GB COTYR: El Grabador

El ser humano es inconformista por naturaleza, siempre queremos más. Esta característica es un arma de doble filo. Por un lado, nos incita a estar continuamente intentando superarnos a nosotros mismos. Pero también tiene un lado oscuro, como gran parte de las cosas de esta vida, que es la capacidad de no saber apreciar lo que ha evolucionado el ser humano en absolutamente todos los campos: científico, artístico, literario, etc. ¿Recordáis como localizabais a alguien antes de tener móvil? O, ¿recordáis  cómo había que conecta un cable al ordenador y al teléfono fijo de casa para poder navegar por la red, y que esta virguería impedía que te pudieran llamar a casa?, o ¿recordáis las cámaras de usar y tirar, y el proceso de revelado, en el que no sabías con total certeza si saldrían todas las fotos, y si además saldrían sin moverse, sin velados, etc.?

Estos son algunos de los avances a los que me refiero, y como bien he dicho, ha pasado en todas y cada una de las diferentes ramas que el ser humano estudia en la antigüedad. El arte es una de ellas, y en cada una de las diferentes categorías artísticas se han dado pasos de gigante, pero siempre dejando una huella, la del hombre. El arte, a diferencia de la medicina o la ciencia, entre otras, las cuales intentan borrar la huella del hombre haciendo que el trabajo cada vez sea más impersonal; el arte, siempre deja constancia de que durante el proceso de creación de la obra siempre ha habido un proceso artesanal, el cual, dependiendo de la obra, puede ser más o menos visible o importante, pero siempre está ahí.

En una de las salas de la sede de la AEPE, pude ver una obra, que recordaba al espectador la antiquísima manera en la que se hacían los grabados. Se trata de una prueba de artistas hecha por la artista conocida como Gb Cotyr, cuyo nombre realmente es Carmen Ortiz de la Torre, una Socia de Honor de ésta antiquísima entidad. En este grabado sobre papel titulado El grabador, tal y como su nombre indica, la artista ha representado un grabador, pero no uno actual, sino uno de los de antaño, podría decirse que se trata de la edad media.

Lo que es interesante en esta obra es cómo la artista, mientras lo hacía ha reflexionado sobre cómo ha evolucionado esta técnica, desde tiempos inmemorables como la edad media, hasta nuestros días, y ha querido dejar constancia de ello, para que el espectador reflexione sobre ello, de la misma manera que lo ha hecho el autor. Son pocos los artistas que hacen este tipo de reflexiones.

En el aspecto técnico, también tiene características interesantes, como por ejemplo la exquisitez con la que está trabajada, es decir, el artista ha intentado, y lo ha conseguido, que la imagen sea lo más legible posible, y además la ha trabajado con un detallismo exquisito. Por ejemplo, a pesar de tratarse de una obra no muy grande, la plancha medía 20,5 x 16,6 cm, y el papel 44,4 x 38,6 cm, desde una cierta distancia, se aprecia el rostro de la persona que está trabajando en el grabado, y eso que se encuentra en un segundo plano, pero este no es el único detalle que se puede apreciar en la composición, en toda esta obra, se pueden ver un sinfín de detalles a la hora de representar el taller del artista que hacen de esta obra una pieza digna de mirar con total detalle, como por ejemplo la manera en la que el autor trabaja las luces y las sombras.

Por otro lado, cabría mencionar también, que incluso la firma que se encuentra en la esquina inferior derecha, dentro de la misma plancha del grabado, está ambientada en la edad media, es decir, Carmen Ortiz de la Torre ha escrito las iniciales I.A. con la letra típica de aquellos tiempos.

Pero sobre todo,  es interesante, cómo la artista ha tenido presente la evolución de esta técnica artística, mostrando así al espectador que a pesar del desarrollo de este tipo de trabajos, su característica, y también la del arte, a pesar de lo mucho que las técnicas puedan evolucionar o no, es el contacto directo que tiene el artista con la obra, peculiaridad que otras muchas ciencias carecen.

