, dotadas de un contagioso poder cómico. Pocos caricaturistas españoles merecen el título de maestro en el género. Dotado de una observación agudísima, de un ingenio inagotable avalora y realza más aún estas condiciones en el dominio de la técnica, y con una cultura vastísima… Tito es un romántico, un incurable sentimental, un enamorado del ensueño. Y, sobre todo, un hombre bueno”…

En 1916 obtuvo la Tercera Medalla en la Exposición Internacional de Panamá.

El 27 de mayo de 1917 participó en el gran mitin aliadófilo celebrado en la Plaza de toros de Madrid y unos meses después, como representante del Gran Oriente de España, en el Congreso Masónico de las Naciones Aliadas o Neutrales celebrado en París.

Participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917.

 

 

En 1918 publicó un texto teórico: “La caricatura y su importancia social”, libro hoy rarísimo.

Campesinos

 

En 1918 obtuvo el “Premio Rafael Morató” del Salón de Humoristas celebrado en Barcelona, por su obra titulada “La marcha real”.

Participó en el V Salón de Humoristas de 1919, despertando comentarios muy positivos en la prensa del momento, como el que firma Francisco Alcántara, socio de la AEPE, en El Sol, en el que asegura que …”Tito es un caricaturista a lo Ortego, a lo Goya, tanto en la técnica castiza como en los asuntos y modelos que pertenecen a nuestras multitudes… Tito se pone como hizo Goya… y como hicieron tantos otros caricaturistas españoles, del lado de los explotados, de los escarnecidos, de los opresos. Tres de los cuatro trabajos que presenta en esta exposición son otras tantas acerbas sátiras…Famosa es su antigua caricatura contra las supersticiones religiosas, el caciquismo, el militarismo y la corrupción administrativa, y no existe vicio político o social que él no haya satirizado simbolizándolo en alguna figura castiza, y tan clara y audazmente como para que hasta el más lego perciba su intención y alcance. Y Tito es caricaturista a la española… Separa a Tito de los humoristas actuales, además de los mencionados caracteres, su abstención sistemática y de temperamento de la abigarrada policromía en que aquéllos incurren. No obstante su adaptación a la predominante tendencia decorativa actual es completa, por lo que se distingue entre los decoradores del libro y los estampistas”…

Los reyes de oriente

 

En 1919 inauguró una exposición de 42 caricaturas y dibujos de carácter político-social y alusivos a la guerra europea en el Ateneo de Madrid, que la prensa destacó asegurando que en estas obras se va revelando …”el creciente dominio que de la técnica va adquiriendo este joven artista”.

Un año después presentó la obra titulada “La romería”, un asunto galaico “tratado de un modo luminoso”, según publicaba La Ilustración Española y Americana, a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1920.

Torero

Gitana

 

Al I Salón de Otoño de 1920 presentó la obra titulada “La plana mayor”, un cuadro al óleo al que en las páginas de La Ilustración Española y Americana, Ramón Rivas y Llanos le dedicaba encendidos elogios: “El mérito de una obra es que atraiga al mayor número de público, y esta circunstancia radica en aquellas obras en las que el artista no se propone más que hacer arte. Cuando el artista piensa en su público es hombre al agua; para el verdadero artista no hay más que un público, el formado por toda la masa social, y, si acierta, todo ese público le comprende, cada división de esa totalidad encuentra en la obra un aspecto que le interesa. De Rembrandt se ha dicho que los espíritus refinados reconstituyen la filosofía del artista estudiándola en sus cuadros, los pintores se ocupan de la manera cómo expresa la luz y el vulgo admira en sus personajes una cierta gravedad, un cierto recogimiento que no encentra más que en él. «La plana mayor» es un cuadro emocionante, basta sólo reflexionar que l6 millones de españoles no conocen más representación del poder, de la justicia y de la religión que a esos cuatro personajes que componen el cuadro de Salmerón. En las caras de esos cuatro personajes está estereotipado su espíritu y como consecuencia su conducta. ¿Qué se puede esperar de la acción social de hombres de tal catadura?”.

La plana mayor, obra presentada al I Salón de Otoño de 1920

 

En el XVII Salón de Humoristas de 1921 pronunció una conferencia en el ciclo “Los humoristas explicados por sí mismos”.

En 1921 además, fue uno de los 30 políticos terceristas firmantes del manifiesto de adhesión a la Comintern, que dio lugar a la formación del Partido Comunista Obrero Español.

Publicó sus dibujos en infinidad de periódicos de la época, como Blanco y Negro, La Libertad, Informaciones, España Nueva, El Socialista, La Campana de Gracia, ¡Ja, Ja!, El Gran Bufón, Acción Socialista, Renovación, La Antorcha, Flirt…

Ilustrador de la colección literaria Los Contemporáneos.

Partida de cartas

 

A principios del mes de mayo de 1925, Tito se encontraba ya muy enfermo. A finales de mes, un absceso pulmonar agravó su situación.

Falleció en Madrid el 30 de mayo de 1925, a las ocho y media de la noche, rodeado de su madre y de sus hermanos, en su vivienda de la calle de la Lealtad, 12, donde residía. Fue enterrado en el cementerio civil de la Almudena, en el mismo panteón que diseñó para su padre.

Se encontraba en plena actividad, ya que preparaba una gran exposición individual de sus obras. Contaba 47 años de edad y estaba soltero.

Los medios de la época recogían la noticia con expresiones y frases elogiosas “El artista liberal, bueno, culto y caballeroso En pocos artistas se han armonizado tan proporcionadamente las cualidades de bondad, liberalismo, cultura e hidalguía como en «Tito”… Exoristo Salmerón, a quien irritaba extraordinariamente que se despreciase la caricatura, hizo un precioso estudio acerca de ésta y de su importancia social, y en su admirable folleto, lleno de erudición fresca y espontánea, jamás enfadosa ni trabajada, demostraba que la caricatura era tan antigua como la más antigua de las manifestaciones artísticas, y que excelsos artistas como Leonardo de Vinel, Baccio del Bianco, Belloti, Ghezi, Holseln, Teniers, Durero, Hoggarlh, Goya, etc., la cultivaron ya de una manera clara y manifiesta o ya embozadamente en sus cuadros. Como Charles Philippon, “Tito» no retrocedió jamás ni ante la Justicia; al contrario de Gavarni, nunca claudicó ni puso su lápiz al servicio de causas que no sintiera. Siempre caballero, Exoristo Salmerón ha muerto sin haber atacado a nadie en su reputación personal o en su vida privada, sin Incurrir en la grosería o el mal gusto. Vivió por y para el Arte, y en su corazón, lleno de generosidad y de amor al prójimo, sólo so albergaron pensamientos puros, libres y humanitarios”… firmaba Antonio de Lezama en La Libertad.

Los emigrantes

 

Con ocasión de su muerte, en el diario El Sol firmaba una extensa nota Francisco Alcántara, socio de la AEPE, en la que le dedicaba las siguientes palabras: “Espíritu cultivado, de exquisita sensibilidad, al par que la bondad de su obra, destacaba de él, y esto para cuantos tuvieron la merced de tratarle, la bondad de su carácter, pronto a la amistad y al compañerismo…toda su obra de caricaturista refleja las ideas y los sentimientos del gran tribuno… casi todo el brío de nuestro desmedrado liberalismo y, sobre todo, el coraje heroico con que Salmerón se revolvía a cada instante contra las supersticiones y las injusticias, centellea en las caricaturas de Exoristo… es el único dibujante político revolucionario al estilo del 68 al 75, que pudo darnos fantasías en su clara idea del ambiente moral y político de la España moderna”…

Póstumamente, en 1932, se le rindió tributo en el Salón de Humoristas, dedicándole una sala y en cuyo catálogo analizó su arte José Francés, quien fuera Presidente de la AEPE, que incluye una consideración sobre el hecho de que algunos de sus dibujos «bordean los límites del Código Penal».

Con sus dibujos expresó sus ideas, republicanas (según Espasa, 1927), de tendencia anarquista (según Cuadrado, 1997). Es más correcta la valoración de López Ruiz (1995): “todos sus trabajos iban dirigidos a un solo fin: la defensa de los explotados y miserables”. También dibujó para publicaciones eróticas finos dibujos sin sal gorda, sino más bien ingenuos.

Su efigie en el mármol….

 

Centró su producción artística en el humor ilustrado, entroncando con la corriente de humor caricaturesco y de dibujos grotescos que tanto auge alcanzó en el último tercio del XIX. Su obra se encuadra en la generación de dibujantes de humor implacable y de crítica feroz contra el sistema establecido, siendo uno de los primeros caricaturistas políticos del siglo XX. La sátira de sus dibujos, de fuerte intencionalidad, centrada en la crítica social, inundó la prensa gráfica del primer tercio del pasado siglo. Desde muy joven, este artista puso su lápiz al servicio de los ideales republicanos, con el fin último de conmover las conciencias censurando la tiranía, el fanatismo y la ignorancia. En él destacaba un profundo sentimiento de la justicia, unido a unas convicciones político sociales que marcaron su pensamiento y su obra.

Pese a ser la caricatura y el dibujo de fuerte intencionalidad política y el eje central de la obra de Tito, cultivó diferentes técnicas pictóricas: el óleo, la acuarela, etc.

Su hermano Nicolás Salmerón García escribió de él: “En sus dibujos, en sus caricaturas, Exoristo agita hondos problemas sociales y humanos: el artista no es sino el órgano de un apostolado de ideas; su concepción de la vida repercute en su arte y vivifica su obra…”

Su obra “Mitin”, óleo sobre lienzo, en la que representa la imagen de su padre, Nicolás Salmerón, durante un acto político es, sin duda, un ejemplo del dominio con el que artista traslada al lienzo la psicología del personaje.

En noviembre de 2021 el Museo de Arte Doña Pakyta de Almería dedicó una exposición a la memoria de Exoristo Salmerón, con 29 obras entre pinturas, dibujos, caricaturas e ilustraciones que reflejan críticas a la guerra, autorretratos, publicaciones en las revistas o escenas de feria.

La relación entre Almería y los Salmerón es estrecha, puesto que de Alhama de Almería era su padre, y ambos mantuvieron siempre unas fuertes raíces con esa tierra.

Panteón de Nicolás Salmerón diseñado por Exoristo Salmérón

 

Exoristo Salmerón y la AEPE

Socio Fundador Nº 42, participó en actividades y exposiciones realizadas por la AEPE.

En 1917 fue elegido Contador de la Junta Directiva.

Un año más tarde, participó en el I Congreso de Bellas Artes que organizó la AEPE en 1918, figurando como congresista en las secciones de Pintura y en la de Arte Decorativo.

Fue nombrado Socio de Mérito en el Salón de Otoño de 1922.

Al I Salón de Otoño de 1920 presentó las obras

792.- El banco de los recuerdos, gouache, 0,51 x 0,61

677.- La plana mayor, óleo, 1,12 x 1,27

Al II Salón de Otoño de 1921 llevó la obra

239.- El baño, óleo, 1,12 x 1,27

Al III Salón de Otoño de 1922 acudió con

261.- Descanso dominical, gouache

Al VI Salón de Otoño de 1925 presentó la obra

480.- Una portada para Nuevo Mundo, acuarela, 49 x 40

Escena

Firma autógrafa del artista

 

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Bernardino de Pantorba

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1925- 1929   Bernardino de Pantorba

Como ya hemos visto, desde 1921 Bernardino de Pantorba ya colaboraba con artículos en la gaceta.

En 1925 Pedro García Camio, Secretario General de la Asociación, obtuvo una beca para estudiar retrato durante seis meses en París y en Londres, pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios, lo que necesariamente le llevó a dejar temporalmente la secretaría en manos de Lorenzo Aguirre, mientras de la Gaceta se hizo cargo Bernardino de Pantorba.

En 1927 Camio fue pensionado para estudiar Retrato durante tres meses en Bélgica y Holanda, volviendo a hacerse cargo de la Gaceta el pintor y crítico Bernardino de Pantorba.

Este año comenzó a colaborar en la Gaceta como crítico teatral Enrique Estévez Ortega con su sección titulada “Del retablo de Talía”.

En la Gaceta apareció una sección nueva que prometía ser interesante, titulada Museos y galerías particulares, aunque luego no tuvo la continuidad que hubiera sido de desear a fin de conocer esa otra riqueza artística española.

Se seguía imprimiendo en la tipografía de A. de Ángel Alcoy, en calle Atocha, y que, tras el fallecimiento de su propietario a final de año pasó a llamarse Imprenta y litografía artísticas.

La suscripción costaba 12 pesetas al año y los anuncios 25 pesetas la página.

En 1926 el presupuesto de la Gaceta subió a 325 pesetas el número y se imprimía en Imprenta Hispánica, Cardenal Cisneros, número 47, Madrid. Tel. 9235.

Desde octubre de 1927 se imprimía en Zoila Alcasibar y Cía, situada en la Calle Martín de los Heros, 65, tel. 31136, surgiendo algunos errores en las numeraciones. Además, se vendía en Barcelona, en las Galerías Dalmau.

Ese mismo año falleció de penosa enfermedad Cándido Rouco, uno de los colaboradores de la Gaceta.

En abril de 1928 la impresión pasó a Urdapilleta Hermanos, en la Avenida de Pi y Margal, 18, pasando a mitad de año a Chulilla y Ángel, de la calle Torrecilla del Real, 17, tel. 71926.

 

Bernardino de Pantorba

 

LOPEZ JIMENEZ, José (B. de Pantorba)                  P.Cr           1920                   29.jul.1896      SEVILLA         MADRID      1987

 

Socio de Mérito de la AEPE

Socio de Honor

Vocal de la Junta Directiva

 

Bernardino de Pantorba  por Ricardo López Cabrera

 

Como pintor, es un olvidado; como escritor teatral o poético, también; pero como crítico e historiador del Arte, y en particular de la Pintura, Bernardino de Pantorba sigue siendo de consulta obligada por los estudiosos.

Entre esos libros imprescindibles, hay que hojear a cada paso su «Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España», publicado en 1948 por Ediciones Alcor, de Madrid, con prólogo de Eduardo Chicharro, fundador y Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores,  y dedicatoria a la Hispanic Society of America.

Sus libros y escritos avalan por sí solos su faceta de historiador, investigador y crítico de arte.

Como pintor, pese a la profusión de obras, es completamente desconocido. Es desde este punto de vista desde el que abordo esta biografía.

 

BERNARDINO DE PANTORBA, PINTOR

José López Jiménez nació en Sevilla en junio de 1896.

Hijo del pintor sevillano Ricardo López Cabrera y de Rosario Jiménez Velázquez, una de las hijas del pintor sevillano José Jiménez Aranda.

