Fundición Codina, colaborador del 83 Salón de Otoño

La historia de cinco generaciones de esta familia es la historia de nuestro patrimonio escultórico. Su origen se remonta a la actividad de Federico Masriera y Francesc Vidal en la Barcelona modernista del siglo XIX. En 1891 Federico abrió su propia fundición artística, junto a su sobrino, a la que llamarían Masriera y Campins, en la que recuperaron la técnica de la cera perdida. Al cabo de un tiempo Masriera abandonó la empresa y Campins se asoció con Benito de Codina. Poco después se trasladaron a Madrid y fueron el germen de la actual Fundición Codina Hermanos, cuyos hornos desde la calle Cartagena a la de Albarracín hasta llegar al emplazamiento actual en Paracuellos del Jarama han dado forma a las obras de más de 750 escultores utilizando 12.000 toneladas de bronce fundido.

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Fruto de una intensa y estrecha labor de colaboración con la Fundición Codina, en el año 2014 se estableció la concesión del “Premio Fundición Codina”, dotado con una importante escultura artística salida de sus talleres o la fundición de una obra, para la edición número 81 del tradicional Salón de Otoño.

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Los hermanos Miguel Ángel y Marisa Codina en el 81 Salón de Otoño de la AEPE

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Desde entonces, esta será la tercera edición consecutiva en la que participe la histórica Fundición Codina, que también apoyó a la Asociación Española de Pintores y Escultores con motivo de la celebración del 50 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura, con la fundición en bronce de una obra original e inédita de Julio López Hernández, que José Gabriel Astudillo, Presidente de la AEPE, regaló a S.M. la Reina doña Sofía, Presidenta de Honor de la centenaria institución, agradeciendo su presencia y por el aniversario.

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José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, entrega a S.M. la Reina doña Sofía una medalla fundida por Codina Escultura, obra de Julio López Hernández, como reconocimiento a la Presidenta de Honor de la AEPE en el 50 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

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José Gabriel Astudillo López, Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, junto a Marisa y Miguel Ángel Codina, y la madre de ambos, y la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez

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S.M. la Reina Doña Sofía saluda a la familia Codina con motivo de la exposición de obras del 50 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

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Un poco de historia

De la amistad de juventud entre Federico Masriera y Francesc Vidal, surge la semilla de la Fundición. Francesc Vidal, al frente de las industrias artísticas F. Vidal y Compañía, fue uno de los impulsores de las artes decorativas en los albores del Modernismo.

Desde que abrió su primer establecimiento el año 1878, destacó por la valiente iniciativa de introducir en Cataluña un nuevo concepto de decoración de interiores desde una perspectiva global, moderna y artística. Los grandes talleres Vidal fueron centro de experimentación y de creación, donde los ideales del movimiento inglés Arts & Crafts tuvieron respuesta en cada una de sus secciones artísticas.

Más de doscientos artesanos trabajaban en la construcción de interiores y de muebles que eran generalmente identificables por la combinación de elementos decorativos. Federico Masriera, aprendió el oficio en el prestigioso taller de joyería y platería de su padre José Masriera. Entre los miembros de la familia Masriera, dedicada a la orfebrería desde 1839, destaca también la figura de su hijo Luis, responsable de los diseños de la considerada mejor colección de joyas del mundo. Sus diseños inspirados en el Modernismo revolucionaron el mundo de la joyería española.

Francesc y Federico fueron los impulsores de las artes decorativas a la luz del Modernismo. Sus biografías se entrecruzan con nombres tan importantes como Domenech i Montaner, Gaudí, Ramón Casas, Santiago Rusiñol, Miguel Blay, etc.

En el Castell dels Tres Dragons, concretamente en el restaurante de la Exposición y bajo la dirección de Lluis Domènech i Montaner y Antoni M. Gallisà, se reúne un grupo importante de artistas. Muchos de ellos habían colaborado con Francesc Vidal, un auténtico promotor de las artes plásticas. Así, las figuras de Frederic Masriera, Eusebi Arnau, Antoni Rigalt y Jaume Pujol, contribuirán al auge de las artes decorativas.