Gb grabador

Laura Castellanos: La vida

La Vida: “Propiedad o cualidad esencial de los animales y las plantas, por la cual evolucionan, se adaptan al medio, se desarrollan y se reproducen.” Esta se trata de una de las definiciones que podemos encontrar sobre la vida. Pero se encuentra incompleta. La vida también es felicidad, tristeza, agobio, decepción, amistad, amor, miedo etc. ¿Quién no ha tenido alguna vez pavor a algo, oscuridad, a alguien…? O ¿Quién no ha estado tan feliz que veía el mundo del color de rosa?. Estos aspectos de la vida los han tenido todos los seres humanos y animales, pero cada uno los vive, de manera diferente o en circunstancias diversas, y a menudo se  olvidan de ponerlas en éste tipo de definiciones. La vida son sentimientos y sensaciones, ya sean positivas o negativas, y éstos son unos pilares fundamentales dentro de esta palabra tan bonita “vida”, que en cuanto la decimos se nos llena la boca.

Curiosamente, en las obras de arte, esto aspectos se transmiten de una manera muchísimo más intensa y evidente que en otros medios artísticos. ¿Será porque los artistas viven al máximo todos los sentimientos que puede transmitir la vida? O ¿o será porque por esa locura típica de los artistas de la que todo el mundo habla?. Ya sea una razón o por otra, lo que sí que es cierto, es que los artistas, además de tener el don de poder realizar creaciones artísticas, son capaces de empatizar con todo aquel que vea su obra, les tocan “la fibra sensible” de una manera o de otra, lo cual es mucho más importante que el poder hacer a la perfección una perspectiva, el saber mezclar los colores, o cualquier otro tipo de ejecución artística.

La obra de éste mes, es de Laura López Castellanos, tal y como su título indica, lo que transmite es VIDA, en todos sus aspectos, la autora en un simple grabado ha sido capaz de transmitir todos aquellos matices que no aparecen en los diccionarios, pero que sí que aparecen de una manera notoria en el día a día. Para ello el autor ha recurrido a los animales. Podemos ver desde el nacimiento de un polluelo, que transmite felicidad, ternura y amor; hasta la unión de dos insectos, dando miedo, incertidumbre, o curiosidad. Todos ellos trabajado con una línea poco exacta, que es otro medio que transmite infinidad de sentimientos, muchísimos más de los que puede hacerlo una línea perfecta hecha con la regla.

Además, el grabado es un medio artístico que cada vez usan menos artistas, con lo que podría decirse que la obra del artista no es, en si,  el grabado, sino el hecho de trabajar el propio grabado, con lo que intenta mantenerlo en vida y mantener la importancia que ha tenido a lo largo de la historia . Nunca he visto una obra en que en tantos aspectos haga referencia a esta preciosa palabra, “vida”

Aunque esta obra tenga un formato pequeño (46 x 32 cm) y participase en el certamen de pequeño formato, es una de las mayores obras que he visto y una de las mayores que alberga la AEPE en sus salas.

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Emilio Pina Lupiánez: el cupón de la ONCE

¿Coincidencia? O ¿Me ha traicionado el subconsciente? No lo sé. Pera esta obra de Emilio Pina Lupiáñez titulada “El cupón de la ONCE”, al igual que la de Juan José Vicente Ramírez, de la que habláramos el mes pasado, me ha transportado a otros tiempos pasados de mi vida, en este caso en concreto a mi niñez.

¿Se acuerdan de aquellas ilustraciones de los libros de matemáticas, conocimiento del medio, y demás asignaturas? ¿Quién no le ha pintado un bigote, un sombrero, o cualquier otra cosa a esas ilustraciones en medio de una clase no muy entretenida en el colegio? Pues bien, en este caso, la obra me ha transportado al colegio, a aquellas tediosas clases de matemáticas en las que las ilustraciones de los libros servían de apoyo para las explicaciones, y en algunas ocasiones, ya sea por aburrimiento o por mera venganza por no gustarme las matemáticas, me dedicaba a pintarles bigote o cambiarles el peinado a aquellas ilustraciones.

Este óleo sobre lienzo que cuelga de una de las salas de la sede de la AEPE, es igual que las ilustraciones de aquellos libros. Los dibujos de los personajes que aparecen en la obra están tan simplificados como en las ilustraciones de los libros de primaria, es decir, se impone la línea sobre el color.