Con diez años, estudiaba en un colegio de Sevilla. El maestro, Francisco Caroto, les imponía una lectura diaria de El Quijote, que los alumnos detestaban. José, con ganas ya de escribir desde niño, les dijo a sus compañeros de clase que pronto dejarían de leer la obra de Cervantes porque él iba a escribir un libro muy bueno para que pudieran leerlo en el colegio. Se puso a la tarea, que comenzó con el título… “El Ingenioso Hidalgo Don Bernardino de Pantorba”… y tras dos meses de trabajo, aburrido y cansado, abandonó la tarea. Sin embargo, las palabras primeras revolotearon en su cabeza ya para siempre.

En 1909 la madre y los cinco hijos se instalarán en Madrid, ya que el padre se había ido poco antes a Argentina.

ABC 1930

 

Con tan solo quince años escribió por primera vez en la revista madrileña Madrid Cómico. Según confesaba él mismo, las erratas con que reproducían los textos que remitía a la revista le sonrojaban, pero fueron 45 sus colaboraciones con aquel medio hasta noviembre de 1912.

En 1913 viajó con su madre y hermanos a Argentina, viviendo en la ciudad de Córdoba durante más de ocho años. Allí fue crítico de teatro del diario cordobés La Voz del Interior. Su colaboración gratuita propició una anécdota que derivaría con el tiempo en su seudónimo. Una noche, quiso corregir las pruebas de lo que se publicaría al día siguiente. El director llamó al regente de la imprenta y le dijo: “Che, atorrante, ándate y mirá si están las pruebitas de lo del señor…, el señor… señor…”. (No recordaba su firma). El crítico acudió en su auxilio: “López Jiménez”. El director sentenció: “Es verdad… tengo tantas macanas en la chola… Bueno, ándate vos y vení con las zonceras de lo del señor Gómez Gutiérrez…”

Según confesaba el propio pintor y crítico, un amigo le aconsejó el cambio de nombre o el uso de un seudónimo, ya que José López Jiménez era de lo más normal y en París no iba a sonar nada bien el “Mesié Yosé Lopé Yimené”.

Bernardino de Pantorba por Pedro García Camio

Bernardino de Pantorba por Marcelino Domingo

En 1930

La Esfera, 1928

La Esfera, 1929

La Unión Ilustrada, 1931

Bernardino de Pantorba en Unión Patriótica, 1928

 

En la Córdoba argentina publicó versos y artículos, una novela corta titulada “El vuelo”, un sainete “Pepínez”, editó dos cuadernos de versos, “Versos de amor, de dolor, de patria y de fe” y “Fuego y sangre” y un librillo de ciento diez páginas de prosa humorística titulado “López en la Argentina”.

Allí también estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes y junto a su padre, y una carrerilla en la Escuela de Comercio. Y pintó, pintó mucho e hizo dos exposiciones.

Además, fue profesor de dibujo en las Escuelas Pías de Santo Tomás, dirigió la revista escolar “Hermes”, y ganó varios premios literarios con verso y prosa.

Y según confesaba, lo hizo todo con su nombre de José López Jiménez.

En 1921, con 25 años, regresa a Madrid y siguiendo las indicaciones de su progenitor, lo primero que hizo fue presentarse a su buen amigo Mariano Benlliure, amigo de su padre y también de su abuelo. En su libro “Cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué nació Bernadino de Pantorba”, de donde extraemos todos estos datos, añade también la anécdota determinante para la adopción del seudónimo por el que hoy es conocido.

Benlliure le recibe con los brazos abiertos y despacha ante él a varias visitas. “A cada uno de los que llegaban me fue presentando, siempre muy amablemente, pero nunca de la misma manera: “Aquí le presento a mi joven y nuevo amigo el artista López Cabrera…”. Al segundo le dijo: “Este es mi joven y excelente amigo el artista Jiménez Aranda…”. Al tercero: “Mi joven y muy querido amigo el artista Aranda López…”. Al cuarto, ya abrazándome: “Mi joven amigo íntimo Cabrera Jiménez…”. Ni una sola vez acertó… No había tiempo que perder. ¡El seudónimo!”…

Fue entonces cuando se acordó de aquel nombre escrito de niño, que comenzó a usar desde entonces y hasta el final de sus días.

En abril de 1922 inauguró una exposición en el Ateneo de Madrid en la que se pudieron ver varios retratos y paisajes argentinos que el pintor realizó en Córdoba y por la que desfiló todo Madrid, incluida la Infanta Doña Isabel, que hizo grandes elogios de los cuadros presentados, especialmente de los paisajes argentinos.

En febrero de 1925 el sevillano presentó una exposición en el Salón Nancy,  de la Carrera de San Jerónimo de Madrid. Los trabajos, firmados bajo el seudónimo de Bernardino de Pantorba, incluyeron 14 retratos y 25 cuadros de paisajes, mereciendo la crítica de los distintos medios de la época, que como el ABC, definían la muestra como de una “sincera y honrada factura artística… uno de los pocos pintores jóvenes completamente liberado de toda extraña influencia… pues el- Sr. López Jiménez ve hondamente el paisaje, del que presenta aspectos muy interesantes. Gran parte de los cuadros del artista sevillano… acusan un dominio indudable de tonos grises, intensamente representativos. Los retratos del Sr. López Jiménez acusan una muy estimable personalidad en este difícil género pictórico”.

 

Paisaje

 

En el diario El Liberal, escribía el historiador de Arte Luis Pérez Bueno una reseña sobre esta exposición, destacando que …”no es Pantorba por su arte clasificable como pintor andaluz… Pero hay algunos aspectos en el arte de Pantorba, dibujante, pintor y escritor que… le ligan en lo más íntimo de su ser con la encantadora región de Andalucía.  Así por lo menos lo creemos ver en la virtud que tiene de percibir fina y hondamente, en su manera de dibujar tan límpida y correcta como un clásico renacentista, en su paleta fácil y obediente al sentimiento decorativo y en cierta esencia ática que donosamente zumba y trasciende de todas sus obras, ya dibuje, pinte, hable o escriba de materia artística… por eso es sensible y versado cuando traduce el natural, sin que nada le obligue a verlo a través de escuela o manera predeterminada… Todos los retratos, rotundamente todos, expresan la seguridad, la maestría y la rapidez de ejecución del artista: es una sesión empleada en cada uno de ellos, acusando lo esencial de línea, forma y espíritu del retratado. En ese quid de la gracia y del espíritu en la obra estriba la suma dificultad del género en que culmina Pantorba en primera línea… Esos retratos están realizados con depurada síntesis y cumplen el fin artístico, sin que en ellos falte ni sobre nada…no necesitan de entonaciones cromáticas para que produzcan la sensación del verismo perseguido…los dibujos tienen que emparentarse por la masculinidad de sus trazos con los de algunos maestros flamencos y holandeses en los comienzos del siglo XVII… Firmeza, gracia y vigor, sin que la línea, allí donde lo requiere, carezca de flexibilidad y dulzura… Pantorba, excepcional dibujante, dotado de una poderosa retina capaz de sustanciar la esencia de las cosas a través de las formas, con sensibilidad de colorista… la paleta del este pintor se amolda, se ajusta y responde al cromatismo culminante en el paisaje, totalizando su peculiar ambiente, sin dejar por eso de apuntar lo más intrínseco de los detalles y accidentes que dan la realidad de existencia de aquello que se quiso interpretar”…

En La Esfera, José Francés, quien fuera Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, escribía de esta exposición que …”Bernardino de Pantorba, crítico, no depende del Bernardino de Pantorba, pintor, sino en aquella fecunda experiencia del técnico que conoce lo que de oficio tiene la expresión plástica de la belleza natural o intelectiva… La actual exposición resume de un modo expresivo el arte de Bernardino de Pantorba como paisajista y como retratista… la aportación de Bernardino de Pantorba a las Exposiciones Nacionales y a los Salones de Otoño, mereció ser tenido en cuenta por la sinceridad que la informa y por el valor positivo que significa. Es un artista sensible y sutil, enemigo de la estridencia, alejado por convencimiento de los trucos efectistas; pero dotado, en cambio, de profunda receptividad sentimental y de un sentido decorativista muy moderno. Así, sus paisajes son bellos y verdaderos; causan el doble deleite visual y espiritual que la obra pictórica debe sugerir… se puede apreciar cómo procura la superación sucesiva, el incesante prurito de no adormecerse en una fórmula felizmente lograda… Hay en él ya el humorista que no precisa de las gamas cálidas de los esplendores del Sur, de las soleadas fulguraciones, para acreditar la fineza luminista y la delicadeza de matices… dibujos ágiles, sueltos de estilo, de una aparente ligereza, pero de una entrañable virtualidad clásica”…

 

Retrato

 

Unos meses después, en el semanario Blanco y Negro firmaba Antonio Méndez Casal un artículo en el que se refería a esta exposición y hablaba así del pintor: … “Espíritu inquieto y acometedor, tan presto se entrega ardorosamente al cultivo de la pintura, como, tomando la pluma, describe humorísticamente una escena de costumbres, o la psicología de un pueblo. En realidad, para él, todo es pintar… No hace mucho que en estas páginas hablamos de este lozano y sincero artista. Al comentar las obras del último Salón de Otoño hube de loar un cuadro que también figura en esta exposición, titulado “La montaña y la ría”. Bernardino de Pantorba, a pesar de los pocos años y de su temperamento impulsivo, vibrante, es artista cuya obra se halla en periodo de reposo y serenidad… Sabe que el arte es valor de gran permanencia que no cambia con las estaciones… No quiero decir que el arte de Bernardino de Pantorba sea repetición más o menos hábil de tipos estancados. Quiero, sí, consignar que su marcha es cautelosa y firme, sin hacer esas concesiones insinceras, que, si producen brillantes llamaradas, son cosa fugaz que no deja huella… Bernardino de Pantorba hizo su aprendizaje bajo la influencia tradicional del abuelo. Dominó sus nervios, dibujó analizando escrupulosamente la línea, y dueño de ella, comenzó a pintar. En este aspecto, no es un avanzado. Lo moderno es comenzar por el tejado… y ya pintando, ensayó las más diversas técnicas y formó la suya, que contiene al lado de elementos del pasado, no pocas conquistas del impresionismo y gérmenes de modalidades que pueden adquirir desarrollos insospechados. En el paisaje… hace ver su agudeza cromática para captar las finas tonalidades de la neblina… la gama gris, delicada, transmite la emoción bellamente triste del panorama… paisajes luminosos, sin estridencias… porque Bernardino de Pantorba es pintor que sabe orientarse en el paisaje, eligiendo con talento puntos de vista y horas de emoción… Acometió briosamente el estudio de la figura femenina y triunfó. Las líneas misteriosas que encierran el secreto expresivo de un rostro de mujer joven y bella son del dominio de nuestro artista”…

En 1925 presentó un retrato al VI Salón de Otoño que fue publicado por la revista Blanco y Negro y que para Antonio Méndez Casal era… “certero. Recoge con justeza la expresión nerviosa, inquieta, del pintor sevillano”…

En 1926 participó en la Exposición Internacional de Venecia, junto a muchos pintores miembros de la Asociación de Pintores y Escultores como Enrique Bráñez, Manuel Castro Gil, José Cruz Herrera, Carlos Dal- Ré, José Garnelo, Eugenio Hermoso, Fernando Labrada, Francisco Lloréns, Eduardo Martínez Vázquez, Francisco Mateos, Elíseo Meifrén, Manuel Menéndez, Julio Moisés, José Moreno Carbonero, Eduardo Navarro, Ceferino Palencia, Pedro Antonio, Francisco Pons Arnau…

La Nación 19.11.1926, Exposición en el Salón Nancy de Madrid

 

A la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1926 presentó un paisaje que la prensa destacó como “muy luminoso”.

Unos meses más tarde, presentaba una exposición de medio centenar de obras en el Salón Nancy de Madrid. En esta ocasión fueron solo 15 paisajes de Mallorca frente a un total de 35 retratos de escritores, artistas y hombres de ciencia de la España actual, que habían sido recogidas en un libro en el que además del retrato del personaje, se incluía una semblanza rápida y certera escrita por el mismo pintor y literato.

El ABC consideraba que “en estos retratos Pantorba proclama, con enérgica rotundidad, con gallardo desdén hacia las efímeras bogas modernistas, el señorío del dibujo clásico, del único dibujo. La línea que traza el lápiz valiente y honrado… obras de muy preclara estirpe y de contenido perdurable. Así, en los paisajes se nos ofrece en pleno dominio de la técnica… el juego de luz y de color está logrado con dominio absoluto del complejo arte de los matices y de los contrastes. La exposición de Pantorba… señala en la carrera del joven e ilustra artista una cumbre muy brillante de plenitud”.

Concurrió a la Bienal de Venecia de 1927, vendiendo allí las obras presentadas.

Al VII Salón de Otoño de 1927 presentó lo que para el semanario Blanco y Negro eran “tres paisajes deliciosos. Uno, de Mallorca, reproduce certeramente un campo de olivos retorcidos con el aspecto doloroso de este árbol tan mallorquín, que, agrupado y visto a ciertas horas, semeja una estampa dantesca. Santa María la Nueva es paisaje urbano, en el que el claroscuro ha sido manejado expresivamente”.

 

Paisaje

 

En 1927 la editorial Publicaciones Artísticas publicó el libro “Rostros de españoles”, simultaneada con una exposición de los mismos en el Salón Nancy de Madrid, sobre la que el crítico José Francés, bajo el seudónimo de Silvio Lago, escribía en La Esfera que eran …”verdaderamente admirables de exactitud facial, de carácter desvelado por la certeza concreta de los rasgos que fueron trazados ágilmente, seguramente con graciosa y espontánea facilidad… cualquiera puede ver que aquí no faltan caras inexpresivas y vulgares, vale decir, en términos de pintor, ingratas y comprometidas… el artista añade que estos retratos están hechos con honradez y sin receta, al margen de los ismos, extravagancias y piruetas de los suedoinnovadores, con el respeto a las normas clásicas y al natural… en tono desenfadado e ingenioso continúa también en las glosas literarias de cada retrato. No todas son favorables ni apologéticas. El escritor no cede en afán de veracidad al dibujante. Y de aquí el doble encanto de las semblanzas que muestran el alma a través del retrato y la obra propia… Pantorba viene demostrando hace tiempo este profundo y cada día más seguro valor de paisajista desde su primera exposición… Es una larga, sutil, profunda, exquisita depuración técnica y sentimental, un ahincado ejercicio de la voluntad y de la mirada para más íntima identificación con la Naturaleza, que ya puede y debe serles satisfactorios al artista”…

Los retratos fueron publicándose en La Esfera a lo largo de distintos meses, con grandes loas hacia el arte del pintor.