La sociedad no pudo ser más fructífera y la artesanía Modernista catalana experimentó un fuerte crecimiento, especialmente a partir de sus trabajos. Llevado de su entusiasmo e interés en favor y desarrollo de la industria artística Federico Masriera invirtió su capital en la ampliación de los talleres de fundición artística con los adelantos conocidos.

Se empezaron entonces a fundir grupos escultóricos de gran tamaño, destacando la estatua de Colón, en Barcelona; figura que corona el monumento inaugurado en junio de 1888 con motivo de la Exposición Universal de ese año.

La sociedad se disuelve y, en 1891, monta Federico su propia fundición artística, que a partir de 1896 pasa a llamarse Masriera i Campins al asociarse con su sobrino Antoni Campins. Una de sus aportaciones fue la recuperación de la técnica de la fundición a la cera perdida, que daba mayor calidad a las piezas. Realizaban reproducciones de obras de arte antiguas y crearon los llamados «bronces de salón», especializándose así en la escultura decorativa de pequeñas dimensiones que se encontraba al alcance de un público más amplio.

“…Sea por lo reciente de la aplicación del procedimiento en España, sea por la escasez de publicaciones que traten de tales materias en nuestro país, y sobre todo por el número relativamente reducido de los que aquí se interesan por las cosas de arte, es lo cierto que se desconoce casi por completo la fundición a cera perdida…”

Así comienza el artículo publicado en 1903, en la Revista de Obras Públicas, de Federico Masriera, fundador de la Fundición Artística Masriera y Campins, antecesora de la actual Codina Hermanos.

Han transcurrido más de 110 años del citado artículo y cinco generaciones, continuando siempre en este oficio, con los mismos principios de nuestro fundador. “No puede ser un proceso exclusivamente mecánico e industrial, debe haber también sentimiento artístico en casi todas las operaciones.”

Al tratarse de un procedimiento nuevo en España, desde el principio hubo que afrontar grandes dificultades, la falta de algunos materiales, experiencia de los operarios, deficiencias del local, etc.

Se realizaron ensayos con piezas pequeñas y en diciembre de 1893 se fundió la primera obra de gran tamaño a la cera perdida en España. Era un grupo de tres figuras titulado “GERONA 1809”, obra del escultor Antonio Parera.

Hasta entonces, las obras fundidas a la cera perdida que se erigieron en nuestro país se habían realizado en el extranjero, principalmente en Italia. Pronto se consiguió el interés y la confianza de los artistas más afamados, que muy pronto cesaron de enviar sus modelos al extranjero, para traerlos a esta fundición.

Después de aquel costoso aprendizaje, se montó un nuevo establecimiento con grandes elementos artísticos y mecánicos. La fundición alcanzó tal desarrollo que de ella salieron los más importantes monumentos, con las firmas de los más reconocidos escultores españoles y algún que otro extranjero. La casa obtuvo el Gran Premio de Honor en la Exposición Universal de París de 1900.

En 1902 abrieron su propia tienda en Barcelona, decorada por Víctor Masriera. Estos fueron los cimientos de una industria que Antonio Campins, con veintidós años, inició después de un viaje por fundiciones de Roma, Milán y Nápoles.

Años después Masriera dejó la fundición y Campins se asoció con su cuñado Benito de Codina, bisabuelo de los actuales directores artesanos Miguel Angel y Mª Luisa Codina. Trasladaron la fundición a Madrid. Por entonces la llamaron “La Metaloplástica”.

Con el tiempo sus tres hijos, Francisco, Benito y Joaquín entraron a formar parte de la empresa. La fundición siguió siendo la más prestigiosa del país.

Después se incorporaron dos descendientes de Benito, Juan Codina y su hermano Miguel Ángel. Ya en ese momento la fundición se denominaba Codina Hermanos. Tras el fallecimiento de Miguel Angel, sus hijos Miguel Ángel y Mª Luisa recogieron el testigo, y hace pocos años se incorporó el último de la saga, el hijo de Mª Luisa,  Julio.

Codina ha sido testigo y protagonista de la evolución de las corrientes artísticas del país, desde los albores del Modernismo, las nuevas corrientes del Noucentismo catalán, las Vanguardias y el resto de los movimientos sociales y artísticos hasta llegar a la escultura actual. Esta es una extraordinaria aventura que ha sobrevivido del siglo XIX al XXI.

http://www.codinaescultura.es/exposiciones.html

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