El dibujo es una parte muy importante en una obra, y curiosamente, a menudo pasa desapercibida. Puede ser porque a la hora de apreciar un cuadro nos sea más llamativo el color que la línea. Pero como  bien dicen muchos eruditos de ésta materia, “si el dibujo está bien hecho, el resto es coser y cantar”; lo cual, en parte, es cierto, ya que como podemos ver en esta obra, el autor con tan solo “4 líneas”, ha sido capaz de representar diferentes personajes haciendo diferentes acciones y gestos.

En esta pieza, el color no es tan importante como la línea, tal y como se ha mencionado anteriormente,  pero no por eso no hay que nombrarlo. En el lienzo de 46 centímetros de altura por 61 centímetros de anchura, predominan las tonalidades marrones. Éstas están trabajadas de una manera bastante plana, apenas se aprecian matices de color, así como tampoco apenas se encuentra rastro de las huellas de los pinceles. Estas características cromáticas, recuerdan, en cierta manera, a las obras de Pop Art, aunque en este caso, los colores a los que recurre el artista no son chillones, como los que se utilizaban en este movimiento modernista de los años sesenta y setenta del siglo XX. Esto hace que la obra de Emilio Piña Lupianez sea más cálida, transmita serenidad, y le quita el toque artificial que tienen estas obras modernas.

La temática de la obra tiene un carácter social, tal y como se intuye por su título, El cupón de la ONCE. Este tipo de temáticas, también era común en el Pop Art, en el que recurrían a imágenes de cultura popular (anuncios, cómic, ilustraciones de libros, etc.), para llegar al mayor número de personas posibles. Se trata de una serie de personas de diferentes edades y actitudes que están haciendo cola delante de un puesto de la ONCE para comprar un boleto de lotería. Resulta curioso, ya que podría decirse que el espectador de la obra se ha convertido en alumno y la obra en un libro de primaria, en donde enseña lo que todos deberíamos hacer más a menudo, pero por diferentes motivos no lo llevamos a cabo.

Es importante mencionar, que el artista madrileño Emilio Pina Lupianez ganó el certamen de Guadalajara, organizado por la AEPE, con ésta obra en el 2014.

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Itziar Zabalza Murillo. Ponente de la AEPE en el I Congreso de Jóvenes Historiadores de la URJC

En representación de la Asociación Española de Pintores y Escultores y de la Fundación Maxam, Itziar Zabalza Murillo presentará el próximo día 19 de abril una ponencia en el marco del I Congreso de Jóvenes Historiadores de la Universidad Rey Juan Carlos, cuyo título es La “Gioconda” de Madrid y del Louvre, y acerca de la cual, adelantamos su sinopsis:

«El trabajo La “Gioconda” de Madrid y del Louvre, surge durante el proceso de digitalización de la Gaceta de Bellas Artes, un boletín de periodicidad mensual que publica la Asociación Española de Pintores y Escultores. En esta revista apareció un artículo con el mismo nombre en el que su autor, José de Armas, desmonta lo dicho por Giorgio Vasari  sobre la Gioconda.

Además, el tratado de Giovanni Paolo Lomazzo, los recientes descubrimientos sobre la Gioconda y la aparición de la supuesta “Gioconda rusa”, hacen que surjan más dudas sobre la Gioconda del Louvre».

Esta será la primera vez en lustros, en los que la Asociación Española de Pintores y Escultores vuelve a ser protagonista directa de la vida académica y artística y por la que tenemos que felicitar a su autora, Itziar Zabalza, y a la Fundación Maxam, que verá así también reflejado el fruto de un buen trabajo y gran apoyo al mundo del arte en España y a la AEPE.

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EL CONGRESO

Celebración del Congreso

El I Congreso de Jóvenes Historiadores se celebrará los días 19, 20 y 21 de abril en sesión de mañana y tarde en el Campus de Madrid de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Rey Juan Carlos (Paseo de los Artilleros s/n, Metro Vicálvaro).

Presentación

La misión principal de este encuentro es el intercambio de ideas y proyectos de trabajo entre los futuros historiadores a la vez que ofrecer un marco de diálogo con investigadores y docentes de reconocido prestigio. Además, la publicación de las comunicaciones aceptadas y presentadas en el marco del Congreso permitirá a los jóvenes historiadores enfrentarse a la tarea de difundir el resultado de sus investigaciones.