En 1928 realizó una exposición de sus obras recientes en el Salón Nancy de Madrid de la que se hizo eco toda la prensa. En el ABC se pudo leer que el artista “practica su arte y lo va depurando a través de una labor ahincada y ungida por la vocación fervorosa… Pantorba presenta veinte paisajes y quince retratos. A los primeros los titula modestamente “Impresiones del paisaje italiano”. Tienen de impresiones la rapidez vivaz con que están captadas por la retina clarividente los rincones de Florencia, Venecia, Pisa, Génova…. También muchos de ellos, la técnica de puro impresionismo… pero son mucho más que meras impresiones… están ejecutados con una grandeza de concepción, con una amplia visión interpretativa que los hace grandes composiciones de paisaje… la técnica, de tipo moderno es una afirmación siempre vibrante y entusiasta de respeto a lo eterno del arte… en sus cuadros hay la anatomía que el paisaje tiene y que tan pocos artistas de hoy aciertan a ver y, menos, a interpretar. Dibujante de tan firme lápiz y de tan graciosa originalidad al mismo tiempo, sus retratos son un acierto absoluto. La línea es esquemática, sobria, se reduce a lo estrictamente indispensable para modelas la forma… los retratos femeninos son la depuración de los de hace dos años… técnica que se ha coronado y engalanado con otro don: el de la elegancia”…

ABC 6.5.1928, Bernardino de Pantorba pintando en Gimignano

 

En el mismo diario, a lo largo del tiempo que duró la exposición, aparecieron otras reseñas que incluían fotografías del artista pintando y retratos y paisajes a lo largo de tres páginas completas en las que nuevamente, Antonio Méndez Casal reseñaba sus impresiones: “Bernardino de Pantorba es un mozo de inteligencia, ágil y de sensibilidad innata, afinada por constante ejercicio… vivió en ambiente de trabajo artístico, asistiendo a las múltiples fases de elaboración de la obra, de arte… Pantorba viajó, estudió Museos, se adentró en el espíritu de los ambientes más dispares del nuestro, y ya con al lápiz o bien con la pluma, comentó en serio o humorísticamente tipos y costumbres, manejando la ironía con bello desenfado… La curiosidad, bien orientada por una inteligente preparación, le permitió analizar sagazmente el proceso tan complejo de las técnicas pictóricas modernas, tomando de ellas cuanto estimó utilizable. Así, del impresionismo adquirió luminosidades, sentido de la atmósfera envolvente, rutilancias, manejado todo con sensibilidad de poeta… sus óleos son pequeñas visiones justas y concentradas, a modo de breves glosas, ricas en jugosidad captadora de la esencia del trozo comentado… y sus dibujos orientados hacia la posesión gráfica del gesto, han seguido una marcha ascendente que alcanzó en algún momento el premio del acierto definidor… exhibe paisajes eternos de renovación de una flora optimista; paisajes urbanos de gesto moderno… rica y sugestiva serie de visiones a modo de certeras estampas… Hombre austero, no gesticula, no fuerza el anuncio, no cultiva la farsa… Bernadino de Pantorba trabaja, analiza y ahonda… ya alcanzó el título de buen anatómico de la forma humana sin caer en la seudogalantería de adular al modelo femenino con amaneramientos ridículos… la condición de excelente dibujante no le impide continuar sin descanso su labor de análisis”.

Tal y como descubrimos por El Heraldo, la exposición fue visitada por la Infanta Doña Isabel, a quien gustaron mucho sus obras, y por un elevado número de público, que prodigaron grandes alabanzas de las obras expuestas.

Retrato de Antonio Machado

Retrato del maestro Barbieri

 

En esta exposición, que compartió junto al pintor italiano Alvé Valdemi, la crítica que recibió de la recién creada revista cultural Estampa, no fue del todo buena, refiriéndose la información, que no firma nadie en concreto, a la faceta paisajista de Pantorba, que juzga como simplista con expresiones y palabras como …”Bernardino de Pantorba, al interpretar el paisaje italiano, ha procurado, ante todo, el ambiente, fijándole con fidelidad y exactitud. Son, pues, paisajes informativos estos suyos, apuntes de observador curioso y perspicaz, a los que no falta el encanto de notas sueltas de álbum de viaje, más evocadoras y precisas que las farragosas descripciones literarias. Páginas sencillas, improvisadas y espontáneas, en las cuales no obstante, ha puesto el artista un gran celo, sacrificando los efectos vulgares y aludiendo toda complicación pictórica. Ha querido ser claro, sin preocupaciones de modernidad ni clasicismo, esas dos graves y contagiosas dolencias que tanto estrago están ocasionando entre la efervescente juventud y la vejez valetudinaria del Arte. Precisamente, la claridad y la sinceridad es lo que echábamos de menos en los retratos a que nos hemos referido. Pero también en ese género ha progresado Bernardino de Pantorba. Las cabezas expuestas en el Salón Nancy revelan una plausible evolución hacia un estilo más selecto, sobrio y sintético que, sin perder la factura convencional, anuncia la promesa de una manera aristocrática, distinta de la que por tal se entiende ahora”.

En 1929 participó en el IX Salón de Otoño. La Revista hispanoamericana de ciencias, letras y artes recogía una nota acerca del pintor en la que destaca que …”el joven y notable maestro, atesora, entre las muchas facetas y los muchos recursos de que se halla provisto su personal mérito indiscutible y sobresaliente, unas cualidades de paisajista eminente, cultivador de tan difícil y sugestivo género pictórico y un temperamento de observador de la naturaleza, sagaz, refinado y exquisito, que dan como resultado frutos sazonados y maduros de apetecible posesión. Su retina sensible para captar los innumerables y delicados matices del color y de la luz del ambiente, acusa en sus obras las propiedades envidiables de un feliz ejecutante de esta especialidad estética, y como consecuencia de ello, el que el nombre de Pantorba se halle incorporado a las filas de los elegidos y privilegiados… Por la extraordinaria cultura de este hombre, al unísono con sus sobresalientes propiedades de pintor, va su labor literaria”…

Paisaje

 

Concurrió a la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, donde logró la Segunda Medalla de Pintura con el óleo titulado “Plaza del pueblo”.

En el Salón de Otoño de 1930 “Bernardino de Pantorba prosigue su avance afortunado con algunos bellos paisajes. Seguro de construcción y bien afinado de retina, envió a este salón algunos cuadros conocidos, que no decaen con la vecindad de otros”, comentaba el ABC.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1930 obtuvo la Tercera Medalla por sus lienzos “Aprendiz de río” y “El encinar”, obras que pasaron a ser propiedad del Museo de Arte Moderno.

En 1931, en La Unión Ilustrada escribía Cecilio Barberán: “Su personalidad como pintor, no es menos digna de estudio. Hoy su actividad como tal la dedica casi por completo al paisaje. Como en sus libros da en éstos la nota de sinceridad y de lo moderno. Labor pictórica es la suya de alto valor estético. Para convencerse de ello es necesario estudiar primero sus dibujos. Dibujante notabilísimo no ignora un secreto de la línea que se pueda traducir en una emoción de espiritualidad y de gracia. Sus retratos al carbón son a menudo obras de singular valor. Ello nos dice que su concepto moderno del paisaje no es como el de tantos, que, sin saber dibujar apenas, se lanzan a crear obras de este género para ocultar mejor base tan fundamental. En Bernardino de Partorba, pintor actual, no cabe eso puesto que claramente se ve que su evolución hacia el impresionismo parte de un punto de noble y sólida disciplina artística, empujado por la más sana inquietud. Su obra, como hija de dichos factores, da siempre frutos logrados, de verdadero arte. Así lo hemos ido comprobando en las cuatro exposiciones personales que lleva realizadas; en la del Ateneo; Salón Nancy de óleos y dibujos y las celebradas en Bilbao y Zamora. Consecuencia de ello han sido los galardones obtenidos en cuantos certámenes ha concurrido. Segunda Medalla por su cuadro «Convento de Santa Clara», en la Iberoamericana de Sevilla y Tercera en nuestra Nacional últimamente celebrada por su cuadro «Aprendiz de río». —¿Cuál es su aspiración en el arte?—hemos preguntado al notable artista en nuestra charla —el poder pintar los paisajes como los siento—nos dice. Toda vez que tengo el concepto de que el paisaje moderno debe desprenderse del impresionismo que se ha entendido como impresiones de color y que hay que agregar este al paisaje clásico de construcción. Pues entiendo, que en él, hasta la fecha, no se ha unido la forma y el color y debe unirse. Como se ve «Bernardino de Pantorba» sabe dónde va y de dónde procede. ¿Se puede decir de todos los pintores lo mismo ? No. porque no todos heredaron los caudales que él heredó; si bien tal herencia tiene el mérito en él de haberla transformado en rama nueva de un árbol cuyas sombras de gloria se proyectan a menudo sobre el campo del arte contemporáneo”.

En 1934 inauguró en el salón central del Círculo de Bellas Artes una exposición de 32 paisajes y 18 retratos, óleos y dibujos, que el diario ABC consideró como “un verdadero alarde… dibujos policromados de elegancia señoril, de línea magistral y de finura sobria sin concesión alguna a efectismos subalternos… pero alguno de los paisajes son toda una lección en el género, como tema de emoción y como técnica con que esta emoción se interpreta… Bernardino de Pantorba pudo paladear ayer la emoción de un triunfo ganado tan limpiamente y con tanta participación de su nativo talento de pintor como de la voluntad insaciablemente dirigida a pintar cada día mejor. Lo ha logrado el artista. Por eso fueron ayer tan sinceras y expresivas las felicitaciones que merecieron su éxito”. En días posteriores el semanal Blanco y Negro publicaba con este motivo una fotografía del artista.

Paisaje

 

En 1936 el artista celebró en la Sala Gaspar de Barcelona una exposición de paisajes y retratos. Con ese motivo, el diario ABC destacaba que “La pintura de Pantorba, sólidamente construida y exaltada delicadamente por su fina percepción del matiz, ha merecido excelente acogida de la crítica. Pantorba sabe recoger como muy contados artistas son capaces de hacerlo, la fisonomía más delicada del campo español, sin recurrir a la mueca grotesca y a la descomposición absurda de la forma. Madrid, Mallorca, Bilbao…. Figuran interpretadas en esta exposición con gran dignidad y decoro artístico, ya que ha conseguido y llevado al lienzo ese aire fisionómico inconfundible, tan difícil de lograr, por encima de fórmulas y técnicas diversas”.

Paisaje

Desde 1935 su actividad como conferenciante, crítico de arte, prologando libros y catálogos, va ganando terreno en su trabajo, pese a seguir presentando obra a concursos y certámenes varios.

En mayo de 1942 realizó su primera exposición tras la contienda, exhibiendo un total de cuarenta y cuatro óleos y dibujos, la mayoría paisajes de la tierra y el mar de Gerona, que fue muy visitada y aplaudida por crítica y público.

Ese mismo año, participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes con un retrato de Juan Pujol.

A partir de esta época, se dedicaba a pintar cuadros escritos en lienzos traducidos a papel, y en lugar de colores, a través de las palabras. Prólogos de libros, biografías, apuntes historiográficos y críticos sobre grandes pintores.

En el Salón de Otoño de 1948 logró la Segunda Medalla de Paisaje y el Premio del Ministerio de Educación.

En 1961 publicará una de sus obras cumbres “La pintura de Velázquez”.

Paisajes

 

En 1966 es nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.

Dos años más tarde, académico de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.

Vivía en la Calle O’Donnell, 49-51 de Madrid.

Retrato de niña

 

A lo largo de su larga vida, Bernardino de Pantorba pintó más de 800 paisajes de casi todas las regiones de España y de algunas de Italia. Hizo alrededor de 500 retratos de españoles insignes y casi todos con el natural delante. Celebró quince exposiciones de sus obras en Madrid, Barcelona, Bilbao, Gerona, Zamora, Llerena y Bayona. Concurrió a 28 certámenes de arte internacionales y nacionales. Recibió 14 premios, distinciones y honores.

Publicó cerca de 80 títulos de historia, arte y crítica, traducidos al francés, inglés, alemán e italiano, además de infinidad de artículos y versos en revistas y diarios. Impartió más de 60 conferencias y lecturas. Fue director literario de una editorial madrileña. Dirigió una revista de arte. Fue corresponsal de dos revistas argentinas. Realizó casi dos millares de informes y peritajes de pintura.

Reunió en su domicilio más de 500 cuadros y cerca de 20.000 libros.

Paisajes

 

Bernardino de Pantorba se casó tres veces.

Falleció en Madrid, en 1990, a los 94 años.

Historiador, investigador, crítico de arte y pintor.

Como bibliógrafo y tratadista destaca su Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, publicada en 1948.

Fue miembro de la Hispanic Society of America y del Patronato del Museo Sorolla. Así mismo, tiene dedicada una calle en la Villa de Vallecas de Madrid.

Paisajes

 

Bernardino de Pantorba y la AEPE

Participa en el III Salón de Otoño de 1922 con las obras tituladas La nube viajera, Cabeza de estudio, La escalinata y Alrededores de Madrid.

Al IV Salón de Otoño de 1923 presenta las obras Verano, Pinar de Puerta de Hierro, Tarde de sol, Noche de luna y Puesta de sol.

Al V Salón de Otoño de 1924: La montaña y la ría, Rucoba y Cementerio de pueblo.

Al VI Salón de Otoño de 1925: Encinas, Tarde y dos tituladas Apunte.

Al VII Salón de Otoño de 1927: Mañana, Olivos y Santa María la Nueva.

Al IX Salón de Otoño de 1929: Piedralabes y  Calle de Piedralabes.

Al X Salón de Otoño de 1930: Hora de sol en Mallorca, Altor Hornos de Bilbao, Las seis y cuarto, Estudio de pinos, Corral extremeño y Convento de Santa Clara.

Al XIII Salón de Otoño de 1933: Piedras, Álamos blancos y Frente a Mundaca.

Al XIV Salón de Otoño de 1934: Orillas del Manzanares y Álamos blancos.

Al XVII Salón de Otoño de 1943 la obra Jardín florido.

Al XVIII Salón de Otoño de 1944: Patio de las Yeserías y Patio de las Casas de Pilatos.

Al XIX Salón de Otoño de 1945: Unas encinas y Plaza del Monasterio.

Al XX Salón de Otoño de 1946, Costas de Nerja.

Al XXI Salón de Otoño de 1947: Álamos blancos.

Al XXII Salón de Otoño de 1948: La casita del gallo, Hora de sol en Mallorca, Casa del Perdón y Árbol.

Al XXV Salón de Otoño de 1952: Sombrajos.

Retrato de Debussy

Cabeza de estudio

 

En 1923 es nombrado Socio de Mérito de la AEPE y un año más tarde, Socio de Honor en el Salón de 1924.

Vocal de la Junta Directiva desde 1925 y  hasta 1927. Como vimos al abordar la biografía de Pedro García Camio en su momento, cuando a éste se le otorgó la beca para estudiar Retrato en París y Londres, dejó la Gaceta de Bellas Artes a cargo de Bernardino de Pantorba.

En 1927 en la sección española del Salón de Otoño de París, fue uno de los pocos autores que vendieron obra.

Ese mismo año, estuvo también presente  en la Bienal de Venecia, vendiendo también sus obras allí.

La Asociación de Pintores y Escultores celebró en julio de 1927 una Exposición en el local del Ateneo de Alicante, en lo que se pretendió fuera inicio de una serie de exposiciones en diversas provincias, en la que participó con una obra.

En 1929 el Salón de exposiciones de la AEPE inauguró el 3 de abril una exposición de bodegones o naturalezas muertas en el local generosamente cedido por la sociedad de Amigos del Arte.

Retrato de Manuel de Falla

Retrato de José Clará

Retrato de José María López Mezquita

 

En 1930 además de participar con obra en el Salón de Otoño, fue uno de los miembros del Jurado del mismo.

En 1935 participa en el Salón de Mayo, denominado simplemente Exposición de Bellas Artes, con las mismas prerrogativas que un Salón de Otoño pero sin seguir la numeración de los mismos.

En 1942 la Junta Directiva acordó la celebración de una exposición homenaje a Jiménez Aranda, con la colaboración de su nieto, Bernardino de Pantorba, y se programaron posteriormente homenajes a Muñoz Degrain, Domingo Marqués y Sorolla.

La exposición homenaje a Jiménez Aranda se inauguró el 16 de enero de 1943 y se mantuvo hasta el 10 de febrero. La conferencia inaugural fue a cargo, como era natural, de Bernardino de Pantorba, nieto y biógrafo suyo, quien también costeó el catálogo. A dicha conferencia inauguración asistieron el Ministro y el Director General de Bellas Artes.

En 1947 la Asociación renovó la Junta directiva en Asamblea General Ordinaria, resultando en ella reelegido como Vocal Bernardino de Pantorba, manteniéndose en el cargo hasta 1955.

En el Salón de Otoño de 1948 había por primera vez medallas de primera, segunda y tercera clase, para pintura, escultura, grabado y dibujo y arte decorativo en general, distinguiéndose en pintura entre figura y paisaje. Medallas concedidas por voto escrito y firmado de los expositores. La acuarela entraba como pintura. Bernardino de Pantorba obtuvo la Primera Medalla. Además, fue galardonado con el Premio del Ministerio de Educación Nacional.

Retrato de José Francés

Retrato de Ruperto Chapí

 

En la Asamblea General de 1950 resultó elegido Bernardino de Pantorba como Vocal de la Junta Directiva.

En 1955, la Hispanic Society of América de Nueva York, premió a Bernardino de Pantorba por su destacada contribución al arte.

Su contribución a la Gaceta de Bellas Artes fue memorable, dejando escritos unos 150 artículos que abordaron todo tipo de temas y artistas.

Pronunció numerosas conferencias dentro de las actividades de la Asociación de Pintores y Escultores, como las que giraban en torno a Jiménez Aranda, Goya, Mateo Inurria, Velázquez,  El romanticismo en la pintura española,  Lucas, Becker, Zuloaga…

 

Paisajes

María Nueve Iglesias Serna

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

 

María Nueve Iglesias Serna

NUEVE IGLESIAS DE LA SERNA, María            P            1921           ALBACETE              MADRID

 

 

María Nueve Iglesias de la Serna nació en 1886 en la ciudad de Albacete, y no en Castellón como reflejan distintos medios, pues así figura inscrita en los registros de nuestra entidad y así consta además en las inscripciones formalizadas para las distintas actividades en las que participó.

Hija única de Luisa Serna Sebastián y del Teniente coronel Luis Nueve-Iglesias López, del que quedó huérfana con apenas dieciséis años.

Con facilidad para los idiomas, completó su formación artística en la academia que el pintor costumbrista Vicente Castell Doménech tenía en la calle San Vicente y posteriormente en la de Cervantes de Castellón.

En 1918 realizó un lienzo para el camarín de la Virgen de la Archicofradía de Nuestra Señora de la Antigua de Guadalajara, donde pasó una larga temporada que recogía la prensa del momento, que apreciaba sobremanera sus dibujos y “trabajos pictóricos”.

En 1918 presentó el dibujo “Mirando a lo lejos”, a la revista Blanco y Negro que fue portada del 1 de septiembre.

Trabajó en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, teniendo por maestro al pintor Gonzalo Bilbao, con quien aprendió los principios del dibujo y el colorido con estudios del natural: paisajes y algunos retratos.

Autorretrato de Vicente Castells, en cuyo taller se formó la artista en sus primeros años

 

Con residencia fija en Madrid, aunque con continuas visitas a Castellón, Guadalajara y Sevilla, en los años veinte se dedicó a realizar copias del Museo del Prado, pues como tal figura en el libro de copistas, que le valían un sustento gracias a las obras de Velázquez, Goya, Rubens, Tiziano, Veronés, Ribera, Murillo o El Greco. Ello de proporcionó un gran dominio de la técnica y un aprendizaje de gran envergadura.

En 1921 se inscribió en la Asociación de Pintores y Escultores, participando en distintas ediciones del Salón de Otoño.

En 1925 participó en la Exposición de arte español en México que patrocinó la Asociación de Pintores y Escultores, de cuya organización de encargó Miguel Sierra Escudero, junto a grandes artistas como Alcalá Galiano, Aguirre, Argelés, Astruc, José Benlliure, Juan Antonio Benlliure, Bueno, Cortés, Cerdá, Fernández Balbuena, Francés, Camio, Balcera, Casimiro García, Gutierrez Solana, García Sánchez, García Arévalo, Hermoso, Lecaroz, Llorens, Leguso, Meifrén, Moisés, Pulido, Pantorba, Pedro Antonio, Puget, Rodriguez Jaldón, Raurich, Ribera, Rico Cejudo, Serra Farnés, Santamaría, Sobrino, Tassara y Verdugo Landi.

En marzo de 1926 el Heraldo de Castellón reproducía traducido un artículo que el crítico de arte Tancrede Viala, publicaba en la Revue du Vrai e Lu Beau de París, acerca de la artista en el que se leía: “El hermosísimo estudio que María Nueve-Iglesias ha expuesto en el Salón de Otoño de Madrid, denota gran sensibilidad y armonía y exquisito conocimiento del dibujo. Esta artista, cuyo nombre pongo de relieve por primera vez, es española y trabajó sola mucho tiempo… El de la actriz María Guerrero, es una de sus obras pictóricas más importantes. Expresión, movimiento, atractivo, justeza del colorido, flexibilidad del dibujo se unen en esta obra, sobria, agradable en todos sus aspectos. Marinas, retratos, estudios al óleo y a la acuarela, forman lo más selecto de la producción de esta artista que denota gran predilección por la acuarela, sutil en sus tonalidades y atrayente en su factura. En el Salón de Otoño de Madrid nos ofrece “Pensativa” (óleo); “Marina” e “Iglesia de Castellón” (acuarelas), y en ellas nos muestra que el gusto refinado de María Nueve-Iglesias está firmemente asentado en una técnica habilísima. Mucho celebramos tan autorizado juicio, aunque no nos haya podido sorprender, convencidos hace tiempo de los talentos pictóricos de María Nueve-Iglesias, muy conocida y admirada en Castellón”.

Pinturas del retablo de la Virgen de la Archicofradía de Nuestra Señora de la Antigua de Guadalajara

 

En 1931 debió de sufrir alguna enfermedad grave encontrándose en Castellón, de la que informó la prensa de la época y de la que se recuperó totalmente.

A principios de enero de 1932, tras una prolongada estancia en Castellón, invitada por los señores de Efrén Viló, María y su madre regresaban a su domicilio de la Calle Pelayo, 6 de Madrid.

En mayo de 1935 participó en el Salón, denominado simplemente Exposición de Bellas Artes, que tuvo las mismas prerrogativas que un Salón de Otoño, pero sin seguir la numeración de los mismos.

Tomó parte también en el XV Salón de Otoño de 1935, celebrado en el Palacio de Exposiciones del Retiro, contó con un jurado de excepción compuesto por los José Moreno Carbonero, Presidente, y Mariano Benlliure, Francisco Llorens, Fructuoso Orduna, y Enrique Estévez Ortega.

En 1937 estuvo también presente en la exposición que pudo verse en la Casa Guastarola de Ciudad de México con obras que viajaron desde Valencia.

«Mirando a lo lejos», portada del Blanco y Negro del 1 de septiembre de 1918

 

Hacia 1940 se encontraba definitivamente instalada en Castellón donde era reconocida y admirada por sus trabajos. Allí estableció una academia de pintura en la que se formaron muchos artistas castellonenses y en la que, además, impartía clases de idiomas.

En 1944 sería la primera mujer que expuso en Castellón, en las salas del Círculo Antiguo y Cultural pero, a pesar de su fama y del reconocimiento que gozó en su ciudad natal, prácticamente no volvió a exponer.

Fundamentalmente se dedicó a su trabajo en el que destacaban bodegones, paisajes, retratos y obras religiosas de gran formato que conseguía vender a muy buenos precios.

Prueba de su buen hacer y de la estima que consiguió en 1958 se celebró una Exposición de Artistas Noveles, en los salones de la Caja de Ahorros, como homenaje a su profesora María Nueve-Iglesias.

María falleció en Castellón en 1968.

En 1981 sus obras estuvieron presentes en una exposición colectiva de artistas castellonenses fallecidos, celebrada en la Galería de Arte El Campanar, situada en la calle Colón, 4 de Castellón, a cargo de Cirilo Nebot Llompart.

En 2019 fue incluida en la exposición colectiva  que bajo el título de Dibujantas, pioneras de la Ilustración  tuvo lugar en el Museo ABC.

Galería de Arte El Campanar, 1981

 

María Nueve Iglesias y la AEPE

Participó en el VI Salón de Otoño de 1925 con las obras:

236.- Pensativa, óleo, 92 x 81

237.- Marina, acuarela, 57 x 42

238.- Iglesia de Castellón, acuarela, 54 x 37

En el VII Salón de Otoño de 1927

363.-Tierras de Castilla óleo, 0,92 x 0,82

En el XII Salón de Otoño de 1932

240.- Noche de lluvia, óleo, 0,58 x 0,45

284.- Procesión en el pueblo, óleo, 0,79 x 0,65

Al XIII Salón de Otoño de 1933

194.- Paisaje de Castellón de la Plana, óleo

238.- El abuelo, óleo

360.- Chiquillos, acuarela

Al XIV Salón de Otoño de 1935

210.- Una calle antigua de Castellón, óleo, 0,81 x 0,63

En el XV Salón de Otoño de 1935

326.- Marina, óleo, 0,80 x 0,60

343.- Paisaje, acuarela, 0,69 x 0,50

 

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

¿Qué estamos haciendo con el arte?

¡Degradarlo, empobrecerlo, aniquilarlo, confundirlo, desnaturalizarlo, vulgarizarlo, debilitarlo, contagiarlo de superficialidad! Todo lo que anda entre heces, acaba oliendo mal, cuando no convertido en aquello que lo ha contaminado. Excepción hecha del dinero: pecunia non olet.

Hasta hace pocos lustros, el arte simbolizaba un ideal de estirpe espiritual: la creatividad humana, la belleza, la ética de la estética, la riqueza emocional, la sensibilidad en somo, el respeto. Era una suerte de hierosemia. El arte tenía un halo sagrado, ascensional, que está perdiendo, lo que no sería dramático, si hubiera ganado en entidad sociocultural, en categoría existencial, en dimensión humanista, en rescoldo candente vivencial.

No se trata de un ataque de nostalgia, no soy nostálgico, es observación del presente. Ningún tiempo pasado fue mejor, pero es que en un corto lapso hemos pasado de Guatemala a Guatepeor. Todos cambiamos, cada día, ¡cómo no va mudar lo demás! Pero, una cosa es mejorar y otra inventar un fantasma sin atributos. El arte era un sueño del hombre, una promesa de excelencia y se está convirtiendo en una pesadilla, es decir, hemos cambiado aquel resplandor por un callejón del terror, oscuro, sin salida.

El arte ha dejado de ser una oración, una plegaria, un epinicio, para convertirse – sin generalizar- en cobijo de la usura, producto especulativo, elemento económico a esponjar y estrujar, apuesta mercantil, en evento ferial, en capricho de inestables. Y lo más grave es que quienes más lo laceran son quienes dicen respetarlo, necesitarlo, depurarlo: lancinante, ¡cómo va a amar alguien aquello que no respeta!

No crean que estas líneas albergan una queja general, un llanto histriónico, no. Hay responsables de esta descomposición, de esta vergonzosa degeneración ética, civil, estética y eurera. Todos somos responsables, aunque unos más que otros. Ustedes saben que el British Museum alberga los mármoles de Elgin, traídos por este conde en 1801 desde Atenas a Londres.  En su tiempo, Lord Byron llamó vándalo al conde.

Los mármoles de Elgin

 

Mr. Elgin se arruinó con su traslado y para oxigenar su economía vendió parte de su rapiña al British, 1816, por valor de 438.000 libras y allí se han exhibido desde 1839. Melina Mercuri, siendo ministra de cultura de Grecia, los reclamó y aunque no tuvo éxito abrió una protesta permanente. Ahora, hasta la UNESCO, que no sirve para casi nada, apoya la devolución. Sin entrar en ese enredo, que no es tal, quiero referirme a la solución que propone el IAD.

El Instituto de Arqueología Digital, con sede en Oxford, en connivencia con la empresa TorArt, en Carrara, ha realizado, sirviéndose de robots y de la tecnología 3D, la copia de algunos mármoles y la idea es pastichearlos todos, para quedarse con una copia, cuando les obliguen a devolverlos.

Roger Michel, director del IAD, ha manifestado al respecto: “El objetivo es alentar el regreso de los mármoles. Cuando dos personas quieren el mismo pastel, hacer otro idéntico es la solución obvia” ¡Hombre, Sr Michel, comparar un bizcocho con un caballo esculpido por Fidias no me parece la idea más luminosa! De momento, el British, oficiosamente, ha dicho que no está a favor de exponer las copias; ¡de momento, claro!

Escultura en piedra de Colmenar, obra original de Alcántara

 

El delirio continúa. En Ifema, parte del pabellón 5, se ha montado otro disparate en loor del negocio: Desafío Dalí. Anuncian: realidad virtual, realidad aumentada, arte digital, 3D, micro mapping y audio relato. Todo bajo el módico precio de 21 euros la entrada. Con la salvedad de la realidad virtual, que sí es creativa, el resto es un concienzudo y burdo menosprecio al arte, porque no se puede proyectar una obra de Dalí de formato medio en una pared de 6×3 m., todo distorsionado y un mensaje falso y truculento. Todo esto más que relacionado con el arte está inmerso en un populismo barato y de fritanga que lo veja. No es una cuestión de purismo, sino de realidad sin adjetivos. Paredaña, hay otra exhibición de Picasso en parecida evidencia. En Matadero otra.

El arte hay que observarlo, contemplarlo, sentirlo, en ambiente adecuado. Y lo de estos recintos es una atmósfera centrocomercial para hacerse selfies y corretear sin tener conciencia de la obra que se exhibe porque no tiene nada que ver con ella. No es la relación existente entre un facsímil y un libro original, es otra cosa, es la destrucción de la concepción de un autor en aras del espectáculo y el negocio, la confusión total entre cultura y espectáculo, la manipulación espuria. Es la aniquilación de lo que entendíamos por cultura a cambio de bastardía, ignorancia y estética tanatorio.