El I Congreso de Jóvenes Historiadores de la Universidad Rey Juan Carlos surge en el año 2015 como proyecto de los estudiantes de la titulación de Historia y sus Dobles Grados, con el apoyo de la Coordinación de la titulación, el Decanato de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales y el Vicerrectorado de Estudiantes, para fomentar y acercar el mundo de la investigación a los estudiantes. A su vez, tiene como objetivo dar a conocer el Grado en Historia y los Dobles Grados ofertados por la Universidad Rey Juan Carlos, a la vez que mostrar el conjunto del proyecto formativo y académico de excelencia y calidad de dicha Universidad.

Este Congreso pretende, en un marco de debate y reflexión, facilitar a todos los estudiantes de la titulación de Historia y las Dobles Titulaciones, así como a otros estudiantes de otras universidades, la posibilidad de iniciarse en el mundo de la investigación con el fin de que los jóvenes historiadores comiencen el camino hacia el desarrollo de su carrera profesional.

Participantes

El I Congreso de Jóvenes Historiadores está dirigido a todos los estudiantes de Historia, así como a estudiantes de otras carreras, interesados en este ámbito del conocimiento. Además, aquellos que estén realizando la Tesina de Licenciatura, el Trabajo de Fin de Grado, el Trabajo de Fin de Máster o la Tesis Doctoral están invitados a presentar una comunicación siempre que ésta se encuentre dentro del marco de la temática del Congreso.

La AEPE y MAXAM juntos en el I Congreso de Jóvenes

Historiadores de la URJC

Gracias al trabajo y esfuerzo de Itziar Zabalza Murillo

En representación de la Asociación Española de Pintores y Escultores y de la Fundación Maxam, Itziar Zabalza Murillo presentó el pasado día 19 de abril una ponencia en el marco del I Congreso de Jóvenes Historiadores de la Universidad Rey Juan Carlos, cuyo título era”La “Gioconda” de Madrid y del Louvre”, y acerca de la cual, os presentamos una sinopsis, a la espera de que se presente también a todos los socios y amigos de la AEPE, en un acto convocado a tal fin en nuestra sede social:

“El trabajo La “Gioconda” de Madrid y del Louvre, surge durante el proceso de digitalización de la Gaceta de Bellas Artes, un boletín de periodicidad mensual que publica la Asociación Española de Pintores y Escultores. En esta revista apareció un artículo con el mismo nombre en el que su autor, José de Armas, desmonta lo dicho por Giorgio Vasari  sobre la Gioconda.

Además, el tratado de Giovanni Paolo Lomazzo, los recientes descubrimientos sobre la Gioconda y la aparición de la supuesta “Gioconda rusa”, hacen que surjan más dudas sobre la Gioconda del Louvre”.

Esta ha sido la primera vez en lustros, en los que la Asociación Española de Pintores y Escultores ha vuelto a ser protagonista directa de la vida académica y artística y por la que tenemos que felicitar a su autora, Itziar Zabalza, y a la Fundación Maxam, que verá así también reflejado el fruto de un buen trabajo y gran apoyo al mundo del arte en España y a la AEPE.

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El Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, acompañado del Director de la Asociación de Jóvenes Historiadores, del Vicepresidente de la AEPE, Juan de la Cruz Pallarés, y del Bibliotecario, Fernando de Marta, quisieron arropar, acompañar y apoyar a la ponente, Itziar Zabalza Murillo, en todo momento.

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Juan José Vicente Ramírez: Interior Woodwork. 50 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

¿Alguna vez han visto alguna obra y les haya recordado alguna película? ¿O al menos, ciertos aspectos de la obra? Personalmente, a mi sí. En ésta ocasión, la obra de José Vicente Ramírez por dos  factores, me ha recordado a las películas del director norteamericano Tim Burton. Lo que alude a las obras de éste director de cine, es la facilidad que éste tiene para convertir espacios fríos, incómodos e incluso siniestros, en entrañables e incluso hasta cálidos. Pero sobre todo es por el tratamiento de la luz, ilumina lo justo y necesario, para no perder la sensación de misterio.