 

Los facsímiles son un negocio próspero, pero, no me gustan. Ni las fotocopias. Un libro no puede equipararse a un sucedáneo. El sabor de una edición príncipe es diferente a otras ediciones. ¿Es lo mismo comerse un helado que una foto de un helado? No voy contra las nuevas tecnologías, pero no se lee igual un poema en una tablet o en la pantalla que en una buena edición impresa, en papel noble y una caligrafía apropiada.

Pintura de José Carlos Naranjo, Premio BMW de Pintura, junto a su autor

 

Se ha impuesto el estilo Ikea: todo inexpresivo, impersonal, ambiguo, barato, sin entidad ni presencia. Hemos cambiado madera por formica y aglomerado. La mayoría, desde la cuarentena hacia abajo, han renunciado a construir un ostugo para su intimidad, se contentan con un espacio aséptico, que no diga nada, con una foto de un puente norteamericano que no conocen y una maceta con una planta artificial. Todos iguales, vistiendo a la moda: gregarios, obedientes a la propaganda, muy digitales, muy ajenos, en pleno fiestón zombi, una orgía de la horterada, los pantalones rotos a la altura de la rodilla. ¡Qué cada cual vista como le plazca, pero, todos iguales, es raro, atroz!

Eso sí, para tener cinco segundos de telediario, una legión de falsos ecologistas, de narcisistas, estropean pinturas históricas, se pegan a marcos antiguos, hacen su pequeño y lerdo performance en los museos para llamar la atención sobre el clima, pero ellos siguen comprando productos contaminantes, utilizando energías fósiles en vuelos baratos, comiendo bazofia, adquiriendo ropa con mano de obra esclavistas, abarrotando ese Primark de los demonios y esperando una paguita del Estado, porque trabajar también degrada y cansa y deturpa la libertad y la vagancia.

En un librito maravilloso, Pequeño mundo ilustrado, dice María Negroni: “Todo narcisista fue antes un ser abandonado”. Estamos rodeados de narcisistas, de acémilas que creen que estamos obligados a seguir sus ocurrencias, sus frustraciones, sus antojos, su deficiente verborrea. Y de mercenarios. Y te preguntas, ¿cómo no se dan cuenta?, ¿cómo insisten en su vaciedad mental? Pero, si se dieran cuenta de su arrogante nadería, de su seguidismo, no lo harían, son cortitos a nativitate, cuando no trincones.

El maestro Eduardo Naranjo con Albano, ante una pieza de éste

 

 

¿Era Picasso un maltratador? ¿Hay que cancelar su obra como sugiere Estrella de Diego? ¡A qué punto de oportunismo, sectarismo y pobreza cultural hemos llegado! No hay que meter en una bodega a nadie, ni a la secta que denigra a Picasso sin pruebas, ni a los que han arruinado la vida de Plácido Domingo, inventando y tergiversando su actividad. No, yo no arrojo a las mazmorras a esta caterva de narcisistas, ya tiene bastante con haber sido en su momento, a ahora, abandonados. La actitud perversa hacia Picasso es otro signo de la degradación del arte por los servidores de la mixtificación, por los estupendos augures de la insignificancia, por los eruditos a la violeta.

La pintura no tiene ya quien le escriba. Hasta los profesionales de la crítica se han vuelto ciegos a la pintura y se dedican a la agitprop del conceptual. Mas, el arte de entidad, noble, feraz, iluminador, siempre retorna. No hay que abandonarlo, ni callarse ante las insidias, ni admitir esa ficción que han construido ¡porque yo lo valgo! La señora Combalía pasará y Picasso seguirá siendo el revolucionario creador que todo lo reinventó, que estableció nuevas formas para casi todo. ¡Picasso es un maltratador, pero no nos toquen “El Guernica”, porque si no, a ver quién va al Reina Sofía?.

Cuidado con los adjetivos, la mal llamada inteligencia artificial, es eso, artificial, porque esta creada por la inteligencia humana. Y en todo caso, las sensaciones del hombre que no produzca la naturaleza no llegarán a concienciar al hombre de su existencia. ¿Una pintura hecha por una máquina? ¡No, gracias!

El pintor Juan Barjola, obra de Álvaro Delgado, colección Banco de España

 

Se ufanan algunos de que los museos han perdido su oremus, que ya son otra cosa más avanzada, dejado el lastre de su tradición, que ahora son o deben de ser una crítica social transversal. ¡Cómo no van a ser otra cosa si los han vaciado de arte para mostrar con insistencia archiperres instalacionistas! Los Museos ya no están para mostrar el canto de las musas, ahora son continentes para las masas, son Maseos. Se ha cambiado el arte por el artificio, el oro por el oropel, y claro no hay oro que reluzca.

 

Según Niño de Elche- entrevista de Antonio Lucas, El Mundo, 22.XI.22-: “…para hacer un disco radicalmente flamenco no hay manera de abordarlo si no es desde el lugar de un ex flamenco. Hay que escapar del bosque de la pureza, de la ortodoxia y de todos esos jaleos”. Para escapar de la pureza hay que vivir en ella, hay que haberla amamantado, que no es lo mismo que convivir con la confusión y el palabreo versorreíco. ¡Si Agujetas levantara la cabeza!

La pureza está en la forma idónea de expresión y de eso no hay que huir. Lo puro no es lo antiguo o lo que domina un tiempo, sino lo hondo, lo exacto, lo genuino, el duende cabal. No es lo mismo fusión que confusión. Fusión es lo que hace Piazzolla con el tango y el jazz, lo que crea Heitor Villa-Lobos a partir de Bach. Fusión no es la que hace Niño de Elche, ni Rogelio López Cuenca cuando saprofita a Picasso. Por cierto, el más crítico con lo establecido, Rogelio López Cuenca, cuando recibe el Premio Nacional de Pintura(?), no renuncia a él y proclama que “Picasso es un pintor menor”. ¡Vamos, para ir al mingitorio y no dejar gota!

Haile Selassie, de Álvaro Delgado, exposición de su centenario, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

 

No es fácil, pero no podemos dejar a este ejército de furtivos, depredadores, caraduras y oportunistas, que sigan generando estiércol sin ponerlos en evidencia, aunque los jazmineros lo requieran. Los que no necesitan el arte, esgrimen que es muy difícil distinguir entre arte bueno y arte malo, pero nuestro instinto existencial lo sabe. Aquello que enriquece nuestra andadura emocional, que nos ayuda a vivir una vida plena, que nos reconcilia con la aspiración a la belleza es arte. No hay arte malo, simplemente hay arte o sucedáneos, pastiches, imitaciones, suplantaciones, señuelos para gentes anestesiadas, arribistas y cía.

Durante muchos años se apoyó la utilización del grabado digital y el resultado ha sido una catástrofe doble: el grabado digital no ha prosperado al tiempo que se ha arruinado el grabado calcográfico. ¿Qué está sucediendo con el arte digital? Pues, lo estamos viendo, tras el fogonazo deslumbrante inicial. No se puede detener el progreso técnico, ni la inventiva humana, pero, hombre, ¡ofrézcase a la consideración social algo relevante, no se pretenda dar gato por liebre, que se parecen, pero no son lo mismo!

  La Olmeda el día del juicio final, Álvaro Delgado, colec. MNCA Reina Sofía

 

Entre lo que hace una máquina y las imágenes que ilustran este texto -obras de artistas distintos-, hay diferencias determinantes. Los filoneistas no necesitan probar nada, aplauden y a la vez tildan de reaccionarios a los que analizan antes de convertirse en palmeros. Estoy con el arte coetáneo, pero no con los falsarios, ni con los sahumerios a falacias y ocurrencias descaradas. Estoy con los artistas y en contra de los azoreros.

 

Tomás Paredes

Presidente H. de AICA Spain

Recordando… Rosario Muro Antón

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Rosario Muro Antón

Primera Socia de Honor de la AEPE

 

Rosario Muro, portada de la revista Mujeres Españolas de agosto de 1930

 

Nacida en los últimos años del siglo XIX, Rosario Muro Antón pertenecía a una distinguida familia de La Coruña, siendo sus padres los señores del Castillo de Guimil, si bien residían en Madrid, en la calle Trujillos, 7 y en la calle Arenal, 16.

Era hermana de Joaquín Muro Antón, un arquitecto español. Recibió el título en Madrid en 1916, entrando a formar parte de la Oficina Técnica de Construcción de Escuelas por el Estado Español desde su fundación en el año 1920 junto a Bernardo Giner de los Ríos, Jorge Gallegos, Leopoldo Torres Balbás y José Luis Moreno Benlliure.

La familia veraneaba en San Lorenzo de El Escorial, donde tenían un chalé y en donde se integraron de forma muy activa a la vida social.

Con una marcada vocación para la interpretación, gran talento, enormes facultades para la escena y una ilusión desorbitada en el teatro, pero sin posibilidad de dedicarse profesionalmente a una vida poco recomendada para su estatus social, Rosario volcó todo su afán en llevar a cabo funciones benéficas y festivales de caridad en los que interpretaba papeles en obras de teatro en las que figuraban otros intérpretes de la alta sociedad madrileña.

Inteligente, culta, resolutiva, humanitaria, quien la conoció destacaba de ella su vocación teatral y artística.

En 1905 un grupo de amigos y amantes de las letras, entre los que se encontraban Fernando José de Larra, Guillermo Fernández Shaw y Manuel Linares Rivas, habían fundado la Sociedad Cultural y Teatral “La Farándula”, siendo su primer Presidente de Honor Jacinto Benavente, el flamante Premio Nobel de Literatura en 1926.

La Farándula ofrecía funciones en teatros de Madrid, principalmente, también el algunos de provincias, con ocasión de galas benéficas en las que se recaudaba un dinero destinado a distintas obras de caridad. Sus intérpretes trabajaban altruistamente, siendo todos ellos destacados aristócratas, autores, escritores, periodistas, y muy diversos miembros de la alta sociedad española.

Hasta 1960, La Farándula representó sus estrenos en los Teatros Nacionales de Madrid para sus socios y abonados, convirtiéndose en una alternativa a la Escuela Nacional de Arte Dramático que se crearía con posterioridad.

Como decimos, veraneaba la familia Muro en El Escorial de principios del siglo XX, que se convirtió en un concurrido centro de veraneo, al que acudían gran número de familias de la alta sociedad madrileña, atraídas por el prestigio del Real Sitio y el privilegiado medio natural de su entorno. El boom de veraneantes propició la construcción de numerosas villas de recreo, unas veces ocupadas por sus propietarios y otras alquiladas en condiciones muy ventajosas.

La presencia de grandes compositores, escritores y artistas hizo que muchos de ellos compusieran obras, sainetes y otras piezas teatrales especialmente para ser representadas por los miembros de la colonia de veraneantes de El Escorial, surgiendo como un acto de sociedad para pasatiempo de los mismos, que terminó encontrando un fin social en funciones benéficas y galas recaudatorias de fines loables.

Es en ese ambiente en el que Rosario Muro encontrará su verdadera vocación, influida por su gran amigo, el escritor Javier Cabello Lapiedra, uno de los integrantes de La Farándula, y que formaron un inolvidable grupo junto al matrimonio Pellicer, Matilde Ribot, Pedro Martín… que llegaron a promover grandes espectáculos culturales que se representaron en El Escorial, en Madrid y en muchas otras capitales españolas.

Debido a su devoción y entusiasmo, en algunas representaciones dirigía y formaba parte del cuadro de actores, recibiendo grandes y merecidos aplausos y extraordinarias críticas por sus interpretaciones.

Obras de Benavente, los hermanos Álvarez Quintero, Marquina, Martínez Sierra, Fernández Ardavín, Javier Cabello Lapiedra, Ricardo de la Vega, Ceferino Palencia, Juan Comba, el maestro Estrella… más de un centenar a lo largo de toda su vida.

El poeta y libretista de zarzuela Guillermo Fernández Shaw, en su crónica del periódico ABC del día 11 de mayo de 1921, escribía: “Rosario Muro no es actriz; sin embargo, es una de las primeras actrices españolas. Y me explicaré. No es actriz esta distinguida señorita, emparentada con aristocráticas familias madrileñas, por culpa de los eternos e inevitables convencionalismos sociales. Ellos le impidieron consagrarse desde niña a esta noble profesión, para la que tenía y tiene excepcionales condiciones. Si se hubiese dedicado al teatro profesionalmente, su nombre figuraría hoy al lado de nuestras actrices más admiradas. Pero Rosario Muro, a pesar de no haberse consagrado oficialmente a la escena, es, ante todo y sobre todo, una actriz. Su vocación irresistible la ha llevado a acometer las más arduas empresas, de las que ha salido siempre triunfante. En el teatro solo piensa, y para el teatro vive. Tiene belleza—una belleza morena de gran fuerza y expresión, — tiene figura, y tiene una voz muy bonita y muy dramática. Si a ello se une que domina perfectamente la escena, que es graciosa cuando hace falta y sabe emocionar cuando es necesario, que viste muy bien y que trabaja siempre con verdadero entusiasmo, se comprenderá que el número de sus admiradores sea extensísimo, y que, función por ella organizada y por ella interpretada, cuente de antemano con un éxito seguro”.

En los veranos de San Lorenzo de El Escorial, no había fiesta en la que no participara Rosario Muro, estando ya considerado como uno de los más afamados centros veraniegos de España.

El Real Coliseo, Paraninfo, Casita del Príncipe y El Parque de Alfonso XIII, eran los lugares donde se celebraban y en los que Rosario Muro siempre estaba allí, organizando y dirigiendo.

Se celebraban fiestas, verbenas, cine al aire libre, se instalaba una pista de baile con palcos y un escenario donde se celebraban representaciones de teatro, zarzuelas, magia y espectáculos infantiles.

La colonia veraniega llegó a suponer una verdadera propaganda que comenzó a rendir para el pueblo los grandes beneficios que perdía en el invierno con la marcha de los veraneantes.

En el Parque de Alfonso XIII a partir de 1932 con las verbenas y fiestas que ya se organizaban, comenzó la costumbre de celebrar la elección de la Dama Regidora, y otras fiestas como la de la Poesía o la de la Danza; pero sobre todo, los primeros Juegos Florales celebrados en el año 1915, de los que fue mantenedor el mismo don Jacinto Benavente.

En aquellos Juegos Florales, Rosario Muro fue elegida como Reina de los mismos, apareciendo en distintos medios de la época como en Mundo Gráfico, La Hormiga de Oro, la Ilustración artística,… varias fotografías que recogían el acontecimiento, que contó con la presencia de la Infanta Isabel, una asidua al verano escurialense.

 

En 1915 fue elegida la Reina de los Juegos Florales celebrados en San Lorenzo de El Escorial, siendo recogido el acto por distintos medios gráficos

 

En 1917 La Esfera se hacía eco de una de esas representaciones de la “colonia de veraneantes”, publicando un artículo dedicado a las obras representadas y unas fotografías de las mismas, en una de las que podemos ver a Rosario Muro en el papel de “Pepita Ríos”

La Esfera, 1917

 

En 1920 aparecían sus fotografías en la revista Vida aristocrática, con motivo de una nueva función teatral.