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En el caso de ésta obra titulada Interior Woodwork, me pasa lo mismo, el autor ha representado un espacio, un taller, que por lo general suele ser un espacio frío incómodo y para nada acogedor, y lo ha tratado de tal manera que a mí me inspira la misma sensación que los paisajes de las películas de este famoso director de cine americano.

Esta tabla, podría dividirse en tres planos diferentes. En un primer plano, justo en el centro de la composición, se encuentra una mesa de madera, en la que encima hay diversos elementos con los que trabajar e incluso instrumentos para medir la madera (por el título de la obra se deduce que es una taller de madera). En el siguiente plano, un gran número de medios con los que poder trabajar. Y en el último plano, otra serie de instrumentos para obrar, un acceso a lo que parece ser un almacén,  la puerta del taller y el conducto de ventilación. Tanto la puerta que se encuentra en el centro de la composición, como del conducto de ventilación, dan directamente al exterior, por lo tanto, son el único foco de luz de la composición. Todos los elementos de los diversos planos están envueltos en un aura de misterio, que el autor ha conseguido difuminando los colores, más en unas zonas determinadas de la representación que en otras.

Por otra parte, esta imagen, por los colores que ha utilizado Juan José Vicente Ramírez, podría recordar también, a las fotografías que se hacían antaño en tonalidades sepias. Como si se tratase de una fotografía antigua, que transporta al espectador a un momento del pasado que recuerda con mucha añoranza.

Personalmente, a mí, esta imagen me recuerda a las aulas y talleres de la facultad de Bellas Artes de la universidad en donde estudié la carrera, lo que en parte me inspira recuerdos muy buenos de una etapa de mi vida. Esta misma sensación que transmite la obra al espectador, también ayuda a disminuir esa sensación de frialdad e impersonalidad.

Otro de los aspectos a resaltar en este trabajo, es el uso de la perspectiva y del claroscuro, elementos que han ayudado enormemente a que el espacio representado sea cuanto menos lo más realista posible. Y a través del uso del color, y con una pincelada casi imperceptible, ha conseguido reducir la siniestralidad, y convertirlo en un espacio más acogedor, algo que pocos consiguen.

Actualmente está tabla se encuentra colgada en una de las paredes de la sede de la AEPE, tímidamente expuesta dentro de una de las aulas, y como bien se ha mencionado anteriormente, el autor de ésta obra es Juan José Vicente Ramírez, un madrileño que además de participar en numerosas exposiciones, tanto colectivas como individuales, ganó con esta misma obra el 50 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura de la AEPE del año pasado.

Justo Revilla: Mujer dormida

Desde hace bastante tiempo se encuentra colgada en las paredes del largo pasillo de la Asociación Española de Pintores y Escultores una obra que destaca sobre las otras debido a la sensibilidad y tranquilidad que transmite a cualquiera que lo observe.

Justo Revilla

Se trata del cuadro titulado Mujer Dormida, del  artista Justo Revilla. Este artista madrileño se caracteriza por observar y penetrar en los temas, y esta obra no es una excepción. Podría decirse que éste tema, la vida humana, es uno de los temas que con mayor frecuencia aborda en sus pinturas.   La empatía con la que pinta a las personas retratadas es también, una de sus principales señas de identidad. Es importante mencionar que para él, las experiencias de la vida son las que hacen a las personas sabias, de ahí que retrate a gente adulta, siempre con una belleza y unas proporciones exquisitas.

Todas sus características, como no, se reflejan también en la obra colgada en las pareces de la AEPE. En  un primer y único plano se encuentra la señora dormida en una sillón a la cual se le ha caído el libro mientras estaba durmiendo, de ahí que tenga una mano colgando y el libro en el suelo.  Justo Revilla, para darle mayor protagonismo a la figura, además de ponerla en el primer plano, ha decidido pintar el fondo de negro, de forma que no haya nada más además de la figura, el sillón en el que está sentada la figura principal y el libro que caído.  Toda la obra está trabajada con una pincelada bastante suelta, y no se ha parado en trabajar ningún tipo de detalle de la obra, dando así importancia a la acción y no a la persona retratada. A pesar de eso, el dibujo que ha hecho el autor de este óleo sobre lienzo de gran tamaño (130 x 97,1 cm) es excelente, ya que con “cuatro pinceladas sueltas”, y sin ningún detalle,  ha logrado que se vea lo que está representando.

En cuanto a la manera en la que el artista ha utilizado la paleta de colores tierras, blanco y negro, podría recordar a un estilo de pintura barroca, que concretamente pertenece a su fase inicial (comienzos del siglo XVII), conocido como tenebrismo. Los principales exponentes de este estilo fueron Caravaggio y José de Rivera, y la característica principal de este estilo de pintura es el contraste violento entre las luces y las sombras a través de una forzada iluminación.

Es curioso ver como una imagen tan simple como esta pueda contener tanto significado, y solo basta con detenerse a mirar detalladamente e interpretar los detalles.

Luis Javier Gayá: Constructor de aviones

El 5 de noviembre del 2015 tuvo lugar en la Casa de Vacas del Parque del Buen Retiro de Madrid, la 82ª edición del Salón de Otoño. Este acontecimiento anual lo organiza la Asociación Española de Pintores y Escultores, con el patrocinio de la Fundación MAXAM, y se trata de una de las convocatorias más antiguas y prestigiosas que se celebran en España.

A diferencia de los años anteriores, éste está marcado por dos aspectos. Uno es la alta participación de artistas, más de 200 participantes, que además de una gran calidad artística, combinaban arte vanguardista y tradicional. Además, en comparación con otras convocatorias, se observa un incremento en el número de esculturas presentadas al concurso.

El segundo factor a destacar es el gran jurado con el que ha contado para esta edición, el cual estaba formado por: el Director de la Fundación MAXAM, Rafael López-Sors; José Vicente Moreno, también miembro de MAXAM; Antonio López, pintor y escultor; Julio López Hernández, escultor; Eduardo Naranjo, pintor; Rafael Canogar, pintor; Javier Rubio Nomblot, crítico y comisario de arte; y Tomás Paredes, Presidente de la Asociación Nacional de Críticos de Arte.  Esta cúpula del arte español, estuvo acompañada por José Gabriel Astudillo López, Presidente de la AEPE y por la Secretaria General de la AEPE Mª Dolores Barreda Pérez, ambos como representantes de la Asociación que organiza éste certamen, sin posibilidad de votar en la elección. Todas las decisiones que se tomaron aquel 21 de octubre, el día que se reunió el jurado, hicieron  que el 82 Salón de Otoño fuera un éxito.

La obra ganadora de ésta edición fue la de Luis Javier Gaya Soler, titulada Constructor de aviones, que obtuvo dos galardones: el Premio El Corte Inglés y la Medalla de Pintura “Eduardo Chicharro” de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

En este óleo sobre tabla de gran tamaño (160 x 170 cm), vemos cómo el autor ha trabajado con un detallismo exquisito, el momento en el que se están construyendo unos aviones en la línea de montaje. En la imagen aparecen representados tres aviones, el principal es el que se encuentra en primer plano, que por el uso de la perspectiva central, lógicamente es el de mayor tamaño, todos ellos, al encontrarse en una línea de montaje están rodeados por andamios.

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Tanto en la parte superior como en la inferior, hay dos bandas, de menor tamaño, que parecen estar enmarcando la obra principal, que se encuentra en el centro. Tanto en la franja inferior como en la superior aparece el mismo molde central, que es un rostro deformado, mientras que el fondo de ambas cambia. En el fondo de la banda superior aparecen representados una serie de automóviles antiguos en la ciudad, mientras que en el fondo de la inferior, aparecen una serie de personajes que parecen estar simulando o recordando algún conflicto.  El autor, en ésta obra ha usado una tonalidad de colores tierra aplicados con una pincelada no muy suelta. Además cabría mencionar que el objetivo del autor era dar mayor importancia a la línea antes que a la mancha. Estos aspectos hacen recordar  al espectador una fotografía de época. Esto hace que al mirar la obra el visitante se trasladé a esos años pasados en los que esos tipos de vehículos eran una novedad, y que de alguna manera, les venga también a la mente otra serie de cosas referentes a aquella época, como: manera de vestir, el tipo de  ciudades, las primeras cámaras de fotos, etc.