ABC 1921 Rosario en el jardín de los Señores de Sainz con motivo de la función veraniega

 

En 1928 fue una de las intérpretes de la producción cinematográfica titulada “La pata del muñeco”, dirigida por Javier Cabello Lapiedra. Un drama histórico con argumento original de Pedro Muñoz Seca y que contaba con nombres como José María Alonso Pesquera, María Luisa Pinazo, Alberto Escalera,  Carlos Servet, Miguel, Alfredo Hurtado “Pitusín”, Pilar Calvo Sotelo, Isasa, Carmelina Ibor, María Teresa Ibor, Alicia Bonet, Juanito Leyva, María Luisa Escrivá de Romani…

En 1930 aparecía en La Esfera una fotografía de la artista en una escena de la interpretación de la obra “La maja”, con motivo de la fiesta benéfica celebrada en el Teatro de la Princesa.

En 1930, en una escena de La maja, junto a Concha y Carmen Isasa y el Sr. Escalera

 

En marzo de ese mismo año, su fotografía era portada en la revista Mujeres españolas, acompañada de un breve texto en el que se ensalzaba su vocación teatral.

El paréntesis que supuso la guerra civil y la difícil posguerra, no mermó el entusiasmo de Rosario Muro, que continuó su infatigable labor dirigiendo funciones.

En 1941 fue nombrada Presidenta de Honor de la Hermandad de Señoras de la Virgen de Gracia, patrona de San Lorenzo de El Escorial.

En 1947 el Ayuntamiento escurialense acordó designar una calle del Barrio de Abantos con el nombre de Rosario Muro, en prueba del cariño del pueblo y de su colonia veraniega.

Al acto de inauguración junto con las autoridades locales, asistió Rosario Muro, que descubrió la placa de granito instalada en la pared del chalet “Villa Rosario”, recibiendo el homenaje y aplauso de autoridades y del público presente en el acto.

Murió en Madrid, el 15 de noviembre de 1957, y está enterrada en la Sacramental de San Justo en Madrid.

Rosario Muro tiene una calle en el barrio de Abantos, en San Lorenzo de El Escorial

 

Programa de mano de una de las funciones de 1915

 

 

Rosario Muro y la AEPE

En 1913 la Asociación de Pintores y Escultores organizó un baile de máscaras en el Teatro Real, un Baile de Payasos en el que era obligatorio el disfraz en colores blanco y amarillo, al que acudieron SS.MM. los Reyes, que acudían de forma habitual a apoyar con su presencia los actos que organizaba la institución, como veladas benéficas y exposiciones.

Actos y actividades en los que ya colaboraba Rosario Muro, como en la función benéfica llevada a cabo el 30 de abril de 1918 en el Teatro de la Princesa.

En 1923, la Asociación de Pintores y Escultores acordó preparar un festival a beneficio de la Caja de esta entidad, en el que intervino la compañía de Rosario Muro, representando en el Teatro de la Princesa una obra de Francisco de Quevedo.

La fecha del festival se fijó de acuerdo con los compromisos de SS.MM. los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, para facilitar su asistencia.

Al final de la representación hubo, como ya era costumbre, rifa de cuadros y esculturas donados por los afiliados para este fin.

Ante los magníficos resultados del festival, la Asociación de Pintores y Escultores decidió en su Junta Directiva celebrada el 14 de mayo de 1923, nombrar a Rosario Muro Socia de Honor, en vista de su repetida y desinteresada colaboración con la institución.

 

Revista Vida aristocrática, 1920

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Pedro García Camio

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1922 Francisco Blanco Blanco

Como hemos visto en Gacetas anteriores, la Junta Directiva de marzo de 1921designó a los Vocales Lorenzo Aguirre y Tomás Gutiérrez Larraya, además del Contador Francisco Blanco y Blanco, para las labores de la Gaceta. No sabemos si compartieron tareas de redacción, pero sí queda claro su dedicación a la misma.

Del periodista Francisco Blanco y Blanco pocos datos hemos podido obtener. Inscrito en la Asociación de Pintores y Escultores como pintor, nació en Cádiz, aunque vivía en Madrid, en la calle de las Delicias, 13..

Escribió algunos artículos para la Gaceta de Bellas Artes.  Envió obra a la exposición que se celebró en Santander en 1919.

En 1921 fue nombrado Contador de la Junta Directiva de la AEPE. Participó en el I Salón de Otoño de 1920 con las obras:

82.- Las Calatravas, óleo, 0,67 x 0,56

83.- Sol de tarde. Monasterio del Parral, óleo, 0,56 x 0,67

En diciembre de 1931 el diario ABC publicaba una nota que decía textualmente: “Cosmos”.- Con este título ha empezado a publicarse en Madrid una excelente revista gráfica y literaria, cuyo primer número está avalorado por interesantes trabajos de firmas prestigiosas y por muy atrayentes grabados. Dirige la nueva revista, a la que deseamos próspera vida, el distinguido periodista D. Francisco Blanco”. El mismo dato, aparece publicado en La Libertad solo unos días más tarde.

Sin poder aportar ninguna reseña biográfica más, no queremos dejar de mencionarlo, puesto que mantuvo su trabajo en la Gaceta de Bellas Artes.

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1922- 1930 Pedro García Camio

Tras la dimisión como Secretario General de Cándido Medina Queralt, se encargó de la secretaría de la Asociación Pedro García Camio. Secretaría que llevaba aparejada el cargo de Director de la Gaceta de Bellas Artes.

Al estrenar año, la Gaceta estrenó también cabecera con un diseño de marca de la Gaceta de Bellas Artes que había quedado registrado el 15 de diciembre.

Fallecido Daniel Zuloaga, además de un comentario, en el número de 1 de enero se le dedicó la primera página a una obra suya.

Después de la celebración del Salón de Otoño de 1921 las sucesivas Gacetas fueron publicando algunas fotografías de las obras presentadas al mismo, si bien no eran muchas, teniendo en cuenta el elevado número de obras inscritas en el Salón.

El pintor y crítico de arte, miembro además de la Junta Directiva en años posteriores, José Blanco Coris, comenzó a escribir por esa época una serie de comentarios críticos y ya creía necesario, y pedía, un Ministerio de Bellas Artes.

Yago Cesar de Salvador, también pintor, escultor, grabador, escritor y crítico de arte, comenzó a escribir en la Gaceta de Bellas Artes en la sección de Tribuna libre, bajo el seudónimo de “El Barón de Labledán”. El socio Yago César de Salvador era, junto a Joaquín Ciervo y Apolonio de Azolas, responsable de la revista ilustrada Gran Mundo, que se editaba en Barcelona y alcanzó un gran éxito de crítica y público.

La Gaceta de Bellas Artes comenzó a publicar también en 1923 una sección de teatro.

Desde 1921 contaba ya entre sus colaboradores habituales con el socio y pintor Bernardino de Pantorba, dedicado a comentar exposiciones o la obra de artistas, mientras que José Blanco Coris prefería artículos de opinión con temas de interés general crítico o de análisis del mundo del arte y de los artistas, como el artículo que publicó en el nº 211, donde se reproducía un dibujo retrato de Picasso hecho por Sebastian Junyent.

La Gaceta en esos tiempos era deficitaria, cubriéndose con ingresos extraordinarios.

En 1924 la Gaceta de Bellas Artes era una revista quincenal ilustrada, con portada de cartulina, color tierra, que se decía dedicada a la pintura, escultura, grabado, arquitectura, artes decorativas, poesía, teatro, música, literatura, etc., lo que se cumplió, dentro de las limitaciones de páginas, disponiendo unas secciones más o menos fijas de cada tema, aunque los centrales fueran la pintura y la escultura.

El número normal costaba 50 céntimos, pero el extraordinario de abril dedicado a la Semana Santa, costó 60. Incluía en la portada una foto sobrepuesta en blanco y negro, que en los sucesivos números fue indistintamente de pintura o escultura.

La Gaceta vino reservando durante el año una página gráfica para el tema del desnudo en el arte, desde el 15 de agosto una para dibujos y grabados y a partir del 15 de octubre se pretendió reservar otra para el retrato. También en agosto se inició una sección de escritores españoles.

La Gaceta de Bellas Artes era visada por la censura militar. Colaboraron en ella por estos años Emilia Pardo Bazán y José Ortega y Gasset.

Pedro García Camio, además de pintar y ocuparse de la Secretaría de la Asociación y dirección de la revista, colaboraba también en alguna otra publicación de arte, como Gran Mundo, de Barcelona.

Pedro García Camio

CAMIO, Pedro García    P   1919  17.jul.1898   MADRID  MADRID/PARIS    1.abr.1963

Socio de Mérito

Socio de Honor

Secretario de la AEPE

 

El artista en una fotografía de 1932

 

Pintor especializado en figura femenina y retrato, nació en Madrid, el 17 de julio de 1898.

Su padre, Pedro García Rincón, natural de Paradinas, Salamanca, era aparejador, constructor o maestro de obras, y su madre, Constanza Casiana Cámio de Arrillaga, de origen santanderino.

El matrimonio tuvo además otros dos hijos: Gregorio y Francisco.

Con apenas doce años, fallece su padre, y ocho años después lo hace su madre, por lo que Pedro estuvo en todo momento protegido por su hermano mayor Gregorio, casado y sin hijos, que trabajaba en Explosivos Riotinto y vivían en la calle de la Cruz, 16, en el Puente de Vallecas.

Con una gran facilidad para los idiomas, hablaba con soltura francés, inglés, italiano y portugués.

El artista en su estudio

 

Tras su primera educación en un colegio de frailes, estudió en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, donde obtuvo tres medallas. Allí tuvo de maestros a Moreno Carbonero, José Garnelo y Alda, Rafael Doménech, Miguel Blay, Cecilio Pla, ambos fundadores de la Asociación de Pintores y Escultores.

Desde joven, no ocultaba su admiración por Velázquez, el Greco, Ticiano, Miguel Ángel y Leonardo, siendo su preferido Rubens. Pero también Fortuny, Madrazo, Vicente López… y entre sus coetáneos, otra vez miembros de la AEPE: López Mezquita, Julio Moisés, López Cabrera, Rusiñol, Serra Farnés y Sorolla.

En 1917 participó por primera vez en la Exposición Nacional de Bellas Artes, pero no fue hasta la de 1922 cuando comenzó a destacar en las mismas, obteniendo una bolsa de viaje dotada con 500 pesetas.

En 1919 ingresó en la Asociación de Pintores y Escultores ocupando distintos puestos.

 

Una fotografía de Pedro García Camio de 1929

 

En 1921 opositó a la plaza de pensionado de Historia para la Academia de España en Roma, pero finalmente fue pensionado con beca para estudio de Retrato en París y Londres durante seis meses, plazo en el que dejó la Secretaría de la AEPE a Lorenzo Aguirre y la dirección de la Gaceta a Bernardino de Pantorba.

En los viajes de estudios pintaba y visitaba museos, pero tomaba también notas de viaje acerca de todo lo que veía. Así escribió un total de 106 artículos firmados publicados en la Gaceta de Bellas Artes, pero además hizo críticas sobre exposiciones y otras muchas colaboraciones en medios de la época que no firmaba.

De 1923 a 1925 colaboró asiduamente en la revista Gran Mundo de Barcelona, en la revista Coleccionismo, Hispania y en otras publicaciones de España, América, Bruselas, etc.

En la Exposición Nacional de 1926 obtuvo la Segunda Medalla, con su Rerato de Rey Barral, adquirido para el Museo de Arte Moderno.

Naturaleza muerta

 

Para Francisco Alcántara, socio también de la AEPE, ese retrato “resulta una gallarda prueba de pintor de las que no suelen verse en las exposiciones y es verdaderamente delicioso el encuentro con obras de pintura como esta”.

José Francés, quien fuera Presidente de la AEPE, comentaba en La Esfera que “a los retratos de Pedro García Camio siempre me parece que les sobra fondo… pero indudablemente deslíen el valor intrínseco del retrato; le restan intimidad, simpatía. Sobre todo teniendo en cuenta el estilo mesurado, sobrio de Camio. Su predilección por los grises; su casticismo, ajeno a pompas coloristas y ese decoro de sí mismo que es la condición más laudable de un artista. Testimonio de ambas cosas, de magalometría y de maestría pictural, el retrato de Rey Barral, uno de los mejores de la Exposición”…

Ese mismo año viajó por Italia y participó en la exposición realizada en Cádiz, junto a más de 100 artistas del momento y en la Exposición de Bellas Artes de Cádiz.

 

Otra fotografía del artista de 1929

 

En 1927 fue pensionado para estudiar Retrato durante tres meses en Bélgica y Holanda, viaje que aprovechó para participar de una forma muy activa en la organización de la exposición de las Artes del Libro en Leipzig, en la sección española que fue preparada por la AEPE.

Entre 1924 y 1926 Pedro comenzó a ser conocido como Camio, pasando ya a figurar en los índices alfabéticos de la G a la C.

El Heraldo de Madrid, 1924

 

En 1929 publicó su libro Artistas catalanes, editado por la Biblioteca Ascasibar, con 225 páginas y 77 reproducciones, con artículos sobre los principales artistas contemporáneos y socios de la AEPE, como Casas, Rusiñol, Masriera, Anglada Camarasa, Julio Antonio, Mir, Clará, Llimona, Meifrén, Blay, Urgell, Sunyer, Oslé, Esteve Botey,….

En 1929 había oído que su buen amigo Francisco Soria Aedo, tenía una guapa modelo granadina y le pidió que se la enviara para servirle de modelo en algunos cuadros. Así se enamoró de Elisa Alarcón Cortés, hija de Bernarda Cortés, conocida como “la perla del Albaicín” por su belleza, que ya no volvió a posar para ningún otro pintor más que él y con la que se casó en 1930.

Pedro y Eloísa se instalaron en la calle Alonso Cano, 11, trasladándose después a la Calle de la Cruz, 8, hoy Sierra de Cameros, en Vallecas, cerca de la Escuela de Artes, donde pasados los años, nacerían sus hijos y fallecería. El matrimonio tuvo dos hijos, Pedro, reconocido cardiólogo ya retirado y Eloísa, a quien llamaban Chipi, que estudió la carrera de francés.

 

 

En 1929 realizó una exposición en el Salón de Bibliotecas y Museos de Madrid, donde presentó 24 retratos, incluido un autorretrato y en las Galerías Layetanas de Barcelona. Presentó además obra a la Exposición Internacional de Barcelona.

En la Exposición Nacional de 1930, pese a ser votado para Primera Medalla, no la consiguió, si bien vendió la obra “Paseando”, que con este motivo fue reproducida en la Gaceta de Bellas Artes del 1 de septiembre.