Curiosamente, podría decirse que el autor hace referencia a la importancia de la fotografía en la pintura. La fotografía les permitía captar con total fidelidad las luces efímeras de los paisajes y el quehacer cotidiano de la gente, en contraposición de la pintura que representaba el color, cosa que la fotografía en aquella época no podía hacer. Esta referencia se basa en el guiño que hace Luis Javier Gaya Soler a la fotografía, convirtiendo una imagen fotográfica en una pintura. El invento de la fotografía, no fue muy bien reconocido artísticamente, pero gracias a la aparición de movimientos artísticos que defendían la importancia de esta en el arte, la fotografía se hizo un hueco.

Cristina Gamón: 51 Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura

Por segundo año consecutivo, se ha celebrado el Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores, que junto con el certamen del Salón de Otoño, es uno de los eventos más importantes y antiguos que organiza esta institución. La exposición tuvo lugar el 4 de febrero del 2016 en la Casa de Vacas del Parque del Buen Retiro de Madrid, y contó con el patrocinio de Google.

Este año ha celebrado su 51 edición, y para la selección de obras tuvo un jurado sin igual, formado por entidades muy importantes del mundo del arte, pintores de la talla de: Rafael Canogar, Eduardo Naranjo y Alejandro Aguilar Soria. También estaba el periodista y escritor, Javier Sierra; el representante de Google, Antonio Vargas; la directora de Xtrart y de la Fundación FIART, Alma Ramas; el director de Art Madrid, Alberto Cornejo Alcaraz; y el presidente de la Asociación Nacional de Críticos de Arte, Tomas Paredes. También estaban el Presidente de la AEPE José Gabriel Astudillo López y la Secretaria General, también de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, ambos con voz pero sin voto y en representación de la entidad organizadora del evento.

Todas las decisiones que se tomaron aquel 19 de enero del 2016, el día que se reunió el jurado, hicieron que la 51 edición del Premio Reina Sofía fuese un éxito, tanto por la calidad de la exposición como por el número de visitantes que acudió a verla.

La obra ganadora de ésta edición fue la titulada «Infinito 45», de Cristina Gamón, que fue premiada con 10.000 euros.

En éste metacrilato trabajado con técnica mixta (125 x 200 cm), la joven artista valenciana muestra una expresión de color y un juego de formas que articula una abstracción expresionista fluida, a través de la cual muestra al visitante una de las múltiples realidades de la pintura abstracta.

Los colores cálidos y vivos, que se encuentran en continuo movimiento, recuerdan a las formas que dejan las olas al romper en la arena. Éstos, llaman la atención del espectador y lo atrapan de tal manera que hacen que se sienta cómodo viendo como los colores (rojo, magenta, negro, blanco y amarillo) se mezclan unos con otros en la obra y crean diferentes matices, o incluso intentando descifrar algún elemento reconocible en la pieza.

Podría decirse, que el color negro puesto en la parte central de la obra y los colores blancos en la parte tanto inferior como superior de la pieza, hacen que pueda dar la sensación de que se trata de un túnel, lo cual, da profundidad a la obra. O incluso, por la manera en la que ha trabajado la obra la artista que se trate de una especie de galaxia, en la que la zona oscura es la más leja y la clara la más cercana.

Cabe destacar, que el soporte, en este caso, tiene su significado, la artista lo utiliza porque el metacrilato es el soporte icono de la contemporaneidad, y a través de él ha conseguido fusionar el pasado, que podría decirse que es la técnica, con el presente, que como se ha mencionado anteriormente, es el soporte.

También es interesante mencionar los huecos, espacios vacíos, que hay en el lateral superior izquierdo y derecho de la obra, a través de los cuales pone de manifiesto el artificio de la pintura, elemento que ayuda al espectador. Podría decirse que son como las comas en la escritura, ya que gracias a ellos, el espectador puede “coger aire” para seguir contemplando la obra, elemento muy útil para que la obra no supere al espectador, y el visitante se sienta cómodo observándola.

Por último, felicitar a todos los concursantes, a la Asociación Española de Pintores y Escultores y a los miembros de jurado, que han conseguido que esta edición número 51 fuese un auténtico éxito en todos los aspectos. Todos ellos han hecho que el Premio Reina Sofía sea uno de los acontecimiento que marca la agenda cultural de éste país y que ganarlo suponga un gran logro en  los currículums de los artistas.

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