Ese mismo año presentó una exposición en la Galería Delcaux de Bilbao, a la que llevó doce cuadros y cuya presentación del catálogo corrió a cargo de Bernardino de Pantorba, quien aseguraba que …”sus cuadros tienen también su espíritu y vive en sus retratos algo que es valor universal, además del logro de una técnica bien empleada”…

 

Fotografiado en 1932

 

En la Exposición Nacional de 1932 se le concedió la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, votada por sus compañeros artistas.

 

El Heraldo de Madrid, 1931

 

En 1933 presentó una exposición en las Galerías Layetanas que tuvo buena crítica. Para Enrique Bonet, “la pintura de Camio como la de Mazo, Pereda, Sorolla, Chicharro, Hermoso y Benedito, es una renovación de la naturalista española, y como aquellos maestros, se complace este artista en expresar la naturaleza, sin mentirla ni calumniarla, buscando, a través de la pincelada franca y certera, toda la fuerza constructiva del dibujo, colorido y expresión de vida”…

En aquellos años, Camio era Ayudante meritorio de la Escuela de Artes de Vallecas, cuyo edificio estaba situado en la calle Antonia Cala primero, desde donde pasó a la Avenida de la Albufera para trasladarse definitivamente a la Avenida Ciudad de Barcelona esquina a Menéndez Pelayo, donde aún hoy se encuentra.

 

Retrato de Enrique de Larrañaga

 

En 1934 inauguró una exposición en Madrid en la sala que poseía la Agrupación Castro Gil, en la calle del Prado, 23, una colección de retratos de modelos, tipos de mujeres… “donde destacan su valiente concepto del arte y la modernidad de su pintura”…

Crónica, 1935

 

La guerra civil la pasó en Madrid, mientras que su esposa Eloísa lo hacía en Valencia, donde tenía familia. Pedro fue muy buscado entonces porque las tropas republicanas querían saber el paradero de su hermano y su cuñada, de fuertes convicciones católicas y efectiva ayuda a los necesitados, que habían tenido que esconderse en la capital.

Casi al finalizar la contienda, Pedro fue movilizado y llegó a Valencia, donde encontró un trabajo oficial relacionado con el Tesoro Artístico, que pudo ser como conservador, con un pequeño sueldo.

De regreso en Madrid, con las manos y los bolsillos vacíos, retomó sus clases como profesor de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Vallecas.

Firma autógrafa de Pedro García Camio

 

En 1945 viajó con su hijo a la salmantina Candelario, junto al pintor Agustín Segura y su esposa, y el escultor Avalos y su hijo, realizando apuntes y cuadros muy bien aprovechados.

En 1946 se le nombra profesor interino de término de dibujo de la Escuela de Artes de Vallecas, obteniendo la plaza en propiedad hacia 1950.

Tras un paréntesis de doce años, en 1946 volvió a exponer en Madrid, en los Salones Macarrón de la calle Jovellanos, con gran éxito de crítica. Destacaba el ABC …”en la madurez de su talento, muestra una gran obra de retratos, composiciones y paisajes, pintados con la factura más española”…

Para José Prados López, Secretario de la AEPE, los retratos expuestos eran una “seria lección estética para muchos pintores, maestros del escamoteo y el camelo artístico, con apariencia de geniales, que no engañan a nadie, ni siquiera a ellos mismos… Pedro G. Camio está dando una lección de buena y sólida pintura… y después de una prolongada ausencia, nos trae el tono potente y exacto de un pintor que no puede ser vencido ni alejado de un prestigio que está por encima de las recompensas oficiales”.

 

La niña de la rosa

 

En 1947 realizó otra exposición en la galería Delsa de Bilbao que la prensa calificó como …”una perfecta lección de pintura, de buena pintura, viene a demostrarnos también que para él el oficio no tiene dificultades ni secretos. Bodegones, retratos y paisajes son tratados por su exquisita sensibilidad con indudable perfección y buen gusto”…

Ante el éxito de la muestra, volvería un año más tarde a la misma galería con una muestra de la que la Gaceta del Norte destacó que “las figuras de Camio tienen un punto de sugerencia y de expresión que inmediatamente atraen y encantan; nos referimos al dibujo que vive con esplendidez en las manos de las modelos… conoce como nadie el secreto de los ropajes y sabe sacar todo el partido posible a la gracia de anudarse el mantón… su pincel se recrea en sacar finuras y suavidades a la seda”…

 

1932

 

En 1950 volvió a exponer en Bilbao, esta vez en la Galería Arte y Hogar (antigua Delsa).

En 1951 participó en la I Bienal Iberoamericana de Arte que se celebró en los palacios del Retiro y al año siguiente regresó a Bilbao, a la misma galería, donde llevó 24 cuadros.

En 1953 expuso en San Sebastián. En la Hoja Oficial de San Sebastián se podía leer: “Dibuja, compone y pinta sabiamente, y no se diga que su pintura es fría. No. Llena de calidades, capta la luz en sus más tenues matices y da a sus cuadros la atmósfera adecuada… magnífica exposición en la que cada lienzo es un acierto”…

 

Pedro García Camio en 1927

 

Tras este nuevo éxito, ese mismo año presentó exposición en Madrid, en el Salón Cano de la Carrera de San Jerónimo. Decía José Prados López de ella que “con la serenidad que da el dominio, la inteligencia y la autoridad artística, características acusadas del pintor… en la exposición vemos la verdadera solera de una pintura siempre de moda y siempre española… por lo que encierra de madurez, de universalidad, de inteligente concepto, abarcando la seguridad de una técnica eterna, siempre mentora y catedrática”…

En 1954 regresa a Bilbao, a la galería Arthogar (antigua Delsa y Arte y Hogar), con bodegones y retratos, y un año más tarde presenta sus obras en el Salón Cano de Madrid.

 

La gallina

 

En 1958 vuelve a en Bilbao y un año más tarde presentará allí una exposición monográfica de exhibición donde se pudieron ver trece retratos.

En 1961 al Salón Cano de Madrid llevó un total de 27 obras: dos retratos, trece figuras y doce bodegones que Prados López calificó como un “conjunto de géneros con que el pintor asegura su personalidad al dominio perfecto de una técnica… y señoreando el conjunto, sus retratos en los que Camio ha logrado siempre victorias justísimas”.

Su última exposición fue en 1962 en Bilbao, la ciudad que tantas alegrías le dio.

En los últimos años de su vida, su salud se fue resintiendo, y la mañana del 1 de abril de 1963, sufrió una crisis hipertensiva, con hemorragia cerebral que le causó la muerte. Fue enterrado en la Sacramental de Santa María.

Por la prensa de la época encontramos que fue comparado con Sorolla, por su facilidad, con López Mezquita por la maestría, con Madrazo por su pincelada… reconociendo que “sus retratos eran magistrales, sus fondos, maravillosos, sus pliegues, admirables, sus grises, insuperables, sus manos… las manos marcaron un día el precio de sus cuadros porque las manos contienen la mayor fuerza emocional y significativa de cada uno de los lienzos. En ellas está contenido el elogio de la obras que se abre en una armonía deliciosa de color”…

 

La Esfera, 1925

 

Decía un antiguo compañero de estudios de él que “desde la adolescencia ha seguido ya una línea recta: adolescente aplicado, de meticulosa probidad, que no se dejó ganar a lo largo del camino de su vida por sentimientos contrarios a su idiosincrasia, de una seriedad reflexiva”.

Pedro García Camio era alto, vigoroso, de ademanes sobrios y precisos. Para el trabajo, serio y constante, con la familia, alegre y abierto y con los amigos, juerguista y animado.

Era equilibrado, sereno, dueño de sí mismo, no gustaba de ridículas farsas, amigo de sus amigos, que fueron muchos.

Amante de la música clásica, sinfónica y la ópera, lector empedernido, aficionado al cine, que frecuentaba dos veces por semana, amigo de las tertulias, frecuentando las del café Gijón y La Perla.

Seco de carácter, nada vanidoso ni pedante, honesto, cabal, algo introvertido pero con una conversación amable al intimar.

Pedro García Camio, Secretario de la AEPE, retratado por Solís

 

Pedro García Camio y la AEPE

Con 21 años, ingresó en la Asociación de Pintores y Escultores, donde había participado ya en la exposición de pintura, escultura y grabado que en 1919 se organizó en Bilbao.

Con posterioridad formó parte de la ponencia que estudió el Reglamento del Salón Permanente de Exposiciones de 1921, fecha en la que fue nombrado Contador de la Junta Directiva.

Un año más tarde, por ausencia de Cándido Medina Queralt, ocupó el cargo de Secretario de la AEPE, siendo elegido en Asamblea en 1923, con motivo del que la Gaceta publicaría un retrato suyo de cuerpo entero dibujado a lápiz por Solís Ávila, haciéndose cargo de la revista.

De su estancia en París se trajo la experiencia de haber sido miembro de la Asociación de Artistas Españoles en Francia, siendo nombrado su representante en Madrid.

Participó en la exposición de pintura española en México que organizó la AEPE en 1926.

También lo hizo en la exposición del Grand Palais de París, Salón de Otoño de 1926 en el intercambio que llevó a cabo la AEPE con el Salón de París.

En 1927 formó parte del comité seleccionador de obras de la Exposición Internacional de Grabado de Florencia. Un año más tarde, asistió en representación de la AEPE al Congreso de Cooperación Artística Paneuropeo que se celebró en Austria.

Formó parte de numerosos jurados de certámenes de pintura y carteles, como el de Carteles de Oleicultura de 1924, de Ceregumil de 1925, del Concurso Nacional de Escultura o del Salón de Mayo de 1935.

Organizó y logró llevar a cabo en 1927 una exposición de carteles de artistas de la AEPE en varias ciudades holandesas y alemanas, en colaboración con el Presidente del Círculo Español Holandés de Enschende.

En reunión de la Junta Directiva del 19 de mayo de 1930, dimitió Camio de su cargo de Secretario por diferencias referentes a temas de jurados con motivo de la Exposición Nacional. Constó en acta el sentimiento de la directiva por su marcha. El 23 de mayo envió una carta en la que dimitía también del comité de redacción de la Gaceta.

Camio se presentó a todos los salones anteriores a la guerra civil excepto a los de 1929, 1932 y 1933.

En el tercer Salón de Otoño de 1923 fue nombrado Socio de Mérito y un año después, Socio de Honor.

Volvió a presentar obra a los Salones de 1952, 1954, 1956, 1958, 1959,1960 y 1963, obteniendo Primera Medalla y el Premio Duque de Alba en el XXVIII Salón de 1956.

 

Joven segoviana con cántaro

 

Dama

 

 

Rosario Román Arroyo

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

Rosario Román Arroyo

ROMAN ARROYO, Rosario           P                     22.oct.1912     PALENCIA   MADRID

 

Rosario Román Arroyo nació en Palencia, el 22 de octubre de 1912, pero su niñez y adolescencia transcurrieron entre Madrid y la ciudad de Salamanca.

Era hija de Abilia Arroyo Pascual, quien fuera Presidenta de la Asociación Femenina de Educación Cívica,  conocida popularmente por la Cívica, que fue promovida por María Lejárraga, María Rodrigo o Pura Maortua entre otras, y cuyo objetivo era fomentar la cultura en la mujer de clase media y crear en ella una conciencia de responsabilidad ciudadana. La Cívica llevó a cabo unas tareas mucho más comprometidas con los cambios socio-económicos y pedagógicos de la República que el Lyceum Club Femenino. Su madre, presidía la Cívica de Salamanca.

Su padre fue Emilio Román Retuerto, catedrático numerario de Geometría analítica y Decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca. También catedrático de Ciencias de la Universidad Central de Madrid. El matrimonio tuvo cuatro hijos: María Rosario, José María, Petra y Pilar.

Desde muy niña destacó por su amor al estudio y a la ciencia, alentada sin ninguna duda por un ambiente familiar en el que recibió estímulos y bases sólidas sobre la que asentar sus inquietudes científicas y artísticas.

Tras destacar en sus estudios en el internado del Colegio de las Esclavas del Corazón de Jesús,  con apenas 18 años aprobó el bachillerato universitario de Ciencias, matriculándose en la Universidad de Salamanca. De hecho, fue una de las siete alumnas que se matricularon en Ciencias Químicas, obteniendo el título en junio de 1934.

Su hermana Petra se decantó por la Oftalmología, licenciándose en 1938 y abriendo consulta privada en Salamanca. Su hermano José María estudió también Químicas, licenciándose después junto a su hermana Rosario. Fue doctor en Química, ingeniero aeronáutico, catedrático y director de la Factoría CASA.

En 1932 participó en la Velada en honor de Santo Tomás de Aquino que se celebró en el Ateneo salmantino, en el que tuvo un destacado papel al pronunciar un discurso titulado “La mujer en la Universidad”, debido a ser una aventajada alumna de la Facultad de Ciencias, en el que expresó que “este siglo se denomina del Niño, y se debe de colocar también al lado de éste a la mujer”. habló también del ideal de la mujer que ante la deficiencia y la incomprensión del hombre, está llamada a realizar hondas y grandes transformaciones, restauradoras de la verdad que en días pasados laboró la grandeza de la sociedad y con ella, la grandeza de la Patria. “Fue muy aplaudida”.

La artista es la segunda por la izquierda, en 1932, en la Velada en honor de Santo Tomás de Aquino del Ateneo salmantino, en el que pronunció el discurso “La mujer en la Universidad”, fotografía de El Adelanto

 

En 1932 logra Matrículas de Honor en Análisis Matemáticos y en Física teórica y experimental de la Facultad de Ciencias.

Ese mismo año impartió una conferencia en los locales del partido Agrario de Plasencia, en un ciclo organizado por la Sección Femenina.

Un año más tarde, participó como ponente en la sesión de clausura de la Asamblea de la Asociación Femenina de Educación Ciudadana de Salamanca, realizado en el Teatro Bretón. Para la ocasión, Rosario vistió de charra (traje popular salmantino), e hizo un bello canto de la mujer española en un discurso tras el que presentó al orador Gil Robles.

En 1934 fue la madrina del acto de entrega de la bandera a la Juventud de Acción Popular de Salamanca, regalo de la Asociación Femenina de Educación Ciudadana.

1934, El Adelanto, la artista fue la madrina en la entrega de la bandera a Acción Popular

 

Ese año, se licenció con Matrículas de Honor y sobresalientes en Ciencias Químicas.

1934 Fotografía que aparece en la orla de la Universidad de Salamanca, Ciencias Químicas

 

Rosario entonces se dedicó a la docencia, siendo profesora ayudante de clases prácticas, y poco después, profesora auxiliar en la asignatura de Análisis Matemático. Su ejercicio profesional posterior fue el de profesora Agregada de Enseñanza Media.

En agosto de 1939 contrajo matrimonio en la Capilla de la Milagrosa de la Catedral de Salamanca, con el catedrático de Ciencias José Burgos Romero. El nuevo matrimonio visitó algunas capitales del norte y tuvieron dos hijos: Juan y Emilio.

Pasada la guerra civil, continuó sus labores de enseñanza en distintas capitales de provincia.

En marzo de 1960 fallece su esposo y en 1968, es nombrada Profesora Agregada de Matemáticas en el Instituto Nacional de Alcalá de Henares I, procedente del Instituto Nacional de Enseñanza Media de Zamora.

ABC, 1976, fotografía de la artista con motivo de su exposición en el Club de Arte de Madrid

 

En 1971 es nombrada Directora, con carácter definitivo, del Instituto Nacional de Enseñanza Media «Isabel la Católica» de Madrid.

Esto, en cuanto a su vida profesional, pero Rosario Román Arroyo, fue también socia de la AEPE y tuvo una discreta, aunque prestigiosa, carrera artística que compaginó con su docencia.

En 1974 realizó una muestra de óleos en Guadalajara, concretamente en la Sala de Exposiciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, que pudo visitarse del 23 al 31 de diciembre.

Flores y abejas, 1974, anuncio de su exposición en Guadalajara

 

En 1976 el diario ABC recogía una escueta nota, acompañada de una fotografía de la artista, en la que se decía que estaba exponiendo 25 lienzos en la Sala de Exposiciones del Club de Arte de Madrid.

En junio de 1978 realizó una exposición en la galería Círculo de Madrid, junto a las pintoras Vicenta Ruiz, Paloma Villanueva y Pilar Sánchez.

También en 1978, en la Galería Editora Nacional de Madrid, presentó una exposición que recogió La Hoja Oficial del Lunes, en un artículo firmado por J.R. Alfaro, en el que se decía que “la obra que presenta Rosario Román es una expresión de frescura y sinceridad. Cada vez se hace, además, más penetrante y poética por la transfiguración que hace tanto de los paisajes como de los objetos. Hay un juego de delicada fusión de colores y, en los contrastes, como una danza de sombras y luces. La pintura de Rosario Román puede decirse que está presidida por la franqueza, pero envuelta siempre en una especie de misterio nostálgico, que se prolonga en las dimensiones. El dibujo es, a veces, agudo o suave, y los colores, cuidadosamente acordados, como las sonoridades de una música melódica. La luz parece surgir como de un eterno crepúsculo. Una visión de sencillez introduce en su pintura el sentimiento de una gracias poética, donde se encuentra la espontaneidad de una nueva forma de primitivismo”.

ABC, 1978 con motivo de su exposición conjunta en la galería Círculo de Madrid

 

En marzo de 1979 llevó a cabo una exposición de pinturas en la Sala de Exposiciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid de la Calle Barquillo.

En octubre de 1980 expuso sus obras en la Galería de Arte Gabas & Estecha, situada en la calle Ingeniero Mariño, 12, de Guadalajara, “una colección de óleos en los que cabe destacar sus bodegones que reposan sobre esquemas sencillos de fuertes contrastes lumínicos, mientras que el tema paisajístico está configurado por amalgamas confusos de pigmentos y, a veces, carentes de perspectiva. Su obra se cotiza entre 3.000 y 16.000 pesetas”, escribía L.L. en Flores y abejas: revista festiva semanal.

En septiembre de 1981 realizó una exposición en la galería de arte Abula, de la calle Galileo de Madrid. Y en octubre del mismo año, expuso figuras y paisajes en la Sala Torres-Begué de Madrid.

En mayo de 1983 realizó una exposición de paisajes en la Sala de Arte Eureka de Madrid.

ABC, 1983, anuncio de su exposición en la Sala Eureka de Madrid

 

En octubre de 1985, junto a Magdalena España, Pablo Peinado, Trinidad Romero, Félix Sanz, Pau Sintes y Vidal, exponía nuevamente en la galería de arte Abula.

En junio de 1989 exhibió óleos en la galería de arte Mayte Muñoz, de la calle Manuel Silvela de Madrid.

A partir de aquí, poco más se sabe de ella.

 

Rosario Román Arroyo y la AEPE

Presentó dos obras al XLV Salón de Otoño de 1977, tituladas Cántaro con espigas y Paisaje.

 

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

 

 Álvaro Delgado, renovador de la figuración

 

La consigna de Álvaro Delgado era: “el arte viene del arte”; fue siempre curioso y experimentador, estudioso y zahorí, investigador de los grandes maestros, algo que se constata en su exposición de la Academia. Hay pintores que sentaron las bases de la pintura a lo largo de la historia, otros que abrieron ventanas, vías a distintas formas de expresión. Algunos sólo buscaban un “gozoso recreo espiritual”. Aún, los que promovieron el contagio universal de los lenguajes.

Álvaro Delgado ante el retrato del poeta Ángel García

 

Apeles está considerado el padre de la pintura antigua. Giotto di Bondone abrirá las puertas al Renacimiento y lo que plantea Masaccio lo desarrollará Fra Angélico. El gran pilar del Renacimiento alemán es Durero, una de las influencias de Álvaro Delgado, a través de su obra. Ya nonagenario le homenajeará con unas piezas soberbias, que lo recrean en El caballero, la muerte y el diablo o el Retrato de Carlomagno.

En el Barroco, Velázquez (1599-1660) reina como el maestro en la creación de espacios, de atmosfera en las obras. En tanto que Doménikos Theotokópulos (1541-1614) será un arriesgado renovador de las formas, no siempre entendido. En la década de los cuarenta del siglo pasado, la admiración generalizada la tenía Velázquez, excepto Álvaro Delgado, que siempre prefirió a El Greco- igual que Palencia-, lo que se deja ver, con facilidad, en paisajes y retratos.

Con Cézanne llegan nuevos planteamientos que le consagrarán como padre de la pintura moderna. Aunque Malraux se inclinaba por Goya:”Ahí está la levadura del arte moderno”. Luego, viene Picasso y lo pone todo patas arriba, lo experimenta todo, lo prueba, lo consigue con resultados brillantes y únicos. Álvaro Delgado descubre a Picasso, ya en su formación, Vázquez Díaz mediante. Picasso y el cubismo. Cuando va becado a París, 1949, su interés se consolida. En París también descubrirá la obra de Chaim Soutine, la litografía con Fernand Mourlot.

En sus primeros bodegones está el peso de la pintura tan bien construida por Bonnard y la sobriedad, hasta que Bonnard se desboca con hemorragias de amarillos. Sus primeros retratos ya anuncian que busca romper con lo que se hace, la figuración costumbrista. A partir de 1967 hay un giro proverbial, que se concreta en la realización del retrato del negus de Abisinia, Haile Selassie, hoy en la Real Academia de Bellas Artes.

Pere Gimferrer, 1998, óleo táblex, 73×60 cm

 

Del retrato en Álvaro Delgado se ha escrito con abundancia: Lafuente Ferrari, Gaya Nuño, Camón Aznar, Sánchez Marín, Faraldo, Joaquín de la Puente, Caballero Bonald, Corredor-Matheos, Marín Medina, Francesc Miralles, Víctor Nieto, Montserrat Acebes…En la muestra del centenario se exhiben varios ejemplos y, sobre todo, un montaje que muestra la “férvida depuración de su pintura”, como diría don Enrique Lafuente Ferrari. Del retrato de Mercedes Gal II, 1947, al de Pere Gimferrer, 1998, hay una distancia que recorre la compleja historia de las formas en el arte.

Para quién ame la pintura, este es un buen lugar: la exposición del centenario de Álvaro Delgado. La pintura sólo se homenajea con la pintura y eso es lo que hace Álvaro Delgado en este conjunto sucinto de su trayectoria. Resumir a un pintor, que hizo tanto, en cincuenta piezas ha sido todo un reto. Baudelaire asegura que el fin de la poesía es la misma poesía. Igual sucede con la pintura, es lo que pone de manifestó esta exposición necesaria, esta propuesta rotunda del maestro de la Olmeda. ¡Recuerden “el arte viene del arte”! Aunque deban de coadyuvar en la apuesta las facultades personales del artista y la ambición en expresar la emoción y el misterio en abrazo compacto.

¿Bodegonista, retratista, paisajista, estructuralista, experimentador, estilista analítico? Pintor convulso, revolucionario del gesto, grabador tibar, renovó la figuración en la pintura española, creando un lenguaje genuino, expresionista, esplendoroso y vivo, exultante lo observamos, a los cien años de su nacimiento. No le gustaban las etiquetas y menos la de retratista, decía “no soy un retratista, soy un pintor que hace retratos”.

Ramón Faraldo, 1996, óleo sobre táblex. 41×65 cm

 

Un expresionismo genuino, jugoso, espiritual, sensual, dramático, inequívoco. Siempre fue figurativo, es verdad que a veces raya la abstracción, pero al final siempre aparece la figura, por deconstruida que esté. Hay bodegones de los noventa en los que cuesta distinguir los objetos, pero están y se acaban percibiendo. Alguien que vea sus etapas, sus series, puede creer que se repetía, vean la eternidad que hay de la Vanitas, 1945, a Cabeza de carnero desollado frente a un agujero negro, 1992

¿Cómo era Álvaro Delgado? Resuelto, aparentemente arrogante, decidido, altivo, activo, inquieto, campechano, castizo, buscador; quiso descubrir el alma de la pintura y para ello hizo y deshizo hasta llegar al corazón del gesto, que acarició o fustigó para hacerle cantar como un menino la mejor partitura de Mozart o el endiablado ritmo de Scriabin ¡Un príncipe del gesto filoneista en medio de una sociedad misoneista!

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con el patrocinio de Reny Picot, organiza en sus salas temporales la exposición del centenario de Álvaro Delgado (1922-2016). Cincuenta pinturas, nueve estampas y dos libros de bibliófilo, fechadas entre 1945 y 2002, dejan constancia de la trayectoria creativa de un renovador de las formas, que hizo homologable la pintura española en el contexto internacional figurativo, en tiempos risueños a la abstracción.

Leopoldo María Panero, 1996, óleo táblex, 73×60 cm

 

Madrileño de la calle de la Esperanza, hijo de un encargado de almacén, muy dotado para el dibujo, la guerra civil interrumpe su formación, que inicia con Vázquez Díaz. En 1940 entra en contacto con Benjamín Palencia, formando parte de la Segunda Escuela de Vallecas. Poco después conoce a Pancho Cossío, completando el trio de sus maestros españoles. No es desdeñable la importancia de Faraldo en su formación intelectual, aportándole imágenes de la pintura internacional, bibliografía francesa y actualísima.

En 1945 realiza su primera individual en Clan, expone en Buchholz- con los que serían germen de la futura Escuela de Madrid- y en 1947 participa en el IV Salón de Los Once. Dos años después va becado a París y se embebe de Picasso, Chaim Soutine, del litógrafo Mourlot. Desde sus inicios bonnardianos pasa por el cubismo sintético y mediados los sesenta da un salto cualitativo para encontrar su expresividad personal con un cierto anarquismo lírico, elegante, incisivo, grequista, alígero, perspicaz.

Desde entonces, participa en las bienales de Alejandría, Venecia, Sao Paulo; en cientos de exposiciones nacionales e internacionales, premios, academias, logrando un reconocimiento que le ubica entre los más reputados y brillantes artistas de los últimos lustros del XX en España y más allá.

La Olmeda el día del juicio final, 1986-1990, óleo sobre papel pegado a contrachapado, 162×130 cm (MNCARS)

 

En la exposición, comisariada por Víctor Nieto y yo mismo, hasta el 11 de diciembre, en la Real Academia de Bellas Artes: paisajes, bodegones, retratos, homenaje a los clásicos- Durero, El Greco, Goya-, dibujos y huellas deslumbrantes de una síntesis prodigiosa de las formas con estilización fascinante. Crónicas de Navia y la Olmeda, Los fusilamientos de la Moncloa, Haile Selassie, Leopoldo María Panero, El diablo, Judío colgado; suite de aldabonazos plásticos, que obrarán un descubrimiento de la obra de Álvaro Delgado tanto en quienes creían conocerlo, como en los que le desconocían.

Obras de colecciones privadas, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia, Real Academia de Bellas Artes, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Fundación Santander, Fundación Telefónica, Museo de Anleo, Banco de España…

Tuvo los grandes premios del momento, perteneció a la Real Academia de Bellas Artes, a la Academie Européenne des Sciences, des Arts et de Lettres de París; así como a otras academias españolas. A la muestra acompaña un magnífico catálogo con textos de Tomás Marco, Víctor Nieto, Álvaro Delgado-Gal, José Corredor-Matheos, Montserrat Acebes y yo mismo y una breve bibliografía, así como datos complementarios de su actividad.

Retrato de Carlomagno, 1999, óleo táblex, 116×81 cm

 

Más allá de todas esas referencias, lo que importa en esta exhibición, muy didáctica, muy medida, es poder experimentar su transformación hasta conseguir su idiolecto. Los grandes artistas, pintor en este caso, son como eslabones de una cadena que contiene el arte plástico a través de los siglos. No se trata de un ranking de primeros o segundos, sino de enlazar propuestas genuinas que multiplican las posibilidades expresivas, consolidando los fines del arte.

A veces, se especula con la muerte de la pintura. Nada que sea útil desaparece, excepto los seres animados. Mientras haya vida, existirán creadores que se vean impelidos, forzados a expresar su entidad emocional y sensitiva, a expresarse por medio de lo que conocemos como arte. Y como todo cambian, las concepciones personales también lo hacen, pero sin dejar de existir.  A su vez, siempre habrá conciudadanos que necesiten de esa creatividad para hacer de la vida algo feraz y diferente, una pasión vivida.

Judío colgado, 2002, óleo sobre papel pegado a fibrapán, 177×108 cm

 

Desde mi sabor, lo excepcional de esta exposición del centenario de Álvaro Delgado es poder observar una obra, que parece hecha ayer, que sigue impresionado, que sigue emocionando, que nos anima a sentir que, en toda vida, en toda obra de arte, por pequeña que sea, cuando la miramos con atención, en la proximidad, podemos encontrar algo grande. Siento una enorme satisfacción en haber contribuido a que esta pintura tan intelectualizada, tan fecunda, impactante, pueda seguir proporcionando admiración y reconocimiento a su autor, que sin la mirada del espectador se oscurecería, se quedaría en un gesto baldío.

La organización de todo este evento me ha dado la oportunidad de conocer mejor a personas extraordinarias por distintos conceptos, como Alfredo Pérez de Armiñán y su capacidad infinita de actuar y de pensar; la figura de Álvaro Delgado-Gal, que ha escrito una joya para el catálogo; la generosidad de un mecenazgo brillante y silente como el que ha realizado Francisco Rodríguez García; Víctor Nieto, Hernán Cortés, Corredor-Matheos, Montse Acebes, Félix Andrada, Isolina Dosal, el personal adscrito a la Academia y externo. Y tantos amigos y coleccionista de Álvaro Delgado que con su presencia están revitalizando su figura y su obra excepcional, luminosa, ascensional, revolucionaria por su excelente factura.

Tomás Paredes

Presidente H. Asociación Española Críticos de Arte/AICA Spain

 

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